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YGO Monstruos Encapsulados -versión Puzzle por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Yugi, Yami, Malik, Joey, Tristán, Tea y Yu-Gi-Oh! En general no me pertenece, solo los uso para mis locas ideas.

Bienvenidos a la última entrega de este fic. Espero lo disfruten, es el segundo cap enteramente original n.n

Yugi bostezó tiernamente por lo bajo, sin abrir los ojos y acurrucándose mimosamente en su ‘almohada’
Al instante, una mano empezó a pasearse suavemente por su cabello, acariciando también con la yema de sus dedos de forma superficial la piel de sus mejillas y parte del cuello.

Yugi se revolvió en su lugar con una risilla al sentir las conocidas caricias, se abrazó más a su ‘almohada’ depositando algunos besitos por sobre la tela negra, sintiendo el ligero temblor que aquello provocó.

─ ¡Yugi! Te ha llegado un paquete ─llamó desde el primer piso Solomon.

Con algo de pesadez pero igual de curioso se levantó del pecho de Yami, donde llevaba un rato recostado, más allá del par de horas que llevaban dormidos juntos, abrazados y compartiendo su calor en aquella -muy- fresca tarde otoñal.

─ ¡Bajo enseguida! ─respondió el menor de los tricolores, sentándose en la cama antes de bajarse ─ya vuelvo Yami ─le sonrió a su pareja, dándole un rápido besito en la mejilla.

─No demores mucho aibou, hace frio ─le pidió el mayor, Yami no se daba mucho con el frio ─Yugi le sonrió y salió de su habitación, corriendo escaleras abajo ─aquí estoy abuelito ─entró en la tienda por la puerta que conectaba a la casa ─ ¿qué sucede?

─Aquí tienes ─el anciano le sonrió con los ojos cerrados, ofreciéndole un sobre de manila.

─Gracias ¿Qué es?

─ ¿Por qué no subes y lo miras? ─le aconsejó, guiñándole un ojo.

Yugi se ruborizó un poco ¿sería consciente su abuelo de que estaba con Yami en estos momentos?

─Está bien ─antes de subir, Yugi pasó a la cocina por un par de vasos con chocolate caliente y un paquete de galletas ─disculpa la demora, traje chocolate caliente ─sonrió Yugi, dejando la bandeja con sus bocadillos en la mesita al lado de la cama.

Apenas se sentó, Yami se arrastró a su lado para envolverlo entre sus brazos, atrayéndolo a su pecho y dejando sus piernas a los lados del mismo ─gracias amor ─le dio un beso cerca de la oreja, haciendo temblar a su pareja, antes de tomar la bebida.

─D-de nada ─gagueó el menor ante la caricia.

─ ¿Qué es eso, Yugi? ─curioseó el mayor, pasando lentamente su mano libre por la cintura del menor, llevándola hasta su vientre, provocando que su novio se estremeciera.

Yugi abrió el sobre ─a ver ─musitó sacando el contenido del paquete ─ ¿eh? ─Yugi parpadeó varias veces al ver algunos sobres de cartas. Yugi pronto reconoció un símbolo en particular en algunos de ellos, un escalofrió le recorrió la espalda.

Yugi se miró con su novio, intercambiando unas sonrisas, moviéndose para quedar sentados frente a frente, dejando un espacio para acomodar las cartas. El momento se volvió casi ceremonial en ese instante.

A cada sobre que abrían, la sonrisa del menor se hacía más y más hermosa a opinión de Yami. A poco de terminar los sobres que habían Yugi ya había conseguido y acomodado las cartas del ‘Mago Silencioso’, el ‘Espadachín Silencioso’, cartas mágicas que le iban muy bien como ‘Nivel Arriba’, ‘Un día de Paz’, ‘Destrucción de la carta’ y ‘Caja-acero de pesadilla’ además de otros cuantos monstruos que se complementaban con los dos primeros monstruos como ‘Sabia del Silencio’ ‘Sabio de la Quietud’ y algunas otras cartas como ‘Cambiacarta’ o ‘Estamos Juntos’

Los ojos de Yugi brillaban, casi podía armar todo un deck, juntándose con varias más cartas propias.

─El Deck Silencioso ─susurró el menor, pasando delicadamente sus dedos por algunas de las cartas.

