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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Holaaaaaa chiquillas.

Ya por fin con este cap. Espero les guste ya de aquí las cosas se pondrán intensas. Así que los dos o tres capítulos que siguen... uuuuf.

 

!Disfruten!

Pd. Aplausos para Dani por sus ideas paara este capítulo.

 

Y en ese momento juro... Somos infinitos

 

!Accio cap 14!

Sonriendo como estúpida cayó de espaldas a su cama, con los brazos abiertos. Se habían besado otra vez, pero en esta ocasión fue un beso real.  Su mente era un caos, por momentos se repetía  que había hecho algo prohibido  y después ponía la cara de pendeja que tenía en ese momento… ¡No mames, ya decídete!

 

Recordó las sensaciones que la embargaron minutos antes.

 

-¡Si!- Giró feliz en su cama y ¡pum! Al suelo.- ¡Si!- Se levantó de un brinco. Decidió  darse un regaderazo rápido para bajar a cenar. Corrió al baño, se quitó la ropa mojada y se metió a la ducha. Se talló muy bien para oler rico. Salió, escogió con cuidado su ropa. Se echó tantita colonia… Pasó 10 minutos peinándose, el pelo por aquí… no mejor por el otro lado… no mejor para atrás… parado… ¡ah como sea! Se lo dejó mojado, Cris le dijo que le gustaba así… Cris… Si tan solo pudiera decirle que estaba idiotamente enamorada de ella.

 

Parpadeó varias veces mirando sus ojos verdes en el espejo… ¡¿Qué rayos haría ahora?! Ya había probado los besos de Cris, ¿Cómo haría para no caer de nuevo en la tentación? Tendría que ingeniárselas...

 

Salió rumbo al comedor, ya eran las 7.55pm. Pasó por la habitación de Cris y aunque no le dio la orden, su cuerpo se detuvo y regresó unos pasos hasta la puerta de su hermana ¡¿Qué coño haces?!

 

Toc-toc.

 

-¡Adelante!

 

Abrió la puerta y entró. Enseguida sintió el aroma dulzón del perfume de la chica. Cris estaba sentada frente a su espejo, maquillándose un poco.

 

-Hola.- Saludó sonriendo boba.

 

-Hola.- Cris dejó lo que hacía, al parecer ya había terminado. Guardó las cosas y se puso de pie. Llevaba un vestido sencillo y unas sandalias de piso, se veía muy linda. Ale sintió su cara arder, así que prefirió mirar al suelo.

 

-Te ves... muy bonita.- ¡Que bella alfombra!

 

-Gracias. Tu… ¿te peinaste?

 

-Si, bueno…-  Miró hacia arriba alcanzando a verse solo el flequillo. ¡Que inteligente eres Alejandra!  Cristi se acercó a ella, poniéndose de puntitas para verle la coronilla a Ale. Empezó a acomodarle mejor el cabello.

 

-Te lo dejaste mojado.

 

-Si…yo…-Sus latidos aumentaban.

 

-Me gusta.

 

-Lo sé.

 

Cristina colocó bien sus pies sobre el suelo, pero mantuvo su mano en la cabeza de Alejandra bajándola suave por su cuello, regalándole una caricia. Se miraban a los ojos. ¡Ah  la sonrisa de Cristi!  Sentía su respiración agitarse. Colocó una mano en la cintura de Cris… ¡¿Qué haces tarada?!

 

Toc- toc.

 

Toc- toc.

 

¡Tooc- toooc!

 

-¿Si?- preguntó al aire Cris sin apartar los ojos de Ale.

 

-Señorita Cristina, su familia la espera en el comedor.

 

-¡Ya vamos!

 

-¿Vamos? ¡Oh! La señorita Alejandra, ¿está con usted?

 

-Si.- Cris jaló a Ale hasta la puerta. La abrió. Bernardo estaba ahí.

 

-Perfecto, me he ahorrado la caminata hasta el tercer piso. La cena está servida.

 

-Gracias.- El hombre las dejó pasar. Bajaron hasta el primer piso.

 

-¡Que sonrientes vienen! ¿Alguna travesura, sobrinas?- les tomó el pelo Angie.

 

-Nosotras nos portamos bien siempre.- Respondió Ale sentándose en su lugar,

 

-Por fin llegan, muero de hambre.- se quejó Memo.

 

-¡Yo también!- reclamó enfadada Sofi, poniéndole mala cara a Ale.

 

-Lo sentimos.- se disculpó Cris mirando a sus padres.

 

-Está bien, hija, solo fueron unos minutos.- La tranquilizó la Condesa, gentil como siempre.

 

-Buen provecho a todos.- Guillermo le sonrió a Ale. ¡Comida, oh si!

 

-Alejandra, ¿podrás ir al club mañana?- quiso saber Angie, mientras cortaba un pedazo de carne.

 

-Si, creo que sí. ¿Crees que podamos ensayar ahí?

 

-¡Claro  que si! ¡Tu solo pídeselo a Angie y lo tendrás!-Exclamó triunfante su tía.

 

-Eh pues… gracias.-

 

-¿Ya probaste esto?- Escuchó que le preguntaba Cris a su izquierda. La chica tenía un pedacito de algo clavado en su tenedor.

 

-No. ¿Qué es?

 

-Prueba.- le ofreció la comida en la boca. Ale la aceptó.

 

-Muy rico.

 

-Esa receta es de mi mamá.- La voz de Guillermo llamó su atención.- Le gustaba mucho cocinar y nos dejó varias recetas.- Ah, mira. ¡¡¡¿Por qué no conoció a su abuela?!!! 

 

 

 

Después de cenar toda la familia se dirigió a la sala y estuvieron platicando un buen rato. Los Condes  y su tía Angie tomaban un café. Ella y sus hermanos platicaban de incoherencias. Sintió que alguien la observaba y volteó la cara, Guillermo le sonrió, feliz por ver a toda su familia reunida.

