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Hoy no por BlackMarionnette

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Notas del fanfic:

No es de mi completa autoría, sólo fue traducido y modificado con la autorización de la creadora. 


Créditos correspondientes a ella.  
 

Notas del capitulo:

 


Todo es narrado desde el punto de vista del cachorro. 

Aquella mañana él se quedó en la cama.  De nuevo. No importaba todas las veces que volviera a verlo, parecía forzar sus ojos a estar cerrados tal como si supiera que el abrirlos significaría dar paso a una sonrisa en sus labios.

Parecía negarse a los pequeños momentos de felicidad que pudiera obtener, y yo insistía en volver a él. 

Aquella noche la pasé completa sobre sus piernas, me pateó un par de veces, mas sé que ello fue sólo resultado de sus pesadillas. Él nunca me dañaría; sólo por eso permanecí ahí sin hacer ruido alguno.

Aquella mañana, él se quedó en la cama. Me subí de un salto hasta su almohada pero lo único que hizo fue cubrirse con las mantas hasta más arriba de la cabeza.

Era una mañana brillante, y yo sabía que él odiaba la luz. De haber podido habría cerrado las cortinas sabiendo que olvidó hacerlo la noche anterior, pero no soy lo suficientemente alto.

Y si tan sólo lo fuera, habrían un montón de cosas que haría por él.

Cuando me acerqué un poco más a su almohada intenté inmiscuir mi nariz bajo las mantas, pude sentir cómo se resistía, entonces comencé a rasguñar hasta que por fin dejó ver un poco de su rostro: sus ojos estaban abiertos, mirándome con un poco de molestia, mas la calidez nunca se iba de ellos por completo. Lo oí suspirar por debajo de la tela hasta que finalmente la levantó, de inmediato aquello se convirtió en una cueva larga y oscura en la cual me interné pegando mi cabeza a la suya, no quería ir muy lejos.

Aún olía a alcohol, pero no me importó, yo tiendo a oler peor en nuestras salidas al exterior. Sabía que estaba despierto incluso después de que volvió a cerrar los ojos, y sabía que probablemente no podría volver a dormir por ahora. Con un pequeño resoplido empujé mi nariz más cerca de su cuello y aquellos cabellos decolorados, escuchando finalmente un primer sonido proveniente de él, algo así como un gruñido.   «Deja eso...»   Sólo me detuve cuando una mano llegó a acariciar mi costado y frotar la parte superior de mi cabeza, entonces bostecé y la apoyé sobre la almohada junto a la suya, manteniendo mis ojos en él todo el tiempo.

Tomó un momento que volviera a separar los párpados de nuevo, y la misma manó rascó tras mis orejas un ratito.   «Necesitas salir, ¿uh?»   Reconocí esas palabras de inmediato, mi cabeza voló de la almohada y mi lengua escapó de mi boca. No soy muy fan de las caminatas, pero he estado esperando toda la noche para salir. Aunque bastó ver la tensión en su rostro para darme cuenta que sería en la jaula donde terminaría y no afuera como deseaba.

Me levanté en cuanto percibí un cambio, pero en lugar de salir de la cama simplemente llevó la manta nuevamente hasta más arriba de su cabeza. Me quedé ahí, jadeando, empujando su hombro con mi nariz, luego intenté trepar a su lado sin tener mucho éxito, no reaccionaba, ni siquiera por lo molesto que estaba siendo al intentar llamar su atención. Hasta que lo escuché hablar.   «Aléjate...»   Era un tono que conocía bien, era un tono que venía escuchando mucho últimamente.

Volví a acercarme un poquito pero cuando lo vi sentarse con la espalda recta, mirándome, lo único que pude hacer fue correr fuera del colchón, mas cuando llegué al umbral de la puerta me volteé a verlo, ya estaba de vuelta bajo las mantas, y oí un sollozo.

Volteando lentamente decidí ir a mi pequeña cama junto a la suya, cogí el pequeño peluche de tiburón que él me había dado y volví a emprender una carrera para subirme de un salto al colchón del lado al cual él daba la cara. Rasqué un poco sobre la manta y al parecer no ponía resistencia alguna, ya para cuando logré ver su rostro, empuje el peluche cerca de él.

Sus ojos estaban completamente húmedos, y el agua continuaba saliendo de ellos, ya había visto esa imagen antes, mas últimamente parecía ser cada vez más frecuente.

Ya no jugaba conmigo como lo hacía antes, pero yo me mantenía a su lado todo el tiempo. Sabía que sería el primero en saber si se sentía mejor o no, así que siempre me quedé resguardando, sólo por si acaso   «Hoy no…»   Pero no le hice caso.


Con la cabeza inclinada jadeaba un poco, consiguiendo que de nuevo me mirara. Con mi nariz empujé en tiburón contra su cara hasta que no tuvo más opción que tomarlo, lo oí suspirar pero el agua continuaba saliendo de sus ojos, entonces, lanzó el peluche hasta el otro lado de la habitación y yo me aceleré desde el colchón, atrapándolo con mi boca. Estaba jugando conmigo, por fin, mas cuando me volví de nuevo hacia la cama su cabeza estaba nuevamente cubierta por las mantas.

Salté sobre el colchón y caminé hacia su almohada, puse el peluche contra su cabeza y me acurruqué a su lado, de espalda justo a su nuca. Suspiré.

Intenté de nuevo luego de un rato levantar las mantas, pero todo lo que pude hacer fue meter mi cabeza debajo y pegar mi nariz a sus mechones rubios. Una mano apareció desde la cueva larga y oscura que la manta formó, y me acarició un poco, mas parecía estarle requiriendo demasiada energía, tal como todas las otras mañanas.

Lo seguí intentando sin darme por vencido, me empujó un par de veces, pero nunca hasta el punto de lastimarme, dado que lo que en verdad me lastimaba era verlo cada vez con menos y menos vida. Intenté llevarle más juguetes pero él los alejaba, o los lanzaba una vez y luego ya no más.

A veces pasaba largas tardes fuera y yo intentaba llamarlo tal como si pudiera lograr hacerlo venir en cualquier momento,  ya para cuando llegaba olía a alcohol y sólo se dejaba caer sobre el colchón.


Eso se estaba volviendo más frecuente cada vez.   Y aunque sentía estaba herido, yo hacía lo posible para intentar ayudarlo, incluso llegando a ser molesto, porque a pesar de todo él era un buen dueño, y yo continuaría haciendo lo posible por hacerlo sonreír.
Notas finales:

 


 


Gracias por leer. 


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