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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

Hola humanas bellas.

Les dejo este cap  que me gustó mucho escribir, sobre todo la escena final :P Este fic se narra mayormente desde la perspectiva de Ale pero siendo sincera la que ha  evolucionado más a lo largo de la historia es Cristina, tan bella mi azabache. 

Bueno ya, a leer-

!Accio cap 25!

 


-Ya está todo listo para nuestro viaje el viernes. Álvaro también vendrá.- Le comunicó Cristina. Estaban por llegar a la universidad.


-Espera, si Álvaro vendrá, ¿Quién se quedará a cargo de la empresa esos días?


-Mi mamá y tía Angie.


-¡¿Tía Angie?! ¡Decorará de rosa todas las oficinas!


-No exageres… -la chica pensó un poco.- le diré a mi mamá que la vigile bien.


-Deberíamos llevar a tía Angie, imagina que cupido por fin logre hacer que Álvaro y ella…- La azabache rio.


-¡Pero tía tiene novio!


-Lo sé, pero prefiero a Álvaro de tío.- Buscó un lugar y se estacionó.  Ale descansó la frente sobre el volante.- ¡No quiero ir a clases!


-¡Alejandra! ¡Deja de hacer berrinche! Vamos.- Cris abrió la puerta y salió del auto. Ale no tuvo más remedio que seguirla.


Atravesaron el pasillo que conectaba el estacionamiento con la universidad. Ale pensaba en que sería un día largo. Tenía puras clases prácticas ese día y seguramente terminaría con los nervios de punta. ¡¿A quién se le ocurre poner clases prácticas para todo un día?!


Mientras caminaban las personas se apartaban de su camino, mirándolas y murmurando. Cristi bufó visiblemente fastidiada con esa actitud de sus compañeros.


-¡Cristina!- Tres amigas de su novia se acercaban a ellas.- ¿Terminaste el proyecto del profe Carmona?


-Si.- La chica se detuvo para hablar con sus amigas.


-¿Todo?


-Si, todo. Teníamos que entregar todo hoy, ¿no?


-Si, pero hemos estado preguntando y casi nadie logró terminarlo, ¡era demasiado!


-Si era mucho, pero no imposible.- ¡Esa era su novia! Escuchaba la conversación, parada a un lado de Cristi. Miraba por todas partes intentando distraerse, no era fanática de las pláticas aburridas de Comercio Internacional.


-Ahora Carmona nos reprenderá a todos por no terminar el proyecto.- Se quejó una de las chicas.


-¿Vamos al salón?- propuso una mirando su reloj.


-Si.- Cristi volteó buscándola.- Ale, vamos.


Pero las compañeras de Cris no se movieron de su lugar. La observaban con reproche, como diciéndole “te dijimos a ti, no a ella”. También veían a Ale con algo de repugnancia ¡Ahora resultaba que hasta esas niñas bobas pondrían cara de mierda frente a ella! Su novia se dio cuenta y frunció el ceño. Estiró la mano buscando la suya. La sujetó firme entrelazando sus dedos y la jaló para caminar hacia su salón. Las amigas de Cris se quedaron paradas mirándolas con la boca abierta. ¡Tomen eso, perras!


-¿Qué haces, amor?- Susurró a su chica.


-Nadie hará menos a mi novia.- Los alumnos y profesores que estaban por ese pasillo no les quitaban los ojos de encima.  Seguramente comentaban el rumor y se asombraban de ver a la fría Cristina San Román de la mano de una chica que se decía era una bastarda.


-Me encanta cuando te enojas con todos menos conmigo.- Caminaba feliz de la vida con la mano de Cris entre la suya. Nunca había caminado por la universidad así y debía admitir que se sentía genial.


Cuando llegaron al pasillo donde su novia debía retirarse hasta su salón, se quedaron paradas un momento.


-Te veo en unas horas.- Le dijo la chica sonriendo.


-Sipi, hoy tú pagas el desayuno.


-Creí que lo habías olvidado y me salvaría.- Bromeó su novia.


-Nunca olvido algo relacionado con la comida.


-Tonta.- Cris se le echó al cuello.


-¿Qué haces?- Dijo al oído de la chica mientras la rodeaba de la cintura.


-Tengo ganas de besarte.- Suspiró cuando sintió el aliento cálido de Cris golpeando su piel.


