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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Hola. ya estoy aquí. 

1) No se alarmen por el título, saben que soy malísima con los títulos y no sabía cual ponerle así que como el fic se acerca a su final pues por eso le puse así.

2) No mueran aun faltan como 4 o 5 capítulos, aun no estoy segura. Pero saben que me gusta dejar la historia en un punto y de ahí hacer el epílogo y luego el epílogo del epílogo y... el epílogo del epílogo del epílogo...

3) Si ya se que me han mandado maleficios por no apurarme pero en serio, hago lo que puedo por tener los capítulos pero mis horarios están raros y acabo cansadísima...

4)Ademáaaaas... como algunas saben !ya soy una chica casada! Bueno, tan así no, pero ya oficialmetne mi amor vive conmigo y como supondrán tengo obligaciones que cumplir... ir al super, pagar las cuentas, bañar a los perros, preparar la comida, etc etc etc.

5) No se me ocurre que más escribir para hacerles perder el tiempo. Bueno YAAA. !A leer!

!Accio cap 37! (Estoy bien?)

-Yo lo hago. Gracias, Marcos.-  Sonrió gentil al chofer, mientras cargaba la urna y la pasaba del avión a la camioneta.


Por fin habían llegado, eran las 5.10 pm cuando salieron de la pista del aeropuerto rumbo a la mansión. Sabía que al llegar su familia paterna, Álvaro y su tío Sebastián ya estarían ahí esperando para la ceremonia. Cristi la tomó del antebrazo  y le sonrió con ternura, dándole seguridad y fortaleza. Y tal como lo esperaba, ahí estaban todos. En cuanto se bajaron de la camioneta, Guillermo se acercó a ella y la abrazó.


-¿Cómo estás?


-Bien, papá. Tranquila ahora que la tendré cerca de mi.


-Ella siempre ha estado cerca de ti.- le recordó su papa colocando una mano cerca de su corazón.


-Es verdad.


-Vamos, es hora.


Con su padre a un lado y Cristina al otro, la misa empezó. Habían colocado unas sillas con forros blancos en el jardín que estaba ya iluminado. Desde ahí un camino empedrado comunicaba a la capilla familiar y a la cripta. A ella le parecía bien que la misa fuera ahí en el jardín, entre la naturaleza. Eso hubiera querido su mamá.


Escuchó con atención todo lo que su tío decía durante la homilía. Se notaba la emoción en la voz del anciano. Al final de la misa lo observó un momento y notó como se limpiaba una lágrima. Cargó la urna con ayuda de su papá y caminaron todos hasta la cripta. En ella ya estaba abierto un espacio, justo a la medida para meter la urna ahí. Había dos hombres con material para sellarla y el grabado que se pondría en ella. Colocó la urna en la entrada de la abertura y Guillermo empujó. Miró la caja de madera justo a un lado de donde estaban depositados los restos de sus abuelos. Cristi le tomó el brazo y la hizo rodearla por los hombros, colando ella una mano alrededor de su cintura. Se quedó en silencio mirando como los empleados ponían la placa para sellar el nuevo lugar de reposo de Laura. El nombre de su mamá estaba tallado en mármol y al igual que en la urna, tenía la silueta de una bailarina. Sonrió viendo a su padre, agradeciéndole con la mirada ese gesto que parecía tan raro en ese lugar donde descansaban varios miembros San Román, todos serios y apegados al protocolo. Cuando la placa estuvo bien puesta y los trabajadores se retiraron, Sofi se acercó cargando con algo de trabajo una corona de flores que colocó junto a la tumba. Memo dejó en el suelo un enorme arreglo floral y le sonrió cuando pasó a su lado.


Ya estaba hecho.


Poco a poco los presentes se metieron a la mansión donde cenarían juntos. Cristina soltó el abrazo pero ella no se movió. Se quedó un momento ahí parada, con la mirada fija en el nombre de su mamá. Pensaba en las personas que tienen el privilegio de pasar más años con sus seres queridos, con sus padres, abuelos, hermanos. A ella le había tocado poco tiempo con su mamá, demasiado poco a su gusto.


