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Un Cuento Antes de Morir por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Primero agradezco a esas bellas personas por apoyarme en este fic y como lo prometí, aquí el capítulo 3 para todos ustedes.

Espero también que... ¡¡¡QUE NO ME MATEEEEEN!!! SHAKA ME OBLIGOOÓ YO NO QUERÍAAA

Shaka: ¬¬

Bueno etto.., espero que les guste el capítulo y sino, son bienvenidos a escribir un review gracias.

Saint Seiya no es mio y el capítulo se llama "Hechizo" por la canción de Anabantha cuya lettra aparece en aquí.

a leer.

"Hechizo."

 

 

Mu llegó hacia su templo desconsolado con las lágrimas desbordando como caudales de sus hermosos ojos verdes.

Se sentía morir cuando recordaba lo que había visto minutos atrás. No podía creer que Saga, el dueño de su amor, hubiera jugado con él de esa manera tan… tan… indiferente sin importarle lo que él fuera a sentir por su causa. Él, que se había entregado con inocencia e infinito amor a pesar de su miedo, predominó todo ese sentimiento puro que tenía únicamente para el gemelo mayor y a éste ni le había importado.

Ingresó a sus aposentos cerrando de un fuerte portazo la puerta, lo que hizo templar los antiguos muros. Lloraba desconsolado ahogándose con sus propios jadeos dolorosos en esa soledad que el mismo irrumpía

—Quisiera odiarte Saga... pero no puedo… Te amo demasiado… —susurraba de forma ahogada mientras se sentaba en la cama hasta topar la espalda a la fría pared, abrazando sus piernas hundiendo su rostro entre ellas— Quisiera morir en este mismo instante para no sentir este dolor que me está matando lentamente desde adentro…

Mu ya no podía más. Sentía que el aire le faltaba pero se vio obligado a interrumpir su bajo monologo al sentir una presencia dentro de la habitación, ahí con él.

 

 

Sufrir hasta el fin de un cruel destino, 
huir de aquí y romper tu hechizo. 

 

 

Con total extrañeza, alzó su rostro lloroso para mirar de frente al dueño de aquella energía que ya conocía de hace mucho. Así que con total asombro y mucha molestia le cuestionó:

—¿Qué haces tú aquí? —ese tono era por demás dolido y quebrado, cosa que al otro no le pasó desapercibido.

—Tenía que verte. Hay mucho que desde hace tiempo he querido decirte y otras cosas más recientes de las que debes enterarte y creo que es el momento —respondió tranquilamente acercándose más a la cama.

—¡No te acerques Shaka! ¡O no responderé! —Mu se había puesto a la defensiva al sentirse amenazado por lo cual no iba a permitir que el rubio se burlara de él y menos en su propio templo.

—No vengo a pelear, si es lo que crees —lo miró fijamente a escasos pasos de distancia.

—¡No me importa! Solo… ¡Quiero que te largues! ¡Tú me quitaste lo que más quería! Te odio Shaka…

Aquellas palabras habían sido pronunciadas con profunda rabia por el peli-lila. Poniéndose de pie rápidamente, el lemuriano se encaminó hacia la puerta de la habitación con la intención de botar al oji-azul. Pero Shaka lo tomó al tiro de uno de los brazos, jalándolo bruscamente hacía sí, impidiéndole a Mu avanzar. El semidiós rodeó la cintura estrecha del menor con sus fuertes brazos de manera firme a lo que Mu colocó sus suaves manos sobre el bien formado pecho del hindú.

—¡Déjame! ¡Suéltame! S-Shaka… —el carnero se vio apresado por el de Virgo. Trataba de que el mayor lo dejara y se fuera, pero tal parecía que el de ojos azul cielo no planeaba lo mismo.

—¡Quédate quieto y escúchame bien! —exigió Shaka molesto dándole a Mu un fuerte apretón que provocó que el de Aries gimiera de dolor y molestia.

—M-Me las-timas —gimoteó el oji-verde bajando la mirada, apoyando su frente en el pecho de su rival para esconder su rostro compungido y desencajado por lo adolorido que estaba.

Shaka estaba tratando de ser suave con Mu. Pero el Primer Guardián no estaba colaborando en lo absoluto, lo que sin duda complicaba su tarea.

—Entonces quédate quieto. No quiero seguir lastimándote, solo quiero que me escuches Mu —el rubio suavizó su agarre sobre el menor haciendo que éste alzara sus verdes pupilas. Realizando así un encuentro entre azul cielo y verde jade encontrando en el otro su propio reflejo.