-Aquí no podemos.- ¡La vida es cruel!


-Lo sé. Ten una excelente mañana, mi amor.- Le dio un besito en la mejilla y se apartó de ella.


-Tu también, Cristi.- Le guiñó el ojo y dio la vuelta para ir a su salón.


Durante el trayecto ignoró los murmullos, aún tenía la sonrisa boba que le dejaba Cristina cada vez que se despedía de ella. Las siguientes dos horas fueron agotadoras. Todos en su salón estaban totalmente concentrados en sus clases. 


Sentía que su cabeza estaba del tamaño de una sandía pues su profesor le había dado unas partituras con unas piezas muy complicadas y el ejercicio consistía en tocarlas a primera vista. Así que estuvo al piano ejecutando lo que su profe le había pedido. Uno a uno iba utilizando los 7 pianos que tenían en la sala de ensayos mientras su maestro caminaba por el salón escuchando a sus alumnos.


Ella había compartido piano con Nico y Lilia, una de sus compañeras. Su amigo estaba rojo por tanta concentración y parecía que había desarrollado un tic en el ojo izquierdo.


Cuando la campana anunció que ya era hora del descanso, todos salieron huyendo. Sus amigos y ella se apresuraron a ir a su salón a dejar sus cosas para poder ir a la cafetería.


-Odio al profe Pancho, ¡le encanta torturarnos!- Se quejó Nico.


-Es muy estricto pero fue emocionante.- Miraba para todos lados buscando a Cristina.


-Lo dices porque eres la mejor leyendo a primera vista.


-Años de estudio y práctica.- comentó sonriendo por haber encontrado a su novia. La chica estaba en la fila del final esperando su turno para comprar.


-Nico, necesitas una novia que te quite la amargura.- dijo cruel Natalia, presumiendo a la chica rubia a su lado.


-Engreída.-- Mientras sus amigos peleaban, ella se dirigió hasta Cris.


-Hola.- Saludó a su chica, colocando una mano en su cintura estrecha.


-Hola, ¿Dónde estabas?


-En el salón de ensayos, nos torturaron bien y bonito.


-Auch… bueno te recompensaré bien.- Ale sonrió lascivamente ante ese comentario.- ¡No con eso!


-Ah, ya me había emocionado.-   L


Cuando llegó su turno pidieron mucha comida pues Nico, Natalia y Lisa no se habían puesto en la fila para comprar.  Cargaron todo y se sentaron en la mesa donde los tres chicos seguían discutiendo.


-Yo podría ayudarte.- Le comentó Cris al chico.- Conozco a muchas chicas lindas, podría presentarte a alguna. ¿Cómo te gustan?


-Con que sea humana, ya es ganancia.-


-¡Cállate Natalia!- Nico le tiró un pedazo de jitomate a la chica.


Ale comía a gusto escuchando la discusión tonta de sus amigos. Cris también se divertía buscando a la chica ideal para Nico. Lisa hacía figuras en su plato utilizando la lechuga y la cebolla.


Estaba por darle otra mordida a su hamburguesa cuando algo golpeó su cabeza. Giró y encontró un papel hecho bolita en el suelo. Lo abrió y leyó: “Bastarda”. Parpadeó varias veces mirando la hoja arrugada. Negó con la cabeza tirando el papel de nuevo al piso y siguiendo con su comida. Pero Cris se inclinó y recogió la nota. Arrugó la cara en un gesto de molestia total cuando leyó lo que decía. Giró el cuerpo, sin duda buscando a la persona que había hecho eso.


-Cristi… calma.- Su novia bufó súper encabronada pero volvió la vista a su plato de comida.


-Ignóralos.- Le dijo Lisa a la azabache.- Las personas siempre te dirán lo que saben que te lastima, así que solo ignóralos.


-¿Ves, amor? Lisa es sabia.-


-Lo intentaré.- Cris tiró el papel y siguió con su búsqueda de amor para Nico.


 


El siguiente par de días fue más o menos igual. Ayudar a Cris con la empresa y no descuidar la universidad. Estaba orgullosa de la compostura que había tenido Cris ante los ataques que recibía. Cada que iban a la cafetería le tiraban algún papel insultándola. Era obvio que Alberto y sus secuaces estaban detrás de eso. Ya lo había pillado sonriendo como estúpido por arrojar un papel… Wow, hazaña mundial escribir una tontería y tirarla.


