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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Hey aqui estoy por fin con el cap final... !Siiii! !Final!

 

!Accio cap. 45!

-No me digas que eso es en serio.- Angie la miraba con el ceño fruncido.

-¿Qué?- Preguntó extrañada mirando su enorme plato lleno de frituras con mucha salsa picante encima. Estaba en la sala de cine con su tía y su hermanita, ella estaba sentada cómodamente en un puf.

-Estamos por ver el anuncio más importante que ha dado la familia en el último siglo y tú te sientas a mirar como si estuvieras en el cine.

-¿Quieres?- Ofreció sus kilos de comida a su tía.

-¡Claro!- Angie se deslizó sobre el sofá en el que estaba para quedar lo más cerca de ella y poder alcanzar la comida. Sofi se le echó encima, sentándose en sus piernas. Abrazó a su hermanita y se pusieron a comer las tres.

En la enorme pantalla se veía ya la fachada del centro de convenciones, que era uno de los lugares cerrados más grandes de la ciudad. Gran cantidad de reporteros, cámaras y demás personal de la prensa caminaban para ingresar al lugar. El reportero que daba la nota hablaba de que había varias especulaciones respecto al anuncio que se daría. Había varias teorías que iban desde un embarazo de Sofía o de Cristina (What?), la boda de Angie, alguna enfermedad terminal, la quiebra de la empresa… en fin, una lista de cosas.

Pudo ver a varios camarógrafos corriendo por la calle, ¿la razón? El comboy que transportaba a su familia estaba llegando. Pudo ver las camionetas ingresando al estacionamiento lateral, mientras los periodistas se empujaban y se daban con todo con tal de sacar la mejor imagen de los recién llegados.

Destapó una gaseosa de fresa bien helada para acompañar la comida chatarra que estaba tragando como niña hambrienta. En la pantalla ya se mostraba el interior de la sala de convenciones. Había muchas sillas dispuestas frente a una mesa larga con un mantel blanco y dos micrófonos colocados frente a dos sillas, seguramente en los lugares que ocuparían su papá y su hermano. La cámara iba girando y veía como todas las personas entraban apresurados a sentarse. También vio a Álvaro a un costado de la mesa. Él era el responsable de que todo saliera bien ese día.

-Que increíblemente guapo se ve en la televisión.- Escuchó murmurar a su tía. Sofí y ella giraron la cabeza para ver a la mujer, que miraba la pantalla con expresión empalagosa, pero Angie estaba totalmente concentrada en el guapísimo hombre que estaba frente a ella. Sabiendo que seguramente ella se veía igual de tonta cuando miraba a Cris, volvió a fijarse en lo que pasaba en la conferencia.

Álvaro había tomado un micrófono y le daba golpecitos para asegurarse que estaba encendido. Los del staff ya habían acomodado a la prensa y todos esperaban silenciosos a que el hombre dijera algo.

-Buenos días a todos, gracias por responder al llamado hoy. Como se les informó el conde dará un anuncio oficial, es por eso que les pido ponerse de pie para darle la bienvenida a él y a su familia a este recinto.

Todos se pudieron de pie. Las cámaras y los flashes empezaron a dispararse a diestra y siniestra. Los condes, Memo y Cristina entraron. Sonrió al ver a su chica, que lucía súper hermosa con su cabello suelto y sus mechones azabaches en su frente. Su familia tomó asiento. Álvaro habló unos minutos más, haciendo las presentaciones de rigor. Agradecía que su papá la hubiera dejado en casa, se hubiera sentido incómoda con todos esos ojos sobre ella, esperando para devorarla. Se echó un puño de frituras a la boca mientras veía como Guillermo se acercaba al micrófono para empezar a hablar.

-Buenos días a todos, muchas gracias por haber venido. Sé que este día prefieren pasarlo con su familia, así que haremos esto de manera breve.- Su papá miró las hojas en su carpeta. Parpadeó un par de veces y abrió la boca.- La Casa Castilnovo nació en este lugar siglos atrás. Es portadora de una gran herencia cultural y me atrevo a decir que nuestro legado al condado es invaluable. Generación tras generación, los miembros de mi familia han dado su vida y sus sueños a favor de este hermoso valle. Mi padre y mi abuelo fueron hombres visionarios, comprometidos con hacer del condado el más próspero y rico del reino. Ese ha sido siempre el objetivo de mi vida, seguir los pasos de los hombres que me precedieron y dejarle a mis hijos un condado mejor, un mundo mejor.  Hoy haremos un anuncio con respecto al futuro del condado. Les pido a ustedes, como profesionales de los medios de comunicación respeten a los miembros de mi familia, ya que después de esta declaración, se guardará silencio con respecto a este asunto.- En la sala el silencio era roto únicamente por la voz de su papá, parecía que nadie respiraba.- Como saben, mi hija Cristina se ha desenvuelto  públicamente como mi heredera y sucesora, y debo decir, como nota aparte, que me siento muy orgulloso de su actuación, - Guillermo miró unos segundos a Cristi, quien le sonrió con gratitud a su padre.-  sin embargo por motivos personales y profesionales, mi hija Cristina San Román declina de su legítimo lugar como heredera al título, - los murmullos estallaron y los flashes se dispararon con mayor velocidad, - en favor… en favor – Guillermo aumentó el volumen de su voz.- de mi hijo, Guillermo San Román. Por lo tanto, la línea de sucesión excluye a partir de este momento a Cristina, haciendo de Guillermo el siguiente conde de Castilnovo, por lo que de ahora en adelante se le tratará con los protocolos que su rango conlleva.

-Señor, señor…- Los periodistas estaban eufóricos, intentando llamar la atención de su papá.

-Don Guillermo…-

-Señorita Cristina, solo quisiera saber…

-No se responderán preguntas.- Habló con autoridad Álvaro.- Escuchemos el mensaje del vizconde Guillermo.

Aunque aún se escuchaban murmullos, Memo se puso de pie, y apuntó el micrófono para arriba. Casi sin mirar el discurso, empezó a hablar.

