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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Hey guapas y sexys.

Ya estoy de vuelta, sé  que tardé más de lo debido pero las novias agotan jajajaa. En fin, estoy feliz, me divertí muchísimo en mi viaje. Comí demasiado gracias a mi bella novia que cocina delicioso.

Ahora que son pareja, nuestras bellas chicas tendrán que superar pruebas y demostrar que no hay magia más poderosa que el amor.

Recuerden agregarme en FB: Kay McCutchen (Menz)

Y ya me callo.

!Accio cap 20!

Nada podía evitar la sonrisa de pendeja que tenía desde hacía un par de días.  Se sentía genial. Su papá se recuperaba favorablemente, le encantaba su carrera, adoraba a su familia y sobretodo… amaba a la chica pelinegra que estaba sentada a su lado. Ya por fin tenía de vuelta su auto y ahora se encontraban camino a la universidad. Cristi leía algo en su ipad, con el ceño fruncido.


-¿Qué pasa?- Quiso saber.


-Nada, bueno… Álvaro me envió unos documentos que necesitan la firma de mi papá o la mía.


-¿Algo grave?


-No. entre otras cosas me envió la aprobación del aumento de sueldo de los empleados del Castilnovo Emperador. Necesito ir a la oficina en cuanto terminen las clases.


-Tranquila, no te estreses. Tienes a la mejor novia del mundo así que… sé feliz.


-Narcisista.- Con una sonrisa en el rostro, Cris aprovechó que se encontraban detenidas en un semáforo y se acercó a Ale para darle un beso. Ella correspondió enseguida, sintiendo un hormigueo en todo su cuerpo. Acarició despacio la mejilla de su novia.


Piiiit piiiit


El sonido de un claxon las hizo separarse.


Piiiit Piiit


-¡Pasa arriba!- Le gritó Ale al impaciente conductor, emprendiendo la marcha de nuevo. Después de unos minutos entraron al estacionamiento de la escuela y se quedaron un momento dentro del auto.


Ya habían hablado sobre la manera en la que llevarían su relación. Su padre había pedido discreción y la verdad, ninguna de las dos quería ser perseguida por fotógrafos, ni ser acosadas con preguntas. Así que serían prudentes con las demostraciones de amor en público.


-¿Lista?- le preguntó su novia.


-Lista.- Le besó la mejilla y bajaron del auto.


Metió las manos en los bolsillos de su chamarra y Cristi aprovechó para tomarla del brazo y pegarse un poco a ella. Como siempre, las personas las miraban, algunas las saludaban y otras no.


-Tengo frío.


-Yo tengo hambre.


-¡Abrázame!


-¡Cómprame comida!


-Tonta.-


-¿Mejor?- Ale rodeó los hombros de Cris. ¡Eso no contaba como demostración de amor! ¿Verdad?


-Mucho mejor.- Atravesaron los jardines y llegaron al edificio de Cristina.- Llegamos muy rápido.- Se quejó su novia con el ceño fruncido.


-Si ya sé… te veré en la cafetería en un par de horas, te invito a un café y a lo que se te antoje, ¿va?


-Genial.- Se quedaron paradas una frente a la otra, ¡era tan difícil no besarla!


-Yo creo que… me voy… por ahí...- ¡Cristi es tan lindaaaaa!


-Si yo… por aquí…- ¡Esa sonrisa!


Dio un paso hacia atrás sonriéndole a Cristi. “Te amo”, dijo sin hablar solo moviendo los labios. La chica respondió imitando a Ale. Sin más remedio, giró el cuerpo y se dirigió a su salón. ¡Ya qué!


Entró y se sentó con sus amigos que estaban juntos en un pupitre. Nico escribía algo en un pentagrama mientras Lisa leía “Animales fantásticos y donde encontrarlos” y Natalia buscaba algo en su mochila.


-Hola chicos.


-Hola Ale. ¿Que tal estás?- le preguntó su amigo


-Excelente.


