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Harry Potter y el Fénix dorado por Shiochang

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Harry Potter y el fénix dorado

Quiero darles las gracias a todos aquellos que me han dejado sus comentarios porque les ha gustado el fic, los he guardado todos y cada unos y gracias a ellos comenzaré a crear este capítulo ¿será el último? Quién sabe, pero va dedicado a todos mis lectores.
Advertencia: ¿Quién dijo que no podía ser mejor que Rowling escribiendo? Admito que los personajes no son míos, pero soy quien les está dando vida ahora. Si encuentran alguna incongruencia, me avisan.
Va especialmente para Lady Voldemort, adivina por qué.

El robo de los bebés

La fiesta en la sala común de Griffindor había sido más grande que en todos los años anteriores, ya que al ganar la copa de quidditch habían recobrado gran parte de los puntos que Snape les había quitado y estaban sobre Slytherin por 50 puntos. Claro que los leones habían permitido que Draco estuviera con ellos en la celebración, de un tiempo a esta parte lo habían comenzado a soportar debido a Harry y a que sabían de su doble embarazo. Todos estaban entusiasmados con los "sobrinos" y rodeaban al rubio preguntándole sobre los nombres que les darían una vez que nacieran.
- Bueno, creo que una vez que estemos viviendo en nuestra propia casa podremos decidir sus nombres - dijo el rubio sin comprometerse.
- Ah, tienes miedo que Harry decida darle alguno de los nombres que le hemos propuesto ¿verdad? - le dijo Ron algo achispado por el whisky de fuego que se había tomado.
- Creo, pelirrojo, que...
- Espero que no te estén dando alcohol - intervino Harry sentándose a su lado - no quiero que les pase nada a ninguno de los tres.
- Sólo voy a tener dos bebés - le dijo Draco molesto.
- Pero yo no sólo me preocupo por ellos - le dijo el moreno apoyándolo contra su pecho - sabes bien lo mucho que te quiero ¿verdad?
- Si - le echó los brazos al cuello e intentó besarlo cuando escucharon un ruido y vieron que era el pelirrojo quien lo hacía - ¿qué diablos te pasa?
- Es que los dos dan nauseas - respondió Ron.
- ¡No es cierto! - dijo el rubio enderezándose - es que tienes envidia que Harry me quiera mucho - agregó.
- ¡Yo tengo una linda novia! - se defendió.
- Ah, pero ella no le llega ni a los talones a mi Harry - contestó.
- ¿Quién dice? - le dijo Ron amoscado.
- Es notorio - siguió el rubio - mi Harry tiene varias medallas al mérito, dos por servicios prestados al colegio, por vencer a Voldemort y, además, es el campeón del torneo de los tres magos, aparte de haber conseguido llevar a su casa varias veces la copa de las casas y el campeonato de Quidditch - enumeró - y si quisiera sería el ministro de magia más joven de toda la historia y ella no puede decir lo mismo.
- Pues a Hermione no...
- Basta - dijo Harry abrazando a Draco de nuevo - no peleen, recuerden que esta es una celebración - los cortó.
- Pues deberías haber dejado a tu querido hurón con el resto de las serpientes - le dijo Ron bruscamente - no debe estar entre nosotros.
- Ronald Weasley - le dijo Hermione - creo que ya has bebido suficiente, vete a dormir - le ordenó.
- Claro, a ti también te ha hechizado ese remedo de veela.
- Ron - le advirtió ella molesta - vete a dormir.
- No mientras esa serpiente esté en mi sala común.
- No puedes echarlo - le dijo Neville sorprendido.
- Claro que puedo, aún soy prefecto - dijo furioso - y si no quieren que los castigue a todos, mejor se van a dormir.
- McGonogall nos autorizó hasta media noche - le dijo Seamus fastidiado.
- Pueden seguir si él se va - dijo tercamente.
- Muy bien, si es lo que quieres - le dijo el rubio perdiendo la paciencia - no tengo por qué quedarme en donde no se me quiere.