-Buenos días, sé que este anuncio les ha tomado por sorpresa. Lo que les puedo decir es que mi familia está más unida que nunca. Estoy especialmente orgulloso de mi hermana,- Memo tomó unos segundos la mano de Cristina.- por todo el trabajo que realizó y que seguramente seguirá realizando para el condado, pero ahora me toca a mi ocupar las labores de un sucesor y quiero decirles que lo haré con entera entrega a mis funciones, con responsabilidad y con energía. Tal vez el título lo ostente una sola persona pero cada miembro de la familia San Román trabajará siempre por el condado, eso no lo duden. Papá, mamá, - Su hermano miró a los condes.- no los defraudaré. Cris, gracias por todo tu apoyo. Y al resto de mi familia que ahora me ve desde casa, gracias por estar siempre. Les deseo a todos una bonita tarde.

-Bien.- Susurró viendo a su hermano tomar asiento. Su papá y Álvaro habían acordado que el anuncio sería lo más breve posible, entrar, hablar y salir. Así que los mensajes debían ser cortos y directos al punto. Las preguntas empezaron de nuevo. Los periodistas buscaban que Cristina diera una declaración pero su chica se limitaba a dirigirles una media sonrisa gentil. Sofía decía algo a Memo, inclinándose un poco hacia él y cruzando un brazo por la espalda del chico.

-El conde y la casa Castilnovo agradecen su presencia. Cualquier otra información se dará a conocer a través de nuestro departamento de comunicación social.- Terminó Álvaro. Su familia se puso de pie para dirigirse a la salida.

-Señorita Cristina., ¿podría dirigirnos unas palabras?

-Don Guillermo, ¿a que se debe el cambio en la línea?

-¿Hay alguna ruptura en su familia?

-Señorita Cristina, ¿esto es por su relación con su prima Alejandra?- En el momento de esa pregunta, Guillermo giró a ver a Cristina y casi todos quedaron en silencio e inmóviles en la sala. La cámara enfocó el rostro de su novia. La chica miró directo a la cámara y fue como si viera a través de ella y conectara sus brillantes ojos grises a los suyos. Una hermosa y amplia sonrisa se adueñó de los labios de Cristi. No  dijo una sola palabra pero con ese gesto lo había dicho todo.

-Uuuuh, Cristina te ama.- dijo Angie, picándole el hombro para molestarla.

-Si.- Confirmó sonriendo también a la pantalla, segura de que su chica sabía que ella sonreía en ese momento.

Después de que todos en el salón de convenciones quedaran quietos por unos segundos viendo la expresión de Cristina, empezaron a lanzar preguntas y a seguir a su familia, pero Álvaro los había colado por una puerta lateral. Se veía el movimiento de la cámara mientras todos corrían al exterior del centro de convenciones, donde, apenas llegó  la cámara, las camionetas pasaron rápido enfilándose por la avenida, de regreso a la mansión.

-Estuvo bien.- Opinó Angie tomando de las frituras.- Ale, ¿tienes que ponerle tanta salsa a esto?

-Así sabe bien.

-No es verdad.- Su hermanita estaba roja y tomaba sin parar de su gaseosa. Soltó una carcajada al ver a la enana, enchilada.

-En unos minutos deben estar aquí. ¿Crees que Álvaro también venga?- preguntó Angie mirando su celular.

-Ni idea. ¿Por qué no le llamas?

-Si eso hare.- La mujer salió de la habitación. Ella empezó a cambiarle a los canales. En varios estaban dando la noticia de lo que había pasado.  Miró una fotografía de Memo, en uno de los programas. Estaban hablando de él. Sofi estaba muy entretenida escogiendo las frituras que no tenían salsa

-Oh mira, Pokemón.- Se acomodó mejor en el puf y se puso a ver la película, era tan traumático ver a Ash convertirse en piedra… ¡Pikachú!

-¿Qué es pokemón?- Le preguntó su hermanita.

-¡¿En serio no sabes?! Pues es… ¡pokemón! Sofi…- tomó a su hermanita por los hombros.- mi nueva misión en la vida será enseñarte las mejores series del mundo… Pokemón, Dragon Ball, Ranma ¡/2, Súper Campeones…- Le subió el volumen.

-¿Qué es Dragon Ball?

-¡No se diga más!  Necesitas lecciones pronto.- Buscó rápido en Youtube el primer capítulo de Dragon Ball.- Empecemos con lo básico.- Y el capítulo comenzó. Ahí estaba sentada junto a su hermanita, que se veía muy concentrada viendo a Gokú con cola, cuando su celular sonó. Era un mensaje de Cristina. Ya estaban llegando a la propiedad. Se levantó de un brinco y corrió.

Efectivamente, cuando llegó a la entrada de la casa, ahí estaban las camionetas aparcando. Cristina bajó de una y se apresuró a ir hacia ella.  La azabache se le echó al cuello y ella buscó sin demora su boca. Sentía las manos de Cristi juguetear entre su cabello, mientras ella mordía despacio sus labios. Alguien carraspeó detrás de ellas. Rompió el beso y miró sobre el hombro de su novia. Los condes y Memo las miraban.

-Eehh… hola.- Atinó a decir. Cris soltó una risita, abrazándola por la cintura.

-Hola.- Respondió Memo sonriendo de medio lado.

-Estuviste genial.- Felicitó a su hermanito.

-Gracias, estaba algo nervioso.

-No se notó. Te salió bien. También tú estuviste bien.- Le dijo a su papá.

-Años de práctica.

-Yo estoy más tranquila ahora que todos lo saben. Ahora solo tenemos que aguantar los días qie vienen.- Dijo su madrastra mientras todos entraban a la casa.

-¡¿Y Álvaro?!- Angie salió de la nada.- Me dijo que vendría.

-Venía en su auto. Seguro se atrasó por el tránsito.

-Por cierto, - empezó a decir su papá.- chicas tenemos una plática pendiente. Vamos al despacho. Tú también, amor.- Guillermo le ofreció el brazo a su esposa, quien aceptó gustosa el gesto del conde y caminaron hacia el despacho.

-Yo me voy.- Anunció Memo para desaparecer.

-¿Qué pasa?- Le preguntó en voz baja Cris cuando estaban a punto de atravesar las puertas del despacho.