-Me gusta cuando sonríes.- Comentó Lisa haciendo a un lado su libro y mirándola a los ojos.


-Gracias. ¿Terminaron sus composiciones?


-Si.


-Mas o menos.


-¿Y tú, Nat?- Su amiga asintió y deslizó algo sobre el pupitre, hacia Lisa. Ale y Nico se quedaron con cara de pendejos cuando vieron lo que era: Una flor hecha de papel. La rubia tomó feliz el obsequio y se acercó a Natalia para dejar un beso en su mejilla. La chica rara se sonrojó.  Su amigo y ella seguían observando la escena con la boca abierta. ¡¿En serio?! ¡¿Nat y Lisa?! ¡¿Qué le pasa al pinche mundo?!


El sonido de la puerta abriéndose los hizo regresar a la realidad. Su profesor de Armonía hizo acto de presencia  y no tuvieron más remedio que ocupar sus lugares para iniciar la clase.


Intentaba poner atención aunque la risita de Nico la distraía. Lisa parecía en las nubes mirando la flor de papel en su mano. Natalia estaba muy roja con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Trató de reprimir la risa que quería salírsele y prestar atención a la clase… pero no pudo, ¡quería reírse! Era algo tan ilógico, tan loco… sus amigas ¿juntas? Sacó discretamente el celular  y tomó una foto de las dos chicas con sus expresiones graciosas en sus rostros. Se la envió a Cristi y  le comentó rápido la situación. Un par de minutos después recibió la respuesta de su novia: Una carita con expresión de asombro.


Las dos horas de esa clase pasaron rápido. Caminó junto a sus amigos a la cafetería y se dispuso a comprar comida. En eso estaba cuando Cris se acercó a ella y la abrazo por la cintura mientras Ale recibía el café que había pedido para su novia.


-¿Es en serio?- le susurró al oído.


-Parece que sí. Míralas.


Sus amigas estaban paradas a un costado de ellas, Natalia con su típica cara de enojo mientas Lisa la tenía de la mano y compraba un jugo de naranja.


-Vaya, parece que el único soltero a partir de ahora seré yo.- Comentó Nico cabizbajo.- Porque ustedes dos… están juntas, ¿verdad?- Ale sonrió y asintió feliz abrazando a Cristi por los hombros.


-Si, así es pero tratamos de evitar ser muy obvias.


-Aunque Ale no es nada discreta.- Se quejó Cris.


-Entiendo… pues felicidades.


-Hacen una linda pareja.- Lisa se había integrado a la conversación y parecía muy emocionada por sus amigas.


-Maldito a las 12…- dijo Nat y sus amigos miraron hacia donde les indicó.


Alberto entraba a la cafetería empujando a los que estaban a su paso. Lo rodeaba su séquito de imbéciles y reían como estúpidos. Miró a las San Román un momento y les dirigió una sonrisa irónica. Ale frunció el ceño, no le gustaba nada la forma en que Alberto las observaba. Momentos después Valeria también llegó a la cafetería y caminó directo a las chicas.


-Hola, ¿Cómo están?- Las saludó con una sonrisa.


-Bien ¿y tu?- preguntó gentil Cristina.


-Uhm… algo preocupada… ¿Puedo hablar con ustedes un minutos?- Ale y Cris se miraron a los ojos un momento.


-Claro.- respondió caminando hacia un rincón del lugar.- ¿Que pasa?


-Antes que nada quiero preguntarles algo… ¿son pareja?


-Si.- Cris respondió feliz.


-Oh, genial. Felicidades… ahora… escuchen algo, no sé que trama Tomás pero sé que es algo contra ustedes. Está muy enfadado por lo que pasó y no sé… Algo me da mala espina. Alberto y él son muy rencorosos. Tengan cuidado, buscarán la forma de lastimarlas a ustedes y a su familia.


-¿Estás hablando en serio?- Le tomó una mano a su novia en un gesto protector.


