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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaa, disculpen la tardanza, ayer fuer el día del padre y acabe en urgencias . Creo que comí algo contaminado porque vomité hasta mi alma.

Perooo aquí está el capítulooo.

Las cosas empezarán a enredarse, ¡de quien se enamorará Ale?

 

 

!Accio cap. 6!

 

Los dientes de la pelirroja daban pequeños mordiscos a sus labios. Sentía unas manos acariciando sus hombros y su cuello mientras ella tocaba ligeramente la cintura de Valeria. ¿Qué estaba pasando?

No sabía por qué, ni como había llegado a eso. Solo sabía que estaba en un sombrío salón besándose con una chica sexy. Valeria presionó más su cuerpo al de ella, así Ale pudo sentir esos pechos restregándose a su cuerpo. ¿Eso era real? ¡¿En serio?! ¡¿En serioooo?!

Sujetó con más decisión la cintura de la pelirroja, empezando un rose más atrevido. Giró su cuerpo y ahora fue ella la que acorraló a Valeria contra la puerta. Los besos eran más indecentes, más ansiosos.  Deslizó su lengua por el cuello de Valeria, haciendo a un lado la tela de su blusa, desnudando su hombro.

-Alejandra…- susurró la chica con deseo.

Ale sentía el calor invadir su cuerpo, sus manos se movían solas sobre los pechos de la otra, quien sabía muy bien como despertar la pasión en ella. Fue empujada al interior de la habitación y sintió su trasero chocar con algo: una silla.  Llevada por la gravedad se sentó en ella y Valeria no tardó en montársele. Los besos continuaron mientras un movimiento de rose comenzaba a tomar fuerza.

-¿Por qué?- preguntó Ale contra los labios de Valeria.

 -Shhhht, solo disfruta.- Su  cerebro volvió a apagarse y sus hormonas se encendieron de nuevo. Tomó la cintura de Valeria y empezó a ayudarla con el vaivén sexy que ya habían comenzado.

La chica le ofreció sus pechos y Alejandra enseguida empezó a besarlos sobre la ropa, pero su cuerpo le pedía más. Con una mano, liberó los primeros tres botones de la blusa de Valeria. Eso le dio acceso a más piel, así que sus labios empezaron a recorrer esa zona.

Sus respiraciones agitadas subieron de volumen. Valeria se movía con más dureza, rosando su entrepierna con el regazo de Ale. El cuarto y quinto botón dijeron adiós mientras la pelirroja le sacaba la camiseta por arriba a Alejandra.

Ring ring.

-Valeria, espera…

-No. Sigue.

Ring ring.

A duras penas, Ale pudo sacar su celular del bolsillo de su pantalón y asomándose por el hombro de Valeria, observó la pantalla: Cristina.

-Tengo que irme.- susurró entrecortadamente.

-¿Estás bromeando?-  preguntó la semidesnuda pelirroja mordiéndole el lóbulo de la oreja.

-No, yo… por favor, disculpa.- Con decisión, Ale se levantó haciendo a un lado a Valeria.

-¡Alejandra! La estábamos pasando tan bien.

-Lo sé.- Dijo poniéndose la camiseta.- Lo continuaremos después ¿te parece?

-¿Por qué te vas?

-Tengo que ver a Cristina, me espera.

-¡¿Cristina?!

-La llevaré a la empresa…

-Eres la primera persona en el planeta que detiene un calentón como éste solo para llevar a su prima a trabajar.

-Lo siento.- Se disculpó de nuevo con una sonrisa culpable.- Te busco después.- Con un beso rápido tomó sus cosas y salió corriendo hacia el estacionamiento.

Efectivamente su hermana estaba ahí junto a su auto viendo su celular.

-¡Aquí estoy!- Anunció Ale frenando justo a tiempo para no estamparse contra la carrocería.

-¿Dónde estabas?- la pelinegra la observaba ceñuda.

-Fui al baño.- No iba a decirle que estaba fajando con Valeria ¡eso era privado!