-Le dije a papá que te propuse matrimonio.

-¡¿Qué?!- La azabache se detuvo en seco.

-Ssshht.

-¡¿Por qué le dijiste?

-Porque es nuestro papá y quería compartirlo con él.

-Si pero… ¿Cómo lo tomó?

-Sigo viva, así que supongo que bien.

-¡Chicas!- Se escuchó la voz del conde. Cris la empujó, de forma nada tierna.

-Aquí… estamos.- Anunció entre tropezones.

-¿Qué pasa Guillermo?- Interrogó Sofía, alternando su mirada en ellas y en su marido.

-Cris, ¿le dirás a tu madre?

-Eh, claro… - Su novia la miró un momento, se sonrojó y se acercó a su madre.- Verás…eh…- una risita nerviosa se apoderó de Cristina.- Ale y yo… bueno… hablamos y… nos… nos comprometimos.- Sofía abrió al máximo los ojos y giró la cabeza hacia ella, que solo asintió.

-Pero… ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Compromiso… en serio?

-Si mamá, en serio. Ale y yo nos comprometimos. Nos casaremos.- Su novia estiró la mano, buscando la suya. Se la estrechó en señal de apoyo.

-¿Pronto?

-No, no, no.- Se apresuró a decir.- No, aun no.- Ella también tenía esa risita.- Primero terminaremos nuestras carreras. Así que supongo que en algunos años más.

-¿Pero por qué el compromiso apresurado?

-No fue apresurado, fue…- Cris se abrazó a su cintura y le besó la mejilla.- especial. Mamá, estoy segura de que es con Alejandra con quien quiero pasar toda mi vida y creo que ella conmigo.- Bromeó la chica.

-Toda mi vida y cien años más.

-El matrimonio es… es algo serio.- Dijo Guillermo.- Si deciden dar ese paso, quiero pedirles que sea hasta que se sientan totalmente seguras.

-Su padre tiene razón, -intervino su madrastra.- pueden estar muy enamoradas pero eso no lo es todo en un matrimonio. Así que vivan todo lo que tengan que vivir y luego, si aún lo desean, cásense.- Sofía les sonrió.

-Gracias por sus palabras y por su apoyo.- Ahora le tocaba a ella ser sincera.- Bueno la verdad, nunca me atrajo mucho la idea del matrimonio, creo que porque no crecí dentro de uno, pero…- Miró a su novia, que sonreía.- con Cristina…-¿Cómo podía expresarse?- la amo. Quiero ser la culpable de esa sonrisa, todos los días de mi vida.- Su novia le dio otro beso en la mejilla.

-Ale, - su madrastra/suegra tomó la mano que tenía libre.- una vez te dije que eres una mezcla perfecta de Laura y de Guillermo, que heredaste lo mejor de ambos… sé que puedo confiar en ti.

-Gracias.- Abrazó a Sofía.

-Felicidades por el compromiso.- Escuchó decir a la mujer cerca de su oreja. Sofía se separó de ella y ahora abrazó a su hija.- Felicidades a las dos.

 

 

Y cuando tienes mil cosas en la mente, mil planes y mil de todo… ¡el tiempo pasa volando! Sentía que sus ojeras le llegaban al piso y sus días tenían solo 10 horas. Tenía que correr como loca todo el día y en la noche apenas y le quedaban energías para hacer travesuras con Cristina. Habían acordado que durante la semana se romperían el alma para tener los fines de semana lo más libre posible. Era bastante común meterse a la cama de su novia casi arrastrándose y dormirse nada más darle el beso de buenas noches a la azabache. Pero todo lo que hacía valía la pena, pues los sábados y domingos podían salir por ahí, aunque intentando pasar desapercibidas. Para eso se le había ocurrido disfrazarse. Además de que era divertido. La primera cita que tuvieron después del anuncio de la nueva línea de sucesión, le colocó una peluca rubia y corta a su novia, además de unos lentes cuadrados y ropa bastante común. Se habían tomado como un millón de fotos. Su novia estaba súper divertida y caminaba como si nada por la calle… y ella, bueno ella se puso pupilentes cafés y otra peluca, larga y negra, aunque por el calor que sentía terminó amarrándosela. También rento un auto, un chevy rojo y anduvieron de aquí para allá. Por momentos se la pasaba pensando en nuevos disfraces: de menonitas con overoles, de estrellas de rock, de botargas…

El acoso por parte de los medios de comunicación era duro. Había un destacamento de periodistas sitiando la entrada a la propiedad y tenían que evadirlos todos los días, aunque casi diario salía alguna fotografía de ellas al momento de ir o llegar a la universidad. En el interior de la escuela no habían paparazzis… pero si estudiantes que querían ganar dinero vendiendo las fotografías

-¡Lo siento!- Les gritó Nico a unos estudiantes al otro lado de la cafetería al atravesarse adrede entre Cristina y ella  y la cámara que tenía uno de los chicos esos.- Esto es divertido.- Reconoció su amigo cuando se sentaba a la mesa con una charola con comida.

-Uju, que divertido.-A ella todo eso la ponía algo molesta. Una cosa eran los periodistas y otra era que ni en su escuela pudieran estar tranquilas.

-Deberías acostumbrarte. -empezó a decirle Lisa mientras cortaba un pedazo de su quesadilla.- cuando seas famosa todos querrán una foto de ti.

-¿Crees que seré famosa?

-Claro, puedes ser una súper estrella de rock o de lo que sea, ¿has pensado como ejercerás?

-No, aún no. Me gustan demasiadas cosas.

-Yo te veo llenando estadios y auditorios.- Intervino Nico.- ¿Tu que opinas, Cris?

-Yo opino que no quiero a ninguna fan loca detrás de ti.- Esbozó una sonrisa ante los celos de su azabache.- Lo digo en serio.- La sonrisa se esfumó.

-No es mi culpa ser jodidamente sexy.- Bromeó, a lo que todos rieron… menos Cristi.- ¡Yo te amo a ti!

-¡Foto!- Exclamó Nat y tanto ella como Lisa y Nico se pusieron de pie y posaron de manera ridícula ante una chica que quiso tomarles una foto con su celular.

