Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

[Reviews - 545]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hey. Disculpen la demora. Estuve atendiendo un asunto familiar. Más bien con mi novia :) Pero ya por fin pude terminar este capítulo. Quería hacerlo más cruel pero no me salió tan feo como quería. Sin embargo espero fisurarles el corazón. 

Gracias por su paciencia y por su comprensión.

 

!Accio cap 29!

-Buenas noches.

-Buenas noches, gracias por todo.

La fiesta había terminado, ¡todo estuvo genial! Se la pasó de pelos con sus amigos y su novia. Y lo mejor era que Nico había conseguido cita con cinco chicas y se veía muy emocionado. Sintió a Cris abrazándose a ella mientras miraban a sus amigos salir de los terrenos de la mansión.

-Fue un día largo.- Se fijó que la azabache tiritaba un poco.- Tienes frío, ¿verdad?

-Un poco. Me apetece una ducha caliente y un café.

-Bueno, ¿te parece si mientras te duchas, te preparo el café?- ¡Cristi se veía tan linda! Abrazó a la chica por los hombros y caminaron hasta la casa. Eran las 7.15pm.

-Me parece perfecto.

Se despidieron al pie de las escaleras y mientras su bella novia subía a su habitación, ella fue a la cocina. Rebuscó en la nevera y la alacena y se decidió por preparar unas crepas de nutella (Yomi <3). Se sentía relajada y feliz, ahí con su novia, con su padre, con sus hermanos, sus tíos, ¡hasta su madrastra-suegra le caía genial!

Se le hizo agua la boca cuando el olor de la crepa inundó la cocina. Se apresuró a preparar dos mokas y ¡listo! Subió a la habitación de Cris. Cuando entró su novia se secaba el cabello frente al espejo. Tenía su típica vestimenta para dormir: un short y una blusita.

-Amor, traje comida…- Se paseó frente a Cris con la bandeja, como si modelara. Su novia rio.

-Creí que solo harías café.

-Si pero… el café necesita crepas para saber mejor.

-Tonta. Dame.

-¿Café?- Preguntó pícara. Cristi se sonrojó.

-¡Si, café!- Le pasó el café y una crepa.- Mi amor, esto está delicioso.

-Todo lo que hago es delicioso.- Arrogante te llaman.

-Tía Angie quiere que la acompañe mañana en la tarde a escoger su vestido de novia.

-¿Lo comprará ya? ¡Faltan meses para la boda!

-No lo comprará, lo mandará hacer. Antonio León será quien lo diseñe, pero tía quiere ir a verlo para decirle como lo desea y todo eso.

-Uhm… eso de casarse suena complicado.- Se rascó la nuca pensando.

-¿Y… a ti no te gustaría?

-¿Qué cosa?

-Casarte.- Vio como Cristi se sonrojaba.

-Pues… no sé. Nunca he pensado en eso.- Su chica evitó mirarla a los ojos. Se dio cuenta que Cristi esperaba otra respuesta pero, ¿qué más podía decirle? Era verdad, nunca había pasado por su mente casarse o algo así, ¡era demasiado joven para preocuparse por eso! Observó detenidamente a su azabache y se imaginó una boda… una boda con ella. La idea no parecía tan mala, de hecho sonrió enamorada.- Me casaré solo si es contigo.

-Lo dices solo por compromiso.- Ahora Cristi si la veía a los ojos.

-No es así. Si me pongo a pensar en casarme e imagino esa escena, la única persona que quiero a mi lado, eres tú.- Estaba siendo sincera. Su novia sonrió.- La verdad creo que es algo pronto para eso, creo que nos falta mucho por vivir, crecer como pareja… pero cuando nos sintamos listas, quiero que… bueno, tú sabes.- ¡La cara le ardía!

-¿Nos casemos?- Cris tenía una sonrisa traviesa.

-Ajá.- ¡En serio le ardía! Su chica la abrazó por el cuello y le dio varios besitos en los labios.

-Será hermoso… casarme contigo.

-No más hermoso que tú… con la nariz cubierta de nutella.- Embarró la nariz de Cristi.