-Me diste una eternidad en días contados.- Susurró recordando esa frase de uno de sus libros favoritos. Suspiró y giró para encaminarse al interior de la casa. Dio un respingo al encontrarse a Cristi ahí parada. Sin decir nada su novia se acercó y le regaló una sonrisa tímida.


-¿Estás bien?- preguntó su chica tomándola del cuello de su camisa y dándole un beso suave en la mejilla.


-Sí.- Correspondió a la sonrisa y ahora fue ella la que besó a Cristina en la frente.


-Vamos con los demás.


Se tomaron de la mano y caminaron hasta el comedor. Ahí ya estaban todos sentados a la mesa y los empleados servían  las entradas y bebidas mientras llegaba la hora del plato fuerte. Se sentó en el lugar de siempre y asintió con la cabeza cuando sus ojos se cruzaron con los de Álvaro, indicándole que se encontraba bien. Su tío Sebastián platicaba animadamente con Sofía sobre las próximas festividades del patrono de la parroquia. Guillermo tenía a Sofi sentada en sus piernas y reía, seguramente de alguna ocurrencia de la pequeña. Miró a Cristina que también observaba a los presentes y se dio cuenta que todo lo que la hacía feliz estaba ahí. Se puso de pie y carraspeó para llamar la atención de los presentes.


-Quisiera decir algo. – Anunció y todos  la miraron.- Quiero agradecerles su presencia y el apoyo que me han dado hoy. Sé que fui muy testaruda.- Miró a su papá.- y que tardé algo de tiempo en entender algunas cosas y en perdonar pero…- se aclaró la garganta.- ahora me siento muy feliz.- Volteó hacia Cristi y estiró la mano para que su chica se la tomara.- Les quiero mucho a todos.


Con delicadeza, Guillermo hizo a un lado a Sofi y caminó hacia ella. Giró para quedar frente a su papá esperando lo que le diría. Él colocó una mano sobre su hombro derecho y le sonrió. Ella también sonrió viendo a ese sujeto por el que ya no sentía rencor. Ahora en verdad lamentaba no haber tenido el valor de buscarlo antes.


-Te quiero, hija.- dijo el Conde cuando la abrazó.


-Yo también te quiero, papá.


-¿Por qué Ale le dijo papá a mi papá?- Escuchó que preguntaba Sofi. Todos voltearon a ver a la pequeña.


-Te lo explicaré cuando seas mayor.- Le aclaró Sofía a la niña, que pareció satisfecha con lo que dijo su madre.


 


 


Había pasado algunos días desde su regreso a Castilnovo. Cristina estaba enfocada totalmente a su competencia que ya sería ese fin de semana. La miraba practicando con su equipo y se notaba en su cuerpo el resultado de tanto ejercicio. Se le caía la baba cuando le veía las piernas desnudas. Le encantaba tocarlas y sentirlas duritas al igual que sus pompas… No podía apartar de ella esos pensamientos lujuriosos y a su azabache parecía no molestarle que la devorara con la mirada.


Se acercó a su novia, que estaba en las caballerizas cepillando a Belleza. La yegua parecía complacida de que su dueña la atendiera y dedicara tiempo. Ese día habían tenido su última práctica y dejarían descansar a los caballos para que estuvieran al cien para las competencias.


-Eres tan linda.- Escuchó que decía Cristi a Belleza.


-Igual que tú.- Susurró al oído de la chica que dio un respingo.


-¡Amor! Me espantaste.


-Disculpa, no fue mi intención.- Abrazó a su novia por atrás y la estrechó con suavidad.- ¿Te ayudo?


-Claro.- Cris giró el rostro y le regaló un besito en los labios.- Toma uno de esos cepillos.- Le indicó. Lo hizo y rodeó a la yegua para cepillarla por el otro lado, quedando frente  a Cristina.-¿Donde estabas?


-Cosa de músicos.- Cris enarcó una ceja y sonrió con sorna.- Fui a electrónica González. Nico quería ver los precios de las guitarras y trompetas.- En serio que Cris exigía reporte completo.