Al menos sus amigos se tomaban todo ese asunto de manera divertida, arruinando las tomas de todos los que intentaban fotografiarlas y era increíble su capacidad para detectar cámaras a la distancia. Pero también Cris y ella habían optado por no hacerse demostraciones de amor en público y cuando caminaban por los pasillos, intentaban hacerlo con sus amigos en medio de ellas. Era su única forma de tomar venganza contra los medios, no darles lo que querían. Ese día, después de clase, acompañaría a Cristina a la empresa pues su novia quería desocupar su oficina. Se sorprendió cuando Cris le comunicó su decisión de separarse de la empresa familiar, al menos por un par de años, pero tanto ella como Guillermo no hicieron demasiadas preguntas, sabía que Cris tenía todo el derecho del mundo de tomarse un tiempo para sus proyectos personales, era justo.

 

En cuanto cerró la puerta de la oficina de Cris, abrazó a la chica por atrás casi casi levantándola del suelo.

-¡Ale!- La azabache soltó una carcajada y forcejeó juguetonamente para intentar soltarse de su abrazo posesivo.

-Es tan difícil pasar toda la mañana sin besarte…- Depositó besos en las mejillas de su novia, quien estaba más que complacida por estar siendo mimada.

-Se te nota en la cara de apuro que pones.- Su chica giró y se puso frente a ella. Empezó a acomodarle el cuello de la chamarra que traía.- Creo que necesitaremos algunas cajas para meter mis cosas… esto es raro.

-Me imagino que sí. Nunca creíste que tu vida tomaría este rumbo.

-Nunca creí ser tan feliz.- Cris sonrió y le dio un besito en la nariz.

-¿Quieres que vaya por las cajas?

-No…. Quiero que me hagas el amor.

-¿Aquí?

-Si.

-Pero dijiste que no querías que volviera a pasar aquí, que debíamos respetar nuestro lugar de trabajo y blah blah blah blah.

-¡Que grosera!- Cristina rio y le dio un golpecito en el hombro.- Ahora… no será nuestro lugar de trabajo así que…

Su novia le quitó despacio la chamarra, dejándola caer al suelo mientras ella le besaba la frente y bajaba a sus labios. Empezaron con un ritmo muy suave, desnudándose despacio. Solo se separó de Cris para asegurarse de que la puerta estuviera bien cerrada y dejar la oficina lo más oscura posible.

-¿En el sofá?- Preguntó con una sonrisa lasciva mirando la desnudez de la azabache, quien se hizo la pensativa.

-Ñeee, ¿Qué te parece…?- Con un rápido movimiento su chica la tumbó en la alfombra y se recostó sobre ella.

-Eso dolió.- Se quejó.

-Pero esto te gustará.

 

 

-Entonces, ¿ahí será tu nueva oficina?- Estaban acostadas en el sofá, muy juntitas y cubiertas solo por su chamarra que había rescatado del suelo. Cristina estaba acomodada en su hombro, con el cuerpo hacia ella y una pierna cruzada sobre su pelvis. Podía sentir la piel desnuda de su chica fusionándose con la suya.

-Sí. El centro comunitario será un buen lugar para trabajar las horas que tenga libres. No sería algo tan formal como venir aquí y eso es lo que busco ahora.

-¿O sea que no quieres nada formal? ¡Que bien! ¡Yo también busco eso! ¡Podemos vernos de vez en cuando!- Dijo en un tono seductor.

-¡No seas tonta!- Cris le mordió el hombro.- Estoy hablando de algo serio y tu sales con tus cosas.

-De acuerdo, me pondré seria.- Infló los cachetes y frunció el ceño.

-¡Amor!

 

Por fin las clases habían terminado y el verano caía sobre el valle. Había logrado acreditar todas las materias necesarias para poder iniciar sus prácticas ¡NY estaba ya a la vuelta de la esquina! Iba empacando poco a poco, tenía abiertas sus enormes maletas y diario metía en ellas algo nuevo. Cris también contribuía aunque lo que empacaba eran fotografías suyas, ropas suyas, cartas, todo lo que la hiciera recordarla y extrañarla, seguramente para hacerla volver en cuanto pudiera. Ella solo sonreía por encontrar esas cosas en su equipaje, le enternecía la actitud de su novia.

Por otro lado, su azabache estaba emocionada pues el centro comunitario se inauguraría en dos semanas y una semana después de que ella se mudara a NY, empezarían las competencias de salto ecuestre. Se sentía un poco triste por no estar en las competencias, sería el debut de su novia como profesional en ese deporte, pero la apoyaría aunque sea de lejitos.

También tenía el pendiente de la visita a la familia de Lalo y se la pasó varios días pensando si era mejor ir antes o después de la inauguración sin poder decidirse. Así que su novia fue la que le sugirió ir antes y aunque el plan era que ella la acompañaría, no fue posible. Así que tomando solo algunas ropas, se echó una mochila al hombro y se fue cuatro días a su ciudad natal.

La hizo feliz comprobar que Vicho se encontraba en perfectas condiciones de salud. Fue como volver a sus años de infancia, en la sala de esa casa, escuchando las historias de juventud del viejo soldado, mientras la lluvia caía con fuerza afuera, tomando el chocolate caliente que a Mimí le quedaba tan bueno.

Había salido con Lalo, Katy y un par de amigos más a pasear por el centro de la ciudad, en bicicletas. Era muy divertido estar entre el grupo pedaleando por las avenidas y disfrutando de la brisa nocturna. Al parecer, Katy ya no se comportaba tan antipática con Lalo y su amigo intentaba ser una persona decente cuando estaba con la chica. Cris tenía razón, había chispas entre esos dos. Mimí quería que se quedara eternamente con ellos, pero ella le explicó por qué no le era posible quedarse y le prometió que en cuanto pudiera iría de nuevo a esa casa, aunque también les sugirió que ellos fueran a pasar unos días a NY con ella y aunque Mimí estaba algo preocupada por la salud de Vicho, el anciano parecía entusiasmado con la idea.