- No digas eso - le dijo Harry poniéndose de pie - me voy contigo, después de todo yo fui quien te invitó.
- ¡No te puedes ir, Harry! - dijo Dean - sí esta fiesta es por ti, que eres el capitán de nuestro equipo y nuestro buscador estrella, sin el invitado especial, la fiesta no tiene sentido - miró a Ron molesto - no puedes echarlos.
-¡Claro que puedo! - chilló el pelirrojo.
- Ron no está siendo el mismo - dijo Ginny molesta.
- Creo que tienes razón - dijo Harry - de repente le ha entrado un odio enfermizo por Draco, cuando lo había soportado bastante bien desde que nos casamos ¿no había dicho que lo más importante era mi felicidad?
- Vámonos, Harry, no tenemos por qué aguantar sus insultos - dijo Draco.
- Seamus ¿de donde salieron las botellas de whisky de fuego? - le dijo Harry al irlandés - porque, según sé, están prohibidas en el colegio.
- No lo sé, cuando regresamos de las cocinas estaban aquí.
- ¿Alguien más, aparte de Ron, ha bebido de ellas?
- Bueno, Denis tomó un poco y se fue a acostar furioso hace poco rato - le dijo Colin preocupado - decía que me odiaba, pero yo no le he hecho nada.
- Es el licor - le dijo Harry tomando la botella de la mesa - odio mezclado con alcohol, la peor combinación que puedes hacer.
- ¿Qué quieres decir? - le dijo Seamus.
- Bueno, recuerda que Jeremy nos dijo que había pociones que no resultaban si las mezclabas con algo más, sin embargo, si las mezclas con alcohol, el resultado puede ser nefasto, en especial si este saca a la superficie todo lo que una persona trata de esconder.
- Lo que significa que la persona que nos envió esas botellas, esperaba que nuestra fiesta terminara en una terrible pelea para que nos castigaran.
- O algo peor - le dijo pensativo - tal vez esperaban que alguien más la bebiera y que causara los estragos suficientes como para que lo expulsaran del colegio y dejara a los Malfoy desprotegidos.
- ¿Quieres decir que el licor era para ti?
- Creo que sí, mi maestro me dijo que si yo dejaba que el odio se adueñara de mi corazón mi magia irremediablemente iba a dejar de ser blanca.
- Bueno ¿Se van a ir o no? - les gritó Ron.
- Desmaius - dijo Hermione fastidiada y este cayó al suelo inconsciente.
- Deberíamos avisarle a McGonogall de esto - dijo Neville - esa persona quiere perjudicarnos sin importarle las consecuencias.
- Y debemos preparar un antídoto para Odio - dijo Draco y los leones lo miraron sorprendidos - es una poción que dura bastante tiempo haciendo efecto, no creo que les agrade tener a dos personas insoportables por toda una semana - explicó.
- Bien, entonces demos por terminada la celebración y vamos a preparar el famoso antídoto - dijo Hermione - pero sí me gustaría saber quién fue y cómo fue que esas botellas llagaron a nuestra sala común.
- No pudo haber sido ningún Griffindor bajo su propia voluntad - dijo Harry pensativo - pero habría notado si alguno hubiese estado bajo un imperius u otra maldición dominante.
- Quizás alguien se las dio a uno de los elfos - dijo Delmeza.
- Cierto, Dobby debe saber algo, es él quien se encarga de nuestra sala común - asintió Harry - Dobby ¿puedes venir? - y el elfo se apareció de inmediato.
- El señor Harry Potter mando a llamar, señor - dijo haciendo una profunda inclinación casi tocando el suelo.
- Dobby, dime algo ¿sabes quién ha enviado esas botellas de licor?
- Señor, Dobby no sabe nada, pero él puede preguntarle a los otros elfos, señor - le dijo desapareciendo de inmediato.
- Ese elfo está chiflado - dijo Draco divertido.
- ¡No lo está! - lo defendió Hermione.
