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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Heeeeey bola de sucias, ya no sufran aquí les dejo el cap que tanto esperaban.

Emocionalmente fue muy intenso escribir este cap, me sentía como si espiara a mis niñas y le contara a todo el mundo su primer encuentro sexual. Es neta eh.

Espero que les guste la manera en que quedó y por fa, se que a veces no es posible pero esta vez si déjenme un comentario, ya sea aquí o en fb porque el lemon siempre se me complica y quiero saber si superé la prueba. 

Y ya me callaré.

!Accio cap. sexoso!

-¡Doña Soco!- Exclamó para llamar la atención de la mujer. Había terminado la misa y después de saludar a su tío y a algunos conocidos, la familia se dirigió hacia la tienda frente a la iglesia por unos helados.


-Ale, no grites así.- La reprendió su novia.


-Lo siento.- se disculpó guiñándole un ojo a Cristi, que de inmediato se sonrojó.


-Doña Soco, yo quiero un helado de vainilla con chispas de chocolate.- Pidió Sofi en cuanto vio a la mujer acercándose a la barra.


-Buenos días a todos.- los saludó sonriente.


-Buenos días doña Soco.


-¿Qué les sirvo?-


-¡Un helado de vainilla con chispas de chocolate!- Volvió a decir impaciente su hermanita, parada de puntitas para poder ver a la anciana.


-Enseguida, princesa.


-Ven enana.- Ale cargó a su hermanita para que pudiera ver mejor.


-Yo uno de galleta.- Memo.


-A mi deme uno de limón.-Sofía


-Y yo quiero tres kilos de napolitano.- Pidió feliz ella.


-¿Tanto?


-Si, démelo todo.


-No le haga caso, -intervino Cristi.- a mi deme mis deliciosas fresas con chocolate.


En menos de cinco minutos ya estaban sentados alrededor de una de las mesitas. Los pobladores se acercaban a saludarles o a pedirle ayuda a Sofia. La Condesa escuchaba a todos y se portaba amable con ellos.


Muchos preguntaron por la salud de su papá y se fijó en que las personas de la edad de su papá y los mayores, lo llamaban por su nombre como si fueran buenos amigos. Recordó entonces que Guillermo había pasado muchas horas de su infancia jugando por esas calles. Y también Laura. ¿Su mamá se habría sentado en el lugar donde estaba ella en ese momento?


-¿Estás bien?- Susurró Cris poniendo una mano sobre su pierna.


-Si, ¿por?


-Tienes la mirada perdida desde hace varios minutos.


-Ah… yo… Solo pensaba.


-¿Quieres?- La chica le ofreció una fresa bañada en chocolate.


-Claro.- Deliciosas como siempre.


-Hermana, ¿me invitas?-  La enana se subió a las piernas de Cris, tenía la boca manchada de vainilla.


-Claro pequeña, pero primero te limpiaré esto.- Pasó  suavemente una servilleta por los labios de su hermanita y luego le dio una fresa. Ale sonrió al ver a esas dos chicas juntas, ¡eran tan tiernas! Se levantó de la mesa y caminó hacia la barra donde estaba la anciana.


-Doña Soco, ¿podría ponerme un kilo de helado de pistache para llevar, por favor?


-¡Por supuesto! ¿Se lo llevarás a Guillermo?


-Si. – La mujer se dispuso a sacar el pedido. Un par de minutos después se lo entregó feliz.- ¿Cuánto es?


-Nada. Es un obsequio para tu padre.- dijo la vieja bajando la voz… ¡¿Su qué?!


-¿Mi…? Querrá decir mi tío…


-Bah, - hizo un además como si espantara algo en el aire.- sé bien quien eres. Pero tranquila, que no pienso decírselo a nadie. Sus razones tendrán para ocultar la verdad.- La expresión de doña Soco la tranquilizó.


-Pero, ¿Cómo…?


-Tu sonrisa. Sonríes igual a una chica que conocí hace muchos años.  Siempre le dije que su sonrisa era hermosa. Quise a esa niña como si fuera de mi familia y tu sonrisa… es idéntica a la de Laura. En todo lo demás eres igual a Guillermo, así que no fue difícil atar cabos.