 

Y así los cuatro días habían pasado ya y se encontraba de regreso en el valle. En su casa todos iban de aquí para allá, ocupados con la inauguración. Sería uno de los pocos eventos en los que Cristina sería la anfitriona de ahora en adelante, ya que la chica le había pedido a Guillermo le cediera el honor de ser la que encabezara la inauguración. Ella estaba comprometida con ese proyecto desde que se hizo la propuesta al Consejo Directivo, así que el conde autorizó su petición.

Ella se la pasaba ayudando en todo lo que podía. Desde la mañana se iba al edificio, que había quedado genial. Contaba con varios salones tanto para los talleres de arte como para los de oficios, una biblioteca, cafetería, un área de juegos y deporte y hasta una guardería para que las mamas pudieran tomar los talleres sin preocuparse por encontrar quien les cuide a sus hijos. Lisa y Nico habían aceptado ser profesores de música tres tardes a la semana y Nat… bueno, ella era demasiado impaciente con los niños así que se había negado rotundamente a dar clases. Pero hasta ella misma quería estar en esos salones de música, ¡eran tan geniales como los de la universidad!

 

Todo estaba listo, ese día el centro comunitario sería inaugurado ¡en solo unas horas mas! Terminó de bañarse y se estaba vistiendo cuando alguien tocó su puerta.

-¡Adelante!- Su papá entró a la habitación.

-¿Lista?

-Ya casi.- Se miraba en el espejo mientras se peinaba y se delineaba los ojos.- ¿Pasa algo?

-Si. Verás, creo que esto de la inauguración pasará a segundo plano para los medios. La noticia será ver a toda la familia reunidá después del anuncio que hicimos y mas aún, verlas a ti y a Cristina juntas.

-¿Eso es malo?- ¡Ese maldito gallito que se le paraba en la coronilla! ¿Dónde estaba su frasco de cera?

-Solo quiero que mantengan una distancia prudente.

-¿O sea… debo mantenerme lejos?-  Se miró el cabello analíticamente.

-No. Tampoco. Si te mantienes lejos las primeras planas estarán llenas de especulaciones de una ruptura entre ustedes.- Guillermo se rascó la barba, pensativo.- Tiene que ser un punto intermedio.

-Soy mala con los puntos intermedios.

-Lo sé.- Su papá le sonrió de medio lado y se acercó a acomodarle el cabello.- Creo que nunca podrás domarlo.

-No, creo que no.

-A tu mamá también se le alborotaba mucho. Siempre se quejaba de ello.

-¿Lo recuerdas?

-Lo recuerdo todo. Tú me la recuerdas. Hay una sorpresa para ti hoy.- El conde hizo una señal para que caminaran ya fuera de la habitación, así que salió junto al hombre.

-¿Qué sorpresa?

-Ya verás.

-¡Dime!

-No.- Sentenció Guillermo. Su familia estaba ya en la sala, esperándolos. Su bella novia lucía…!más bella que nunca! Ese vestido tan lindo… su cabello… sus  labios… sus ojos…. La miró embelesada y sin encontrar palabras que le hicieran justicia.

-Eres… - Empezó a decirle a su chica en cuanto ésta se le acercó.- totalmente… divina…- terminó con un suspiro, dándole un suave beso cerca de la oreja izquierda,

-Estás sonrojada.- Susurró Cristi.- Me gusta cuando te pones así.

-Tú me pones así.- Respondió también en susurros.

-Tú te ves especialmente guapa…-la azabache la recorrió con una mirada coqueta.- y sexi.

-Ejem.- Su papá carraspeo para llamar su atención. Todos las miraban.- ¿Listas?

-Eh… si.- Se apresuró a responder su novia, visiblemente apenada.

El trayecto hacia el centro comunitario fue tranquilo. Se la pasó platicando con Memo y escuchando a ratos a Cristina, quien le hacía consultas con respecto al discurso inaugural que daría. Ese proyecto era el que pondría pausa a la carrera de la chica, aunque estaba segura que después, Cristina regresaría a la empresa con toda la energía del mundo a realizar todos los planes que tenía, apenas en borrador, en esa libreta que guardaba tan celosamente en el cajón de su buró.

Efectivamente. Apenas bajó de la camioneta los flashes se dispararon contra ella. Escuchaba su nombre en boca de varios periodistas, que le lanzaban preguntas. Pero ella se limitó a sonreír y a caminar detrás de su novia y de su padre hasta una de las terrazas laterales, donde esperarían un rato hasta que llegara la hora de la inauguración.

Como futuros profesores del centro, sus amigos estaban ahí presentes, incluso Nat, así que se acercó a ellos para saludarlos. Había muchísimas personas. Memo, Cris y su papa estaban dando la bienvenida a los invitados. Ella solo charlaba con sus amigos y tenía de la mano a Sofi, que como era su costumbre, en la mayoría de esos eventos se le pegaba como chicle.

Después de unos minutos vio llegar a su tío Sebastián, ya que era el encargado de bendecir el lugar. Su tío se veía alegre y caminaba de aquí para allá comiendo de los bocadillos que los meseros llevaban en bandejas. Ese viejo nunca cambiaría.

Su novia a ratos la buscaba con la mirada y le sonreía. Intentaba encontrar ese punto medio que su papá le había sugerido, pero cuando vio que algunos reporteros las miraban analíticamente como si hubieran descubierto que se habían separado, se acercó a su azabache.

-Creo que hay que darles aunque sea unas fotografías juntas.- Susurró al oído de Cristi mientras colocaba una mano en su estrecha cintura.

-Si, creo que sí.- La chica le tomó la mano que había colocado en su cintura y entrelazó sus dedos. Ni dos segundos habían pasado cuando todas las cámaras se les fueron encima. Estuvo así acompañando a su novia por un rato. Por momentos su chica la abrazaba, la tomaba del brazo o le hacía algún mimo, pero cuando su papá le hizo una seña, entendió que ya había sido suficiente. Con solo un intercambio de miradas, Cristina entendió y volvió a alejarse.