-Cosa de músicos…- Cris imitó su tono de voz.


-De músicos chingones.                     


-Eres una boba.


-Por ti.- envió un beso al aire. Cris se sonrojó.--¿Nerviosa?


-No, más bien impaciente. Quiero que ya sea la competencia.


-En verdad te gusta mucho esto, eh.- Pasó el cepillo a lo largo del cuerpo de la yegua.


-Me encanta. Si pudiera montar y saltar todos los días, lo haría. Si pudiera me dedicaría solo a este deporte.


-¿Hablas en serio?- Sonrió viendo la emoción de su novia.


-¡Por supuesto!


-Ahora veo de donde sacó Memo tanta pasión por los caballos.


-Si bueno, lo heredamos de nuestro padre…- Cris enmudeció, como si hubiera dicho algo imprudente.- Que tonto sonó eso…- susurró más para sí, pero ella logró escucharlo.


-No sonó tonto. Ambos lo heredaron de su papá.- Aseguró sin titubeos.


-Sabes que eso… – empezó a decir su novia bajando la voz.


-Eso es lo que es.- La cortó. Volvió a rodear a Belleza y se acercó a la azabache esperando lo que notaba que Cristi quería sacar de su interior.


-Hay días en los que me cuesta más esto.


-Creo que es normal que pase.- Sonrió de medio lado y acomodó un mechón de cabello de su chica.


-Lo que dijiste en la cena sobre que te llevó tiempo entender y perdonar…


-¿Si?


-¿Cuánto tiempo te llevó?


-Muchos años. Pasé por todo. Sentí tristeza, rabia, indiferencia, rencor, rechazo… muchas emociones y sentimientos nada buenos. Pero con el paso del tiempo y una vez que estuve cerca de él, me di cuenta de que no ganaba nada pensando en lo que había pasado hace años. Eso fue algo que no elegí, no tuve la culpa de las decisiones que tomaron mis padres. Ellos pensaron que eso era lo mejor para mi y para ellos y, si fue bueno o no, eso ya pasó. Me alegra haber conocido a papá. Me alegra saber que estaba equivocada con respecto a él. Y estoy segura que tú también sanarás.


-¿En serio estás segura?


-Claro, para eso me tienes a mi.- Dijo arrogante, cosa que hizo reír a Cristi.


-Tu confianza en ti misma es abrumadora, eh.


-Lo sé.- Abrazó a su linda novia, quien enseguida correspondió. Acomodando la cabeza en su hombro.


-Te amo.


-Yo también te amo.- Besó su sien.- ¿Continuamos embelleciendo a Belleza?- Jugó con Cris.


-¡Que tonta eres!- Su novia le revolvió el cabello.


Estuvieron varios minutos más cepillando a la yegua y platicando de cosas sin mucha importancia. Solo decía estupideces para hacer reír a Cristina y que sus pensamientos tristes se fueran al otro lado del universo.


-Entonces es cuando Gokú enfurece y se convierte en súper saiyajín,- le explicaba a su novia mientras caminaban por el club, ya para salir e irse a casa.- que aparte de todo la leyenda del guerrero legendario en realidad está basada en su propio padre ya que Bardock viaja en el tiempo al momento en que Freezer destruye el planeta Vegeta.


-Aun no entiendo porque Memo y tu están tan traumados con eso.- Comentó Cris con una sonrisa burlona.


-¡No estamos traumados!- doblaron a la izquierda para atravesar por el pasto que unía a las cabellerizas con el resto del terreno. Caminaban junto a los comederos de los caballos.- Es que… ¡Es Gokú! Hasta a ti te gustaría si aceptaras ver la serie conmigo.


-Aun no te amo tanto.


-…- Frunció el ceño.- Empiezas a caerme realmente mal.


-Sé que me amas.- Cristi la abrazó aprisionándole los brazos.