 

 

 

-¿Mañana irás a la universidad?- le preguntó Cris  fuera de su habitación.

 

-Claro, ya falté demasiados días. Además, mañana tengo taller de composición.- Ale se apoyó en el marco de la puerta.

 

-¿Te gusta mucho componer?

 

-Me encanta. Pero… mañana será un día largo, después de la escuela debo ir al club a ensayar. Creo que le pediré a Marcos que nos lleve.

 

-Si es mejor que dejes tu auto aquí.

 

-¿Irás a vernos ensayar?- ¡Di que no! ¡Mejor di que sí!

 

-Me encantaría pero tengo algunas cosas pendientes en la oficina. Verás, mi asistente estuvo enferma y por eso no pude terminar unas cosas.- dijo sonriente su hermana.

 

-Deberías descontarle el sueldo.

 

-El problema es que no le pago… Aunque… podría cobrarme de otra manera.- ¿Por qué la miraba así?

 

-¿Como?- ¿Otro beso? Claro baby, los que quieras. ¡Quieta Alejandra!

 

-Invítame al cine.

 

-¿Al cine?

 

-Si.

 

-Ok…- carraspeó.- Cristi, ¿quieres ir al cine conmigo el domingo?- se sentía estúpida.

 

-¡Claro! ¡Que idea tan genial la tuya!

 

-No seas payasa.- Se acercó y le revolvió el cabello a su hermana.

 

-¡Oye!- Cris la aprisionó entre sus brazos para evitar que la despeinara.- ¿Porqué eres mas alta que yo?- preguntó con un puchero adorable.

 

-Porque yo si tomé danonino.-Ale se zafó de los brazos de Cris para ser ella quien la abrazara.- Por eso puedo hacer esto.- Con un movimiento rápido se la echó al hombro como la vez que la secuestró en la empresa.

 

-¡Alejandra!- Caminó hasta la cama de Cris y le echó sobre el colchón. Ambas morían a carcajadas Una acostada en la cama y la otra sentada a un lado.- ¡Eres una boba!

 

-Solo te escolté hasta tu cama, ¿Qué más quieres?

 

-Quiero que… ¡me beses el pie!- Cris puso su pie frente al rostro de Ale.

 

-¡No te besaré el pie! ¡Ya quisieras!

 

-¡Anda! Mi pie es sexy.- Cris movía insistentemente su pie, llamando la atención de Ale. Ella solo observaba a la chica, se veía tan linda acostada, sonriendo.

 

-Uhm…- Fingió pensarlo detenidamente.  Le tomó el pie y le dio un beso.- Ya, a dormir.- Se acercó y dejó un beso en la frente de la chica, quien la rodeó del cuello.

 

-Buenas noches.- Susurró Cristi a su oído. A Ale se le erizó todo.

 

-Buenas noches.- Sonriendo como boba, se fue a su habitación.

 

 

 

 

 

El día iba como lo planeó. Había ido a la universidad en la camioneta que transportaba a sus hermanos menores y se había puesto de acuerdo con Marcos para que fuera él quien la llevara a ella y a sus amigos al club para el ensayo. Así que a la hora de la salida ella y Nico andaban por los jardines buscando a sus amigas pues el chofer no tardaría en llegar por ellos.

 

-¿Dónde diablos se metieron? ¿Les dijiste que vendrían por nosotros?

 

-Si, se los dije en la cafetería ¡Ahí están!-

 

Las chicas estaban sentadas en el césped. Natalia con las piernas y brazos cruzados, los ojos cerrados y una expresión de molestia total mientras Lisa le trenzaba un mechón de cabello y movía la boca, sin duda hablando… y hablando… y hablando.

 

-Eh… ¿Chicas?- Ale llamó su atención con cierto temor… Nat se veía muy enfadada.- Ya es hora de irnos.

 

Emitiendo un gruñido Natalia abrió los ojos y se puso de pie. Jaló a Lisa para ayudarla a levantarse también. Sujetó con fuerza la mano de la rubia y caminó hasta el estacionamiento. Ale y Nico las miraban con la boca abierta ¿pero que chingados pasaba ahí?

 

-Las nubes son grises, ¡lloverá! Amo la lluvia.- Lisa.

 

 

 

En el estacionamiento estaba Cris con el celular en la mano buscando algo en la pantalla. Ale se acercó despacio y la asustó colocando sus manos en la cintura de la pelinegra.

 

-¡Aaah! ¡Desgraciada!.- Le reclamó su hermana dándole un pequeño golpe en el hombro.

 

-¿Qué haces?

 

-Iba a llamarte. Creí que se marcharon sin mi.

 

-¿Cómo crees? Solo fuimos a buscar a las chicas…-Cris miró hacia donde le indicaba. Con cara de sorpresa se acercó a Ale y hablo muy quedamente.

 

-¿Porqué Natalia tiene de la mano a Lisa?

 

-Ni idea.- respondió encogiéndose de hombros y viendo a sus amigas. Lisa como siempre mirando perdidamente a su alrededor y Natalia con el ceño fruncido viendo un auto estacionado a su lado, pero sujetando aún la mano de Lisa.

 

En eso estaban cuando la camioneta blanca entró al estacionamiento. Primero pasaron a dejar a Cris a la empresa, pues tenía trabajo que hacer y luego Marcos los llevó al club.

 

-¡Chicos!  Por fin llegan.- Su tía les dio la bienvenida. Había varias personas dejando todo limpio y listo para la gala del día siguiente. Sofía también estaba ahí. – Él es Raúl, el ingeniero de audio. Lo que necesiten pídanselo a él.

 

-Si tía, gracias.- Se pusieron a revisar lo suyo. Angie era muy buena organizando ese tipo de eventos, ya habían llevado los instrumentos que utilizarían. Supervisaron que conectaran todo el equipo para poder hacer un ensayo general.