-Pues vamos, ya se nos hizo tarde.- Ale presionó el botón para desactivar los seguros y subió al auto.- Por cierto mi papá quiere hablar contigo, así que bajarás junto conmigo para verlo… Alejandra… ¡Alejandra!

-¿Uhm? ¿Qué?

-¿Me escuchaste?

-Eh, no. Perdón ¿Qué dijiste?

-¿Estás bien?

-Sí, solo me distraje.

-Ya veo.- le dirigió una mirada analítica. Ale intentó ser inexpresiva. No quería que la frase; “estaba a punto de tener sexo con Valeria”, se dibujara en su frente.- Que mi papá quiere hablar contigo ahora.

-Uy, ok.

Unos quince minutos después estaban en el ascensor. Cris tecleaba algo en su celular y Ale pensaba en lo que había hecho con Valeria. Tenía un serio problema entre las piernas. Se movió incómoda, tratando de calmar su acaloramiento.

-Buenos días Amelia, mi papá espera a Alejandra, ¿está disponible?- preguntó Cris en cuanto la puerta de elevador se abrió.

-Sí señorita, la espera.

-Compórtate.- le pidió su hermana antes de dirigirse hacia el otro extremo del piso, a su oficina.

¿A dónde iba?  ¡A la entrepierna de Valeria! ¡No! Concéntrate pedazo de hormona. A hablar con su papá.

Toc-toc.

-Adelante.

-Buenas tardes, ¿querías verme?

-Buenas tardes, si. Pasa.- su padre le dedicó una media sonrisa.- Siéntate, por favor.- Ale lo hizo.

-¿Y para qué soy buena?- Guillermo la miró unos segundos en silencio.

-Creo que serías muy buena aquí en la oficina.

-¿Ah?

-Quiero pedirte que te involucres con los asuntos de aquí, específicamente que apoyes a Cristina con las responsabilidades que tiene.

-Creí que preferías que me dedicara a la universidad y a mis clases extras.

-Tus hermanos tomaron esas clases también, me pareció justo que tuvieras la misma educación que ellos. Sin embargo, es verdad que hay cosas que puedes aprender sobre la marcha. Y también es verdad que tu hermana es muy joven para llevar tanto trabajo. Me gustaría que la ayudaras con eso…- Los pechos de Valeria son tan grandes.- Alejandra…

-¿Eh?

-Ponme atención.

-¡Sí! Yo… visualizaba tus palabras.- dijo carraspeando e intentando no ruborizarse.

-Yo también tuve tu edad ¿sabes? Conozco esa expresión.- le dijo su padre levantando una ceja.

-No sé de que hablas.- Guillermo empezó a reír. ¡Hey, su risa era como la de ella!

-No te pediré detalles.- ¿En serio su papá le había dicho eso?

-Decías…- ¡Cambia el puto tema!

-Alejandra, seguramente sabes que Cristina es la heredera…

-Sí, lo sé.

-¿Qué te parece eso?

-¿Por qué me lo preguntas?

-No quiero que te sientas desplazada ni que sientas rencor por tu hermana.

-No tengo porqué sentirme así. Jamás sentiría algo malo por Cris, ella es tu hija, tiene derechos.

-Tú también eres mi hija.

-Solo de sangre… lo siento.- se disculpó al ver la expresión dolida de su padre. ¡No pudo evitar decir eso!

-Entiendo que no me sientas como tu padre. Nunca estuve ahí. Me perdí 20 años de tu vida y es algo que siempre lamentaré. Sé que tenemos mucho de qué hablar y te prometo que lo haremos. También sé que no puedo pedirte nada para mi, así que te pido que si aceptas, hagas esto por Cristina.

Alejandra suspiró. No le molestaba ayudar a Cristina, al contrario, le parecía fantástico poder hacerlo. Lo que le molestaba era que no sabía de qué manera conocer a su padre.