-No cuando desprecias a Gokú.- Su chica rio pero enseguida paró en seco girando el rostro hacia la derecha. Se quedó en silencio tratando de descifrar la expresión de Cristina. Volteó para ver lo que tanto le llamaba la atención a la azabache.- Mira, son…


-Shhhttt- Cristi la jaló de la ropa y  casi casi la hizo tirarse al suelo.- Ven.- Caminando en cuclillas se ocultaron detrás de uno de los comederos asomando apenas la cabeza y agudizando el oído.


-¿Y que pretendes que haga?- Decía Angie.


-Que afrontes tus sentimientos- Respondió Álvaro.- ¿o fingirás que nada pasó?


-Es que… no debió pasar.- Sentenció la mujer.


-Pero pasó… y varias veces. Ahora quiero que seas valiente y mandes todo al carajo por mi, por los dos.- Álvaro sujetó a su tía de los brazos.


-No puedo cancelarlo todo.- Susurró Angie visiblemente horrorizada.- Ya lo anunciamos a todo el mundo, ¿Qué crees que dirán todos? ¿Y mi familia? Sabes que Guillermo odia los escándalos.


-No metas a tu hermano ni a nadie más en esto. Solo se trata de ti y de mi, de nuestro amor.- ¡¿Su amor?! Cristina miraba a un punto fijo cerca del suelo, con expresión seria.


-Yo… no sé… estoy… necesito tiempo.


-¡Ya no hay tiempo!- Su tía tapó la boca del hombre, que se arrebató enseguida.- Estoy harto de esto Angélica, - ahora se veía enfadado.- estoy dispuesto a luchar contra quien sea por lo nuestro pero para eso tenemos que estar unidos, juntos y convencidos. Pero si no tienes el valor para estar conmigo entonces me marcharé de tu vida. Puedes casarte con quien se te pegue la gana.- Muy enojado, Álvaro giró sobre sus talones y se marchó dejando a su tía ahí parada e inmóvil.


-Cristi, ¿Qué haces?- Intentó detener a su novia pero la chica ya estaba caminando hacia Angie.


-¿Tía?- La mujer volteó y miró a la azabache con expresión devastada. Sin esperar demasiado, se arrojó a los brazos de Cristina y empezó a sollozar ocultando el rostro en su  cuello. Ella observaba la escena a unos metros, dándoles espacio para que Angélica se desahogara. Vio a lo lejos a Álvaro que caminaba sin voltear atrás. ¿Había pasado lo que suponía? Bueno, no es que tuviera algo de malo pero… sabía que la situación era complicada. Angie estaba en plenos preparativos para la boda con Gerardo. Se había anunciado el compromiso a los cuatro vientos, habían acaparado las portadas de las revistas y páginas de sociales en periódicos. Entendía que para su tía, era algo muy duro todo eso. ¡Álvaro debía ser más comprensivo!


-Ale…- Volvió la vista al frente y vio a Angie extendiendo una mano para pedir la suya. Se acercó y también abrazó a su tía. Era tan raro ver a alguien tan parlanchina y alegre como su tía, llorando.


-Todo va a estar bien.- Susurró a la mujer para tranquilizarla.- Aquí estamos contigo.


 


Seguía la camioneta que transportaba a su tía y a su novia. Debido a que Angie no estaba en condiciones para conducir habían pedido que una camioneta fuera por ella. Ya después mandarían por el auto de la mujer. Se detuvo en el semáforo detrás del vehículo de su familia. Observaba al frente con el ceño fruncido pensando en porqué las personas se complicaban tanto la vida. Si Álvaro y Angie por fin habían aceptado su amor y había pasado algo entre ellos, no tenían por que estar separados.


Cuando el semáforo pasó al verde y la camioneta avanzó ella se quedó en su lugar… el sonido de un claxon a sus espaldas la hizo volver a la realidad. Accionó su luz direccional izquierda y giró el volante. Tomó por la avenida hacia la zona residencial donde vivía Álvaro. Podían llamarla metiche pero no pensaba quedarse mirando mientras dos de las personas que más quería la estaban cagando. En menos de 10 minutos ya estaba frente a la privada donde estaba la casa.


-¿A dónde va?- Preguntó el guardia de seguridad, asomando la cabeza por la ventanilla de la caseta.