—E-Está bien… te escucho... —el carnero aceptó escuchar a Virgo pero éste no lo soltó.

—Quiero explicarte lo que viste —el hindú suspiró para luego proseguir—… Me enteré de los sentimientos de Saga hacía mí, hace dos semanas atrás aproximadamente —el mayor hablaba y Mu lo miraba atento—. Yo no amo a Saga, ni siquiera me gusta. Me le acerqué porque sabía que te haría sufrir a ti, pues estaba al tanto de lo que sentías por él y luego supe lo de su relación y… —narraba, pero fue interrumpido abruptamente.

—¿Qué te he hecho yo para que me lastimes tanto, Shaka? ¿Qué? Por favor dímelo porque no lo sé... —ante aquellas interrogantes, los ojos verdes se llenaron de gruesas y cristalinas lágrimas, mirando los espejos azules del Sexto Caballero frente a él.

Con mucha seguridad Shaka respondió:

—Te hago daño porque te amo… te amo y te castigo por no amarme como yo lo hago por ti. Por no ser Saga para que sueñes conmigo, porque no deseas mi calor o mis labios tanto como los de él.

Mu se esperaba que el rubio le dijera de todo, pero nunca se esperó aquello que estaba escuchando y que su rival le estaba diciendo con tanta seguridad. Que incluso lo hacían sentirse como un niño regañado ante alguna travesura.

 

 

 

 

 

Desde el cielo, un tormento 
en mi cuerpo, el veneno. 
M
i alma triste, va muriendo...

 

 

 

—¿¡Q-qué!? —sin duda Aries estaba impactado— Pero no tiene ningún sentido… ¿Cómo vas a amarme si me odias? Además me has hecho muchas cosas que me han hecho dudar si en realidad nos apoyaremos como compañeros en una calamidad.

—Te odio porque te amo y te amo porque te odio. Ni yo mismo entiendo, solo sé que te quiero para mí. Quiero que seas mío y que me llames a mí en lugar de a Saga, yo puedo dejarlo con tal de estar contigo —hablaba el budista de manera seria, acercando más su boca a la del otro Caballero. Pero Mu lo impidió moviendo el rostro hacia otro lado.

—¡NO! Déjame Shaka, yo no puedo amarte ni puedo permitir que le hagas daño a Saga yo lo amo a él y solamente a él.

Al escuchar esta declaración. Shaka agarró con fuerza a su compañero para arrojarlo en la cama con violencia. Acto que tomó por sorpresa a Aries para luego ser sobrepasado por el miedo. El de ojos azules se había puesto sobre él en la cama para luego forzarlo a un salvaje beso que a Mu le costaba romper y debido a los nervios que tenía, no podía concentrarse para tele-transportarse a otro sitio lejos del rubio por lo que se encontraba a su completa merced.

Al quedarse si aire, Shaka se separó del menor con los labios rojizos mojados y la respiración agitada.

—Mu, mi hermoso Mu, serás mío, solamente mío seré dueño de ti —decía por demás decidido el de Virgo, aprisionando las muñecas de Mu a cada lado de su cabeza.

—No, no Shaka por… fa-vor… ahh —el de la Primera Casa comenzaba a sentir el cuerpo pesado y se sentía extrañamente cansado, sentía las piernas como fideos y la cabeza le daba vueltas sin razón. Al notarlo, Shaka habló dejando al más joven frio del terror.

—Veo que ya está haciendo efecto la hierba que puse en mis labios. En verdad que es efectiva –sonrió complacido al decir aquello, en lo que Mu lo miraba sorprendido aún con la mirada borrosa.

—¿Q-qué? ¿d-e que… ha-blas? —el pobre peli-lila ya no atinaba a nada, se sentía como un vegetal. No encontraba la fuerza para moverse, ni siquiera sentía los brazos y había comenzado a arrastrar las palabras con sobrada dificultad.

—Coloqué en mis labios una hierba poco común, la que provoca que el cuerpo se relaje. Es usada en los tratamientos médicos para los guardianes heridos o lastimados por algún ataque recibido. Te dará sueño y sentirás el cuerpo un poco entumecido, o dormido si lo prefieres así —Shaka se acercó al rostro de Mu para poder verle pelear con el cansancio que la hierba le había otorgado.

—¿P-ero si… es a-sí… por qué tú… no e-estás com-mo… y-yo...? —esa pregunta prácticamente era un débil susurro apenas audible.

