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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

!Holaaaa mi hermosas lectoras! Ante las amenazas y reclamos de algunas decidí adelantar la actualización y poner cosillas que espero les gusten... cosillas.... Bueno, el punto es que aquí está.

Cada capítulo preguntaré en mi fb qué cosa quisieran ver, agregándo claro lo que se pueda al fic. (Hora de complacencias) Así que ya saben.

Y ya mejor me callo y les dejo leer. Gracias a todas las que me han dejado RW. 

 

!Accio cap 9!

-Tomás, el primer punto a tratar es tu informe sobre el viaje que realizaste.- Tomó la palabra el Conde.

-Como dice en el informe escrito, que ya tienen en sus manos...- Álvaro les pasaba unas carpetas con dicho informe. Alejandra abrió la suya y empezó a leer.- me alojé en Londres y me reuní con los supervisores regionales de Italia, Inglaterra, España, Francia, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Suiza y Rusia.- Ale vio una tabla con los nombres de todos los supervisores que asistieron a las reuniones.- Los hoteles marchan viento en popa, estamos a la vanguardia en los servicios que ofrecemos y somos considerados la cadena de hoteles consentida de la nobleza y grandes personajes mundiales. Además de nuestros paquetes atractivos para la gente común que gusta de sentirse, aunque sea un fin de semana, como uno de los nuestros.- Terminó con una sonrisa arrogante.

El Conde seguía sin levantar los ojos del informe. Álvaro veía con desagrado a Tomás. Cristina cerró la carpeta y se dirigió al hombre.

-¿Algún contratiempo? ¿Alguna petición por parte de nuestro personal?

-Hay… hay una petición, sí. Los empleados de aseo del Castilnovo Emperador, desean un aumento de sueldo. Obviamente le dije al supervisor regional que eso es imposible. También lo incluí en el informe.

-¿Por qué les negó un aumento?- interrogó Ale.

-¿Para que quieren un aumento?

-Tal vez lo quieren para alimentar a su familia.

-Les pagamos lo justo.

-¿Cuánto es lo justo?- preguntó al aire.

-Déjame revisar…- Álvaro buscó rápido en su laptop.- el sueldo base está en 350 dólares al mes.

-¿Dónde queda ese hotel?-

-En Madrid.

-Madrid eh…- Ale suspiró.-¿Esas personas deben ser mucamas o intendentes no?

-Así es.- Confirmó Tomas.

- Tomás, ¿usted sabe de la crisis que atraviesa España en estos momentos? ¿Y sabe que el euro tiene un valor superior al dólar?

-Si, lo sé.

-Yo no creo  que la exigencia de aumento de sueldo sea injusta, no al menos antes de hacer una evaluación de las circunstancias de esas personas. Usted no puede negar algo sin saber.

-Y me puedes decir tú, ¿Porqué tienes voz en esta reunión?

-La voz se la otorga su padre...- Intervino el Conde, viendo ceñudo a Tomás.- Alejandra, como heredera de Antonio, posee gran cantidad de acciones de esta empresa, tal vez más de las que tú posees. Así que tiene todo el derecho de preguntar e intervenir en los asuntos que se traten aquí. Y estoy de acuerdo con Alejandra, no se puede negar algo sin conocer el contexto de trabajo de esas personas. Cristina, comunícate con el supervisor y el gerente del Castilnovo Emperador y diles que tendremos una conferencia telefónica para hablar de su petición.

-Si, padre.

-Guillermo, si empiezas a otorgar aumentos de sueldo, todo nuestro personal pedirá lo mismo.- Se quejó Tomás.

-Los ingresos de los hoteles han aumentado considerablemente los últimos años.- dijo Álvaro mirando unas gráficas en su pantalla.- Creo que podemos darnos el “lujo”.- hizo un ademán de comillas con las manos.- de subirle el sueldo a los empleados sin tener pérdidas económicas.

-Insisto en que el pago que les damos es justo.

-Le recuerdo, - dijo Ale.- que ellos no viajan en aviones privados, no se hospedan en hoteles de lujo con gastos pagados. Tal vez son madres o padres solteros que solo quieren que sus empleadores los escuchen y protejan, devolviéndoles así lo mucho que ellos hacen por la empresa. Además… dígame…- Ale sacó una hoja del informe.- en el anexo “gastos de representación”, ¿a que se refiere exactamente con “servicios de entretenimiento”?

