-"'- Lago Negro (Antes de la llegada de Harry) -'"-
Draco secaba sus lagrimas como podía mientras pequeños sollozos abandonaban sus labios, se había confesado al Gryffindor para terminar como siempre lo sospecho... siendo rechazado por este y huyendo como un total cobarde para no enfrentar la mirada llena de desprecio y asco que seguramente recibiría del azabache sino hubiera huido.
-Siempre llorando, eres tan patético y débil- escucho la calmada de voz de una mujer, que rápidamente reconoció como la de su madre.
-Madre...
-No me llames así- interrumpió con la ira contenida en sus palabras- mi hijo era Caleb... tu lo que eres es un asesino- expreso con odio- tu lo mataste.
-Yo no...
-Tu si- hablo mientras se quitaba la capa de la cabeza, dejando al descubierto su pálido rostro iluminado solo por la luna, silenciosa testigo de la escena que se llevaría a cabo- desde que ambos estaban en mi vientre lo odiabas, lo se muy bien, siempre has sido tan poca cosa, no podías soportar que el si fuera amado, mientras tu... ¿quien podría amar a alguien tan lamentable como lo eres tu?- pregunto con la burla y el veneno impregnados en su voz.
-Papá... el...
-Lucius solo soporta tu presencia, es decir, ¿que mas le queda?, tu no eres bueno en nada... solo eres una vergüenza para el apellido Malfoy.
-No es cierto, padre... el...
-¿Como podría amarte?, no eres bueno en nada, ¿estudios? una asquerosa sangre sucia te supera, ¿quidditch?, ¿poder mágico?, ¿defensa contra las artes oscuras? en cualquier cosa Harry Potter un asqueroso mestizo es mejor que tu- continuo arremetiendo con palabras llenas de odio hacia el rubio, que solo la observaba con profundo dolor- acéptalo Draco... tu eres nada.
-Yo...
-Caleb podría haber sido todo, el debería haber sido todo- comenzó nuevamente a hablar la mujer, con la mirada perdida y divagando- tenia un futuro, la sangre correcta y el poder mágico necesario para ser alguien en la vida, pero tu... - hablo volviendo su mirada furiosa al menor- truncaste su destino maldito engendro, ¡Tu mataste a mi Caleb!.
-Yo no quería...- hablaba Draco dejando correr las lagrimas, su madre siempre era así con el, siempre lo culpaba de la muerte de su hermano, nunca le había revelado la historia completa de la muerte de Caleb o porque su padre no tenia conocimiento siquiera de su existencia, pero desde el momento que tubo uso de razón, desde el mismo instante que comprendió las palabras susurradas que ella decía junto a su cuna, supo que... el había matado a su hermano y por ello su madre lo odiaba.
-Tu vida se esta acortando, debes haber notado el cambio en tu ser, no creo que seas tan inútil como para ni siquiera notar eso- hablo con desprecio y burla- la magia que hace años le robaste a tu hermano se esta acabando y tendrás que pagar el precio por haberla poseído.
-No lo entiendo, yo...
-El sacrificio de tu hermano te dio años de poder, mas específicamente 18 años, al cumplirlos deberás renovar el trato o de lo contrario morirás- contesto sus dudas con el odio aun presente en su voz, solo de recordar el suceso sentía una ira terrible contra aquel engendro que había osado tomar un poder que ella había destinado para su Caleb- dime Draco... ¿harás el sacrificio?, ¿mataras a un inocente para conseguir mas años y no perder tu poder?
-¿De que hablas madre?- pregunto el rubio sin entender las palabras de su madre, ¿poder?, ¿sacrificio? simplemente no entendía nada.