—Porque antes de ponerla sobre mis labios, tomé algo antes para que su efecto quedara neutralizado y por eso no me afecta. Venía decidido a tenerte así fuera a las buenas o por las malas —acarició la mejilla suave del contrario deleitándose con su frescura, descubriendo en su recorrido, rastros de las lágrimas que él y el peli-azul provocaron—. Perdóname por hacerte llorar. Porque no quiero que llores más, he paralizado tu cuerpo, para que no sientas dolor cuando te haga mío.

Aún con el efecto de la planta, Mu pudo entender a lo que el otro se estaba refiriendo. Abusaría de él en ese estado tan lamentable, sin duda todos estaban ensimismados por que sufriera de una o de otra forma.

Con aquellas palabras en su cabeza y el efecto de aquella droga. Cayó dormido en la cama ante el control del rubio, éste comenzó a besar sus labios aunque no le correspondieran, acariciaba la cara de porcelana con adoración y delicadeza, tomaba las largas y finas manos de Mu y las sobaba con suavidad para luego besarlas con esmero.

Se movió hacia el elegante y blanquecino cuello del peli-lila donde comenzó a besar y lamer con lentitud cada parte de piel a su alcance. Acariciaba las estilizadas y largas piernas del de Aries con cuidado, de arriba hacia abajo con total cortesía, hasta llegar a una parte que no pudo pasar desapercibida por él. La virilidad del joven lemuriano era sin duda lo que no podía olvidar, sin pudor acarició sobre la ropa esa área del otro Caballero, sintiendo sus propios deseos crecer y su necesidad de poseer al bello durmiente se estaba haciendo casi intolerable hasta el punto de hacerlo creer que enloquecería.

Sin perder más tiempo, Shaka se deshizo de la túnica color crema que llevaba puesta, dejando expuesto su bien trabajado torso para seguidamente, desabrochar la cremallera de su pantalón blanco. Volvió a recostarse sobre Mu para besar de nuevo sus sellados labios. Se irguió sobre el otro para comenzar a desabotonar los botones de la camisa blanca que el oji-verde llevaba puesta, dejando ver su pecho blanco y cremoso desnudo y a su disposición. Shaka se relamió los labios ante esa imagen tan recreada en su mente en los momentos de soledad. Pero nunca se imaginó que la realidad era mil veces mejor que la fantasía que el mismo se hacía.

Sin aguantarse más. Desvistió al más joven con una delicadeza religiosa, dejándolo por fin desnudo ante él. El de la India posó sus labios sobre el pecho del otro, besando, lamiendo, chupando esos dulces y rosados pezones, proclamando esa suave piel nacarada como suya aún sabiendo que Saga había sido el primero en tocarla pero él era el primero en tocarla con verdadero amor, con devoción.

Mientras se entretenía besando la piel del cuello y pecho del contrario. Con sus largos y finos dedos, jugaba con la entrada y miembro de Mu. Acariciando de arriba abajo el dormido órgano, tocándolo con toda su mano para después pasar a sobar la masculina y sonrojada entrada con la yema de los dedos, rasgando juguetonamente con sus uñas el tramo que separaba los testículos del orificio.

Shaka descendió hacia el medio de las piernas de su dormido amor para hundir su rostro entre ellas. Sacó su lengua para pasarla traviesamente sobre el escroto del otro hombre y próximamente bajar hasta el secreto pasaje, introduciendo su lengua en esa cálida cavidad humedeciéndola con su saliva.

Al sentirla lo suficientemente lubricada, volvió a acomodarse sobre Mu para besar sus labios mientras uno de sus dedos dibujaba círculos alrededor del anillo, sin soportarlo más, introdujo uno de los dedos dentro del peli-lila. Lo que hizo que el chico diera un quedo suspiro cosa de la cual Shaka se enteró y lo hizo sonreír, comenzando así a mover su dedo en círculos adentro.

 

 

 

Ah, el silencio... 
ah, amargo tiempo... 
ah, frio eterno.

 

 

Al poco tiempo ingresó un segundo dedo que acompañado con el primero, dio inicio a un movimiento de tijeras en el otro, provocando que soltara más suspiros lo que complacía al budista. Así estuvo Shaka por un buen rato hasta que su propia hombría llegó a dolerle y considerando bien dilatado al Carnero, procedió a ubicarse estratégicamente entre las blancas piernas, colocando la hinchada y goteante cabeza de su miembro en la entrada de Mu, empujando lentamente hasta ser engullido en su totalidad por esas suaves paredes que lo estrujaban deliciosamente haciéndolo soltar una exclamación de gozo.

—Ahh por Buda… ahh...

Su respiración estaba acelerada, su pulso enloquecido y su piel nívea perlada en sudor, pudo percibir en Mu una pequeña mueca de molestia que no duró mucho, pues volvió a suspirar quedito volviendo a su expresión serena.