- Bueno, pero no puedes decir que esté realmente cuerdo - dijo Ginny.
- Señor Potter, descubrí algo, señor - le dijo Dobby apareciendo de nuevo - dicen los elfos que un joven se las mandó de regalo y ellos las trajeron aquí, señor - señaló las botellas - pregunté quién había sido, señor, pero fue Winky quien las recibió y no quiere decirme.
- No te preocupes, yo la haré hablar - dijo Harry molesto.
- ¿Se la trigo, Señor?
- Muy bien, aunque no la interrogaré aquí - suspiró - vamos, Draco, a nuestra habitación, después les diremos quién nos arruinó la fiesta a los demás.
- Dobby se las llevará a sus habitaciones, señor - asintió contento el elfo desapareciendo una vez más.
- Le diremos a Jeremy que prepare y mande el antídoto - dijo Harry a los demás - ahora vayan a descansar, seguiremos con la celebración luego del almuerzo.

El profesor Dumbledore estaba sorprendido por la noticia que le había llevado Harry esa mañana, alguien había tratado de provocar un desastre en la celebración de los Griffindor enviándoles un regalo, por supuesto, según el moreno, el autor había actuado solapadamente porque había sido uno de los muchachos menores de Hufflepuf quien le había dado las botellas a Winky pero al interrogarlo a él, este no recordaba haber visto tales botellas y mucho menos habérselas dado a la elfina.
- Y según recuerdo, esa era una de las técnicas favoritas de Voldemort - siguió Harry paseándose por la oficina mientras su padre y Godric lo seguían con la mirada - hacer que otros hicieran el trabajo sucio y luego modificarles la memoria - se detuvo frente a Fawkes - y no he conseguido romper las barreras mentales que le pusieron, a no ser que descubriera el momento exacto en que se encontró con el mortifago.
- Mm, quizás podamos averiguar algo - dijo Godric poniéndose de pie - la magia del castillo nos puede dar el momento exacto - cerró los ojos y llamó la magia protectora del castillo - el chico se topó con dos alumnos de la casa de Slytherin ayer por la tarde, uno de ellos le entregó un paquete que debía ser entregado a Jeremy Potter y el otro unas botellas - suspiró - uno es Blaise Zabinni y el otro Theodore Nott.
- Pero él no recordaba haberse visto con nadie de esa casa desde el partido, y eso fue temprano por la mañana - dijo Harry pensativo - me pregunto por qué Blaise no querría que mi hermano supiera quién le enviaba un regalo.
- A no ser que este regalo contuviera algo peligroso - dijo James preocupado - mejor voy a ver a Jeremy, no se apareció a desayunar, cosa rara en un Potter.
- Estaba preparando el antídoto para el Odio.
- Lo sé, pero eso no lo haría saltarse una comida ¿no crees?
- Muy bien, yo seguiré investigando por el castillo - le dijo Godric - vayan a ver al muchacho, aunque parece que aún se encuentra dentro del castillo.
- Harry, creo que es mejor que tengan cuidado, cualquiera de esos dos muchachos podría ser el mortifago - les recordó Dumbledore.
Harry y James asintieron y bajaron a las mazmorras donde encontraron a Jeremy enfrascado en una violenta discusión con Severus Snape, quien negaba con la cabeza acerca de quién sabe qué.
- Jeremy ¿estás bien? - le dijo James.
- Sí, sólo le decía a Severus que debería cuidar mejor lo que hacen los suyos.
- Me dedicara a vigilar las pociones que hace cada Slytherin, ya estaría loco.
- ¿Y qué te falta? - le dijo James molesto - tus chicos prepararon el Odio para Griffindor, Godric averigua al respecto, pronto sabremos quién fue - miró a su hijo - y tú ¿no recibiste un regalo anoche?
- Si, pero como desconocía su procedencia, no lo he tocado.
- Lo cuerdo le viene por los Malfoy - dijo Snape.
- Y tú te mueres de envidia ¿verdad? - le dijo James molesto.