-A la casa de Álvaro Gastelum.


-¿Quién lo busca?- Le hombre sacó una hoja con una lista en ella. ¿Eh?


-Su sobrina.


-Disculpe, pero el señor Gastelum no tiene sobrinas.


-Soy Alejandra San Román, sobrina del Conde.-Contestó impaciente.


-¡Oh! Lo siento señorita.- El guardia accionó un botón para elevar la barra que impedía el paso a la zona residencial.-  Pase usted.- aceleró a fondo y siguió por las calles del lujoso complejo. Había ido un par de veces a esa casa así que no le fue difícil encontrarla. Bajó de un brinco y presionó varias veces el timbre. Nada. Observó por las rendijas de la cochera y sí, ahí estaba el auto del amigo de su padre.- ¡Álvaro, abre!- Presionó insistentemente el timbre y golpeó con fuerza la puerta.- ¡Álvaro!


-¡¿Qué?!- La puerta se abrió de golpe y  apareció Álvaro con un semblante endemoniado.- ¡¿Quieres tirar mi puerta o qué?!


-Si es necesario…- dijo tranquilamente, sonriendo de lado y metiendo las manos en los bolsillos.


-Pasa.- Siguió a Álvaro hasta la sala. Se fijó que el hombre tenía un vaso con alguna bebida alcohólica en la mano.- ¿Gustas?- le preguntó moviendo el vaso frente a ella.


-No, gracias… ¿Cuánto has bebido?


-No lo suficiente.


-Vi y escuché tu plática con mi tía.- Quería ser clara e ir al punto de una vez. El hombre la observó un momento en silencio.


-¿Y?


-Vengo a decirte que eres un estúpido.- Dijo con el tono más duro que podía.


-Sabía que te pondrías de su parte.


-No me pongo de parte de nadie. Solo que debes ser más comprensivo y entender como se siente. Si la presionas solo la asustarás.


-Estoy harto de esperar.- Álvaro tomó de golpe todo el contenido de su vaso y se dirigió al pequeño bar de la casa en busca de más alcohol. Ella lo siguió.- Ella es una adulta, debería afrontar la situación.


-¿Y que importa que sea una adulta? La edad no impide tener miedo. Esta es la decisión más importante de su vida, déjala pensar.


-Que haga lo que quiera.- El tono de desprecio con el que lo dijo la hizo enojar.


-Deja eso.- Se acercó al hombre y le arrebató el vaso, vaciando su contenido sobre la alfombra.- ¿En verdad la amas? Porque actúas como si no lo hicieras.


-¡¿Y que quieres que haga?!


-¡Que vayas por ella! ¡Que la abraces! ¡Que le digas que estarás con ella cuando esto explote! ¡Con esta puta actitud tuya, solo la haces sentir sola y presionada! ¡Deja de echarle la culpa de todo y ve por ella! ¡Ándale!- Jaló al hombre y lo condujo a empujones hasta la calle.


-Espera… ¡Ale!


-¡Ale, madres! Nos vamos a la mansión.- Abrió la puerta de su auto y con un último empujón metió a Álvaro ahí.


-Huelo a whisky.- Le dijo su amigo cuando ella también entró al coche.


-Eso es lo de menos. Vámonos a conseguir el perdón de tu princesa.- De mejor humor, pisó el acelerador con fuerza y salió disparada hacia su casa.


-En verdad soy un estúpido.- Álvaro se jaloneaba el cabello.- ¡Ella me descontrola!- Se frotó la cara con ambas manos.


-Eso significa que es la chica correcta.- Bromeó. Eso era la verdad, cuando una chica te pone el mundo de cabeza y hace que hagas todo al revés ¡esa es la indicada!


-¿Tienes perfume aquí?- el hombre abrió la guantera y buscó en el interior.


-Eh… creo que hay uno ahí pero…- Álvaro lo encontró y se lo echó.- es de Cristi.


-¡Huelo a chica!


-Es mejor que oler a whisky.


