Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

[Reviews - 545]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Holaaaaa mis nenas hermosas, ya volví de unos días de vacaciones y ya que una lectora no deja de decirme "actualiza, actualiza, actualiza" ... pues aquí les traigo el cap 3.  

Espero les guste. ¡Ya Ale empezará a hacer de las suyas en la universidad!

 

Apartir de ahora intentaré actualizar cada 4 dias.. intentaré dije.

 

Sin más... ¡Accio Cap. 3!

 

Si duda la chica a su lado era sensual y bella. Alejandra podía babear mirándola. Caminaba junto a Valeria y a Cristina, rumbo al edificio de artes.

-Dime Ale, ¿Qué estudias?- preguntó curiosa la pelirroja.

-Estoy en el tercer año de la licenciatura en artes musicales.

-Oh vaya, una artista.

-¿Y tú que estudias?

-Estoy en segundo año de Derecho,

-¡Qué bien!- exclamó Ale boba.

-¡Claro que no! Pero mis padres querían que estudiara derecho y…

Ale se pasó la siguiente hora sonriéndole a aquella chica que parecía empeñarse en tenerla sujeta del brazo o de la mano. Valeria era tan sexy, tan femenina… Y le dirigió varios guiños a Ale. Si por ella hubiera sido preferiría haberse quedado con Valeria, pero su hermana la apresuró para ir rumbo a la oficina de su padre. Así que después de una despedida demasiado efusiva por parte de Valeria, las San Román estaban de nuevo en la camioneta.

-Y ¿Para qué nos espera tu papá?- le preguntó a una callada Cristina.

-Quiere hablar contigo.

-Sí pero de qué.

-De tus responsabilidades, supongo.

-Ehm, ¿Por qué estás tan seria?

-Así soy siempre.-

Ale observó a su hermana que miraba hacia la ventana. Parecía enojada, ofendida. Suspiró y decidió quedarse en silencio. La avenida parecía interminable. Los centros comerciales, tiendas de lujo,  hospitales, agencias automotrices pasaban veloces junto a ella.

-Ahí es. – escuchó decir a Cris.

Miro un edificio alto, de unos 12 pisos, al final de la transitada calle. Tenía ventanales enormes que parecían espejos y en la cima, imponente, el escudo de la familia. Caminó un poco nerviosa junto a Cristina que avanzaba segura y con un porte gallardo. Las personas en el interior se hacían a un lado  después de inclinar la cabeza. Sin hablar con alguien, Cristina se metió al elevador y presionó  el botón del décimo piso. Cuando las puertas se abrieron, Ale sintió que sus pupilas le ardían de ver tanto blanco. Todo frente a ella era de mármol y los muebles también blancos.

-Esto parece un psiquiátrico…- le susurró a Cris quien solo esbozó una pequeña sonrisa.

-Señorita San Román, bienvenida.-Saludó una mujer madura.

-Buenos días Amelia. ¿Mi padre está ocupado?

-Así es. Sn embargo no debe demorar en su reunión. Si gusta le informo en cuanto se desocupe.

-Sí, por favor. Por cierto, te presento a mi prima, Alejandra San Román.- De pronto Ale reaccionó, pues ya empezaba a divagar por el espacio sideral.

--Mucho gusto, doña Amelia.-

-Oh, Señorita, que amable. El gusto es mío.- respondió sonrojada la mujer.

-Llámeme Ale.- La mujer parpadeó varias veces viéndola ¿Qué le pasaba a esa gente?

-Amelia, avísanos en cuanto mi padre pueda recibirnos.- dijo Cristina ya encaminándose hacia una puerta al costado izquierdo. Alejandra la siguió y entraron a otra oficina. Cristina rodeó el escritorio y se sentó en la cómoda silla ejecutiva,

-No me digas que es tuya esta oficina.- dijo Ale sentándose en una de las dos  sillas frente al escritorio.

-Sí, así es.-

-¡Pero si tienes apenas 18 años!- Exclamó frustrada subiendo los pies y cruzándolos.