-Escucha, con respecto a lo que dijiste hace rato, no me siento mal ni desplazada. No aspiro a ninguna posición, ni título, ni siquiera espero que me reconozcas. Es verdad que tenemos la misma sangre pero no sabemos prácticamente nada el uno del otro. Yo también me perdí 20 años de tu vida, sin embargo te respeto y agradezco lo que has hecho por mi. Haré esto por Cris, porque me parece injusto el ritmo de vida que lleva.

-¿Ella te lo dijo?

--No creo que ella sea capaz de quejarse nunca. Pero lo noto, así que te pediré algo.

-Te escucho.- ¿Cómo decirlo sutilmente?

-Nunca presiones a mi hermana para que haga algo, déjala tomar sus propias decisiones. Ella se exige mucho y si siente que tú esperas ciertas cosas de ella, lo hará solo por ti y eso la lastimará. Y si eso pasa, tú y yo tendremos problemas.- dijo seria.

-¿Crees que la obligaría a hacer algo contra su voluntad?

-Conscientemente no. Pero ella siempre hará lo correcto para la familia y no pienso quedarme sentada viéndola ser infeliz por culpa de un estúpido título.

-Me parece bien. Mejor dicho, me parece excelente que defiendas así a tu hermana.

-¿Tenemos un trato?- extendió la mano hacia su papá.

-Lo tenemos- Guillermo la estrechó.- ¿Y para ti? ¿Pides algo?- Ale lo pensó un poco.

-Una máquina de galletas.

 

 

Ale estaba en la oficina de Cris, esperándola. Después de hablar con su padre, el Conde había llamado a Cristina, seguramente para informarle que Alejandra la ayudaría de ahora en adelante. Así que se encontraba cómoda en una silla, con los pies sobre el escritorio. Una puerta sonó al abrirse.

-Baja los pies de ahí.- Cris caminó hacia su silla ejecutiva y se sentó.- ¿cómo hiciste para librarte de tus clases?

-Soy una genia.

-Ni en un millón de años.- su hermana le sonreía, se veía contenta.

-Deberías agradecer al cielo, me tendrás contigo todo el día.

-¿Debo agradecer por eso?

-Yo sé que te caigo bien.- dijo Ale con un puchero.

-Ocasionalmente, lo admito.

-Y, ¿qué haré aquí?- Cris se levantó y fue hasta la cafetera a servirse una taza. Ale la siguió con los ojos.

-Servirme.-

-Ni lo sueñes.- Ahora Ale también se acercó por un café. Cris añadía azúcar a su bebida.

-Trabajarás en lo  que haga, me ayudarás.

-¿Y qué haces?

-Ahora me tienen asignado la remodelación de dos hoteles en la Riviera Maya y uno en Las Vegas. También tengo a mi cargo la construcción de un centro comunitario. Así que tengo doble trabajo: por un lado negocios familiares y por el otro, cuestiones filantrópicas con el condado

-Entiendo. Con razón estás agotada.

-Lo sé. El café y yo somos uno mismo.- Cris suspiró cansada.

-Déjame ayudarte en todo lo que pueda. Te quitaré carga de trabajo.

-Eso sería fantástico.- Se miraron en silencio mientras tomaban su café, una frente a la otra. Ale empezó a picarle la mejilla con el dedo índice.

-¿Qué haces?

-Mato el tiempo.

-Quédate quieta.

-Enséñame que haré.

-Ven.- Cris la jaló de una mano y la llevó de nuevo al escritorio.- Trae una silla aquí.- le indicó. Ale se sentó junto a ella para poder mirar la pantalla de la lap.

-Que raro es sentarse de este lado.

-Estos son los tres hoteles en remodelación: el Castilnovo Royal y el Castilnovo Príncipe están en la Riviera Maya. El Castilnovo Imperial está en Las Vegas.

-Que nombres tan originales.

-Acostúmbrate, todos usan el Castilnovo.