 

-Por cierto, si alguien requiere ropa para la cena, díganmelo con confianza.- Les dijo Angie a sus amigos.

 

-Yo… yo si necesitaré.- Reconoció algo avergonzado, Nico.

 

-Yo también.-Lisa levantó la mano.

 

-Entonces vengan a ver la ropa que tengo en los vestidores, mientras Raúl termina de acomodar sus cosas.

 

Los chicos fueron detrás de Angie, Lisa llevó a rastras a Natalia quien ya se había sentado en el suelo. Ale se quedó afinando su guitarra.

 

-Ale…- La Condesa llamó su atención.

 

-Dígame.- Puso la guitarra en su paral.

 

-Háblame de tú, somos familia ¿recuerdas?

 

-Oh si, perdón es que todavía no me acostumbro.

 

-¿Ya tienen el repertorio listo?

 

.Sí, aquí tengo las canciones.- Sacó una hoja de su bolsillo. Sofía la tomó y leyó.  Esbozó una sonrisa.

 

-Vaya, este año la música será interesante. Creo que fue una excelente idea que ustedes tocaran.

 

-¿Crees que a los invitados les guste?

 

-Claro. Ven, siéntate aquí conmigo.- Ale siguió a la mujer y se sentó en una de las mesas redondas que ya habían colocado.- ¿Quieres algo de beber?

 

-Jugo de arándano.- Sofía le hizo una señal a un mozo que se acercó enseguida.

 

-Un jugo de arándano para mi sobrina, por favor.- le pidió al joven.- Por cierto, - le comentó a Ale.- en cuanto tengan hambre pide algo para que los cuatro coman.

 

-Si, gracias.- Observó a la Condesa, esperando.

 

-Adivina quién está en la pista en estos momentos tomando clases de salto ecuestre…-

 

-Pues… no sé…-Pensó.- ¡No! ¡¿Memo?!

 

-Así es. Está feliz.- Y Sofía también parecía feliz.

 

-Wow, genial.

 

-Y es por eso que te agradezco.

 

-¿Agradeces? No entiendo.

 

-Lo que hiciste por él. Alejandra, ser madre es algo complicado. Nosotras siempre queremos lo mejor para nuestros hijos y también tememos por ellos… Yo… Siempre he temido por Memo, por su problema en la cadera. No le permitíamos hacer cosas que él quería, por miedo a que fracasara, a que se hiciera daño…. Pero en la competencia, tú le diste valor para hacerlo… Nos desobedeció, es verdad, pero… Creo que necesitaba que mi hijo me diera esa lección. Y lo que le dijiste a Guillermo, que dejara de tratarlo como si fuera diferente… tienes razón.

 

-Yo… no quise decirle que les  desobedeciera… bueno si pero… sé que él puede hacer más cosas de las que todos creemos.

 

-Ahora lo sé. Gracias.- La mujer puso una mano sobre la suya.- Te pareces a ella ¿sabes?

 

-¿A quien?- Ale se puso nerviosa.

 

-A tu madre.

 

-Yo… no sé a qué te refieres.

 

-Sé quien eres, Alejandra.- La Condesa le dirigió una sonrisa para tranquilizarla.- Tu padre y yo no tenemos secretos. Además yo conocí a tu madre y déjame decirte que, aunque en el exterior eres idéntica a Guillermo, internamente eres igual a Laura. Eres una mezcla perfecta de ambos.

 

No sabía que decir. Esa mujer la miraba con tanta sinceridad y ternura que la había dejado sin palabras. Solo atinó a sonreír.

 

-Gracias.- Se quedaron calladas un momento mientras el mesero dejaba el jugo en la mesa.

 

-Somos una familia, no lo olvides.-

 

-No lo haré.- ¡Ajá, claro! ¡Sigue besuqueando a tu hermana!

 

 

 

Cuando sus amigos volvieron y todo estuvo listo, el ensayo comenzó. Angie y Sofía se quedaron a escuchar y les hacían sugerencias. Raúl era un muy buen ingeniero y la música sonaba clara y con calidad. Cuando Ale sintió que ya no podía más. Pidió comida para todos.

 

Mientras comía observaba a Angie correr de un lado a otro dando indicaciones a los mozos que ponían mesas y decoraban el lugar. Sofía, gentil como siempre platicaba con ella y sus amigos. Le había sorprendido mucho la confesión de la mujer, su papá nunca le había dicho que su esposa supiera de su verdadera identidad aunque era algo más o menos lógico, eran esposos y no debía haber secretos entre ellos. Pero, ¿Cómo Sofía conocía a su madre como para afirmar que se parecía a ella? Cuando terminaban de comer, su hermanito llegó feliz. Tenía la ropa de jinete y los cachetes rojos. Llegó directo a abrazarla.

 

-¿Que onda enano? ¿Todo bien?

 

-¡Perfecto! Quiero de tu postre.- le quitó su plato con pie de fresa.

 

-¡Oye!

 

-No se muevan.- pidió la Condesa sacando su celular y tomándoles una fotografía juntos, Memo con la cuchara con pie en la boca y Ale con cara de disgusto por el postre robado.- Que guapos.

 

 

 

Cuando salieron del club la lluvia ya había empezado. Sofía, Angie y Memo pidieron que una camioneta de la mansión fuera por ellos, mientras Ale se iba en la otra camioneta con  sus amigos. La dejaron en la empresa mientras Marcos llevaba a sus amigos a sus respectivas casas. Subió feliz por el elevador, compartió un par de bromas con Amelia y entró a la oficina de su padre.

 

-Hola, ¿estás ocupado?

 

-No, pasa.- Su papá cerró su laptop para prestarle toda la atención.- Quieres algo de beber.- señaló el pequeño bar montado en su oficina.

 

-¿Le ofreces alcohol a tu hija?

 

-Eres mayor de edad.- Su padre se levantó y preparó dos  whisky´s. Le dio un vaso.

 

-Gracias.- Ale dio un sorbo. No era muy afecta al alcohol pero sabía bien.