-Totalmente. No sé de qué se trate pero estoy segura que quieren vengarse de ustedes.


-Muchas gracias, Valeria.- La pelinegra abrazó a la pelirroja.- Nunca creí que…


-¿Que fuera buena persona?- Cris se sonrojó un poco.- Digamos que estoy algo loca pero sé respetar lo ajeno y Alejandra… ella siempre ha sido tuya. Además no me parece la actitud de mi padrastro. Y… ustedes son mis amigas.


-Gracias Valeria, de verdad. Tendremos mucho cuidado.- le aseguró a la chica.


 


 


 


 


Caminaban a toda prisa hasta la oficina de Cris. Ya por fin había terminado el día escolar y Ale jalaba suavemente a su novia. Atravesaron la recepción saludando rápidamente a Amelia y llegaron por fin a su destino.


-Ale, ¿Qué pasa?- Preguntó algo espantada la pelinegra.


-Ya no aguanto más tiempo sin besarte.- Aprisionó a Cristi entre sus brazos y buscó sus labios. El contacto con ellos fue como oxígeno para su alma. Era increíble lo neurótica que se ponía si pasaba varias horas sin besar a esa chica. La otra no se quedó atrás y correspondió con pasión ese beso. Cris le rodeó el cuello mientras Ale la guiaba hacia atrás haciéndola chocar contra el escritorio.- Te amo Cristi. Estoy loca por ti.


-También te amo. Demasiado.- Volvieron a besarse pero esta vez sin urgencia. Era un acto tierno. Podía sentir su piel erizarse, ese hormigueo bajar por su columna vertebral, esa sensación en su estómago como si se tirara al vacío. Su novia le provocaba tantas cosas con un solo beso… pasó suave sus labios por  el rostro de Cristina, que lucía sonrojada y con una sonrisa de enamorada.


-¿Estás bien? Estuviste algo callada durante el camino hasta aquí.


-Si, es solo que... Creo que deberíamos decirle a mi papá lo que nos contó Valeria. ¿Recuerdas los rumores que te contó tía Angie? ¿Sobre el atentado contra mi abuelo?


-Se supone que fue el papá de Tomás, ¿no es así?


-Eso dicen. Creo que no está de más que tomemos precauciones, sobre todo con mis hermanos.


-Tienes razón, debemos alertar a la familia. Más vale prevenir que lamentar.- Abrazó a Cris y la chica se acomodó en su pecho.- No permitiré que te lastimen, mi amor.


-Ni yo permitiré que te hagan daño. Si se atreven a tocarte un pelo, los mataré.


-Sanguinaria.- Volvió a besar a su novia.  No importaba lo que intentaran contra ellas, siempre protegería a su Cristi, a su amor.


-Amor, tenemos que trabajar…- Logró decir Cris entre besos.


-Un besito más.


-Solo uno.-Beso.


-Dos.-Beso.


-Ya, dos.


-Uno más.- Beso.


-¡Ya!- Cris se alejó a carcajadas. Ale sabía que de repente se comportaba como una boba pero ¡que podía hacer! ¡Estaba loca por Cristi! La chica se sentó en su cómoda silla ejecutiva y encendió su computadora. Ale no tuvo más remedio que ponerse a trabajar.


Se pasaron las siguientes tres horas revisando los pendientes que había, ya que al estar ausente su padre, Cristina asumía las funciones de presidencia. Firmó varios documentos, Álvaro le entregó el informe de unos depósitos bancarios para su aprobación. Ale había pasado varios minutos revisando las transferencias y aprendiendo lo que Cris le enseñaba aunque sentía sus tripas gruñir, apenas había mal comido algo que Amelia había encargado a un restaurante.


Observaba a su novia. La chica tenía esa expresión de concentración que la hacía verse sexy.  A Ale le encantaba la forma en la que Cris hablaba con Álvaro, con ese tono de saber exactamente lo que hacía, esa actitud de liderazgo. Sin duda todos esos años de preparación habían rendido fruto. Se perdió mirando ese cabello azabache que caía delineando el rostro hermoso de su novia.