-Creí que sería más complicado descubrir quien soy.- Habló lo más bajo que pudo.


-Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Te diré algo, Alejandra. Si algún día necesitas ayuda, en este pueblo la hija de Laura García siempre tendrá amigos. No lo olvides.


-No lo haré. Gracias.


 


 


 


-¡¿Se puede?!- Gritó a través de la puerta del dormitorio de su papá.


-Pasa.- Entró. Guillermo estaba sentado en la cama, con los pies apoyados en el suelo.


-¿Qué  estás haciendo?- Corrió hacia el hombre y puso una mano en su hombro para evitar que se pusiera de pie.


-Intento levantarme.


-¿Estás loco? Aún no puedes.


-Alejandra, me volveré realmente loco si me quedo un segundo más en esta cama. Ayúdame.- Miró un momento los ojos de Guillermo.


-Bien. Apóyate en mi.- Su papá la rodeó por los hombros y ella pasó la mano por su cintura. Lo levantó con cuidado. Guillermo dio un par de pasos por la habitación.


-Te traje helado de pistache.


-¿En serio? ¿Dónde esta?


-Lo metí a la nevera porque se estaba derritiendo.


-Genial, quiero helado.


-Es un obsequio de doña Soco.


-Siempre ha sido muy linda conmigo.


-Ahm… ella sabe quien soy.- Su papá se detuvo y giró la cara para verla a los ojos.


-¿Le dijiste?


-No. Dice que lo supo porque mi sonrisa es igual a la de mi mamá y que en lo demás soy igual a ti y eso la hizo darse cuenta.


-Vaya, es muy astuta.- Empezaron a moverse de nuevo por el cuarto.


-Me dijo que no me preocupara, que no le contaría a nadie.


-Doña Soco es una mujer prudente, podemos confiar en ella.


-¡Guillermo!- Sofía los veía desde la puerta con el ceño fruncido.- ¿Qué haces caminando?


-Fue idea de él.- dijo rápido señalando a su papá.


-Traidora… Sofia, amor… ¡ya no quiero estar acostado todo el día!


-No se trata de que quieras, debes guardar reposo por una semana más. Después ya podrás caminar un poco y salir al jardín si lo deseas.- La Condesa se acercó y llevó a su papá de vuelta a la cama. ¡Es casado y le pegan!


-Yo tengo que…irme… por allá…- Caminando hacia atrás, aprovechó que Sofía reprendía a su padre para huir de la habitación. Ahora ya sabía de donde Cris sacaba lo mandona. Cris… ¿Dónde estaría?


Entró a su habitación para ponerse ropa más cómoda. No pensaba salir de la casa así que buscó un pantalón viejo y una camiseta roja. Se quitó la ropa que traía sin cerrar la puerta del vestidor…


-¿Intentas tentarme o qué?- Giró bruscamente, asustada al escuchar una voz detrás de ella. Cris la observaba sonriente apoyada en el marco de la puerta, con una sonrisa pícara y las mejillas rojas.


-¡Me espantaste! No te escuché entrar.


-Eso es porque estaba en tu sofá desde antes de que llegaras. ¿Dónde estabas?


-Con mi… tío. Tu papá.- Se colocó la ropa y salió del vestidor atrapando a su novia en un abrazo y tirándola sobre la cama.  Se colocó sobre Cristi, apoyando sus brazos en la cama para no aplastar a la chica. Miró esos ojos grises tan hermosos por varios segundos.- Soy tan feliz contigo, Cristi. Y pensar que me resistía a este amor.- Acarició despacio el rostro de su novia, bajando la mano hasta colocarla en el pecho de Cris, sobre su corazón. Sus latidos eran muy  rápidos.


Cristina la tomó del rostro y la jaló hacia ella, fundiéndose en un beso lento.


El calor que los labios de Cris provocaban en sus propios labios se fue extendiendo por todo su cuerpo. Su mano bajó un poco, apretando delicadamente el seno izquierdo de su novia, que soltó un jadeo al sentir ese contacto. Usó su boca para explorar el cuello de la chica, lo besó, lo mordió. Se embriagó con el aroma que desprendía esa piel. Sintió un cosquilleo en la zona baja de su vientre. Deseaba tanto a Cristi.


