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Harry Potter y el Fénix dorado por Shiochang

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Harry Potter y el Fénix dorado

Primero que nada, quiero hacer una advertencia, el mundo de Harry Potter le pertenece a J. K. Rowling y a mí sólo me pertenecen las ideas.
Quiero darles las gracias por sus comentarios, en especial a cierta persona que ha leído también mis otros fics, me alegra que haya comenzado a leerla solo por mí y que le haya gustado, va para ti.

El lugar del tiempo no-tiempo

La luz a su alrededor era muy brillante, tanto así que Harry tuvo que cerrar los ojos para que estos no le dolieran tanto. El viaje era molesto, casi tanto como la primera vez que apareció, detestaba la sensación, prefería un millón de veces volar en su propia escoba.
Para cuando al fin se detuvo el mundo a su alrededor, Harry no podía mantener el equilibrio de lo mareado que estaba y se sentó en el suelo mientras se calmaba, era una sensación horrible.
- Sólo será la primera vez - le dijo una voz masculina divertida a sus espaldas.
- Lo mismo me dijeron de la aparición y sigue sin gustarme.
- Bueno, supongo que estás mareado por el hecho de haber traspasado las barreras de este lugar por causa de magia ajena - le dijo el hombre y se sentó a su lado - bienvenido, mi joven aprendiz.
Harry volvió la mirada a su nuevo maestro y se quedó de una pieza, él era un hombre joven, su apariencia decía que tenía unos 30 años, era moreno, de ojos grises con tonalidades doradas, pero lo que más le llamó la atención era el parecido que tenía con él... Por Merlín.
- Si, Harry, soy antepasado de los Potter, eso lo sabes desde que pudiste sacar mi espada del sombrero seleccionador en segundo año.
- ¿Eres Godric Griffindor?
- Muy buena deducción, mi querido Harry - le sonrió - lo soy, al menos en este lugar - se encogió de hombros - hace mucho que espero por el más poderoso de mis aprendices, alguien que sea de mi propia familia.
- Pero se supone que desapareció después de la muerte de Salazar Slytherin.
- Bueno, yo soy un fénix neto, aunque también lo soy de la familia del león, me transformaba en un león como animago y le dejé a mis descendientes mi espada, según sé, venciste a la bestia que dejó Slytherin con ella ¿verdad?
- Si, vencí al basilisco gracias a ella, pero también gracias a Fawkes, si no le hubiese sacado los ojos no abría llegado muy lejos.
- Bueno, todos los fénix te protegerán siempre, lo llevas en la sangre - le puso la mano en el hombro - y aquí ellos recobrarán su forma original - señaló al ave de Harry y este cobró su verdadera apariencia - Bienvenido, James, esperaba que fueras tú mi aprendiz.
- Pero decidiste esperar por Harry ¿verdad?
- Siempre había sacado a mis aprendices del colegio luego que terminaran su educación - le dijo - pero te dejaste embarazar y no podía ni quería arriesgar al pequeño en tus entrañas.
- Pero no escogiste a Jeremy - le dijo Harry.
- Por supuesto que no, estaba mezclado con la sangre de un veela, es demasiado temperamental - le dijo - y tú habías nacido bajo la estrella adecuada para ser el nuevo brujo blanco.
- ¿Por qué no lo llamaste siendo pequeño?
- Porque el descendiente de Slytherin lo marcó como su igual y eso lo hacía el único capaz de ponerlo a raya y vencerlo - hizo que Harry se pusiera de pie - y si estás en este lugar y no en la zona de entrenamiento, es porque sigue intentando regresar por medio de la peor de las magias negras.
- Y para ello necesita de la magia de los Malfoy ¿no es así?
- Necesita la magia de tres veelas - le dijo - Jeremy corre el mismo peligro que el resto de su familia, sólo que no muchos saben la verdad, y mientras ello se quede entre los míos, estará a salvo.
- Snape sospecha que Jeremy es hijo de Lucius - le dijo James - si él se llega a enterar, va a quedar la escoba.
- No es problema - sonrió Griffindor - podemos hacer algo al respecto.
- Perdone, pero dijo que esta no era la zona de entrenamiento - le dijo Harry.
- Este lugar se le conoce como el lugar del tiempo no-tiempo, lo que equivale a decir que aquí transcurre el tiempo de una forma muy diferente al mundo de los vivos - señaló a su alrededor - aquí podrías estar un siglo y allá abajo sólo habrán pasado poco más de tres meses, y lo mejor es que aquí no se envejece, aunque supongo que irás mejorando tu aspecto físico.
- ¿Cuánto tiempo me tendrá en entrenamiento?
- Es mejor que me tutees - le dijo sonriendo - otra cosa, James, hiciste de las tuyas antes de venirte ¿verdad? - y vio a moreno ponerse rojo - bien, voy a tener que ponerte bajo entrenamiento a ti también, tenemos a dos veelas en las mismas condiciones, sólo que uno de ellos ni sospecha que lo que cree fue un sueño es verdad.
- ¡Papá, eres un adultero! - lo regañó Harry - y has roto las reglas de la casa en dos ocasiones ¿no crees que es mucho?
- Bueno, tanto como adultero, no - dijo Griffindor - pero es cierto que rompió las reglas de la casa al acostarse con él sin estar casados.
- Bueno, es que Lucius está de comérselo - se defendió.
- Pero él está casado - dijo Harry.
- Los mortifagos mataron a Narcisa Malfoy antes que James se acostara con su viudo - le dijo Griffindor - tú lo viste en tu viaje y por eso te envenenaron.
- ¿Y cómo es que nadie ha descubierto nada?
- Malfoy Manor está protegida por mucha clase de conjuros muy difíciles de romper y son pocos los que van a visitar el lugar, así que, hasta que los Malfoy no pretendan regresar no se sabrá nada.
- Que desgracia, muerta por su ambiciosa hermana.
- Bueno, pero empecemos con el entrenamiento ¿sí? Cuánto antes lo termine, antes podré regresar a casa ¿no?
- Bueno, de principio te voy a decir que llevaremos tu entrenamiento sin que pierdas clases porque ya te perdiste un mes - empezó el brujo mayor - así que durante las horas de clases estarás allá, igual que de toque a toque los fines de semana y después que consigas dominar lo básico, empezarás a pasar más tiempo aquí y te haré la primera prueba de tu adiestramiento.
- ¿También aquí tendré que rendir exámenes? - gimió.
- Harry, hijo - lo regañó su padre divertido.
- No son con el mismo fin, Harry, es para que tu fénix vaya fortaleciéndose y tomando su color verdadero - le sonrió su maestro - además, has de saber que está terminantemente prohibido decirle a nadie qué es lo que se te está enseñando aunque puedes usar la magia aprendida.
- ¿Ni siquiera...?
- A nadie en absoluto, ello te llevaría a perder el contacto con tu padre ¿entiendes? Además, en el momento en que tu fénix se ponga rojo, el entrenamiento se habrá acabado.
- ¿Por qué se pondría rojo? ¿Dumbledore fue su aprendiz?
- Si, lo fue, pero a medida que iba aprendiendo, Fawkes se puso rojo - suspiró - no que sea malo, pero le gusta demasiado el secreto y vigilar a los otros, planear demasiado a futuro, espero que el tuyo de mantenga dorado y aprendas todo lo que tengo para enseñarte y así al fin podré descansar en paz.