-Uhm… yo… no lo recuerdo… debe ser de alguna comida… o…- Tomás estaba incómodo y sonrojado.

-¿Comida?- intervino, Cris. – Eso es un gasto aparte. Aquí está.- Señaló un punto en la hoja.

-Entretenimiento, más bien me suena a… ¿prostitutas?- Apuñaló Ale con un gesto irónico. ¡Goloso!

-¡¿Cómo te atreves?!- El hombre se puso de pie, indignado.

-¡Siéntate!- Bramó furioso el Conde. Tomás se sentó lentamente, mirando a Ale con odio. La chica tomaba su agua quitada de la pena. Cristina le dirigió una mirada cómplice.

-Guillermo, tu sobrina me ha faltado gravemente al respeto.

-Revisaremos y comprobaremos a detalle tus gastos de representación. Así que si quieres confesarme algo, podrás hacerlo a solas al final de esta junta. Pero si no me aclaras ese punto y descubro que Alejandra tiene razón, te despediré.- Tomás estaba más rojo que antes. Tenía una mano sobre la mesa, echa puño.

-Ahora pasemos al siguiente punto.-dijo Cris.-  Sostuvimos una reunión con el ingeniero Mendoza y nos informó que se le había dado la orden de reducir el presupuesto para la construcción del centro comunitario al sur de Thó. Como seguro sabe esa construcción es parte de las donaciones que hacemos al condado y está a mi cargo. Ni mi padre, ni yo dimos esa orden. ¿La dio usted?

-Si, por supuesto.- respondió con orgullo.- Como vicepresidente tengo la facultad de dar esa orden. Y Cristina, discúlpame que te lo diga, pero estás tirando mucho dinero a la basura con ese proyecto.

-¿A la basura?-

-Así es. Ese centro no representa ninguna ganancia económica para nosotros y sobrepasa lo que destinamos a la beneficencia.- Ale se fijó en que su padre escuchaba atento esa conversación, sin intervenir. Dejando a Cristina al mando.

-Ese centro no es un negocio, Tomás. Es para ayudar a las personas. Contaremos con clases de diferentes oficios, talleres artísticos y actividades deportivas. Será un lugar que ayudará a mantener a las personas enfocadas a algo sano y productivo para la ciudad.

-¿Y necesitas gastar millones en su construcción?

-Si.- dijo Cris sin dudar un segundo.- Será un centro de primera y no se construirá con materiales de dudosa calidad. Eso sería poner en riesgo a las personas. le pido que en el futuro evite intervenir en mis proyectos.

-Solo quise ayudarte.

-Se lo agradezco pero no necesito esa ayuda. Alejandra trabaja conmigo y solo ella y yo podemos decidir sobre ellos.

-Veo que gozas de la confianza absoluta de Cristina.- le escupió Tomás a Ale.

-Así es.- se apresuró a responder Cris, tomando la mano que Ale descansaba en la mesa, como señal de apoyo.

-Chicas, Álvaro, déjenme solo con Tomás, por favor.- pidió el Conde.

Los mencionados se pusieron de pie y salieron. Ale siguió a su hermana de regreso a su oficina. Entraron y Cris dejó sus cosas en su escritorio mientras Ale se sentaba en una silla frente a ella.

-Le partimos la madre…- dijo riendo.

-Tienes una forma tan elegante de decirlo.- bromeó su hermana.

-Ya casi me sacaba a patadas de la sala de juntas.-

-Yo no lo hubiera permitido.- dijo Cristi sujetándose de los apoya brazos de la silla de Ale, inclinándose para darle un beso en la nariz.

-¿Por qué fue eso?- preguntó mientras su hermana se sentaba frente a ella, totalmente relajada.

-Porque te quiero.

-Yo también te quiero…. Y muero de hambre.

-Es verdad, no has comido nada. ¿Quieres que Amelia te pida algo para comer?

-Tengo una mejor idea. ¡Escapémonos!

-¿A dónde?- Ale se puso de pie y jaló a Cristina para que también lo hiciera.

-¿Qué te parece pasar el resto de la tarde comiendo pizza y viendo películas en mi cuarto?

-¿Pizza?

-¡¿No me digas que nunca has comido pizza?!

-Pues… si la he probado.

-Ajá, claro. Le preguntaré a Nico cual es la mejor pizzería…- sacó su celular y le envió un whats app a su amigo.