─Creo que tienes un nuevo amigo que sumar a tu deck, aibou ─Yami tomó el mago silencioso lv8,  tendiéndoselo a su compañero.

Yugi sonrió, sosteniendo cariñosamente la carta, casi podía sentir la conexión mágica que había desarrollado con aquella criatura tras su última experiencia en su viaje a la India, hace ya una semana.

─Cuidado… o nuestro Mago Oscuro podría ponerse celoso ─dijo en broma el mayor

Yugi dejó escapar una sonrisa, miró hasta la puerta que estaba bien cerrada y luego se inclinó hacia adelante, apoyando sus manos en la cama a los lados de su novio, quedando también de rodillas.

─ ¿Nuestro Mago Oscuro?... ¿O tú? ─le miró con picardía y una dulce sonrisa divertida.

Yami abrió los ojos ante la ‘acusación’ y desvió la mirada de las brillantes amatistas de su pareja. Yugi no pudo ocultar la risilla que aquello le provocó. Yami entonces frunció el ceño, le tomó la mejilla a su aibou para enfrentar sus rostros y junto sus labios dulcemente. Los ojos de Yugi temblaron un poco antes de cerrarse, moviendo sus labios lenta y sensualmente, sus bocas se acoplaban a la perfección y el momento rayaba en lo sublime. El sabor del chocolate tibio solo le añadía un ‘toque’ aún mejor.

Cuando al fin se separaron para respirar, Yugi descubrió lentamente sus ojos, brillantes de felicidad y amor, le ofreció una hermosa sonrisa a Yami. El mayor juntó sus frentes con delicadeza, acariciando con mimo la mejilla de su adorable hikari.

─Te amo ─le soltó de pronto Yami, mirándole directo a los ojos.

Yugi, como ya era costumbre, se ruborizó fuertemente ante aquella declaración. Y como siempre, Yami no pudo ocultar la sonrisa que eso le provocaba. Juntó de nuevo sus bocas sorpresivamente, dándole al menor un rápido beso.

─También te amo ─respondió al fin un apenado Yugi, antes de volver a su postura inicial.

Yugi recogió sus cartas y las guardó en algún lugar de su habitación mientras Yami tomaba una galleta para acompañar su chocolate, aun tibio.
Yugi tomó el sobre del paquete para dejarlo en otro sitio pero descubrió una tarjetita, la tomó y la leyó.

“Yugi-boy, esta es parte muy especial de las últimas colecciones, de alguna forma siento que me recuerda a ti así que espero que aceptes este pequeño detallito de mi parte. Siento que te será muy útil a corto plazo… son solo locos presentimientos de un antiguo portador del ojo milenario.
Te deseo un muy buen día.

                                                        Att: Maximiliam Pegasus.”*

─Pegasus ─susurró el pequeño tricolor en voz baja, dejó la tarjeta de vuelta en el sobre y lo colocó en su escritorio aliviado de que su pareja no le hubiese escuchado, porque conocía a la perfección lo celoso y sobreprotector de Yami… aunque no podía quejarse, así le amaba.

Yugi regresó a la cama, tomándose con deleite su propio chocolate junto a un par de galletas. Yami terminó primero su bocadillo y volvió a abrazar a Yugi.

Cuando el tricolor menor terminó de comer, se dejó llevar por los fuertes brazos que lo rodeaban, reclinándose en el pecho de su pareja y dejándose perder en el hipnotizante aroma de su Yami a la vez que sentía las cálidas manos recorrer su cuerpo por encima de la ropa… pero aun así de forma recatada, como si se estuviera conteniendo de algo.        

Y claro, a Yugi esto le parecía extraño, Yami no había dado señas de querer… volver… a estarcon él desde que habían regresado del juego. Ni comentarios insinuantes, ni caricias o movimientos incitantes ¡Nada!
Nada más allá de esos ardientes y apasionantes besos que compartían de vez en cuanto y que en más de una ocasión le dejaban con ganas de más. Con los labios palpitando y la piel erizada y necesitada de contacto… pero Yami parecía ajeno a esto.

De un momento a otro Yugi se estremeció de forma violenta de un momento a otro, le extrañó sentir la corriente de brisa que se lo provocó por lo que desvió su mirada a la buhardilla de su habitación que se encontraba abierta “¿Cuánto tiempo llevaba eso así?” se preguntó el menor, levantándose de los brazos de su amado para ir a cerrarla.