Sintió unas manos acariciarle la espalda y tirar de su camiseta para sacársela por la cabeza. Ale se puso de pie viendo con algo de asombro a la pelinegra.


-Espera… ¿estás segura?- Cris también se puso de pie.


-Si. ¿Tu no?


-Pues… si pero… me lo imaginé diferente.- Confesó algo avergonzada.


-¿Cómo?- Su novia le tomó las manos.


-Bueno yo… Creí que sería en un lugar más romántico, ya sabes… con velas o algo así… Quiero que sea algo inolvidable y especial para ti, para las dos.


-Eso sería muy hermoso aunque… para mi cualquier lugar es romántico si tú estás en él. Y  créeme que será algo que nunca olvidaré así lo hagamos en una cama llena de pétalos o en el suelo de una cueva. Yo quiero estar contigo, mi amor. Quiero entregarme a ti.- Cristi unió sus frentes un momento para después darle un pico.


-Bien.- Sonrió.- Espera, no te muevas.


Fue rápido hacia la puerta para asegurarla, no sería bueno que alguien entrara y las encontrara así. Cerró bien las cortinas y puso música suave. Regresó y se paró frente a Cristi. ¿Y ahora qué? Se acercó despacio a su novia y la tomó de la cintura, moviéndose despacio al ritmo de la música. La chica dejó escapar una breve risa, dejado que ella guiara. En un momento de la canción, hizo girar a Cristi, quedando a su espalda y rodeando su cintura  con sus brazos. La chica pegó su cuerpo al suyo, friccionándolo con un movimiento cadencioso. Ale hizo a un lado el cabello de Cristina, hundiendo nuevamente el rostro en el cuello de la pelinegra para besarlo y lamerlo.


-Alejandra…- Cristina suspiró y puso la piel de gallina cuando el cálido aliento de Ale hizo de las suyas por su piel.


Aprovechando que la tenía de espaldas, bajó despacio el cierre del vestido blanco  de Cris, tomándose su tiempo para deslizar los tirantes de sus hombros, mientras repartía besos por ellos. La prenda cayó al suelo, dejando a la pelinegra en ropa interior. La chica giró de nuevo quedando frente a frente. Ale apreció ese conjunto también blanco  cubriendo las zonas más íntimas de su novia. Se veía hermosa, su cuerpo bello y perfecto y esa expresión tierna y a la vez sensual en su rostro… ¡Calor, calor!


Observó a Cristina llevar sus manos hacia el broche trasero de su sujetador. Lo zafó y colocó un brazo sobre sus senos, tapándolos, deteniendo el brasier para que aun no cayera al suelo. Se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja, sonriendo a Ale. Parecía que le costaba un poco desnudarse frente a ella.


 


******** ******** ********


 Y ahí estaba desnudándose para hacer el amor con Alejandra, para entregarse a alguien por primera vez. Era algo que deseaba, que quería, pero sinceramente estaba muy nerviosa. Nunca creyó que se enamoraría de una chica y que su primera experiencia sexual sería con ella. Pero no cambiaría eso por nada del mundo. Amar a Ale era lo mejor que le había pasado en la vida y estaban a punto de expresar ese amor con sus cuerpos… Respiró hondo y dejó caer el brasier al suelo, dejando a la vista sus pechos. Observó como Alejandra rompía el contacto visual para bajar la mirada hacia ese par de bultos. Apreció el sonrojo de la castaña y esa expresión boba que ponía con ella. Sonrió satisfecha por la reacción de su chica.


-Lindas…- Soltó quedamente la castaña, sonriendo.


-Mi turno de ver.- Se acercó, besando a Ale mientras sus manos recorrían su abdomen hasta el botón de su pantalón. Se deshizo de él y bajó el cierre. El sonido de esa cremallera le hizo sentir algo extraño, le erizó la piel, la puso más nerviosa. ¡Vería a Ale desnuda! ¡Harían el amor! Rompió el beso para mirar lo que hacía. Bajó el pantalón de su novia y ¡tadá! Ahora estaban iguales, bueno más o menos. ¿Y ahora?