-Eres increíblemente bella.- Cristi levantó la vista hacia ella. Ale se acercó a la chica.- No puedo creer la suerte que tengo por tenerte en mi vida.


-Siempre estaré en tu vida.- Le aseguró la chica dándole un pico.- ¿Recuerdas que te prometí que nunca dejaría de sentir lo que siento por ti?- Asintió recordando esa promesa- Cumpliré mi amor, pase lo que pase nunca dejaré de amarte. Lo juro.


-¿Inquebrantablemente?


-Inquebrantablemente.


-¡Yeeei! Te amo princesa.- Abrazó a Cris.


-No soy una princesa.- Argumentó con un puchero.


-Ah perdón, Condesita.


-Que payasa eres. Bésame.- La chica le ofreció sus labios y Ale no tardó ni medio segundo en acatar la petición de su novia. Volvió a probar esos labios rosas, eran endemoniadamente suaves, dulces. Cada que la besaba en su interior se desataba un huracán de  sentimientos. Y lo que más le encantaba era cuando su chica tomaba la iniciativa, cuando ella provocaba esos contactos de amor.- Quiero ir a ver a mi papá, ¿me llevas?


-Por supuesto amor. ¿Ya?


-Si, ya vamos.


Guardaron las cosas y apagaron todo para dirigirse al hospital. Cristi se acomodó en el lugar del copiloto y cerró los ojos.


-¿Estás bien?


-Si, solo muy cansada. Y tengo que terminar unos deberes.


-¿Quieres que te ayude? Puedo hacerlos por ti. Digo, ¿Qué tan difíciles pueden ser las finanzas…?


-Es un ensayo sobre las diferencias estratégicas entre los países europeos y los americanos, haciendo énfasis en los rasgos culturales e históricos de esos países y argumentando el porqué del fracaso o éxito de sus políticas económicas.


-Ooook… yo puedo observarte mientras lo haces y transmitirte mi apoyo moral.


-Tonta. A veces…- Cris se detuvo y la miró un momento.


-A veces… ¿qué?


-Es…-Suspiró.-  A veces quisiera saber que se siente ser una persona común, sin éstas responsabilidades. Solo vivir y  disfrutar la vida, hacer lo que quiero, cuando lo desee.- Soltó una carcajada amarga.


-¿Hablas en serio?


-Si. Bueno, de pequeña tenía esos sueños. De vivir en un departamento, sola o tal vez con un perro. ¿Sabes? Me gustan mucho los perros. Quería tener un balcón con muchas flores… ser yo la que vaya al súper y a pagar las cuentas de la casa.


-¿Y podría ir a visitarte?- Preguntó con una sonrisa mientras tomaba la avenida que conectaba al hospital,


-Tu vivirías conmigo, obvio.


-Eso sería genial.


-Sería.- La chica sonrió melancólica.- Pero tampoco me quejo, he tenido una vida afortunada, nunca me ha faltado nada y mi familia siempre ha estado conmigo. Aunque mi papá trabajaba mucho siempre nos dio tiempo de calidad. Y por otro lado, me encanta ayudar a las personas, este es mi condado y adoro vivir aquí.- Ale aparcó a un costado del hospital y miró a su novia.


-Y lo harás excelente. Estaré a tu lado para apoyarte siempre.- Acomodó el cabello de su chica detrás de su oreja.


-Tu también tienes tus propios sueños, amor. No me gustaría que los postergaras por quedarte conmigo.


-Mi sueño eres tú.- ¡Al diablo la prudencia! Tomó el rostro de Cristi y unió sus labios. La amaba tanto. Y entendía perfectamente lo que sentía su novia. El departamento que quería era como el que tenía Ale, con un balcón con flores… si tan solo pudiera enseñárselo, si pudiera hablarle de su pasado… Deseaba ser sincera con la pelinegra, se lo merecía. Al separarse, Cristina sonreía ruborizada.


