El sonido del agua caer en la ducha se detuvo.
La pequeña hada dejó de revolcarse en la ropa de Minho para regresar a la pequeña habitación que se había construido, que consistía en una cama, ésta era una lata de sardinas con un par de calcetines de Minho dentro para simular su colchón, un pequeño frasco de crema para las manos que Minho ya no ocupaba pasó a ser su escritorio y una pequeña lucecita led era su lamparita. Todo, dentro de una caja de zapatos con una “puerta” que Minho recortó.
Que siendo sincero; Taemin no necesitaba esa puerta porque podría entrar a la caja volando, pero decidió no decirle ese dato a Minho porque lo vio muy emocionado intentando construirle un espacio.
Taemin elevó su rostro para seguir sintiendo el aroma de Minho, su olor natural era el más masculino y sensual que en su vida había olido la hada.
Olió la desnudez de Minho, relamió sus labios ansioso sintiendo como su cuerpo comenzaba a prepararse, de nuevo.
De su frente comenzaban a brotar pequeñas gotas de sudor, su pequeña mano viajó por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna, logrando tocar su miembro que comenzaba a elevarse y a llenarse más y más de sangre.
Usó sus alitas hasta llegar a la cama, se metió dentro del calcetín, cubriéndose hasta el cuello.
Flexionó sus rodillas y comenzó a estimularse.
La perilla de la habitación de Minho se giró y él entró con la toalla en la cintura, con su cabello goteante de agua.
Minho caminó hacia su closet para sacar la ropa que usaría, un conjunto deportivo y cómodo para terminar la tarea y dormir. Sacó una playera blanca de manga corta, la que se colocó y sintió húmeda en la espalda. Se retiró la toalla y tomó un pantalón holgado, notó la figura del cuerpo de Taemin en las prendas que estaban limpias sobre su cama.
-¿Taemin?- preguntó Minho atando el cordón del pantalón, luego tomó la toalla para ponérsela en los hombros y así evitar que su playera siguiera mojándose.
Caminó hacia su tocador para tomar los productos para el cabello, pero antes de siquiera buscar la crema para peinar notó que Taemin estaba dentro de su cama.
-¿Estás bien?- preguntó porque sus mejillas estaban rojas y sudaba bastante. –Oye, no te puedes enfermar.- dijo Minho acercándose a la habitación de Taemin, fijando su mirada en el diminuto cuerpecito del hada, notando sus rodillas elevadas y un incesante movimiento en su entrepierna.
De nuevo.
-Oye.- susurró Minho, haciendo que Taemin entreabriera sus ojitos. –Ya habíamos hablado de esto.- dijo ignorando que la hada tuviera una urgencia por su cuerpo, Minho sólo buscaba con la mirada los hisopos para asearse los oídos. –Creí que estarías construyendo algo, como siempre.- haciendo sus cositas con botones, hilos u hojas.
Tomó un hisopo y tras mirar que el algodón estuviera perfecto, continuó a introducirlo en su oído para limpiarlo.
Pero antes de hacerlo se detuvo.
Miró a Taemin que no dejaba de estimularse.
Dudó.
-Taemin.- se acercó a él, tomó el borde del calcetín para levantarlo haciendo que Taemin terminara por caer dentro.
La idea de estar siendo capturado le gustó, de inmediato Taemin se sintió como ese día en el que había quedado atrapado en una tela de araña, entonces su erección aumentó.
Con el hada dentro del calcetín fue hasta su escritorio, vertió el sentido del calcetín dejando caer a Taemin sobre sus pompis.
Tomó las diminutas caderas del hada para girarlo y ponerlo bocabajo. Jaló los pequeños calzoncitos que estaban enrollados en los muslos de Taemin y terminó por sacárselos.
La estrecha entrada del hada se dejó ver como se dilataba al ritmo de la respiración de Minho, compaginándose, mostrando el interior rosado oscuro de Taemin.
La yema del dedo índice de Minho se deslizó por los muslos del hada hasta llegar a su esfínter anal, en donde se detuvo para tocarlo.
-Ah~- escuchó el tenue gemido del hada.
El hisopo que estaba en la mano de Minho se dirigió hacia esa pequeña entrada.
La cabeza del hisopo se perfiló contra el cuerpo del hada, que no dejó de mover su cadera, marcando un suave vaivén.
Poco a poco la cabecilla de algodón se fue introduciendo a su cuerpo. Sus pequeñas manitos se hicieron puños sintiendo como el hisopo iba más adentro en su cuerpo. Minho no retiraba su mirada de ese anillo muscular que iba cediendo ante el hisopo.
-Ah~ para~- Minho detuvo su mano dejando de penetrar al hada.
-Lo siento.- susurró Minho comenzando a mover el hisopo. –No sentí que te estaba lastimando.-
-No, no.- susurró Taemin llevando sus manos a sus pompis, separándolas, abriéndolas más para que Minho pudiera tomarlo de menos con el hisopo. –Sigue haciéndolo~-