Justo cuando puso su mano en el marco de la ventana, otra ráfaga de aire trajo volando un volante de publicidad que se coló en la habitación, por lo que Yugi se apresuró a cerrar la ventana.

El volante había terminado en la cama y Yami lo tomó para verlo, viendo la publicidad de una especie de evento que no entendió del todo.

─Aibou ¿qué es esto? ─preguntó el mayor.

Yugi se acomodó el poleron celeste que le cubría ese día y se acercó de vuelta a la cama, donde se recargó en el hombro de su pareja para ver lo que este tenía. Yami le sonrió al sentirlo cerca y movió el papel en sus manos para que el menor lo viera bien.

─Es el anuncio de una feria para esta noche ─dijo algo emocionado.

─ ¿Una… una feria? ─repitió el mayor.

─Sí, son evento que se hacen de vez en cuando, donde hay comida, música y juegos, para que la gente vaya y se divierta en compañía de su familia, pareja y/o amigos ─le explicó a su novio con una sonrisa.

─Entiendo ─musitó el mayor, luego se lo pensó un poco, parpadeando lentamente ─a ti… ¿a ti te gustaría ir allí, aibou? ─consultó con su novio, notando la emoción en su voz ─tu y yo. 

─ ¿Lo dices en serio? ¡Me encantaría! ─se abrazó a su novio, depositando un beso en su mejilla, haciendo reír al mayor ─iremos cuando se vaya poniendo el sol ─informó. Yami solo asintió.

Toc Toc.

─Ah… ¿Quién es? ─preguntó Yugi.

─Soy yo, hijo ─respondió Solomon del otro lado de la puerta ─solo quería recordarte que saldré a una junta con Arthur y otros colegas, ya cerré la tienda ¿de acuerdo?

─Está bien abuelito, ten mucho cuidado y saludos al profesor Hopkins ─respondió Yugi, separándose de Yami aunque su abuelo no hubiera amagado de abrir la puerta ─también saldré en un rato ¿de acuerdo?

─Está bien, faraón cuídalo por favor.

Yugi se sobresaltó un poco, sonrosándose levemente ante las palabras de su abuelo.

─Por supuesto que lo haré, cuente con ello ─afirmó en voz alta, rodeando los hombros de su novio con posesividad.

─ ¡Yami! ─chilló por lo bajo, apenado.

Tanto el abuelo como Yami soltaron unas risillas ante eso.

─Tenga cuidado chicos ─repitió el abuelo ─hasta más tarde ─se despidió antes de irse.

Yugi se tumbó bocarriba en su cama soltando un suspiro, Yami esperó a oír la puerta principal de la casa cerrarse antes de acostarse de perfil a su lado.

Yugi tenía los ojos cerrados y Yami se dedicó a recorrer sus -a su parecer, hermosas y perfectas- facciones con sus ojos antes de recorrerlas con sus dedos delicadamente.
Trazó su frente justo por donde el pequeño mechón rubio caía, sus pómulos, su nariz, su mentón y finalmente le bordeó los labios con su índice izquierdo. 

Yugi se estremeció ante las delicadas caricias de su pareja, sin embargo no abrió los ojos. Yami sonrió acercándose más a su pequeño, acomodando su rostro en el cuello de Yugi donde se dedicó a besar y succionar dulcemente la piel de la zona, provocando que la temperatura del cuerpo del menor empezara a aumentar.

Yugi arqueó la espalda, echando la cabeza hacia un lado, abriendo por fin los ojos.

─Yami ─jadeó ahogadamente, luego se relamió los labios, soltando un bajo gemido mientras pasaba una mano por su espalda.

─Había estado esperando por una oportunidad así toda la semana ─le dijo con su sensual voz seductora al oído mientras le retiraba la gargantilla ─pero siempre estabas con nuestros amigos en la escuela y el abuelo en casa ─lamió el lóbulo de su oreja.

─Mhhh ─Yugi se revolvió en su lugar ─el abuelo tiene… el sueño pesado ─comentó el menor ─es muy difícil que algo… lo despierte cuando ya está bien dormido ─dijo entre jadeos al sentir la lengua de Yami recorrer su cuello.

Yami levantó el rostro al oírlo, mirándole con una ceja arqueada y una sonrisa coqueta ─Lo tendré en cuenta a partir de hoy ─le dijo pícaro, depositando un beso en sus labios.