 

-¿Sucede algo?

 

-No. Bueno, estuve ensayando en el club, ahí estaba tu esposa… hablamos y dijo que ella sabe quién soy.

 

-Sí ella sabe. – respondió tranquilo Guillermo, sentándose frente a ella.

 

-También dijo que conoció a mi madre.-

 

-Si. Sofía y yo fuimos mejores amigos desde muy pequeños. Por lo tanto conoció y convivió con tu mamá. De hecho fueron amigas.- Su padre tomó un poco de su whisky.

 

-Eso suena raro.

 

-Lo sé.- Su padre le sonrió y le revolvió el cabello.- Sofía es una excelente mujer.  Estoy seguro que con el tiempo la irás conociendo mejor. ¿Lista para mañana?

 

-Seeeh, todo bajo control.

 

-Recuerda que también quiero que estés con nosotros en la mesa.

 

-Si, si, lo sé, que gruñón eres, ya sé de quien lo heredó Cristina.

 

-¡Ya te escuché, Alejandra!- Volteó rápido a la puerta. Cris la veía con cara de advertencia.

 

-Fue broma…

 

-Claro, broma.- Se acercó a ellos.- Papá te dejo estos informes financieros, ya los revisé y todo está perfecto solo falta tu firma.

 

-Perfecto hija. Gracias.

 

-¿Le diste alcohol a Ale? ¿Por qué a mi nunca me invitas?- reclamó a Guillermo.

 

-Envidiosa…- dijo por lo bajo bebiendo otro sorbo.

 

-Te invitaré cuando cumplas 20 años.

 

-¡Pero ya soy mayor de edad!

 

-Envidiosa…- otro sorbo.

 

-20 años dije.- Guillermo les dio la espalda y abrió la carpeta sobre el escritorio  para firmar las hojas.  Ale le pasó su vaso a la chica para que tomara tantito.

 

-¿Irás a casa ahora?- le preguntó a la pelinegra.

 

-Si, ¿Está Marcos abajo?

 

-No sé si ya regresó, fue a dejar a los chicos.

 

-No se preocupen, se irán conmigo a casa.

 

-¿Ya te vas?- preguntó asombrada Cris, su papá casi siempre se iba muy tarde y apenas eran las 6pm.

 

-Si, no hay que trabajar tanto.- Guillermo metió los informes en una caja de seguridad, tomó sus cosas y salió de su oficina seguido de sus hijas.

 

Cristina se apresuró a ir por su bolso mientras Ale y Guillermo esperaban en recepción. Bajaron hasta el estacionamiento por el auto del Conde. Vaya, ya usaba sus coches. Ale se subió al asiento trasero mientras Cris iba de copiloto. Llovía pero no solo eso, era una tormenta muy fuerte. Avanzaban despacio por las calles, pues casi no se veía el camino. Tardaron más de la cuenta en llegar a casa, pero al fin lo lograron. Cuando Ale bajó se fijó que Cris estaba pálida. Guillermo se acercó y le dijo algo a Cris, quien se aferró a él.

 

-¿Qué pasa?- preguntó preocupada Ale.

 

-Le da terror las tormentas.- contestó el Conde. Oh, no sabía eso.

 

Caminó detrás de ellos hasta el interior de la casa, su papá subió con su hermana a su habitación. Ella dejó las cosas de la chica en su mesa de tareas. Cris estaba sentada en su cama, con la espalda apoyada en las almohadas y las piernas cubiertas por sus cobijas y Guillermo le hablaba para tranquilizarla. Los observó un rato hasta que su papá le hizo una indicación para que se acercara. Se subió a la cama y se sentó junto a Cris, metiendo los pies bajo las cobijas también.

 

-Iré por un té, mientras regreso Ale se quedará contigo, ¿de acuerdo?- Cristi asintió. Su papá salió y ellas se quedaron solas. Cris buscó un abrazo de Ale así que la rodeó por los hombros y la estrechó fuerte.

 

-¿Por qué tienes miedo?

 

-No sé. Siempre he tenido miedo de los truenos y rayos.

 

-Es solo luz y sonido, tranquila.- Pero el clima no estaba de su lado, pues en cuanto dijo eso se escuchó un estruendo terrible, que hasta hizo vibrar la casa.- Puta madre.

 

-¡Alejandra!- Al menos Cris rio un poco. Se acurrucó en su pecho.- Tus latidos son relajantes.

 

-Es que… esos sonidos me adormecen.

 

-¿Cómo van a adormecerte? ¡Son horribles!

 

-Naah, me arrullan.

 

-Entonces en lugar de cuidarme te quedarás dormida.

 

-Puedo dormir y cuidarte a la vez.

 

-Claro, Alejandra.- Parecía que Cris ya no temblaba tanto.- Si la tormenta sigue, ¿te quedarías a dormir conmigo?- ¡Nones!

 

-Si.- ¡Carajo! “Ene” y “O” ¡Nel!

 

 

 

Después del té y de que Bernardo les subiera unos emparedados para cenar, Ale buscó un libro pues la tormenta seguía y pensó que podría relajar a su hermana si le leía algo. Empezó a leer “Las ventajas de ser invisible”.

 

-“Querido amigo.  Te escribo porque ella dijo que escuchas y comprendes y no intentaste acostarte con aquella persona en esa fiesta aunque hubieras podido hacerlo…”- Empezó a leer. Cris tenía la cabeza apoyada en su regazo mientras Ale sostenía el libro con una mano y acariciaba su cabello azabache con la otra. Pasaba las hojas, leyendo con ánimo  para que Cris la escuchara a ella y no al escándalo de afuera.

