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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

!Hola gente! Pues ando apuradísima porque este fin de semana ando con compromisos familiares y me dije: "Pendeja, si no actualizas hoy no podrás en varios días". 

Así que me puse a escribir para subir el cap de una vez. En este no incluí ninguna petición especial de ustedes, de hecho ni publiqué en fb que era "hora de complacencias", precisamente por que ando como negra explotada (una disculpa a las negras explotadas). !Pero en el sig cap si habrán complacencias asi que pidan, pidan, pidan. Igual y no les hago caso pero igual y si jajajaja. Ya me callo. 

 

!Accio cap 12!

Había pasado la última hora llorando, oculta detrás de un árbol junto a la carretera al pueblo. No quería ver a nadie y tampoco quería hablar. Se sentía tan mal, tan culpable de esa situación…!¿En qué momento dejó de ver a Cristi como su hermana y la empezó a ver como mujer?! ¿Cómo el amor fraternal que sentía se volvió amor carnal? Tal vez nunca la vio como a una hermana. Estaba tan concentrada en quererla como a una hermana que se acercó mucho a ella. No era lo mismo conocer a tu hermano desde pequeño, verlo crecer, convivir con él… a que siendo mayor te digan que tal persona es tu hermano. No lo ves de la misma manera… Cometió un error al tener ese trato tan cercano, a permitir tanto contacto con Cris. Ahora que lo pensaba, abrazarla o besarla de la forma en que lo hacía estaba mal. No la trataba como a una hermana, la trataba como a una novia… se le revolvió el estómago al pensar eso.

¿Qué podía hacer? Sin duda Cristina querría hablar, querría aclarar la situación pero ¿qué le diría? Ella era la que estaba mal, Cris era una niña linda e inocente, no se merecía que Ale sintiera eso por ella. Su hermana la veía como a una prima, como una amiga, le había dicho que era su familia ¿Cómo se sentiría si Ale le confesara lo que de verdad sentía por ella? ¿Traicionada? ¿Asqueada? Sin duda la repudiaría, la apartaría de su lado y eso era lo mejor. Pero no quería causarle esa pena a Cris, tal vez sería mejor solo alejarse, tal vez sería aún mejor irse de ese lugar, desaparecer…

Pero eso sería huir y ella no era una cobarde. Habían cosas ahí en las que ella quería ayudar, tenía amigos, colegio… No podía irse y sobre todo, no quería dejar a Cris. Por más que su mente le exigiera alejarse y poner distancia de por medio, su corazón no le permitiría dejarla. Al menos quería estar cerca de ella. Quería verla, ayudarla en todo lo posible, cuidarla. Sabiendo lo que tenía que hacer se levantó del suelo frío en que se encontraba. Se quedó quieta un momento, respirando hondo y se encaminó hacia la mansión. A cada paso que daba trataba de ser más fuerte, tenía que serlo, tenía que dejar de sentir lo que sentía por Cris, debía aprender a verla como a una hermana. No podía lastimarla y tampoco podía lastimar a su padre.

-Señorita, ¿está bien?- preguntó el guardia, mirándola preocupado.

-Si, perfectamente.- Atravesó la reja y entró a la propiedad. Ya era tarde, solo algunas luces de la mansión permanecían encendidas.

Cuando entró a su habitación la mantuvo a oscuras. Se sentía más cómoda así. Fue al baño, se quitó la ropa y se dio una ducha caliente. Eso fue un alivio para su cuerpo que ya estaba helado. El agua la relajó, le despejó la mente. A partir del día siguiente tenía que ponerse una máscara frente a Cris, no debía permitir más acercamiento, era por su bien, por el bien de ambas.

 

 

 

 

Cuando entró al comedor ya todos estaban ahí… incluso Cristina.

-Buenos días.- Saludó con fingido ánimo.

-Buenos días.-Respondieron  todos.

Ale se sentó como siempre junto a la pelinegra. Tomó un poco de jugo mientras de reojo podía darse cuenta que Cris la miraba. Empezó a comer como si nada, sonriéndole a Sofi.

-Sobrina, ¿Qué tal la música? ¿Todo bien?- preguntó Angie.- ¿Necesitas algo en especial  para la  cena?