-¡Baja los pies de ahí!

-¿Por qué? Es más cómodo así. Anda tu también sube los pies.-

-No, ya bájalos.

-Oblígame.-  Cristina la miró con enojó pero luego de respirar hondo prendió una lap top y empezó a escribir sin prestarle atención a Alejandra.- Cris…

-¿Si?

-¿Por qué tienes una oficina aquí?

-Porque trabajo aquí.

-¿Qué? ¿Tan joven?- de la impresión Ale hasta bajó sus apestosos pies del escritorio.

-Trabajo aquí desde los 16. Mi papá quiere que aprenda todo lo necesario para dirigir los negocios junto a él.

-¿Y qué negocios tiene?

-Bueno, básicamente estamos enfocados a la rama turística.- comentaba sin dejar de leer y escribir en su lap.-  Entre otras cosas somos dueños de una cadena internacional de hoteles, una aerolínea y tenemos negocios con los petroleros árabes.

-Wow, eso suena… a mucho trabajo.

-Así es. Mi papá siempre anda ocupado, viaja constantemente y en ocasiones me toca ir con él o con Álvaro a cerrar algún negocio o visitar algún hotel.

-¿Y te gusta eso?- Pudo ver a Cris levantar sus ojos hasta ella y observarla unos segundos.

-Claro, es mi trabajo.

-¿Y la diversión qué?

Un sonido las interrumpió. La voz de Amelia sonó desde el intercomunicador.

-Señorita Cristina, su padre las espera.

-Gracias. Ya vamos para ahí.- Contestó Cris presionando un botón del aparato.

-Ya era hora.

-No exageres, no esperamos mucho tiempo.- Caminaron hasta una puerta enorme de cristal tintado y Cristina dio dos golpes.

-Adelante.-Escuchó decir a su padre.

Ale abrió la puerta y pudo ver al Conde sentado detrás de su elegante escritorio y a un hombre de la edad de su padre caminando sonriente hacia ella.

-¡Álvaro!- exclamó feliz abrazando al sujeto.

-Hola, Alejandra. Por fin nos encontramos. ¡Qué alta estás! ¡Y qué pinta de rebelde!

-Si, bueno ya sabes que soy cool.- respondió Ale con una sonrisa de arrogancia fingida.

-No cambias mocosa.- Si algo le gustaba de Álvaro, era que le hablaba de esa forma tan amigable y familiar,- Cristina que gusto verte.- Saludó con un beso a su hermana.

-También me alegra verte, ¿Cuándo volviste?

-Hace un par de horas. Fue un viaje rápido.

-Luego podrán platicar, ahora tenemos prisa.- se escuchó la voz grave del Conde.

-Claro, papá. Disculpa.-

-Cristina acompaña a Álvaro a su oficina para que te entregue los datos que trajo de Nueva York.- Cris y Álvaro salieron de la oficina y Ale se sentó frente a su padre.

-¿Para qué querías verme?

-Tenemos que hablar de tus responsabilidades y de otros asuntos.

-¿Qué responsabilidades?

-Ten.- el Conde le entregó una carpeta. Dentro Ale encontró unos papeles. El primero era un ¿horario?

-¿Qué es esto?

-Tu itinerario de actividades y clases extra.

-¿Clases extras? ¿Estás loco?

-Alejandra…- su padre le dirigió una mirada de advertencia.

-Disculpa, lo de loco no es en serio pero, ¿Esgrima? ¿Equitación? ¿Ajedrez? ¿Idiomas?  ¿Etiqueta?

-Es todo lo que tienes que aprender.

-¿Para qué? Tengo suficiente con la universidad como para que me llenes la tarde de clases inútiles.

-No son inútiles, son parte de tu formación.

-Lo que me interesa aprender es composición, piano, solfeo… ¿para qué quiero aprender ajedrez? ¿Para morir de aburrimiento?

