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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Hola, ya volví. Perdonen el retraso pero andaba enferma de chikungunya y primero tenía que sobrevivir para poder escribir este cap.

 

Espero que no parezca muy raro porque estoy medio dopada jejeje.

Falta muy poco para que Cristina sepa la verdad y esto se vuelva una pelea de todos contra todos así que tranquilas, ya en unos caps más les romperé el corazón.

 

!Accio cap 27!

El ruido del tren de aterrizaje contra el suelo la hizo despertar. Parpadeó varias veces mirando por la ventana. La noche cubría el paisaje pero sin duda ya estaban en casa. Podía ver las sombras de las colinas rodeando el valle. Empezó a picotear la mejilla de Cristi, que tenía la cara babeada y expresión de querer seguir durmiendo.

-Ale, déjame en paz.- Reprochó su novia dándole manotazos.

-Bien señoritas, bienvenidas a casa.- Álvaro se había puesto de pie y tomaba sus cosas para bajar del avión. – Apresúrense, ya nos esperan.

Se estiró y dio varios saltos en su lugar para despertar por completo. Ayudó a Cristi con su bolso y salió del avión siguiendo a su novia.

-¡Ah! ¡Esto es vida!- Abrió los brazos mirando el cielo estrellado y disfrutando de la brisa de su hogar.

-Ya lo creo. – Cristi la abrazó y le dio un pico.- Vamos amor.

Marcos las esperaba sonriente. Se apresuró a subir todas las maletas mientras Álvaro y ellas esperaban dentro de la camioneta. No tardó mucho para que se pusieran en marcha. Primero pasaron a la casa de Álvaro. El hombre se despidió de ellas y se metió a su casa. Ahora si tomaron rumbo hacia la mansión de su familia. El chofer les comentó que todos las esperaban y que habían preparado una rica cena para recibirlas. Sintió que el corazón le dio un vuelco. Podía imaginarse la mesa llena de comida deliciosa.

Las enormes rejas se abrieron  y la camioneta se adentró a la propiedad. Observó que Cristina sonreía de forma dulce al ver su casa de nuevo. Sin duda su novia amaba vivir ahí y sobretodo, amaba a las personas que vivían ahí.

-Yo me encargo de subir sus maletas.- Ofreció gentil Marcos.

-Gracias, deja todo en la habitación de Cristina, yo recogeré mis cosas luego.- Pidió amable al hombre.

-¡Vamos!- La azabache la tomó de la mano y corrieron hasta la puerta. La casa estaba iluminada en su totalidad, esperándolas.

-¡Ya están aquí!- Escuchó gritar a Memo.

En cuanto atravesaron el umbral, empezaron los abrazos. Memo, Sofi, Angie, Guillermo, Sofía… ¡hasta Gerardo estaba ahí!

--¡Ale!- Sofi se le echó a los brazos. Cargó y dio muchos besos a su hermana pequeña.- ¿Me trajiste algo?

-Claro, a mi.- Sonrió al ver la cara de decepción de la niña.

-¡No!  Yo quería un regalo.

-Te traje mil regalos.- Los ojos de su hermanita brillaron.

-¡Gracias, Ale!

-¿Y para mi no hay abrazo?- Cristi reclamó atención. Sofi pasó a los brazos de Cris.

-Alejandra, que bueno tenerte de regreso.- Su papá la abrazó. Era el único al que no había saludado. ¡Que mala hija!

-Hola, papá.- Susurró cerca del oído de Guillermo.- ¿Cómo te sientes?

-Mucho mejor.- El hombre sonreía feliz. Abrazándola aún por los hombros, siguieron al resto de su familia hasta la sala.- ¿Que tal el viaje?

-Genial.- Respondió sentándose junto a Sofía. Ahora fue la Condesa quien la abrazó.- NY es fascinante.

-¿Qué tal la junta?- preguntó Guillermo a Cristina.

-¡Oh, que aguafiestas eres!- Se quejó Angie.- Las niñas vienen de uno de los lugares más bellos y divertidos y tú preguntas por como estuvo una reunión.

-Bueno, es que me…- quiso defenderse Guillermo

-¡Es que nada! Díganme chicas, ¿compraron mucho?

-Uff, montones. Cristina no dejaba de ir de aquí para allá y yo terminaba cargando todo.- Se quejó viendo ceñuda a su novia. La chica le devolvió el gesto y se cruzó de brazos.

-Eres mi asistente, ¿recuerdas?