 


Cuando aparcó en la cochera de la mansión, bajó detrás del hombre. Álvaro se notaba nervioso y serio. Prefirió estar en silencio y lo condujo a la habitación de su tía.


Toc-toc


Alguien se acercó.


Cristina abrió la puerta.


-Ale, ¿Dónde…? Oh…-La azabache miró a Álvaro sin decir nada.


-Déjalo pasar.- Le pidió a su chica. Cristi giró la cabeza mirando un momento el interior del cuarto.


-Bien.-Cris miró a Álvaro.- Si la haces llorar más, te mataré.- Uy, su novia daba miedo. Jaló a su chica y esperó a que Álvaro entrara a la habitación para cerrar la puerta.


-¿Quieres tarta? Seguro hay en la cocina.- Pero su chica no se movió.- Cristi…


-No me moveré de aquí.


-Mi amor, no actúes como una madre sobreprotectora. Anda vamos por tarta… es de fresa.- dijo picando la mejilla de la chica, tentándola a ir a la cocina.


-¿Recién hecha?


-Sí, la hicieron esta mañana.


-¿Cómo lo sabes?


-La cocina es mi territorio. Vamos.


Ya no podían hacer más por Angie y Álvaro. Ahora era cuestión de ellos resolver el problema. Ella solo quería comer tarta junto a su amor. Y sí, ahí en la nevera estaba el postre. Cortó dos rebanadas y subieron a su habitación para comer. Decidieron sentarse en los muebles del balcón. Se sentía genial estar ahí echada tragando a gusto.


-¿Crees que estén bien?- dijo Cristi con la mirada fija en su plato.


-Si.- llevó un gran pedazo de tarta a su boca.


-¿Por qué estás tan segura?


-Porque se aman… al menos eso entendí. Y si se aman buscarán la forma de estar juntos.


-¿Cómo tú y yo?- preguntó Cris con una sonrisa pícara.


-Si mi amor. Así como tu y yo.- Se estiró para darle un pico a su novia y acariciarle una pierna.


-Ale…


-Uhm…- Ahora le besaba el cuello.


-Tengo que guardar mis energías para la competencia.


-¿Y eso qué significa?- Seguía en lo suyo.


-Que debemos estar en abstinencia hasta que pase la competencia.


-Odio esa palabra.- bufó.


-No seas impaciente. Ya en un par de días te recompensaré, lo prometo.- Analizó unos segundos a la azabache.


-¿Ni siquiera un rapidín?


-Que no.


-Ni quería.- Dijo haciéndose la ofendida, virando el rostro.


-Yo sé que sí.- Su chica traviesa se le fue encima y la montó, buscando sus labios para rosarlos suavemente.


-¿Cómo no querer? Si estás buenísima.- dijo estrechando a su linda novia.


-¡Ale!- Cris empezó a reír mientras ella le hacía cosquillas. Entre forcejeos daba besitos a Cristi. Era verdad lo que decía Guillermo, eran un par de escandalosas.


 


 


 


-¿Segura que metiste la maleta correcta?


-Que sí.- Era la sexta vez que su novia le preguntaba lo mismo. Iban ya al club, ¡ese día eran las competencias! Puntual a las 11 empezarían. Presionó rápido su pantalla para matar a los saldados enemigos. Estaba jugando en línea con Memo, quien estaba en la fila de asientos delante de ella.- Todo está ahí, tu uniforme, botas, gorro, tu lechuza y tu varita.


-¿Quieres dejar de divagar?- Cristi le dio un golpe juguetón en el brazo, notablemente divertida.


-¡Ya Cristina! ¡Déjanos jugar!- Exigió Memo exasperado antes de ver morir a otro de sus soldados.


-¡Gané!


Bajó junto a Cris y sus hermanos. Los Condes habían ido a un desayuno de negocios y Angie dijo que tenía algo urgente que atender pero los tres aseguraron que estarían ahí para apoyar a Cristina.


-Creo que es mejor que vayas con los enanos.- le susurró su chica.