-Aun no me acostumbro a tenerte así, a que nos digamos cosas lindas y a besarnos…


-No quiero que nos acostumbremos, quiero poder sonrojarte todos los días.


-Eres tan linda, Alejandra. La afortunada soy yo.- Le dejó un beso en la nariz.


-Seeh, eso es verdad.


-En serio que eres engreída eh.


-Un poco.- Después de un último beso, bajaron del auto y caminaron al interior del hospital.- Es tan raro que haya música en los elevadores…


-Raro, ¿por qué?


-Pues no sé, solo raro.


-¿Estudias música y te quejas de la música? Tú eres la rara.


-No me quejo solo digo que es extraño. Es como si pusieran música en el baño... como si quisieran que canturrearas mientras cagas.


-¡Alejandra!- Cris la miró escandalizada pero luego estalló en carcajadas.- Te visualicé en el baño…


-Que sucia eres.


En la sala de espera estaban Angie y Sofía platicando sentadas cómodamente. La Condesa les sonrió al verlas llegar.


-Chicas, no creí que vendrían hoy. Pero me alegra verles.- Cristi se sentó junto a la mujer y Ale frente a ellas.


-Quisimos pasar antes de ir a la casa. ¿Cómo está papá?


-Muy bien, en un par de días podremos llevarlo a casa.


-Excelente. ¿Podemos pasar a visitarlo?


-Claro. Hace un momento estaba dormido pero pasen a ver si ya despertó.


Ale siguió a su novia hasta el cuarto de su padre. Cuando entraron, Guillermo estaba leyendo el periódico. Sonrió al ver a sus hijas entrar.


-Que bella sorpresa. ¿Cómo están?- Saludó su padre.


-Muy bien.- Cada una besó la mejilla del Conde.


-¿Segura? Luces cansada.- dijo el hombre con ojo crítico observando a Cris.


-Si, bueno. No sé  como le haces tú con tanto trabajo.


-Años de práctica. ¿Hay muchos pendientes?


-Si, además tenías agendadas varias comidas y reuniones con empresarios.


-Si es verdad.- Dobló bien el periódico y lo dejó a un lado de la cama.- De eso tendrás que encargarte tú.


-Si, padre.


-¿No puede ir Álvaro? Cris tiene que apañárselas con la oficina y la universidad…- Quiso abogar por su novia, ya que Cristi jamás se quejaría.


-Sé que el trabajo es duro, pero esas reuniones son muy importantes. Álvaro es muy competente pero no tiene la autoridad para reunirse solo con esas personas. Es algo que debes hacer como mi heredera.- Le dijo a la pelinegra. Ella asintió.


-También hay algo que queremos contarte.- Empezó a decir su novia.


-¿Qué pasa?


-Hoy Valeria se acercó a nosotras y nos dijo que Tomás planea algo contra nuestra familia. Quiere vengarse por lo que ha pasado entre nosotros.


-¿Eso les dijo Valeria?- Su papá tenía el ceño fruncido y esa expresión dura que ponía en el trabajo.


-si.- Continuó Ale.- Dijo que ella no está de acuerdo con la actitud de Tomás y Alberto y que sospecha que están armando algo para dañarnos.


-Si… Tomás y su familia siempre han sentido rencor y envidia por nosotros.


-¿Por qué los incluiste en la empresa?- Preguntó a Guillermo.


-Creí que si los integrábamos ellos harían a un lado esos sentimientos, se sentirían parte de nosotros ya que, aunque no queramos, son nuestros parientes. Quise que en nuestra familia no hubiera divisiones ni peleas. Pero por lo visto la ambición de Tomás no tiene límites. Cristina dile a Álvaro que quiero verlo aquí a primera hora. Ordenaré una auditoría a todo lo que estaba a cargo de Tomás. Si quiere atacarnos también necesitamos armas contra él. Y quiero que ordenes a los guardias redoblar la vigilancia a todos, por favor.