-¡Oye!

 

 

¿En serio  todos los lunes tenía que quedarse dormida? ¡Corre carajo, corre! Brincando poniéndose un zapato, salió a prisa de su cuarto. Tenía la correa de la mochila colgada de su cuello medio asfixiándola y el pelo despeinado. Jaloneó su ropa y se acomodó todo lo mejor posible antes de entrar al comedor. No quería que su padre la regañara por traer aspecto de indigente. Toda la familia ya estaba reunida.

-Por fin llegas.- Se quejó su hermanita mirándola con los cachetes inflados.

-Perdón enana, me quedé dormida. Buenos días a todos.- Se sentó en el lugar de siempre.

-¿No te levantaste cuando te desperté verdad?- Le susurró su novia.

-Juro que lo intenté.- Se sirvió jugo de naranja. Cristi había pasado la noche con ella y cuando se levantó para irse a su habitación para bañarse y vestirse, la había despertado para que ella también se alistara para la escuela… pero se volvió a dormir.- Es tan difícil ser yo.- Cris la miró con ironía, con la ceja levantada.- Ok ya me callo.

-Si, mejor.- Su chica esbozó una sonrisa.

-Las veré más tarde en la empresa.- Les dijo Guillermo.

-Papá, es muy pronto. Sería más prudente quedarte en casa.- Opinó Cris.

-Nada de eso. El médico dice que estoy bien. Además si me quedo un día más encerrado me volveré loco. Iré a la empresa, el bastón es de muy buena ayuda para caminar.

-Eres la persona más terca que conozco.- Sofía reprendió a Guillermo.

-Yo conozco a una más terca, mamá.- Sentenció Cristina mirando a Ale.

-¿Yo qué?- Se defendió.

 

 

-Entonces quedé de salir con Priscila el jueves y con Paulina el sábado.- Le contaba Nico sentado frete a ella. Estaban ya en la cafetería.

-¿Y las demás?

-Aún no les llamo, no quiero parecer desesperado.

-Como si no lo estuvieras.- Atacó Nat.

-Calla, ellas no lo saben.

Rio cuando la inminente pelea entre su amiga demente y su amigo urgido empezó. Lisa ignoraba la discusión de los chicos, prefería disfrutar de su malteada de fresa. Sintió que algo vibraba en el bolsillo de su chamarra. Tenía un mensaje de Cristi: “Te ves tan linda cuando sonríes… voltea a la derecha.” Lo hizo. Ahí estaba Cris, apoyada en la puerta del edificio. Su chica caminó hasta ella. Se sentó a su lado y la tomó del rostro para estampar un sonoro beso en sus labios.

-¿Qué pasa?- preguntó algo extrañada por la expresión de la azabache.

-Pasa que te amo. Venía caminando hasta aquí algo estresada por un proyecto que acaba de encargarnos Carmona. Pensaba en como organizarme para terminarlo a tiempo y de repente te vi sentada aquí sonriendo de sabe qué cosa y toda esa preocupación se esfumó. Me quedé parada un momento observándote…- La voz de Cris sonaba algo quebrada.- Por muy complicada que sea mi vida con solo verte feliz sé que todo estará bien.

-Mi amor… todo estará bien siempre.- Abrazó a su novia y besó su sien. Parecía que Cris estaba algo sensible, así que le hizo mimos para hacerla sonreír.

-Son tan lindas juntas.- Habló Lisa. Levantaron la vista hacia sus tres amigos, que las miraban detenidamente.

-¡Quiero una novia a quien mimar!- exclamó de repente el chico, sobresaltando a todos.

-¡Cállate Nico!- Natalia tiró un pedazo de su tarta de frutas a la cara de su amigo.

