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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Hey... no sé que escribirles... jajajaja Pasemos a lo interesante.

 

!Accio cap 38!

 


Se sentó en su lugar junto a su padre, esperando con ansias que las competencias empezaran. Primero estaban programadas dos carreras a caballo y posteriormente el campeonato de salto ecuestre varonil y femenil. Siendo sincera le valía madres todo lo demás, ella solo quería ver la participación de Cristi. Se movió impaciente en su silla mientras Sofi y Memo peleaban por ver quien tenía el derecho de usar la videograbadora ese día y la Condesa y su tía platicaban a susurros.


-Esto tomará tiempo, - le dijo Guillermo inclinando ligeramente la cabeza hacia ella.- así que no desesperes.


-Eso intento. ¿Por qué Cristina no se quedó aquí mientras empezaba la competencia?- Su papá sonrió de lado antes de responder.


-Es mejor así. Ella podrá usar este tiempo para concentrarse y enfocarse en los saltos. Este deporte necesita mucha concentración y confianza tanto en ti como en tu caballo.


-No sé nada de caballos…-


-Lo sé.- Guillermo la rodeó de los hombros.- Además Cris y tu deben cortar el cordón umbilical. Andan juntas por todas partes. Deben tomar su espacio. En toda relación es saludable que la pareja haga cosas por separado y no estar pegados siempre.


-Pero a mi no me aburre estar con ella.


-No se trata de aburrimiento, si no de espacio, de extrañarse… En unos meses te irás a Nueva York…


-Eso será duro.


-Mucho. Deben saber llevar su relación para no caer en la monotonía ni desgastarse y ten por seguro que eso tarde o temprano ocurrirá. Sé que se aman, pero el amor no garantiza que una relación dure.- En seguida pensó en sus padres. Ellos se amaban pero se separaron.


-¿Y como evito el desgaste?


-Haciendo cosas cada quien por su lado. Tú con tus amigos, ella con los suyos. Sorpréndela con citas, cosas fuera de lo que hacen siempre. Eres ingeniosa, aplica esa locura en tu relación.- Notó el tono de broma de su papá y sintió una de sus manos revolviéndole el cabello.


Al menos Guillermo la ayudó a no aburrirse y le explicaba todo lo que sucedía en la pista. Veía como todos se volvían locos y apostaban a sus jinetes favoritos.


Iba ya en su cuarto vaso de limonada cuando por fin, ¡por fin! anunciaron que en algunos minutos más empezaría la competencia de salto ecuestre.  Se movió en su lugar conteniendo sus nervios. Tal vez ella se ponía más histérica que su novia.


-¡Dame la cámara!


-¡Tú no sabes grabar!


Sus hermanitos discutían en la fila detrás de ella.


-Sofía, Guillermo, compórtense.- Su papá les llamó la atención.- Muchas personas nos observan, así que no quiero conductas reprochables. Sofi deja que tu hermano grabe, cuando sepas bien como hacerlo, tú serás la encargada de grabar.- La pequeña asintió sin discutir.


-Ven, enana.- Abrió los brazos para que su hermanita entendiera la indirecta. La niña se apresuró a abrazarla.


-Mi papá me regañó.- Hizo pucheros.


-No te regañó… bueno tal vez un poco. A veces vamos a lugares donde no debemos pelear con nuestros hermanos, por muy divertido que eso sea.- Besó la cabeza de Sofi.- Cuando lleguemos a casa podrás torturarlo todo lo que quieras.


-Te estoy escuchando….- Canturreó el Conde junto a ella.


-Buenos días, Excelencia.- Saludó a su papá un hombre entrecano, vestido de manera impecable, con barba de tres días perfectamente delineada y con gafas cuadradas.


-Buenos días, Francisco.- El Conde se había puesto de pie para estrechar la mano del hombre.- ¿Gustas sentarte con nosotros?


-Por supuesto Don Guillermo. Buenas tardes bellas señoras.- El Fiscal saludó a Sofia y a Angie. Buenas tardes, Álvaro.


