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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Hola bellísimas.  Espero les guste este capítulo. Poco a poco las cosas se irán acomodando para el !buuum! Capítulos adelante veremos si su amor es tan fuerte como dicen.

Meintras tanto disfruten de los besos y arrumacos entre Cris y Ale. 

 

!Accio cap 23!

Tenía abrazada a Cristi mientras la chica estaba acomodada en su hombro y le acariciaba el abdomen.

-Estoy cansada…- Dijo la chica estirando el cuello y dándole un beso en la mejilla.

-Yo también.- El sueño le estaba ganando.

-No te duermas, tenemos que bañarnos y bajar a cenar.

-¿Y si dormimos un ratito?- Se acomodó abrazándose más al cuerpo de Cristi.

-No querrás levantarte luego. Tengo una idea. Nos bañamos, cenamos y luego dormimos juntas ¿va? Ale… ¡Ale!

-Uhm.

-¡Despierta!

-Voy.- Se sentó en la cama rascándose la nuca. Seguía desnuda, al igual que Cristina. Después de hacer el amor se la habían pasado platicando, aunque Ale sentía que el sueño la estaba venciendo. Giró la cabeza y observó a Cris. Recorrió esa piel blanca y perfecta… Se recostó sobre la chica que enseguida la abrazó.- Te amo.

-También te amo.- Se besaron sin prisa antes de que la pelinegra reuniera el valor para ser la primera en salir de la cama.

Ale vio a su novia buscar en el suelo su ropa y ponérsela de nuevo, así que sin más remedio también se puso de pie.

-Iré a bañarme.

-No. Mejor trae tu ropa y nos bañamos juntas.

-¿Y si alguien nos descubre?

-Amor, acabamos de tener relaciones, ¿y te preocupa que nos descubran bañándonos? Aseguraré la puerta… Anda, ¿si?- Abrazó a su chica y le hizo mimos.

-Tramposa. Ahora regreso.- Cristina le dio un pico antes de salir de la habitación.

Se dispuso a recoger su ropa del suelo y a tender la cama. Observó que tendría que cambiar las cobijas pues había rastros de que algo había pasado sobre ese colchón.  Buscó otra ropa de cama y las cambió. También abrió la puerta del balcón para que el aire circulara. Estaba echándole aceite de jazmín al agua de la tina cuando Cristina entró al baño.

-¿Estás bien?- Preguntó a la chica.

-Si, ¿por qué?- Cris se quitaba de nuevo el vestido.

-Es que… cambié la ropa de cama porque tenía unas manchas de…- Le dirigió una mirada significativa.

-Ah… ¿En serio? No las vi.

-Si, eran unas gotas. Por eso te pregunto si estás bien.

-Si estoy bien amor.

Se acercó a Cristi para besarla. Se sentía tan bien, tan plena. Por primera vez se había acostado con alguien a quien amaba. Ayudó a la azabache a quitarse la ropa y no es porque Cris necesitara ayuda, sino más bien quería ser ella quien la desnudara. Admiró otra vez ese cuerpo bello  sin nada encima. Su novia estaba sonrojada.

-Eres tan linda.

-Deja de mirarme, me apenas.

-¡Pero si ya te he visto desnuda! Y te he tocado…- Se acercó con paso sexy, cosa que hizo reír a Cristi.

-Lo sé, es solo que… supongo que tengo que acostumbrarme a estar así contigo. ¡Fuera bóxer!- Cris la despojó de la única prenda que traía encima y se metieron a la tina. Su chica se sentó entre sus piernas, apoyando la espalda en su pecho.

Se pasaron los siguientes 20 minutos haciendo tonterías dentro del agua. Se besaron mucho, se acariciaron… Sabía perfectamente que si no detenía esos toqueteos no bajaría a cenar…  Cris se veía tan sexy con el cuerpo mojado, con la espuma pegada a su piel. Se relamió los labios acercándose al cuello de su chica para besarlo. El sonido de su estómago rugiendo hizo que ambas rieran.

-Creo que tengo hambre.

-Si yo también lo creo. Ya vamos abajo.

