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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

 

 

Holaaaaaaaaaaaaa, ya sé que me odian por mentirosa jajaja aassh ya acepto su odio, me lo merezco por no actualizar antes.

 

Dani gracias por estresarme reclamándome para que actualice y gracias por las ideas que me diste. Cuando sea famosa te daré una parte de mis regalías. !Aplausos para Dani, chicas"

 

Lean lean lean.

 

!Accio cap. 4!

-¡Valeria!- exclamó Ale.

- Hola, chicas ¿les molesta si las acompaño?

-Claro que no.

-Buenos días, Valeria.- Saludó Cris.

Las tres caminaron por los jardines hasta llegar al área de edificios. La primera en despedirse fue Cristina, así que Valeria acompañó a Alejandra hasta su salón.

Por el camino, la pelirroja saludó a varias personas, presentando a Ale con ellos, quienes al escuchar su apellido le dedicaban sonrisas.

-¿Sabes a que hora tendrás tu primer descanso?- le preguntó Valeria.

-Permíteme.- sacó su horario de la mochila.- a las 10am.

-¡Genial! Vendré por ti para ir juntas a la cafetería.

-Perfecto.

-Nos vemos al rato.- Con un beso de despedida, Valeria se fue.

Ale se quedó embobada viéndola alejarse. El sonido de un violín la hizo reaccionar. Entró a su salón y ahí una chica de aspecto siniestro y gótico tocaba el instrumento con fuerza. Sus ojos parecían perdidos en algún punto del salón mientras ejecutaba la melodía con maestría. Una chica rubia con aire soñador danzaba al ritmo del violín. Parecía drogada pero no podía estarlo, ¿o sí?

Un muchacho pelinegro con la cara larga y pálida tocaba la flauta. Unas diez personas más estaban dentro del salón, cada quien en lo suyo, ignorando al trío de raros.

-Hola.- saludó Ale cuando la música terminó.- Tocas muy bien.- Le dijo a la gótica.

-Gracias.- respondió seria la chica.- Me llamo Alejandra.

-Natalia.- se estrecharon la mano.

- Yo soy Lisa.- Le dijo la rubia aún con ese aire perdido.- Y él es Nicolás.

-Hola Alejandra, bienvenida.-

-Gracias.-

En eso, un profesor bastante chaparro entró al salón. Era el profesor de italiano. Así pasaron las primeras dos horas de clases y el timbre sonó para anunciar el descanso.

-¿Vas a la cafetería con nosotros?- preguntó Nico.

-Claro.- Caminó detrás de sus compañeros pero al llegar a la puerta, Valeria la esperaba.

-Hola, ¿lista?- Había olvidado que la vería.

-¿Eh? Si, claro ¿te molesta si nos acompañan?- señaló al trío de raros.

-Va Va Valeria.- tartamudeó Nico con cara de pendejo. La pelirroja los miró inexpresivamente por un minuto.

-Claro que no, vamos.- Pero jaló a Ale para caminar delante de los otros.

-¡Que bien huele! ¿Quieren un café chicos?- preguntó gentil a sus nuevos compañeros.

-Claro.-

-¿Qué tal si van por el café ustedes?- sugirió Valeria entregándole un billete a Nico.- Nosotras estaremos ahí.- señaló a un grupo de chicos guapos.

-Pero también quiero ver que hay para comer.- se quejó Ale.

-Después.- terminó de decir Valeria guiándola hasta sus amigos.

-¡Miren quien llego! ¡Mi bella hermanastra!- exclamó un chavo de unos 20-22 años, alto de cabello y ojos castaños y cara un poco roja.

-Hola Alberto. Te quiero presentar a Alejandra San Román

-¿San Román?- preguntó uno de los amigos de Alberto.

-Así es, Jorge. Es sobrina del Conde y prima de Cristina.

-Eso quiere decir que también eres mi prima.- intervino Alberto.- Mi abuela y el papá del actual Conde eran primos. Yo soy Alberto de Aragón y Salamanca, hijo de tu tío Tomás de Aragón San Román.

-¿Eh?- ¿hijo del primo del vecino del amigo del pero?- si, si, hola.

-Yo soy Jorge Mier y Terán.-

-Yo me llamo Alicia Mendicuti Rivas.

-Yo…

Y así Ale estrechó la mano de varias personas hasta que Nicolás llegó con un frappé de moca con chocolate y Ale aprovechó para huir con él. Valeria parecía enfadada pero para ella todo eso era muy incómodo.

Platicando con el trío y disfrutando de su frappé, vio a su hermana acercarse a la cafetería. Iba con dos amigas y parecía relajada, hasta que su expresión cambió de a poco a una algo rara, como forzada y tensa.

Ale siguió la mirada de Cristina y vio como Alberto también la observaba. Y le sonreía. Cris caminó al interior de la cafetería y Ale la perdió de vista. Entonces Alberto se separó de su grupo de amigos y caminó por donde su hermana había desaparecido.