Draco miraba por la ventana sin ver, había pasado la mejor de las noches en los brazos de su ahora esposo, sentía que algo extraño le cosquilleaba en las entrañas, pero él no estaba cuando se despertó, así que se acercó a la ventana y lo que vio lo llenó de una profunda tristeza, nunca la nieve le había dado tantas ganas de llorar. Era un Malfoy, se suponía que no lloraba, pero su padre lo había hecho, así que se sentó de regreso en la cama dejando que las lágrimas cayeran libremente por su cara. Así estaba cuando Jeremy entró para preguntarle si deseaban comer.
- Draco, pequeño ¿qué te pasa? ¿Por qué lloras?
- ¡Está nevando! - gimió y se echó a llorar contra su hombro.
- Por Merlín - dijo abrazándolo - no te pongas así, mi hermano va a regresar.
- Pero se suponía que despertaría en sus brazos esta mañana.
- Draco, tranquilo - lo acarició - a tu esposo no le gustaría verte así.
- Supongo que es verdad - se enderezó - estoy dejando el orgullo de mi familia por el suelo - se limpió las lágrimas.
- Por cierto, tu padre no se veía muy bien esta mañana, se ha peleado con Sirius hace poco rato por una tontería y Snape se le ha unido y el director los ha transformado a los cuatro en niños pequeños - sonrió - les dijo que se comportaran como lo que eran y volverían a la normalidad.
- ¿En serio? ¿Y volvieron ya a la normalidad?
- Sirius, Remus y tu padre, si, Snape sigue siendo un niño chiquito, creo que no le gusta dar su brazo a torcer - sonrió - Blaise lo está cuidando ahora, se comporta como un niño de cuatro años ¿sabes?
- Me gustaría verlo - sonrió calmándose al fin.
- Venga - le dijo - deben estar en el comedor, Blaise se ve tan dulce cuidando a semejante niño, pero me imagino lo que va a pasar el lunes si él no se decide a comportarse como un adulto respetable.
- ¿Estaremos sin profesor de pociones?
- Así parece - salieron de la habitación y se fueron al comedor en donde el pequeño Severus jugaba con los chicos menores de Griffindor - vaya, cambió de niñera - dijo divertido.
- Por Merlín ¿ese es mi padrino?
- Si no lo hubiese visto transformarse con mis propios ojos - le dijo Blaise - te habría jurado que no lo es - se abrazó a Jeremy - es verdaderamente un crío insoportable ¿saben qué quería? - le dijo escandalizado - que lo cargara.
- Ni que fuera tan terrible - le dijo Jeremy soltándose - yo lo haría.
- Eres un Potter, seguramente un Griffindor si hubieses estado en el colegio, pero yo soy un Zabinni y un Slytherin muy digno.
- ¿Sabes? Acabas de desilusionarme - le dijo Jeremy molesto - a mí me gustan mucho los niños, yo tendré al menos media docena - se alejó un poco de ellos - tal vez Charlie Weasley acepte tenerlos conmigo.
- ¿Me vas a cambiar por un... Weasley? - dijo furioso.
- Bueno, me gusta este pequeño ¿Cómo estás, Sevy? - le levantó y dio giros con él haciendo al pequeño reír aferrándose a sus hombros.
- Creo que Jeremy es muy Potter y acabas de herirlo - le dijo Draco.
- No iba a cargar a ese mocoso, por mucho que sea mi profesor - le dijo cruzándose de brazos fastidiado.
- Pues creo que perdiste a Jeremy - caminó hacia él - bájalo, vas a marearlo.
- Es un pequeño muy guapo ¿no crees? Me gustaría tener un hijo así - le sonrió y los otros chicos se rieron antes de echarse a correr.
- Jeremy, no puedes verlo como adulto - le dijo Draco asombrado.
- ¿Y qué? Sólo querría tener un hijo suyo si es así de lindo.
- Tienes safada una tuerca - le dijo Sirius riéndose - un hijo de Snivellus.
- Bueno, ¿qué tiene de malo? - le dijo amoscado.
- Nada, sólo que tu herencia de merodeador debería apartarte de él ¿no crees?
- Es que este enano me parece adorable, yo daría lo que fuera por un hijo así - suspiró - venga ¿quieres comer algo rico, amorcito?
- ¡Natilla de chocolate! - le dijo rodeándole el cuello.
- Bueno, pero primero te comerás todas tus verduras ¿de acuerdo?
- ¿Tengo que hacerlo? - lo miró - de acuerdo, pero estará cubierta con nueces ¿te parece? Me gustan mucho.
- Dios, este muchacho es más Potter de lo que se ve - dijo Lucius mirándolo divertido - sólo me pregunto por qué Severus se comporta realmente como si fuera un niño de cuatro años.
- Porque, me temo - dijo Dumbledore mirando a su profesor de pociones - es así, se volvió un niño de cuatro años no sólo en lo físico, sino en lo mental.
- Lo que quiere decir... - dijo Draco alzando las cejas.
- Que permanecerá así por un buen tiempo. Porque la condición para que el conjuro se acabara era que se comportaran como adultos racionales.
- Por cuando nos transformaste, nosotros seguimos siendo adultos - le dijo Sirius preocupado - ¿por qué él cambió?
- Interferencia mágica - le dijo - a veces, cuando tratan de romper las barreras mágicas del colegio, los mejores hechizos pueden fallar.
- ¿No puede volver a mi padrino a la normalidad?
- Lamentablemente, le puse una condición al término del hechizo y tendremos que buscar el conjuro correcto para volverlo a la normalidad.
- Mientras, me haré cargo de él.
- Vas a necesitar un profesor de pociones - le dijo Remus divertido.
- No me mires a mí - le dijo Lucius - era bueno, pero no tanto.
- Si me lo permite, yo soy bastante bueno - le dijo Jeremy - y así podría cuidarlo mientras encuentra la solución a su problema.
- Me parece muy bien, serás su reemplazo.
- Bien, por ahora Sevy está bajo mi tutela.
- ¿Qué tan bajo podemos caer ahora los Slytherin? Y están sin jefe de casa.
- Jeremy Podrá hacerse cargo, estoy seguro.
- ¿Un león a cargo de las serpientes? - saltó Lucius escandalizado.
- Por lo menos no es una serpiente embarazada de un león sin haberse casado con él - le dijo Sirius malicioso al oído - deja al muchacho en paz.
- ¿Qué estás insinuando, remedo de perro?
- No te exaltes, pero mis capacidades de "perro" que tanto insultas me han hecho descubrir que estuviste con alguien que huele muy familiar, exactamente James Potter, quien extrañamente estaba esa noche contigo ¿qué clase de magia negra es aquella que lo regresó de la tierra de los muertos?
- No he hecho ninguna clase de magia - le dijo cruzándose de brazos fastidiado - ninguna magia puede traer de regreso a los muertos.
- ¿Pues te digo algo? Hueles a James - se alejó y se sentó con Remus.
- Estás chiflado - le replicó molesto.

Harry se sentó a tomar aire, estaba cansado de intentar el conjuro, a cada rato terminaba medio transformado, ya se arriba, en un costado o abajo, pero jamás por completo y ya estaba perdiendo la compostura.
- No, Harry, debes concentrarte - le decía su padre divertido.
- A ti te tomó tres años controlar lo del animago ¿cómo me pides a mí que lo consiga en apenas un mes? - le reclamó cansado - y no es el único conjuro que debo practicar y tengo ganas de vomitar de tanto intentarlo.
- ¿No estarás embarazado de casualidad?
- No, en ningún momento estuve abajo, Draco no quiso.
- Déjalo descansar, James - le dijo el maestro - creo que es hora que aprendas otras cosas en las que no necesitarás magia.
- Espero que no pociones, con Snape tengo más que suficiente.
- A propósito de tu querido profesor de pociones, lo he convertido en un niño de cuatro años - sonrió - y no volverá a la normalidad hasta que tu entrenamiento esté completo - hizo aparecer una mesa y tres sillas a su alrededor - será historia de la magia, supongo que sabes algo.
- ¿Eh? - lo miró sorprendido y se puso rojo - lo siento, esa clase me la dormía.
- Lo sé, te he estado vigilando por medio de Fawkes - se rió - el profesor Binns ha enseñado a muchas generaciones de alumnos historia de la magia y me temo que durante todo ese tiempo sólo ha tenido dos o tres alumnos que le escuchan cuando mucho, es aburrido.
- ¿Y qué es lo que vamos a estudiar?
- La historia de las familias descendientes del fénix, es importante que conozcas la historia de tus ancestros.
- Sé que somos descendientes del león Verache y los fénix, pero ¿cómo?
- Bueno, Verache era un león mágico que en ciertas ocasiones se podía transformar en humano, estaba enamorado de una chica humana, una bruja, por añadidura, de gran poder mágico. En una de esas ocasiones que él era humano, ella se enamoró de él y se casaron, por supuesto, ella no sabía de su verdadera forma y se preocupaba cuando desaparecía por largas temporadas, así que para retenerlo, se embarazó de él, pero él perdió su capacidad de volverse humano y jamás pudo regresar. Cuando este muchacho nació, mi bisabuelo, ella se enfermó mucho y quedó a cargo de un fénix, este se enamoró del muchacho a medida que fue creciendo y buscó y buscó hasta encontrar la forma de volverse humano, a cambio de ello, perdería muchos de sus dones, como la gran fuerza y las lágrimas contra los venenos y sus descendientes sólo podrían descansar si morían de forma natural.
- ¿Por eso mi papá se transformó en un fénix?
- James es un caso especial, estaba en la tierra de los muertos dado que yo no te llamé a ser mi aprendiz, pero apenas comenzaste a manifestar a gritos tu gran magia blanca, él regresó transformándose en un fénix. Además, por ser tan fuerte tu magia, ahora pertenece al mundo de los vivos, es casi a la inversa de un animago, herencia del león Verache.
- O sea que me puedo transformar en humano fuera de aquí.
- Sólo si Harry consigue mantener su magia totalmente pura y te quedas dorado - miró al joven que miraba el libro frente a ellos - si llegase a tener un asomo de ambición, aunque no sea mala, el entrenamiento se acabará y no podrás ser humano fuera de aquí.
- Bueno, yo soñaba con ser auror - le dijo Harry - pero mi mayor ambición era tener a mi familia a mi lado, estar tranquilo, disfrutar de mis hijos, darle amor a mi pareja, volver a tener a mi lado a los que amo y me han amado, lo que significa que perderé el entrenamiento.
- Harry, el querer tener amor no te quita el entrenamiento - le dijo su maestro - al contrario, es ese amor lo que te hace más fuerte, es tu mayor escudo contra el mal - suspiró - cuando pequeño tus dos padres dieron sus vidas por ti, has enfrentado a Voldemort no por demostrar que eres mejor, sino porque no quieres que otros pasen por lo que pasaste, amas tanto a tu esposo que la mitad de tu magia la dejaste en él para protegerlo.
- Yo tenía razón, podrías transformarte de lo mejor - le dijo James.
- El amor te ha dado una familia grande, James - le regañó el maestro - no deberías quejarte ¿sabes que tu hijo mayor se ha convertido en profesor de pociones en Howgarts? - se rió - si, y está decidido a cuidar a Snape, creo que le gusta el hombre por como era de niño.
- ¿Le gusta Snivellus? - dijo escandalizado - que horror.
- Tiene pésimo gusto - dijo Harry haciendo un gesto de asco.
Griffindor hizo un gesto y se apareció otro libro frente a ellos, debía seguir preparando al nuevo brujo blanco en todos los aspectos de su vida. Harry levantó la mirada y se topó con un nuevo texto "Grandes hierbas medicinales y sus propiedades curativas".
- Creo que a Neville le interesaría mucho este libro.
- Lo que aquí aprendas, de aquí no sale - le recordó.
Harry asintió y abrió el libro mientras dejaba que este lo absorbiera y lo llenara de muchos conocimientos antiguos.

