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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

 

!Hola sensualísimas lectoras.

Como dice el título... !empieza lo caliente! 

 

 

!Accio cap 5!

-Doña Amelia, ¿está Cristina?- preguntó Ale sin detenerse en la recepción.

-Sí, en su oficina ¿la anuncio?... ¡Señorita Alejandra!- Siendo un poco mal educada, Ale entró a la oficina sin prestarle atención a la mujer. Su hermana estaba al teléfono, tenía una expresión severa.

-He dicho que el proyecto sigue tal y como se planeó. Quiero el centro comunitario listo para la fecha prevista.- Colgó bruscamente golpeando la bocina del teléfono.

-¡Cristi!

-No me llames así.-

-Tenemos que hablar.- La chica la invitó a sentarse frente a ella.

-¿Estás bien? – le preguntó Cristina con cara de preocupación.

-Sí… no. ¿Es verdad que te casarás con Alberto?

-Valeria te contó ¿Verdad?

-Si. ¿Es cierto?

-Es complicado.

-¡Siempre dices eso!

-¿Qué quieres que te diga?

-Todo.

-Apenas te conozco.- Cris sonrió burlonamente.

-¿Qué dices? ¡Pero si soy tu prima favorita!- dijo Ale haciendo un puchero.

-No estoy comprometida con él. Pero estoy consciente que el matrimonio es algo que debo hacer y para marido necesito al mejor candidato.

-¿Y es Alberto?!No bromees!

-¿Tan malo te parece?

-Sé que no te gusta. Creo que el matrimonio no es un deber, es más bien un placer, algo que se hace por amor con la persona que te robe el alma. Así que si te vas a a casar, hazlo, pero con una persona que ames y no con un tipo que se cree el último refresco del desierto.

-¿Tanto te desagrada?- Cris se levantó y caminó hacia la ventana.

-Solo quiero que seas feliz.-Ale la siguió y la abrazó por detrás. Cris recargó su peso en ella.-Sé que todo esto es muy duro, muchas presiones. Entonces, ¿no te gustaría tener a un tipo por el que sientas todo? ¿Qué al llegar a casa, aunque sea por unas horas, puedas olvidarte de todo lo demás si estás entre sus brazos?

-Eso sería fantástico.- dijo Cris con los ojos cerrados y sonriendo como boba.

-Busca eso porque, sinceramente, eres mucha mujer para Alberto.

-Me halagas.

-No te precipites ¿de acuerdo? Y si alguien se mete contigo yo te defenderé.-

-No necesito que me defiendas.-

-Lo sé.- Cristina soltó el abrazo y giró para estar frente a Ale.

-¿Qué tal la comida?

-Eh… rara.

-¿Rara?

-Si, tu sabes que no acostumbro comer esas cosas.- Cris empezó a reir con fuerza. A Ale le encantaba cuando su hermana perdía su pose de aristócrata y se volvía humana.- ¡Tengo una idea!

-¿Cual?

-Vengo por ti a las 8:30 ¿va? Supongo que estarás aquí a esa hora.

-Es lo más probable.

-Bien, entonces iré a casa a mi tonta clase de etiqueta y luego vendré por ti.

-¿Y qué haremos?

-Ya verás.

-Dime de qué se trata…

-No intentes controlar todo, Cristi.

-¡Que no me llames así!

-Te ves encantadora enojada.- Cris la atravesó con los ojos y Ale emprendió la huida.

Salió hacia la recepción del piso 10, se disculpó con doña Amelia por pasar como cohete sin hacerle caso y caminó hacia el elevador, pero…

-Alejandra.- la llamó Álvaro, parado fuera de la que sería su oficina.

-¡Álvaro!- Ale se acercó al hombre.

-Pasa.- le indicó.- Toma asiento.

-¿Cómo estás?

-Bien, la pregunta es, ¿Cómo estás tú?

-Pues, bien.-

-¿Qué tal las cosas con tu padre?- preguntó bajando un poco la voz.