 

 

 

 

 

 

 

***********

 

Había sido un día perfecto hasta que al salir de la empresa se encontró con una tormenta como hacía muchas no había. La lluvia era muy fuerte, el cielo estaba completamente negro, el viento golpeaba todo a su paso y lo peor eran los rayos y truenos. Se la pasó todo el camino rezando, quería llegar ya y meterse bajo las cobijas a morir de miedo ahí. Su padre, como lo hacía siempre que había tormenta, la acompañó a su habitación y habló con ella para tranquilizarla. Pero no podía dejar de temblar, al menos no hasta que Alejandra se metió a la cama con ella y la dejó acurrucarse en su pecho. Se sentía tan bien, tan calientita. Es verdad que su prima era experta diciendo tonterías pero eso la hacía reír, la hacía feliz. Poco a poco se dejó envolver por las palabras de Alejandra y lo mejor fue que le dijo que se quedaría a dormir con ella. Solamente fue a su habitación cinco minutos por un libro y volvió para leérselo. La voz de Ale la tranquilizaba. Ya no se sentía tensa, se sentía cómoda, en casa. Se dejó atrapar por la historia de Charlie, dejó que su prima le acariciara el cabello y la arrullara. Sonriendo se acomodó mejor sobre esa chica que la volvía loca y se dejó arrastrar por los sueños.

 

******** *******

 

 

 

El vibrar de una ventana la hizo abrir los ojos. La tormenta seguía, tal vez más fuerte que antes. Miró su reloj, era la 1:30am…  Levantó un poco la cabeza para observar que tenía sobre el cuerpo. Cristina estaba plácidamente dormida acomodada en su pecho. Se veía tranquila, con los labios ligeramente separados y la respiración acompasada. Suspiró mirando el techo, ¿por qué no podía simplemente alejarse de ella? Debía estar durmiendo en su habitación, no en la de Cristi, no en esa cama. Sabía que estaba mal lo que hacía, que solo se aferraba a algo que no podía ser, pero Cris era totalmente linda, era imposible resistirse a tenerla cerca, aunque nunca pudiera confesarle su amor, aunque nunca pudiera volver a besarla. Quería estar en la vida de su hermana aunque sabía que tarde o  temprano tendría que aguantarse la rabia de ver a Cris con alguien más, alguien que si podía amarla con libertad. Le hubiera gustado ser otra persona, conocer a Cris en otras circunstancias, no ser su hermana.

 

Poco a poco se tranquilizó, escuchando el murmullo del viento y del agua. Rodeó con ambos brazos el cuerpo de Cris, buscando consuelo en ese abrazo, queriendo estar así por siempre con ella. Cerró los ojos y sonrió cuando sintió a Cristi abrazándola también. Al menos por esa noche quería sentirla suya.

 

 

 

 

 

Algo le hacía cosquillas.  Llevó la mano a su cara para espantarse esa molesta sensación. El cosquilleo volvió. Ale soltó un gruñido mientras algo rosaba su nariz. Abrió un ojo y enfocó la cara de Cris, sonriendo traviesa.

 

-¿Qué haces?

 

-Nada.- La chica le hacia cosquillas en la cara utilizando su cabello.

 

-Déjame dormir.- Se quejó girando a la izquierda.

 

-Ya es hora de despertar.

 

-Es sábado, duerme.- Usó la cobija para cubrirse hasta la cabeza. A punto de caer dormida de nuevo, sintió a Cristina arrastrase bajo la cobija, acomodarse a su espalda y abrazarla por detrás.

 

-Ya son las 10.- le susurró la chica.

 

-Es temprano aún…- dijo más dormida que nada.

 

-Traje comida...-

 

-¿Uhm?- Ale volteó hacia su hermana.- ¿Dónde?

 

-Ahí.- Le indicó la mesita del lado derecho.

 

-Te odio.- Bostezando Ale se sentó. Cris fue por la charola y la acomodó en la cama para que ambas comieran

 

-Gracias por quedarte conmigo. Cuando hay tormenta no duermo pero  anoche, caí rendida.- La chica le sonrió.

 

-De nada.- ¡Ya deja de mirarla como pendeja!

 

 

 

 

 

El día pasó con rapidez, Ale tuvo que aguantar la histeria de Angie pues al parecer su novio no le atendía las llamadas y su tía llevaba una  hora esperándolo. Al final, ella tuvo que acompañar a Angie a recoger unas cosas que utilizaría en la cena. Regresaron a la mansión justo con tiempo para ducharse y vestirse para la gala.

 

Se bañó rápido, se peinó lo mejor posible y se puso el smoking que le había escogido Cristina. Como no sabía hacerse el nudo  se dejó las cintas colgando del cuello. Se deliñó los ojos de negro, resaltando su mirada verde esmeralda. Se calzó, se echó perfume y ¡listo! A correr. Bajó rápido pues ya era tarde. Al pie de la escalera estaba su familia, bueno, faltaban Angie, Sofía y Cris.

 

-Que guapa.- La alabó Guillermo.- Te ayudo con eso.- Su papá se acercó y le anudó el moño.- Perfecto.

 

-¿Seguro que está bien que lleve esta ropa?

 

-Seguro. Tu cabello no se ve tan rebelde como de costumbre.

 

-Si, es que… me puse un poco de cera.- Su papá rio y miró su reloj.

 

-Ale mira, mi mamá me dejó vestirme como princesa.- dijo Sofi acercándose a ella. Más que princesa a Ale le parecía una muñequita.

 

-Te ves muy linda.-  dijo arrodillándose frente a su hermanita, pero la pequeña miraba hacia un lado  emocionada.

 

- ¡Mi hermana es la princesa!- ¿Ah? Volteó y quedó en shock.

 

Cristina bajaba los escalones, el corazón de Ale latía fuerte y sentía que el aire ya no era suficiente para mantenerse viva. ¡Se veía hermosa! Se incorporó despacio mientras la baba se le  caía. Cristi llevaba un vestido color vino tinto, straples. La tela llegaba hasta el suelo. El cabello le caía de forma elegante, peinado hacia un lado. Se lo había ondulado del cuello para abajo. Un collar y una pulsera de diamantes adornaban su cuerpo y… la abertura sobre la pierna izquierda le daba el toque sensual que a Ale la estaba volviendo loca. Cris se quedó parada en el primer escalón, sonriéndole. Extendió su mano, para que Ale se la tomara. Con la garganta reseca y su cerebro funcionando a medias, se acercó y sujetó esa mano suave. La pelinegra bajó el último escalón.