-Ya hicimos la selección de repertorio y uhm… veamos… creo que tengo que hablar con el ingeniero de sonido para ponerme de acuerdo con él. ¿Podría verlo antes del sábado?

-Claro, dime que tarde quieres que revisen todo.

-¿Viernes?

-¡Perfecto!

-Ale…- escuchó el susurro de Cris. Su corazón dio un vuelco. Giró a ver a la chica.

-¿Si?- Preguntó mirándola a los ojos mientras mordía un pan tostado.

-¿Estás bien?

.Muy bien.- usó el tono más casual que podía.- ¿Y tu?

-Yo… si, bien.- Ale le sonrió torcidamente y volvió a lo suyo, ¡comer!

 

 

Cuando sacó su auto de la cochera, Cris la esperaba en los escalones de la entrada a la mansión. Aparcó y esperó a que la chica subiera mientras escogía una canción del equipo de música.

-¿Lista?- preguntó a Cris, fingiendo estar muy entretenida con el estéreo.

-Si, vámonos.

Se colocó unas gafas de sol y aceleró. Canturreó la canción mientras salían de los terrenos de la casa y tomaban rumbo a la universidad. Con los dedos golpeaba el volante, llevando el ritmo como si nada, mientras el silencio de Cris era más evidente a cada minuto que pasaba. Quería abordar el tema pero no sabía como, no sabía si podría decir lo que debía decir. Cuando la canción terminó y empezó otra, Ale respiró hondo…

-Oye…

-¿Si?- La chica viró tan rápidamente hacia ella que Ale pensó que su cuello se habría lastimado.

-Sobre lo que pasó anoche… No quise actuar así, fue muy infantil dejarte ahí parada.

-Yo, no pude evitar besarte. Tu volteaste el rostro, yo…

-Tranquila, no pasó nada. Olvidémoslo ¿va? Solo fue un beso.- Ale se forzaba a mirar el camino, si volteaba a mirar a Cris… no se creía capaz de minimizar el beso si veía sus ojos. La chica guardó silencio unos segundos.

-Tienes razón, fue un simple beso.

Ale volvió a canturrear la siguiente canción y trató de aparentar tranquilidad.  No quería que Cris la notara inquieta y descubriera sus sentimientos por ella. Debía hacer que Cris la siguiera viendo como su prima, como su amiga.

 

 

 

-Pareces un mapache.- observó Nico cuando Ale entró a su salón.

-¿En serio?

-Si, ¿mala noche? ¿o buena?- sonrió pícaro su amigo.

-Pésima noche.

-¿Por qué?

-Vi una película de terror.- Mintió.

-Necesitas cafeína... o una chica.

-Prefiero la cafeína.

Se concentró en sus clases, debía mantener su mente ocupada, debía dejar de mirar por la ventana hacia el edificio de Cristi.

 

************

Se había pasado la noche en vela, pensando en Alejandra. ¡La había besado! Accidentalmente pero ¿eso importaba? ¡No! Fue un beso y sintió tantas cosas. Las cosquillas en su estómago amenazaron con salir en forma de gritos de alegría. ¡La besó! Aunque sea por un segundo sintió sus labios suaves… Ale era tan linda, tan guapa, tan tierna. Ahora no tenía dudas de que era lo que sentía por su prima, ahora estaban confirmados sus sentimientos. Pero después del beso… Ale había huido. ¿Por qué se portó así? ¿Por qué no simplemente la tomó entre sus brazos y la besó de nuevo? ¿Acaso a Ale no le gustaba? ¿Ni un poco? Alejandra le había restado importancia al beso, pero le demostraría que ese beso fue especial.

Ella sabía que Ale y Valeria tenían algo, tal vez ya hasta había pasado algo mas… conociendo a Valeria… ¡Aaarhhgg! Cris garabateó con fuerza su hoja, desquitando la rabia que surgió en ella de solo pensar en Valeria besando a Alejandra. Pero ella podía dar la pelea, era bonita y sabía que Ale la quería, podía ganarse su corazón ¡Ella podía!

Cuando sonó el timbre para el descanso se apresuró a ir a la cafetería, sabía que Ale estaría ahí comprando kilos de comida. Entró al lugar y buscó entre las mesas. Alejandra estaba de pie bebiendo un café, con ella estaban Nico y…Valeria.  ¡Bien! Que empiece la pelea.