Sirius y Remus se despidieron de Jeremy y de un lloroso Severus que se había encariñado mucho del animago y quería irse a toda costa con él, pero Jeremy no se permitió, pobrecito, quién sabe qué le harían los merodeadores si caía en su garras, en especial de las de Sirius.
- Es aburrido verlo así - dijo este consiguiendo hacer que lo soltara luego que este le plantara un húmedo beso en la mejilla - nos veremos el otro fin de semana ¿de acuerdo?
- Te quiero mucho - intentó abrazarlo de nuevo.
- Que niño este - se alejó - cuida a Jeremy ¿de acuerdo?
- ¡No te vayas! - se echó a llorar - ¡por favor!
Remus se agachó a mirarlo a los ojos intentando calmarlo, pero el niño lo esquivó y volvió a abrazar a Sirius por las piernas, cosa que comenzaba a exasperarlo.
- Mira, Severus, Sirius no te puede llevar - intentó razonar el licántropo.
- Es tu culpa - le dijo con rabia - tú me lo quitas, por eso no me lleva con él.
- Oh, vamos, Remus no tiene nada que ver - le dijo Sirius molesto.
- Claro que sí, a él lo quieres y a mi no - le soltó llorando de nuevo.
- Por Merlín - suspiró agachándose a su altura - claro que quiero mucho a Remus, pero tú debes quedarte aquí para solucionar tu problema.
- ¿Por qué no te quedas conmigo? - le pidió
- Remus y yo tenemos que arreglar unos problemas, pero te prometo regresar el próximo fin de semana - le dijo.
- ¿Y no puede hacerlo sólo y que tú te quedes conmigo?
- No, es algo que debemos solucionar entre los dos.
- ¿Y por qué no me puedes llevar contigo?
- Este niño no razona - dijo Remus cansado - creo que no tenemos muchas alternativas, no podemos llevarlo a casa, tiene que estar aquí si queremos que vuelva a la normalidad, así que deberás quedarte.
- No tengo paciencia, además ¿dónde me voy a quedar? No en Hogsmeade, comenzarían a hacer preguntas y no podemos explicar las cosas.
- En el colegio, siempre hay algunas habitaciones disponibles - le dijo McGonogall - no creo que sea problema.
- Diablos - dijo entre dientes y levantó al pequeño - está bien, te cuidaré hasta que encontremos una solución para ti.
- Y yo que quería hacerme cargo de Sevy - se lamentó Jeremy.
- Deja de llamarlo así - le dijo Sirius molesto - venga, vamos a sentarnos a comer - le levantó - quien diría que te iba a tener que tomar en brazos - suspiró mientras el niño lo abrazaba de nuevo, pero por ahora por el cuello y muy feliz - espero que cuando recobres tu verdadera forma no te acuerdes de esto - le dijo y lo sentó en una silla alta para que comiera.
- Deberia pedirle a Creevey que le hiciera una foto a esos dos - dijo Draco divertido - así podría probarle a mis nietos que esos dos estuvieron muy juntos, como padre e hijo.
- Bueno, supongo que no me queda más por hacer - suspiró Remus - como Severus no me quiere cerca, iré a ver si consigo el permiso yo solo.
- Si se suponía que yo sería su padre - dijo Jeremy molesto.

Harry suspiró al volver a la normalidad, había conseguido transformarse en forma completa en dos animales distintos, pero estaba cansado, hacía mucho que no veía a su esposo, quería hacerle cariño, no le gustaba la cama fría, el tiempo allí era plano, no había temperatura, pero quería el calor de su esposo.
- Puedes regresar al colegio - le dijo su maestro - pero debes recuperar el resto de la magia, tu esposo está a salvo. Y, James, si vas a estar con el otro Malfoy esta noche, te diré que no le dejes tu aroma, has despertado las sospechas de tus amigos.
- Señor ¿puedo hablar del lugar?
- Siempre y cuando no digas nada de lo que has aprendido aquí, ni a tu esposo ni a tus mejores amigos - suspiró - pero puedes decirle a Dumbledore que no se preocupe por Snape, que volverá a la normalidad por sí sólo.
- Supongo que mi hermano estará feliz de cuidarlo.
- Bueno, Severus Snape, así pequeñito como está, es un hueso duro de roer y está decidido que quien debe cuidarlo no es más ni menos que Sirius Black y este se ha visto obligado a cuidarlo.
- ¿Canuto está cuidando a Snivellus? - dijo James sorprendido.
- Desgraciadamente para él, así es, debe ser terrible tener que cuidar a un niño que es uno de sus peores enemigos.
- Eso tengo que verlo - dijo Harry - sé cómo regresar al colegio, pero ¿cómo hago para regresar aquí?
- Es muy fácil, piensa en luces blancas y estarás aquí de inmediato - le sonrió - pero debo decirte que si estás mucho tiempo fuera de clases, tengas o no a James, estarán ambos de regreso aquí ¿de acuerdo? Y no trates de capear clases, si sales de un salón sin una causa verdadera estarás aquí de inmediato y no regresarás hasta la hora siguiente, lo que te significaría varios días de castigo ¿entiendes?
- Nunca he capeado clases - le dijo - ni siquiera pociones con Snape.
- Muy bien, no te ofendas, era solo una advertencia.
Harry lo mitró tratando de calmarse y esperó que su padre se transformara de nuevo en fénix antes de concentrarse en estar de regreso en el colegio.
Harry cerró los ojos al sentir el tirón en el ombligo y que el mundo daba cientos de vueltas a su alrededor, no le terminaría nunca de gustar la famosa aparición, por mucho que ya tuviese el permiso oficial, prefería volar, pero, claro, del lugar en que estaba hasta el colegio no podía hacerlo, debía conformarse.
Apareció en el Hall del colegio al abrir los ojos, estaba muerto de hambre, como no si en el lugar en el que estaba no había tenido apetito, pero aquí ya era de noche, así que no había comido en todo el día, si ni desayunar había podido. Miró a Jim, ahora un tanto crecido, pero igual de dorado y se encaminó al comedor luego de mirar la hora en el gran reloj, eran las ocho, así que estarían cenando.
Entró en el comedor sin mirar a nadie y se fue a sentar en su lugar entre Hermoine y Ron, cosa que hizo que todo el resto de los alumnos se voltearan a mirarlo asombrados antes que cierto Slytherin se levantara de su lugar y corriera hacia él para abrazarlo con fuerza casi ahorcándolo.
- Draco, estoy bien - le dijo casi sin voz.
- Pensé que no volverías más al colegio - lo soltó plantándole un beso en la mejilla - que estarías largos meses lejos de mí al lado del brujo blanco.
- Creeme, cada día que pase alejado de ti será una verdadera eternidad para mí - le acarició las manos sobre sus hombros - ahora ¿me dejas comer? Estoy agotado y medio muerto de hambre.
- Mi Harry es un romántico - le dio un nuevo beso en la mejilla - cada día lejos de mí es una eternidad para ti, que lindo hablas - suspiró y regresó a su mesa flotando como en una nube.
- "Y eso será literalmente" - se rió el fénix mirando la mesa de los profesores donde Siruis estaba dándole de comer a un niño de cuatro años de cabellos negros - "ahora entiendo por qué nos seguía tanto, le gustaba Canuto, pero como este estaba enamorado de Remus, lo molestaba".
- No digas tonterías - lo recriminó en voz baja metiéndose una presa de pollo en la boca y luego un buen poco de puré de patatas. Tragó antes de continuar - y esta noche te vas a quedar con Jeremy ¿entiendes?
- "¿Por qué debo hacerlo? Lucius es libre ahora para estar conmigo".
- Pero él todavía no lo sabe - le dijo molesto - no volverás con él hasta que se descubra todo el queso, no me hagas sentir culpable ¿de acuerdo?
- "No estoy de acuerdo, quiero estar con..."
- ¿Recuerdas lo que nos dijeron respecto a lo que pasaría si yo me voy de lengua? - le dijo en voz muy baja pero amenazante - no quisiera perder la ocasión de seguir aprendiendo cosas allá, pero tampoco puedo permitir que te sigas comportando de un modo tan licencioso.
- "Ya te pereces a Lily, eres un gruñón" - le dijo y voló hasta posarse en el hombro de Sirius que le sonrió apenado.
Harry lo miró molesto, ¿no se suponía que si era su padre debía comportarse como un adulto responsable? ¿O sería acaso que, por ser un pequeño fénix se comportaba como un adolescente lujurioso? Miró a su hermano y notó que estaba molesto sentado en el lugar que le correspondía a Snape, le lanzaba miradas tales a su padrino que parecían iban a congelar el infierno.
- ¿Vieron lo que le pasó a Snape? - les dijo Neville - nunca pensé que sentiría compasión por él, siempre le había temido.
- Bueno, quizás al director se la pasó un poquito la mano - dijo Colin - pero es divertido verlo así. Además, no tendremos pociones hasta que vuelva a la normalidad - sonrió complacido.
- Estás equivocado - le dijo Harry - según supe, Dumbledore ya tiene un reemplazante para Snape para todo el tiempo que sea necesario y ahora está ocupando su lugar en la mesa de profesores.
- ¿Tu hermano nos va a dar clases de pociones? - dijo Denis.
- ¿Cómo sabes que va a ser él? - le dijo Ginny - y sabes lo que pasó.
- Al lugar donde el brujo Blanco me llevó nos enteramos de todo - se encogió de hombros mientras seguía comiendo - además, fue culpa de mi maestro que Snape esté así, estaba demasiado cerca de averiguar algo que pondría en peligro al mundo mágico.
- Pero convirtió al profesor Snape en un niño pequeño.
- Fue Dumbledore quién lo transformó - le dijo con suavidad - sólo interfirió un poco e hizo que fuera imposible que el conjuro se rompiera.
- ¿Sabes que fue lo que pasó? - le dijo Ron divertido - sólo escuchamos algunos rumores al respecto.
- Creo que Sirius se puso a discutir con mi suegro, Snape se puso de lado de este último y Remus del lado de mi padrino y para detener una pelea que podía llegar a ser peor, los hizo convertirse en los niños que aparentaban ser con la condición que si se comportaban como adultos volverían a la normalidad - sonrió - pero mi maestro le dio la mentalidad de un niño de cuatro años a Snape para que no siguiera metiendo su nariz en lo que no le importa.
- Encuentro que ha sido cruel de su parte - dijo la pelirroja.
- Pongámoslo así - le dijo él aburrido - Snape no fue tratado muy bien durante su infancia, creo que su padre no estaba muy contento de tener un hijo mago, y ahora tiene la oportunidad de recibir el cariño de un mago de verdad, aunque no creo que Sirius esté muy contento de fungir como su padre.
- Entonces tú estás feliz de no tenerlo como profesor.
- No puedo decir lo contrario, Ginny, pero de ahora en adelante yo voy a estar bajo el más duro de los entrenamientos, no puedo abandonar mis estudios en el colegio y cada momento que tenga libre será ocupado para estudiar, así que lo que le pase a Snape me tiene sin cuidado.
- ¡Ah, pero tienes tiempo de romanticismo con Malfoy! - dijo furiosa - Cada momento que pase lejos de ti será para mí una eternidad ¿verdad?
- Te mueres de envidia - le dijo este divertido - sólo estás celosa porque Harry se casó conmigo y tú no tienes...
- Draco, por favor - lo silenció Harry - vamos a dormir ¿de acuerdo?