 

-Te te te ves…- No había palabra para describirla.-

 

-¿Bien?

 

-Mucho mejor que eso.

 

-Por fin.- El Conde también se acercó para recibir a su mujer y a Angie, que bajaban juntas. Sofía llevaba un collar de perlas y un vestido negro muy lindo. Angie usaba un vestido verde que combinaba perfectamente con sus ojos.

 

  -¿Y Gerardo?- preguntó su tía.

 

-Llamó para decir que nos veía ahí.- Respondió Guillermo y por la expresión que puso Angie, parecía muy disgustada.

 

Salieron y abordaron las dos camionetas que los trasportaría al club. Ale fue en la camioneta con sus hermanos mientras los Condes y su tía iban en la otra.

 

 -Te queda bien el smoking.- le comentó Cris mirándola analíticamente.

 

-Eh, gracias, tomando en cuenta que me obligaste a comprarlo.

 

-¡Sabía que te serviría!

 

-¡Me siento como un pingüino!

 

-Un pingüino hermoso.- le susurró dándole un besito en  la mejilla. Ale se sintió enrojecer ¡elefantes rosas! ¡elefantes rosas!

 

-Hermana, si te compro en la subasta, ¿podríamos salir tu y yo  y tener una día de niñas?- preguntó Sofi a Cris.

 

-¿Día de niñas?

 

-Si, para ir a comprar muñecas o ver películas de príncipes y princesas.

 

-Claro que sí.- Cris abrazó a su hermanita y la sentó en sus piernas.- Incluso podemos tener un día de niñas sin que me compres. Solo dime cuando y saldré contigo.

 

-Pero tu siempre estás ocupada…-

 

-Cris que mala hermana eres.- Ale miró con falso reproche a Cristi.

 

-No me ayudes…-

 

Cuando llegaron al club ya muchas personas estaban ahí. La decoración había quedado impecable, los invitados ya ocupaban  las mesas. Los Condes saludaron a los presentes y caminaron hasta la mesa que Angie reservó para la familia, justo delante del escenario.

 

-Vaya, esto se ve muy bien.-

 

Su tía se levantó y caminó hasta su flamante novio. Lo tomó de la mano y lo arrastró hasta que se perdieron de vista, Uuuuuuy ¡nunca hagas enfadar a tu novia!

 

-Mira, ahí están los chicos.- le dijo Cris haciéndola voltear.

 

-Oh si. Iré con ellos para empezar a tocar.

 

-Si, éxito.- Cris la jaló tantito de la ropa y le dio un beso en la nariz. Ale sonrió como boba y fue hasta donde estaban sus amigos.

 

-Wow, que elegante.- Le tomó el pelo a Nico, que también traía un smoking.

 

-¿Te parece que me veo bien?

 

-Claro, ¿por qué?

 

-¿Ves a esa chica de ahí?- Ale miró hasta donde le indicaba Nico.- Nos hemos dirigido miradas.- Parecía orgulloso de sí mismo.

 

-Genial. Chicas ustedes también se ven muy guapas.

 

Lisa traía un pantalón, camisa y tacones negros, combinados con un saco blanco y el cabello rubio peinado de forma extraña, pero se veía muy linda. Natalia vestida de forma similar a Lisa pero toda de negro y con el cabello recogido en una coleta alta con las puntas disparejas, muy a su estilo.

 

-Empezamos, ¿no?- quiso saber la rubia.

 

-Si creo que sí.- Ale buscó con los ojos a Raúl, el ingeniero de audio, quien le hizo una señal afirmativa desde la cabina de sonido situada discretamente a un costado.

 

El  escenario no era tan alto, solo a un par de escalones por encima del resto del salón. Los instrumentos estaban colocados a la derecha pues del otro lado del escenario se llevaría a cabo la subasta. Subieron y se colocaron en sus lugares. Lisa sentada al piano, Alejandra sentada en un banquillo alto, con su guitarra, Nat de pie con su violín y Nico con  su flauta y algunas percusiones, Las partituras ya estaban ordenadas de acuerdo a la lista de canciones.

 

Empezaron tocando If I Lose Myself, pieza donde Natalia se lucía con el violín. Enseguida los invitados giraron sus rostros, viendo al cuarteto tan extraño. Ale sabía que no acostumbraban ese tipo de música en esas recepciones. Cuando la música terminó se escucharon los aplausos. Natalia como siempre con el ceño fruncido, inclinó ligeramente la cabeza en señal de agradecimiento.

 

Luego siguieron con See You Again, donde Ale y Lisa acompañaban mientras Nico y Natalia se daban un duelo con la flauta y el violín.

 

Luego presentaron un arreglo especial, donde Ale se encargó de hacer brillar su guitarra, ensamblando Rolling In The Deep, Pirates of Caribean y  My Inmortal.

 

Su familia le aplaudió de pie, incluso su tía Angie había interrumpido su pelea con su novio para regresar al salón a escucharla. Sencillamente lo que estaban haciendo Ale y sus amigos era una demostración de maestría en sus instrumentos, uniéndolos de forma impecable.  El salón estaba lleno ya. Las personas ni siquiera platicaban entre ellas, se dedicaban a escuchar a ese cuarteto de estudiantes que tocaban incluso mejor que varios maestros.

 

Esa parte de la presentación era para captar la atención de los invitados. Tocaron temas de diferente género y ritmo, Natalia parecía aun más poseída con su violín eléctrico, con los ojos cerrados moviendo su cuerpo al ritmo de la música. Después de unas cuantas piezas más, Angie subió al escenario.