-Hola, Francisco.- Álvaro tomó una copa de la charola de un mesero que pasaba por ahí y se la ofreció al Fiscal.


-Francisco, te presento a mis muchachos: Memo, Sofi y Alejandra.


-Por fin los conozco, mucho gusto.


-Igualmente.- Ella también le estrechó la mano.


-Buenas tardes, damas, caballeros y público en general.-Se escuchó la voz del comentarista saliendo de las bocinas.


-Creo que es mejor que tomemos asiento.- Sugirió Guillermo pues todos los del palco estaban de pie. Así que se sentaron y prepararon para lo que venía.


-¡Es hora de la competencia de salto ecuestre!- Aplausos.- El Club Campestre siempre se ha enorgullecido de tener entre sus actividades anuales, las competencias más prestigiadas del ramo ecuestre y la competencia de salto es una de las joyas de este club. De este club han surgido campeones nacionales e internacionales y estoy seguro que la competencia de hoy nos dejará a todos con un excelente sabor de boca.- Más aplausos.- No les quitaré más tiempo, sé que todos están impacientes, lo veo en sus rostros.- Ale estaba segura que su rostro denotaba mucho más que impaciencia. Sentía su cuerpo temblando de nervios.- ¡Con ustedes, los equipos ecuestres participantes!


La pista empezó a llenarse de jinetes y caballos. Entraban en fila portando el típico uniforme, aunque algunos traían el saco azul, verde, rojo o amarillo.


Como anfitriones los equipos del club salieron de primero y la gente los acogió con vítores y bulla. Ale sonrió al notar los ojos de Cristi en ella. Cuando los jinetes se enfilaron para dar una vuelta por el ruedo, su papá volvió a inclinarse ligeramente hacia ella.


-Ten, para tu chica.


-¿Qué?- Bajó la mirada para ver lo que su papá sostenía. Una rosa roja muy hermosa.- Gracias.


Volvió la mirada hacia Cristi que ya estaba más cerca. Se paró de su silla y se acercó al barandal con la flor en la mano. Cristina no le quitaba los ojos de encima. Tenía ese brillo especial en su mirada. Podía notar la emoción de su azabache. Cuando llegó a su altura, extendió la mano para entregarle la rosa a su novia quien la aceptó y le hizo un gesto coqueto.


-Uuuuuuuuuhhhh.- Escuchó a sus amigos tomarles el pelo, detrás de ella.


Sonrió como boba aun cuando Cristina ya había seguido su camino. Admiró el porte con que su novia y Belleza trotaban… era tan sexy… ¡era condenadamente sexy todo el tiempo!


Los equipos se acomodaron en la pista mientras el comentarista daba las bases para la competencia y una amazona entraba al ruedo con los enormes trofeos que se disputarían ese día, mismos que colocaron en el palco de honor… o sea el suyo.


¡Nooo! ¡Primero serían las competencias varoniles! Se aplastó en su asiento cruzada de brazos y con el ceño fruncido, ¡no mamen! Si por ella fuera se iría a dar una vuelta por ahí pero todo mundo estaba en las competencias. Giró la cabeza por todas partes hasta que vio a un mozo con una bandeja llena de bocadillos. Le llamó y tomó varios para matar su ansiedad.


Haciendo gala de toda la paciencia que poseía intentó entender lo que pasaba en la pista y no morir de aburrimiento.


Miró su reloj: 9.25 am.


Sintió que pasó una hora más y volvió a mirarlo: 9.30am !Puta madre!


Guillermo la observaba a ratos y sonreía de lado seguramente divertido de verla impaciente y enfadada. El sol estaba intenso y se sentía mucho calor. La mayoría de las personas había llevado ropa sencilla y gafas oscuras para intentar mitigar los rayos solares. Sofi se había acercado a su madre porque también parecía aburrida mientras los jinetes saltaban obstáculos una y otra vez.


Bostezó y se rascó la cabeza.