-Eres parte de ésta familia y debes ser educada como tal. Desde pequeña se te debió dar esta formación, sin embargo no es tarde para que aprendas. Tus hermanos reciben clases de música y de diferentes instrumentos, sin embargo por obvias razones tu no las necesitas. Así que tu horario no es muy cargado.

-¿No es muy cargado?  ¡Aquí me marca hasta la hora para ir al baño!

-Claro que no.-

-Bueno pero solo eso faltaba. Lo siento, no pienso tomar estas clases. Tal vez la de idiomas sí, aunque en la universidad ya he tomado inglés y ahora estoy en italiano I…

-Asistirás a todas tus clases.

-¡Pero no me interesa aprender equitación!

 -Es parte de tu formación, ya te lo dije.

-Vale, vale.- No tenía caso discutir ahora, ya luego se las ingeniaría para volarse las dichosas clases.

-Bien. Abre el sobre.- Ale miró entre los papeles y encontró un sobre amarillo. Sacó dos tarjetas y un celular.

-¿Qué es esto?

-Son tus tarjetas. Una es de crédito ilimitado, puedes usarla en cualquier parte del mundo. La otra es de tu cuenta bancaria. A partir de los 18 años una parte de las acciones pasan a tu nombre. Así que cada mes se te depositarán tus ganancias a esa cuenta. Usa ese dinero como te parezca. Solo firma los documentos restantes en la carpeta para que las acciones sean legalmente tuyas.- Miró los documentos en la carpeta y sí, efectivamente era el traspaso de unas acciones a ella.

-No gracias.- dejó la carpeta sobre el escritorio,

-¿Por qué no?

-No quiero tu dinero.

-Es lo justo. A tu hermana se le dio ese obsequio al cumplir la mayoría de edad. Además, así puedes comprar tus cosas personales sin tener que pedirme dinero. Todo estará en tu cuenta.

-No necesito tanto dinero.

-Tienes derecho.

Dinero, dinero, dinero, dinero… su padre la hablaba de algo tan común como el dinero. A ella le gustaría hablar de otras cosas con él, conocerlo.

-Dáselo a mis hermanos.

-Ellos tendrán lo que les corresponde al hacerse mayores.

Miró a su padre a los ojos unos segundos. ¿Qué sabía de él? Que le gustaban las motos… que trabajaba mucho… y… y…

-De acuerdo.- Dijo resignada firmando los estúpidos papeles. Si a su padre no le interesaba conocerla aun teniéndola cerca, a ella tampoco le interesaría.

-El lunes empezarán tus clases, así que mañana será tu último día libre. Con respecto a la universidad recuerda que debes comportarte siempre teniendo en mente a qué familia perteneces. No quiero escándalos así que sé prudente y discreta.-El Conde la miró significativamente.

-Entiendo. Nada de andar en tanga en público.-Ironizó.

-Cuidado con esos comentarios.-

-¿Algo más señor Conde?- Puta madre ¡Puta madre!

-Es todo. Puedes retirarte.-

Su padre le dirigió una última mirada severa antes de que Ale saliera enfadada de la oficina. No estaba dispuesta a hacer nada de lo que su padre quería. Nunca le había gustado que controlaran su vida !ella no podía ser controlada! (¡Dvgt, fuck yeah!) No sabía como su hermana podía con ese estilo de vida. Regresó sola, pues Cristina tenía trabajo que hacer y Ale no estaba de humor para soportar todo eso.

Sin embargo, no quería ir a la mansión, así que se dirigió a la iglesia del pueblo. Necesitaba hablar con su tío.

-¿Y que tal van las cosas?- preguntó el viejo sentado frente a ella tomando su refresco

-No sé. Él complica las cosas.-

-¿Tu papá?

-Si, él.-

-¿Porqué?

-Me dio un estúpido horario con clases extra. Quieren hacer de mí una señorita de la alta..

-Entiendo. Verás… Tu padre creció en ese mundo y es la forma en que educa a tus hermanos. Así que supongo que en su mente, él está haciendo lo correcto contigo al darte la misma educación que a ellos.