Con el ceño fruncido Ale también fue hasta ese lugar. Cris y Alberto hablaban.

-Pasaré por ti.- Escuchó decir a Alberto.

-Ya te dije que no puedo ir.-

-¿Hay algo más importante que yo?-preguntó arrogante. Cris dio un paso atrás.

-No empieces, de verdad no puedo ir. Será  en otra ocasión.- Su hermana quiso salir huyendo pero Alberto la tomó del brazo.

-Dime que es lo que te impide salir conmigo.-

-De hecho, yo.- dijo Ale en voz alta captando la atención de los dos.

-¿Tú…?

-Si, yo.- Se acercó y sutilmente soltó el agarre de Alberto sobre Cris.- Le pedí ayuda para un asunto personal y ella aceptó.- dirigió una mirada significativa a su hermana.

-Así es. Lo siento, Alberto. Me comprometí a ayudarla.-Cris le siguió el juego.

-Ok. Pero en cuanto terminen esos asuntos personales saldrás conmigo ¿verdad?-

-Ya veremos.- dijo sin comprometerse.

-Bien, nos vemos.- Ofendido, Alberto se retiró.

-Gracias.- susurró Cristina sin cambiar su expresión seria.

-De nada, ¿estás bien?

-Si, es solo… a veces no puedo esquivarlo.

-¿Qué quiere de ti?

-Salir.

-A ti ¿te gusta?

-No, él… es complicado.-

-Entonces cuéntame.

-Aquí no. Más tarde, en casa.

-Me parece bien.-

-¿Lo conoces?

-Sí, Valeria me lo presentó. Es nuestro primo o algo así ¿no?

-Más o menos. Así que estuviste con Valeria…

-Si, me presentó a varias personas pero salí huyendo. Son demasiado odiosos para mi.

-¿Y con quien haz estado durante el descanso?

-Con ellos.- indicó hacia el trío.

-Oh, con Lisa. Es una buena chica. Algo rara pero buena persona.

-Si, dice cosas extrañas. Yo pago. – se adelantó a pagar lo que Cris había pedido.- Y también cóbreme éste baguette.- Ñam Ñam, baguette mío.

-¿Tu pagarás?- preguntó Cris con una mueca de ironía.-

-Soy una Castilnovo ¿no? El dinero sale por mis poros.

-Payasa.

 

El resto del día pasó sin contratiempos. Las clases eran geniales, al igual que sus compañeros, aunque Ale se mantuvo cerca del trío. Le agradaban mucho. Durante el segundo descanso Nico la acompañó a inscribirse al taller de composición, mientras Lisa  y Natalia iban por frituras.

-Wow, entonces eres sobrina del Conde.

-Seeeh, ¿tan sorprendente es?

-Bueno, los de esa familia son algo…- notó temor en Nico.

-¿Algo? Vamos habla, prometo no mandarte azotar.- al chico se le escapó una carcajada.

-Algo engreídos. Tienen todo el dinero del mundo, son de la nobleza. Por eso no suelen mezclarse con los demás.

-Creí que todos los de esta universidad eran hijos de ricos o de aristócratas.

-Naah. Es la universidad más prestigiada de esta parte del país, pero no es exclusiva.

-Entiendo.

-Por eso nos sorprendimos al escuchar tu apellido.

-Lo que menos debe importar en esta vida son los apellidos.

-Eres cool, Ale.

-Tú también. Tocas genial la flauta.

-¿En verdad lo crees?

-Si. Y Natalia y su violín ¡Wow! Impresionante.

-Deberías escuchar a Lisa al piano. Es fabulosa ¿Qué instrumento es tu especialidad?

-La guitarra.

-¿Qué te parece hacer un cuarteto?

-¡Fantástico! Podríamos ensayar en mi casa.

-¿En tu casa?- Nico paró de golpe sorprendido

-Sí, porqué.

-Nunca creí poder entrar a esa casa.

-Pues entrarás, amigo mío.

 

 

-¿Por qué tu no  tienes clases de ajedrez, esgrima y todo eso?

-Porque las tomé a los 6 años.- respondió Cris como si nada. Se dirigían a la oficina de su padre y Ale se la había pasado quejándose de su estúpido horario.

-Uhm.

-Te divertirás.

-Si, mira mi cara de diversión ¬¬

-No sé que haré contigo.

-Consígueme una asiática sensual y dile que me de un masaje… ok no.- Cris la mataba con los ojos.- ¡Ya sé! Dejaré todas mis clases y me volveré tu asistente.

-Asistonta querrás decir.

-¿Acabas de hacer una broma? ¡Cristi acaba de bromear!

-¡No grites! Y no me llames Cristi.

-¿Por qué no? Cristiiii.