- Jeremy ¿está listo el antídoto? - le preguntó Harry ignorando a los hombres que se lanzaban miradas asesinas.
- Si, está listo - suspiró - me gustaría saber quién fue el malvado.
- Godric dijo que el chico de Hufflepuf se había topado con dos Slytherin ayer: Blaise Zabinni y Theodore Nott - le dijo Harry - pero dudo que Blaise quisiera hacerte daño, además, si no fuera así ¿por qué no te lo entregaría él personalmente? Es lo que siempre hace.
- Sí, él tiende a darme regalos delante de los demás - suspiró - es un chico muy agradable.
- Aunque existe otra probabilidad - dijo James pensativo - es raro que le hayan entregado a un Hufflepuf, por muy inocentes que estos sean, un paquete para que se los diera a un elfo y aquel, con su naturaleza servil, lo dejara en la sala común de Griffindor, no es algo común en los Slytherin - miró a Snape - es como si aquella persona quisiera que pensáramos en un posible culpable y hubiese alguien más detrás de ellos.
- Una idea de lo más retorcida como para pertenecer a un verdadero Mortifago - aceptó Snape - quizás esté tratando de hacer que otros parezcan culpables mientras él sale libre de todo.
- Exactamente, creo que le diré a Godric que averigüe si ellos no se encontraron con algún otro Slytherin antes de entregar sus encargos al joven de Hufflepuf ¿no crees, Harry?
- Bien, la poción está lista, será cosa de dársela a los que bebieron el Odio - dijo Jeremy poniéndola en dos botellas - aquí tienes, Harry.

Harry se acercó a un Ron que seguía de un humor insoportable, hacía poco rato le había recriminado a Hermione por haberlo desmayado para que no siguiera peleando con Harry y Draco, también había castigado a un grupo de alumnos de primero por hacer demasiado ruido, a otro por tardarse demasiado en el baño y había conseguido hacer llorar a una chica por reírse muy fuerte en los pasillos. Claro que nada comparado al normalmente tímido y tranquilo Denis, él había despotricado contra cualquiera que tuviera la desgracia de atravesarse en su camino, le había lanzado una maldición a su hermano que había terminado con este en la enfermería, bastaba que lo miraran para que se enojara y por poco y les lanzara una imperdonable.
- Ron, quisiera que...- empezó el moreno preocupado.
- No me hables, traidor, te has entregado al enemigo - le dijo furioso.
- Ron, que yo me haya casado con Draco no significa que te haya traicionado - le dijo manteniendo la calma - aún sigues siendo mi mejor amigo y serás padrino de mis hijos ¿lo recuerdas? Además, gracias a ti soy Griffindor.
- Pero desde que te enganchaste del hurón te has olvidado de nosotros.
- Eventualmente tú y Hermione se habrían alejado de mí - le contestó - mira, hagamos algo, esto es cerveza de mantequilla - le mostró la botella - brindemos para terminar con las diferencias ¿de acuerdo? - esperó que Ron bebiera el primer sorbo y le sonrió - ¿Te sientes mejor?
- ¿Qué diablos me ha pasado? - le dijo mirando a su amigo sorprendido - ya es de día y estamos afuera ¿qué hora es? - miró su reloj y se sorprendió - pero es domingo ¿no deberíamos estar en la cama por la celebración de anoche? Y ni siquiera tengo resaca - agregó muy extrañado.
- ¡Ay, Ron! - se rió abrazando a su amigo - pasó algo extraño anoche - le explicó lo que había pasado - y estuviste realmente insoportable - terminó.
- Menos mal que no estaba ninguno de mis hermanos mayores - dijo Ron - creo que así habríamos armado la grande ¿verdad? Y mi madre me habría matado - suspiró molesto.
- Bueno, al menos Jeremy pudo fabricar el antídoto y has regresado a la normalidad y todo ha quedado en paz, sólo que vas a tener que disculparte con los chicos de primero y con la chica que hiciste llorar - le recomendó.