-Pero, ¿nos iremos ahora?

-Si.

-Es muy temprano.- la chica consultó su reloj. ¡Vaya, al fin lo usa!

-Oh, vamos, Cristi. No seas odiosa. Puedes escapar de vez en cuando ¿no?

-Pero, aún hay… mucho que hacer…- miró su escritorio.

-No hay nada urgente y lo sabes.  Intenta disfrutar tu vida, al menos antes de ser una Condesa. Ya luego podrás amargarte todo lo que quieras.

-¡Oye!- Cris le dio un empujoncito para que Ale cayera de sentón sobre la silla en la que momentos antes estaba. Pero Ale se colgó de ella, haciendo que Cris acabara sentada en su regazo.- Oh, lo siento.- Se disculpó Cris, sonrojada.

-No, está bien quédate aquí.- respondió Ale sonriendo. Cris pasó un brazo por su cuello mientras Ale miraba la respuesta de Nico.- Mira, hay un lugar que… ¿por donde quedará?

-Uhm, deja veo.- Y ahí estaban las dos, una sentada en las piernas de la otra, con tanta naturalidad. Los ojos de ambas mirando la pantalla del celular de Ale. Cris dio unos toques en esa pantalla con la mano libre, ubicando la dirección en el gps.- Creo que ya sé por donde queda. –

-¿Vamos?- Ale agarró fuerte a Cris, levantándose con ella.

-¡Bájame, loca!

Soltando una carcajada, Ale dejó que Cristi pusiera sus pies en el suelo. Tomaron sus mochilas y salieron como si nada de la oficina. Poniendo cara de inocentes. Cuando estuvieron en el auto, Alejandra aceleró. A diferencia de la mañana, ya no sentía su auto vacío, Ahora Cris iba a su lado.

Pidieron dos pizzas especiales, o sea con tooooodos los ingredientes. Las tripas de Ale tocaban el Himno a la Alegría. Sentir el olor saliendo de las cajas fue una tortura para Ale, ¡Ya quería estar en su habitación! Entraron a la mansión corriendo de puntitas, no querían que nadie las viera ni les robara tiempo.  Con las espaldas pegadas a la pared, Ale miró discretamente hacia la derecha  y cuando Bernardo desapareció de la vista, corrieron como alma de lleva el diablo hasta su habitación. Todo era parte de su aventura. Cris cerró con pestillo la puerta, una vez estuvieron dentro del cuarto soltaron una carcajada.

-Muero de hambre.- dijo Ale mientras dejaba las pizzas en la mesilla frente a la pantalla. La abrió y sacó un pedazo. Dio un mordisco nivel lobo hambriento.

-¡Oye! Aun no ponemos la película…- se quejó Cris mientras buscaba en la smart TV alguna opción.

-O como o muero.

-Entonces yo también quiero.- Ale le ofreció de su propio pedazo y Cris lo aceptó dando también un generoso mordisco.- ¡Está deliciosa!- dijo después de tragar y con los labios un poco manchados. Ale la limpió con su servilleta.

-Te lo dije.- Se pararon una junto a la otra, compartiendo el pedazo de pizza y mirando la lista de películas.

-¡Esa!

-No, me da miedo. ¡Esa!

-Es muy cursi.

-¡Esa!- gritaron al mismo tiempo.

Así que se sentaron en el comodísimo sofá, a mirar la película y a tragarse los kilos de pizza frente a ellas. Veía a Cris relajada y contenta. Ale pensó en el mal momento que habían pasado en la mañana y estuvo segura que haría todo lo posible porque eso no volviera a suceder. Quería ver a la chica junto a ella reír en la forma en que ahora lo hacía, quería ver sus ojos entrecerrados por la risa, quería que solo el sonido de su risa o de su voz feliz saliera de ella, no quería escuchar  otra vez  ese tono en que su hermana le gritó en la mañana.

-¿Pasa algo?- le preguntó Cris al percatarse que hacía varios segundos Ale no le quitaba los ojos de encima.

-No…-

-Yo creo que sí.- Cris subió una pierna al sofá para girar su cuerpo y quedar frente a Ale.- Dime.

-Pensaba en que me gusta verte así, feliz. Te ves tan linda.- Cris se sonrojó.- Lo que pasó, nuestra pelea…-

-No, ni lo menciones.- Ale se acercó más a su hermana.

-Quiero hacerlo. Lo siento. Siento mucho no quedarme contigo anoche.