 

 

Cuando su profesora les dejó salir, faltaban 15 minutos para que el día escolar terminara. Así que corrió hasta la calle buscando… ¡Sí! Ahí estaba. Se apresuró a entrar al local y escoger el ramo de rosas más lindo que encontró. También compro unos chocolates rellenos de vino, pues Cristina era fanática de esos chocolates. Pagó y se encaminó de nuevo a la universidad. Abrió su auto y metió su mochila mientras miraba por todos lados buscando a Cristi. Su novia caminaba hacia ella. La miró mientras la distancia entre ellas se acortaba. La chica de ojos grises era la mujer más hermosa que conocía. Su cabello azabache danzaba a merced de la brisa. Su figura se contoneaba con elegancia, con ese porte que a Ale le parecía tan sexy… Cerró la boca al darse cuenta de que la tenía abierta. Cristina se paró frente a ella, se veía feliz.

-Esto es para ti.- Le entregó con suavidad las flores y la caja con chocolates.

-¡Son hermosas! – Cris aspiró las rosas. Varios alumnos que pasaban por ahí las miraban con curiosidad.- ¿Celebramos algo?

-Solo el hecho de que nos amamos.- Abrió la caja que su novia tenía en la mano y sacó un chocolate. Se lo ofreció a Cris, que aceptó gustosa. Pero la chica mantuvo el dulce atrapado entre sus labios. Entendiendo la invitación, Ale se acercó a la boca de su novia, comiéndose la mitad del chocolate y de paso… besando a Cristina.

-Estos me encantan.-

-¿Mis besos?- Preguntó arrogante.

-Nah, los chocolates.- La azabache soltó una carcajada por tomarle el pelo.

-Claro, solo me usas por las noches y me desechas en las mañanas.-  Hizo drama de señora cincuentona.

-Te encanta que te use.- Cristi se las ingenió para abrazarla por el cuello con todo y los obsequios.

-Me fascina.- Aceptó derrotada.

-Te amo, Alejandra.

-Te amo, Cristi.

Se dieron un beso tierno antes de subir al auto y tomar camino hacia la empresa. Al parecer su novia ya estaba más tranquila.

-Amor, ¿quieres ir ya a la oficina o prefieres que pasemos a comer algo rico por ahí?- preguntó a Cris mientras doblaba por la avenida.

-Vamos a comer. Se me antojan unos rollitos con camarones y queso philadelphia.

-Oh, si…- Se le hizo agua la boca. Tomó la calle para llegar hasta el restaurante que vendía esos rollitos.

En cuanto llegaron se apresuraron a buscar una mesa para sentarse. Pidió todo lo que se le antojó y esperó  impaciente a que les sirvieran. Cristi sonreía y la tomaba de la mano. Sabía que corrían riesgo de ser fotografiadas pero la verdad, eso le importaba poco. Observó a una mujer que estaba sentada detrás de su novia. Tenía un periódico abierto y le pareció leer “San Román” en la página principal. Intentó agudizar la vista para ver bien el encabezado pero el mesero llegó con la comida y se interpuso en su campo de visión.  Cuando intentó volver a mirar el periódico, la mujer ya lo había doblado y dejado sobre la mesa mientras ella también comía. Tal vez vio mal.

Los rollitos estaban muy buenos. Cristina intentaba controlar su risa mientras comía. Amaba verla así, feliz y sin preocuparse por nada. Comieron con calma y después de pedir el postre (¡postre, postre, postre!), pagaron y subieron de nuevo al auto. Ahora si, a la empresa.

 

 

Cuando las puertas del elevador se abrieron…

-Ejem…- Se separó de Cristi para mirar la cara seria de Álvaro. Las había descubierto besándose apasionadamente. Ups.

-Hola.- Saludó su novia al hombre. Álvaro puso una mano en la puerta para evitar que se cerrara y ellas pudieran salir del ascensor.

-Hola. Cristina, había correspondencia tuya en mi escritorio. Ya la dejé en tu oficina. Alejandra, Guillermo quiere hablar contigo. Te espera.

-¿Mi papá vino a trabajar? ¡Es un terco!- Cris estaba entre enojada y preocupada.

-Podrás regañarlo después de que hable con él.- Sería tan gracioso ver  a su novia reprender a su padre.

Cada una tomó su camino.

Toc.toc.

-¡Adelante!