.Si por eso asistí contigo a la reunión…

-Payasa.- Su novia le tiró un cojín a la cara. Su familia rio. Sabía que sus peleas tontas con Cristina eran… demasiado tontas.

-Ale, Cris… Aprovechando que ya estamos todos juntos  - intervino Gerardo.- quiero invitarles a mi cena de cumpleaños. Será en uno de los salones del club este martes. Les espero a todos.

-¿Cuántos años cumples?- Preguntó indiscreta Sofi.

-Hija, esas cosas no se preguntan.- La reprendió el Conde. Claro que no se preguntan y menos a un metrosexual como el novio de su tía.

-Está bien, Guillermo.- Habló Gerardo.- Cumplo 33 años.- respondió sonriendo y acomodándose el cabello con rayitos rubios.

-¡Eres más chico que mi tía!- Exclamó la pequeña.

-¡Sofía!

Después del ataque de risa que le dio por ver la cara roja de su tía Angie, solo logró tranquilizarse cuando Bernardo les avisó que podían pasar al comedor pues la cena estaba servida. Sabía que su familia no solía cenar tan tarde y que si lo hacían era porque querían esperarlas y estar en familia.

Comió en silencio mientras escuchaba y observaba a los demás. Gerardo y Angie no dejaban de contarles lo que tenían preparado para la fiesta. Su tía parecía muy emocionada describiendo cada detalle.  Miró que su padre sonreía con esa típica expresión de diplomacia en su rostro… ¿a Guillermo no le agradaba Gerardo? Bueno, a ella tampoco le agradaba pero tampoco le desagradaba, es solamente que  le parecía que no hacía buena pareja con su tía.

Cristina la tomó de la mano y se la apretó ligeramente. Podía ver la interrogante en los ojos grises de su novia. No era normal en ella estar callada por mucho tiempo.

-Estoy bien.- Susurró, besándole la mano a su novia.

 

-¡Buenas noches!-

Ya todos se retiraban a sus habitaciones. Ella caminaba de la mano de Cristi, a la recámara de la chica.

-La comida estuvo deliciosa.- Comentó con cara de enamorada mientras buscaba sus maletas. Las encontró en el vestidor de su novia.

-Extrañaba la comida de casa.- Sintió que la cara de ardía cuando volteó y vio a Cristi quitándose la blusa.- ¿Me ayudas?

-¿Ah?- Cristina le daba el frasquito con la crema que debía ponerse en el tatuaje. Sonrió con picardía y siguió a su novia.  Se sentó en la orilla de la cama mientras Cris se acostaba boca arriba y la miraba. Colocó un poco de crema sobre el cuerpo de la azabache y la deslizó por el tatuaje. Le encantaba sentir la piel de su novia. Acarició suavemente el dibujo que la representaba.

-Haz estado algo callada.- le comentó Cristi, mientras ella seguía en lo suyo.

-No es nada.- Cristina se sentó en la cama para quedar cerca de su rostro.

-¿Segura?- Sonrió como boba por tener a Cristi tan cerca, dándole un buen espectáculo visual al estar solo con un sujetador negro.

-Si… segura…

-No te creo.- La azabache empezó a acariciarle el rostro.

-Bueno es que… extrañaré dormir contigo.- Se sentía tan ridícula al confesar algo así.

-Tonta.- Cristi le dio un besito.- Podemos dormir juntas todos los días. Siempre y cuando no nos descubran.- Bromeó.

-Que rebelde te has vuelto.

-¿Tienes que irte a tu habitación ahora?- Su novia tenía una sonrisa traviesa.

-Depende. ¿Tienes algo en mente?- Preguntó con una ceja levantada.

-Pensé que podría…- Su chica le quitó la camisa.- ponerte un poco de pomada en tu tatuaje.- ¡Rayos! ¿Cómo ponía una voz así de sexy?

-Me parece genial.

Lentamente cambiaron posiciones. Ahora Ale se encontraba acostada en la cama de la azabache y Cristina sentada en sus rodillas. Le desabotonó el pantalón que traía para poder apreciar por completo el tatuaje. Suspiró cuando su novia empezó a acariciar su abdomen y a curar su herida.

Sin duda, esa noche tampoco dormirían mucho.

 

 

-¡Apresúrate Alejandra!

-¡Eso hago! ¿Qué no ves?