-No puedo obligarte a estar conmigo todo el tiempo, tu… yo sé que te gusta Valeria.- Cris miraba hacia abajo.- Es normal que quieras estar con ella y no conmigo.

-No digas eso.- Ale usó sus manos para hacer que Cris la mirara a los ojos.- Es verdad que Valeria me gusta pero, ahora, aquí contigo….- ¿porqué su corazón latía fuerte y loco?-  no quisiera estar en ningún otro lugar del mundo.

-Alejandra…- Cris la abrazó, pegando su cuerpo al de ella.- Te adoro.

-Y yo a ti… Cristi… promete que pase lo que pase nunca dejarás de quererme.- dijo acariciando la espalda de la chica.

-¿Por qué dices eso?

-No sé, es… - de repente había tenido terror de perder a Cris. Por tantas mentiras. Por ocultarle cosas.-  precaución. Promételo.

-Te prometo...- Cris la miró a los ojos, a pocos centímetros de su rostro.- que nunca dejaré de sentir lo que siento por ti.

 

 

 

La semana fue una locura. Alejandra iba de aquí para allá. De la escuela a la empresa. De la empresa al club pues su tía Angie estaba neurótica con lo del coctel del sábado. Quería todo perfecto, todo de primera. Tenía que hacer sus deberes, los pendientes que le dejaba Cris y servir de burro de carga o chofer para su tía. Además, Tomás le tiraba flechas con los ojos cada que la veía. En esas ocasiones, Cris la tomaba de la mano, del brazo, le plantaba un beso o la abrazaba como si quisiera demostrar que Ale no estaba sola y que Tomás no se atreviera a meterse con ella.

-Ale… Ale…-

-Uhm.- Sintió algo moviéndose sobre ella.

-Ale, despierta.

-Ahm.

-Ale… suelta la guitarra.- Le arrebataron algo de las manos.

-¿Cris?- entreabrió los ojos, distinguiendo una silueta en la oscuridad.

-Si.

-¿Qué hora es?

-Casi media noche.

-¿Qué haces aquí?- preguntó más consciente.

-No podía dormir así vine a ver si tu lo hacías y te encontré dormida abrazando tu guitarra.

-Si, yo… ensayaba una partitura para un examen de mañana.- Cris se sentó en la cama, haciendo que Ale colocara su cabeza en su regazo. Le acarició el cabello.-Me harás dormir si haces eso.

-Duerme.

-Pero tu no tienes sueño.- sus ojos se cerraban.

-Hagamos algo, cuando te duermas me iré a dormir también.

-No. Mejor quédate conmigo.-respondió más dormida que nada, tomando sin nada de fuerza la mano de Cris para evitar que se fuera.

Cristina se deslizó en la cama para acostarse junto a ella. Ale sintió ese cuerpo cálido junto al suyo, sin abrir los ojos pasó su brazo por debajo de Cris, para acomodarla en su pecho.

-Buenas noches, Ale.- susurró Cris pegando suave sus labios a la piel de Ale, a un costado de su boca.

-Buenas noches, Cristi.

Se acurrucaron y dejaron que el sueño las invadiera.

 

 

 

Ale se removió en su cama. Sus oídos captaron los sonidos matinales y poco a poco se hizo consciente de su propio cuerpo. A su pesar, abrió los ojos.  Su visión fue obstruida por ¿cabello? Giró hacia un lado y vio a Cristina dormida, con la cabeza junto a la de ella. Con mucho cuidado pasó sus dedos sobre el rostro de Cris, observándola hipnotizada. Su piel era muy clara, limpia y suave. Respiraba acompasadamente, Bajó la caricia del rostro de la chica hasta su brazo, aún disfrutando de su suavidad. Cris era tan bella. Y ella la quería tanto… La chica soltó un suspiro.

-Buenos días.- dijo la pelinegra apenas moviendo los labios.

-Buenos días. Es la primera vez que te miro despertar

-Debo verme horrible.- Bromeó Cris.

-Te ves hermosa.- Ale volvió a acariciar su rostro. Ahora Cris tenía los ojos abiertos y sonreía.

-Gracias. Tu cabello se parece al de ese personaje que tanto admira Memo, el que pasa de tenerlo negro a amarillo…-

-¿Gokú?

-Sí, ese. ¿También a ti te gusta?

-Claro, ¡es Gokú!