Esperó un momento para adaptarse a esa presión. Cuando se sintió seguro. Shaka comenzó a mover sus caderas lentamente hacia atrás para luego moverlas lentamente hacia adelante, perdiéndose en el cuerpo de su adorado Caballero quien seguía con los ojos cerrados y el cuerpo inmóvil.

Los movimientos iniciales fueron lentos pero al pasar de los minutos se volvieron más consistentes. pero no por ello menos delicados puesto que el hindú no quería lastimar al lemuriano. Besaba esos carnosos labios que invitaban a probarlos con su descarada forma acorazonada y su atractivo color rojizo. Los chupaba con hambre mientras sentía que llegaba al clímax tan ansiado. Besaba el cuello, chupándolo también creando así unas marcas rojizas que eran fáciles de notar dado la blancura de esa piel. Gemía en el oído del durmiente, extasiado entrando y saliendo del otro con más velocidad sintiendo una fuerte corriente eléctrica que atravesaba su espina dorsal, dando aviso a que pronto se descargaría. Acto que no tardó, un par de certeras estocadas más y bastó para que el espeso y caliente líquido inundara el interior del oji-verde. Shaka dio un último gemido de forma gutural mientras Mu soltó un pequeño quejido y su semblante cambio un poco por un corto momento.

 

 

Ϯ†Ϯ†Ϯ†Ϯ†Ϯ

 

 

 

—Kanon, ¿has visto a Shaka?

Saga estaba en su templo con Kanon. Había llegado junto con el semidiós después de lo ocurrido con Mu. Shaka le había aconsejado dejar solo al lemuriano pues su presencia solo terminaría de confundirlo y a la larga se ganaría el odio del Primer caballero a lo que el gemelo le dio la razón, pero ahora no hallaba al rubio por ningún lado.

—¿Mmm? Oh sí. Dijo que saldría un momento, necesitaba meditar porque había vivido muchas emociones para un solo rato —le contestó el menor desde la cocina donde se preparaba un bocadillo.

—Ya veo… —el gemelo mayor se sentó en uno de los sofás de la sala.

Saga se sentía terrible. El solo recordar la cara que tenía su Carnero cuando los descubrió… ¡Maldición! Él no quería hacerle daño a Mu, él había sido su amigo y le demostró un amor tan puro como nunca se imaginó que hubiera en el mundo. Pero él no lo consideró en el momento en que esa red de mentiras se tejió de sus propios hilos. Había hecho un muy terrible mal y no sabía cómo remediarlo, porque no quería dejar a Shaka aunque después de lo de hace poco, el rubio se comportó muy frio y distante con él. Aunque pensándolo mejor. Shaka era así con él casi siempre, solo se mostraba cariñoso cuando estaban cerca de un conocido pero en la soledad era otra historia.

Entonces Saga hizo algo que nunca nadie debe hacer con dos personas: comparó al de ojos azul cielo con el de ojos verdes.

Comparó el trato que Mu le daba: comprensión, sensibilidad, era muy amoroso, siempre estaba pendiente de complacerlo, de lo que necesitaba y de lo que sentía

Muy a diferencia de Shaka el cual casi nunca tenía tiempo para que hablaran pero cuando lo hacía sin duda el peli-azul se decepcionaba pero él siempre le mostraba amor al rubio. Llegó a la conclusión de que si el hindú no sintiera nada por él no lo hubiera dejado acercársele, por ende aún sentía tendría esperanza.

Ni siquiera se imaginaba lo que su amado rubio estaba haciendo en esos momentos.

 

 

Ϯ†Ϯ†Ϯ†Ϯ†Ϯ

 

 

Shaka ya estaba completamente vestido de nuevo. Ahora se encontraba sentado en la cama admirando a Mu quien seguía desnudo aún durmiendo, solo cubierto por su sabana. El más cercano a Dios, dibujaba el contorno de esa perfecta y dulce boca con su dedo pulgar, sintiendo la suavidad y el calor que emanaba. Como tentado, volvió a reclamarlos en un beso suave y delicado.

Se separó del bello durmiente para ponerse de pie y despedirse ya sabiendo que no tendría respuesta.

—Nos vemos luego, mi niño.

El Sexto Guardián salió de la habitación. Atravesó el templo y lo abandonó así como al Segundo, cuyo residente se encontraba entrenando. Fue sigiloso, cuidando que nadie lo viera. Llegando de esta forma al Tercer templo: Géminis.