-Uhm- Empezaron a ver imágenes de cómo eran antes y como se encontraban hasta el momento. Cris le explicaba el proyecto y los diseños de los arquitectos. Si todo salía bien se haría una gran reinauguración en unos meses.- ¿Cuántos hoteles forman la cadena?

-42, repartidos en América, Europa y Asia.

-¡Vaya! ¿Quién se encargada de la administración de todo eso?

-Cada hotel tiene un gerente que le rinde cuentas a un supervisor regional. Él  informa directamente al Consejo Directivo de Grupo San Román, del que mi papá es el presidente.

-¿Consejo Directivo?

-Sí, llevan la administración de los hoteles y de la aerolínea. Para tener mejor control de todo mi papá, Álvaro o tío Tomás viajan constantemente.

-¿Tomás? ¿Trabaja aquí?

-Es el vicepresidente del Consejo. Ahora está de viaje en Europa visitando algunos hoteles.

-Mierda.

-¡Alejandra!- Cris la observó un momento antes de estallar en carcajadas.- Tus tonteras me hacen reír mucho.- Dijo más tranquila golpeando suavemente su hombro al de Ale.

-Me gusta verte feliz.

-Es imposible no estarlo teniéndote cerca diciendo incoherencias.

-¡Oye! ¿Por qué me miras así? Me das miedo.

-Se me acaba de ocurrir una idea genial.- Comentó Cris con una sonrisa radiante.- Ven, solo lleva tu cartera.

Su hermana se levantó y caminó hacia una puerta que resultó ser un closet. Buscó un poco y saco un pequeño bolso de mano y unas gafas oscuras.

-¿A dónde vas?- Ale la veía con precaución. Algo en la expresión de Cris no le gustaba.

-Ya verás. Tú vienes conmigo.

-No quiero.- ¡Tengo miedo!

-Que vas.- Cristina la jaló y Ale no tuvo más remedio que seguirla.

 

 

-¿Cómo se supone que llegaremos si no me quieres decir a donde vamos?

-Tu conduce.-  Estaban ya en el auto y Ale había manejado los últimos 10 minutos, solo siguiendo las indicaciones de Cris.

-Por ahí. Métete al estacionamiento subterráneo.- Ale vio una gran construcción, parecía un centro comercial.

-Apresúrate.- dijo Cris sonriendo como niña recién llegada a una feria.

Cuando subieron por las escaleras eléctricas, Alejandra parpadeó varias veces, mirando para todos lados.

-¡Me voy!- Giró para salir huyendo de ahí pero Cris se lo impidió colgándose de su brazo.

-¡Ni lo intentes! ¡Vamos!

-Pero… ¡Cristina!.- se quejó.

-Por favor…- su hermana puso cara de cachorro apaleado y Ale suspiró. ¡Ya qué!

-Vamos.- resignación, ven a mi. Estaban en un centro comercial, pero no solo era eso. Era exclusivo de ropa y artículos de marca mundial. Ale no tenía que esforzarse para saber que hacían ahí: compras.- ¿Qué vamos a comprar?

-Ropa.

-¡Pero si tienes toneladas!

-No para mi, para ti.

-¡Tengo toneladas!

-Pero no lo que necesitas para el trabajo.

-¿Cómo sabes? ¿Revisas mi closet o qué?

-Yo ayudé a tía Angie a comprar todo tu guardarropa.

-¿En serio? Entonces, ¿tú compraste los boxers de gatitos de colores?

-¿Te gustaron? ¡Son tan lindos!- exclamó con ilusión.

-¡Odio a los gatos.

-Apuesto a que se te ven bien puestos.- ¿Qué?!Ridículos!

Ale se dejó mangonear. Entraron a Versace. En cuanto una de las chicas que trabaja ahí las vio, se acercó sonriente.

-Señorita San Román, bienvenida, ¿en qué puedo servirle?

-Buenos días Amanda, venimos por algo para ella.- Amanda observó a Ale.

-¿Algún estilo en especial?