-¡Pero yo no quiero eso! Él no sabe nada de mi, de lo que me gusta, de lo que espero de mi vida o de mi futuro.

-Entonces, haz que te conozca. Alejandra, es verdad que no eres muy brillante…

-¡Tío!-

-Tú puedes con eso y más. Eres la hija de tu madre, ella era muy talentosa y por otro lado…- dijo sonriente.

-¿Por otro lado?

-Eres más parecida a tu padre de lo que crees. Y no me refiero al físico, sino al interior. Yo conocí a Guillermo hace mucho tiempo, antes de que sea un Conde y te aseguro que es alguien totalmente diferente a lo que refleja. Si se comporta así es porque su trabajo y su posición se lo exigen. Mi consejo es: realiza lo que te pide, sin dejar a un lado tu forma de ser y verás que eso bastará para acercarte a él.

-Si tú lo dices.- No estaba convencida pero ¿qué le quedaba? Al menos intentaría no dormirse en las estúpidas clases de ajedrez.

-¿Y que tal te llevas con el resto de la familia?

-Pues, bien. Son bastante formales en algunas cosas.

-Son aristócratas.

-Lo sé. Es solo que a veces no sé si mi forma de hablar y comportarme son las correctas.-

-Tu madre te educó muy bien. Y aunque es verdad que te vistes horriblemente…-

-Luzco mejor que tú con la sotana. Pero, es... Cristina se viste tan bien, es como una princesa y yo…

-Tú eres María la del Barrio.

-Viejo tonto. El glamour y yo no congeniamos.- dijo soltando un suspiro.

-Eso no importa, o ¿acaso tu padre te ha pedido cambiar?

-No, él solo habla conmigo de dinero.

-No te preocupes, dale tiempo. Además él está enterado de tus preferencias.-

-¿Tú le dijiste?

-Por supuesto. ¿Por qué crees que en tu guardarropa no incluyó vestidos de princesa?

-Pues ¿gracias?- se frotó ansiosamente la mejilla.

-Anda, ya anochece. Te llevaré a tu casa.

-No te preocupes tío, Caminaré, solo son 2 km y me hará bien el aire fresco.

-Ve con cuidado.

-Si. Me largo.-

Se despidió del anciano y emprendió el viaje de regreso, eran las 6.30pm. La carretera hasta la mansión estaba iluminada por farolas a determinada distancia. Los enormes árboles a los costados, con las hojas moviéndose a merced del viento, relajaban a Ale. Su tío tenía razón, nadie dijo que su nueva vida sería fácil. Y ella no era una cobarde.

-Señorita Alejandra, ¿vino caminando?- preguntó asombrado el guardia.

-Si.- ¿Qué?¿Acaso estaba prohibido caminar?

-Hubiera pedido que fuéramos por usted.

-No te preocupes, me gusta caminar.

Se adentró a la propiedad y vio a Cristina en la puerta de la mansión. Parecía enojada.

-¿Dónde estabas?

-Con el padre Sebastián.

-Estaba preocupada, ¿veniste sola?

-Si, tranquila ¿de acuerdo?

-No deberías caminar sola a esta hora.

-¡Pero si el pueblo es muy tranquilo!

-Pero no es propio andar sola y menos a esta hora.

-Si ya bájale. Solo quería aire fresco. Además se me hace tonto ir con chofer de aquí para allá.

-¿Me estás llamando tonta?

Cristina giró sobre sus talones y caminó rápido hasta los escalones.

-Cris, espera.

-Estoy cansada. Hablamos después.

-¿Mucho trabajo?- Ale le seguía el paso hasta la habitación.

-Como siempre.

-¿Y tu papá?

-Tenía una cena de negocios, vuelve más tarde.

-Creí que lo acompañabas a esas cenas.

-Álvaro fue con él, yo tengo deberes escolares.

-¿Estás enojada conmigo?

-No.- dijo azotando la puerta en sus narices.