*************

Vio a Cristi acercándose a paso firme, sonriéndole. ¡Su sonrisa era hermosa! ¡Ya! calma, calma. Bebió un poco más de café para disimular la sonrisa estúpida que quiso salir de sus labios.

-Hola.- Saludó la pelinegra.

-Hola, Cris.- Saludó Nico mientras escogía un sándwich.

-Hola, prima.- dijo Valeria acercándose para darle un beso en la mejilla.- ¿Cómo estás?

-Muy feliz.- respondió su hermana. Ale la miró detenidamente.

-¿Participarás en la subasta?- preguntó la pelirroja.

-Por supuesto, ¿Y tú?

-Claro, sabes que me encanta que todos peleen por mi aunque… yo solo tenga ojos para una persona.- respondió pícara Valeria mirando a Alejandra.

-Pero ¿Y esa persona solo tiene ojos para ti?- ¡Esa Cristi!

-¿Subasta?- Alejandra prefirió intervenir en esa charla. ¿Qué le pasaba a Cris?

-Si, te explico.- Se ofreció Valeria guiándolos a todos a una mesa. Ale se sentó junto a su amigo, no quería estar cerca de ninguna chica.- Una de las actividades que se realiza en la cena de gala, con el fin de recaudar fondos, es la subasta de señoritas.

-¿Qué coño es eso?- preguntó Nico soltando una risotada. Valeria lo miró de mala gana.

-Un grupo de chicas, las más bellas y asediadas obvio, ofrecen tener una cita con la persona que done más dinero. Por ejemplo, el año pasado un chico ofreció 20 mil dólares por tener una cita conmigo y la subasta había empezado con 500 dólares.

-¿Qué no era más fácil solo invitarte a salir?- preguntó Ale incrédula.

-Pues si, pero la cuestión es que ese dinero es para la beneficencia. Además ese chico era horrible, nunca hubiera salido con él sino hubiera ganado la subasta.

-Uhm... ¿Y tú acostumbras participar también?- preguntó con tono neutral a su hermana.

-Este es el segundo año que participaré.

-Y ¿con quién saliste el año pasado?- ¡No es que le importara! ¡Naaaahhh!

-Con Alberto.- ¡Gusano asqueroso!

-Y desde eso no has querido repetir la salida.- reclamó Valeria a Cristina.- Y el pobre que se muere por ti, eres malvada Cris. Pero estoy segura que mi hermanastro no perderá oportunidad para salir contigo.- ¡Ni madres! Ale apretó fuerte su vaso de café, haciendo que la tapa saliera volando y el líquido pringara sobre Nico.

-¡Oh, lo siento!

 

 

 

 

Ale esperaba a Cris en el estacionamiento, Estaba algo irritada, de malas. Eso de aguantarse las ganas de besarla o de abrazarla era una tortura. Suspiró, recordando las razones por las que esa relación era imposible. ¿De verdad tendría que vivir con eso? Ya estaba en su auto, solo tenía que arrancar y manejar hasta que ya no pudiera más, huyendo de ahí… Encendió el motor, apretando con fuerza el volante, viendo al frente con la mirada perdida. ¡Vamos! ¡Acelera coño! Tensó su mandíbula, los ojos le ardían. Volteó hacia la universidad y vio a Cris a lo lejos… La observó acercándose, vio la forma en que movía sus caderas y reía de algo que había dicho una de las amigas que la acompañaban. Su cabello, su hermoso cabello azabache era mecido por el aire, su delicada figura de mujer hipnotizó a Alejandra. Redujo la fuerza con que tenía el volante. Se relajó viendo esa sonrisa de dientes blancos. No podía dejarla.

Su hermana se despidió de sus amigas y subió al auto, aun con esa expresión feliz,

-Tengo hambre.- dijo apenas se sentó.

-Podemos pedirle a Amelia que se encargue, ¿no?- Se apresuró a salir del estacionamiento.

-Prefiero que vayamos a comer.

-Ah, si…verás, tengo muchos deberes y necesito empezarlos ya.