Podía notar a Cris morderse la lengua para no ponerse a gritar. Sabía que para su novia, que estaba acostumbrada a que todos la respetaran e inclinaran la cabeza, esa situación era difícil. Sabía que si por la azabache fuera mandaría azotar a todos los que la miraban feo o la agredían con esas notas infantiles. Pero Cristina se había mantenido firme aunque ahora la tomaba de la mano en donde sea que estuvieran, como si la protegiera del mundo con solo tener sus manos unidas. Para Ale eso era magnífico, al menos con todo eso ella ganaba poder ir de la mano por ahí con su novia. Pero haciendo a un lado eso, seguían manteniendo la promesa que hicieron a su papá. Ser discretas.


Lo que en realidad quería Ale era que llegara el viernes para irse a Nueva York con Cristi. Era el primer viaje que harían como pareja y estaba muy emocionada. Se había pasado horas en internet buscando lugares románticos o divertidos para llevar a su chica.


El jueves logró convencer a Cris de que dejara la oficina y se relajara antes del viaje, así que regresaron a la mansión.


-Estoy muerta.- Cristi bostezaba.


-¿Por qué no te das un baño y duermes un poco mientras sirven la cena?


-Si me duermo dudo poder despertar para la cena.- Cris prácticamente se arrastraba hasta su habitación.- Creo que me bañaré e iré a visitar a mi papá para poder aguantar despierta.


-Buenas tardes.- Las saludó Bernardo.- Señorita Alejandra, su tío quiere hablar con usted.


-¿Ahora?- ¡Ella quería retozar un rato en la cama de Cristi!


-Es lo que pidió el Conde.- Respondió el mayordomo.


-Pues al Conde no hay que darle siempre lo que pide…. –murmuró. Su novia le dio un zape.- Dígale que ya voy.- Se sobó la nuca. Cris abrió la puerta de su cuarto y entraron juntas.


-Mi papá te llama, ve.


-Quiero quedarme un ratito contigo.- Poniendo cara de perro apaleado abrazó a su novia, hundiendo su cara en el cuello de la chica.


-¡Amor! ¡Quieta!- Cris intentaba soltarse de su abrazo aunque no se empeñaba mucho.


-Solo unos besitos, ¿si?


-Mi papá te espera.


-Que espere un poco. Le diré que fui al baño. Ándale, solo unos besos.


-Tres besos y ya.- Cris la amenazó con los ojos y se acercó a su boca. Le dio tres picos y se alejó.- Listo, vete.


-¡No puedes llamarle beso a eso!


-¡Ya!- Cris la tomó de los hombros y la hizo girar, empujándola para que saliera de su cuarto. La azabache reía mientras Ale ponía resistencia.


-¡Esto es violencia en el noviazgo! ¡Ay, ay, ay, Cristi me pega!- La chica le apretó las nalgas y la llevó hasta la puerta.- Si haces eso de nuevo abusaré de ti.


-Nada de abusar de nadie, ahora tienes algo que hacer.- Con un último empujón, su novia la sacó de su habitación y azotó la puerta en sus narices.


-¡Al cabo que ni quería!


-¡Claro que querías!- ¡Siii! Con cara de urgida sexual fue hasta la recámara de su papá.


 


Toc toc.


 


-¡Adelante!- Asomó la cabeza por la puerta.


-¿Me llamaste?


-Sí, pasa.- Guillermo se paró despacio de su cama y caminó hasta el sillón. Ale se sentó en una silla frente a él.- ¿Qué tal la escuela?-¡¿Para eso la llamó?! ¡Ella quería hacer cochinadas con Cristi!


-Ahm bien, como siempre.


-He visto tu historial académico, siempre has tenido buenas notas.


-Claro, soy genial. ¿Necesitas algo?


-No precisamente pero hace varios días que no platicamos.- Su papá le sonrió. Tenía razón, habían quedado en conocerse más y no habían tenido tiempo padre-hija.


-Pues hoy tuve puras clases prácticas y aunque intelectualmente fueron agotadoras, me fue muy bien.