Toc  toc.

-¡Cris! Abre por favor.- silencio.- Cris, abre o tirare tu puerta.

-Entra.- ¡Perfecto! Solo tiene que amenazar con violencia y asunto arreglado. La habitación de su hermana era demasiado seria a su gusto. No había nada fuera de lugar. Se sentó frente a ella en la cama.

-¿Estás bien?

-Si.-

-No parece. Te ves cansada y enfadada. Cris…- Ale puso una mano sobre la que la chica tenía en la cama.

-Estoy cansada.- susurró la menor abrazándose a Ale.

-Supongo que tú eres la que carga con más responsabilidades ¿Verdad?

-Si, normalmente después de la universidad voy a la empresa o a tomar alguna clase extra. O salgo de viaje y descuido la escuela.

-Entiendo.- Notaba a Cris exhausta y aún era una adolescente. Toda la carga de Cris, en realidad era de ella, de Ale. Y ahí estaba su hermanita mostrándose débil ante ella. Ale estaba segura que no solía mostrarse así ante nadie y sin embargo ahora le parecía tan vulnerable.- Cualquier cosa que necesites me lo pides ¿va? Si necesitas ayuda con algo, hablar o que golpee a alguien por ti.

-¡Alejandra! No serias capaz ¿o sí?

-¿Por ti? ¡Claro!

-Pero no creo que golpees a Valeria, se nota que te… encantó- dijo suspicaz.

-Si bueno, yo…

-¿Te gustan las chicas?- le preguntó de golpe y sin aviso.

-¿Tan obvia fui?

-No le quitaste los ojos de encima.

-A ti, ¿te molestaría tener una prima lesbiana?- preguntó seria esperando la respuesta de Cristina.

-Nuestra sociedad es bastante intolerante con ese tipo de relaciones así que te pido discreción, no quiero el nombre de nuestra familia en un escándalo.- dijo dura.

-Ajá bueno,  respuesta perfecta por la futura Condesa de Castilnovo. Ahora te pregunto a ti, Cristina, ¿te importa que sea lesbiana?- Su hermana la miró por unos segundos y le sonrió.

-Me importa un cacahuate.-respondió abrazándola de nuevo.

-¡Y la princesa se rebela!- Bromeó Ale estrechando fuerte a su hermana.

-Solo sé prudente. No me gustaría que te lastimaran.

-Lo prometo. No me meteré en problemas.- (¿Ustedes creen?)

 

 

El domingo fue un día relativamente tranquilo. Al menos sus hermanos, la Condesa y su tía estaban en casa. Su padre, como siempre, ausente. Asistieron a la misa de 11am. La gente del pueblo saludaba con respeto y algo de temor a su familia. Ale entró quitada de la pena a la iglesia. Le gustaban los sermones de su tío. Era tan gracioso.

Después de comer secuestró a sus hermanos y los arrojó a la piscina. Cristina la regañó por tratar así a Memo pero Ale creía que su hermano podía hacer más cosas de las que le permitían. Su tía Angie le había explicado que Memo tenía un defecto en la cadera y por eso le limitaban las actividades. A Ale eso le parecía una exageración. Memo no era ningún inútil y el chico parecía contento al ver que Ale lo trataba como si su discapacidad no existiera.

La Condesa y su tía hablaban con unas señoras de la alta, en los muebles del jardín, mientras Cristina terminaba unos deberes sentada en uno de los camastros junto a la piscina y los pequeños y Ale jugaban dentro del agua.

 

 

El despertador sonaba con fuerza.

-¡La puta madre, calla!- Ale se despertó de malas por el escándalo de la cosa esa. Resignada se bañó y bajó a desayunar. En el comedor estaban solo sus hermanos.

-Buenos días… ¿estás bien?-

-sí, ¿Porqué?

-Luces horrible.- dijo feliz Memo.

-Gracias.- dijo tirándose sobre la silla y apoyando la cara en la mesa.- Tengo sueño.