-Los guardias pueden acompañarlos al palco.- No pensaba despegarse de Cris. Si pudiera subiría en Belleza también. No le gustaba nada lo que estaban viendo sus ojos. En uno de los palcos de la segunda fila estaban los Aragón. La azabache también miró en esa dirección.


-Debes ir con Memo y Sofi, estarán muy cerca de Tomás. No los dejes solos.


-Pero, ¿y tu?


-Ale, - Cristi le tomó las manos y le sonrió.- estaré bien. Mi equipo y la instructora no se despegarán de mi. Vete.


-Si estás en problemas grita como loca, ¿de acuerdo?- Llevó una mano a la mejilla de su novia y la acarició con delicadeza.


-De acuerdo.- Cris se acercó y se despidió con un beso.


Se quedó parada un momento viendo a su amor alejarse hacia las caballerizas, llevando la maleta colgada en su hombro. Cuando conoció a su novia, recordaba que no hacía casi nada por sí misma y ahora sí. Había aprendido muchas cosas y sabía que a escondidas estaba aprendiendo a cocinar ayudada por las cocineras de la casa. Cristi no le había mencionado nada pero estaba segura que quería sorprenderla…. Pondría su mejor cara de sorpresa cuando su novia le preparara algo para comer. Giró sobre sus talones y tomó la mano de su pequeña hermana y caminaron todos juntos hasta el palco familiar.


-Buenos días, señorita, ¿su tío vendrá?- Preguntó un hombre algo mayor, sentado en el palco contiguo.


-Por supuesto, no se perdería ver a su hija por nada del mundo.- Aseguro sonriendo con gentileza.


-Sofí, ¡estás enorme!- Exclamó una mujer que supuso sería la esposa del señor que había preguntado por Guillermo. ¿Sofi enorme? ¡Si parecía un liliputiense!


-Gracias.- Su hermanita parecía feliz de que le hubieran llamado grande.- Usted se ve muy guapa.- La enana se tenía apoyado de la barra que dividía los palcos.


-¡Oh que niña tan linda!


Se sentó junto a Memo y siguió platicando un poco más con sus conocidos y cuidando que Sofi no metiera la pata con alguna ocurrencia. Pero su hermanita sabía comportarse muy bien con las personas. Solo en la mansión hacía bastantes travesuras. Sus guardias caminaban cerca de ellos, siempre vigilando el perímetro. Giró un poco más el cuello y se fijó en Tomás, Alberto y Carlota. Ya estaba harta de esperar para refundir a esos tres en la cárcel, pero su papá quería esperar el mejor momento para hacerlos caer. ¡Ese era un buen momento! Tomás cruzó la mirada con la suya. Frunció el ceño al ver la sonrisa maquiavélica del hombre, ¿Qué estaría tramando? Sabía que si Guillermo quisiera, no se le permitiría la entrada al club a ningún Aragón, al fin y al cabo los San Román eran dueños del 75% del club. Miró por el otro lado y observó a Valeria llegar junto a Darío, Enrique, Nadia y… ¡Sus amigos! Movió enérgicamente la mano para hacerse notar y llamar la atención de Nico, Nat y Lisa.


-Enseguida vuelvo.- Dijo a sus hermanos.


-¿A dónde vas?- Preguntó la pequeña.


-Ahí con mis amigos. Solo será un momento.


-¿Puedo ir contigo?- Sofi puso cara de murcielaguito bebé.


-Claro, pequeño Minion.


-¡Soy grande!- Se defendió.


-En ese caso: vamos, gran Minion.


-¡Ale!- Su hermanita hizo un puchero.


-Es broma.- Se acercó a la enana.- Serás tan alta como yo.


-¡Yei!- Sofi la abrazó por el cuello y ella se incorporó, cargándola.


-¿Vienes?- Preguntó a su hermano.


-Yo si soy niño grande. Puedo sobrevivir unos minutos sin ti.- Se burló Memo. Le sacó la lengua y se encaminó hacia sus amigos mientras su hermanito seguía viendo un documental de equitación en su celular.


-Hola, chicos.- Saludó a todos aún con Sofi colgada de ella como chango.


-Hola.-Nico.