-¿Desde cuándo antepones los deberes a la comida?- Cierto, o sea, es comida no jodas.

-Sabes que me gusta mi carrera.

-No nos llevará mucho tiempo. Anda, quiero ir por unos tacos.- No pudo evitar sonreir.

-Ok, vamos.-

Al menos comer tacos en el puesto ambulante no era tan tardado. Llegaron al puesto del bigotón, cerca de casa de Nico. Hicieron su pedido y Ale fingió ver algo en su celular para no tener que hablar mucho. Cris le contaba sobre una clase que había tenido y a momentos le tocaba la mano, cosa que le ponía los pelos de punta. Cuando la comida llegó, todo fue más fácil para Ale, ¡tacos!

Se embutió con 6 tacos y un agua natural. Su ánimo mejoró un poco.  Pagó la cuenta y regresaron al auto.

-Por cierto, haremos un viaje.- le informó su hermana.

-¡¿Viaje?!

-Sí, bueno en realidad serán dos. En cuanto terminen los trabajos en los hoteles de Las Vegas y la Riviera Maya  iremos para reinaugurarlos.

-¿Con tu papá?

-No, él no irá, solo iremos tu y yo…- Ale tragó en seco, ¿un viaje a solas con Cris?

-¿Cuándo?

-Aún no hay fecha pero te lo digo  para que estés preparada.

 -No puedo estar saltándome clases…- Encuentra un pretexto, ¡encuéntralo!

-Es una orden, Alejandra.-

-¡Soy mayor que tú! ¡No puedes ordenarme!

 -Claro que si. Jefa…- Cris se señaló.-  Asistente...- la señaló. ¡Carajooooo!

-Mandona, tirana, absolutista…- masculló Ale pero Cris solo rio.

 

 

 

-¿De verdad se reunió tanto dinero?- Preguntó Ale incrédula mirando el informe que Angie les entregó.

-¡Por supuesto! Me subestimas sobrina.- Su tía la miró feo.

-Disculpa, no quise que sonara así.

-El estúpido de Tomás quería que le entregara lo recaudado a él, por supuesto lo puse en su lugar ¡¿Qué se cree?!- Cris revisaba las cuentas, sentada en su escritorio mientras Ale y su tía estaban en las sillas al frente.

-¿No te agrada?

-¡Jamás! No sé porque Guillermo le da carta blanca, por eso Tomás se cree con derechos. ¡JA! Ya quisiera ser un verdadero San Román, ¡pero jamás será Conde! Y eso me alegra muchísimo.

-¿Por qué dices que no es un verdadero San Román?

-Pues él viene de otra rama de la familia, su madre era prima de mi padre. De hecho casi no tuvimos contacto con ellos en nuestra infancia. El padre de Tomás era un ambicioso, yo  hasta sospecho que ellos son los culpables de un atentado contra la vida de mi padre…-

-Tía, esos son solo chismes.- Opinó Cris sin levantar los ojos de los papeles que leía.

-¡Y mis sospechas siempre resultan ser ciertas!- Ale creía que su tía exageraba, como solía hacer siempre.- Por eso antes temía mucho por la seguridad de Memo, siendo el único heredero… Luego la ley cambió y ahora tendría que deshacerse de todos nosotros primero antes de poder llegar al título… o casar a su estúpido hijo con Cris...

-Eso jamás pasará.- Se le escapó a Ale. Cris la miró sonriendo.

-Bien dicho, jamás pasará. O te desconoceré como mi sobrina.- Angie amenazó a Cristina.

-Tranquila tía, no tengo intenciones de acceder a ese compromiso.

-¿Aunque te lo ordene tu padre?- Angie la estaba midiendo.

-Aunque me lo ordene, prefiero renunciar a mis derechos.-

-¡Así se habla!- Su tía estaba más que satisfecha. Ale miraba a Cris  asombrada, ¿de verdad era capaz de ir contra los deseos de su padre? ¿Desde cuando Cristina se había vuelto rebelde?- Pero no te preocupes, Guillermo es un odioso pero nunca te obligaría a algo así y en el caso de que lo hiciera, yo misma le arrancaría la cabeza.

-Tía, a veces me asustas.- le dijo Ale a la guapa mujer.