Yugi gimió de gusto, llevando amabas manos tras la espalda de Yami, invitándolo a ponerse encima suyo mientras profundizaban aquel beso, haciendo danzar sus lenguas entre ambas bocas. Yami se acomodó gustoso sobre su compañero, colocando su cuerpo en medio de sus piernas, que Yugi separó para mayor comodidad.

Sus cabezas se movían levemente, cambiando de vez en cuando la forma del beso, escuchando muy tenuemente los débiles pero excitantes sonidos húmedos que sus lenguas y bocas provocaban al chocar. Las inquietas manos de Yugi subían y bajaban por la chaqueta de Yami, desacomodando la prenda mientras que las traviesas manos de Yami ya estaban colándose por el poleron de su compañero.

Yugi se sobresaltó cuando los dedos del mayor rozaron su pezón izquierdo, ambos botoncitos se levantaron inmediatamente en respuesta al cambio de temperatura a lo que Yami apresó el que tenía entre su dedo índice en medio repetidas veces, logrando que Yugi cerrara los ojos con fuerza y se revolviera en su lugar.

─Ya-Yami ─jadeó el menor, al separar sus bocas.

─Aibou ─le llamó el otro, mirándole con ojos entrecerrados, brillantes de pasión y amor. Sin decir nada, regresó su rostro al cuello del menor, buscando dejar una nueva marca en su piel, pues la que Tea había notado al finalizar su aventura había desaparecido un día o dos después.

Yugi entonces tomó con firmeza la chaqueta de Yami, jalándola hacia atrás para quitársela; Yami se puso de rodillas para terminar de retirarla junto a su playera negra, dejando su pecho al descubierto.
El joven oji-amatista no tardó concentrar sus caricias a la piel recién expuesta, sus labios se entretuvieron en el cuello, clavícula y pectorales mientras que sus manos se deslizaban por los fuertes brazos y abdomen.

Yami solo se dejaba hacer, disfrutando de las atenciones de su compañero. Luego de unos instantes llevó su mano al cuello del menor, dedicándole unas caricias que hicieron que Yugi se revolviera y parara sus caricias y levantara el rostro para que sus labios ansiosos se encontraran de nuevo en lo que sus las manos inquietas se encargaban de desvestir al contrario y acariciar la piel al descubierto.

.

Yami estaba sentado en la cama, con Yugi a horcajadas encima suyo. Los labios no se despegaban y Yugi se revolvía en su lugar al ritmo de los dos dedos que el mayor tenía clavados en su esfínter, preparándolo con el cuidado de siempre, mientras sus miembros se rozaban al mismo vaivén.

Yugi rodeó el cuello de Yami con sus brazos cuando tanta estimulación fue demasiada para él, mordió entonces la oreja del mayor con suavidad, tratando de ahogar sus angustiosos gemidos.

─Y-Yami ─gimió de necesidad.

El mayor entonces retiró su mano del interior de su pareja y le tomó de las caderas para acomodarlo sobre su miembro, dejando su agarre flojo para que fuera el mismo Yugi el que lo hiciera.
Sonrojado, el menor bajo sus caderas, con sus manos apoyadas en los hombros de su pareja, la cual simplemente disfrutaba de las eróticas expresiones en su rostro colorado mientras se mordía los labios para no empujar sus propias caderas hacia arriba.
El suave descender de Yugi lo estaba enloqueciendo.

Cuando finalmente estuvieron unidos, ambos soltaron un profundo gemido de placer. Yami apretó con fuerza las caderas de Yugi mientras este enterraba sus pequeñas uñas en los hombros del mayor, mordiéndose fuertemente los labios, dejándolos incluso más rojos de lo que los besos de Yami lo hacían.

Yami empezó acariciarle los muslos y caderas en lo que Yugi se acostumbraba a su intromisión, besando también su cuello con suavidad pero insistencia, reafirmando las pequeñas marcas coloradas en la pálida piel.

─Creí… creí que ya no querías estar conmigo de esta forma ─le comentó Yugi de la nada, reposando el mentón en el hombro ajeno ─no habías hecho… nada desde que regresamos ─musitó con voz baja y algo avergonzado.