-Uhm, él. Supongo que bien. Me regaló un auto ¿cuenta como buen inicio de nuestra relación?

-Si fueras una chica frívola y materialista te diría que sí. Pero no lo eres.

-No hemos hablado mucho.- reconoció.- Está todo el día trabajando. Con quien hablo más es con Sofi, ah y con  Cris, aunque también trabaja mucho. Mi tía Angie se la pasa en el club o paseándose por ahí, Memo en clases extras o jugando videojuegos  y la Condesa no se dónde anda.

-Muchas veces ella acompaña o representa a tu padre en comidas, cenas o eventos a los que él no puede asistir.

-Ya veo.

-Tu padre te quiere, aunque nunca ha sido muy expresivo y me temo que el trabajo lo absorbe.

-¿Alguna vez pensó en dejar esto?

-Una vez. Cuando tenía tu edad se enamoró de una hermosa bailarina clásica…- contó Álvaro sonriendo.

-Mi madre… ¿Y qué paso?

-Tu abuelo falleció de un infarto y de la noche a la mañana tu papá se volvió Conde.

-¿Por qué no renunció? Si amaba tanto a mi madre ¿Por qué no se casó con ella?

-¿Laura nunca te habló de eso?

-No.

-En ese caso, creo que es mejor que Guillermo hable contigo.

-Él nunca tiene tiempo. Necesito saber.- Álvaro la miró en silencio un momento.

-Bien.- Suspiró.-Tu madre no quería casarse con un Conde ni ser una Condesa. Ella era… un espíritu libre, era una artista. La mejor bailarina que he conocido.

-¿Por qué mi padre no renunció a su título y fue tras ella?

-No es tan fácil.

-¡Claro que si! Solo tenía que decir: renuncio.

-Decirlo es fácil, pero hacerlo… en ese entonces la sucesión era solo por línea masculina. Si Guillermo hubiera renunciado él título hubiera pasado a Antonio y créeme que Tony también iba a rechazarlo. Lo de Antonio era viajar por el mundo, beber, tener novias, etc. Así que lo más seguro era que  el Conde fuera Tomás.

-¿El papá de Alberto?

-Exacto y quiera Dios que ellos nunca accedan al título.

-¿Por qué no?

-Son… no debería decirte esto.

-Dime.

-So unos mezquinos.  Jamás velarían por el bien de este condado. Se dedicarían a ser déspotas, unos tiranos.

-Pro… pero… Alberto, él quiere casarse con Cristina.

-Lo sé. Y es algo que por ningún motivo debe pasar.

-Mi padre puede impedirlo.

-Tu padre, en su afán por mantener a la familia unida, ha dejado que Tomás se involucre más en los asuntos de los San Román y me temo que no se da cuenta de las intenciones con respecto a ese matrimonio.

-¿O sea que mi papá es un pendejo?

-No dije eso.

-En resumen… eso entendí. Pero para que se comprometan, Cristina debe aceptar.

-Así es. Por eso aún estoy tranquilo aunque no bajo la guardia. Pero siendo sinceros, la heredera deberías ser tú.

-A mi no me interesa.-

-Eres igual a tu madre.- le sonrió.

-Gracias.

-Entonces cuida a tu hermana. Cris es buena chica, aunque es más severa que tu padre, hasta con ella misma. Querrán acorralarla para que acepte a Alberto.

-Eso jamás pasará. Cris es fuerte. -¡Fuaaa!

-Lo es. Pero tantos años siendo fuerte la pueden agotar. Tú debes estar ahí para sostenerla cuando flaquee.

-¿Cuándo flaquee?

-Es algo que estoy seguro que pasará. Tomás es astuto. Sabrá aprovecharse de la primera situación de debilidad.

-Dime cómo ayudarla.

-Haciendo dos cosas. La primera y la más importante: apóyala siempre.

-No tienes ni qué pedírmelo, es mi hermana.

-La segunda: hablaré con tu padre para que suspenda tus tontas clases, que estoy seguro no necesitas.