Srius estaba sentado en el borde de la cama con el pequeño Severus escuchando atentamente la historia que le estaba leyendo, había pretendido hacerlo dormir y acostarse en la otra habitación, pero este se había recostado contra su pecho y ahora estaba medio dormido balbuceando que lo quería mucho y su corazón de Griffindor se había llenado de ternura. Ciertamente odiaba al Snape adulto, pero a ese pequeño no podía odiarlo ¿cómo hacerlo si lo que siempre había querido era ser padre? Lo soñó cuando se dio cuenta que amaba a Remus, pero no se podían casar por ser este un licántropo, se había conformado con ser padrino de los hijos de James, pero no tuvo ocasión de criar a Harry cuando perdió a sus padres. Suspiró dejando el libro a un lado, de seguro ese era el motivo por el cual no podía ver llorar al pequeño.
Severus se quejó cuando el mago lo dejó sobre las almohadas, no quería quedarse solo, pero el animago sólo se acostó junto a él y apagó la luz en silencio antes de dejar que se volviera a acomodar contra su pecho.
- Te quiero mucho, Sirius - le dijo durmiéndose al fin.
Sirius decidió no contestar, después de todo ¿qué le decía? No le iba a decir que él también, a un pequeño no se le miente, pero tampoco le podía decir la verdad, que estaba cuidándolo porque no le quedaba de otra. Le acarició el cabello con delicadeza y volvió a suspirar ¿quién diría que iba a terminar durmiendo con Severus Snape entre sus brazos? Si alguien se lo hubiese dicho le habría recomendado un buen psiquiatra o una estadía permanente en San Mungo, pero ahora estaba allí. Bostezó, acomodó mejor al niño y se durmió, tendría un largo día cuidando al pequeño al otro día.
Una pequeña llama bailó en la chimenea y de ella salió un joven fénix que dejó en la mesilla de noche una nota, sabía que a Sirius no le iba a gustar mucho la noticia que le dejaba, pero ni modo de cambiar la situación, el gran Brujo Blanco había hecho eso para proteger a los Malfoy y no les quedaba más que asumirlo y llevarlo lo mejor posible.

Lucius se movió de nuevo en su cama, no podía conciliar el sueño, a cada rato le parecía llegar el aroma de James a sus sentidos, casi podía sentir como este lo envolvía y le quitaba la cordura. Quizás lo mejor fuera que en la mañana regresara a su casa, no podía dejar que la melancolía lo consumiera.
Un pequeño ruido lo hizo ponerse alerta y levantó su varita.
- Lumos - dijo en voz baja y se sorprendió al ver al pequeño fénix ya más crecido dejando una nota sobre la mesita de noche - ¿qué haces aquí? - movió la cabeza - solo los Potter pueden hablar con los Fénix ¿verdad? - suspiró - espero que la nota no sea por nada serio - la tomó y miró al ave - ¿esperaras mi respuesta?
Jim agitó la cabeza negativamente las alas y regresó al fuego, no podía estarse comportando como un adolescente lujurioso con Lucius, después de todo ya iban dos veces que rompía las reglas de oro de su casa y no estaba siendo un buen ejemplo para sus hijos, debía ser un adulto responsable.
- ¿Cómo que Severus va a ser un niño de cuatro años hasta que Harry Potter termine su entrenamiento con el brujo blanco? - dijo el rubio preocupado - menudo problema.
Jim sonrió para sus adentros y se fue por la red interna de chimeneas del colegio, aún tenía que entregar otras notas por allí y regresar a dormir a la habitación de Jeremy, por más que quisiera pasar la noche con su querido Lucius, pero debía escuchar a su hijo.
- James - lo escuchó murmurar - si me hubieses querido como yo te amaba, o si de esos grandiosos días hubiesen quedado consecuencias, ¿qué no habría hecho yo para retenerte a mi lado?
Jim desapareció, pero entre las llamas quedó flotando hasta evaporarse una delicada lágrima de fénix, quizás en el futuro todo se arreglara entre ellos y le pudiera decir toda la verdad.

Harry estaba profundamente dormido, pero Draco a su lado no podía conciliar el sueño. El moreno se había comportado como un buen esposo, había sido apasionado y dulce al amarlo, lo había saciado por completo las dos veces, pero luego se había recostado en las almohadas y se había dormido sin decirle ni media palabra, tenía tanto que decirle, tantos sentimientos que revelarle, pero su querido esposo se había dormido.
Miró el reloj sobre la mesita de noche, eran casi las doce, pero él quería más que tener sexo con Harry, pero se daba cuenta que el moreno estaba realmente agotado, además, en la cena había comido enormes cantidades de comida, como si no se hubiese alimentado en un año.
Se recostó de nuevo sobre la almohada abrazando a Harry por la cintura, el que inconscientemente le pasó un brazo por la espalda abrazándolo también. Debería estar contento que estuviera de regreso y no hubiese desaparecido por tiempo indeterminado de su lado cuando apenas llevaban un día de casados, tenían todo el tiempo del mundo para contarse todo lo que fuera necesario saber del otro, sus deseos, sueños y esperanzas.
- Te amo mucho - le dijo el moreno entre sueños y Draco sonrió sabiendo que aquellas dulces palabras eran sólo para él.
- Yo también - le respondió depositando un suave beso en sus labios para luego volver a acomodarse subiendo una pierna sobre las de Harry que sólo lo apretó más fuerte contra él al sentir su calor.
Y así le fue más fácil dormir, a la mañana siguiente tenían clases y debía estar más repuesto si quería enfrentar como se debe la primera clase de pociones de su hermano ¿qué tendría pensado hacerles? Sonrió y la sonrisa acompañó todos sus sueños.

La mazmorra de pociones sólo tenía doce alumnos en séptimo año, según pudo ver Jeremy, de seguro el profesor era muy exigente con sus alumnos. Contento, se decidió a llevar el mismo ritmo, iba a ponerlos al nivel de los más grandes pocionistas del mundo mágico o moriría en el intento.
- Esta poción no aparece en sus libros de texto - les dijo dejando un pergamino frente a cada alumno - es de muy reciente invención, pero es complicada de preparar, requiere mucha pericia realizarla ¿Sí, Srta. Granger? - miró a Hermione que elevaba una mano.
- ¿Cómo se llama?
- Portiatus - le dijo y vio que ella no la conocía - ¿quién ha oído de ella? - miró a su alrededor y vio que Harry levantaba la mano - vaya ¿sabes de qué se trata?
- Portiatus te permite crear una imagen de ti mismo que puede cumplir determinadas órdenes. Sin embargo, el portiatus no hace de esa copia algo real, sino algo así como un inferi sin ser cadáver, pero sin la inteligencia de la persona que ha copiado.
- Eso es trampa, es su hermano - le dijo Parkinson.
- Pues debo recordarle, Srta. Parkinson, que para que se le dé la palabra debe levantar la mano - le dijo Jeremy - y le puedo asegurar que no es trampa, esa poción no se conoce en Inglaterra dado que fue inventada apenas hace unos cinco años en Francia. Además, yo no le pude contar nada a Harry porque, si no lo recuerda, estuvo ausente todo el día y llegó sólo a cenar y su querido esposo se lo secuestró.
Draco se puso totalmente rojo, su hermano era muy malo, era peor que Snape cuando ponía en evidencia a Longbotton.
- Y debo decirle que no tendré preferencialismos con nadie en absoluto, en especial con mi hermano o su esposo, tendrán que esforzarse si quieren ser los mejores - se regresó al escritorio y hechizó la pizarra - son las mismas instrucciones y deben empezar de inmediato.
La clase quedó en el más absoluto de los silencios, todos estaban ocupados cortando, agregando, mezclando ingredientes, la mazmorra parecía estar sumida en una de las clásicas clases de Snape sin que este estuviera allí quitando puntos u hostigando a los estudiantes.
Casi estaba por sonar la campana del término de la clase cuando Jeremy les ordenó que se detuvieran y se alejaran de los calderos.
- Cada cuál va a probar su propia poción - ordenó - primero usted, Srta. Parkinson - lo ordenó y ella la bebió. Casi de inmediato apareció una copia de ella, pero estaba totalmente inmóvil - bastante bien, pero le faltó un ingrediente - le dijo - Señor Zabinni, su turno - el muchacho se bebió la poción y salió una copia de él que de inmediato besó a Jeremy, lo que causó risa a los demás.
- ¡Yo no le ordené nada!
- Exceso de ingredientes - suspiró - Sr. McMillan.
Al final de la clase sólo quedaban Draco, Harry y Hermione por probar sus pociones, ya que la de Ron había salido bastante buena, sólo que a su copia le había faltado solidez.
- Bueno, Srta. Granger - le pidió y la copia de Hermione apareció y hizo lo que se le ordenó antes de desaparecer - Sr. Malfoy - la de Draco hizo exactamente lo mismo - Harry - este hizo un gesto de asco y se tragó la poción, era realmente asquerosa. Casi de inmediato apareció una copia de Harry, con sus ojos verdes brillando divertidos.
- ¿Dos Harry? - dijo Draco notando que era más sólido que los demás.
- Frente a mí - le dijo Harry y este obedeció - ponte en un pie.
- ¿Por qué debo hacerlo? - replicó con su voz.
- ¿No que no podía pensar? - dijo Nott desde su lugar.
- Exceso de magia blanca - dijo Jeremy - eso no debió pasar.
- Vete - le ordenó Harry y la copia, luego de encogerse de hombros, se evaporó en el aire igual que las de los demás - no entiendo.
- No fue Portiatus lo que creaste, sino una réplica tuya - miró la poción, era más oscura que las de sus compañeros - se te pasó de cocción - suspiró - no podías saberlo, de todas maneras, el tiempo que les di era el justo para terminarlo sin problemas.
- Este... hay algo más - suspiró - cambié un poco el orden de los ingredientes.
- ¿Cómo dices? - lo miró preocupado.
- Es que me distraje y me fijé recién que me faltaban, así que los agregué poco antes que dijeras que se nos acabó el tiempo.
- ¡Potter tenía que ser! - se burló Nott.
- Le recomiendo, Sr. Nott, que se abstenga de ese tipo de comentarios.
- Si, mejor te callas - lo amenazó Draco - no te atrevas a insultar a mi esposo.
- Es que podrías haberte conseguido a alguien mejor.
- Srta. Parkinson, tiene detención este sábado - le dijo Jeremy molesto - le ruego que recuerde que hay un profesor presente y que, aunque a usted no le guste, es su jefe de casa hasta que el Profesor Snape vuelva a la normalidad.
- ¿Por qué debo aguantar que un sangre sucia me falte el respeto y me esté dando órdenes? - le dijo ella molesta.
- Veo que quiere problemas, Srta. Parkinson, me veo forzado a imponerme con usted, así que se ha ganado algo más que un castigo - dijo malvado - y le diré algo más, no hable de pureza de sangre, que podemos sacar trapitos al sol que a su familia no le gustaría conocer - miró a los demás - quiero que investiguen "Acromentis" para la siguiente clase, con 20 pulgadas estará bien - miró a Hermione - y la letra de tamaño natural - se volvió hacia Parkinson - el doble para usted y se ha quedado sin fines de semana en Hogsmeade. Harry, tu investigación va ser la misma, pero quiero algo especial sobre la poción de hoy, no puedo creer que hayas conseguido lo que muchos investigadores jamás lograron, un desdoblamiento.
- Fue pura casualidad - se defendió.
- Lo que haya sido, es uno de los mayores descubrimientos y me alegro que haya sido en mi clase, eso se merece un excelente.
- Pero si ni siquiera era la que pretendía enseñarnos - dijo Zabinni.
- Tal vez - dijo - pero nadie había conseguido jamás descubrir una poción que no solo te permitiera duplicar tu cuerpo, sino también tu mente y entregarle parte de tu magia, ese ha sido el logro de Harry.
- El chico maravilla ¿no? - dijo Nott.
- Me temo que usted también quiere una detención, Sr. Nott.
- Claro que no, profesor - dijo este de inmediato.
- Bien, pueden retirarse - detuvo a su hermano - Harry, creo que lo mejor es que investigues tu poción, podría servir de mucho que la inscribieras como descubrimiento en el Ministerio.
- A mí me parece que es muy peligrosa - dijo Hermione.
- Por lo mismo es mejor patentarla, así si alguien llegase a prepararla por casualidad, estarían sobre aviso.
Harry lo miró y anotó en su horario mágico, podaba aquello, si no tenía mucho tiempo, ya que terminada la clase de encantamientos debería regresar al entrenamiento con el Gran Brujo Blanco ¿En qué momento iba a hacer todos aquellos trabajos?

