Primera Carta
Estimada señora:
Podría comenzar esta carta con más saludos y cortesía, pero no creo que sea algo que le interese especialmente viniendo de mí, ¿cierto? Qué lástima. Y yo le que tengo cierto aprecio. Cómo no tenerselo a quien engendró mi hermoso y dulce cachorrillo actual. Pero dejemos a un lado eso y vayamos al punto, que creo que debe ser lo que le interesa.
Imagino que ya debe haber visto el pequeño presente que le envié en el sobre junto a esta carta. ¿Gritó cuando lo vio? No se preocupe. A su hijo aún le quedan seis dedos más en sus manos. Los otros no he resistido probarlos. Su carne tiende a ser tan tierna, tan dulce. Por eso los niños suelen ser mis predilectos.
Pienso que ahora debe estar gritando, llorando, maldiciéndome, a punto de correr histérica nuevamente a la policía. Mas, ¿por qué tanto drama? ¿No le he dicho acaso que a su hijo aún le quedan seis dedos, que realmente sigue con vida? Por eso decidí enviarle esta carta junto con este pequeño presente. Para que piense más seguido en su hijo; en mí, deseando tener el placer que seguramente me causará saber que esta misiva ha llegado a usted.
Aunque por ahora no me extenderé más. Ya le haré llegar más de mis palabras sobre las noticias del pequeño Andrew que justamente, en estos momentos mientras escribo me mira tan aterrado con aquellos ojitos azules llenos de lágrimas. Qué divino. Asimismo le haré llegar algún otro presente que quizá le envie sobre su criatura.
Se despide con afecto:
El nuevo amigo de Andrew.
Segunda carta
Estimada Señora:
¿Cómo ha estado? ¿Me ha extrañado? De seguro que sí. Especialmente porque soy yo quien le ofrece noticias sobre su querido hijo. Y, justamente por ese motivo, es que le he vuelto a escribir. Seguramente querrá saber cómo se encuentra el pequeño Andrew. Pues bien, permítame que le cuente:
Al igual que siempre, sigue siendo un niño precioso a pesar del miedo y dolor en su rostro, las lágrimas que empañan su mirada cuando tomo algo de él; cuando decido profanarle sin contemplaciones, poseyendo su tierno ser. Si le viera en esos momentos; aterrado, lloroso, suplicando y gritando por su madre. Sí, es un niño muy lindo.
Sin embargo, debo admitir que últimamente se ve algo débil. Quizás tenga que ver con que no ha querido comer, o quizá con los últimos dedos de sus manos que ha perdido (que por cierto, aquellas manitas sin dedos las encuentro adorables) a pesar de que me he encargado de tratarle adecuadamente, no vaya a ser que por culpa de una infección mi cachorrillo me deje tan pronto.
Por ahora solo tengo eso que contarle, y espero volver a escribirle pronto con nuevas noticias de Andrew. Asimismo también espero que sea de su agrado el pequeño obsequio que le envié, ese dedo pulgar del pie izquierdo de Andrew. Ya que los dedos de sus manos se han acabado, he decidido comenzar a probar los de sus pies. Aunque, tengo la impresión de que de nuevo debe estar llorando horrorizada. Pero no se preocupe, esta vez planeo no terminar con estos tan pronto. Mientras tanto, quizá pueda sobrellevar su dolor desahogándose con la policía que estoy seguro que pronto deben tener esta carta en busca de pruebas. Tengo la certeza de que los buenos oficiales de la ley le ayudarán.
Se despide con cariño:
El amigo de Andrew.
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