-Iré al baño.- Le informó a su papá.


-No tardes, por favor.


-De acuerdo.- Apenas se había levantado cuando…


-¡Ale!- Sofí se apartó de la Condesa y se acercó a ella.- ¿A dónde vas?


-Al baño.


-¿Me llevas?- Su hermanita daba saltitos en su lugar. ¿Qué onda con esa niña?


-Claro, enana. La llevaré conmigo.- Le informó a su papá aunque éste ya había escuchado la conversación de sus hijas. El hombre asintió.


Tomó la mano de Sofi y caminaron con dirección a los baños. Enseguida dos guardias las siguieron “discretamente”. Puso los ojos en blanco y negó con la cabeza, ¡¿no podía ir a hacer pipí sola?!


-…entonces mi maestra dijo que estuvo muy bonito mi dibujo.- Terminó de contarle su hermanita.


-Que bien, pequeña. Sin duda eres genial.


-¡Igual que tú!- gritó emocionada Sofi.


-¡Chócalas!- Levantó la mano para que Sofi golpeara su palma contra la suya. Luego cerró el puño para que la niña hiciera lo mismo y lo golpeara también.


Una vez que ambas hicieron lo suyo y se lavaron las manos, se encaminaron hacia los palcos. Había aprovechado para echarse bastante agua en la cara y debía admitir que ese pequeño paseo la había espabilado.  Alternaba su mirada entre poner atención a su camino y poner atención a lo que su hermanita le contaba… entonces levantó los ojos u vio algo raro. Tomás hablaba con un hombre que desentonaba con el resto de las personas ahí presentes. Se veía desaliñado y con cara de matón apestoso. Redujo un poco la velocidad para poder apreciar más detalles. El tipo ese vestía un pantalón de mezclilla muy destintado, una camisa sin mangas de cuadros y unas botas gastadas. Tenía la barba tupida, el cabello ondulado llegaba hasta sus hombros y entre sus dientes se balanceaba un cigarrillo sin encender. La pinta de ese sujeto contrastaba terriblemente con la ropa carísima e impecable de Tomás. Pero lo que le daba mala espina era la actitud de los hombres. Tenían el ceño fruncido y hablaban apenas moviendo los labios, parado uno junto al otro.


Sintió la mano de Sofi arrastrarla y volverla a la realidad. Sacudió la cabeza y  se fijó que ya estaban a pocos metros de las escaleras para subir a los palcos. Volteó a mirar a Tomás quien hizó una señal con la mano al otro hombre para que éste se retirara, ¿Quién era ese wey?


-¿Todo bien?- Preguntó su papá con tono distraído cuando se sentó de nuevo a su derecha. ¿Debía decirle lo que había visto? ¿O estaba paranoica ya con respecto a Tomás?


-Si todo bien.- Dijo al fin acomodándose inquieta.


Varios minutos después, la competencia varonil había terminado. Ahora era el turno de las chicas… de su chica. Se anunció el orden de participación, Cristina era la cuarta amazona en la lista. Bien, ya casi vería a su novia hermosa en acción ¡patéales el culo amor!


La primera amazona entró, saltó, ¡buuuu que feaaa!, le aplaudieron y salió….


La segunda amazona entró, saltó, ¡buuuu que feaaa!, le aplaudieron y salió…


La tercera amazona…. Lo mismo.


¡Era el turno de Cristi!


Se acomodó en la punta de su silla, son los ojos bien abiertos y queriendo captar todo lo que ocurriera en la pista desde el momento en que la primera célula de Cristina fuera visible.


En cuanto el comentarista anunció a su novia, empezaron los aplausos efusivos para ella. La mayoría de las personas ahí apoyaban a Cris.


Su chica entró a la pista y el apoyo que recibía aumentó.


Podía notar la sonrisa de boba que tenía pero no le importa. ¡Quería que todos supieran que estaba loca por esa linda amazona!