-Excelente. Le pedí a Álvaro que revisara algunas cosas para ti. Sé que el próximo año la universidad te da a escoger un proyecto en el que puedas hacer tus prácticas profesionales. En el cajón de ahí.- Señaló uno de los muebles de su cuarto.- Hay una carpeta con tu nombre. Tráela por favor.- Fue hasta donde le dijo Guillermo y si, ahí estaba.


-Ten.-


-Ábrela tú.-  Volvió a sentarse donde estaba y abrió la carpeta. Había varios folletos y hojas con información.


-Es la información de los lugares donde podrías hacer tus prácticas.


-Pero esto es en el extranjero…-


-Si así es. Las mejores escuelas de música del mundo. Estoy seguro que aprovecharías al máximo tu potencial y sería lo mejor para ti.


-¿Quieres que me vaya?


-No. Quiero que mi hija tenga todas las opciones profesionales a la mano para que pueda elegir lo que mejor le convenga. Tienes mucho talento, estoy seguro que bajo la mentoría de esos grandes de la música serás la mejor en lo que hagas.  Solo revisa eso, lo que decidas estará bien.


-Pero si me voy sería estar lejos seis meses.


-Que seguramente pasarán volando. Además, puedes ir y venir las veces que quieras. Piénsalo. Aún falta para que las prácticas empiecen.- Echó un vistazo a las hojas en sus manos. Boston, Londres, París, Philadelphia, Nueva York, Edimburgo. No había pensado en lo de sus prácticas seriamente pero ir a cualquiera de esas escuelas era una oportunidad impresionante. Pero, ¿y Cristina? ¿Qué haría ella para sus prácticas?- Sé lo que estás pensando. Discútelo con ella. No hay prisa.


-De acuerdo. Gracias. ¿Tu como estás?


-Mejor. Ya en un par de semanas podré regresar a trabajar. ¿Cómo va la empresa?


-Excelente, Álvaro y Cristina saben muy bien como manejarla.


-Si así es. Álvaro siempre fue muy inteligente. Ha trabajado conmigo desde hace 20 años. Y Cristina… creo que ya está lista.


-¿Lista para qué?


-Para asumir el control total de todo.


-¡Pero si apenas tiene 18!


-Lo sé. Cuando se gradúe pienso cederle la presidencia. Así puedo por fin tomarme un descanso y solo dedicarme a mis obligaciones como Conde. Además, Sofía estaría feliz de poder pasar más tiempo juntos.


-¿Y si Cristina no quiere tomar esa responsabilidad todavía? Cuando se gradúe tendrá 22, ¿Quién quiere ser presidente de una empresa a esa edad? Deberías dejarla respirar un poco.


-Se le ha educado toda la vida para el futuro que le espera. Ella sabe muy bien que cuando llegue el momento debe asumir sus responsabilidades.


-Eres un tirano.


-Eso decía tu madre.


-Pues tenía razón eh.


-Hija, yo confío en Cristina y en ti. Sé que juntas son invencibles, he notado la fortaleza que tienen unidas. Así que no me preocupa el futuro de este condado, sé que lo dejaré en excelentes manos.


-¿Y cuando seas libre que harás?


-Pasar más tiempo con mi familia. Andar en pijama hasta las 11am. Viajar.


-Espantarle los novios a Sofi… para ese entonces ya olerás a suegro.- Se burló de su papá.


-Ni lo menciones.- Guillermo se rascó la cabeza.


-No eres un mal suegro.


-Eso es porque tienes la suerte de también ser mi hija, sino…- Su papá cerró el puño y dio un golpe al aire.- Por cierto, Memo me contó que le has dado lecciones de como conquistar a una chica.


-¡Claro que no!... Bueno, tal vez.


-Lo noto más confiado que antes, más seguro de sí mismo. Gracias por tratarlo mal, por ser brusca con él y jalonearlo por todos lados. Nosotros lo tratábamos con pinzas para no lastimarlo y creo que eso lo volvió inseguro.- Guillermo parecía divertido y relajado.


-Si, bueno. Siempre quise hermanos menores para maltratarlos.- Se encogió de hombros.- ¿Qué te parece un paseo en motocicleta cuando te recuperes?


-Estaría genial. Pero llevaremos a nuestras novias.