-Vamos Ale, deberías estar ansiosa por tu primer día en la universidad.- dijo severa Cris.

-Quiero dormir.

-¿Estás babeando la mesa?

-Si.-

-Iuuuugh Alejandra, que asco contigo.-Exclamó su hermana pasándole una taza de café.-

A regañadientes terminó su desayuno y subió por sus cosas. Al bajar, los Condes estaban junto a sus hermanos en la entrada.

-Alejandra, acompáñame un momento.- le pidió su padre. Caminaron al exterior de la casa, rumbo a la cochera. Dentro había cuatro camionetas y siete autos.

-¿Para qué me trajiste aquí?

-Las camionetas se usan para transportar generalmente a mi esposa, a tus hermanos o a mi. Los autos los uso  yo en ocasiones. Esos dos de ahí son intocables, ya que son de tu tía y se vuelve loca si alguien los usa. Y este Mercedes Benz SLK es tuyo.

-¡¿Qué?!- Ale admiró el auto deportivo gris frente a ella.

-Es tuyo. No te gusta andar con chofer así que creo que esta es una solución a eso. Solo conduce con cuidado y lleva a tu hermana a la universidad contigo. Irás detrás de la camioneta y llegando a Thó tomarás rumbo a tu escuela. Cuenta con sistema de rastreo y si tienes algún problema solo presiona este botón.- Le señaló un botón rojo bajo el tablero.

-¿Para qué es?

-Es el botón de auxilio. Al presionarlo llegará ayuda en menos de cinco minutos.

-Gracias. Pero no era necesario tanto lujo.

-Eres una San Román y según Angie, debes andar con estilo. Tu tía escogió el modelo.- Su padre sonreía.

-Le agradeceré en cuanto la vea.

-Hay algo más. Vamos.- Ale siguió al hombre a la parte trasera de la cochera. Ahí una decena de motos la esperaban.

-¡Wooow! ¿Puras Harley Davidson?

-Son mis favoritas. Cristina me comentó que te apasionan las motos.

-Si, así es. ¿Las utilizas alguna vez?- preguntó mientras las examinaba.

-Antes si ahora ya no. De ahora en adelante puedes usar la que quieras.

-Gracias. ¿Los chicos manejan?

-¡Claro que no! Tú eres la única que heredó mi gusto por las motocicletas.

-Podría enseñarles…

-¡Ni se te ocurra! De solo imaginar a Cristina conduciendo me da temor. Es muy frágil para ésto.

-¿Y Memo?

-No, él no puede.

-¿Por lo de su..?- indicó la cadera.

-Si, y se rehúsa a ser operado.-

-¿Le duele?

-Ocasionalmente.

-¿Y a Sofi le puedo enseñar?- preguntó divertida pero se puso seria al ver la mirada asesina de su padre.- Ok, a Sofi no.

Después de sacar su auto nuevo y escuchar las indicaciones de la Condesa, Cris se subió con ella mientras sus hermanos menores iban en la camioneta con el chofer y un guardaespaldas.

-Ale, no corras tanto.- le exigió Cris una vez la camioneta se dirigió al colegio de sus hermanos y ellas se encaminaron a la universidad.

-Tranquila, no pasa nada.

-Es en la siguiente salida, cruza bajo el puente.

-Ok.

Y ahí estaba la imponente universidad. Ale se metió al estacionamiento donde varias cabezas giraron con curiosidad hacia ella. Aparcó y bajo, caminando junto a Cris soportando las miradas.

-Te ven así por ser nueva y por llegar conmigo

-Yo creo que miran lo sexy que soy.-

-En eso estamos de acuerdo.- dijo alguien a su derecha.

Alejandra se sonrojó al ver a la chica parada ahí. Su ropa y su maquillaje la hacían ver muuuuy bien. Y lo que más le gustaba era la sonrisa traviesa de Valeria.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

Dejen rw no sean culebras.

 

Igual ando sensualmente en Facebook.

 

 

 ¡Travesura realizada!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).