─ ¿Cómo pudiste pensar eso, mi amor? ─dijo Yami, con una risilla grave vacilando en su voz ─me eh estado conteniendo estos días de no hacerte nada ‘indebido’ frente a nadie más ─con una sonrisa coqueta ladeó el rostro para apresar delicadamente uno de los mofletes de Yugi entre sus dientes, jalándolo un poco ─te deseo, mi aibou

Yugi enfrentó sus miradas, confrontando ambos pares de ojos morados, tan similares como diferentes a la vez ─ya no te contengas… yo también..

─ ¿Qué? ─preguntó Yami, cuando Yugi calló ─dilo ─le susurró provocativamente.

─Yooo…

─Dímelo, aibou ─insistió, rozando brevemente sus narices.

─Yo también te deseo, mi Yami ─confesó y lo besó, mientras movía las caderas de adelante hacia atrás algo inseguro, provocando una deliciosa fricción que los hizo estremecer de gusto.

─Ahhh  ¡Aibou! ─exclamó Yami en un sensual gemido bajo que hizo estremecer a Yugi, sintiendo también el movimiento instintivo con el que las caderas del mayor respondieron.

Al pequeño le fascinaban los diferentes matices que adoptaban la voz y las expresiones de su yami en esos momentos y le encantaba aún más saberse provocador y único espectador de aquellos cambios en su amado.

Yugi afirmó mejor sus rodillas en el colchón y empezó a subir y bajar el cuerpo, sacando y adentrando casi totalmente el miembro de Yami en su interior.

─Hmmmm Yami ─gimió el menor con los ojos cerrados, el vaivén de amabas caderas era como una danza antigua en la que se movían juntos en perfecta sincronía.

Haciendo caso a las anteriores palabras de su compañero Yami no se contuvo de nada y embestía con fuerza pero siempre con cuidado el hermoso y sensual cuerpo de su amado compañero.

En ese momento no importaba nada más, ni el tiempo que Yami llevará por fuera del rompecabezas, o que el teléfono de Yugi estuviera vibrando con mensajes de sus amigos que trataban de contactarlo. Nada. Más allá de ambos cuerpos que danzaban juntos en una ceremonia tan antigua como la misma humanidad. Ambos se necesitaban y estaban hechos el uno para el otro, ambos los sabían y en ningún momento fueron contra ello. Se sentían bien juntos y al ser uno.

Cuando Yami, al límite de su resistencia, dio con el punto dulce de Yugi, cambió la posición de un movimiento brusco. Rodeó a Yugi con sus brazos y lo tumbó de espaldas en la cama con las piernas del menor alrededor de las caderas, acomodándose encima suyo, todo sin salir de su interior. Entonces el vaivén de sus caderas subió a otro nivel, golpeando con fuerza y certeza aquel punto escondido que solo él conocía y que provocaba que los gemidos de Yugi se convirtieran en gritos casi incontenibles, como sus propios gemidos y jadeos.

Ambos estaban a punto, lo sentían. Yami tomó una de las piernas de Yugi y la subió hasta su hombro, fue entonces cuando ambos tocaron el borde del paraíso. Los ojos de Yugi se abrieron como platos sintiendo el palpitar de su intimidad al liberar su semen sobre su abdomen, mientras las contracciones rítmicas de su interior desencadenaban el orgasmo de su yami, sintiendo como el cálido semen de su pareja le llenaba las entrañas. Su gemido en ese momento fue más agudo de lo que hubiera querido, pues tras tal clímax se sentía muy sensible.

Yami acarició la mejilla de su compañero con dulzura y cariño luego de recuperar el aliento, luego llevó su mano a entrelazarla con la del menor ─te amo, mi Yugi.

─Yo también te amo Yami ─le respondió con cariño en agitada voz, audiblemente adormilada.

Yami le sonrió y besó su frente, moviéndolos a ambos para acomodarse bien en la cama ─descansa mi vida ─le susurró en un murmullo, abrazándolo con delicadeza.

-o-

Horas más tarde, cuando Yugi despertó ya descansado y sintiéndose muy bien, se acurrucó en la cama, buscado el cálido cuerpo de su pareja a su lado; lo único que el pequeño encontró fueron las gruesas mantas cubriéndolo bien y un mullido almohadón a su lado.