Estuvo por ahí rondando. Con Sofía, con Angie, con Álvaro, con Sebastián… hasta que poco después del medio día todos pasaron a la entrada principal del centro. Ahí se había colocado el listón inaugural y el nombre del centro se encontraba oculto detrás de unas cortinas.  Se mantuvo parada en primera fila junto al resto de su familia, con su hermanita colgada de su mano. Memo y su padre estaban a un costado del pódium y Cristina estaba ya frente al micrófono.

-Buenas tardes tengan todos, invitados, medios de comunicación y público en general. Hoy hablo en nombre de toda mi familia. Estamos agradecidos por contar con su honrosa presencia a este evento, que en lo personal, me satisface enormemente.- Los presentes aplaudieron y Cris posó sus ojos sobre ella unos segundos, esbozando una sonrisa.- El centro comunitario es una victoria para esta ciudad. Es un espacio de recreación y aprendizaje para todas las personas que deseen ingresar a él. Con talleres y profesores calificados, se espera que año con año este lugar capacite y forme individuos que sean productivos a la sociedad. Se busca fomentar los valores y la unión de los habitantes del condado. Se quiere alejar a nuestros jóvenes y niños de conductas antisociales y autodestructivas. Se quiere dar instrumentos de trabajo a madres solteras y amas de casa, para que puedan desempeñarse con eficiencia en el campo laboral.  Así también el centro cuenta con una bolsa de trabajo, que se logró gracias a la participación activa de empresarios en este proyecto. Señores… señoras, les agradezco por eso.- Su novia hizo un gesto cortés ante un grupo de hombres y mujeres que estaban de pie, al otro extremo.- Hoy concluye una etapa en la vida de este proyecto y empieza otra. Me enorgullece decir que participaré activamente en este centro comunitario, tal vez por el momento de no manera formal, pero no me alejaré mucho de este sitio. Mi familia y yo estamos comprometidos con seguir fomentando la creación de espacio públicos útiles, sanos y seguros para todas las familias del condado. Todos son bienvenidos a este centro. Todos somos Castilnovo.- Más aplausos.- Por último, quiero agradecer a las personas que hicieron posible esto. Al arquitecto Mendoza, y a su equipo- el hombre infló el pecho, orgulloso.- por entender desde un principio lo que se quería, por materializar el sueño de este lugar y por haberlo hecho de manera espléndida.  A mis padres, que me dieron toda la confianza de dirigir este proyecto, porque siempre me han dado su apoyo incondicional en todas las decisiones de mi vida. A mi tía, a mis hermanos y al amor de mi vida.- Sintió un cosquilleo en el estómago cuando su novia dijo eso. Cristina sonrió, visiblemente sonrojada.- Gracias por entenderme, apoyarme y soportar mis días de estrés.- continuó la azabache mirándola a los ojos. Ella también le sonrió. Cris se acercó al listón que jalaría para que el nombre del centro quedara al descubierto mientras los asistentes aplaudían a sus palabras. Las cortinas se corrieron y se pudo leer: “Centro comunitario: Pasión, Vida y Arte”. Se quedó con la boca abierta y buscó la mirada de Cristina. La chica le sonrió.

 

En cuanto la azabache bajó del pódium después de las fotografías de rigor con su padre, con Memo y con los invitados especiales, la secuestró y la llevó hasta un salón vacío para poder hablar en privado.

-Eso… ¿Cómo supiste?-  Interrogó.

-El nombre estaba en la investigación sobre tu madre. La leí con detenimiento después de que supe la verdad sobre ti y sobre mi. Quiero darle a este lugar el espíritu apasionado de Laura. No solo quiero que sea un edificio más… quiero… quiero que…- A Cris le era difícil encontrar las palabras justas.

-Creo que es fantástico. La última vez que vi el nombre de la compañía de danza de mi mamá, fue en una cartelera del nuevo espectáculo que nunca llegó a estrenarse. Gracias por tener esos detalles conmigo y con su memoria, la mantienes viva para mi.

-Es lo menos que puedo hacer por las dos.

-De verdad, muchas gracias. Y ese discurso… Estuvo increíble. Me fascina escucharte hablar.- Besó los labios de su novia.

-¿Sí? ¿Creí que te morías de aburrimiento con estas cosas?

-Ñee. Tú eres la excepción.- Acarició el rostro de la chica.- Eres genial amor. Me siento muy orgullosa de ti y de todo lo que haces. De verdad quería comer a besos a esa chica.

-Estás demasiado amable hoy.- bromeó Cris rodeando su cuello en un abrazo.

-Es que intento conquistarte.

-Ya lo hiciste, desde hace mucho.- Ahora fue la azabache la que la besó suavemente.- Te extrañaré mucho cada segundo que estés lejos.

-La distancia no es cuando nos separamos, la distancia es si no volvemos.- Dijo colocando su frente contra la de Cristina.

-Me gusta esa frase.- Dijo quedamente la chica.

-A mí también.

-Promete que pase lo que pase, volverás.- Por primera vez desde que había decidido irse a NY, había notado verdadero temor en la voz de su novia. Miró esos ojos grises, tomando el rostro de Cristi con ambas manos.

-Pase lo que pase, volveré a ti. Siempre volveré a ti. No importa lo que cueste o lo que tarde, tú y yo tendremos esa vida que soñamos, tú con tus números y yo con mi música. Viviremos juntas en nuestra propia casa, adoptaremos un perrito, el que tú quieras.

-Quiero muchos.- Ese comentario de Cris la hizo reír.

-Pues serán muchos, todos los que quieras. Pasaremos las tardes sentadas bajo la sombra de un árbol,… leyendo… charlando… mirando jugar a nuestros perros y a nuestros hijos...-Los ojos de Cris brillaban.- Te juro que volveré y te juro que te amo.- Abrazó fuerte a su novia, quien correspondió el abrazo con la misma intensidad.

-Te amo, Alejandra.- Cristina le dio muchos besos en la mejilla.

 

Cuando salieron del salón, se mezclaron entre los invitados. Ya Sebastián estaba listo para bendecir el lugar, así que empezó el tour por el centro comunitario. Su tío decía plegarias junto al resto de los asistentes. Una vez que eso estuvo listo, los camareros sirvieron el banquete. Ella no tardó ni dos segundos en acercarse a la comida…. Al igual que el viejo cura.