 


 


Después de platicar un rato más con su papá, regreso a la habitación de Cristina. La chica estaba profundamente dormida. Había una nota en el buró. Sonrió al leer: “Ni se te ocurra despertarme. Mejor aprovecha para empacar o mañana no tendrás tiempo. Levántame a la hora de la cena. Te amo.” Su novia también era una tirana. La arropó bien y le besó la frente antes de salir  de su habitación.


 


Ahora, ¿Qué ropa llevaría? En Nueva York el clima era frío, más frío que ahí. Se metió a su vestidor buscando las chamarras más gruesas que tenía. Sacó la ropa que Cris la obligó a comprar. Esas le servirían para el trabajo. ¡Ni siquiera sabía que haría ahí!... Aparte de besar y hacerle el amor a Cristi. Porque si algo tenía claro era que disfrutaría al cien por ciento ese viaje con su novia. Dobló todo muy bien y lo acomodó en su maleta. Metió artículos de uso personal y… ya era todo, ¿no? ¡No! Corrió a su escritorio y encendió la lap. Revisó unos datos e hizo algunas llamadas. ¡Listo! 


-Soy genial, soy genial, soy genial…- Canturreaba mientras sacaba ropa para bañarse. Faltaban 20 minutos para que se sirviera la cena. Silbando feliz, se bañó y se alistó para pasar por su novia. Cuando entró al cuarto de Cris, la chica aún dormía. ¡Ya eran las 8! – Pssss Cristi,  amor…- Movió a su chica pero ella ni se inmutaba. ¿Estaría bien despertarla? Se acomodó a su lado y se acercó a su oído.- Cristi, ya es hora de cenar… Cris, bonita. Despierta  mi amor.


-Uhm.- La azabache medio abrió los ojos.- Ale… ven.- Cristi estiró los brazos para que Ale se acurrucara en ellos. Así lo hizo. Se acomodó en el hombro de su chica.


-Mi amor, es hora de cenar, ¿vamos?


-Prefiero dormir. Quédate conmigo.- dijo apenas moviendo los labios.


-Toda la vida.


 


******** ******** ********


Según el reloj sobre su buró eran las 9.50pm. No había bajado a cenar. Es que simplemente el cuerpo le pesaba demasiado y su cama estaba tan cómoda… ¿Dónde estaba Ale? ¿Se la había imaginado? No. Estaba segura que su novia había ido por ella y se había quedado a hacerle compañía. Se sentó en su cama y se estiró. Se sentía como nueva. Dormir siempre le recargaba las pilas. Fue al baño a lavarse la cara y los dientes. En eso estaba cuando escuchó que la puerta de su habitación de abría.


-¿Cristi?- Sonrió al oír la voz de su castaña favorita.


-En el baño.- Se apresuró a salir y vio a su novia de espaldas acomodando algo sobre su mesita de trabajo. La abrazó por atrás y besó muchas veces su espalda.


-Hola bonita. Te traje algo para cenar.


-¿En serio? ¡Wow! Gracias amor.- Le besó los labios como agradecimiento. Ale se sonrojó. Eso era algo que le encantaba de Alejandra, que aún se sonrojaba.- ¿Tu lo preparaste?


-Claro. Comida hecha con amor para mi amor.- Examinó los platos de comida. Eran unas crepas con ese aderezo raro que Ale preparaba pero que sabía delicioso.


-Son demasiadas, amor.


-¿Crees que solo tu comerás o qué?- Ale la miró con reproche.


-¿No cenaste?


-No. Alguien me pidió que me quedara a dormir con ella y yo que siempre caigo en la tentación de abrazarla pues… ¡Tengo hambre!- Sabía que si su novia no comía se ponía de un humor de perros. Así que le hizo unos mimos como disculpa y le pasó un plato lleno con crepas a su castaña.


-Ten amor. Gracias, eres la mejor novia del universo.


-Lo sé. Te sacaste la lotería conmigo.- Ale dio un mordisco de esos enormes que solía darle a la comida.


-Narcisista.- Se sentaron en la cama, una frente a la otra con las piernas cruzadas.- ¿Empacaste?


-Si, pwrw ngscito gue vfeas…


-¡No hables con la boca llena!- Observó a la chica obligarse a tragar.


-¡Ah! Ya. Que necesito que veas si lo que llevo es lo adecuado.


-Eso. Si amor deja que termine de comer.


-Ujum.- Ya tenía la boca llena de nuevo. ¡¿Cómo podía comer tanto?!