Iba lo más rápido que podía a través de la avenida. ¡Se habían quedado dormidas! Cuando despertaron eran las 7.30am. Su novia le repetía una y otra vez que jamás había llegado tarde a la escuela. Nunca en su vida. No sabía si reír o pedirle perdón… aunque sinceramente Cristina se había tenido la culpa. ¡Ella empezó con la sesión de besos anoche! Se la pasaron besuqueándose y manoseándose hasta altas horas de la madrugada, así que ¡no pongas cara de inocente, mi amor!

En  cuanto detuvo el auto, la azabache bajó a toda prisa. Corrían hasta sus respectivos edificios. Bah no era tan tarde, solo se habían volado la primera hora.

-Te veo al rato.- le dijo Cris, deteniéndose solo un momento para besarla antes de doblar hacia su salón.

Sonrió pues sabía que por muy neurótica que se pusiera Cris, nunca dejaría de ser tierna con ella.

Y si. Recibió un buen regaño de su profesor de italiano. ¿Por qué cada que llegaba tarde era precisamente a esa clase? No la dejaron pasar. Pero para ella mejor. Fue a la cafetería y pidió un café mientras se sentaba a leer.

Cuando calculó que sus amigos ya estarían por llegar, compro mucha comida para todos y efectivamente, cinco minutos después los alumnos empezaron a entrar a la cafetería.

El día pasó relativamente tranquilo. En la escuela las personas ya no se le quedaban viendo feo. Si había curiosidad en sus miradas, sobre todo cuando Cristina la abrazaba o estaba muy cerca de ella. Como si todos esperaran a ver otro besote como el que se habían dado antes. Pero nah, pinche bola de morbosos.

Estaba sentada con Nico en el estacionamiento pues Cristina aún no salía de clases. El chico se notaba desanimado. La idea de ser el soltero del grupo tenía su autoestima por los suelos y Natalia y Lisa no ayudaban mucho, pues estaban haciéndose mimos a unos metros de ellos

Era tan gracioso verlas. Lisa con esa sonrisa soñadora, colgada del cuello de una seria pero sonrojada Nat.

-Ale…- Nico llamó su atención.- ¿Soy feo?- Parpadeó varias veces mirando a su amigo.

-Nou.- Negó rápido para que el chico le creyera.

-¿En serio?

-Ajá… Bueno… tu belleza está algo escondida.- Nico la veía sin pestañar.- ¡No es que no seas bello! Es solo que… Necesitas ayuda.- dijo rindiéndose.

-Lo sé, soy feo.

-No eres feo.- Cristi había llegado.- Si Ale no fuera mi novia, con gusto tendría una cita contigo.- Su chica le guiñó un ojo al chico. Ale se puso seria.

-¿En serio? Wow, puedo competir con Ale San Román… Ya no me siento tan mal.-

-Ya quisieras.- Abrazó posesivamente a Cristi. La chica le dio un pico.

-Solo bromeo, amor.- Le susurró su chica mientras Nico seguía feliz.- ¿De verdad te importa tanto tener novia?

-Si, es que… nunca nadie ha salido conmigo y quisiera saber qué se siente.- Reconoció su amigo algo avergonzado.

-Tengo una idea.

La fabulosa idea de Cristina era hacerle un cambio de look a Nico y luego presentarlo con muchas chicas, porque según dijo, alguna de ellas vería lo encantador que era, Ale no estaba muy convencida pero decidió apoyar la locura de su novia y la urgencia de su amigo. Quedaron en que el viernes después de clases pondrían en marcha la operación “Nico guapo, novia segura”.

-Te ves muy feliz.- Comentó a la azabache que estaba sonriente leyendo algo en su celular. Ya llevaban dos horas en la empresa.

-Si, mucho.

-¿Pasa algo?- Cris lo pensó un poco.

-Si pero es una sorpresa.

-Oye soy tu novia, puedes decírmelo.

-No. Será una sorpresa para todos. Sobre todo para mi papá.

-¿Le compraste algo?

-No solo… ¡Ah ya, no quieras manipularme! Espera un poco, unos días más.- Su chica se veía demasiado feliz tramando lo que sea que tramaba. Sonrió y decidió dejar pasar el tema, pues ya lo sabría después.

Decidieron que era hora de ir a casa. Tomó su mochila y las cosas de Cris y abrió la puerta para irse de ahí. Un fuerte golpe llamó su atención. Se quedaron paradas una junto a la otra viendo a Álvaro meter bruscamente algo al basurero. Parecía muy enojado. Sin percatarse de que ellas estaban ahí, caminó hacia el elevador y desapareció.