-No temas, sobrina. Yo defiendo a los mios y tú eres una de ellos. Adoraba a tu padre, era mi primo favorito… y no es porque fuera nuestro único primo eh. Era tan carismático, tan guapo, tan divertido. Aunque sinceramente me sorprende que se haya casado, ¡detestaba el matrimonio! Pero si lo hizo, significa que tu madre de verdad valía la pena, él debió amarla mucho.

-Si, yo…- ¿Qué debía decir? Cris la veía, como si esperara que contara alguna anécdota de Antonio y ella, ¡pero no tenía ninguna!

-¿Se portó bien contigo?- quiso saber Angie.

-Él… se separó de mi madre cuando era muy pequeña aún. Casi no tuvimos contacto.

-Pero ¿Cómo? Tony no hubiera abandonado a un hijo suyo…. Bueno tal vez si, era muy fiestero. Oh, lo siento Ale, pero eso ya pasó. Ahora estás aquí con nosotros y eres nuestra viva imagen, de hecho tienes el nombre de mi padre.

-¿Qué?-

-¿No sabías? Mi papá se llamaba Alejandro, me imagino que por eso Tony te dio ese nombre ¿no es así?  Mi padre fue quien se hizo cargo de Tony desde que tenía 10 años.

-Pues, no sabía eso. Nunca me dijeron por qué me pusieron Alejandra.- dijo rascándose la nuca.

-A mi me encanta  ese nombre.- comentó Cris, sonrojada.

-Eh, gracias.- Ale y Cris se miraron. Los ojos de Angie iban de una chica a la otra, observando su interacción.

 

Toc toc.

 

-¡Adelante!- Álvaro entró a la oficina.

-Hola, Cristina quería informarte qué…- se percató de la presencia de Angie.- Oh vaya, con razón se siente un ambiente extraño en la empresa.

-Hola.- Angie saludó con desgano al hombre- Sé que solo con verme tu día se ilumina.

-¡Ya quisieras! Yo creo que eres tú la que quería verme por eso veniste.

-¿Yo? ¿Querer verte a ti?- Angie se puso de pie parándose frente a Álvaro. Ale los veía con la boca abierta ¿por qué se hablaban así? Giró para ver a Cris y pedirle una explicación pero su hermana solo se encogió de hombros, queriendo aguantar la risa.- ¡Ni que fueras Adonis! Yo, tengo un novio encantador a quien mirar.

-Ah si, tu copia barata de Brad Pitt…

-¡Envidioso!

-¿Qué le envidiaría a ese tipo? Bueno, tal vez si le envidiaría algo…-Álvaro se acercó lentamente a Angie. La mujer lo apuntó con un dedo.

-No te atrevas a tocarme…- amenazó.

-¡Tengo mejores!- Ale se mordía la lengua para no estallar en carcajadas.

-¿Mejores? ¿No me digas que te refieres a Mónica? ¡Esa flacucha sin chiste! ¡Tú no sabrías que hacer con una verdadera mujer!

.¿Donde hay de esas? Yo no veo a ninguna por aquí.

-¡Grosero! ¡No se como mi hermano te soporta! ¡Me voy!- Angie tomó su bolso y sus gafas y salió a toda prisa. Ale no entendía nada.

-¿Se te ofrece algo?- Preguntó Cris al hombre.

-No, Amelia me dijo que Angélica estaba aquí y vine a saludar.- ¿Eso era saludar? Álvaro salió, feliz de la vida.

-¿Qué rayos fue eso?- preguntó a su hermana, mientras la chica soltaba la carcajada.

-Álvaro y tía se hablan así siempre. Es una especie de relación de amor y odio. Verás, de adolescentes fueron novios.

-¡¿Qué?!

-Así como lo escuchas. Creo que ambos fueron el primer amor del otro, pero crecieron y según Álvaro, tía se volvió odiosa y según tía, Álvaro es un engreído.

-Vaya, que bizarro es imaginarlos juntos.- Ale intentaba procesar eso.

 -Antes, tía no tenía problema en que le dijéramos Angélica porque Álvaro le decía que su nombre era bello, pero cuando empezaron a llevarse mal, declaró que de ese día en adelante se llamaría Angie.