A regañadientes salió de la tina y se secó lo más rápido que pudo para no morir de frío. Cris estaba frente al enorme espejo secándose el cabello. Ale suspiró al ver esa escena. Sería tan feliz de vivir con Cristina… Y es que aunque vivían bajo el mismo techo, sería diferente vivir solas en una casa. Eso sería genial.

Se apresuraron a vestirse y a aparentar que solo estaban “viendo películas” (ja, yo aplicaba esa).  Decidieron visitar a Guillermo mientras se servía la cena, solo faltaban 30 minutos.

Su padre estaba cómodamente semi sentado en la cama leyendo y Sofía miraba un programa en la tv.

-Hola chicas, ¿Dónde han estado?- preguntó el Conde dejando a un lado su libro para ponerles atención.

-Viendo una película.

-Viendo una serie.- dijeron al mismo tiempo. Guillermo levantó una ceja.

-Una serie, “Juego de Tronos”.- Se apresuró a decir Ale como si nada.- ¿Cómo estás?

-Mejor.

-Siéntense.- Pidió la Condesa, así que se dirigieron al sofá a un costado de la cama. Vio como Guillermo estiraba el brazo hasta alcanzar una copa con helado. El helado de pistache que Alejandra le había llevado.

-Delicioso.- Murmuró el hombre.

-¿Por qué te gusta el helado de pistache, papá?- preguntó traviesa la azabache.

-Pues porque… está bueno.

Ale examinó un momento el rostro de su novia. Pudo notar la intención detrás de esa pregunta y lo que ese helado había hecho recordar a Cristina.

-Por cierto, ¿a que hora será la reunión con los Warren?

-A las 10.30am. Iré temprano a la empresa para revisar que todo esté bien.

-¿No irás a la universidad mañana?- Preguntó Ale a su novia.

-No puedo. Debo estar en la oficina.

-Te acompaño.

-No es necesario. No quiero que pierdas clases. Esas reuniones tardan horas y te aburrirás, te conozco. Mejor pasa por mi en cuanto salgas de la escuela. – Los Condes observaban la interacción de las chicas.- ¿Pasa algo?- Preguntó Cris a sus padres al percatarse de la forma en que las miraban.

-No.- Dijo Sofía.- Solo es lindo verlas juntas.- Ale sintió que la cara le ardía.

-Y más si Alejandra se sonroja.- Atacó Guillermo.

 

La cena transcurrió de manera tranquila. A excepción de su papá, todos bajaron a cenar. Hasta Gerardo comió con la familia. Observó a su tía Angie y no parecía muy feliz de tener a su novio ahí, tal vez habían peleado. Pero para ella, lo más importante en ese momento era la comida. Se hartó de comer de todo lo que habían preparado los cocineros. Si no fuera porque Cris la hubiera regañado, hasta se habría soltado el botón del pantalón para que le cupiera más comida… ¡estaba riquísima!

Después de cenar caminaron hasta el jardín. Ese era uno de los lugares favoritos de su novia. Se sentaron en el césped, bajo de un enorme árbol. Sofi y Memo jugaban a unos metros de ellas. Cristi le tomó la mano.

-Amor, después de graduarte  ¿qué te gustaría hacer?-  le preguntó de repente Cristina.

-¡Tantas cosas! Quiero ser arreglista y productora… Y también ser parte de la banda de algún cantante… Y componer… ¡Ah, quiero hacerlo todo!

-Me encanta la manera en la que te apasionas por la música.

-¿A ti que te gustaría hacer?

-Me gustaría… - Cris la observó un momento.-  estar a tu lado cuando seas arreglista, productora, parte de una banda y compositora.

-¡Oye! Creí que hablábamos de nuestro futuro profesional.

-Si así es pero… tu y yo sabemos lo que será mi futuro profesional.

-Cristi, quiero que me respondas algo. Tienes que ser sincera eh.- Giró para estar frente a su novia.- ¿Quieres ser una Condesa?

-¿Por qué me preguntas eso?- Se puso ceñuda.

-¿Puedes solo responder sin ser odiosa? Anda, dime.- Se acercó y dio un par de besos cortos a Cris. La chica sonrió.