-Hey.- Su papá sonrió torcidamente y la invitó a sentarse.- Entonces cumpliste tu amenaza, viniste.

-Nunca amenazo en vano.

-¿Qué pasa? ¿De que quieres hablar? Te juro que las masetas del jardín las rompió Memo.

-No tenía el dato de las masetas, pero gracias por decirme.- La sonrisa que su papá tenía en el rostro se fue esfumando gradualmente. Suspiró.- Mira esto.

Guillermo le pasó un periódico. ¡Era el mismo que estaba leyendo la tipa del restaurante! Y confirmó lo que le pareció haber visto. Centró su atención en la primera página. En una de las columnas.

¿Una verdadera San Román?

Hace algunos meses a este hermoso condado llegó una nueva vecina. Y no era perteneciente a cualquier familia. No. La nueva era nada más y nada menos que integrante de la familia San Román y sobrina de Don Guillermo San Román, Conde de Castilnovo.

En seguida, esta chica captó la atención de propios y extraños, pues se salía por completo de las estrictas normas y protocolos que la Casa Castilnovo cumple con rigurosidad desde hace siglos.

Su forma de vestir, su comportamiento y sus evidentes preferencias sexuales parecieron no molestarle al Conde ni al resto de la familia. Pero más sorprendente aún fue enterarnos de que Cristina San Román, primogénita de la familia y heredera al título… ¡mantiene una relación sentimental con la recién llegada!

Lejos de interponerse a dicha relación, los Condes la aplaudieron. Y tal vez esta sea su forma de dar la bienvenida al siglo XXI y marcar una nueva tendencia de tolerancia pero el problema aquí es, ¿quién es Alejandra San Román?

A su llegada se le presentó como la hija de Antonio San Román, primo del Conde, quien murió en un accidente de auto hace seis años. Según lo que se dijo, Alejandra era fruto del matrimonio entre Antonio y una mujer desconocida.  Luego surgieron rumores de que en realidad, Alejandra era una bastarda de Antonio y no se sabía como obtuvo el apellido. Algunos opinaron que el Conde se había compadecido de la chica y se lo había otorgado.

Sin embargo, ahora nueva información pone en entredicho todo lo anterior. Una fuente confiable que ha pedido mantener su anonimato, nos aseguró: “Antonio era estéril debido a una lesión que sufrió en la adolescencia, por lo tanto esa chica no puede ser su hija. Me sorprende que Guillermo la haya aceptado en su familia cuando él mismo estaba al tanto de la incapacidad de su primo para procrear.”

Ante esto solo nos queda la misma pregunta, ¿quién es en verdad Alejandra San Román?

 

Ahí acababa la nota.

La leyó una vez más para captar por completo todo lo que se decía. Seria y con el ceño fruncido miró a Guillermo a los ojos.

-¿Pero como…?

-¿Cómo supieron?- Su papá se rascó la barbilla pensando un momento.- Tengo mis sospechas. Hace unos diez años, Dominique Abat le dijo a Antonio que esperaba un hijo suyo y que debían casarse. Como te comenté antes, Dominique era amante de Tony desde mucho tiempo atrás. Mi primo se negó pues él sabía que eso era imposible, él no podía embarazar a nadie. La mujer insistió mostrándole a Tony los resultados de las pruebas de embarazo. Y ahí él supo que efectivamente venía un niño en camino pero que no era de él. Dominique le juró que era suyo y que debían apresurar la boda antes de que se le notara su estado. Fue ahí cuando Antonio explotó y le dijo por qué era imposible que el bebé fuera suyo. Terminó con Dominique y la sacó de su vida por haber intentado engañarlo de esa manera.

-Me dijiste que solo mis abuelos y tu sabían de su esterilidad.

-No vi el caso a preocuparte diciéndote que Dominique también lo sabía.

-¿Crees que fue ella la fuente del periódico?

-No lo dudaría. Tal vez fue su manera de vengarse. Aunque claro, Antonio está muerto y todo cae sobre nosotros.- Su papá mantenía la voz serena aunque notaba su semblante preocupado.

-¿Qué pasó con el bebé de Dominique?