-Y yo que creí que entre los aristócratas no había locos…

-¡Oye!

-¿Tenemos algo más por hacer aquí? ¡Tengo deberes!

-Solo pasaremos al banco a depositar este dinero de camino a casa.

-Pues ya, vamos.

Tomaron sus cosas y se apresuraron a salir de ahí. Ale aun no podía creer que su tía y Álvaro… eso era tan raro y gracioso. Se enfiló por la avenida, buscando el banco que Cris le había dicho. Cuando llegaron, bajaron juntas y entraron.

-Señorita, San Román, buenas tardes, ¿en qué puedo servirle?- preguntó una mujer madura acercándose a ellas en cuanto las vio.

-Buenas tardes, vengo a hacer un depósito.

-Claro que sí. Por aquí por favor.-Siguieron a la mujer hasta una oficina a un costado. Señaló gentil las sillas para que las chicas se sentaran.

-También quiero presentarle a Alejandra San Román, es mi prima y trabaja directamente conmigo. Quisiera registrar su firma para que pueda hacer trámites a mi nombre.- dijo Cris con su voz de negocios, la que Ale conocía muy bien,

-Claro que si.- ¿Registrar su firma?

-¿Eso para qué?- le preguntó a su hermana.

-Si en algún momento necesito algo del banco y no puedo hacerlo en persona, tú puedes venir y hacerlo por mi, retirar dinero, hacer depósitos, lo que sea. Tienes toda mi autorización para disponer de las cuentas de las que me hago cargo.

-¿Y eso es necesario?

-Claro que sí.

-Bueno.

Cris entregó el dinero a la mujer que lo puso en un contador y registró la cantidad entregándole una ficha a Cris con los sellos de seguridad del banco. Luego le explicó a Ale lo que se haría. Le tomarían una foto, sus huellas y firmaría en un aparato electrónico para que todo se resguardara en el sistema del banco.

Ale se paró delante de un fondo blanco para que le tomaran una foto. Luego la mujer le tomó la mano y fue colocándole los dedos, uno a uno, dentro de una cajita que soltaba una luz azul. Sus huellas aparecieron  en la pantalla de la computadora frente a ellas.

-Eres muy guapa y de manos suaves.- le dijo la tipa. Cris miró de forma horrible a la mujer.- Ahora firma aquí.

Ale tomó un lápiz electrónico y formó en una pantalla pequeña en forma de rectángulo. Era un garabato medio raro y solo se podían distinguir la “A” y la “G”. Cris vio extrañada la firma pero no dijo nada.

-¿Es todo?

-Si, ya terminamos.- la mujer le sonrió coqueta.

-Nos vamos.- Cirs se levantó bruscamente y tomó la mano de Ale entrelazando sus dedos. Por más que movió los dedos, no pudo soltarse del agarre firme de Cris ¡¿Quería derretirla de amor o qué?! Sentía su cara ardiendo.

-Estamos para servirles….- Decía la tipa caminando rápido detrás de ellas pero Cris jalaba a Ale. Las personas en el banco las observaban pasar y se fijaban en sus manos unidas.

-¡Sinvergüenza!- exclamó enfadada Cris estando ya en el auto.

-¿De qué hablas?

-¡Te coqueteaba! ¡Esa vieja fea, te coqueteaba!

-Más bien, diría madura, no vieja… Y no es fea.

-¡¿Te gustó o qué?!- preguntó Cris cruzándose de brazos.

-No dije eso, solo que no está fea…- La pelinegra la vio con cara de estar imaginando mil formas de torturarla.

-Pues si quieres vuelve e invítala a salir.

-Pero si yo no quiero salir con ella.

Se quedaron en silencio el resto del viaje. Ale aceleró pues ya quería poner distancia entre Cris y ella. No quería terminar abrazándola o besándola. Le había encantado la forma en que le tomo la mano… se sintió tan bien. Si las cosas fueran de otra manera, podría tomarla de la mano todos los días… pero no, eran hijas del mismo padre, no podía amarla de la forma en que su corazón se lo pedía. No podía amarla con su cuerpo, solo con su alma.

 

-¿Vemos una película más tarde?- preguntó Cris mientras subían a sus habitaciones.

-No. No puedo. Tengo muchas cosas pendientes.

