Capítulo 9
Atrapemos al Dragón. Primera Parte
El aire se le estaba yendo de los pulmones, esto parecía ser una broma, ¡¿Es que nunca dejaría de correr?¡, merlín, lo aceptaba, se dejó llevar por la flojera y no se ejercitó, pero era demasiado cruel ponerle esa prueba tan dura, moriría por falta de oxígeno T.T, y es que no era para menos, primero corrió para encontrar a Draco y ahora que lo encontraba, tenía que correr para atraparlo.
Draco había pasado cerca de ellos, corriendo con Bunny Bunny en sus brazos, persiguiendo quien sabe qué, pero Severus logro ver que tenía toda la cara llena de chocolate, lo que sin duda resolvía el misterio de porque un rubio de 17 años, podía correr tan rápidamente, y no ser atrapado aun por nadie.
Severus corría con todo su corazón, porque estaba seguro que el alma ya se le había quedado varios metros atrás, y sus pulmones ya iban listos para alcanzarla, ¡Maldición! ¿Quién le había dado tanto chocolate a Draco?, se preguntaba el pocionista, pero de algo estaba seguro, quien fuera, lamentaría haberlo hecho toda su vida, de eso ya se encargaría él.
Sirius corría tras Severus, que corría tras Draco, quien corría con Bunny Bunny entre los brazos soltando varias risitas, de acuerdo, esto definitivamente para quien lo viera debería ser tremendamente extraño.
-Sev, ya me canse- se quejo Sirius con el pocionista, mientras se mantenía corriendo junto a él, para no quedarse atrás.
-¿Y a mí que?- se quejó el pocionista, que desconsiderado era el animago, el corriendo ya sin vida, y el otro quejándose, es que no había decencia, ¿Y que tenía que ver la decencia en todo esto?, pues no sabía, pero estaba seguro que el animago no contaba con ella- solo quédate tirado por ahí, y déjame seguir corriendo, definitivamente no perderé a Draco de nuevo- contesto molesto con el animago, a la vez que muy decidido a atrapar a su Dragón- y menos por ti.
-Que cruel Sevi, y yo que corro tras de ti, como todo un caballero que ayuda a su amado- se quejó el animago con un aire indignado totalmente falso- aunque debo admitir que la vista no está nada mal- agrego mientras le echaba una mirada lujuriosa al trasero del pocionista, cosa que este noto, deteniendo su paso y enfrentando al animago.
-¡¡¡Pervertido!!!-chillo indignado y sonrojado el pocionista, mientras le daba tremenda cachetada a Sirius, que hasta una vuelta dio por el golpe.
-Seeevvvv- se quejó adolorido el animago mientras acariciaba su lastimada mejilla- quee rudo, si yo no estaba haciendo nada malo.
-¡Mirarme el trasero es algo malo!- exclamo indignado ante a desfachatez del animago al negar su falta- eres un cochino pervertido- lo acuso levantando su dedito acusador, y señalándolo en una clara muestra de que se lo decía a él y no al fantasma que acababa de pasar.
-¿Yooooo?- pregunto inocentemente el animago (jajajaj Sirius inocente, que buena broma-secándose unas lagrimitas de la risa-)
-Sí, tuuuuuu- señalo de nuevo el pocionista.
-Pero si yo solo estaba corriendo junto a ti, y por casualidades de la vida y la vista, mis ojitos inocentes y para nada pervertidos, se desviaron un poquito, hacia abajo, y pues soy humano, un mago, devastadoramente atractivo y sexy, con una personalidad única, inteligente, agraciado, lleno de virtudes y…
-Black- lo interrumpió enojado el pocionista, por los desvaríos del animago- ve al punto.
-¿Eh? ¿punto?, hhhhaaaa cierto, el punto, pues bueno, que soy todo eso y más, pero también soy humano y como humano tengo debilidades, y pues Severus- lo miro fijamente y con un tono totalmente serio le dijo -tu trasero es mi más recientemente descubierta debilidad, y todo esto es porque esta jodidamente redondito y bien paradito, ¿cómo le haces para hacerlo? ósea que tan joven no eres, y el trasero no es normal que lo tengas así, dime, ¿cómo lo haces?? ¿Es un hechizo, un embrujo ohh…es una poción verdad?, tiene que ser porq…
-¡Maldito degenerado!, me miras el trasero, me dices todas esas cosas de lo más vergonzosas, ¿y ahora me acusas de usar pociones en mi trasero?- le pregunto indignado, y para que negarlo a gritos por la rabia.
-No en el Sev, solo para que este bien redondito y paradito- aclaro el animago, levantando un dedito en señal de clara explicación, para luego recordar algo de suma importancia- por cierto, ¿es también suavecito y blandito? es que con tanta ropa no puedo ver y…
-¡¡Degenerado!!!, en tu vida me hables- le grito rojo de ira, y vergüenza- ¡¡Y mucho menos me mires!!.