-Suena infantil y estúpido.

-Suena lindo.

-Que no. Mejor vete a casa.

-Que mandona eres.- Ale aparcó sin apagar el motor y Cristina bajó del auto.- ¿Quieres que venga por ti?

-No te preocupes, me iré con mi papá.

-De acuerdo, nos vemos más tarde Cristi.

-Te odio, Alejandra.

 

 

Después de comer en compañía de la Condesa, su tía y sus hermanos menores, Ale se preparaba para su clase de ajedrez que empezaría a las 5pm.  Su profesor resultó ser un señor de unos 55 años. Algo canoso y calvo, con gafas bifocales.

-Lo que debe saber del ajedrez es que es un juego de estrategia y lógica.

-Ajá…

-Usted cuenta con 16 piezas: un rey, una reina, dos alfiles. Dos caballos, dos torres y ocho peones.

-Ajá…

-El objetivo final del juego es derribar al rey del oponente.

-Ajá…

-Todas las piezas protegen al rey…

-¿Y a la reina? ¿Quién la protege?

-Nadie, ella protege al rey.

-¿Por qué? ¡Eso es sexista! ¿Por qué la supremacía masculina?

-Señorita Alejandra...

-Además es algo contradictorio, el hombre siempre hace alarde de ser un héroe con las damas ¿necesita que su reina lo proteja?

-¡Señorita Alejandra!

-¡Él debe protegerla!

Y con puras discusiones de rol de género acabó su primera clase de ajedrez.

-Eso fue fácil.- murmuró mientras su ofuscado profesor se alejada de la mansión en su auto.

6.30pm. Clase de esgrima.

El profesor era de unos 35 años. Alto, flaco, con el cabello hasta los hombros.

- Esgrima: un deporte de entrenamiento y competición. Lo que tienes que hacer es tocar al otro tirador con un arma blanca, ya sea espada, sable o florete.

-¿Solo tocarlo? ¿No hay que atravesarlo?

 

 

 

Después de cenar y de jugar un rato con Sofi, se encerró en su alcoba a ensayar una partitura que le había dado su maestro de armonía III. Eran las 10.30 pm y Ale estaba exhausta.  Tocó un poco de piano,  “Nostalgia” invadió su habitación. Era el tema favorito de su madre. La extrañaba mucho. Dejó que sus dedos presionaran las teclas con destreza y pasión. Aún se sentía rara en ese lugar, todavía no sabía que pensar de su padre. La había tratado bien pero…

Riiing riiiing.

El sonido de su celular la hizo dar un brinco.

-Hola.

-Hola, Ale.

-¡Valeria! ¿Cómo conseguiste mi número?

-Nunca me subestimes. ¿Qué haces?

-Tocaba el piano ¿y tú?

-Veía un reality show.- ¡Que flojera!

-Oh, vaya.-

-Estaba pensando en que hoy no tuvimos tiempo  para platicar a solas así que pensé  que podrías invitarme a comer mañana después del colegio ¿qué dices?

-¡Súper!

-¡Bien! ¿A dónde me llevarás?

-Eh…-¿Burguer King? ¿Tacos?

-No sé, tu elige el lugar.

-Perfecto, te veo mañana. Besos.-¡Comería con Valeria! ¿O comería a Valeria? Escuchó un vehículo y se asomó por el balcón. Pudo ver la camioneta de su padre y a Cris bajando de ella. Era muy tarde ¿En verdad ese era su ritmo de vida? Pensó en llamarla a su habitación pero seguro su hermana estaría muy cansada, así que prefirió meterse ala cama y pensar en Valeria.

 

 

El día pasó relajado. Alejandra disfrutaba muchísimo de sus clases y moría de risa con la expresión satánica de Natalia amenazando a sus compañeros. Ya quería que llegara jueves y viernes pues esos días tendría el taller de composición.

-Si no irás a la casa a comer será mejor que avises.- le sugirió Cristina mientras la llevaba a la empresa después de clases.

-Sí, de acuerdo.

-Y ni se te ocurra llegar tarde a tus clases de etiqueta.

-¿Es en serio?

-¡Sí!- ¡Puta madre!

Cuando dejó a Cristina, se encaminó al restaurante que Valeria le había sugerido, que era el mismo que le fascinaba a Cris. El ballet se llevó su auto.

-Buenos días, Valeria Demonte ¿ya llegó?- le preguntó a la señorita a cargo.

-Si, ¿Quién la busca?- recorrió a Ale de arriba hacia abajo.

-¡Antonieta!- respondió el señor Altamirano- La señorita es Alejandra San Román, prima favorita de la señorita Cristina.

-Oh yo… lo siento no tenía el placer de conocerla.- Antonieta estaba pálida. ¿Por qué todos se ponían así?