-¿Qué rayos fue eso?- Preguntó con la vista al frente.

-Ni idea.- escuchó decir a Cris.

-Averigüémoslo.- Se acercaron al basurero. No se veía nada.- Mete la mano.

-¡Métela tú!

-Ash, que estirada eres.- Metió la mano y solo sintió papeles. Tomó unos cuantos y los sacó. Empezaron a revisarlos pero no era nada importante, hasta que…- Mira, ¿crees que se haya enojado por esto?- Era una invitación para la cena de cumpleaños de Gerardo. Su novia cruzó la mirada con ella.

-Podría ser. ¿Qué es esto?- Cris le arrebató la invitación. Había algo escrito en ella. La azabache quedó con la boca abierta y se la enseñó. “Te invito a ser testigo del anuncio de mi compromiso con ella. No te preocupes, la cuidaré bien por ti.”

 

 

-No puedo creerlo.- Seguía diciendo Cris mientras subían a su habitación.- Es algo cruel e infantil hacer algo así. No creo que Gerardo…

-¿Lo conoces bien?

-Pues no pero ha sido novio de Angie desde hace cinco años y… bueno a veces me daba la impresión de que no la trataba como se merece nuestra tía pero ella nunca se ha quejado.

-Yo la he visto molesta con él.

-Suelen pelear pero… ¡Ah ya no se nada!- Cris se subió a su cama y Ale la imitó.

-¿A qué se dedica?

-Invierte en la bolsa de valores.

-¿Y que invierte? ¿Su dinero o el de nuestra tía?- Cris se puso muy seria.

-Buena pregunta. La verdad no tengo idea de la clase de negocios que hace. Nunca habla de eso con nosotros y no he conocido a alguien que mencione que Gerardo sea un hombre de negocios.

-¡¿Y apenas te das cuenta de eso?! Amor, puede ser un oportunista que solo quiero el dinero de Angie.

-Ale, entiendo que estimes mucho a Álvaro y que quieras verlo feliz pero eso no significa que Gerardo sea un vividor. No creo que tía se fije en alguien débil, con lo orgullosa que es…

-Tal vez no se haya dado cuenta.

-Tía no es ninguna tonta.- Cris estaba ceñuda.

- Eso no significa que no puedan engañarla.

-Dices eso porque detestas a Gerardo.

-¿Dime que persona educada escribiría algo  como lo que él escribió en esa invitación?  

-¡A lo mejor no fue él!

-¡¿Y quien más?!  ¡¿Tom Riddle?!

-¡¿Quieres dejar de hacer referencias de Harry Potter?!

-¡No puedo, soy potterhead!

-¡En serio que a veces te comportas más infantil que Sofi!

-¡Así te enamoraste de mi!

-¡Y ahora me gritas!

-¡No te estoy gritando!

-Hey, hey, chicas, ¿Qué pasa?- La Condesa las miraba asombrada.

-Nada, mamá.- Cris se paró lejos de Ale y se cruzó de brazos.

-A mi me pareció que discutían.

-Solo no nos poníamos de acuerdo con algo.- Dijo avergonzada. Sofía tomó la mano de Cristina y la jaló hasta quedar frente a Ale.

-Entiendo que en una relación hayan peleas  - dijo la mujer con voz tranquila.- pero no hay razón para gritarse. Guillermo y yo nunca nos hemos gritado, preferimos hablar y comunicarnos. Además, dos personas que se aman tanto como ustedes no deberían pelear nunca.- Sofía unió sus manos y les sonrió.

-Gracias, mamá.- Cristi estaba ruborizada.

-Hablen.- Con una última sonrisa la mujer se retiró. Ale no soltó la mano de Cris, al contrario se aferró más a ella.

-Lo siento. No debí ponerme a gritar así.

-Yo también grité asi que…

-No peleemos por esto. Habiendo tantas cosas nuestras, nos peleamos por cosas ajenas a nosotras.- Colocó sus manos en la cintura de la azabache.

-Tienes razón, mejor dejemos las peleas para algo que sí sea nuestro.- Su novia sonrió.

-No quise decir eso. Solo que… perdóname ¿si?

-Perdóname tú también.- Ale acortó la distancia entre sus rostros. Que discusión tan tonta habían tenido. No quería pelear con Cris por algo así, no quería pelear nunca con ella.- Amo que seas potterhead.- dijo su novia entre besos, cosa que hizo reír a ambas.