A la hora del almuerzo llegó hasta Draco una lechuza negra, era la de su padre y le llevaba un mensaje que lo dejó blanco. Lucius Malfoy había ido a Londres a realizar unos negocios y al volver a Malfoy Manor la había encontrado en ruinas, había preguntado a los elfos qué había pasado, pero nadie sabía nada, así que le había encargado al ministerio que averiguaran lo que había ocurrido luego de levantar la magia de la mansión. Sólo en ese momento se pudieron dar cuenta de la magnitud de los daños, habría que reconstruirla desde los cimientos mismos, pero eso no era todo, Narcisa había aparecido muerta, según los investigadores había sido torturada y asesinada luego con el veneno de serpiente negra africana. Por supuesto, los aurores sospechaban que había sido obra de los morfifagos prófugos que antes los atacaran a ellos, aunque no estaba la marca tenebrosa.
Draco se sentó junto a Harry y se abrazó a él llorando, su madre era importante para él, lo había querido siempre, por ella estaba allí estudiando y lo había conocido. El moreno lo abrazó y le acarició el cabello con ternura, no tenía palabras para calmar su dolor, ningún conjuro podía evitar que sufriera una gran pérdida.
Jim se subió al hombro de Harry y vertió en el vaso de este unas cuantas lágrimas, el moreno lo hizo beberlas y Draco de tranquilizó un poco, respirando profundo.
- ¿Por qué estás triste? - le dijo el pequeño Severus.
- Mataron a mi mamá - le dijo.
- La mía no era una bruja buena - le confió - me odiaba porque mi padre no me quería y decía que era un fenómeno.
- La mía me quería mucho, aunque era un poco distante con mi padre - suspiró secando sus lágrimas con la manga de su túnica - pero mi tía me las paga.
- Los dolores pasan ¿sabes? - le sonrió y se fijó en Sirius - y yo tengo un papá nuevo que sí me quiere - y corrió tras él.
- Pobre, si supiera que es el corazón de Griffindor lo que hace que lo cuide - dijo Harry - aunque podría estar equivocado.
- Bueno, debo sobreponerme ¿verdad? Las lágrimas no son de los Malfoy.
Harry le sonrió a medias y miró a Jim, últimamente se estaba comportando muy bien, vez que lo miraba estaba jugando con Snape, quizás así de pequeño podía llegar a apreciarlo.
Salieron del comedor y cada cual se fue a su respectiva clase, Harry tenía encantamientos y Draco herbología, claro que él tenía después DCAO y Harry debía irse a entrenar.

Harry sentía que iba a estallar, desde que había comenzado su entrenamiento de brujo blanco no tenía un minuto de descanso, sólo esperaba que le diera un descanso para las fiestas. También estaban los entrenamientos de quidditch, no podía descuidar el equipo, el primer partido de la competencia era ese sábado contra Ravenclaw, había estado ocupado yendo y viniendo del lugar del tiempo del no-tiempo y había tenido que acomodarlo en su horario en las primeras horas de la mañana, cosa que no les gustaba a muchos, pero ello también había mejorado los tiempos de reacción de Ron y de los golpeadores, así que en sí era una gran mejoría.
Pero le dolían los huesos, se quejó en silencio, el brujo blanco le exigía al máximo y estaba obligado a entregarse por igual en todo, lo que había hecho subir sus calificaciones en todo, incluso asombró a la profesora McGonogall transformándose en un león en medio de la clase.
- Fantástico, Potter, pero hay un pequeño problema en su transformación.
- Lo sé, los leones de melena negra se extinguieron durante el imperio Romano y así simplemente puedo asustar a los muggles - suspiró - pero es lo que me resultó más fácil - se defendió.
En clases de Herbología asombró a la profesora Sprout al conseguir calmar a un bulbotubérculo bebé con una simple caricia en el rostro.
- No sabía que era tan fácil hacer que dejara de gritar - le dijo ella.
Y en clase de encantamientos había conseguido hacer levitar a todos sus compañeros sin provocar ningún percance, por lo que se había ganado 20 puntos y un excelente en clases.
Pero no estaba conforme, aparte de agotado se sentía desinflado.
- Harry - le dijo Draco abrazándolo por detrás. Eso era otra cosa que lo tenía de mal humor, el rubio estaba más cariñoso que de costumbre y celoso hasta de su sombra - esta tarde hay salida a Hogsmeade, me acompañarás ¿verdad? - le mordió la oreja.
El moreno se volvió hacia su esposo, desde que comenzara a entrenarse hace algunas semanas, las salidas le habían quedado vedadas, se lo había explicado ya cien veces, pero el rubio insistía e insistía con lo mismo.
- Hablaré con mi maestro a ver si me da la tarde libre.
- Nunca pasas los fines de semana conmigo - hizo un puchero.
Harry alzó la mirada al cielo y suspiró, cada día Draco se podía más hostigoso y pegote ¿sería a causa del embarazo? No podía asegurarlo, aunque habían aparecido ya los primeros síntomas, pero no estaba seguro.
- Ya veré luego del partido - dijo tratando de soltarse.
- Menos mal que ya no soy buscador, si de puro pensar en las alturas me mareo - le dijo - y no quisiera tener un accidente con nuestro hijo.
- Venga, vámonos al estadio, se nos hace tarde - le tendió la mano.
En silencio Harry entró a los camarines de su equipo mientras Draco se iba a las gradas a ver el partido con Jim en su hombro. Miró la tribuna de los profesores y le sonrió a Jeremy que estaba sentado con el pequeño Severus en su regazo mientras el padrino de Harry hablaba con su pareja y la profesora McGonogall un poco más allá.
Harry miró a su equipo y los animó a dar lo mejor de ellos, sería la última vez que él jugara contra Ravenclaw como buscador y quería hacerlo bien. El clima estaba frío, cierto, pero al menos no llovía, aquello facilitaría el juego.
- Y trataremos de hacer un juego limpio - dijo al final.
Salieron al campo con las escobas en la mano, tomaron sus posiciones y despegaron cuando la Sra. Hotch hizo sonar el silbato.
Draco miraba desde la tribuna de Slytherin el partido con sus compañeros, pero ellos no estaban tan interesados en lo que pudiera lograr Griffindor, sólo importaba el resultado ya que ellos le habían dado una paliza a Hufflepuf la semana anterior, pero era Griffindor el rival más peligroso, más estando Harry Potter de buscador, sus posibilidades se irían por un caño si ellos conseguían una buena diferencia de puntos ya que el último partido de la temporada sería con ellos. El rubio seguía con gran atención las evoluciones de su amado león pero no decía nada, comenzaba a marearse con cada vuelta que este daba alrededor de la cancha.
- ¡Y Griffindor marca! - dijo Ernie McMillan como locutor - mala jugada de Ravenclaw y los leones llevan una ventaja de 120 puntos a cero.
Harry divisó la snitch revoloteando contra las tribunas de Slytherin, era su oportunidad de sacarle ventaja a la casa de las serpientes ya que ellos habían ganado 220 puntos a 20 contra Hufflepuf en un partido cortísimo, así que se arrojó velozmente en pos de la escurridiza pelota dorada, sin embargo el buscador de Ravenclaw parecía haberla visto también y fue por ella. Sin embargo, la saeta de fuego de Harry era más veloz y era un buscador más experimentado, así que consiguió cogerla primero y elevarse a gran velocidad con ella firmemente sujeta entre sus dedos aunque seguía intentando escapar.
- ¡Tenemos la ventaja! - gritaba Ron - y no me marcaron ningún gol, que es lo mejor - miró a Hermione que se acercaba al equipo - ¿cómo está la cuenta?
- ¡Estamos a la cabeza!