-Es complicado. Por una parte si porque es por lo que me he preparado toda mi vida. Me gusta ayudar a las personas y me gustaría poder destinar más recursos a obras y proyectos benéficos. Pero, por otro lado… es agobiante ¿sabes?- Cris buscó consuelo entre sus brazos. Ale no tardó ni dos segundos en cobijarla.-  Todo ese protocolo, todas esas normas de conducta. ¿Y qué si quiero dar un paseo en motocicleta a media noche con mi novia y hacer escándalo? ¿Y si quiero comer y mancharme los dedos?

-¿Y si quieres ir a una playa nudista?- Su novia rio.

-¿Recuerdas? Fue una de las primeras cosas que me preguntaste, si había ido a una playa nudista.

-Si.  Sé que hay muchas cosas que quisieras hacer y ¿sabes qué? Las haremos juntas, todo lo que quieras. Tirar huevos a la casa de alguien que detestes o acuchillar los neumáticos de algún auto.

-Amor, eso es vandalismo.

-Ah, cierto.

-Tonta.- Cris buscó su boca para besarla de nuevo.

-Solo no quiero que te limites, ¿va? Si quieres hacer algo loco, dímelo y lo haremos. No es bueno reprimir las ganas de hacer estupideces, por muy Condesita que seas.

-¿Y tu eres experta haciendo estupideces?

-Claro.

-Cuéntame alguna.

-Uhm… veamos… Hace algunos años, en la madrugada de año nuevo, mi amigo Lalo y yo estábamos aburridos. Entonces se nos  ocurrió hacer explotar petardos.

-¿Qué es eso?

-¿No sabes lo que es un petardo? Necesitas un curso intensivo de “vandalismo entre gente común”… El petardo es un tipo de fuego pirotécnico. Es como un  pequeño tubo relleno de pólvora. Tiene una mecha y lo enciendes y ¡bum!

-Vaya.

-Si bueno, esa noche Lalo y yo teníamos muchos petardos pero ya estábamos hartos de hacerlos estallar… necesitábamos agregarle algo más. Entonces se nos ocurrió  ir al centro de salud a robar muchos condones.

-¿Condones?

-¿No sabes que es un condón?

-¡Si lo sé! Solo que no encuentro lógica a tu relato.

-Espera, que aún no llego a esa parte. Robamos los condones y preparamos sangre artificial con esos polvitos para hacer refresco. Le echamos miel para que tuviera consistencia de sangre y rellenamos los condones. Los pegamos a los petardos y listo… Nos pasamos tres horas explotando los condones rellenos. Cuando explotaban la sangre salpicaba por todos lados.  Lalo insistió en tirar algunos a la ventana de su ex… admito que eso estuvo mal pero… ¡teníamos 16 años!- Cristina empezó a reír.

-Nunca se me hubiera ocurrido hacer algo así.

-Amor, ni siquiera sabías lo que era un petardo…

-Cállate.

 

 

Después de que Bernardo fuera por sus hermanitos para indicarles que era hora de dormir, ellas también entraron a la mansión. Ale tenía mucho sueño, quería tirarse sobre su colchón y dormir sin parar.

-Tengo que pasar por mi pijama.- Le dijo Cris mientras abría la puerta de su habitación. Ale entró detrás de su chica. Se sentó en la cama para esperar paciente a que la azabache tomara lo que iba a necesitar para dormir. La vio doblar unas ropas y tomar algunos productos cosméticos.- Los cargas tú.

-Lo que mandes, mi amor.- ¡No es casada pero si le pegan!

Bien mandilona, Ale cargó las cosas de Cristi y fueron hasta el tercer piso. El chiste era que nadie las viera, porque estaba segura que a su padre no le haría gracia saber que dormían juntas. Y es que aunque Guillermo era comprensivo, Cristina era la niña de sus ojos y a ningún padre le hace feliz saber que su nena tiene una vida sexual activa. Así que mejor que el Conde no se enterara.

-¿Sabes algo? Cuando era pequeña pedía que me dieran esta habitación. Me gustaba y me asustaba a la vez.- Comentó Cristi mientras se cepillaba los dientes y se ponía una crema en el rostro. Ale se quitaba la ropa para dormir cómoda.

-¿Cómo es eso?