-¿Qué te parece si entregamos los regalos a sus dueños?

-Perfecto.

Sacaron todas las cosas que habían comprado para su familia. Sin duda Sofi y Memo serían los más felices. Le pidieron a Bernardo que les avisara a todos para reunirse en la habitación de los Condes.

Cuando entraron ya todos estaban esperándolas. Ale se sentía como Santa Claus cargando todas esas cosas.

-¡Regalos!- Sofi corrió hasta ella brincando impaciente.

-¡Amor, olvidamos el regalos de Sofi!- exclamó solo para joder un poco a su hermanita.

-¡¿Los olvidaron?!- La pequeña ya empezaba a hacer pucheros. Ale empezó a reír.

-Es broma enana. Ten.- Le entregó una caja aún más grande que ella. La enana corrió a la cama de Guillermo para poder abrirlo.

Uno a uno entregaron los regalos y encargos que su familia les hizo. Todos estaban encantados.

-Genial.- Guillermo se probaba el rompevientos que Ale le regaló.- Me queda perfecto, ¿o que opinan?

-Pareces todo un motociclista.- opinó Angie con mirada crítica. Sofía se acercó a él y le susurró algo. Guillermo se sonrojó pero parecía muy satisfecho de sí mismo.

El resto del día fue tranquilo. Ale quería escaparse para ir a visitar a Sebastián pues también le trajo un presente. Decidió que iría el miércoles a ver al viejo.

 

 

Y así sin darse cuenta el martes llegó y ya era hora de vestirse para ir a la estúpida cena de cumpleaños de Gerardo. ¿En verdad su tía anunciaría su compromiso con ese tipo? Sabía que Cristina tenía razón y que su mayor razón para detestar a Gerardo era por el aprecio que le tenía a Álvaro… Pero ¿y qué? El mejor amigo de su padre también era su amigo. Se miró en el espejo un momento revisando que todo estuviera en su lugar. Perfecto. Ya podía bajar.

-Hoy te gané.- dijo Cris mientras la besaba. Ya todos estaban en la sala, solo Angie faltaba.

-No me apetece mucho ir.- Susurró a su novia.

-Amor, si es verdad que tía anunciará su compromiso hoy, creo que le gustaría que toda su familia la acompañara. Sabes que ella te quiere mucho y se sentirá feliz de vernos a todos juntos.

-Tienes razón.- Besó la mejilla de Cristi.- Por cierto, me encanta como te queda ese vestido.- Le hacía mimos a la chica.

-Más tarde podrías quitármelo.- dijo quedamente la azabache muy cerca de su oído. Se dirigieron miradas cómplices y coquetas.

-Lamento el retraso.- Wow. Su tía estaba espectacularmente bella. Más de lo que Ale la hubiera visto antes. Sin duda se había esmerado mucho en su arreglo.

-Te ves hermosa, tía.- Cristina se acercó a la mujer y la abrazó.

-Gracias sobrina, tú también te ves muy linda. Con razón traes loquita a cierta persona.- Angie la miró divertida.

-Siempre has sido muy guapa, hermana. ¿Nos vamos?- Guillermo le ofreció el brazo a Angie y a Sofía. Ale le tomo la mano a Cris mientras los enanos caminaban junto a ellas rumbo a la salida.

Como solían hacer, los tres mayores subieron a una camioneta y los menores subieron a otra. Ale y Memo sacaron sus celulares y se pusieron a jugar online. Sofi le contaba a Cris sobre un “niño bonito” que iba en su mismo salón. La enana estaba ruborizada y la azabache la abrazaba enternecida.

Cuando llegaron, el club se veía atiborrado de gente, ¿a cuantas personas habría invitado Gerardo? Caminaron hasta el salón donde sería la cena. Como siempre las personas saludaban a los Condes con demasiada efusividad. Cris en ningún momento le soltó la mano. Era la primera ocasión social a la que iban como pareja. Le encantó ver como Cristi no titubeó ante nadie cuando la presentó como su novia. Podía ver la expresión de asombro de muchos y las miradas acosadoras de ciertas damas. Ella y su chica no dejaban de sonreírse, como si presumieran al mundo su amor.  Angie y Gerardo posaban con los invitados mientras unos sujetos de una revista los fotografiaban.