Yugi frunció el ceño antes de abrir lentamente los ojos, hallándose solo en el lecho vacío. Se sentó sujetando la manta como la mano a la altura de su pecho, revisando la fría habitación en la que se hallaba; ni siquiera la ropa de Yami yacía desperdigada por la habitación, tal como la habían dejado, pero la suya estaba bien acomodada en la esquina de la cama.
No se escuchaba un solo sonido en toda la casa, el silencio incluso llegaba a ser espectral e incómodo.

Yugi suspiró.

Ya debería estar acostumbrado, Yami necesitaba de pasar tiempo en el rompecabezas para reponer su energía, aunque tenía un amplio margen de tiempo por fuera del mismo igual debía regresar a reposar, sin embargo había esperado despertar entre los brazos de su amado.
Tomó solo su poleron y se lo puso, acomodándose un poco el flequillo con las manos antes de recoger los trastos donde había traído el chocolate y las galletas para bajar y lavarlos, por suerte ya no tenía frío y su poleron le cubría hasta medio muslo.

─/Mi vida ¿qué haces vestido así? / ─le preguntó en un susurro el mayor, apareciendo a su lado de forma incorpórea, poniendo sus manos en los hombros del menor ─ /Me estas provocando ¿lo sabes? / ─le dijo en un sensual murmullo, deslizando sus manos por la cintura hasta las caderas de Yugi, rozando su rostro en su cuello.

Yugi se ruborizó ─creí que estabas descansando ─dijo el menor.

─ /Empezaba a agotarme, tenía que regresar al rompecabezas para poder acompañarte a la feria/ ─explicó el faraón.

Yugi solo asintió ─entonces… no cenarás conmigo ¿o sí? ─preguntó el menor, poniendo a secar los trastes lavados y buscando otros para preparar la cena. Yami negó con la cabeza ─bien ─se dirigió a la nevera para revisar qué había.

─ /Ne, Aibou ─le llamó un minuto después, mientras el menor tomaba un delantal blanco ─tu teléfono está brillando/ ─miró la mesa del comedor, donde se hallaba el aparato.

─ ¿Eh? ─Yugi dejó colgado el mandil en una silla tomó su móvil ─jijiji ay chicos ─ahogó una risilla al ver los mensajes de Joey, al parecer iba con Tristán a visitar a Duke y estaban haciendo muchas tonterías en la casa del pelinegro, lo había invitado horas antes pero como no respondió los mensajes se fueron sin él. Luego había otro mensaje ─ ¿Tea? ─susurró, Yami afiló la mirada sobre él. La chica le decía de si quería dar un paseo con ella por un parque que se estaba re-inaugurando luego de su remodelación, un poco al sur de su escuela; que quería hablar de algo importante con él. Yugi suspiró, se decidió a responder el mensaje y le dijo que estaba algo ocupado pero que hablarían en la escuela.

Dejó su teléfono en la mesa y se colocó el delantal blanco para empezar a preparar su comida. Yami simplemente se acercó a él, beso su coronilla y regresó a habitación mental.   

-o-

Luego de cenar Yugi subió a darse un relajante baño caliente para luego vestirse: tomó una playera negra ajustada de manga larga y luego se encimó una remera holgada blanca de manga corta y hombros ligeramente caídos, un jean negro también ajustado, se lo acomodó con un cinturón de hebilla doble color gris con plateado.

Se paró frente al espejo para acomodar su cabello y su gargantilla, mientras los tonos rojizos y anaranjados empezaban a colorear el cielo.

Por un momento Yugi se quedó mirando su reflejo en el espejo, se notaba a si mismo diferente pero… ¿qué era lo que había cambiado en él? Apenas si había crecido unos centímetros en estos últimos meses… poco y lento pero al menos le daba la esperanza de que aún le faltaba crecer más, sonrió al pensar en eso, no estaba acomplejado por su altura a diferencia de lo que la mayoría podría pensar.
Su piel seguía tan clara como siempre, levantó sus manos frente a él… ¿debería contarse las uñas? Se acomodó el flequillo, quizá ya era hora de recortar las puntas de su cabello.
Nada lo convecina ¿qué había cambiado en él?

─No estás buscando en los lugares correctos, aibou ─escuchó, luego de ver un ligero destello tras de sí. Al girar la cabeza, vio a su yami recostado casualmente en su cama, con las manos tras la cabeza ─ ¿quieres que te lo diga? ─preguntó, sonriendo de lado.