 


 


-Esto si… esto también… Amor, ¿para que llevarás tus comics de batman?- Estaba en la habitación de Ale revisando su equipaje.


-Porque sospecho que en el avión se me antojará leerlos.


-¿Cómo puedes sospechar que se te antojará algo?


-Pues así. ¡Deja mis comics ahí!


-Que odiosa te pones con tus cosas frikis.


-Amas que sea friki, no te hagas.- Caminó hasta su novia y la abrazó.


-Lo adoro. ¿Duermo contigo hoy?- Acarició el rostro de Ale que enseguida puso cara de querer hacer cochinadas. Ya estaba aprendiendo a darse cuenta cuando su novia tenía ganas de hacerlo.- Solo dormir.- Le aclaró divertida por la cara de decepción de la castaña.


-¿Solo dormir?


-Si. Tenemos que descansar bien. Nos esperan días largos.- Ale la abrazó y la llevó hasta la cama. Sabía que su chica no se quedaría quieta.  Suspiró cuando Ale la tiró sobre el colchón y se acostó sobre ella. La miró a los ojos advirtiéndole en silencio que no se atreviera pero… Alejandra le levantó la blusa que traía y se refugió en su piel, besándole el vientre. Eso la hizo estremecer. En las ocasiones en que habían hecho el amor, Ale la había vuelto loca. Le encantaba cuando la castaña la tocaba y la besaba. Se sentía tan bien, tan plena. Y esos besos que repartía por su cuerpo en ese momento la harían perder la poca compostura que le quedaba.- Amor, ahora no. Por favor.


-¿Por qué no?- Ale detuvo lo que hacía para mirarla a los ojos.


-Porque quiero que acumules ganas y energía para cuando estemos en Nueva York.- Sintió que la cara le ardía.


-Puedo hacértelo ahora y aun así tener ganas en NY.


-No seas impaciente, Alejandra. Yo también quiero acumular ganas y volverte loca ahí.


-No digas esas cosas con esa voz porque estás haciendo que se me alborote todo.- La castaña  se ocultó en su cuello, besándolo.


-Por favor, solo aguanta un poco más, prometo que te lo compensaré.- Le sonrió a su chica que suspiró resignada.


-Eso espero Cristi porque si no… para la próxima que me digas que sea paciente te arrancaré la ropa sin contemplaciones.- Ale la miró unos segundos seria pero luego soltó una carcajada.


-Uuy que malota.- Abrazó la cadera de Ale con las piernas, apretándola fuerte y riendo junto a la castaña.- Te amo y será genial pasar estos días contigo en NY.


El hecho de que esa noche no tuvieran sexo no quería decir que no pudiera hacerle mimos a su castaña. Se la pasó besándola y haciéndola reír. Eso era lo que le gustaba más, mimar a Alejandra.


 


******** ******** ********


 


-¿Segura que es todo lo que necesitarás?- Cris miraba las dos maletas que dejó junto a las suyas.


-Si, segura.


Ya era la mañana del viernes y antes de ir a la universidad, puso sus maletas en la habitación de Cristi. Ahí Marcos iría por ellas y las subiría a la camioneta que las transportaría, primero hasta la escuela y luego hasta el andén donde su padre tenía su avión privado. Su novia metió unas carpetas y su ipad en uno de sus bolsos de viaje. ¿En serio necesitaba cinco maletas? ¡Solo estarían 48 horas en NY!


Bajaron a desayunar con el resto de su familia. Sofía les dio unas últimas recomendaciones e insistió en que tuvieran mucho cuidado. Guillermo también bajó a desayunar y se la pasó dando instrucciones a Cris sobre los puntos en que debía ser específica y firme. La azabache asintió a todo lo que le dijo su padre. Angie le encargó unos perfumes a Cristina, mientras Memo le pidió que le comprara unos videojuegos que solo podían conseguirse en EE.UU. Sofi lloró porque no podía ir con ellas pero Cris le prometió que le traería muchos vestidos para sus muñecas.


Cuando salieron de la mansión Marcos estaba subiendo las maletas a la camioneta.


-Mucho cuidado.- La Condesa abrazó a su hija y luego a ella.- Cuida mucho a Cristina.


-Con mi vida.


-Pórtense bien.- Guillermo había ido hasta ahí ayudándose con un bastón. Abrazó a Ale.