Se sentaron en la mesa principal donde también estaban sentados los padres de Gerardo. Por lo que veía, eso iba en serio. Observó a su papá, que estaba más serio de lo normal.

La música sonaba y varias parejas bailaban ya. Tomó un poco de soda mientras comía de los bocadillos en su mesa. Cris, sentada entre ella y su madre, platicaba animadamente con la mujer.

Pasó su mirada por las mesas a su alrededor y vio a todos los Aragón ahí sentados. Carlota Salamanca la fulminaba con la mirada. Ale le sonrió burlonamente mientras masticaba su snack.

Los meseros empezaron a servirles copas llenas de champagne.

-Creo que ya lo anunciarán.- le dijo Cris.

Vio a Angie reír nerviosamente y ponerse de pie. Gerardo le tomó la mano y subieron al escenario.

-Hola a todos, bienvenidos a esta cena.- Empezó a decir el hombre en el micrófono.-  Angie y yo agradecemos su presencia esta noche tan especial para nosotros. Y no quiero que piensen que soy un narcisista al decir que es especial por ser mi cumpleaños. No. Es especial porque Angie y yo queremos compartirles algo importante.- Gerardo sonrió a su tía.- Quiero que todos sepan que esta bella mujer a mi lado es el gran amor de mi vida. Hemos estado juntos por varios años y creemos que ya es hora de dar el siguiente paso.- Guillermo observaba ceñudo la escena.- Familia… amigos… les comparto que Angie y yo hemos decidido comprometernos, ¡vamos a casarnos!

Enseguida se escucharon los aplausos y vítores de la gente en el salón. Todos aplaudían contentos... menos los San Román. Ale observó a los Condes que parecían bastante sorprendidos. Memo y Sofi tenían la boca abierta. Gerardo le colocó un anillo a su tía y seguidamente todos levantaron sus copas para brindar por ellos.

Sintió un codazo de Cristina para que aplaudiera y no tuvo más remedio que hacerlo. Vaya, lo harían. Su tía en verdad iba a casarse. Intentó alegrarse por ella, porque la quería y en realidad deseaba que fuera feliz.

Angie caminó hasta la mesa, recibiendo abrazos de muchas personas que se acercaron a felicitarla. Cuando llegó hasta ellos, Guillermo se puso de pie y abrazó a su hermana. Ale vio como su papá le decía algunas palabras a su tía y luego volvían a abrazarse. Ella también felicitó a Angie y no tuvo más remedio que felicitar también a Gerardo, aunque las palabras leídas en la invitación que Álvaro tiró rondaban su cabeza.

-Si lastimas a mi tía te partiré en dos.- Amenazó al rubio oxigenado con una sonrisa.

-Y yo le ayudaré.- La apoyó Cris.

-Lo tendré en mente.- Gerardo les sonrió.

La fiesta continuó. De verdad que habían tirado la casa por la ventana. Si eso era la fiesta de compromiso, no quería ni pensar en cómo sería la boda.

-Hermosa señorita.- habló abrazando a Cristi.- ¿Me concede este baile?

-Con gusto.- Su novia sonrió de forma encantadora.

Se puso de pie y tomó a Cris de la mano para guiarla hasta la pista de baile. Si los demás las observaban y murmuraban eso las tenía sin cuidado. Ella estaba concentrada en el rostro bello de la azabache. Admiraba sus rasgos finos, su cabello perfectamente peinado. Le encantaba saber que esas sonrisas coquetas eran solo para ella. Sujetó fuerte a Cris y la hizo girar por la pista, adueñándose del lugar, existiendo solo ellas y la música.

La azabache la rodeó del cuello y se acercó peligrosamente a su cara. Ale le sonrió de forma retadora y Cris lo hizo… la besó. Sonrió sin romper el beso y sin dejar de bailar a un ritmo lento.

-Vamos al jardín.- le pidió su chica con una sonrisa traviesa.

-Vamos.- De la mano se apresuraron a salir del salón.

Cris la jaló por los pasillos del jardín, caminaron más allá de la fuente, atravesaron varios arbustos. Notaba el sonrojo de su novia. Cuando llegaron a una parte algo apartada de todo, la abrazó por la cintura y buscó sus labios.

Empezaron a besarse de forma firme. Cris le mordía los labios y le despeinaba el cabello. Aprisionó a su chica en un rincón, pegando más sus cuerpos. Sentía como el calor iba subiendo.

-Alejandra…- logró decir Cris con los labios atrapados entre los suyos. Las manos de la azabache le acariciaban el pecho mientras con una pierna le rodeaba la cadena.