-Con permiso.- se disculpó Cris, antes de decirle algo al oído a Amanda.

-Entiendo. En un momento le traigo lo que desea.

-¿Qué fue eso? ¿Qué estás tramando?

-Nada. Ven.- Cris volvió a llevarla de la mano hasta los elegantes probadores.

-¿De verdad tenemos que hacer esto? Tengo mucha ropa.

-No la suficiente. Y ahora que trabajarás conmigo y serás mi sombra, yo sé lo que te hace falta.

-Uhm.- Ale puso una expresión de fastidio.

-Por favor. Será rápido.- Cris se le acercó con cara de chantaje, con un puchero adorable en el rostro.- ¿Siiii?.- empezó a pellizcar suavemente las mejillas de Alejandra, quien solo asintió.- ¡Ay, gracias por eso te quiero!- dijo feliz poniéndose de puntitas para alcanzar su rostro y estamparle un sonoro beso.

-Lo haré solo por ti.

-Entra ahí y quítate la ropa.

-¿Qué? ¿Así nada más? ¿Sin otro besito antes?- Ale dio unos besitos al aire y Cris rio.

-No seas boba, entra ya.- le dio un empujón.

Una vez adentro, Alejandra se dispuso a quitarse la ropa, solo conservó la interior. Escuchó muchas voces fuera. Parecía que Amanda había regresado con un ejército de compañeras.

-Alejandra.-

-Dime.

-Ten.- Ale abrió un poco la puerta y Cris le pasó las prendas. Eran demasiadas ¿pero qué?

Se parecían a los trajes que utilizaba su papá. Pantalones, camisas y sacos. Observó mejor y pudo ver cierto aire femenino en las ropas. No se veían tan mal. Se puso la camisa y el pantalón ¿eso era tela? Parecía que una nube la arropaba, era tan suave.

-¿Cómo vas?- escuchó a Cris detrás de la puerta.

-Bien.

-¿Puedo ver?

-Si, pasa.- Cris entró.

-Wow.- Su boca formaba una “o”, tenía los ojos muy abiertos y las cejas levantadas.- Estás guapísima.

-Siempre estoy guapísima.

-Bueno si, pero ahora…

-¿Crees que me queda este?

-Definitivamente.- Cris seguía con la misma expresión. Ale la podía ver reflejada en el espejo, parada justo detrás de ella.

-¿Estás bien?- Cristina no se movía, solo la miraba. Ale se estaba cambiando de camisa.

-Si, lo siento, divagué un poco ¿Te has probado todos?

-Si, esos me han quedado bien.- señaló las prendas acomodadas a su derecha.- ¿Tengo que usarlas todos los días?- preguntó preocupada.

-No. Podemos dejar algunos en la oficina, en caso de emergencia. Te quedan muy bien… Generalmente las usarás en las reuniones importantes a las que me acompañaras.- continuó retomando el hilo de sus pensamientos.

-Entiendo.

Toc-toc.

-¿Si?- preguntó Cris asomándose tras la puerta.- Gracias.- Volvió a meter la cabeza. Amanda le había pasado otro traje.- Prueba éste.

-¿Otro?

-Es un poco diferente. Anda, póntelo.- Ale bajó el cierre del forro que cubría el traje. Era un smoking

-¿En serio usaré  esto?

-Pruébalo.

Sin inmutarse, Ale empezó a desvestirse. Cris sacó el smoking y lo colgó con cuidado. Primero le pasó el pantalón a Ale. Luego la camisa.

-Ayúdame con esto.- le pidió a su hermana pues los puños le daban pelea. Cris le abotonó los puños y empezó a cerrarle los botones de la camisa. Era más baja que Ale. La frente de Cris le llegaba apenas a la barbilla. Se acomodó bien la ropa y Cris le ayudó a subirse el saco.

-Falta el moño.- observó la pelinegra.

-No se ponerlo.