Los días se arrastraban lentamente hasta la navidad, Draco ya estaba seguro de su embarazo, pero había algo raro. La semana anterior había ido a visitar a su padre y se había enterado que este también estaba en estado, pero se había negado en rotundo a decirle quién era el otro padre. También Sirius Black había accedido a llevarse a su casa al pequeño Severus, así que ya no estaba en el colegio. Y Jeremy, que seguía dando la clase de Pociones, había resultado ser más exigente que el propio Snape, Harry dijo que era egoísta a la hora de dar las notas, todos habían sufrido a causa de ello, incluso Hermione que no había conseguido ningún perfecto. Pero ello había redundado que en los ensayos de los EXTASIS todos obtuvieran los mejores resultados, es decir, un excede expectativas, con excepción de Harry que obtuvo la nota máxima al descifrar una complicada poción que no se usaba desde los tiempos de los fundadores del colegio, cosa que tenía bastante picada a su amiga.
Y Harry, cansado como estaba, había dado el complicado examen del Brujo Blanco con mucho ahínco y había conseguido su aprobación para la siguiente fase de su entrenamiento. Junto con ello consiguió que Jim se volviera un fénix adulto que permanecía en su tono dorado y unas bien merecidas vacaciones de navidad, las que irían a pasar a la casa de Sirius junto con Lucius Malfoy que había accedido a regañadientes.
Así que cuando llegó el día que salieron de vacaciones, Harry se fue a la chimenea de la torre de Griffindor con Draco agarrado de su mano y Jim en su brazo, sus cosas permanecerían en el colegio con excepción de Hedwid que volaría a su casa por su cuenta.
Jeremy también iba con ellos, estaba muy emocionado por pasar su primera navidad con su hermano y el hecho que iba a conocer el Londres mágico con él, de allí se iría unos días a Francia y luego regresaría al colegio para seguir con las clases por el tiempo que le restaba a Harry del entrenamiento.
Ya en la casa de su padrino este lo abrazó contento, al parecer allí el pequeño Severus había aprendido a querer a Remus y se llevaban bastante bien. También estaba Lucius Malfoy sentado en un sillón bebiendo algo y leyendo un libro que a Harry le pareció sospechoso, pero no dijo nada.
- Me alegra tener a toda la familia en mi humilde morada - dijo sonriendo.
- Sólo te faltan los elfos domésticos - le dijo Lucius.
- Has llevado una vida demasiado consentida, Lucius - le dijo Remus divertido - Hola, Harry, parece que has crecido un poco - lo saludó afectuosamente.
- Creo que a Lucius no le ha sentado muy bien el embarazo - dijo Sirius divertido - aún no se acostumbra a eso que va a ser madre.
- ¿Jeremy no ha llegado? - dijo Draco ignorando a su padre.
- Recuerda que él tiene que velar por los Slytherin y sus visitas a sus respectivos hogares - le dijo Remus - pero ¿cómo te has sentido?
- Molesto, en las mañanas me mareo por cualquier cosa, después tengo muchísima hambre, siento algún olor a comida y se me revuelve todo, pero después de eso me vuelve a dar hambre y todo lo que quiero es comer derivados de la leche.
- Pero ¿has tenido cambios bruscos de humor?
- Ni que lo digas - dijo Harry divertido - cada vez que voy a mis entrenamientos lo encuentro decidido a pegarme con lo primero que pilla a mano, otras veces me abraza llorando y otras simplemente me ignora.
- Los embarazos masculinos no son algo fácil de llevar - le dijo Remus - si hasta las mujeres se ponen insoportables estando embarazadas.
- Mientras no empiece con sus antojitos, estarán bien - dijo Sirius divertido mirando a Lucius - sabes que puedes tener lo que quieras, pero no seas abusivo, eso le podría hacer daño al bebé ¿entiendes?
- No molestes - le dijo - he seguido las instrucciones del médico al pie de la letra para no hacerle daño.
- Y recuerda que ya no eres tan joven para llevar bien un embarazo masculino - le dijo divertido y se escondió detrás del respaldo del alto sofá.
- Si bien no recuerdo, eres unos meses mayor que yo - le replicó fastidiado.
- Ah, pero no soy yo el embarazado - le respondió.
- Por el bien del bebé, déjense de pelear ¿quieren? - dijo Harry dejando a Jim sentado en el regazo de su suegro - es algo bueno - le sonrió - estaremos en familia.
- Me dijiste que tenías algo que mostrarme antes de salir - le dijo Draco.
- Bueno, ya que lo dices - sonrió - el brujo blanco me dijo que no podía hablar de lo que aprendo, pero sí del lugar al que voy a entrenar, lo llamó el lugar del tiempo del no-tiempo, allí el tiempo pasa más rápido que aquí, pero no se envejece, un día aquí es un año allá, por eso llego tan agotado y con tanto apetito.
- Así que cuando me dijiste que cada momento lejos de mí era una eternidad ¿no era por romanticismo? - le dio su esposo y al ver que Harry asentía se sentó en el sofá a llorar - ¡te odio!
- Draco, corazón - le dijo agachándose frente a él acariciando sus mejillas - no llores, te puedo dar algo más romántico que las palabras ¿sabes?
- ¿Algo más romántico que las palabras? - repitió mirándolo a los ojos.
- Veras que sí, vida mía - le dio un beso - no llores más.
Remus sonrió y dejó que el pequeño Severus saludara a los muchachos y comenzara a jugar con ellos, de seguro ellos tendrían más resistencia y paciencia que cualquiera de los adultos en esa casa de locos.

Realmente la casa de Sirius era un manicomio, el que Harry estuviera practicando a cada rato los distintos encantamientos que había aprendido para Severus y que el dueño de casa se transformara en perro cada vez que jugaban, se montaba en Harry convertido en león y corrían juntos por la casa, ya dos veces habían botado los finos jarrones de la sala, menos mal que se podían reparar con un sencillo conjuro.
- Merlín, ¿esos dos no se están tranquilos nunca? - reclamó Lucius mirando como corrían por la sala - si alguien del ministerio los viera, de seguro se ganarían unas vacaciones en Azkaban.
- Ah, pero podría delatarse tu secreto - le dijo Draco sentado con los pies en alto, le encantaba que lo consintieran - tu también eres un animago no registrado ¿recuerdas?
- Ya quisieras transformarte tú también.
- James se transformaba en un siervo - dijo Remus divertido haciéndole el quite a los que corrían por la sala - era igual de travieso, lo recuerdo corriendo a sus anchas por el bosque prohibido, era más rápido que Sirius y se ocultaba entre los árboles con su capa de invisibilidad y nos costaba montones pillarlo.
- Así que James tenía una capa de invisibilidad.
- Ahora la tiene Harry - le dijo Draco - la guarda como uno de sus mayores tesoros junto con su escoba.
- ¡Al fin estoy aquí! - dijo Jeremy a modo de saludo.
Dos enormes criaturas se le fueron encima y los dejaron todo cubierto de babas mientras Sev se retorcía de la risa mientras le hacía cosquillas.
- Ya, me rindo - gimió mientras se reía - paren, por favor.
- Ya, Harry, te ves asqueroso - le dijo Draco molesto - mejor ven y siéntate a mi lado - le ordenó.
- Creo que soy tu esposo, no tu esclavo - le dijo volviendo a la normalidad - y no me pongas caras, te aprovechas que estas embarazado.
- No lo hago - lloriqueó.
- Por Merlín - se sentó a su lado y lo abrazó ganándose una fea mirada de su suegro que se volvió a meter en el libro - eres muy Slytherin.
- No me gusta como se oyó eso, Potter - le dijo Lucius molesto.
- A últimas fechas nada te gusta, Lucius - le dijo Sirius volviendo a la normalidad también - quizás deberías buscarte una ocupación mientras estás en estado ¿no crees? Algo que te relaje ¿tejer, tal vez?
- Como vuelvas a mencionar algo al respecto... - lo amenazó.
- James aprendió a tejer mientras esperábamos en nacimiento de Jeremy - le dijo Remus divertido - y le hizo su primer ajuar a Harry también - se rió - claro que Lily los tuvo que hacer de nuevo, el primero le quedó chico a Jeremy y el segundo le quedó enorme a Harry.
- Ese es trabajo de elfos - le dijo Draco.
- Oh, si hasta un simple muggle puede hacerlo - le dijo Harry picándolo - es muy fácil, yo aprendí a hacerlo, te relaja.
- ¿Y por qué no le tejes un trajecito a tu hijo?
- Te mostraré - le dijo y transformó uno de sus pergaminos en lana y palillos y comenzó a tejer con rapidez y concentración, en pocos minutos tenía iniciado un chalequito - es fácil ¿ven?
- ¿Y desde cuando sabes hacer esas cosas? - le dijo Jeremy.
- Tía Petunia jamás me llevaba de vacaciones con ellos, así que me dejaba encargado en casa de la Sra. Figg o alguna otra persona, una de esas niñeras me enseñó a tejer, no hablaba para nada, era lo único que sabía hacer.
- Bueno, esta tarde iremos de compras al callejón Diagon - le dijo Sirius - puedes comprar lana mágica allí y comenzar con un "centro de madres" ¿No le llaman así los muggles?
- Padrino - le advirtió - te puede ir mal.
- Noto un poco extraño a Jim ¿no estará enfermo? - dijo Jeremy reparando en el fénix que estaba parado en el cuelga ropas en el más absoluto silencio - desde el colegio que lo veo silencioso.
- Se supone que los fénix solo cantan para mitigar las penas - le dijo Draco.
- Lo sé, pero suele hacer comentarios y hablar con nosotros - le dijo él.
- Parece que tiene pena - dijo Harry acercándose a él - ¿qué es lo que te pasa, Jim?
- "Es que me gustaría transformarme, pero no puedo hacerlo"
- Ya veo, quieres ser libre, quizás esta noche puedas hacerlo.
- "¿Me dejarías? Me gustaría hacerle saber a Lucius que lo quiero, al igual que a nuestro hijo, claro que no quiero que nadie más lo sepa".
- De acuerdo, encontraré la manera que queden a solas un par de horas, pero no hagas travesuras ¿de acuerdo?
- "Me he portado bien desde que llegamos aquí ¿no es verdad?"
- Muy bien, esta noche será tuya - le sonrió y le acarició la cabeza - te quiero y lo sabes ¿verdad?
- "Yo también te quiero mucho, Harry" - dijo y comenzó a volar por la sala.
- ¿Qué le pasaba? - dijo Jeremy mirando a su hermano.
- Creo que está necesitado de afecto porque hay un acaparador aquí que no me deja hacerle cariño porque se pone celoso - le dijo señalando a Draco.
- Yo no me pongo celoso de una tonta ave - replicó molesto - pero bien podrías desplumarlo y echarlo a la olla.
- Y dice que no está celoso - suspiró abrazándolo.