-Hace años hice un hechizo de magia antigua en la que ofrecía tu vida para que la madre tierra le brindara sus poderes a mi Caleb, mi niño había nacido para ser un líder, su sangre... el propio poder mágico que poseía era increíble, podía sentir como mi Caleb tendría un futuro glorioso- hablaba perdida en sus pensamientos- cuando los sentí a ambos creciendo en mi vientre era magnifico, sentía como mi Caleb me brindaba su magia, el cuidaba de mi, pero tu...- lo miro con ira- eras un monstruo desde el momento en el que te formaste, robabas mi magia hasta dejarme casi sin nada, los médicos me decían que era normal que los bebes consumieran magia, pero no podía comprender como mi Caleb no era así, eras tu... estaba segura, eras un demonio que no merecía vivir, pero entonces... encontré ese hechizo, no podía permitir que algo como tu existiera pero llevabas mi sangre así que primero realice aquel hechizo y separe la magia y poder de ustedes, en ese entonces el estúpido de Lucius empezó a brindarme su magia para compensar mi núcleo mágico que se debilitaba contigo, así que desde ese momento tu solo vivías por la magia de Lucius y si esta se agotaba no me importaba pues no podías tomar de la mía, mientras mi Caleb estuviera bien no me importaba si vivías o morías.
-Entonces yo...
-No eres mi hijo, al pasar de los meses no soportaba la idea de que tu estuvieras en nuestras vidas, debía sacarte del medio y entonces di con ese nuevo maravilloso hechizo, mediante ese ritual Caleb obtenía los poderes de la madre tierra y tu morías sin dejar rastro alguno de tu existencia al ser un sacrificio- contó la mujer sin ninguna clase de remordimientos por sus actos, pero de un momento a otro su mirada se volvió nuevamente oscura y maligna- pero todo salio mal, la estúpida magia te eligió a ti y mi Caleb fue consumido en vida como el sacrificio necesario para brindarte los poderes que después encerré en ti.
-Como es que... ¿padre no sabe esto?
-Cuando decidí tu destino logre que los medimagos que me atendían le informaran que había sido un error y no esperaba gemelos, que simplemente el bebe consumía tanta magia que pensaron podría tratarse de 2 niños- explico con aburrimiento sus acciones pasadas- ahora lo importante querido Draco es... ¿a quien mataras para poder sobrevivir?
-Yo no soy un asesino, no podría...
-Entonces... ¿aceptaras tu muerte?
Draco veía la satisfacción en el rostro de aquella mujer que por tantos años creyó era su madre, no podía creer que esa mujer había sido capaz de causar tanto daño y todo por sus ansias de poder, porque no lo engañaba... todo había sido por ella, tal vez amara a Caleb, pero Narcisa solo había pensado en ella al exponerlos a ese hechizo sin mas, "Caleb" ahora lamentaba aun mas el destino tan cruel que le había tocado a su hermano, no merecía haber acabado así, solo siendo desintegrado y desapareciendo de la faz del mundo, como si nunca hubiera existido, como si su paso en el mundo jamas hubiera ocurrido.
-¿Que harás Draco?- volvió a cuestionar Narcisa, necesitaba una respuesta, o aun mejor... necesitaba convencerlo de irse con ella, no podía permitir que los demás encontraran una forma de salvarlo, el debía morir así como lo había hecho su Caleb.
-No creo que te importe que haga con mi vida, pero... me iré- contesto decidido Draco, por lo que decía su ma... Narcisa, no había escapatoria para el, no podía sacrificar a nadie para vivir y tampoco quería permanecer junto a sus seres queridos obligandolos a ver como poco a poco se iba consumiendo, le quedaba menos de 1 año de vida y no deseaba que nadie sufriera por ello.
-Ven conmigo- hablo Narcisa- me lo debes, me quitaste a Caleb, merezco tener el placer de ver como poco a poco la vida te abandona, ¡Me lo debes!- exclamo enojada.
Draco se sentía sin fuerzas, rechazado por Harry y ahora con una verdad tan cruel e inevitable frente a sus ojos, solo asintió.
-Hagamos un juramento inquebrantable- propuso Narcisa- no quiero que después te arrepientas y te quedes o te marches sin mi.
-No pienso hacer un juramento inquebrantable, que te baste con mi palabra y...
Draco detuvo sus palabras al escuchar el sonido de pasos a lo lejos, alguien se acercaba.
-Me retiro, pero recuerda Draco... te estaré esperando en los limites del Bosque Prohibido antes del amanecer, espero no faltes.