-Me gusta por la forma que tiene y por la vista del balcón. Pero a la vez me aterraba estar tan alejada de los demás y más cuando apagaba las luces. Temía que algún monstruo viviera bajo el colchón.- Ale se metió a la cama.

-Pero ahora estás aquí conmigo y yo mataré a cualquier monstruo feo que no te deje dormir.

-Mi princesa azul.- Cris se le unió y se acurrucó junto a ella bajo las cobijas.- Te amo Alejandra.- Le besó los labios lentamente.

-También te amo Cristi… Sabes a menta.

La azabache se sentó en su cadera. Jalando a Ale para que se incorporara y la abrazara. Acarició el rostro de Cristina, admirando su cabello oscuro en contraste con la piel blanca. Su novia era la chica más hermosa que había visto.

-¿Qué pasa?- preguntó Cris cerca de sus labios.

-Es solo que… eres tan linda. Me cuesta creer que te hayas enamorado de mi…- Sonreía como boba.

-¿Te cuesta creerlo? Mi amor eres increíble. Antes de que llegaras a mi vida era una gruñona, yo… estaba enojada la mayor parte del tiempo. Me sentía presionada. Sentía que todos querían algo de mi  y por eso me buscaban. Entonces llegaste con tu sentido del humor tan extraño, con tu ironía, tu forma tan simple de ver la vida. Me hiciste feliz desde el primer momento. Me bajaste de esa nube en la que vivía. Te amo por lo que eres. Por ser tan atrabancada, tan apasionada. Porque a pesar de tus miedos, fuiste lo suficientemente valiente para volver por mi. Adoro la forma en que hablas, en que sonríes, en que juegas con mis hermanos. Amo tus ojos, eso que emana de ti cuando tocas el piano o la guitarra. Amo tu libertad y como me llevas contigo a hacer locuras. Te amo por completo Alejandra y lo que más deseo en la vida es estar siempre a tu lado.

Su corazón bombeaba con fuerza. Las palabras de Cris la habían conmovido por completo. Cuando llegó a vivir a ese lugar estaba llena de rencor y de dolor pero esa chica la había sanado. Con su ternura, con sus atenciones… Se acercó despacio a los labios de la azabache, aspirando ese aroma dulzón. Besó suave su boca. Cristina correspondió ese contacto lleno de amor.

Acarició la espalda estrecha de su novia, colando sus manos por debajo de la ropa. Sintió como esa piel se erizaba. Se recostó en la cama, haciendo que Cristina se acomodara sobre su cuerpo.

-Mi Condesa hermosa.

Sin duda esa noche dormiría muy bien.

 

 

 

-¡A un lado!- Corría como loca por la universidad, esquivando a los estudiantes que al igual que ella iban tarde para sus clases. Dio un salto para llegar a los escalones para subir hasta su salón de clases.  Si se hubiera levantado cuando Cristi la despertó, no hubiera llegado 20 minutos tarde a la escuela. Pero no, prefirió quedarse acurrucada junto a su novia.- Bu… Buenos días profesor…- Trataba de recuperar el aliento.- ¿Puedo pasar?

-Señorita San Román, es la segunda vez que  llega tarde a mi clase. ¿Tan poco le importa?

-No diga eso profe, es solo que me quedé dormida.- El viejo la miró un momento, ¡no sea culero!

-Pase, pero si vuelve a llegar tarde ni se moleste en venir al salón.- Poniendo cara de gente respetable y decente, entró rápido y se sentó.

-Te enseñaré a programar tu alarma.- susurró  Nico a su espalda.

-Calla, idiota.- Su profesor de italiano continuaba con la lección.

-¿Ya viste?- Su amigo señaló a la derecha. Lisa le enseñaba discretamente algo a Natalia, en su libreta. Y Nat… ¡sonreía!

-Oh, rayos. El apocalipsis zombie se acerca.

 

Cuando sonó la campana para anunciar el descanso, Ale y sus amigos fueron a la cafetería. Estaba esperando su turno para comprar comida y decidió hacer una llamada.

-Hola.- Escuchó una voz al otro lado de la línea.

-¿Cómo está la novia más linda del mundo?

-Muy bien, amor. Ya lista para empezar la reunión.