-No se como puedes comer tanto. Se supone que los ancianos casi no tienen apetito.- Le comentó a Sebastián, quien se servía más puré en el plato.

-Anciano tu papá.- Respondió el sacerdote.

 

Y así las horas pasaron, junto con los días. El verano ya casi se había esfumado y ya era tiempo de su partida. Seis meses estaría fuera de esa casa. Estaba de pie en el balcón, viendo el valle al que había llegado varios meses atrás. Ahora lo sentía suyo, sentía que una parte de ella siempre había pertenecido a ese lugar. Ahí comenzó su historia. Ahí sus padres se enamoraron, Ahí ella se enamoró. Amaba Castilnovo y amaba a las personas que vivían en él.  Ahora más que nunca entendía a su padre y a la dura y difícil decisión que había tomado. Tal vez ella hubiera hecho lo mismo en esas circunstancias… Giró sobre sus talones, recargando su cuerpo en el muro del balcón. Observó  los lujos en su habitación, esos que al principio le parecieron un soborno de su papá. Ahora entendía que Guillermo era solamente un ricachón acostumbrado a llenar de comodidades a sus hijos. Se iba de ese lugar sin rencores hacia nadie, se iría a perseguir sus sueños y volvería para estar con la chica de su vida. Se acercó a tomar su mochila, pues el resto de su equipaje ya estaba en la camioneta que la llevaría al aeropuerto. Miró esa cama, sonriendo al recordar que ahí Cristi y ella habían hecho el amor por primera vez.

Con paso firme salió y cerró la puerta detrás de ella. Al bajar las escaleras se encontró ahí a toda su familia.

-¿Lista?- Le preguntó su papá, acomodándole la chaqueta, tal y como lo hacía siempre.

-Lista.

-¿Llevas tu pasaporte? ¿Billetera? ¿Papeles del colegio?

-Sí papá, llevo todo.- El sonido de una cámara la distrajo.

-Es que se ven tan lindos juntos.- Se disculpó Angie, mirando la pantalla de su celular.- ¡Odio las despedidas!- Exclamó la mujer, dando un taconazo al suelo. Su tía se acercó a ella y la abrazó.- Cuídate mucho.

-Claro, tía.

-¡Ale!- Sofi se le colgó de la ropa, intentando escalar en ella.

-Enana.- dijo casi sin aire intentando sujetar a la pequeña.

-¿Cuándo volverás?

-Muy pronto. Mientras no estoy, pórtate bien y crece mucho.

-¡Sí!- Abrazó también a su hermanita. Extrañaría mucho a ese pequeño engendro.

-Alejandra, - Ahora fue Sofía la que se acercó a ella.- aprovecha al máximo esta oportunidad. Sé que puedo esperar grandes cosas de ti. Te estaremos esperando.- La condesa también la estrechó fuerte por varios segundos.

-Gracias.- susurró a la mujer, en verdad agradecida por todo lo que había hecho por ella. Cuando se separaron, Memo se acercó.

-Hermana, te extrañaré.- El chico la apretó fuerte, aplastándole las costillas.

-Si… yo también.- ¿Sus hermanos querían asfixiarla o que?

-Tráeme los videojuegos que te dije.- Dijo su hermanito lo más bajo que pudo.

-Solo por eso quieres que vaya a NY, ¿verdad?

-Sí.- Dijo cínico su hermano, antes de hacerse a un lado para que Álvaro se acercara a ella.

-No hagas muchas travesuras, eh. Recuerda que tengo ojos por todas partes y lo sabré.

-Eres peor que mi papá.

-Bueno, soy tu tío. A veces te consentiré y a veces seré malo.- No pudo evitar soltar una carcajada.- Te veré pronto.

-Muy pronto, tío.

-Ya es hora.- Intervino Cris, quien se había quedado a un lado mientras los demás se despedían. Se acercó a su chica y besó su frente.

-Vámonos.- Sujetó la mano de la azabache y salieron de la casa para subir a la camioneta. Su papá y su novia la acompañarían al aeropuerto.

-Tráeme dulces.- Le pidió su hermanita colgada de la ventanilla de la camioneta.

-Te traeré una tonelada.- La enana sonrió con ilusión.

-Pórtate bien.- Volvió a decir Álvaro.

-Llegarás justo para mi boda.- Comentó su tía también asomándose por la ventanilla.

-Uuuf que bien, me salvaré de los preparativos.- Bromeó con su tía. La mujer frunció el ceño y apretó los labios.- Te quiero, tía.- ¡Aceleren! ¡Ya!

Y Dios escuchó sus ruegos. La camioneta empezó a avanzar. Metro a metro su familia y la mansión se hacían más pequeños. Solo veía las manos agitándose en el aire en señal de despedida. Cruzaron la caseta y salieron del terreno. El vehículo enfiló hacia la ciudad, en la dirección opuesta al pueblo, donde su tío Sebastián seguramente estaría pendiente de la hora de su partida. La noche anterior el viejo había ido a despedirse… y a cenar, pues Sofía había organizado una fiesta de despedida en la piscina para ella y sus amigos y posteriormente una cena con todos.

-¿Segura que llevas todo?- Preguntó de nuevo su papá, revisando las condiciones de vuelo en su celular. ¡Cris y él eran igualitos!

-Si, todo está listo.- Su novia no le había soltado la mano desde que se la había tomado en la casa. Se aferraba con firmeza a sus dedos.- ¿Estás bien?- Le preguntó a su chica.

-Si, solo algo nerviosa. Ansiosa porque los meses pasen pronto.

-Creí que estabas entusiasmada por mi viaje. Eso me dijiste cuando te hablé por primera vez de la posibilidad de irme.

-Es que me parece genial, una gran oportunidad. No tengo problema con eso. Pero... el hecho de que ya está pasando, el hecho de que te vas… no sé, es diferente.

-Entiendo.- se acurrucó contra el cuerpo de su chica, lo más pegada posible.- Verás que ni notarás mi ausencia. Te estaré acosando todo el día, todos los días. Hasta ni querrás contestar mis llamadas.