-No creo que Tomás nos ataque de esa forma.- Opinó Ale.


-¿A qué te refieres?


-Él envidia tu posición y tu poder. Desprecia a nuestra familia y envidia su prestigio pues sabe que aunque tenga el apellido las personas saben que él no es uno de los nuestros, que no hay ese tipo de relación con él.


-No entiendo tu punto.


-Él querrá destruir nuestro nombre primero. Se siente humillado y eso intentará hacer con nosotros. No creo que quiera dañarnos físicamente, sino moralmente.  Te odia y te atacará donde más te duele.- Sus ojos se conectaron con los de su padre. Parecía que ambos entendían lo que podía salir a la luz en esa guerra.


-Cristina, - empezó a decir Guillermo.- ¿Podrías dejarme un momento a solas con Alejandra?


-Pero, papá…-


-Por favor.- Aunque no parecía muy conforme, Cris asintió y salió de la habitación.- Acércate.- Se acercó lo más posible a su papá.


-Dime.


-Eres astuta, Ale y ahora que lo pienso… Es muy posible que el daño nos llegue de esa forma. Sí, me odia pero también te odia a ti. Desde que llegaste has tenido fuertes enfrentamientos con ellos…


-¿Hay alguna manera de que descubra quien soy en realidad?


-Si, la hay. Si decide investigar tu pasado es posible que descubra el nombre de tu madre y podría atar cabos. Por ahora no creo que sospeche que no eres hija de Antonio. Le daré instrucciones a Álvaro para que se encargue de borrar todo rastro de Alejandra García.


-¿Sería muy grave si supieran que soy tu hija? ¿Dañaría mucho tu imagen?


-Sería un gran escándalo, de eso no hay duda y si, creo que afectaría el nombre de la familia aunque… no sabes lo orgulloso que estaría de que todos supieran que eres mi hija.- Guillermo le tomó la mano.


-¿Lo dices en serio?


-Claro. Como te dije antes, si oculté en primera instancia tu identidad fue por ti. Por proteger tu libertad de vivir la vida de la manera que desees y ahora… Bueno nunca imaginé que Cristina y tú tendrían una relación.


-Entiendo tu punto. Tomaremos precauciones. Nadie dañará a nuestra familia.


-Se que puedo confiar en ti.


 


 


 


Cuando salió de la habitación y llegó a la sala de espera, Cristina platicaba animadamente con Angie y Gerardo, mientras la Condesa hacía una llamada. El novio de su tía se puso de pie para saludarla.


-Hola, Alejandra, ¿Cómo estás?


-Muy bien. ¿y tú?


-Excelente. Vine a recoger a mi bella novia para ir a cenar.


-Ah que bien.- Se sentó junto a Cris quien enseguida recargó la cabeza en su hombro.


-¿Todo bien?- preguntó su chica.


-Si, todo bien. Hablará con tu  madre y tía Angie para explicarles la situación y las medidas que tomará.


-¿Qué situación?- intervino su tía.


-Mejor entren a hablar con mi papá.- sugirió Cristina. Angie se levantó enseguida y se acercó a Sofía quien en ese momento cortaba la llamada. Las mujeres caminaron rumbo a la habitación de Guillermo. Gerardo sacó su celular y parecía entretenido leyendo y escribiendo en él.


-Cristi…


-¿Si?


-Debemos estar unidas para lo que venga.


-Si, lo ´se.- Su novia le sonrió tiernamente, como intentando darle seguridad. Le devolvió la sonrisa y dejó que la pelinegra se acomodara en su pecho mientras ella la abrazaba.


No, Cristina no sabía muchas cosas y si las descubría, sin duda sentiría un gran dolor. Deseaba que su amor fuera lo suficientemente fuerte para soportar la tormenta que se acercaba.

Notas finales:

 

Espero Rw, bitches.  Besos cachondísimos para todas. 

!Travesura realizada!


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