Y el momento para el fénix llegó sin que lo hubiesen planeado, al ir al Londres mágico Lucius Malfoy se negó a salir, así que se quedó en la casa decidido a dormir toda la tarde ya que no habría bulla por parte de los locos que jugaban con el niño y a que estaría solo con el fénix. Claro que jamás admitiría que la presencia del ave le hacía sentirse bien, como si su querido James estuviera con él, su suave canto lo hacía relajarse y dormir con lindos sueños en los que su amado siempre estaba presente.
Sentado en el sillón, se comenzaba a dormir cuando una visión se agachó frente a él rozando con suavidad sus labios. Así, medio dormido como estaba, abrió la boca y rodeó la nuca de quien lo besaba profundizando el beso, ese dulzor lo tenía grabado a fuego en su mente y en su corazón.
- James - susurró cuando este se apartó para respirar y abrió los ojos.
James le sonrió poniendo las manos en sus rodillas. Vestía de blanco con adornos dorados, tal como siempre se presentaba el brujo blanco, casi tan dorado como cuando estaba de fénix.
- Hola, Lucius ¿cómo te sientes? - le sonrió.
- Espero que esta vez no te desaparezcas si me quedo dormido - lo regañó.
- Es que no había magia suficiente para permanecer más tiempo a tu lado - le sonrió - y según sé, estás embarazado y no le has dicho a nadie quién es el padre del bebé.
- Tus amigos lo saben, aunque no se los he confirmado.
- No tienes motivo para ocultar tu embarazo, nadie te hará daño.
- Lo sé, pero el que yo esté embarazado estando tan poco tiempo muerta mi esposa levantaría murmuraciones.
- Ah, es el orgullo Malfoy en acción.
- Tanto como eso, no, pero esto podría afectar mucho a Draco, mi hijo es muy importante para mí.
- Mis hijos también lo son para mí - le dijo enderezándose - Jeremy y Harry se merecen respeto, igual que la criatura que ahora esperas, no está bien que te arriesgues porque no quieres que se enteren de tu estado ¿Cómo vas a poner a buen termino el embarazo si no tienes un médico a cargo?
- Apenas tengo poco más de un mes, hay tiempo.
- El tiempo vuela - replicó - Lucius, sé que te molesta que te recuerde tu edad, pero los embarazos masculinos son recomendables sólo hasta los 25 años y nosotros los pasamos hace bastante rato.
- Tendré un buen embarazo si tú te quedas a mi lado - le dijo poniéndose de pie y abrazándolo - me gustaría poder casarme contigo y tenerte para siempre a mi lado ¿Crees que se parezca a ti o a mí?
- Creo, Lucius querido, que se te salió un tornillo - lo besó.
- Quizás me contagié de tus amigos - sonrió y volvió a sentar obligándolo a imitarlo - ni te imaginas a Sirius Black corriendo por la casa transformado en perro y a tu hijo en león cargando a Severus Snape en sus lomos.
- Si, me causa gracia que cuando este fuera adulto ninguno fuera capaz de soportarlo y que ahora sea un pequeño tan dulce, la vida lo hizo ser tan insoportable ¿no crees?
- ¿Cómo sabes todo eso?
- Lucius, yo estoy más cerca de ti de lo que piensas - lo abrazó - sólo que no puedo hacerme presente, pero siempre estoy alerta.
- Dime una cosa, tú tenías mucho contacto con Albus Dumbledore, y él dijo que no estabas muerto, claro que luego dijo que vivías en el patronus de tu hijo menor, pero a veces creo que sabe más de lo que dice.
- Dumbledore fue aprendiz del Brujo Blanco hace mucho tiempo, era su misión preparar al siguiente aprendiz para cuando este fuera llamado a tomar su lugar, y yo era el siguiente - suspiró - pero los acontecimientos evitaron que fuera a tomar el entrenamiento y fueron 20 años que se retrasó la preparación del último de los Brujos Blancos.
- ¿Por qué escogió a Harry y no a Jeremy?
- Jeremy podría haber sido Griffindor, pero no nació bajo la estrella del león como Harry, esa era la señal que se esperaba para él.
- Pero si lo hubiese tomado de aprendiz siendo un bebé...
- No, Harry fue marcado para una misión mucho más importante - se puso de pie y se paseó por la sala - debía detener a Voldemort y derrotarlo antes de partir a su entrenamiento, sólo que Harry no recibió la primera parte de su entrenamiento, le ha costado recuperar el tiempo perdido y ha sufrido por ello, al igual que Jeremy que no se siente útil al no poder ayudarlo.
- Me extraña un poco ese muchacho - le dijo - se parece a ti, pero es tan distinto a su hermano, tiene un temperamento insufrible cuando quiere, cuando quiere puede ser el peor de los Slytherin, me da tanta risa a ratos verlo tomar actitudes tan Malfoy que son la envidia de Draco, pero nada propias de un Potter, Remus lo mira y le dice "Jeremy Potter, compórtate como un adulto y un Potter", y este le replica "¿y por qué no le dices lo mismo a Sirius?"
- Será porque Canuto ya no tiene arreglo - se rió - bueno, yo venía a hacerte compañía mientras dormías, no a molestarte - se sentó y lo acercó a su pecho - te cuidaré hasta que el resto de los locos de este manicomio regresen ¿de acuerdo? - le dio un beso en la sien.
- Siempre que pueda dormir apoyado en tu pecho - suspiró.
James lo observó subir las piernas al sofá lo dejó recostarse contra él mientras le acariciaba el cabello con ternura. ¿Quién diría que tenía al orgulloso y hasta petulante Lucius Malfoy recostado en su regazo así, tan sumiso? Era algo divertido, pero tan dulce.

El paseo por el callejón Diagon había sido más que divertido, Sev corría por las tiendas buscando algo especial, a ratos se colgaba de la túnica de Sirius y a ratos de la de Jeremy, en la heladería se había comido feroz helado y había probado los de todos, pero ahora no podían despegarlo de la vitrina de la tienda donde exhibían una nueva escoba de carreras. Harry la contempló un buen rato a su lado, pero no era tan diferente a su querida saeta de fuego, el primer regalo que obtuvo de Sirius, así que lo levantó del suelo y se lo echó al hombro para ir a la tienda donde vendían los ingredientes para las pociones.
- ¡Yo quiero una escoba! - le reclamó molesto pataleando.
- Pero es que donde vivimos no puedes andar montando una - le dijo Harry tratando de evitar que le siguiera pegando - sabes que está estrictamente prohibido mostrar nuestra magia ante los muggles, y eres demasiado pequeño para montarte en una de carreras.
- Tú tienes una saeta de fuego - le recordó - pero la dejaste en el colegio.
- Claro que sí, sólo puedo volarla cuando estoy en los entrenamientos y en los partidos de Quidditch, el resto del tiempo la pobre se queda en su armario.
- Pero yo quiero volar tan bien como tú.
- Bueno, yo nunca había montado una escoba hasta que llegué al colegio - se detuvo junto a Draco - y resultó que lo llevaba en la sangre.
- Los buscadores de las casas - le dijo Draco - lo máximo que tienen son seis años en sus equipos, los de primer año no pueden concursar por un puesto en el equipo de su casa, pero contigo hicieron una excepción ¿verdad?
- Bueno, McGonogall me vio en acción, así que no tuve que hacer la prueba para entrar al equipo, aunque debes recordar que en quinto jugué apenas un partido y el año pasado me perdí el último.
- Yo voy a ser medimago o investigador cuando sea grande - les dijo Sev.
- Yo quería ser auror - le dijo Harry - ahora no estoy tan seguro de quererlo.
- Yo voy a ser farmacéutico - le dijo Draco seguro - e investigaré grandes pociones, es divertido.
- Bueno, veremos qué pasa, nuestro hijo es una gran responsabilidad para ambos, si queremos estudiar tendríamos que buscar quién nos lo cuide y terminaríamos por no darle el amor necesario.
- ¡Al fin se aparecen! - los regañó Jeremy haciendo que Harry bajara a Sev al suelo - ya tenemos todo, ahora iremos a la tienda de bromas, a comprar estambre mágico y a tomar el té al nuevo salón que pusieron ¿saben que allí venden los mejores pastelillos del mundo mágico?
- Y eso ¿a juicio de quién? - le dijo Sirius tomando a Sev sentándolo en sus hombros - porque la última vez que dijiste algo parecido resultó que conseguí algo mejor por mi cuenta.
- Estoy seguro que me hiciste trampa para preparar a Harry en su boda.
- Dijiste que todo se valía, incluida la magia - le recordó - Remus aportó el traje y yo al mejor estilista de todos los tiempos - le dijo riendo mirando a su pareja que se reía - sólo que él es un mago viviendo entre muggles.
- ¿Cómo dices? - dijo escandalizado.
- Bueno, es que los Muggles son más dados que nosotros a ocupar sus servicios ya que ellos no tienen magia para arreglarse ¿entiendes? Por lo tanto tiene mucha más experiencia domando cabellos rebeldes.
- Nunca me dijiste cómo lo conociste - le dijo Remus medio celoso.
- Lo conocí hace un par de años, luego que Voldemort regresó, debes recordar que tuve que volver a la antigua casa de los Black. Pues bien, él vivía muy cerca de allí y tenía una pequeña peluquería, yo fui a que me arreglara un poco y él me reconoció, le coqueteé un poco y lo convencí que no me delatara. Además, él había estado enamorado de Regulus, así que en recuerdo a él siempre me manda revistas de modas.
- Así que un ex de tu hermano - le dijo entrecerrando los ojos - y te hizo el favor de arreglar a tu ahijado ¿eh? ¿Acaso no sabía que no podías ver a tu querido hermano?
- No es necesario que te pongas celoso - le dijo - yo le dije que a quien iba a arreglar era a, ni más ni menos, que Harry Potter y que era mi ahijado, así que saltó ante la posibilidad de hacerlo siempre que le mandara una foto con él.
- Y por eso Colin se volvió loco sacando fotografías de la boda.
- ¡Odio a todos los admiradores de mi Harry! - dijo Draco molesto - y tengo hambre, vamos al famoso salón de té.
Caminaron un par de cuadras hacia el famoso salón de té, después comprarían el resto de las cosas, había tiempo.
Sin embargo, una mirada malvada los seguía, quizás era el momento de ponerse en movimiento y levantar de nuevo al poder a los temidos Mortifagos, ya que nadie sabía que estaban entrenando a varios jóvenes como nuevos miembros del clan.
- Los Malfoy van a entregar su poder para traer de regreso a nuestro señor - dijo el oscuro joven y se desapareció bruscamente.