Su novia y Belleza entraron desbordando encanto. Trotaban a buen ritmo, dando un recorrido previo a los saltos… Luego enfilaron hasta el primer obstáculo y saltaron… ¡bien!


La azabache tenía ese típico gesto de concentración total pero… notó como torcía la boca y arrugaba las cejas justo después del tercer salto. Se puso alerta al percatarse del semblante de Cristi… algo andaba mal.


Cristina se alineó y se dirigió en línea recta al siguiente obstáculo…


Sintió que todo pasó tan rápido y tan lento a la vez. Sintió que el aire que entraba a sus pulmones era una daga que la desgarro por dentro. Cristina saltó. Cuando estaba en el aire, justo arriba del obstáculo, su montura giró hacia un lado y su novia cayó al suelo quedando bajo las patas de Belleza.


-¡Cristina!


Se puso de pie y brincó el barandal para bajar a la pista. Corrió a tropezones sintiendo los pies pesados, poniendo todas sus energías en llegar pronto hasta su novia. Escuchaba gritos y escándalo a su alrededor.


-¡Ale!- No sabía quien la había llamado y tampoco volteó a mirar.


Cristina no se movía.


-¡Amor!- Barriéndose en la arena, se inclinó junto a su azabache.- ¡Cristi!


Nada. Tomó a su novia por los hombros y la abrazó con cuidado.  Notaba la respiración de Cris, pero seguía sin abrir los ojos. Pasó la vista por el cuerpo de la chica y no tenía sangre más que un hilillo bajando por su sien izquierda.


-¡Cristina!- Su papá llegó corriendo también.


-¡Una ambulancia!- Exigió a todo pulmón.- ¡Traigan una maldita ambulancia!


-¡Hija!- Sofía se hincó junto a ella, abrazando a Cristina y protegiéndola en su regazo.- ¡¿Por qué no despierta?!


-¡¿Dónde está la ambulancia?!


Varias personas los rodeaban ya. Angie apartaba a todos para que el aire circulara, mientras Álvaro apresuraba a gritos a alguien para que trajera ayuda.


-¿Por qué no despierta?- Preguntaba la Condesa una y otra vez.


Estiró la mano para tomar la de su novia que estaba inerte. La apretó un momento, sintiendo un nudo en la garganta. Sofi lloraba abrazando a Memo por la cintura y el chico estaba pálido mirando la escena.


Sus ojos le ardían cada vez más.


-¡¿Qué es esto?!- La entrenadora de Cristi estaba de pie sosteniendo las riendas de Belleza. En la mano tenía el cinto que ajustaba la montura al cuerpo de la yegua.- Esto…- El cinto estaba rasgado.- esto no es de Cristina. Tenemos cintos especiales, con el nombre del equipo… Y…esto está cortado en las puntas.


-¡¿qué?!- Bramó poniéndose de pie y se quedó ahí inmóvil viendo a alguien parado a unos cuantos metros frente a ellos, con una sonrisa burlona. Varias imágenes aparecieron en su mente… las peleas que habían tenido con él…. La amenaza que le hizo a Cristina cuando mandó correrlo de ese mismo club… la escena sospechosa que había visto apenas unos minutos atrás…- ¡TÚ!- Gritó furiosa.


Caminó a grandes zancadas hasta Tomás, dispuesta a matarlo. Estaba segura de que ese imbécil había intentado lastimar a su novia, ¡lo mataría! Tenía el puño cerrado, con la ira acumulada en él y lista para estrellarlo una y otra vez en Tomás. Cuando estaba a solo un par de pasos más para alcanzarlo, una figura pasó corriendo junto a ella y se estrelló contra Tomás, lanzándolo contra el suelo.


-¡¿Cómo te atreves a atentar contra mi hija?!- Guillermo impactó el puño en la cara de Tomás, quien se defendió y quiso sacarse al Conde de encima pero Guillermo volvió a golpearlo y luego tomó al hombre por el cuello y empezó a asfixiarlo.