-Severus, creo que todo esto lo estas tomando de un modo totalmente equivocado- dijo Sirius con un tono tranquilo.
-¿Enserio?- pregunto irónico el pocionista- escúchame bien Black, mejor cállate y déjame en paz sino quieres que te maldiga hasta tu otra vida –amenazo fríamente al animago.
Sirius solo sonrió y con voz emocionada y ojitos brillantes le pregunto.
-¿Enserio me seguirías hasta la otra vida?
-Pero que…yo no me refería a eso- dijo sonrojado y nervioso el pocionista, por las palabras del animago. “Maldito Chucho, siempre me voltea las cosas” pensaba enojado, frustrado y nervioso el pocionista.
-Tú dijiste que me seguirías hasta la otra vida- encaro el animago, mientras se dirigía lentamente hacia el pocionista
-Para maldecirte- rebatió seriamente Severus, pero un ligero nerviosismo se apodero se su voz al ver como el animago se acercaba hacia el.
-Detalles, detalles- desestimo sus palabras el animago, con un ademan de manos, que indicaban claramente que eso no era de importancia para él.
Entre palabras que iban y venían, Sirius se encontró frente a frente con su pocionista escapista, porque si, Severus era un escapista en potencia, que siempre escapaba de sus garras, cof cof cof…es decir, manos.
Severus sentía el nerviosismo a flor de piel, porque no podía ser ninguna otra cosa más que eso, el ligero cosquilleo en su vientre, era producto de una acides estomacal por los burritos que comió en el desayuno, no de la cercanía del Black y de sus hermosos ojos de un azul electrizante, que va, el temblor en sus piernas era por el miedo de que podría hacer ese pervertido chucho pulgoso, no por las ansias de estar entre sus brazos, y que el aroma varonil que desprendía el animago lo llenara por completo(pues la verdad Sev, me confundes con tus pensamientos XD).
-Sev- susurro al oído del pocionista el merodeador, logrando que este diera un pequeño respingo, por el sobresalto sufrido, “¿En qué momento se acercó tanto así?” se preguntaba un muy sorprendido pocionista.
Severus se había concentrado tanto en que no sentía por Sirius, que había dejado de prestar atención a lo que hacía el animago, cosa que Sirius aprovecho y se acercó rápidamente para tomar al Slytherin entre sus brazos, “Haber como escapas de esto, mi hermoso pocionista escapista” se dijo mentalmente, mientras rodeaba con sus brazos el delicado cuerpo de Severus, “¿Desde cuando eres tan pequeño y delicado Sev?” se preguntó un impresionado animago, que pudo distinguir lo frágil que era el Slytherin en verdad.
-Y-y-yo-yo –trataba de hablar un muy sonrojado Severus, que no sabía que hacia entre los brazos del animago, y mucho menos como escapar de allí, porque…quería escapar, ¿cierto?
-Tranquilo mi pequeño Severus- decía Sirius mientras atraía más hacia su cuerpo a Severus, y dejaba caer su rostro justo sobre la clavícula del pocionista, al tiempo que aspiraba el dulce aroma que desprendía de este.
Severus estaba tan sorprendido, que no lograba reaccionar ante los actos del merodeador, sin embargo, al sentir la fría caricia de la lengua de Sirius sobre su cuello, logro salir de su transe, y reaccionar ante lo que sucedía, sin embargo antes de que este pudiera hacer o decir algo, se escucharon fuertes ruidos de pisadas y voces de personas que claramente estaban corriendo, con dirección hacia ellos.
Sirius también escucho el ruido de las personas acercándose, y al sentir como el cuerpo del pocionista se tensaba, entendió que él no deseaba ser descubierto en esos menesteres, a él le daba igual, en peores y más atrevidas situaciones lo habían encontrado antes, pero si Severus no deseaba ser descubierto en ese estado, no lo obligaría a pasar por esa situación, así que rápidamente tomo el cuerpo del Slytherin entre sus brazos, lo acorralo entre una pared y su cuerpo, tratando de cubrirlo tanto como le fuera posible.
-Pero que…- pronuncio apenas el Slytherin por el súbito acto del animago.
-Calma Sev, quédate quieto, o llamaras la atención sobre nosotros- dijo el merodeador entre susurros, muy cerca de los lavios del pocionista.
-E-Es-Esta bien- acepto nervioso el Slytherin, por la cercanía del Gryffindor- pero no te atrevas a pensar, o hacer nada pervertido- advirtió inmediatamente después.
-Lo de pensar cosas pervertidas, no te lo puedo asegurar, siempre estoy pensando algo pervertido cuando te veo o pienso en ti, y estando tan cerca pues…la imaginación es algo maravilloso- dijo el animago con una sonrisa entre juguetona y divertida.