-Yo lo hago.- Cris volvió a colocarse frente a ella. Concentrándose, lo anudó impecablemente.- ¡Listo!- Alejandra se miró en el espejo. Se veía respetable, elegante.- Tenemos que comprar zapatos.

-¡¿También?!

 

 

Dos horas después se dirigían a su auto, acompañadas de tres empleados de las tiendas que habían visitado, quienes cargaban las bolsas de compras. Habían gastado un dineral, pero Cris decía que era necesario. Así que Ale pasó una y otra vez su tarjeta.

-El próximo sábado será una buena ocasión para estrenar algo de tu nueva ropa.- Comento Cris mientras ponía el auto en marcha.

-¿Por qué?

-Habrá un coctel en el club. Tía Angie lo está organizando.

-No sabía.

-Se la ha pasado halando de eso por días. Deberías poner atención, no sé en que tanto piensas.

-Ehm.- en los pechos de Valeria, las nalgas de Valeria y en su…

-Ale… ¿sabes bailar vals?

-¿Vals? Sí, ¿por qué?

-¿Podrías enseñarme?

-¿Enseñarte vals?- Ale soltó una carcajada.

-¡No te rías! Es que en tres semanas habrá una recepción y suelen invitarme a bailar, pero no sé.

-¿Y en esas recepciones solo tocan vals?

-Casi siempre.

-Bueno, claro que te ayudaré con eso.

-Gracias, me es muy bochornoso bailar frente a otras personas sin saber como moverme.

-En cuanto quieras empezaremos las clases.

-¿Te parece el domingo?

-Claro.

 

Eran las 6.30 cuando llegaron a la mansión. Cris la acompañó a su cuarto  y la ayudó a ordenar todo lo que habían comprado.

-Me gusta ir de compras.- dijo Cris colgando una camisa en un gancho.

-Se nota.

-Me relaja mucho, gracias por dejarte arrastrar por mi locura.

-De nada.- respondió Ale con una sonrisa.

Riiing riiing.

-Hola.

-Hola fugitiva.- era Valeria. Ale se apartó un poco de Cris para poder hablar con confianza.

-Perdón por dejarte ahí.

-Solo te perdonare si vienes a verme ahora.

-¿Dónde estás?

-En la alberca del club.

-¿Vienes por mi y me llevas a casa?

-Claro. Ya voy.- Cortó la llamada.- Saldré un rato.- le dijo a Cris.

-¿Verás a alguien?

-Si… bueno, es…- ¿Debía decirle?

-¿Una chica?- preguntó seria Cris.

-Si, una chica. Terminaré de acomodar esto a mi regreso.

-No te preocupes, yo lo hago.

-No ¿Cómo crees?

-Ya te dije que esto de la ropa me relaja.

-Bueno, gracias.- Ale se acercó y la aprisionó por los hombros, dándole luego un beso en la mejilla izquierda.- Vuelvo más tarde.

-Apresúrate, no la hagas esperar.- respondió quedamente su hermana.

 

 

Después de dar su nombre los guardias del club la dejaron pasar. Eso de ser una San Román le abría muchas puertas, literalmente. Siguiendo las indicaciones que le daban, llegó al área de albercas. Ahí estaba Valeria. En cuanto la pelirroja la vio, se apresuró a salir del agua. Ale tomó una toalla de un camastro y cubrió a la chica en cuanto se acercó.

-Hola.- saludó Valeria dándole un beso en la comisura de los labios.

-Hola, te ves sexy.- El agua resbalaba por su piel y ese bikini… ¡ese bikini!

-Quiero ser sexy para ti. Ven.- Valeria la condujo por un pasillo que conectaba a los vestidores y a las duchas. Al ser espacios privados y grandes, Ale también entró.- Me daré un baño ¿me esperas? Puedes mirar si quieres.- Alejandra no necesitaba que se lo dijeran. Se quedó ahí observando a la chica desnudarse frente a ella. Cuando quedó totalmente sin ropa, Ale estaba con la boca abierta. Valeria se duchaba con sensualidad, enjabonándose con movimientos sugerentes y mirando con deseo a Ale.- ¿Todo bien? ¿Te ves inquieta?