-Tranquilo, siempre me porto bien.


-Eso mismo le decía a tu tío Sebastián y naciste tú.- susurró su papá a su oído.


-Argh, esa información no era necesaria.- Se apartó de su papa con cara de estar muriendo de algo. Guillermo le revolvió el cabello.


-¿Qué te dijo mi papá?- Preguntó Cristina cuando subieron a la camioneta.


-Que tengamos cuidado.


-¿Y por eso te sonrojaste?


-Uhm…Que nos portáramos bien.- Confesó levantando una ceja dando a entender lo que su padre le insinuó.  Pudo ver como Cristi también se sonrojaba.


-Que pena.- Empezó a reír.- ¡No te rías, de verdad me da pena!


 


El día iba de lo mejor, sus dos primeras clases fueron divertidas. Nico y su obsesión por buscar novia la hicieron reír mucho. Lisa miraba las fotos de una revista que le enseñaba el chico, al mismo tiempo que le describía como sería la mujer perfecta para él. Natalia tenía los pies sobre su pupitre y los brazos cruzados detrás de la cabeza, mirando aburrida el techo e ignorando a Nico y su monólogo.  De verdad que sus amigos eran raros pero la hacían muy feliz con sus actitudes tan extrañas. Como terminaron sus ejercicios pronto, el profe les permitió salir al descanso antes de que sonara la campaña. Ale y sus amigos aprovecharon para ir a la cafetería. Compro comida y dos cafés, unos para ella y uno para Cristi que no tardaría en llegar.  Se acomodaron en una mesa no muy lejos de la barra de comida.


-¿Qué opinas, Ale?- Nico le enseñó unas fotos en una revista.


-Muy guapa.


-Estoy seguro de que si a ella le ponemos los labios de Madona, se vería mejor.


-Sin duda… Rayos, olvidé las servilletas. Voy por ellas.- Se levantó y caminó hasta la barra.- Me regala unas servilletas, por favor.- Pidió a una de las mujeres que vendían.


-Ten.


-Gracias.- Giró para volver a su lugar.


-Vaya, vaya… Miren quien anda por aquí.- Alberto estaba a unos metros de ella, rodeado de sus amigos tarados.- La bastarda. Dime, bastarda, ¿Qué se siente estar viviendo una vida que no te corresponde? Escuché por ahí que tu padre nunca quiso reconocerte pero que el Conde se tentó el corazón y te acogió en su familia.- La cafetería no estaba muy llena pero las personas que estaban ahí tenían los ojos en ella y Alberto.


-¿Quién te dijo esa estupidez?- respondió al chico.- ¡Ah, seguro tu madre! ¿Sigue enojada porque te rompí la cara con una pala? ¿O porque te pateé en los huevos?- Los presentes estallaron en risas,


-¡Cállense!


-¡¿Por qué en lugar de decir tonterías no cuentas esa anécdota?! O como tu madre quedó en ridículo frente a la Condesa cuando fue a reclamar…- ¿Por qué la atacaban cuando no había comido?- O como tu padre gritó como niña cuando lo despidieron… Anda, cuenta eso.


-¡Y… Y… ¿Tu porqué no dices que solo eres una recogida?!- Ale empezó a reír.


-No puedo contar algo que no es verdad. Así que te aconsejo algo: Cuando tu familia y tu quieran desprestigiarme, mínimo que no sea con una estupidez como esa. Porque aunque les duela soy una San Román, amada por su padre, cuidada por su familia y mucho más poderosa de lo que tú y tus padres llegarán a ser en su miserable vida.


-¡¿Cómo te atreves?!- Alberto se acercó a ella y la sujetó del cuello de la camisa. Ale ni se inmutó. Algunas personas en la cafetería se pusieron de pie. Sus amigos se acercaron seguramente para ayudarla pero los amigos de Alberto se interpusieron. Natalia dio un codazo a uno de los secuaces de Alberto pero la sujetaron entre dos  para inmovilizarla. Valeria apartó a Jorge y se acercó.


-Alberto, suéltala.- Pidió la pelirroja a su hermanastro pero él la empujó. Jorge agarró a la chica para que no interviniera.


-No te metas, esto es entre ella y yo.


-Ponme una mano encima y te romperé todos los huesos del cuerpo.- Amenazó Ale. ¡Ándale, suelta el primer golpe!