-Genial. Solo quería decirte que te amo, que te veré en algunas horas más y que… ¡acaba con ellos!-  Le llegó la risa de Cristina.

-Estás loca, Alejandra.

-Por ti.

-Te amo. Tengo que colgar. Te veo al ratito. Muack.- Se cortó la llamada. Miró un momento la pantalla de su celular y suspiró como pendeja.

-¿Qué te sirvo?- La mujer de la comida llamó su atención.

-Deme un burrito, un taco, unos chilaquiles con salsa verde y una limonada de litro.

-¿Solo eso?

-Seeeeh, hoy no tengo mucha hambre.- La mujer bufó y se puso a prepararle lo que había pedido. Nico estaba a su lado pidiéndole el desayuno a otra de las señoras que trabajaban ahí.

-¿Y ese milagro de que no tengas hambre?

-Extraño a mi novia.- Hizo un puchero infantil.

-Yo también extraño a mi novia.

-¿Tienes novia?

-No desde hace 20 años… por eso la extraño tanto.

-Tarado. ¿Qué pasó con aquella chica de la cena de gala? Creí que surgió algo esa noche.

-Bueno… digamos que vestirme con la ropa que me dio tu tía me hizo parecer un rico heredero… Pero cuando se dio cuenta que lo único de valor que tenía era ese traje, se hizo la desaparecida. No respondió mis llamadas.

-Hija de la chingada. Olvídate de ella, no vale la pena.- Les entregaron sus bandejas con comida y caminaron hacia una mesa vacía.

-Para ti es fácil decirlo. Nunca te han rechazado por ser pobre.

-Bueno no pero el dinero es lo de menos. Además yo no siempre tuve dinero.- Dijo bajando un poco la voz para que solo su amigo la escuchara.- Nunca me hizo falta nada porque mi padre siempre veló por mi seguridad económica pero tampoco vivía con lujos como ahora.

-¿Cómo es eso?

-Si, verás. Mi papá enviaba dinero mensual para mi pero mi mamá le pedía que no mandara una fortuna. Ella no era de las que derrochan o alardean. Era sencilla.

-Entiendo.- Cortó un pedazo de su burrito y ¡a comer!- Ale, eres mi amiga y por eso debo decirte algo…

-¿Qué pasa?

-Bueno, hoy cuando llegué escuché algo sobre ti.

-¿Ah si?- Que bellas estaban su comida y la limonada, yomi <3.

-Si. Circula el rumor de que no eres una San Román legítima.

-¿Ah?

-¿Eres boba o qué?

-Para algunas cosas.

-Dicen que eres una bastarda. Que tu papá nunca te reconoció.- Parpadeó varias veces mirando a Nico.

-¿De verdad eso dicen?-  ¿Por qué su amigo estaba tan serio y alarmado? A ella le daba igual lo que dijeran.

-Si. Cuando llegué fui al baño y unos chicos entraron. Supongo que no saben que somos amigos porque hablaban de eso como si nada. Dijeron que tu papá se negó a reconocerte, que solo eres una bastarda de Antonio San Román.- Nico la observó en silencio, esperando que Ale dijera algo pero ella solo masticaba su comida.- ¿Es verdad?

-No.- ¡No era verdad! O sea si era una bastarda pero no de Antonio. ¡Ja! ¡Putos!- Mi papá siempre me quiso y estuvo pendiente de mi.

-Pues ese chisme anda corriendo por ahí.

-Deja que hablen.

-¿De que hablan?-  Lisa y Natalia se sentaron con ellos.

-Del rumor de que soy una bastarda de Antonio.- Dijo como si nada tomando un poco de limonada.

-Si acabo de escucharlo. ¿Me pasas la sal?- Pidió la rubia a Nico.

-¿De verdad no te importa que digan eso?- Preguntó el chico.

-No. Soy demasiado feliz como para preocuparme por algo como eso.

-Puedo golpear a quien quieras.- Comentó Natalia clavando su cuchillo sobre el pedazo de carne en su plato.

-Gracias Nat, pero no es necesario… mejor díganme.- Se inclinó un poco hacia sus amigas.- ¿Ustedes dos…?- La chica rebelde se sonrojó y Lisa asintió con energía.