 

-Buenas noches, sean todos bienvenidos a esta cena de gala, una cena con una causa noble: ayudar a personas que lo necesitan. Lo recaudado esta noche será destinado en su totalidad a donaciones para el Condado. Así que… no sean tacaños y donen lo más que puedan...- Su tía dirigió miradas nada discretas a unas personas del público. ¡Esa Angie!-Gracias a las distinguidas personalidades que nos honran con su presencia y un fuerte aplauso a estos cuatro talentosos chicos. Por cierto ella es mi sobrina Alejandra.- Declaró orgullosa su tía mientras se escuchaban los aplausos. Ale y sus amigos bajaron del escenario pues la subasta no tardaría en comenzar. Sus amigos se sentaron en una mesa a la derecha y ella volvió a la mesa familiar.- Para comenzar la subasta necesito a Valeria Demonte, Valeria ¿Dónde estás?-

 

 

 

Sentada junto a Cris y Gerardo, Alejandra vio pasar a la pelirroja. Llevaba un vestido morado muy sensual, dejando al descubierto su espalda. La chica le dirigió una sonrisa  

 

Valeria y su tía intercambiaban palabras, al parecer la chica fue la encargada de reclutar a las subastadas y le pasaba una lista a Angie.

 

-Hermana, ¿puedo comprarte?- Preguntó Sofi parándose entre Cris y Ale.

 

-Claro pequeña.- Cris le regaló una caricia a su hermanita. Sofi era tan tierna y de verdad parecía una muñequita.

 

-Ale, ¿también te puedo comprar?

 

-Yo no participaré… pero podemos tener un día de niñas cuando quieras.

 

-¡¿De verdad?! ¡Las quiero! Son las mejores hermanas del mundo.- ¿Ah?

 

-Sofi, Alejandra es nuestra prima.- Le aclaró Cris.

 

-Yo le veo cara de hermana.-

 

-Que linda, Sofi.- Ale la abrazó, más para apartarla de Cris que por otra cosa.

 

-Buenas noches.- Una mujer madura y elegante se acercó hasta su mesa. Los Condes se pusieron de pie frente a la mujer.

 

-Buenas noches, Dominique. Se ve hermosa.- Su padre le besó la mano a la tipa.

 

-No tanto como su bella esposa.-

 

-Muchas gracias.- Sofía aceptó el cumplido.- Creí que seguía en  París.

 

-Volví hace un par de días. Cristina, que linda te ves.- La mujer miro a Cris y luego posó sus ojos en Ale.- Oh, la famosa Alejandra San Román.

 

-Alejandra, ven por favor.- Le pidió Guillermo. –Te presento a Dominique Abat.

 

-Mucho gusto.- Ale ofreció su mano para que la mujer la estrechara.

 

-Vaya, en verdad te pareces mucho a Tony.- La mujer tomó su mano pero ese contacto hizo incomodar a Alejandra.- Él y yo fuimos amigos muy… cercanos.- ¡Que puta!

 

-Ah, ya…-

 

-¡Tenemos todo listo!- La voz de Angie retumbó por el salón.

 

-Creo que tendremos tiempo para charlar más tarde.- Dijo Dominique y se marchó. Ale se acercó discretamente a Guillermo.

 

-Ella y Tony…-

 

-La amante favorita de Antonio.- dijo su padre sonriendo.

 

-Las bases de la subasta serán las siguientes.- Decía Angie.- La persona que done la mayor cantidad por una de nuestras bellas señoritas, podrá tener una cita con ella. Así que ¡comencemos! La primera subasta será de… Cassandra de la Torre.

 

Una chica  de unos 20 años, alta, rubia y nalgona (tenía que decir que es nalgona, lo siento) subió al escenario.  Muchos jóvenes y viejos se  pararon al frente.

 

-¿Es en serio?- le preguntó a Cris.

 

-Es por una buena causa.-

 

-¿Saldrías con uno de esos tipos?

 

-No es que sea una cita real.-  Pero a Ale no le agradaba la idea de que Cris saliera con alguno de esos sujetos.

 

-Y. ¿solo hombres pueden participar?

 

-No, de hecho puede participar quien sea, siempre y cuando pague lo que ofreció. Pero si… generalmente los hombres aprovechan para poder  ganar la cita con la chica que les guste.

 

-Uhm.-

 

-La subasta empezará en 500 dólares.- Valeria era la que hablaba ahora.

 

-¡500!- dijo un chico moreno.

 

-¡600!- gritó un hombre cuarentón pero bastante apuesto.

 

-¡800!- Gritó el primer chico.

 

-¡1000!- otro joven castaño se acercó.

 

-¡1500!- exclamó el cuarentón.

 

Así estuvieron por un rato. Mientras tanto Ale comía los bocadillos en su mesa y tomaba vino. Vio a Nico babeando pues la chica que le había gustado se había sentado junto a él y platicaban. ¡Bien! La subasta terminó en 7 mil dólares y la ganó el cuarentón guapo. Cassandra se veía bastante complacida con su pretendiente.

 

Mientras la tercera, cuarta, quinta y sexta chica subían, los invitados  eran agasajados por platillos deliciosos y bebidas muy buenas. Alejandra y Cristina platicaban de todo y nada. Le encantaba escuchar la risa de Cris, la expresión en su rostro. Su hermana se veía feliz. Hicieron tres subastas más…

 

-La siguiente en ser subastada es… aah  soy yo.- dijo Valeria al micrófono. Muchos más tipos se acercaron al escenario.

 

-¡500!

 

-¡800!

 

-¡1500!

 

-¡2000!

 

-¡3500!

 

-¡5 mil!

 

Valeria se veía feliz de ver a tantos pretendientes compitiendo por ella. Levantó la vista y miró los ojos de Ale, como invitándola a participar por ella. Ale dio un sorbo a su copa  y regresó la vista a Cris que en ese momento le decía algo.