-¡Es solo una película!

-De verdad, no puedo.- Llegaron hasta el cuarto de Cris. Unas horas antes ahí mismo la había besado… Cristi la miró a los ojos. Dio un paso para acercarse a Ale.- Nos vemos después.- Con una sonrisa forzada, Ale huyó a su cuarto antes de que su hermana se acercara más a ella.

Se encerró en su habitación ¡Bien! Había podido superar un día… solo tenía que seguir así…. El resto de su vida ¡fácil! ¿Qué podía hacer? Fingir enfermedad, demencia, salir con otras chicas…tal vez así se enamorara de otra. ¿Pero con quienes saldría? Valeria, era la primera opción. Lisa… linda pero rara. Natalia… ¡ni madres! Le gustaba estar viva como para salir con Nat.

Tal vez era momento de salir por ahí sola, a ver que encontraba, a quien conocía. Pero primero tenía que terminar sus deberes. Sacó su libreta, sus partituras y se sentó al piano. En el atril estaba una copia de la composición que entregó a su profesor, la que había escrito para su madre y Cris. Empezó a tocarla… Si su padre  se enteraba del enredo en el que estaba, ¿Qué le diría? ¿La mandaría lejos? Eso sería una buena opción, hacer que su padre la destierre, porque ella no tenía la fuerza para irse. Tal vez si lo provocaba lo suficiente la mandaría encerrar en una mazmorra... Ya Ale, deja de fumar esa madre verde.

 

Cuando Bernardo fue por ella para indicarle que su familia la esperaba para comer, Ale le dijo que la disculpara con ellos pero que no bajaría pues se sentía mal. Y no mentía, le dolía la cabeza, solo quería dormir. Se quitó la ropa y se metió a la cama. Queriendo perderse por unas horas.

Entre el ardor de su cabeza, escuchó que alguien entraba a su habitación. Medio abrió los ojos y vio una silueta alta junto a su cama, colocando una bandeja en su buró. Era su padre.

-Disculpa, no quise despertarte. ¿Qué tal estás?

-Molida.-El hombre se sentó en la orilla de la cama, mirándola. Puso una mano en su frente.

-Tienes fiebre.- Tomó el teléfono de la habitación de Ale y presionó unas teclas.- Mándame, a la habitación de Alejandra, algo para la fiebre.- Cortó la llamada y fue hacia el baño. Momentos después salió con algo en sus manos. Los ojos de Ale apenas se abrían, no distinguió que era lo que tenía agarrado su papá. Sintió la cama hundirse un poco cuando Guillermo volvió a sentarse cerca de ella. Y enseguida, algo frío en su frente.

-Uhm…-

-Esto te ayudará.- Sintió unas manos acariciarle el cabello.- ¿Sabes? Cuando tus hermanos enfermaban, solía cuidarlos… Cuantas veces me necesitaste y yo no estuve…- Ale escuchaba lejos la voz de su papá. Apenas comprendía sus palabras.- Y ahora que estás cerca de mi, no he sabido como conocerte. Soy pésimo con estas cosas. Pero… aquí estoy hija.- -una mano apretó la suya.

Volvió a caer inconsciente. No sabía cuanto tiempo había pasado, tal vez unos minutos u horas. No sabía si había alguien ahí con ella o estaba sola. Soñó con su madre. Con su antigua vida. Recordó el departamento en que vivía con su mamá. Vio las flores, en el pequeño balcón, que Laura regaba todos los días. Su madre estaba ahí haciendo unos estiramientos mientras Ale yacía sentada en el suelo con las piernas cruzadas, no tendría más de 12 años. Su madre reía, se veía alegre, tal y como era siempre que estaban juntas.

Sintió una presión en la boca. Movió un poco los labios, rosando aquello ¿qué estaba soñando? Algo como una caricia estaba en su mejilla, mientras eso en sus labios seguía moviéndose. Se sentía muy bien. ¿A dónde había ido su madre? Ya no veía flores ni su departamento, todo era oscuro y solo era capaz de sentir ese cosquilleo suave en su boca, haciéndola corresponder de la misma manera. Era un sueño raro pero era lo mejor que había sentido en toda su vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.

 

 

!Travesura realizada!


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