Yugi se le quedó viendo unos instantes, luego asintió.

Yami entonces se levantó para ir con él y se colocó a su espalda… muy cerca ─mira con atención ─le susurró al oído, poniendo su palma abierta justo bajo su mentón para levantarlo ─tus ojos son grandes y bonitos… pero últimamente brillan más de lo habitual, lo que los hace ver aún más hermosos ─Yugi se miró al espejo fijamente ¿eso era cierto? ─tu piel se nota más suave que de costumbre y constantemente hay un ligero rubor muy suave sobre tus mejillas que hace que tu rostro se vea incluso más encantador ─Yugi se mordió los labios cuando el brazo libre de Yami rodeó su cintura con propiedad ─pero lo más importante… es que siempre estás feliz ─concluyó en un susurró.

─ ¿Qué?

─No importa si sonríes abiertamente o no, tus ojos, tus expresiones… tu comportamiento habla por ti ─explicó, soltando su rostro para rodearlo con ambos brazos a la vez que reposaba su mentón en el hombro ajeno ─y dicen que siempre están feliz ─concluyó.

─… ─Yugi desvió sus ojos hasta el reflejo de los de Yami.

─…─Yami cerró los ojos, recostando su cabeza contra la de Yugi con una sonrisa.

─Eso es porque te tengo a ti ─Yami abrió los ojos con un ligero sobresalto para mirarlo ─estando contigo me siento completo… me haces más feliz que nadie ─los ojos de Yami temblaron ─te amo ─declaró, cerrando los ojos.

Sintió el movimiento brusco de los brazos que lo rodeaban darle la vuelta sin previo aviso por lo que abrió los ojos descolocado, llevando ambas manos de manera instintiva al pecho de su pareja y mirándole directo a los ojos.

Los ojos de Yami lucían fieros y rebosantes de fulgor, su mirada era decidida e impetuosa. Por un instante, Yugi no supo que pensar.

─ ¿Ya…? ¡! ─no pensó bien lo que quería decirle pero no fue necesario, los labios del mayor cubrieron los suyos con ardor y necesidad. No fue necesaria ni una palabra. Los brazos de Yugi se enrollaron en el cuello de Yami como si su vida dependiera de ello.                           

Ese beso fue diferente, Yugi podía jurar que sentía la conexión directa de su corazón y sus sentimientos con los de Yami. Sus ojos, abiertos al máximo, temblaban irremediablemente y sus manos apretaban con fuerza la espalda del mayor mientras se hacía levemente para atrás, abrumado por la presión de su pareja, pero este no hizo más que sostenerlo cálidamente entre sus brazos. Dando una hermosa imagen, una estampa muy romántica.

Cuando se separaron para obtener aire sus lenguas un poco por fuera con un delgado hilo de saliva que las unía, sus respiraciones estaban sumamente agitadas.

Yugi abrió la boca, aun sin saber que decir, pero Yami volvió a interrumpirlo.

─También te amo, mi vida ─le respondió, mirándole intensamente ─para siempre ─susurró.

Unas pequeñas lagrimillas se asomaron a los costados de las grandes amatistas. Yugi solo atinó a abrazar fuertemente a su pareja, temblando entre sus brazos con sollozos de alegría pura.

-o-

Iban en un autobús camino a la feria. Yami observaba todo por la ventana… la feria estaba algo retirada del centro de la ciudad, no recordaba haber visitado esta zona con su aibou anteriormente.
Yugi lo veía a él con una sonrisa enternecida, le era adorable y algo divertido ver a su yami tan curioso con todo.

Su teléfono vibró en ese momento, le había llegado un nuevo mensaje. Lo tomó y frunció ligeramente el ceño al leer el remitente.

Malik Ishtar.

Dio un suspiro y abrió el texto “estoy terminando los preparativos para tu viaje a Egipto Yugi, pronto tendré todo listo ¡Ah! Y antes de que lo digas no es molestia alguna ;)

Se mordió los labios para no soltar un suspiro más profundo, todo pasaba muy rápido para su gusto pero Yami merecía descubrir su pasado lo más pronto posible.

Guardó su teléfono en cuanto Yami le llamó para preguntarle por algo que había visto a lo lejos. Se asomó junto a él por la ventana.