 

-¡20 mil!

 

-¡20 mil a la una… a las dos… a las tres! ¡Vendida!

 

La pelirroja sonrió al chico que la había ganado y le envió un beso. Tomó de nuevo la palabra.

 

-Y por último… uuuy… veamos cuantos se animan a participar… ¡Cristina San Román!- Alejandra vio como Cris se ponía de pie y subía a escenario. Unos treinta hombres se acercaron para poder ofrecer dinero por ella. Ale apretó fuerte su tenedor, pensando en qué partes de sus cuerpos clavarlo. – Wow, como siempre todos pelean por ti, prima.- Le dijo Valeria a Cris.

 

-¡1000!

 

-¡3 mil!

 

-¡5 mil!

 

No le agradaba nada la expresión en el rostro de esos tipos, miraban a Cristi como si fuera un pedazo de carne muy jugoso. Y el que la miraba de forma más lasciva era Alberto, parado muy cerca del escenario. Se relamía los labios mirado a Cris de arriba abajo. A Ale se le revolvió el estómago. Observó ceñuda su plato tratando de ignorar todo a su alrededor.

 

-¡10 mil!

 

-¡15mil!

 

La batalla estaba entre cuatro aspirantes, que casi casi se gritaban entre ellos, desafiándose para ver quien era el que se llevaba el trofeo. Cris colocó un mechón de cabello detrás de su oreja, tenía un gesto forzado, sin duda la actitud de esos “caballeros” la incomodaba.

 

-Papá, ¿puedo comprar a Cris?- Escuchó que preguntaba Sofi. Guillermo sonrió.

 

-Claro, haz una oferta.- Sofi se paró sobre su silla para poder hacerse ver.

 

-¡20 mil!- Gritó a todo pulmón la niña. Todos voltearon a verla.

 

-¿Sofi?- Preguntó Valeria.- Señor Conde, ¿respalda la oferta de Sofi?

 

-Si, la respaldo.- Cristi envió un beso a su hermanita.

 

-¡20 mil a la una… a las dos…

 

-¡22 mil!- gritó Alberto mirando con arrogancia a la pequeña.

 

-¡24 mil!- Un hombre  maduro con cara de pervertido seguía dando pelea. Cris de nuevo puso ese gesto incómodo.

 

-La está pasando mal, ¿no detendrás esto?- le preguntó Ale a su padre.

 

-Es una tradición, tranquila, Cris está bien.

 

-¡Mira su rostro!- Guillermo miró a su hija en el escenario. Cris estaba seria viendo como esos tipos peleaban por ella.- ¡Eres increíble!- reprochó enfadada a su papá, pues Guillermo se quedó callado. Se levantó y caminó al escenario.

 

-¡30 mil!- Gritó triunfante  Alberto, seguro que ganaría con esa oferta.

 

-¡40 mil dólares!- todos buscaron a quien había gritado eso, incluso las personas que permanecían sentadas.  Alejandra empujó a unos chicos que obstruían su paso.

 

-¿Alejandra?- se escuchó a Valeria preguntar al micrófono.

 

-Dije que ofrezco 40 mil dólares.- repitió usando la voz más autoritaria que tenía. Cris le sonrió visiblemente feliz.

 

-¡40 mil a la una… a las dos… ¿Alberto?!- Valeria animó a su hermanastro para que hiciera otra oferta. Alejandra y Alberto se fulminaban con la mirada.

 

-¡42 mil!- Gritó Alberto acercándose a Ale y quedando cara a cara con ella. Apretó los puños conteniendo las ganas de tirarle los dientes ¡no se llevaría a Cris!

 

-¡50 mil! Y pienso mejorar cualquier oferta que hagas, no me importa quedarnos aquí toda la noche.- Amenazó.

 

-¿Qué crees que haces?- Alberto apretaba los dientes, furioso.

 

-Arruinando tu vida.- ¡Jamás tocarás a Cristi! ¡Jamás!

 

-No te metas en esto.

 

-Me meto donde quiero…- Todos los presentes miraban a los chicos discutir.

 

-Es… 50 mil a la una…- Valeria no sabía que hacer.-

 

-¡55 mil!- dijo Alberto gritando en la cara de Alejandra.

 

-¡60 mil!- Gritó Ale.-

 

-No tienes ese dinero.- le reclamó Alberto.

 

-Tengo diez veces más dinero que tú… San Román ¿recuerdas?- le dijo burlona señalándose.

 

-60 mil a la una…- Ale y Alberto seguían mirándose a los ojos, midiendo fuerzas. Ándale un golpecito ¡Solo uno!- a las dos… a las tres ¡vendida!- Alberto giró bruscamente y se alejó, empujando con furia a todos a su paso

 

-¡Tal vez el próximo año tengas suerte!- le gritó cruel a Alberto. ¡Puto!

 

 Alejandra volteó justo a tiempo para ver a Cris bajando del escenario. La pelinegra dio un saltito y la abrazó por el cuello. No le importaba que decenas de personas las vieran, solo podía abrazar  con la misma emoción a Cristi.

 

-Gracias.- le susurró.

 

-De hecho, yo solo soy una mensajera.

 

-¿Qué?- Cris no entendía.

 

-Te presento a tu compradora.- La enana llegó corriendo.

 

-¡Sofi!- Cris se arrodilló para que su hermanita pudiera abrazarla.

 

-Hermana, tendremos un día de niñas, ¿verdad?

 

Las personas habían dejado de murmurar y sonreían complacidos de ver a Sofi y a Cris abrazadas.  Pero Alejandra sabía que tendría  que dar explicaciones a un hombre que la miraba visiblemente disgustado desde su lugar. Bien Ale, a soportar el regaño de tu papi.

Notas finales:

Digamos que falta la segunda parte de esa noche de gala, Ale tendrá que soportar muchos reclamos. Asi queeee, !esperen el 15!

 

!Travesura realizada!


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