-Lo abortó.

-Pinche vaca fea y vieja.

-Alejandra…- Guillermo la miró con severidad.

-Lo siento. ¿Darás alguna declaración sobre esto?

-Aún no lo decido.

-Debemos contarle la verdad a Cristina. Cuando lea esta noticia empezará a hacer preguntas o a investigar, la conoces tan bien como yo. Debemos ser nosotros los que le digamos todo.

-Podemos decirle que es solo un chisme más.

-¡Estoy harta de mentirle!- Dio un puñetazo al escritorio de Guillermo y se puso de pie.- ¡Ya no quiero ocultarle cosas!  ¡Quiero poder hablarle de mi pasado, de mi mamá! ¡Estar así es como presentarme ante ella con una máscara!- Su papá se sujetó el costado y se incorporó con algo de dificultad.

-Le causaríamos mucho dolor.

-¿Te das cuenta de lo cerca que están nuestros enemigos de la verdad? Solo falta que alguien lance la idea y podrían atar cabos. ¿Qué pasa si lo descubren y le llega la información a Cris? ¿Qué pasa si ella cree lo peor de nosotros?

-Tengo que ponerme de acuerdo con mi esposa para decirle la verdad en el momento oportuno.

-Esa verdad caerá sobre nosotros como una avalancha, papá.

-¿Papa?- Los pelos de su nuca se erizaron. Volteó para ver a Cristina parada en la puerta, con una mano en la perilla. Con la otra sujetaba unos papeles.- ¡¿Papá?!- Su novia dio algunos pasos e ingresó a la oficina.- Entonces, ¿esto es verdad?- Le tiró los documentos a la cara.

Observó las hojas. Era información sobre Laura García. Un par de fotos de ella adolescente… junto a Guillermo. Datos sobre las giras que había realizado y un acta de nacimiento:  el acta de Alejandra García. El renglón de “padre” estaba vacío. Leyó rápidamente una nota:

“Laura García fue novia de su padre aproximadamente  cinco años y por la información que recabé, ella tuvo una hija. Una hija del Conde.  Cabe resaltar que es la misma que vive ahora en la casa de su familia. Por lo tanto, esa chica no es su prima, sino su hermana. Anexo fotos.”

 

Había algunas fotos escolares de ella y al final una donde aparecía de la mano de Cristina.

-Cristi, ¿Qué es esto?- Guillermo le arrebató las hojas para mirarlas él también. Pero Ale solo veía a su novia.

-Esto es lo que un detective privado me envió. ¿Recuerdas cuando nos contaron la historia de Laura? Te dije que quería saber si había tenido hijos. Por eso mandé investigarla… iba a ser una sorpresa para mi papá, pero…- La voz de la chica se quebró.- dime que es mentira…- empezó a llorar.- Dime que no eres su hija… que no eres hija de mi papá… dime que no somos hermanas… ¡Dimelo!

-Amor escucha, las cosas no son como piensas…-

-¡¿No?! ¿Y como son? ¡¿Cómo son?!

-Cristina, calma.- Guillermo trató de intervenir. Estaba pálido y se esforzaba físicamente para caminar sin el bastón y acercarse a Cris. Su novia apartó a su papá para encararla a ella.

-¡Dime la verdad! ¡¿Tu madre es Laura?! ¡¿Eres hija de mi papá?! ¡¿Lo eres?!- Calla…

-Cristi, solo…- Explícale.

-¡Contesta!

-No es tan simple, solo déjame…

-¡¿LO ERES?!- La azabache tenía la cara distorsionada por el llanto y la rabia.

-Amor, siéntate…- Con calma.

-¡¿LO ERES?! ¡¿LO ERES?!- Cris la agarró del cuello de la camisa y la zarandeó.- ¡¿LO ERES?!- Miéntele. “Sé valiente”.  No más mentiras.

-¡SÍ, LO SOY!- Unos eternos segundos de silencio. La cara de Cristi enrojeció y supo lo que venía.

¡Plaf!

Una  sonora y dura bofetada.