-¡Guillermo, no!- Álvaro jaló a su papá, que se negaba a dejar de ahorcar a Tomás. Ella misma ayudo a separar a su papá del hombre… solo para poder darle un gancho al hígado también. Alguien la empujó y cayó al suelo sintiendo dolor en la cara. Alberto la había golpeado. Ella levantó la pierna y lo pateó.


Habían más gritos y jaloneos. Fausto arrojó a Alberto contra el muro de los palcos.


-¿Estás bien?- Le preguntó su guardia.


-Si, bien.- Se levantó rápido y caminó hasta su papá.


-¡Estoy harto de esto!- Guillermo estaba súper encabronado e intentaba soltarse del agarre de Álvaro para saltar de nuevo sobre Tomás.- ¡Arréstelo!- Ordenó su papá al fiscal.


-¿Pero que hacen?- Tomás dio un paso atrás cuando vio que dos agentes se acercaban a él.


-Tomás de Aragón, - el Fiscal de paró frente al hombre.- está bajo arresto por fraude y desvío de recursos de Grupo San Román. Tiene derecho a un abogado. Todo lo que diga puede ser usado en su contra en la corte.


 --¡No se atrevan!- Pero los agentes le colocaron las manos detrás de su espalda y lo esposaron.


-Suelten a mi padre.- Exigió furioso Alberto, que venía tomado del brazo de su mamá y sobándose el hombro magullado.


Ella miró a su papá a los ojos quien le hizo una señal al Fiscal. El funcionario entendió.


-Esto es una abuso…- empezó a alegar Carlota.


-Usted cállese, vieja loca.- Dijo con la voz cargada de rabia. Antes de que la mujer contestara, el fiscal se acercó a ella y a Alberto.


-Carlota de Salamanca queda arrestada por ser cómplice de fraude y desvío de recursos de Grupo San Román. Tiene derecho a un abogado. Todo lo que diga puede ser usado en su contra en la corte.


-¿Qué?- Más agentes se acercaron a Carlota.


-Alberto de Aragón queda arrestado por ser cómplice de fraude y desvío de recursos de Grupo San Román. Tiene derecho a un abogado. Todo lo que diga puede ser usado en su contra en la corte.


Los Aragón hacían mucho escándalo  y se resistían mientras los agentes literalmente los arrastraban por la pista ante la mirada curiosa de todos los presentes. Escuchaba los gritos ofensivos que profesaban hacia su familia, pero ya estaba harta. Habían atentado contra quien más amaba en el mundo.


-¡Ale! ¡Guillermo!-Volteó para ver a la Condesa agitando la mano para llamar su atención. ¡Cirsti! Corrió de nuevo hasta donde estaba su novia. Ya había un par de paramédicos arrodillados a los costados de su chica.


-Amor…- Escuchó la voz débil de Cristina.


-Aquí estoy.- Tomó la mano de Cris que estaba ligeramente extendida, esperando la suya.- Aquí estoy.- repitió mas que nada para serenarse ella misma. La azabache sonrió levemente y volvió a cerrar los ojos.- ¿Qué pasa?- Interrogó a los paramédicos.


-Tenemos que llevarla al hospital para realizarle unas radiografías.


En pocos segundos ya estaban subiendo a Cristina a la ambulancia. Sofía subió con ella mientras el resto de la familia era transportada en una camioneta. Iban a toda velocidad detrás de la ambulancia mientras unas motocicletas de las fuerzas de seguridad también ayudaban abriéndoles el paso hasta el hospital.


 


 


Ya habían pasado dos horas desde que Cristina había caído. Estaba de pie apoyada en la pared  golpeando su cabeza una y otra vez en ella.


-Ale, ¿estás bien?- La Condesa la jaló de la camisa para que se sentara a su lado. Ella solo asintió. Tenía la garganta cerrada y en su mente se repetía una y otra vez el momento del accidente de su novia.- Ven aquí.- Sofía la abrazó e hizo que apoyara la cabeza en su hombro.- Cristina estará bien, es muy fuerte.