-¿Seguro? ¿Crees que ya no tengo remedio?

-No me refiero a eso, tonta.- Ambos rieron.-

-¿Entonces?

-Ser un San Román es mucho más que saber esgrima o saber con qué tenedor comer la ensalada. Eso lo aprenderás sola. Tú eres más Castilnovo que cualquiera, eres más noble que ninguno, ¿sabes por qué?

-No…

-Porque eres sensible a las necesidades de la gente común. Tu sabes lo que es trabajar y estudiar, sabes lo que es no tener dinero y preocuparse por el día a día. Tú no te deslumbras con el oro pues sabes que lo que en realidad importa está en el interior de las personas. Puedes dirigir este condado mejor que cualquiera porque sabes lo que las personas quieren.

-Yo no tengo la preparación para eso. Cristina si.

- A Cristina le falta un poco de esa sensibilidad. Pero estoy seguro que será una Condesa excelente, con tu ayuda. Le pediré a tu padre que te incorpore a la empresa.

-¿Qué? No, lo mío es la música.

-Y podrás seguir con tu carrera. No olvides lo que hemos hablado, debes ayudar a Cris.

-Pro ¿qué haría aquí?

-Trabajar con ella. Acompañarla.

-Mi padre no lo permitirá.

-De tu padre me encargo yo. Soy su mejor amigo desde los 5 años, sé cómo chantajearlo.- dijo guiñándole un ojo.

 

 

-Llegando a su casa se bañó y se puso algo cómodo para su clase delas 6pm. Hizo rápido sus deberes mientras esperaba a su profesora en el jardín.  Resultó una mujer madura y elegante. Le explicó la jerarquía en la nobleza y la manera de saludar según el rango. Eso le interesó un poco, ya que si acompañaría a Cris debía saber comportarse… ¿No?

A las 7.30 subió a su habitación a cambiarse de ropa. Se puso una chamarra negra de cuero, unos jeans negros y unas botas militares. Se dirigió a la cochera en busca de una moto. Eligió la menos llamativa aunque ese era un tema algo difícil.

Arrancó y aceleró. El viento se impactaba contra ella, se sentía ligera, feliz. Su padre tenía buenos gustos, eso tenía que admitirlo. A las 8.30 en punto tocó la puerta de su hermana.

-Pasa.- Escuchó al otro lado.

-Hola.- saludó acercándose al escritorio.

-Hola, Ale. Llegas temprano.- le dijo mientras firmaba algo.

-¿Temprano? Son las 8.30.

-¿De verdad?- Cris miró su reloj carísimo. ¡¿Para qué lo tenía si no lo usaba?!- Es cierto.

-¿Lista?

-¿Eh?

-¿Lista?

-¿Eh?

-¡Cristi!

-¡No me llames así!

-¿Lista?

-Dame diez minutos.

-Diez y contando…- Ale empezó a mirar el reloj.- ¡Ya!

-Dame cinco más.

-¡Ni madres!

-¡Alejandra!

Haciendo caso omiso se acercó y le quitó los papeles de las manos. Los echó todos a un cajón y jaló a su hermana.

-Vamos.

-¿Que haces?

-Te secuestro.

-Solo necesito unos minutos más.

-Que no. Ya nos vamos.

Para evitar que Cris saliera huyendo, se la echó al hombro.

-¡Bájame!

-Creí que pesabas menos.

-¿Me estás diciendo gorda?

-Eh… no.- abrió la puerta y caminó hasta el elevador.

-Te ordeno que me bajes.

-¿Me ordenas? Sí, claro.

- ¿Qué pasa aquí?

-Álvaro, ¡ayúdame!- suplicó la chica. El hombre empezó a reir y se metió de nuevo a su oficina.- ¡Álvaro!

-Ya, tranquila.- Ya en el elevador, Ale se las ingenió para no perder la espalda debido a los golpes que le daba su hermana. Llegaron a la planta baja.