-¿Cómo estás?-Valeria.


-Uhmmm…- ¿Quién creen?


-¡Sofi es tan linda!- Lisa.


- Estoy bien, me alegra que hayan venido.- Su hermanita bajó y corrió a sentarse junto a Lisa, seguramente hablando de cosas raras que solo ellas entendían.


-¿Dónde te has metido?-Quiso saber Nico.


-No seas curioso, -intervino Darío.- Por algo se llaman vacaciones, ¿recuerdas?


-Además, seguro Cris y tú se escaparon a algún sitio romántico, ¿no?- Le tomó el pelo Valeria. Ella solo rio.


-Solo estuvimos atendiendo algunos pendientes.- respondió vaga, sin querer dar más información. Lisa y Sofi cuchicheaban con las cabezas muy juntitas. Par de raras.- Lo que me sorprende es verlos a todos llegar juntos.


-Les dije que nos veíamos en el parque que está enfrente, para entrar todos juntos.-comentó Valeria. Ella levantó una ceja para que la chica entendiera su pregunta.- Bueno… me puse a pensar que a veces soy algo engreída y selectiva con las personas y eso me hace perderme de muy buenas amistades y estos chicos…- Valeria miró a sus amigos.- en verdad están locos.- Dijo más como un cumplido que como ofensa.


-Todos los músicos lo están.- Atacó Darío, llamando con la mano a un chico que traía bebidas en una charola.


-¿Son gratis?- Interrogó Nico cuando Darío le pasó una copa.


-Para ustedes sí- Aseguró ella.- Avísale al capitán, por favor.- Pidió al mesero.


-Adoro ser tu amigo.- Comentó Nico dando un sorbo.


-Interesado.-Bromeó pues sabía que no era así. Ella también había tomado una copa y le pasó un vaso con soda a Sofi.


-Ahí vienen tus tíos.- Le informó Valeria.


Y  sí, ahí venían los Condes y Angie con ¿Álvaro? Sonrió. Después de la otra noche, no sabía a ciencia cierta si habían encontrado una solución a la situación o si su tía aún necesitaba tiempo pero… venía muy sonriente caminando junto a Álvaro. ¿Y Gerardo?


Guillermo la miró y caminó hasta ella.


-Hola.- su papá la abrazó fugazmente.


-Hola.


-¿Todo en orden, chicos?- Guillermo saludó a sus amigos, quienes ya estaban de pie y le estrecharon la mano al Conde.


-Perfecto, Señor.- Respondió Valeria.


-Me comentó tu madre que te cambiaste de carrera.- dijo Guillermo a la pelirroja. ¿En serio?


-Sí. Estudiaba Derecho por ellos pero en realidad… quiero ser diseñadora de modas.


-Eso es estupendo. Felicidades.


-Gracias.


-Pues, si me disculpan...- Su papá sonrió feliz.- Sofi, vamos con mamá.- La pequeña obedeció y tomó la mano de su papá para regresar al palco.


-Vaya… en verdad te pareces mucho a tu tío.- Le susurró Valeria, que se había acercado más a ella.


-Sí, eso dicen.- Contestó divertida.-No me comentaste que cambiarías de carrera.


-Fue algo que decidí en un minuto. Dije: sigo con esta vida o hago lo de Ale.


-¿Lo mío?-preguntó extrañada.


-Sí… seguir a mi corazón tal y como lo haces tú.


-Eres increíble.- Abrazó a la chica.- Serás una excelente diseñadora.


-Es lo que pretendo. Y ya deja tanto abrazo o Cristi me arrancará la cabeza a fuetazos.- Valeria tomó una distancia exagerada, cosa que hizo reír a todos.


-Eso dalo por hecho.


Compartió un par de bromas más antes de volver también al palco. La competencia ya iba a empezar.

Notas finales:

Quiero que el sig cap sea intenso, no sé que tanto pero quiero que hayan madrazos y mentadas de madre, asi que !espérenlo!

 

Besos cachondos.

 

Fb. Kay McCutchen.

 

!Travesura realizada!


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