-No te preocupes, ni yo te conocía. Mucho gusto.- le sonrió a la recepcionista. Le tendió la mano a la muchacha, quien dudó u poco antes de estrecharla.

-Valeria, ¿ya llegó?- volvió a preguntar.

-Si señorita, hace un par de minutos.-

-Yo la acompaño.- dijo el señor lambiscón.

-Gracias.- Ale siguió al hombre hasta la mesa donde esperaba Valeria.

-¡Por fin llegas! Llevo horas esperando.

-Mentirosa, acabas de llegar.

-Me atrapaste.- La chica se veía hermosa, con el cabello rojizo adornándole el rostro, mostrando sus blancos y perfectos dientes. ¡Muérdeme con ellos!

-Buenas tardes señoritas, me llamo Miguel y seré su mesero ¿Desean ver el menú?

-No es necesario.- se adelantó Valeria ¿No es necesario? Ale quería una pizza ¿venderían pizzas ahí?- De entrada tráenos sashimi de salmón y unos tacos…-¡Sí, tacos!- de langosta.- What?!- De plato fuerte queremos un bife de lomo mignon término ¾ y un osobuco de cerdo criollo término medio.- ¡Hamburguesa! ¡pizza de peperoni! ¡Tacos de canasta!- De postre tiramisú y tornado de chocolate.

-¿De beber?

-Vino tinto.- ¡Una coca cola!

-En seguida, señorita.- El mesero se retiró.

-¿Qué pasa?- le preguntó Valeria.

-Yo quería ver el menú.

-Tranquila, estoy segura que te encantará ¿Qué tal la escuela?

-Fantástica, las clases son…

-Oye ¿Qué harás el sábado?- la interrumpió.

-Uhm no sé, no he revisado mi agenda.

-¿Llevas agenda?

-Si, bueno… mi tío me hace llevarla. Tengo clases extraescolares.

-¿Por qué?- ¿debía decirle?

-Pues porque no sé.

-¿Cómo?

-Mi tío es bastante estricto con mi educación.

-Sí, el Conde es muy exigente. Por eso Cristina es una amargada.- ¿Amargada?

-¿Por qué dices eso?

-No te enfades. No puedes negar que Cristina es muy seria para su edad.

-Bueno, eso sí.- El mesero les trajo las entradas y el vino. Empezaron a comer. Estaba asquerosooo. ¿Qué diablos era eso? ¿ De verdad no habían sopes?

-Claro que cómo heredera tiene que estar a la altura de esa posición, aunque la verdad no la envidio.

-Sí, apenas llevo unos días con la familia y se la pasa ocupada todo el día.

-¿Dónde vivías antes?- Oh, oh. Ale intentó recordar lo que había leído de su “historia”.

-En un pequeño pueblo en la frontera norte.

-¡¿Tan lejos?! ¿Por qué ahí?

-M madre trabajaba ahí.- ¡Eso no debía decirlo!

-¿Antonio vivía ahí?

-No, se separaron cuando yo era muy pequeña aún. Casi no lo conocí.

-Eso lo explica.

-¿Explica qué?

-Porque usas el tenedor de ensalada  en lugar del de carne.

-Eh… yo. Cris me ayuda siempre con eso.- reconoció sonrojada.

-Tranquila, me pareces adorable.- Valeria le hizo un guiño y le lanzó un beso. ¡Basta hormonas! ¡Basta!

-Gracias.

Siguieron hablando de cosas sin importancia. La voz de Valeria era endiabladamente sexy y a ratos, Ale sentía la pierna de la pelirroja rosando la suya por debajo de la mesa. Ya iban en la tercera copa de vino y en el postre cuando Valeria retomó las preguntas personales.

-¿Estuviste en el funeral de tu padre? No recuerdo haberte visto.

-Eh no. Estaba en el hospital. Iba con él cuando chocó.- ¡Eso decían los putos papeles del portafolios!

-Nunca oí hablar de ti.

-Si bueno, cosas de mi padre y el Conde, quisieron manejar las cosas con discreción.

-Típico de ellos. Siempre manejan todo en secreto aunque luego se vuelve un secreto a voces. Como la boda de Cristina.-

-¡¿LA QUËEEEEE?!- gritó Ale.

-¿No sabías?- Valeria reía.-

-¡No! ¿Se casará?

-Sí bueno, aún no. Pero es algo que todos esperan. Que se anuncie el compromiso y eso pasará tarde o temprano

-Pero ¿Por qué?

-Es algo lógico. No es que desde pequeña estuviera comprometida pero obviamente necesita casarse con un buen partido para mantener el linaje de su familia.- ¿Linaje? ¡Mis huevos!- Y todos sabemos quién es el candidato más fuerte.

-¿Y quién es?

-¿Cómo que quien es? Pues mi hermanastro, Alberto.- ¡Aay no jodas!

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

!Dejen un rw!

 

!Travesura realizada!


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