-Cristi, ¿qué te parece si te quito ese vestido de una vez?

-¿Tienes ganas?- ¿Y todavía lo preguntas?

-Muchas, ¿tu no?

-Demasiadas… - Coló las manos debajo de la tela, tocando las piernas de la azabache.- Pero… espera... Ale, shhtt.

Cris se detuvo y se quedó quieta un momento. La miró a los ojos hasta que se dio cuenta porqué su novia se había detenido. Alguien se acercaba. Se escuchaban voces y pasos.

-¿Vieron la cara de Angélica? ¡Por fin se le hizo dejar la soltería!- Hubo un estallido de risas.

-Es tan pedante, a veces no soporto tener que saludarla. Pero lo que no puedo entender es como Sofía y Guillermo permiten ese comportamiento de  Cristina y esa otra.- Decía una mujer al otro lado de los arbustos.- Es tan obsceno y antinatural.

-Desde que esa chica insignificante llegó, no ha hecho más que comportarse de esa manera.- Esa voz era de Carlota.- desde un principio interfirió en la relación de Cristina y mi hijo y miren ahora... Sabrá Dios lo que hizo para conseguir que Cristina la aceptara.

-¿Pero es verdad lo que dicen? ¿Qué es una bastarda?- Preguntó otra mujer.

-¡Por supuesto que lo es! Sé de muy buena fuente que Antonio jamás la quiso, de hecho si no fuera por su enorme parecido con su familia yo no creería que es una San Román. Su madre era una mujer de cascos ligeros, una arribista.- Tensó los músculos al escuchar eso. ¡Nadie hablaba así de su madre! Cris la sujetó fuerte para evitar que empezara a golpear gente.- Por esa razón Antonio se negó a darle su apellido. No sé de que clase de chantaje se habrá valido para conseguir venir aquí y ser recibida por la familia de su padre. Solo sé que siempre ha estado obsesionada con conseguir el título, seguramente por eso está con Cristina.- Ahora fue ella la que sujetó fuerte a Cristi, pues la chica estaba furiosa.

-¡Que horror! En serio que Guillermo y Sofía me han decepcionado. Yo jamás permitiría que una tipa con esa clase de gustos se acercara a mis hijos.- ¡Putas viejas chismosas!

-Esa familia ha caído muy bajo, no merecen ostentar el título. Eso debería hacerlo alguien con clase, con una moral intachable, alguien como mi hijo. Él es un San Román también, tiene derechos.

-Carlota, tu hijo está muy alejado de la línea de sucesión, no creo que pueda siquiera ser un candidato para el título…- comentó una de las mujeres.

-¿Qué no ves que todos en esa familia están podridos? Si la Corona se entera de su falta de moral y vergüenza podría darles la espalda y retirarles el título y los privilegios que tienen.

-¡Pero eso nunca ha pasado! Nunca se ha hecho algo así.

-Pero es posible. Y en cuanto eso pase buscarán al pariente más cercano con todas las aptitudes dignas de un Conde, o sea mi Alberto.

Observó a Cristina. Su novia estaba ceñuda y con la cara roja de ira. Así que a sus espaldas, los “amigos” de su familia conspiraban contra ellos.

-¿Qué necesitas de nosotras?- preguntó una de las viejas.

-Que cuando llegue el momento apoyen a mi hijo. Y que no le den tregua a esa bastarda, ella no tiene ningún derecho sobre la fortuna ni la posición de los San Román. Su padre no la quería y sin embargo, gracias a Guillermo ahora es la quinta en la línea. Hay que demostrarle que los demás sabemos quien es y que no la aceptamos como uno de los nuestros. - ¿Eso era en serio?- Por más que quiera ella nunca será una Condesa, que se parezca a ellos no la hace una Castilnovo.  Nada me gustaría más que ver como Guillermo le retira el apellido y la echa de su casa.

-No te preocupes amiga, te apoyaremos en esto.-

-Sí, así es. Correremos la voz.- Las mujeres comenzaron a alejarse, los taconazos desaparecieron. Buscó los ojos de Cristina. Si ella se sentía enojada, no quería ni imaginar el nivel de furia de su novia. La chica temblaba.

-¿Cristi?

-Voy a aplastarlos a todos.- ¡Que arda Troya!

 

 

Notas finales:

Besoteees y apretones de nalga.

 

!Travesura realizada!


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