-Ay, por Dios.- Empezaron a reír como locas. Cris intentó acomodarle el cabello a Ale, usando sus propias manos, enredando sus dedos.

-¿Qué haces?- se quejó Ale por los tirones en su pelo.

-Quiero quitarte el look de Gokú.

-¡No! ¡Cristi!

-¡Quédate quieta!- Ale giró hacia el lado opuesto a Cris, ella se colgó de su ropa y se le echó encima. No podían dejar de reír y de forcejear. Intentó levantarse pero su hermana puso su peso en ella y cuando se quedaron quetas, Ale estaba sentada en su cama con los brazos rodeando a Cris por la cintura. Su hermana sentada en cuclillas sobre ella, con las manos aún en su cabello, con su cuerpo pegado al suyo. Se miraron varios segundos a los ojos. La pelinegra tenía las mejillas rojas, Ale sentía su cara ardiendo. Cris soltó el agarre de su cabello y bajó los brazos por el cuello de Ale, abrazándola.

-Bonita….- se le escapó a Ale en un susurró, apenas respirando. Viendo esos ojos grises.

-Hermosa.- respondió Cris sonriendo.- Me gustan tus ojos.

-Has visto ojos verdes toda tu vida.

-Los tuyos tienen algo especial, algo que solo tú posees.- Los ojos de Cris se desconectaron de los suyos y miraron un poco más abajo… Ale sentía su corazón golpear sus oídos. Acaricio despacio la espalda de Cris, quien soltó otro suspiro. La pelinegra se acomodó contra Ale y se recostaron de nuevo, abrazadas así. Cris sobre ella. Hacía mucho que Ale no se sentía tan a gusto. Tan en paz. Y tan feliz.

 

-Se supone que debemos levantarnos, ¿no?

-Un ratito más… hoy será un día largo. Mañana es el coctel.

-A las 9 tengo examen.

-¿Estudiaste?

-Digamos que si.

-Abrazaste tu guitarra y te dormiste ¿verdad?

-Igual y se me paga algo por ósmosis.

-Payasa.- Cris dio varios besos a la mejilla de Ale.- Ya, arriba.

-¡No! ¡Otro ratito!- Ale abrazó con más fuerza a Cris, hundiendo su cara en el cuello de la pelinegra.- Hueles bien.

-Eso pasa cuando te bañas diario.

-Y pensar que cuando te conocí no sabías lo que era bromear.- se burló.

-¡Oye! Vamos, se nos hará tarde.- Resignada, Ale aflojo el abrazo pero se quedó acostada. Cris se sentó en ella, colocando las manos en el abdomen de Ale para mantener el equilibrio.- Ya no tienes el cabello tan alborotado.- Sonrió feliz la chica.

 

 

 

-¡No estuvo mal!- Gritó Ale mirando al cielo, saliendo de su examen.

-Srita. San Román vaya a gritar por ahí.- le pidió su profesor, visiblemente enojado.

-Lo siento, profe.- Vio su reloj. Eran las 9.45 ¡bien! Podría llegar primero a la cafetería  y comerse todo antes de que los demás grupos salieran. ¡Oh, yeah!

-¡Ale, espera!- Nico corría tras ella.

-¡Apresúrate! ¡Comida!- Como idiotas, corrieron hasta la cafetería.- Quiero dos  enchiladas suizas, un burrito de carne asada, un jugo de naranja y una rebanada de pastel de chocolate.-

-¿Algo más? Preguntó la mujer incrédula.

-No… ¡bueno si! Una hamburguesa de pollo, por favor.-

-¿En serio comerás todo eso?- le preguntó Nico.

-Seeeeh… muero de hambre. ¿Qué comerás?

-Bueno yo…- Nicó sacó la mano de su bolsillo y empezó a contar su dinero.- Tengo para dos tacos y un refresco.

-¡Claro que no! Pide lo que quieras, yo te invito hoy.

-No, no es necesario.

-Anda, no seas odioso. Para que sirve el dinero sino para comprar comida.

-Tu lógica, mata.

-Lo sé.

Espero a que Nico pidiera su comida, pagó y luego fue por un café mocchiato. Se sentaron y empezaron a comer y a platicar. Minutos después llegaron Lisa y Natalia, también con una tonelada de comida.

-Empiezo a creer que los músicos comen demasiado.- Se escuchó una voz detrás de Ale. Sonriendo, giró la cabeza y vio a Cris.