-¿Me lo quito o me lo quitas?- preguntó juguetona Alejandra.


-Te lo quito.-  Su chica levantó los brazos un poco para que pudiera alcanzar el seguro del sostén.


Ale le dio varios besos en el rostro mientras ella se encargaba de desnudarla. La prenda cayó al suelo. Dio dos pasos hacia atrás y observó. A Ale solo la cubría un bóxer, por lo demás estaba sin nada encima… Un calor aún más intenso se apoderó de ella. Admiraba los senos de Alejandra, que aunque eran pequeños, eran perfectamente armónicos con el resto de su cuerpo. Se deleitó mirando el torso sexy de la castaña, se relamió los labios imaginando lo que se sentiría pasar la lengua por ese abdomen.


-Y ahora la que sonríe como boba eres tú.


 


******** ******** ********


 


Le encantaba la expresión en el rostro de Cristi. Si creyó que ya la había visto roja antes, eso no era nada comparado al nivel de sonrojamiento que tenía ahora.


Se acercó y colocó sus manos en la cintura de su chica, recorriendo suave el borde de su pantaleta. Metió los dedos por debajo de la tela, tan solo un par de centímetros. Nunca había tocado esa parte de la piel de Cristi. Su chica suspiró mientras se aferraba a ella. Sus cuerpos chocaron. Por primera vez sintieron desnuda a la otra. Aun no se tocaban del todo y Ale sentía su respiración agitada, sus sentidos alborotados, su corazón a punto de estallar.


Cristina besó su cuello muy despacio, rosaba los labios a su cuerpo mientras ella seguía con los dedos bajo la pantaleta de su novia.


-Te deseo, Ale…- susurró ronca la chica.


-También te deseo, Cristi.- Bajó la última prenda de la pelinegra, dejándola totalmente desnuda y expuesta ante ella. ¡¿Eso era en serio?! Veía a Cris sin nada de ropa y era… era…- Perfecta.- susurró casi sin aliento.


-Tonta.


Su chica la abrazó del cuello. Se vieron a los ojos un momento, dedicándose sonrisas traviesas. Cristi le dio varios besos en la nariz y luego bajó a sus labios. El calor se hizo aún mas presente cuando la intensidad del beso aumentó. Se movió para llevar a Cristina hasta la cama, la chica caminó de espaldas hasta chocar con el colchón y se subió a él sin romper el beso. Gateó sobre la cama tratando de no lastimar a su novia, debajo de ella.


La pelinegra se acomodó sobre las almohadas y la abrazó fuerte cuando Ale se recostó sobre ella. La música al fondo se mezclaba con el sonido de sus besos. Jamás había sentido tanto calor en su pecho, jamás se había sentido tan feliz de estar con alguien, no era algo físico, más bien su alma estaba siendo alimentada en ese momento. Tenía ganas de gritar de felicidad, pero prefería seguir degustando esos labios rosas y dulces… esos labios sabor a fresa y chocolate. Amor, era lo único presente en esa habitación.


 


Los dedos de Cristi acariciaban su espalda, mientras ella intentaba contener los escalofríos. Besó la barbilla de su novia y sintió las piernas de su chica enredarse en su cintura y sus pies intentando bajarle el bóxer. Rio un poco y ayudó a su novia a desnudarla.


 


******** ******** ********


Nunca había sentido eso. Estaba completamente excitada. Sentir a Alejandra totalmente desnuda sobre ella la estaba derritiendo de ganas.  El calor de su cuerpo la hacía moverse y actuar de una forma que nunca hubiera imaginado. Ya no tenía vergüenza, ahora solo tenía deseo de seguir amando a Ale de la forma en que lo estaba haciendo. Suspiró cuando su chica repartió besos húmedos por su cuello y su clavícula… Movió sus caderas con un ritmo suave mientras sentía a Ale en medio de sus piernas, rosando su cuerpo con el suyo. Se volvería loca y no quería oponer la más mínima resistencia.  ¡Quería que Ale la volviera loca! Quería ser amada de esa forma todos los días.