-¡¿Cómo pudiste?!- La azabache se le fue encima, dándole puñetazos por todas partes.

-¡Cristi, espera! ¡Déjame explicarte!

-¡Hija, detente!

-¡¿Cómo pudiste?! ¡¿Cómo?!- Los golpes en verdad dolían. Intentó sujetar las muñecas de su novia. Forcejearon.- ¡Te odio! ¡Te odio!- Le escupió la cara.

-¡Amor, permíteme…!

-¡No me llames amor!- Por un momento la ira se apoderó del rostro de Cristina pero luego una expresión de angustia la dominó. Se apartó de ella, dando unos pasos hacia atrás.- Tu… tu y yo… No… ¡No!...- Se cubrió la cara con las manos un momento.  Más llanto. Tenía que explicarle, ¡tenía que hacerlo!- ¡Me tocaste! ¡Me besaste! ¡Fui tuya! ¡Hicimos el amor! ¡Me das asco, Alejandra! ¡Asco!- Su novia estaba fuera de sí.

¡¡Plaf!!

Otra bofetada.

-¡Cristi, espera!- La tomó del brazo pero la chica se arrebató con violencia.

-¡No me toques! ¡No vuelvas a tocarme jamás! ¡No quiero que… tus manos…!- Cristina temblaba.

-¡Cristina, déjanos hablar!- Guillermo dio un par de pasos hacia su hija menor.

-¡No quiero hablar contigo! ¡Son unos enfermos! ¡Los dos! ¡Los odio a ambos!

-¡Cristina!

-¡Amor!

Cris giró para salir corriendo de ahí. Ale y Guillermo intentaron ir tras ella pero el Conde cayó al piso, abrazando su costado y gimiendo de dolor.

-¡Papá!- Ale se arrodilló a su lado.

-¡Ve tras ella!- Pidió el hombre.- ¡Ve! ¡Alcánzala!

Sin perder más tiempo corrió detrás de Cristina. La vio dentro del elevador. Las puertas se cerraron antes de que pudiera entrar. Presionó con desesperación el otro botón. La impaciencia le ganó y corrió hasta las escaleras. Bajó desesperada. Eso estaba mal. ¡Todo estaba mal!

Cuando llegó a la plata baja miró para todos lados. Cristina no estaba. Salió a la calle y la vio a unos 20 metros subiéndose a un taxi.

-¡Cristina!- Corrió pero el vehículo aceleró.- ¡Cristina, espera! ¡No eres mi hermana! ¡No lo eres!- Ya estaba lejos.- ¡Alto!- Se interpuso a medio carril para detener un taxi. Se subió como caballo desbocado.- ¡Siga a ese taxi!

-¿Cuál?

-¡Ese!- Señaló a lo lejos.

-¡Sujétese bien!- El conductor metió el acelerador a fondo. Esquivaron coches y se volaron una luz roja. Su corazón latía con fuerza. Si dejaba que Cris se escapara era muy poco probable que quisiera escucharla después. Entendía perfectamente lo que pasaba por la cabeza de su novia. Quería poder abrazarla y decirle que no se sintiera así, sucia. Que no habían hecho algo malo, que ningún lazo de sangre las unía.

 

Riing ring.

Su celular sonaba.

-¿Sí?

-Alejandra, ¿Dónde estás?- Era Álvaro.

-En un taxi. Sigo a Cristina.

-Tu papá ya me contó. Estamos saliendo de la empresa. ¿Hacia donde se dirigen?

-Salimos de la ciudad, creo que vamos a la mansión. ¿Cómo está mi papá?

-Adolorido pero bien.  Ya salimos para ahí.- Cortó la llamada.

Si, al parecer Cristina iba hacia la mansión. Tal vez quería hablar con su mamá. ¡La Condesa no sabía lo que pasaba! Marcó el número de su madrastra-suegra.

-Hola.- Escuchó la voz gentil de la mujer.

-¡Sofía! Cristina ya sabe quien soy.- Se apresuró a decir al teléfono.

-Habla despacio, no entiendo.