-Señorita Cristina…- Dos guardias las miraban

-¡Ayúdenme!- Los hombres se vieron entre sí.

-El señor Gastelum nos indicó que las dejáramos pasar.

-¡¿Qué?! ¡Álvaro te mataré!-Bramó Cris mientras Ale salía del edificio, rumbo al estacionamiento. La bajó junto a la moto.- Eres una desgraciada.

-También te quiero.- dijo tranquila.- Ten.- le entregó un casco.

-¿Estás bromeando?

-No. Póntelo o la multa la pagas tú.- Enfadada, su hermana se puso el casco.

-¿A dónde iremos?

-Ya verás. Sujétate bien, princesa.- Ale arrancó el motor y salió disparada del estacionamiento. Sintió a Cris prenderse a ella como piojo, para no caerse. Poco a poco se adentraron a la ciudad rumbo al sur. Ale revisaba su gps, mientras Cris temblaba a su espalda. Unos 20 minutos después de pasar el centro, Ale se detuvo.

-¿Qué hacemos aquí?- Preguntó Cris quitándose el casco.

-Cenar.

-¿Aquí?-

-Ahí.- Ale señaló un puesto ambulante frente a ellas. Era uno de esos con una barra metálica que los clientes usaban de mesa. Cris miró para todas partes antes de sentarse.

 

--¿Qué le servimos güerita?- preguntó un tipo flaco con bigote chistoso.- tenemos tacos de chicharrón prensado, papa, picadillo y chuleta. También hay perros calientes, hamburguesas y nachos.

-A mi ponme 2 tacos de chicharrón, uno de papa y un perro caliente. ¿Qué se te antoja?

-Eh yo… no sé qué comida es esta.- le susurró a Ale.

-¿Te parece si pido por ti?

-Por favor.

-Para ella un taco de cada cosa que tengas.

-¡Saliendo!- El flacucho se puso a preparar lo que pidieron. Ale observaba a Cris, que veía fascinada todo aquello, con expresión de estar muriendo de hambre.- Servidas, señoritas.

-Gracias. Ahora puedes ponerle lo que quieras.- Le explicó Ale con respecto a las salsas frente a ellas.- Esto es jitomate, esta es salsa verde… esto es chile.- le comentó tras probarlas todas.- Y aquí hay limón, cebolla y cilantro.

-¿Tú que le pondrás?

-Todo, menos cebolla.- Con algo de temor, Cris empezó a servirse.- Anda, come.- Ale esperó a que su hermana diera el primer mordisco.

-Uhm, ¡delicioso!

-Sabía que te gustaría.- También Ale empezó a comer.

-¿Cómo encontraste este lugar?- preguntó Cris mientras comía como niño huérfano de áfrica (si algún niño huérfano de áfrica lee esto… sorry).

-Nico me lo recomendó, dice que son los mejores tacos del mundo.

-Oye y … ¿puedo probar de eso?- señaló su perro caliente. Ale le pasó el plato y Cris dio una mordidota.

-¡Está buenísimo! Pide otro para ti.

-¡Ese era mio!

-Era. Pide más.

Después de cenar su hermana se quedó sorprendida al escuchar la cuenta ¡apenas 100 pesos! De nuevo en la moto las chicas dieron un paseo por la ciudad. Cris le indicaba por dónde ir, ya que Ale por momentos se desorientaba.

-¡Alejandra!- Bramó Cris cuando la moto pasó a toda velocidad sobre el puente de salida.

-¡Admite que te fascinó!- gritó para hacerse escuchar por sobre el viento.

-¡Estás loca!... ¡Aceleraaa!-Apenas escuchó eso, aumentó la velocidad, el rugido de la moto rompía la tranquilidad de la noche, en la carretera hacia la mansión. Cris gritaba a todo pulmón feliz de sentir el viento sobre su rostro. Ale hizo sonar el claxon de la moto para llamar la atención de los guardias.