Se estremeció cuando los labios de la castaña alcanzaron sus pechos. Jadeó sin poder reprimirse al sentir sus pezones contra la lengua de su chica.  Su respiración estaba descontrolada y ella solo podía aferrarse al cabello de Ale y tironear de él  mientras la castaña  seguía con su labor de lamerle los senos. ¿Qué se sentiría hacerle eso mismo a Alejandra?


Tomando la iniciativa hizo girar su cuerpo, quedando montada sobre  su novia.


-Cristi, ¿Qué haces?- La voz cargada de deseo de Ale la excitó aún más. Se irguió sobre Alejandra y se movió suave sobre la pelvis de la chica que jadeó al instante.


-Quiero probar tu cuerpo.- No sabía de donde salía esa actitud en ella, solo sabía que tener a Ale desnuda y excitada le encendía la piel. Acomodó su cabello a un costado y se inclinó sobre la castaña. Primero la besó en la boca mientras Ale le acariciaba las piernas. Jugueteó un rato con la lengua de su novia hasta que decidió que quería probar zonas que nunca había probado. Bajó por el cuello, dejando un rastro de saliva y mordidas. Se desplazó sobre Ale para acomodarse a la altura de sus senos. Los miró por un momento mientras delineaba la aureola con la yema de sus dedos. La castaña suspiró cuando al fin Cristi atrapó el pezón derecho con su boca. Se deleitó sintiendo ese pedazo de carne que se endurecía más conforme lo estimulaba. Nunca había sentido algo así y en ese momento quería aprenderse de memoria el cuerpo de Alejandra. Acarició con deleite el abdomen de la castaña, ¡era tan sexy! Su parte favorita de ese cuerpo hermoso.  Sin aguantar más bajó los labios hasta esa zona y la besó y lamió a su antojo. Estaba duro y marcado, sin llegar a lo grotesco. Estaba en el punto exacto en cuanto a sensualidad. 


 


******** ******** ********


 


El aliento cálido de Cristi sobre su abdomen la enloquecía. Su excitación no podía ser mayor, ¡todo se le derretía!  Sintió a la chica descansar un momento la cabeza sobre su abdomen.


-¿Todo bien?- le preguntó a su novia.


-Si, solo que me gusta mucho estar aquí.- Respondió la pelinegra mientras hacia círculos sobre su piel. Ale suspiró.


-Suficiente descanso, señorita.


Jaló a Cris y ahora era su turno de estar arriba. La chica rio cuando Ale le tomó las manos y las colocó sobre su cabeza.


-¿Piensas abusar de mi?- le preguntó Cristi con una sonrisa.


-Sin parar.- Sujetó firme ambas manos de la pelinegra con una sola mano y bajó la otra hasta las piernas de su chica, haciendo un espacio para colocarse en medio. Se acomodó para no aplastarla mientras acariciaba la zona interna de sus muslos.


Su novia jadeó cuando la caricia fue más allá y tocó su zona más íntima. Miró esos ojos grises mientras sus dedos continuaban explorando esa zona virgen. Cristina estaba sonrojada pero le devolvía la mirada con decisión.


Ale sintió la humedad de su chica, que era demasiada, comprobando así lo excitada que se encontraba Cris. Frotó sus dedos contra el clítoris de la pelinegra que soltó sus manos del agarre, jadeando más fuerte que antes. Acomodó mejor su cuerpo sobre el de Cristi y volvió al contacto visual.


Sus dedos dejaron de estimularle el clítoris y bajaron despacio buscando la entrada de la pelinegra, que respiraba hondo y se mordía los labios.


-Despacio…- Le pidió algo nerviosa. Ale asintió y le dio un beso para tranquilizarla.  Jugó un momento con los fluidos de su novia, tratando de lubricarla lo más posible. Metió el dedo medio lo más lento que pudo. Sentía como se abría paso dentro del cuerpo estrecho de Cristina.