-Si, Nat me ama y yo a ella.- Confirmó feliz la rara.

-Genial.

-¡Necesito una novia!- Exclamó Nico jalándose el cabello.

 

 

Los cuatro amigos caminaban hacia la salida de la universidad. Nat y Lisa iban de la mano mientras ella se daba cuenta que las personas la miraban más que  antes. Seguramente ya todos sabían ese rumor.  ¿Pero para que decir eso de ella? No es que le importara pero… uhm algo olía mal.  Se despidió de sus amigos y subió a su auto. Encendió el estéreo y se relajó.

-¡Ella me peina el alma y me la enreda… Va conmigo pero no se a donde va, mi rival mi compañera, esa es ella…!- Cantaba mientras se acercaba cada vez más a la empresa.

Subió al elevador tarareando. Cuando llegó al piso deseado salió feliz de la vida. Amelia estaba al teléfono y la saludó agitando la mano. Ale le sonrió y golpeó dos veces la puerta de la oficina de Cristina.

-¡¿Quién?!- Escuchó la voz juguetona de su novia. Seguro Cris sospechaba que era ella.

-¡Una fresa cubierta con chocolate!

-¡Pasa!- En cuanto entró Cristi corrió a abrazarla.- Te comeré.

-Genial.- Ale pateó la puerta para cerrarla y besó a su chica. Entre besos la llevó hasta el escritorio.- Te extrañé.

-Yo también. – Su novia enredaba sus dedos en su cabello castaño.- ¿Qué tal tu día?- Le dio besos en la nariz.

-Largo. ¿Y la reunión?

-Fabulosa. Firmamos el contrato pero…

-¿Pero?

-Tenemos que volar a NY este viernes.

-Espera, ¿Qué?

-Que tenemos que ir a Nueva York. Tengo que visitar el hotel que acabamos de comprar y tener reuniones con los arquitectos que se encargarán de la remodelación y pensé que podrías acompañarme, además eres mi asistente.

-¿Iría como tu asistente o como tu novia?

-Como las dos. Primero trabajaremos y luego… Tu y yo, en NY.- Cris usó una voz coqueta mientras deslizaba sus manos por el pecho de Ale, cosa que la estremeció.

-Yo voy contigo a donde quieras, mi amor.- Estrechó más la cintura de Cris y fue directo a besarle el cuello. La subió la falda y trepo a la chica al escritorio. Se colocó entre sus piernas.

-Amor, aquí no.- Logró decir la azabache conteniendo la voz.

-¿Por qué no? La puerta está cerrada.

-Porque es la empresa de nuestra familia, nuestro lugar de trabajo. Hay que respetar.- Hizo a un lado las cosas y recostó a Cris.- ¡Amor!- Su novia parecía divertida.

-Me estoy portando bien.-  Acarició a Cris por encima de la ropa y empezó a desabotonarle la camisa blanca que traía. Podía ver a su novia en un debate consigo misma. Se inclinó y besó la piel expuesta de Cristina. Se entretuvo bastante en la zona entre los senos de la chica.

Cristina tironeó la remera azul que traía Ale y se la quitó. ¿No que no? Su novia la empujó de los hombros, levantándose del escritorio y haciendo que  Ale caminara para atrás hasta el sofá en un rincón.

Se sentó mientras Cris se quedaba parada frente a ella y se quitaba la falda que ya estaba toda arrugada. Se montó sobre ella y volvieron a besarse. Recorría la boca de Cristi mientras sus manos buscaban con desespero el broche del sostén de su novia. La chica le sonrió cuando la prenda cayó al suelo, dejándola apreciar de nuevo esos senos hermosos.

 

-Siempre te sales con la tuya, Alejandra.

Notas finales:

Jaajaaaa no me odien, el sig cap seguirá donde terminó este, así que habrán cochinadas. 

Una lectora me preguntó que si tenía planes de hacer de este fic un anime o manga... no recuerdo exactamtne su pregunta :P  Había pensado algo asi perooo soy un asco dibujando. Si alguna sabe y quiere ver si sale algo genial con esta historia póngase en contacto conmigo. 

Besos cachondos para todas. 

 

!Travesura realizada!


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