-Todo bien.- respondió sin aire Ale ¡algo tenía vida entre sus piernas! Valeria salió de la ducha goteando. Se secó un poco el cuerpo y el cabello y se acercó peligrosamente a Ale.

-Y pensar que hoy pudiste tenerme…- susurró cerca de sus labios.

-¿Puedo tenerte ahora?

-Uhm…- Valeria puso una de sus manos en la entrepierna de Ale.- ¿Tienes ganas?- o sea, ¡¿Tú qué crees?!

-Muchas.- contestó Ale pegando su cuerpo al de Valeria, besándole el cuello.

-Te recomiendo una ducha fría, eso te ayudará.- dijo la pelirroja como si nada, saliendo del privado. ¿Es neta?

Saliendo ella también del privado, fue hasta los lavabos y se echó mucha agua en el rostro. Unos minutos después caminaba junto a la pelirroja hasta el coche. Valeria sonreía triunfante.

-Te vengaste.- dijo Ale mientras tomaba la avenida rumbo a casa de la chica.

-Obvio, me dejaste con muchas ganas, era mi turno.

-Que mala eres.

-No te quejes, que miraste más de lo que debías.

-Tienes un súper cuerpo.

-Pronto será tuyo.- le respondió guiñándole un ojo. Ale se sonrojó.- dobla a la derecha.- En pocos minutos aparcó frente a la casa de Valeria.- Gracias por traerme.

-De nada.-

Alejandra se acercó a la chica para darle un beso en la mejilla, pero Valeria giró el rostro y le ofreció sus labios. Sin perder el tiempo, Ale empezó a comerle la boca. Sus lenguas empezaron a sentirse. Ale pasó al cuello de la pelirroja, que balbuceaba cosas incomprensibles. Ale posó sus manos sobre las piernas de Valeria, acariciándoselas, aprovechando la practicidad de su falda,

-Ale, ya… para.- dijo Valeria con la voz entrecortada.

-¿Por qué?

-Estamos frente a mi casa, no podemos hacer esto aquí.

Era verdad. Estaban en una vía pública. ¿Qué tal si la mamá de Valeria salía y las veía?  Ale se sentó bien tras el volante y observó a Valeria arreglarse el cabello.

-Lo siento, me dejé llevar.

-Está bien, yo también te besé.- dijo sonriéndole.- Nos vemos mañana.- Con un último beso rápido, la chica bajó del auto.

 

 

Cuando Ale llegó a la mansión eran las 9.30 pm. Caminó hasta su habitación sin encontrarse con algún miembro de la familia. Estaba cansada, no tenía hambre así que se dirigió a su baño a darse una ducha y a ponerse la pijama. Cuando se acercó a su cama se fijó que estaba ocupada. Cristina dormía plácidamente en ella. Tenía abrazado una almohada y su respiración era acompasada. Pensando en que  se veía muy linda ahí dormida, Ale prefirió no despertarla.  Se metió bajo las cobijas tratando de no hacer muchos movimientos. Se acomodó boca arriba sintiendo crujir su espalda.

-Ale…- ¿Cris la había llamado o fue su imaginación?- Ale…- volvió a escuchar. Se incorporó y vio a su hermana que apenas abría los ojos.

-¿Si?

-Me quedé aquí sin querer…- intento levantarse pero Ale la detuvo.

-No te preocupes, la cama es grande, puedes dormir aquí.

-¿Segura?- preguntó Cris más dormida que despierta.

-Segura. Buenas noches.

Ale giró y se acomodó de lado, dándole la espalda a Cristina. No habían pasado ni cinco minutos cuando sintió a su hermana pasar su brazo por su cintura y montar una pierna sobre ella. Ale sonrió. Esa noche, ella sería la almohada de Cris.

Notas finales:

Déjenme un rw, siiii????

 

!Travesura realizada!


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