-Y con lo enfadosa que eres…- Cristi le siguió el juego.

-Ojalá papá no estuviera aquí.- Susurró con deseo al oído de su novia.

-Si sabes que por más que bajes la voz, puedo escucharte, ¿verdad?- Habló Guillermo, sin apartar los ojos de la pantalla de su teléfono.

-Eh… no sabía pero gracias por decirlo.- Cris ocultó su cara contra su cuello, seguramente apenada con su papá.- ¿Crees poder ir a visitarme?- Regresó su atención a la azabache.

-Espero poder escaparme cuando vayamos al campeonato en Los Ángeles.

-Eso está lejos de NY…

-No importa, atravesaré el país aunque solo pueda verte una hora.

-Eso es romántico.- Beso a su novia.

Ya estaban por llegar al aeropuerto, podía ver el  edificio acercándose a gran velocidad. Ahora fue ella la que se aferró a la mano de Cristina. La chica le acarició la mejilla después de besarla y acomodó la cabeza en su hombro.

Aunque su papá puso a su disposición el avión privado, ella prefirió viajar en uno comercial. Quería dejar a un lado su apellido. En NY sería solamente Alejandra, una chica más, una estudiante común en busca de sus sueños. Lo único que le había parecido fantástico y en lo que había hecho trampa, fue evitar las dos horas de espera reglamentarias para el vuelo. Al fin y al cabo, tenía ciertas ventajas ser la hija del dueño.

Su papá avanzaba rápido, conocía bien ese lugar, así que Cris y ella lo seguían. Les dieron acceso por una puerta lateral, sin tener que pasar por la verificación de equipaje. Irían directo a la puerta de abordaje. Marcos y Fausto se encargaron de llevar sus maletas hasta el avión.

-¿No tienen miedo de que lleve una bomba en la mochila?- Ironizó. Inmediatamente, Cristina le tapó la boca.

-¡No digas eso aquí!- Masculló la chica apenas moviendo los labios.

-Justo a tiempo.- Guillermo se detuvo y la miró.- ¿Segura que no quieres que alguien vaya por ti cuando llegues?

-Tranquilo, puedo llegar sola al departamento.

-Pero tus maletas son pesadas.- Insistió Guillermo.

-Tienen rueditas. Yo puedo.- Aseguró y se acercó a abrazar al conde.- Gracias por todo. No trabajes mucho, mejor disfruta a tu familia.

-Por supuesto.- Su papá rompió el abrazo y la sujetó de los hombros.- Cuídate mucho. Sé juiciosa y aprende todo lo que puedas, aprovecha esto.

-Lo haré, no lo dudes.

-Te amo, hija. Vuelve a casa pronto.- Guillermo la estrechó una vez más.

-También te amo, papá.

Ahora fue Cristina la que se acercó y la abrazó. Se quedaron un momento así, en silencio. Respiró hondo sintiendo el aroma del shampoo de su novia. ¿Podía meterla en su maleta y llevarla consigo? Tenía muchas ganas de pedirle que la acompañara, pero Cris tenía sus propios sueños.

-Escucha bien esto, Alejandra.- Cristina le habló con voz mandona y cara de enfado, apuntándola amenazadoramente con el dedo índice.- Nada de mirar a chicas lindas, ni de salir con ellas,

-Pero yo no...- intentó protestar, ¡todo eso no era necesario! ¡Ella solo tenía ojos para Cris!

-Me llamarás todos los días, no importa la hora, me llamarás.- Siguió diciendo enérgica la azabache.- Haremos videollamadas cada noche, me mandarás mensajes y harás todo por estar comunicada conmigo el mayor tiempo posible.- Sentía que una bala saldría del dedo amenazador que Cristi tenía frente a sus ojos.- ¿Entendido?

-Si.- Asintió antes de morir. La expresión de Cristina se relajó y le sonrió. De un jalón, su novia la atrajo hacia ella y la besó. Correspondió a ese beso al tiempo que la abrazaba. Era el último beso que le daría en meses, tenía que aprovecharlo.

-¿No tienen que respirar?- Escuchó decir a su papá pero lo ignoró y siguió besando a su novia. Pero Guillermo tenía razón, el aire apenas y entraba a sus pulmones. Su chica separó su boca de la suya, pero no se alejó.

-Te amo.- Susurró la azabache.- Tienes mi corazón.

-Lo sé.- Acarició la mejilla de Cristina, mirando profundamente sus ojos.- Te amo, Cristi. Nos veremos pronto.

-Obviamente.- Su chica sonrió de medio lado.- Ve y conquista Juilliard.- Asintió y dejó un piquito en los labios de Cris.

-Hasta luego, chicos.- Se dirigió a los guardias, quienes hicieron un gesto de cortesía. Dio dos pasos hacia atrás y se colocó las gafas oscuras.- I´ll be back.- dijo con voz grave y giró sobre sus talones, haciendo una salida dramática.

-¡Mas te vale!- Escuchó a Cris a su espalda.

Le entregó el boleto a la azafata que ya la estaba esperando junto a la puerta. Miró una vez más a su novia y a su padre, los dos le sonreían. La sobrecargo le indicó que la siguiera así que le envió un último beso a Cristi y siguió a la mujer por el pasillo que conectaba con la aeronave.

Estaba emocionada por lo que venía, por estar un semestre en el mejor conservatorio del mundo…

Y lo mejor de todo era que luego volvería a casa.

 

 

Notas finales:

Me siento rara por acabar esta historia. Creo que una parte de mi no queria escribir el final jajaja. Quiero decirles que en wattpad esta historia sufrirá varios cambios, entre otras cosas tendrá capitulos inéditos, asi que les invito a releerla ahí. 

seguiré publicando fics en AY, historias cortas pues algunas ya saben el motivo por el que mi tiempo se verá limitado. Gracias por amar a Ale y a Cris tanto como yo.

Acabo de editar esto porque olvide decirles que subiré dos capitulos más a manera de epílogos. Uno de unos meses después de la partida de Ale y otro de varios años después. Fin, sean felices.

Besos cachondo.

!Travesura realizada!    Nox.


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