─Es una noria, es una atracción para que las personas se suban y disfruten del paisaje desde arriba ─le explicó ─debe ser de la feria, ya casi llegamos ─avisó, revisando la dirección que ponía en el volante.

-o-

En cuanto llegaron a la feria Yugi notó que los ojos de Yami se encendían como los de un niño en una juguetería nueva, observaba todo a su alrededor con curiosidad, caminando distraídamente. Yugi no pudo evitar sonreír al verlo y se apresuró a tomar su brazo para que no se separaran… había mucha gente en ese lugar.

Realmente se divirtieron esa noche: comieron manzanas con caramelo, probaron el tiro al blanco, probaron diferentes platillos, incluso Yami pescó para Yugi una pelota de goma en un juego… sorprendentemente lo hizo a la primera, consiguiendo un cariñoso alago de su compañero.

Finalmente, antes de irse Yugi decidió pasar unos minutos en un lago cercano, donde se reflejaba perfectamente la luna y en verano se juntaban las luciérnagas.         

-o-

─Yami ─le llamó distraídamente el menor, mirando la luna reflejada en el lago ─ ¿Qué pasará… cuando recuperes tus recuerdos? ─sus ojos temblaron.

─ ¿A qué te refieres, aibou? ─consultó serio, sin mirarlo, con la vista fija en el cielo nocturno.

Yugi frunció el ceño ─ya lo sabes, lo que pasó con Alexander… ¿también tendrás que irte?

─Eso no lo sabemos… pero no lo creo.

─ ¡Que no lo crees! ─repitió, mirándole alterado. Él quería… necesitaba seguridad.

Sin embargo Yami no se inmutó ─hay una diferencia importante entre él y yo ─dijo el mayor, sin apartar la vista del cielo.

Yugi lo miró fijamente ─ ¿cuál? ─pidió impaciente.

─Yo te tengo a ti, mi amor ─dijo mirándole finalmente.

Yugi se quedó sin habla por un instante ─quieres decir que yo te retengo ─murmuró, desviando la mirada de vuelta al lago.

Ahora fue Yami quien frunció el ceño ─No es así ─lo tomó de los hombros con firmeza ─ ¿qué te pasa últimamente? Estas muy sensible respecto a este tipo de cosas ─planteó.

─No sé qué haría si te perdiera ─confesó al fin, bajando la cabeza.

Yami abrió los ojos como platos ante esa declaración, soltó sus hombros para tomarle el mentón con una mano y levantarle el rostro ─no será así ─le calmó.

─ ¿Cómo puedes afirmarlo? ─preguntó inseguro 

Yami le sonrió ─porque te amo, y dado el caso haré lo que haga falta para permanecer siempre a tu lado.

Yugi le tomó del rostro y le plantó un sorpresivo beso.

Ninguno de los dos sabía lo que el futuro les depararía, nada estaba escrito aun y no lo estaría hasta que llegaran a su próximo destino, pero cada paso que dieran… lo harían juntos, tomados de la mano y confiados que su amor podría superar cualquier frontera y cualquier brecha.

..

.

Más tarde, esa noche, Yugi recibió un mensaje:

Malik I.: Los preparativos están listos, les esperamos pronto a ti y al faraón. Te enviaré por correo la información de tu vuelo y yo personalmente iré a recibirte Yugi.
…Espero que estés bien, amigo. Saludos
”    

…The End.  

Notas finales:

*Os juro que estoy tan mal de la cabeza que mientras escribía esto, tenía la voz de Pegasus de ‘YGO-La Serie Corta’ en mi cabeza.

¡Termine! *gira en su silla* Hostia santa! Al fin terminé este fic…. 5. 213 palabras se lleva este epilogo O.o uffffff Ra de mi vida y de mi corazao xD
¡Me siento realizada! Ya puedo seguir con mi vida y con otros fics más x’DDDDD
No podía terminar esto sin hacer referencia al arco de las memorias del faraón y Malik fue la pieza perfecta.

M: jejeje ¡salgo en el fic! |’-‘|

Gracias a tooooooda la gente hermosa, sexy y kawaii que tanto apoyo este fic y que me acompañó hasta el final a pesar de la pausa que hubo ¡Aquí tienen el ansiado final mio!
Espero que lo hayan disfrutado y nos vemos en otros fic ¡Saludos mis nekitos, os amo!  


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