-Desde que llegaste has jodido todos mis planes, no creas que te he perdonado por poner a Cristina en mi contra.


-Yo no puse a nadie en tu contra, eres un imbécil y de eso todos se dan cuenta.- El chico levantó el puño para estrellarlo en la cara de Ale.


-¡ALBERTO!- Ale y Alberto voltearon al escuchar esa voz. Cristina estaba de pie en la puerta de la cafetería. Temblaba de ira y tenía los puños apretados. Se acercó dando pasos lentos pero seguros. Ale nunca había visto a su novia tan furiosa.- Atrévete a golpearla y  te juro… te juro que te mataré. Suéltala, ¡ahora!- Las personas se hacían a un lado dejando el paso libre a Cristi. Ya estaba muy cerca pero Alberto aún tenía a Alejandra del cuello. Parecía que se debatía entre soltarla y correr por su vida o demostrar su hombría frente a todos y terminar en los golpes.


-No entiendo Cristina, ¿Cómo puedes preferirla a ella? Nos conocemos desde niños y –Alberto empezaba con el drama.


-¡QUE LA SUELTES!- Cris empujó a Alberto, quien tropezó pero logró mantener el equilibrio. La azabache se paró entre el chico y ella, protegiéndola con su propio cuerpo. Seguía iracunda.- ¡Lárgate de aquí o no respondo! ¡VETE!


Alberto miró a los presentes. Estaba rojo y con el ceño fruncido. Las personas murmuraban y se reían de él. Otros miraban con miedo a Cristina. Ale estaba alerta por si tenía que intervenir y putearse a Alberto.


-¡No me iré! Aclaremos las cosas de una vez. Tu y yo íbamos a comprometernos, ¿recuerdas? Y de repente esta bastarda llegó y no sé que te habrá dicho de mí pero es mentira.- Alberto se acercó señalando a Ale.


-¡Deja de llamarla bastarda! Y tu y yo nunca tuvimos nada, jamás acepté un compromiso contigo. Y nadie tiene que decirme algo de ti cuando yo misma he sido testigo de lo cínico y sinvergüenza que eres. ¿Ya se te olvidó cuando tu padre y tu fueron a chantajearme al hospital donde mi padre estaba al borde de la muerte? ¿Ya se te olvidó la sonrisa burlona que tenías mientras mi familia lloraba por mi papá?


-Uuuuuuhhhhh.- Los presentes.


-¡Deja de hacerte el mártir porque no te queda, deja de andar contando mentiras sobre Alejandra y sobre mi tío Antonio! ¡Déjanos en paz o en serio Alberto, no me conoces enojada, pero si te atreves a seguir metiéndote con mi familia te juro que me conocerás y te arrepentirás por el resto de tu inútil vida!- Cris estaba fuera de sí.


Alberto la miró a los ojos, furioso. Ale le sonrió burlonamente y eso bastó para que el chico se armara de valor otra vez y diera unos pasos hacia ella.


-¡Lesbiana bastarda!- Ale vio como Alberto daba grandes zancadas hacia ella e intentó jalar a Cris para que el chico no chocara con la azabache,  pero Cristi fue más rápida y le dio un puñetazo en la cara. Alberto cayó al suelo mientras todos quedaban en silencio, estupefactos ante lo que la futura Condesa acababa de hacer.  


- ¡Te dije que no te metieras con ella! -  Bramó Cristina a Alberto antes de girar el cuerpo y quedar frente a Ale.- ¡A la mierda todo!- Su novia se acercó con decisión, la tomó del rostro y le plantó un beso frente a todos. Ella solo la abrazó y le correspondió, sonriendo entre besos y escuchando los vítores y aplausos, como si los presentes quisieran humillar más a Alberto.


-Estás loca.- le dijo a su novia alejándose unos centímetros de sus labios.


-Lo sé y escucha esto…- Cris se apartó un poco de ella pero no rompió del todo el abrazo.- ¡Alejandra no es una bastarda! ¡Ella es mi novia!


Estrechó fuerte a Cristi y la levantó del suelo dándole una vuelta en el aire mientras escuchaba a sus amigos hacer escándalo. 

Notas finales:

¿Que les pareció?

Un beso cachondo con apretón de nalga para todas.

 

!Travesura realizada!


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