-Eres un…
-Con respecto a lo de hacerte algo pervertido- lo interrumpió rápidamente el merodeador –prometo no hacerte nada- contesto serio.
-¿Qué?- se sorprendió el pocionista por las palabras dichas por el animago -¿nada? Ni tan siquiera un beso- agrego con un tono que definitivamente el negaría era una mezcla de resolución y tristeza.
-Que pasa hermoso, ¿Deseabas un beso?- pregunto con un tono pícaro.
-No- contesto fría y cortantemente el Slytherin, por supuesto que él no deseaba eso, es más agradecía a los dioses, Merlín, Dios, e incluso Buda que el chucho no fuera a hacer algo como eso con él, era solo que… ¿Por qué no lo besaría?, ¿Tan rápido se había cansado de acosarlo?, ¿se encontraba horrible ahora ante sus ojos?, fue rápidamente sacado de sus pensamientos, por la suave caricia del animago en su mejilla.
-No te besare ahora, porque el día en el cual reciba por primera vez un beso tuyo, será por tu voluntad, porque tú me lo pidas, porque tú lo desees, porque…porque…-el animago no sabía cómo expresar lo que en esos momentos sentía, deseaba con cada fibra de su ser, poder tomar esos pequeños, delicados y rosados labios en un ardiente beso, que no solo dejaría sin aire al pocionista, sino que lo haría ver estrellas, y debilitaría todo su cuerpo por la intensidad del acto; pero al mismo tiempo algo se lo impedía, no deseaba robar o hasta tomar ese beso de manera furtiva e ilícita, deseaba que el Slytherin deseara ese beso tanto como el, que lo pidiera y accediera gustoso hacia él, por lo tanto esperaría, esperaría porque sabía que tarde o temprano conseguiría ese beso deseado, y entonces….oh entonces el Slytherin sabría lo que es que te besen hasta el alma.
-¡¡¡Consíganme un hotel!!- se escuchó el fuerte grito de George Weasley que pasaba a toda carrera con su gemelo, y había alcanzado a ver a la pareja.
Severus al escuchar el grito, gimió avergonzado, por las palabras tanto del animago, como del Weasley y enterró la cabeza en el cuello del Gryffindor, para tratar de esconder su sonrojo de este, “Ya bastante sonrojado me ha visto durante el día” pensó frustrado el pocionista.
----------En el pasillo, con los gemelos Weasley corriendo-------------
-Gente desconsiderada, uno con el corazón en la mano por la pérdida de un hijo, y ellos manoseándose como pulpos en su tinta- se quejaba Fred, mientras seguía corriendo.
-Oye Fred, ¿no te pareció que esos de allí atrás eran Sirius y Snape?- pregunto un intrigado George, ya que por sus ropas podrían ser, pero pasaron tan rápido, que no le dio tiempo de observar bien.
-Cómo crees- desestimo la idea Fred- si esos pulpos fueran esos dos, lo que menos estarían haciendo seria precisamente eso- comento impaciente, ¿Dónde estaba su niño?, buscaba frenéticamente con la mirada algún indicio de donde podría estar el rubio- más bien estarían matándose-comento finalmente.
-Tienes razón- asintió de acuerdo con su gemelo, “¿Sirius y Snape? por favor, me debe estar haciendo mal correr tanto y sin descanso” pensó George, desestimando su anterior idea.
-Claro que la tengo- respondió rápidamente Fred- ahora sigue corriendo, que aún no logro ver a Draco por ningún lado- ordeno a su gemelo.
-Estoy corriendo, estoy corriendo- respondía cansado George, a este paso solo su cuerpo encontraría al rubio, porque su alma se iría volando muy lejos si seguía así –demonios, moriré tan joven y hermoso, que desperdicio de perfección para el mundo- se quejó quedito el pelirrojo, para no ser descubierto por su gemelo y regañado.
-Tu solo corre George, que la perfección va en mí, no en ti, por eso no te preocupes nada será desperdiciado con tu muerte- rebatió el comentario Fred, dando a entender que si lo había escuchado.
-Hombre cruel, yo también soy perfecto- se quejó George.
-Pero no más que yo- sonrió con suficiencia el pelirrojo mientras continuaba corriendo.
-Cierto- acepto sonriendo George, por la actitud infantil de hermano, cuando hacia eso, le parecía tan adorable.
-¡!!Corre!!!- grito Fred, al ver que su gemelo, poco a poco aminoraba el paso.
Y luego salía su lado déspota y siniestro, “Aun así, nunca podría vivir sin el” pensó divertido por sus pensamientos, “Seguro soy masoquista”, se dijo mentalmente, para después correr con más ganas, no deseaba volver a ser regañado por su otra mitad.
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