-¡Abrán! ¡Abrán!- La enorme reja empezó a abrirse. Justo cuando hubo espacio suficiente para que la moto cupiera, las chicas entraron a toda velocidad a la propiedad. Se detuvieron justo frente a la cochera.

-Eso estuvo genial.- Cris estaba eufórica y Ale feliz de lograr ese estado de ánimo en ella.

-Estupendo.- Ale metió la moto y los cascos a la cochera mientras su hermana la esperaba fuera.

Entraron con sigilo pues tal vez estarían dormidos todos, ya que era media noche.

-¿Te gustó la salida?

-Claro, fue muy emocionante, como hacer algo prohibido.

-Ahora resulta que eres fanática de lo prohibido.- se burló Ale revolviéndole el cabello. Estaban de pie frente a la habitación de Cris.

-No te rías. Es la primera vez que hago algo así. Y los tacos… ¡Ah tacos! Los amo.

-Iremos cada vez que quieras.

-¿Lo prometes?- Ale asintió sonriendo. - ¡Gracias! Fue la mejor noche de mi vida.

-También yo me divertí, como hace mucho no lo hacía.

-No te creo. Tu puedes hacer lo que quieres. ¿Por qué no te divertías?

-Pues tenía que trabajar y estudiar. No tenía mucho tiempo ni dinero para salir.

-Yo… lo siento. Por un momento olvidé esa parte de tu vida.- Cris se acercó y la abrazó. Ale sintió las manos de la chica en su cabello, apretándola contra sí.- Sé que ya pasaron muchos años, pero siento mucho lo de tu mamá.- le susurró al oído.

-Gracias.- dijo correspondiendo al abrazo. Cris era la primera en esa casa en mencionar a su madre.

-Sé que la extrañas, pero éste también puede ser tu hogar.- siguió Cris mirándola a los ojos. Ale se conmovió mucho.

-Eres muy linda. Te quiero, Cristi.-

-Yo también te quiero, ¡Y no me llames así!

-Ok ok.- Dándole un beso en la mejilla, Ale se dirigió a su cuarto ¡estaba cansada!

 

 

 

Ale flotaba, sentía un coro de ángeles en su pecho ¡por fin tuvo su primera clase de taller de composición! Su maestro parecía muy calificado y competente para dar el taller.

-Tienes cara de boba.- Nico reía.

-¡Amo la composición1 ¡Es el amor de mi vida!- Caminaba junto a sus compañeros hacia la salida de la universidad, otro día escolar había acabado.

-Seguro muchas quisieran que les dijeras que son el amor de tu vida.- comentó Lisa mientras miraba las nubes grises.

-¿Muchas?

-Te van las chicas ¿no? ¡Mira esa tiene forma de elefante!

-Si, Lisa. Me va las chicas ¿les importa eso?

-Claro que no.- dijo Nico dándole una palmada en el hombro.

-Me parece tierno.- contestó Lisa. ¿Tierno? Nunca nadie había calificado su homosexualidad como algo “tierno”. Eso la hizo reir.

-A mi me da igual con quien te acuestes.- dijo la diabólica Natalia.

-Significa que te apoya.- tradujo Nico.

-Gracias, chicos.-

-Creo que alguien te espera.- indicó Lisa. Ale giró y vio a Valeria con la mochila al hombro esperándola a unos 20 metros adelante.

-Si, yo… iré a ver que se le ofrece.- Se despidió de sus amigos y caminó hasta la pelirroja.- Hola.

-Hola. ¿Estás ocupada?

-No, espero a mi prima. Sale en 20 minutos.

-Perfecto, ya sé que haremos los próximos  20 minutos. Sígueme.- Valeria caminó rápido hacia un  pasillo dentro de la universidad. Abrió una puerta jalando a Ale al interior y luego empujándola, haciéndola apoyar su espalda contra la puerta cerrada.

-Valeria.. ¿Qué pa…?- Pero no pudo terminar la frase ya que Valeria apretaba sus labios contra los suyos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Dejen Rw culeras.

 

Besos cachondos.

 

!travesura realizada!


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