Harry se sentó en la alfombra de la sala a envolver sus regalos, era bastante tarde y no quería que nadie viera lo que había adquirido para su familia. Lo otro que no quería que vieran era lo que estaba preparando en el caldero, sería una sorpresa para todos.
- "¿Qué haces, Harry?" - le dijo Jim posándose en el respaldo del sofá en el que estuviera toda la tarde cuidando a Lucius.
- Una poción para los intrusos - le replicó.
- "Una respuesta digna de mi hijo" - se rió transformándose en humano.
- No deberías hacer eso, si Sev te ve así tendremos problemas.
- Estoy cansado de ser fénix, Harry, prefiero ser humano.
- Lo sé, papá, es molesto tener que andar ocultando lo que eres, recuerdo a mi padrino viviendo de ratas oculto en una cueva cerca del colegio cuando pasó lo del torneo de los tres magos - suspiró.
- Como me hubiese gustado estar a tu lado - le dijo sentándose a su lado - eres un gran mago, hijo, estoy seguro que serás lo que quieras ser.
- Papá ¿Por qué nunca le dijiste la verdad a Lucius?
- Mm, es muy Malfoy, casi podía verlo saltar para obligarme a casarme con él si se enteraba de la verdad, pero yo estaba herido que las hermanas Black se anduvieran pavoneando del futuro enlace de los Malfoy con los Black. Además, había que tener en cuenta al padre de Lucius, era un hombre violento y no quería que lo hiciera sufrir más de lo que ya lo hacía.
- Así que hiciste un sacrificio por él.
- Jamás habríamos podido vivir en paz juntos - le acarició el cabello - si no hubieses nacido tú, Voldemort jamás hubiese sido derrotado.
- Papá ¿Cómo fue que te enamoraste de mamá?
- Lily era la mujer más dulce que jamás conocí, tal vez al principio fue duro para mí, pero lo debió ser más para ella, me amaba, lo sé, pero sabía que estaba enamorado de otra persona. Pero ella se volvió mi fortaleza, por ella fui capaz de luchar por sus vidas, moriría por amor.
- Y les estaré eternamente agradecido de sus sacrificios - se apoyó en su hombro - me dieron la oportunidad de vivir y luchar por un mundo mejor.
- Hijo, te quiero mucho - lo abrazó - me hubiese gustado ser un padre de verdad tanto para ti como para Jeremy, pero no me fue posible ¿no sentirás celos del bebé que está en camino?
- Serás padre y abuelo a la vez - se burló sonriendo enderezándose para mirar la poción que comenzaba a hervir.
- Pero no me has dicho qué es lo que preparas con tanto secreto.
- Bueno, sabes que no pudo hablar de lo aprendido con el maestro - le recordó - así que tendrás que verla en silencio... - unos suaves pasos se escucharon en el segundo piso - parece que Sev se despertó, es mejor que te vuelvas a la normalidad, de seguro él hablará frente a los demás si te descubre.
- Muy bien - se transformó en fénix - "pero es igual de intruso de pequeño que como lo era de adulto".
- ¿Eres tú, Harry? - dijo el niño entrando en la sala.
- Sí, estoy preparando una poción especial - le sonrió.
- Estabas hablando con alguien más ¿quién era? ¿Dónde está?
- No estaba hablando con nadie, sólo Jim me acompaña - le dijo sonriendo.
- Sirius me dijo que me iba a crecer la nariz si era mentiroso - le contestó - yo escuché la voz de un hombre y era muy parecida a la tuya.
- "Te dije que grande o chico Snivellus seguía siendo el mismo" - le dijo Jim.
- Sev ¿no deberías estar durmiendo? - le dijo.
- Sirius se fue a acostar con Remus - dijo molesto - dijo que esta noche le tocaba cuidarlo a él, pero él está grande ¿por qué tiene que cuidarlo?
- Porque Remus está embarazado igual que Lucius, y como ninguno de los dos es tan joven, debemos cuidarlos mucho.
- Pensaba que sólo había mamás mujeres.
- Bueno, es que son embarazos mágicos - le dijo - creo que Lucius tiene un mes, pero Remus tiene cuatro y está en la etapa peligrosa, si lo pasa, tendrás a Sirius más libre para ti.
- No quiero dormir solito - le dijo.
- ¿Por qué no te vas a acostar con Jeremy? - le dijo - él estará contento de cuidarte toda la noche.
- Jeremy tiene el sueño pesado - le recordó.
- Bueno, si Draco no se enoja, puedes ir a dormir con nosotros - le dijo - pero debo terminar con esto - miró la poción y apagó el fuego - dejaré que se enfríe bajo la luz de la luna nueva y mañana la envasaré.
- ¿Qué hace esa poción? - le dijo el niño intrigado.
- Nos permitirá ir a un lugar muy especial en donde podrás volar y hacer todo lo que se te ocurra sin que se entere nadie más que nosotros, no lo sabrán ni los muggles ni los del ministerio.
- ¿Por qué no deben enterarse?
- Porque lo que vamos a crear es un mundo de ilusión - le dijo - cada uno de los que beba esta poción le dará un toque especial, allí tendremos lo que sea, pero si alguien más se llega a enterar, de seguro usará mal la poción y se perderá la belleza del lugar.
- Quiero conocerlo - le dijo dejando que Harry lo cargara.
- Será muy bonito, después de la cena de mañana la usaremos ¿ya?
- Te quiero mucho, Harry - le sonrió y cerró los ojos recostándose en su hombro durmiéndose de inmediato.
- ¿Quién iba a decir que Severus Snape me iba a decir alguna vez que me quería y mucho? - dijo sorprendido - si siempre me ha odiado.
- "Bueno, los brujos blancos pueden hacer imposibles" - le dijo Jim - "yo iré a ver a Lucius, no ha pasado muy buenas noches últimamente".
- Si, pero no hagas cosas que lo agoten, ha estado de un genio insoportable últimamente - le recordó.
- "Lo sé, pero creo que es a causa de las pesadillas que ha estado teniendo".
- Entonces, vela por sus sueño - le sonrió y el fénix voló desde su hombro hasta la puerta del rubio mayor, se transformó en humano y entró sonriendo.

El día había estado tranquilo, Lucius había pasado buena noche, pero esa mañana había estado igual de mal humor, odiaba las nauseas matutinas. Pero se seguía negando a beber la poción contra ellas que Jeremy le había preparado a Draco y a Remus, decía que un Malfoy no tomaba esas cosas y se afirmaba en su orgullo.
- Es muy testarudo - lo regañó Harry - así se sentirás mucho mejor.
- No, no pienso tomarme esa... poción, es asquerosa.
- Se nota que le conoce los ingredientes - dijo Remus - pero entre una cosa y otra, yo prefiero de los males el menor.
- Siempre es preferible sufrir un poco tragándose una poción que sufrir mucho por no tomársela - le dijo Jeremy.
- Aunque le doy la razón, parece tan asquerosa como la poción crece huesos o la multijugos - Harry hizo un gesto de asco.
- ¿Las has probado? - le dijo Sirius divertido.
- En segundo año - le dijo - una buggler loca me dio en el codo y me rompió el codo, Gilderoy Lockart trató de sanármelo, pero me sacó todos los huesos y me dieron la poción crece huesos para recobrarlos, y aparte de asquerosa me dio unos dolores terribles - recordó y sonrió - y también ese año preparamos la poción multijugos con Hermoine y Ron.
- ¿Y se puede saber para qué? - le dijo Remus divertido.
- El trío maravilla de Griffindor andaba investigando sobre la cámara de los secretos ¿no es cierto?
- Si, y la encontramos y derroté al basilisco que estaba dentro.
- Pero ¿a quiénes imitaron? - dijo Remus.
- A Crable y Goyle - dijo mirando a Draco.
- ¿Qué? - chilló - o sea que me engañaron a mí.
- Pues sí, fue divertido, pero no conseguimos nada, aunque de todas maneras conseguimos encontrar la cámara y vencer al monstruo.
- Muchos dijeron que eras tú el heredero de Slytherin, en mi casa todos estaban furiosos porque podías hablar parsel cuando nadie en nuestra casa podía hacerlo.
- No es algo que hiciera concientemente, fue un poder que me traspasó Voldemort cuando me marcó como su igual.
- Bueno, hoy saldremos de compras de nuevo - los interrumpió Jeremy - y quiero visitar el Londres Muggle.
- ¡No! - gimió Harry recordando la visita que hiciera con Sirius y Remus antes de entrar a clases.
- ¡Sí! - celebraron los demás con excepción de Lucius Malfoy.
- No iré a ningún lugar muggle - dijo molesto.
- Vamos, es divertido ver todas esas tonterías que han inventado los muggles para suplir su falta de magia - dijo Sirius - no salgas con esas tonterías de los sangre limpia ¿quieres?
- Ningún Malfoy... - empezó.
- No seas aguafiestas, padre - le dijo Draco - yo sí tengo curiosidad.
- A mi padre le gustaba ir a Londres muggle ¿verdad, Sirius?
- A James le gustaba un lugar en especial - sonrió comprendiendo qué pretendía Harry - y era divertido, claro que en esa época éramos apenas unos niños, pero se podía pasar fácilmente por uno más.
- ¿Te refieres al parque de diversiones? - dijo Lucius - allí conocí a James, pensé que era un simple muggle hasta que me dijo su nombre.
- A James le gustaba comportarse como tal, pero todo el mundo sabía que James Potter estaba marcado para ser el siguiente aprendiz del Gran Brujo Blanco, aunque era muy divertido - dijo Remus.
- Está bien, iré con ustedes, pero nada de comprar tonterías muggles.
- No seas así, Lucius, te apuesto que eres el primero que se entusiasma comprando en las tiendas muggles - le dijo Sirius - vieras la cantidad de cosas que han inventado para suplir su falta de magia.
- A lo que he caído - dijo medio molesto, medio divertido.

Continuará...

Bueno, he estado intentando actualizar con mayor rapidez en esta ocasión, si subí los dos anteriores juntos fue porque como la página estaba actualizando no había podido agregarlos, como sería que apenas y he leído los comentarios, pero se me echó a perder el archivo (malditos virus) y me costó recuperarlo, terminó como terminó ya que iba a ser más largo, pero le tuve que meter un resto de tijera.
Espero que me dejen comentarios e intentaré actualizar un poco más rápido, pero comprendan que no siempre puedo escribir tan rapido como me llegan las ideas.
Gracias y saludos a mis lectores.
Shio Chang.

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