-¿Estás bien?- preguntó cuando estuvo todo adentro y ya se había roto algo dentro de la chica. Cristina asintió pero una lágrima brotó de ella.- ¿Te lastimé?- Estaba alarmada. Quiso retirar el dedo del interior de su novia pero ella la detuvo sujetándola de la mano.


-No. Es solo que… Te amo.- dijo sonriéndole. Alejandra también le sonrió.


-Te amo.- se inclinó para besarla. Los besos continuaron mientras metía otro dedo dentro de Cris y los movía.


Los gemidos de su novia no se hicieron esperar y esos sonidos excitaban más a Ale. La respiración agitada de Cris golpeaba sus oídos y la alentaba a moverse con más ritmo y sin descanso. Su novia se aferró a su espalda, rasguñándole la piel a momentos. Parecía que la incomodidad de Cristi se había ido pues movía sus caderas marcando ella misma la velocidad de las penetraciones.


Movía sus dedos en círculos y después flexionándolos, masajeando la vagina de su novia que empezó a devorarle la boca en un beso apasionado. Sentía que su propio cuerpo desprendía una llamarada de calor, su entrepierna le ardía, así que cambió su posición y en lugar de quedarse totalmente entre las piernas de Cristina, pasó una de sus piernas sobre un muslo de Cris, para rosarse contra ella.


La pelinegra levantó un poco esa pierna haciéndola frotar contra Ale. Los movimientos se intensificaron, pues ahora las dos sentían y se daban placer. Sudaba cada vez más pero lejos de sentirse cansada seguía moviéndose y penetrando a Cristina.


Los jadeos y gemidos de ambas se mezclaban. Había olvidado donde se encontraba, el mundo había perdido relevancia, solo se concentraba en lo que hacía con Cristi. En esos movimientos lujuriosos, en esos sonidos viscosos, en la calidez de la piel de su novia.


-Ale… Ale… Ah…- Sintió unas uñas enterrándose en su espalda sin piedad y como los fluidos de la chica bañaban su mano apresada entre sus piernas. Se movió con más fuerza, presionando su clítoris contra el muslo de Cristi. Sentía que su orgasmo no tardaría en llegar, a pesar de sus esfuerzos por contenerse, simplemente no podía bajar la intensidad de lo que hacían. Para que su novia sintiera aún más placer utilizo su pulgar para estimular el botón de Cris, sincronizando ese movimiento con el que hacían sus dedos dentro de la vagina de la chica.- Alejandra... ah… mi amor… ah…


-Cristi, te amo…


El interior de Cristina empezó a palpitar y aprisionó sus dedos haciendo que la pelinegra gimiera con más fuerza… esa fue la señal que necesitaba Ale para frotarse con mayor desespero contra la chica y alcanzar el orgasmo casi al mismo tiempo que su novia.


El pecho de ambas subía y bajaba rápidamente. Trató de controlar su respiración y observó a la chica debajo de ella. Tenía el cabello revuelto, las mejillas rojas, la cara con rastros de sudor… pero sonreía y la miraba con amor. Ale también sonrió.


Cuando las palpitaciones dentro de Cris se detuvieron, retiró despacio los dedos de la vagina de su novia y observó toda esa viscosidad que salía de ella. Cristina también observó su mano, parecía algo apenada.


-Yo…- Ale empezó a reír.- ¿De que te ríes?- Le dio un golpe suave en el antebrazo.


-De tu cara de vergüenza.- Cris enrojeció más.


-Es que…-  Desvió la mirada.


-Hey, esta bien.- Se acercó a los labios de Cristi para besarlos.- Yo también te llené la pierna, ¿ves?- La chica se miró el muslo donde efectivamente había bastante flujo de Ale. Lo tocó y examinó sus dedos un momento. La jaló para que se colocara de nuevo sobre ella. Se besaron lentamente. Por fin sus cuerpos estaban  relajados.


 


-Te amo Alejandra. Fue muy lindo.- Beso.


-También te amo Cristi. Y quiero hacer el amor contigo el resto de mi vida.

Notas finales:

 

Ya ni les diré que día actualizo porque si las dejo mal luego luego me quieren linchar. 

Besoooos cachondos. 

!Travesura realizada!


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