—Shaka, mi amor, Kanon me dijo que necesitabas tiempo a solas —el griego se puso de pie al sentir al de Virgo entrar en su casa, sin perder tiempo fue a su encuentro.

—Sí —respondió en tono frío—. Salí a caminar, ahora solo necesito estar en mi templo, necesito pensar muchas cosas. Te veré luego —fue todo lo que dijo de forma apática yéndose hacia su templo sin esperar más de su “novio.

—Claro...

El geminiano lo vio partir. Saga estaba pensando seriamente si la decisión que había tomado había sido la correcta. No pensó que la relación con el Sexto custodio fuera tan simple, tan diferente a la que tenía con Mu. Además él en el escaso mes que estuvo con el ariano, le había tomado un poco más de cariño y lo veía más hermoso de lo que antes lo consideró. ¿Será qué…? ¿Se había enamorado del discípulo de Shion y ni siquiera se dio cuenta? ¡No! Sería por demás estúpido que eso ocurriera a estas alturas de la vida y más luego de que Mu supiera que era parte un juego cruel.

 

 

 

Ah, poco a poco 
se marchita el alma mía...

 

 

 

Dos templos más arriba. Un apuesto rubio cenizo daba un sonoro suspiro sentado en las escalinatas que daban hacia Virgo.

Aioria pensaba en su peli-lila tormento, cuando sus pensamientos fueron interrumpidos por una figura que subía los peldaños, también pensativa en lo mismo que el otro joven.

Shaka pasó escaleras arriba sin siquiera mirarlo. Tan metido iba en sus recuerdos de lo que ocurrió en el Primer templo minutos atrás. El sabor de los labios de Mu sin duda lo habían hechizado, la suavidad de sus cabellos entre sus dedos era una sensación que no podía describir pues para él era lo más bello que hubiese tocado.

El Leo se volteó para mirar a su vecino, quien se perdía en las escaleras hacia el Sexto recinto de la orden. Tomándolo como algo sin importancia. Aioria volvió a lo suyo, dejando escapar de su garganta un nuevo suspiro pero éste fue escuchado por una pareja que bajaba en ese momento ajena a todo lo que acontecía.

—Aioria ten cuidado que con esos suspiros mandarás a más de uno a volar —oyó que le decían de forma risueña lo que le hizo ponerse de pie y ver al que le había dicho aquello que claramente era una inofensiva broma.

—Cállate bicho. Además tú no puedes decir nada porque los suspiros que das por Camus son más sonoros que los míos —sonrió victorioso ante el sonrojo y la cara de molestia de Milo, mientras Camus lo veía asombrado y divertido.

—¿Es verdad eso, Milo? —indagó el Caballero de los Hielos alzando una aguamarina ceja.

—Maldito Aioria, me las pagarás… —refunfuñó el escorpiano negándose a ver al aguador a la cara.

Camus cambió de tema para alivio del griego peli-azul.

—No le hagas caso, a veces ni yo entiendo a Milo. Me venía diciendo que quería verte porque quería decirte algo así que ya que te vemos, los dejaré hablar. Milo te esperaré en la entrada del Santuario —informó el peli-aguamarina bajando algunos escalones.

—De acuerdo, Camie —Milo se volteó hacía al de Leo—. Debemos hablar, Aioria.

—Te escucho. Ven, entremos a mi templo —Milo asintió y siguió a su amigo hacía el interior de la Quinta casa donde podrían hablar en privado.

 

 

Ϯ†Ϯ†Ϯ†Ϯ†Ϯ

 

 

Todo era silencio en la habitación. No se oía más sonido que el de las sabanas al moverlas. Estaba solo y se sentía descansado aunque al sentarse sobre el colcho, su parte baja le dio una punzada de dolor. Se descubrió desnudo y entonces rompió a llorar recordando las palabras que el rubio le dijera ante de caer en el sueño hechicero que Shaka llevaba en sus labios.

—“Perdóname por hacerte llorar. Porque no quiero que lores más, he paralizado tu cuerpo, para que no sientas dolor cuando te haga mío.”

Esas palabras dichas con tanta calma y dulzura le crisparon la piel. Si estaba desnudo y le dolía cierta parte de su cuerpo, eso quería decir qué… No, tenía que estar seguro. Se llevó una mano a su parte baja, al subirla y ver su palma cubierta con un líquido blancuzco y viscoso sus ojos se abrieron como platos y se sintió tan miserable que quisiera que la tierra se lo tragara… Shaka… lo había violado.

 

 

Notas finales:

Gracias por seguir el fic y por sus reviews. Esto me ha ayudado a seguir. Hasta el capítulo 4


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