-Yo…- carraspeó.- Yo debería estar consolándola, no usted a mi.


-Todo estará bien.- Dijo de nuevo la Condesa con la voz quebrada, sobándole la espalda para reconfortarla.


Guillermo, que estaba sentado en una fila de sillas perpendiculares a las suyas, se puse de pie de un salto. Ella también giró la cabeza y vio al médico acercarse por el pasillo de la derecha.


-¿Cómo está mi hija?- Preguntó su papá apenas el doctor estuvo a su alcance.


-Ya despertó. Está estable, aunque tiene el brazo derecho fisurado y dos costillas fracturadas. El golpe en la cabeza era lo que me preocupaba pero le hicimos una tomografía y parece que todo está en orden, Sin embargo, le sugiero que la dejen hoy en observación para estar más tranquilos.


-Bien, bien… ¿puedo pasar a verla?- Preguntó impaciente Sofía.


-Claro. Solo deme un minuto mientras trasladamos a su hija a una habitación más cómoda. Una enfermera vendrá a avisarle.


-Gracias, doctor.


-No agradezca, es un placer.- Inclinando levemente la cabeza, el médico dio la vuelta y regresó a sus labores.


Cerró los ojos y respiró profundamente tranquilizando su corazón que latía dolorosamente desde hacía horas. Ahora solo tenía que esperar un poco más para ver a su amor.


 


 


-Lo que nos faltaba…- Escuchó decir a su papá, que estaba de pie a un par de metros de ella hablando con Álvaro.


-¿Me permites?- Susurró a su hermanita que estaba sentada en sus piernas. La enana se levantó y se subió a otra silla. Ella se acercó a su papá.- ¿Qué pasa?- Guillermo dudó un momento antes de responder.


-La Corona se ha enterado de lo que sucedió y de nuestra rivalidad con los Aragón… enviarán a un representante para intentar calmar los ánimos.


-¿Y eso es malo?


-Aún no estoy seguro.- respondió pensativo su padre.


-Yo creo que son unos entrometidos.- Dijo molesto Álvaro.- Si ya llegó a sus oídos todos los rumores que hay por aquí… el caso es que no sabemos que es lo que ellos saben…-


-¿Creen que…?- Se señaló a sí misma.


-Es probable que hagan preguntas sobre ti.- Confirmó Guillermo.


-Los Aragón no dejarán pasar esta oportunidad para hacerles quedar mal.-puntualizó Álvaro.


-¿Mal? ¡¿Que credibilidad tienen ellos?!- Que la puta madre.- ¡Son unos ladrones!


-Si lo son, pero a la Corona le interesa más el prestigio que el dinero y no creo que estén muy contentos de saber que uno de sus Condados más prósperos está dirigido por una familia que últimamente se ha visto involucrada en varios escándalos y rumores.- Argumentó Álvaro con tono objetivo.


-Tienes razón.- Su papá se quedó callado con el ceño fruncido y la mirada fija en un punto en la pared.


-Yo soy el problema.- Aceptó ella.- Todo esto empezó a partir de mi llegada. Yo…


-Tu nada.- Su papá colocó una mano en su hombro.- Llegaste para poner las cosas en su lugar, tal vez no de una forma muy discreta, - Guillermo sonrió de medio lado.- pero eres mi hija y no dejaré que un tonto interfiera en nuestros asuntos ni en nuestro Condado.


-Ese tonto es el Rey…- Canturreó Álvaro algo divertido.


-Que le den por el culo al Rey.- respondió firme su papá.


-Jamás creí que fueras capaz de decir algo así.


-Bueno, soy un Conde rebelde.


-Alejandra…- Los tres voltearon a ver a Sofía que regresaba de la habitación de Cristina.- Tu novia te llama.


-¿Y a su papá no pidió verlo?- Preguntó Guillermo resentido, cuando Sofía se le colgó del brazo.


-Dijo que si preguntabas eso te dijera que eres el mejor papá del mundo, pero que ahora quería recibir un abrazo de su amor.