-Cris sabe quienes son mis padres. Va hacia la mansión en un taxi. No ha querido escucharme. ¡Ella me odia!- Escuchó al otro lado de la línea mucho alboroto. Parecía que Sofía corría. Escuchó una puerta azotarse.

-Hablaré con ella. Ya llegó. – De nuevo se cortó la llamada.

No faltaba mucho para que ella también llegara a la mansión. Podía ver el muro de la propiedad acercarse cada vez más.

-Tu eres Alejandra San Román, ¿verdad?- Preguntó el taxista. Ella asintió.- Leí una nota sobre ti hoy.- Rayos.

-Oh que bien.- ironizó.

-Tranquila, habemos muchas personas leales al Conde y no nos agradan los ataques contra su familia.

-Gracias.- El guardia la vio dentro del taxi y abrió la reja para que el vehículo entrara. En cuanto el auto se detuvo pagó y bajó de prisa.

-Ale, ¿Qué pasa?- Su hermanito la abordó apenas entró a la casa.

-¿Por qué?

-Cris llegó gritando y llorando. Está encerrada en su habitación con mi mamá. ¿Qué le pasó? ¿Pelearon?- Empezó a subir las escaleras, seguida de su hermano.

-Tranquilo, todo estará bien.- No sabía si decía eso para tranquilizar a Memo o a ella misma. Llegó a la puerta de la habitación de Cristi. Se escuchaban murmullos y sonidos de llanto. No sabía si era prudente entrar. Tal vez Sofía estaba diciéndole algo importante. Se quedó ahí parada un momento. Memo la observaba.

-¿Vas a entrar?

-Aún no.-Escucharon pasos desde el recibidor. Caminó hasta el pasillo y miró hacia abajo. Álvaro ayudaba a Guillermo a subir los escalones. Se acercó a ellos para ayudar también a su papá.

-¿Dónde está Cristina?

-En su habitación, con Sofía.

-Bien.- Llegaron hasta la puerta del cuarto de su novia.- Alejandra, perdón. Todo esto es culpa mía. Lo arreglare, lo prometo.- Guillermo la abrazó un momento y luego golpeó la puerta dos veces.

Después de unos segundos Sofía abrió.

-Pasa.- La mujer se hizo a un lado para que el Conde pasara.- Alejandra… Tranquila.- Sofía le sonrió para darle ánimo y volvió a cerrar la puerta.

 

 

******** ******** ********

 

-¡¿Por qué lo dejaste pasar?!- bramó enfurecida cuando su madre abrió la puerta y dejó que su papá entrara.- ¡No quiero verlo!

-¡Cristina! ¡Deja de comportarte como una niña y escucha!- La reprendió su mamá. Guardó silencio un momento pues su madre nunca había usado ese tono con ella. Luego la rabia volvió a apoderarse de ella.

-¡No! ¡No quiero verlo!- Le dio la espalda a sus padres.- ¡Me mintió! ¡A todos! ¡Alejandra es su hija! ¡Su hija!

-Lo sé…- Giró con brusquedad al escuchar a su madre admitir eso. ¿Lo sabía? Pero, ¿Qué estaba pasando ahí? ¿Todos en esa casa eran unos locos enfermos?- Ahora puedes hacer dos cosas. Uno: encerrarte a llorar y odiar a todo el mundo. Dos: Escuchar la verdad sobre ti y sobre Alejandra.

-¿Sobre mi?

-Cristina…- Su papá habló.- Mírame a los ojos y dime si me crees capaz de permitir el incesto en mi familia.

-No…- Reconoció después de un momento.

-Es mejor que nos sentemos.- Un poco aturdida se sentó al borde de su cama. Sus padres se sentaron en unas sillas frente a ella.

-Hija, - empezó a decir su mamá.- esta será una charla larga y complicada. Te pido que escuches y trates de comprender que todo lo que hicimos fue por tu bien y por el de Alejandra.

-¿De que… de que están hablando?

-Te contaremos una historia.- Intervino su papá.

 

Y la historia empezó.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Besos cachondos. Espero sus comentarios. 

 

!Travesura realizada!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).