-Hola. Siéntate junto a mi.-  le pidió con un puchero.

-Claro, solo iré por un café.

-Aquí lo tengo.- le enseñó Ale.

-¿Me compraste café?

-Sé que te tomas uno de éstos diario.- Cris sentada junto a ella, dio un trago a su bebida. Lisa, Natalia y Nico las veían atentamente, como si se dieran cuenta de algo invisible.- Gracias.- le dijo su hermana sonriéndole, después de sentir el líquido caliente resbalar por su garganta.

-De nada. ¿Quieres comida? Tengo una deliciosa hamburguesa aquí.

-¿No te la comerás?- Sus tres amigos seguían observándolas, pero las San Román estaban en su mundo.

-Ya comí bastante… y si me quedo con hambre puedo comprarme otra cosa.-Cris le aceptó la oferta.

-Oh, lo siento. Hola, ¿Cómo están?- preguntó Cris a los amigos de Ale.

-Bien.

-Excelente.

-uhm.- Natalia y sus sonidos extraños.

-¿Qué tal el examen?- preguntó Cris al aire.

-Creo que pasaré.- respondió Ale.

-Sencillo.- dijo Lisa viendo su lechuga.

-Yo le copié a Lisa.- Confesó Nico.

-Uhm.- Natalia engulló un pedazo de pizza.

En eso, Valeria pasó junto a ellos. Saludando a Cris con un movimiento de mano y dirigiéndole una sonrisa pícara a Ale. La vio ir hacia la comida, acompañada de un grupo de amigas. Se veía sensual con esos jeans ajustados pero… a Ale ya no se le alborotó todo como pasaba en ocasiones anteriores. Volvió la mirada hacia Cris que hablaba de sabe que con Lisa. Le gustaba ver a su hermana sonriendo. Cuando la conoció no sonreía tanto como ahora. Su celular vibró y vio que Cris también sacaba el suyo.

-Es tía Angie, ¿También te envió algo a ti?- le preguntó su hermana.

-Si… dice que los músicos acaban de cancelarle.

-Lo mismo me envió. Le marcaré.- Cris marcó el número de su tía y puso el altavoz para que Ale escuchara.

-¡Chicas! ¡Chicas!

-Aquí estamos.- respondió Ale.

-¡Chicas! Los músicos, ¡los putos músicos!, cancelaron su presentación para la cena de gala.

-¿Dijeron por qué?- interrogó Cris.

-Muerte, fallecimiento, algo así. ¡Cancelaron!- Su tía sonaba muy mal.

-Calma tía, ¿Qué necesitas?

-¡Músicos!- Ale levantó la vista al frente.

-Tranquila tía.- le dijo al aparato.- Acabo de conseguirte cuatro.

-¿Uhm?- Natalia.

 

 

 

-¿Te parece buena idea contratar a tus amigos?

-Claro, son excelentes músicos y tienen una semana para prepararse, bueno prepararnos. Además les caerá bien el dinero.

-No te preocupes, yo me encargaré de pagarles. A ti no. Eres pésima.-¡¿Qué?! Ofendes ¡O-fendes!

-Te dejaré con la boca abierta.

Estaban ya bajando del carro en el estacionamiento del club. Fueron a llevarle unos cheques a su tía para pagar algunos servicios. Al día siguiente sería el coctel. Por lo que Ale sabia, tendrían competencias ecuestres. Los asistentes pagarían al entrar y tendrían derecho al banquete. Podrían apostar en las carreras, etc.

-Tengo que ir a ver que Belleza esté en buenas condiciones…- comentó Cris.

-¿Belleza?- Caminaban por el club buscando a su tía.

-Mi yegua.

-¿Tienes una yegua?

-Tengo tres. Pero con Belleza participaré en la competencia de mañana.

-Espera ¡¿Qué?! ¡No me habías dicho!

-¿No?

-¡No!

-Pues sí, ella y yo somos campeonas en salto ecuestre.

-¡Vaya! No sabía eso de ti.

-Hay muchas cosas que no sabes de mi…- le sonrió la chica.

-Será divertido descubrir todo de ti.- Le dijo Ale revolviéndole el cabello y abrazándola por los hombros.

-Muy divertido.- Cris le rodeó la cintura y continuaron así, buscando a Angie.

 

Notas finales:

!Déjenme un rw o un beso!

 

!Travesura realizada!


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