-Ni modo, viejo.- Se encogió de hombros.


-¿A quien le llamas viejo?


Se alejó rápido de su papá antes de que le jaloneara la oreja. Sabía que Cristina estaba en una habitación dos pisos arriba. Cuando las puertas del elevador se abrieron camino por la izquierda…. No, mejor a la derecha… esperen… ¡¿otra vez?! ¡Putos hospitales! ¡Oh, ahí está!


Hizo girar la perilla y entró.


Ahí estaba su chica.


Suspiró aún de pie en la puerta y esbozó una sonrisa al entrar para corresponder la sonrisa hermosa con la que Cristina la recibía.


-Mi amor…- Se acercó a la azabache buscando enseguida sus labios.


-Estoy bien.- Aseguro Cristina entre besos.


-Solo déjame besarte.- Susurró volviendo a posar suavemente sus labios en los de su novia.


-No quise asustarte.- comentó Cris con tono culpable.


-No fue tu culpa. ¿Te duele?- Tocó despacio la férula en el brazo de la azabache.


-No, pero las costillas sí.


-Ay amor, estas cosas no deberían pasarte a ti, nunca.- Dio besitos sobre el brazo herido de su chica.


-Fue un accedente….- Cristina giró un poco la cabeza.- nunca creí que me caería en una competencia, ¡nunca me he caído en mi vida!


-No fue tu culpa. Tu entrenadora dijo que el cinto de tu montura estaba cortado.


-¡¿Qué?!


-Dijo que no era el cinto de tu equipo, que era uno diferente y que estaba cortado de los lados.


-Pero, ¿Cómo? Solo los caballerangos del club tienen acceso al equipo y a los caballos antes de las competencias.


-No tengo idea de como pasó, pero estoy segura de que fue Tomás. Papá está furioso, ya mandó arrestarlo y envió al Fiscal a recuperar las cintas de video del club para saber quien cambió los cintos de Belleza.


-Yo no creo que… ¿serían tan estúpidos y capaces de algo así?


-Sin duda son unos estúpidos, eso es segurísimo. Pero se metieron con la familia equivocada. Se metieron con la San Román equivocada.


-Uy, que temible suenas.- Se burló de ella su novia. Rio.


-Hablo de ti. Eres invencible mi amor. Cuando salgas de aquí, les darás su merecido.


-Por supuesto. Si ya declararon oficialmente la guerra entonces los aplastaremos y jamás podrán levantarse de nuevo por el golpe que recibirán. ¿Tú estás bien?- La azabache le acarició el rostro con su mano sana.


-Si, ¿por qué la pregunta?


-Porque siempre te preocupas demasiado por mi.


-Es que te amo.- Dio muchos piquitos a Cristi.


-Yo también te amo.


-Hay algo más que debes saber.


-¿Más?- Cris hizo una mueca de disgusto.


-Vendrá alguien representando a la Corona a investigar que problema hay entre los Aragón y nosotros. Ya ves de todo lo que se ha dicho de la familia últimamente.- Entrelazó sus dedos con los de su chica.


-¡Entrometidos!


-No entiendo, ¿por qué tanto interés? Somos el Condado más alejado de la capital, nunca nos han prestado demasiada atención.


-Sí, pero también somos el Condado más rico y que aporta más dinero a las arcas reales, -aclaró Cristina.- no creo que les de mucha seguridad que hayan peleas entre dos familias aristocráticas. Eso provoca inestabilidad en la economía, al menos creo que eso argumentarán.


-¿Hay de qué preocuparse?


-No lo sé. Tenemos que esperar…. Aunque…- Cris la miró con angustia.


-¿Qué pasa?


-Soy muy conservadores… y si saben de nuestra relación, es posible que no les parezca.


-¿Entonces?-Preguntó mirando como la expresión de Cris cambiaba a una desafiante.


-Entonces te necesito fuerte a mi lado.

Notas finales:

Besos cachondos y pellizcadas de nalga.

 

!Travesura realizada!


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