- Supongo que sí - suspiró de nuevo - pero si ves a tu hermano, dale las gracias de mi parte, creo que no es nada de agradable andar de mal humor todo el tiempo.
- Bueno, ahora debo darle el antídoto a Denis, está peor que tú ¿sabes que mandó a Colin a la enfermería sólo por tratar de calmar su mal genio? - le dijo y se dirigió hacia el lago negro, le habían dicho otros estudiantes que él estaba allí y que nadie se atrevía ni a mirarlo para no enojarlo - hola, Denis.
- Hola, Harry - le dijo sin mirarlo - si vienes a molestarme con eso que...
- Oh, no, sólo quería preguntarte por qué estás tan enojado - le dijo.
- Porque mi hermano está siempre antes que yo y nuestros padres siempre nos comparan, "Mira lo que Colin es capaz de hacer, ¿por qué no eres igual?" Como si no se dieran cuenta que yo tengo otras cualidades.
- Pues no sé mucho al respecto, pero piensa que sería peor sí él no hubiese tenido magia o si tus padres fueran otro tipo de Muggles, así como mis tíos ¿Sabes que mi tía decía que mi madre era un fenómeno monstruoso sólo porque ella tenía magia y mi tía no? Creo que se moría de la envidia. Además, siempre le solían decir que no era tan bonita y simpática como ella.
- Pues no veo el caso que nos comparen - insistió.
- Cierto - le sonrió - Sirius me contó de su hermano menor, Regulus, sus padres también siempre los compararon y salía perdiendo porque su hermano siempre era perfecto a los ojos de sus padres, muy Slytherin y muy Black.
- Si, uno se siente muy mal cuando pierde en las comparaciones - admitió.
- Mira, bebe esto y te sentirás mejor - le entregó la botella - anda, es cerveza de Mantequilla, Jeremy ya la revisó - el chico asintió y la bebió de un trago, casi de inmediato Harry notó que los ojos del muchacho cambiaban de color y se veía tan desorientado como se había visto Ron hacía un rato - ¿estás bien?
- ¿Qué estoy haciendo aquí? - le dijo sonrojándose - Harry ¿qué me ha pasado? - le dijo preocupado mirando para todos lados, nervioso - ¿y Colin?
- Bien, digamos que alguien nos arruinó la fiesta anoche y pasamos algunos inconvenientes por eso, pero ya todo está bien - y procedió a explicarle lo mismo que a Ron - y le debes una buena disculpa a tu hermano ¿sabes? Creo que le dolió más que lo maldijeras que la maldición en sí.
- Gracias, Harry - le sonrió tímidamente - y dale las gracias a tu hermano también ¿quieres? No me gusta esto de ser malo, soy un Griffindor ¿verdad?
- No te preocupes, no serás el único que esté agradecido con él - le sonrió guardando la botella para luego caminar de regreso rumbo al castillo, quien hubiese sido el que hubiese mandado las botellas a Griffindor, iba a pagar muy caro por el daño que había hecho, se dijo molesto.
- Harry - le dijo Draco abrazándolo con fuerzas - te andaba buscando ¿dónde andabas metido? - le mordió la oreja - tu lechuza anda revoloteando para todos lados con una carta y se niega a entregársela a nadie que no seas tú.
- Así es ella, cumple muy bien las órdenes que se le dan - sonrió - vamos, veamos qué dice la carta - caminaron hasta la salita de su habitación donde James estaba sentado con Jeremy mirando a Hedwig que al ver a su dueño le entregó la carta - es de Sirius.
- ¿Qué es loo que dice? - quiso saber James - léela.

"Querido Harry (y todos los demás):
Quizás para el momento que reciban la presente ya sea padre, ya que mientras les escribo Remus ha sido llevado a pabellón para traer al mundo a nuestros preciosos hijos. Perdonen que no les diga más, pero es que estoy muy emocionado y preocupado y no se me ocurre que más escribir.
Sirius".

- ¡Voy a ser tío! - dijo James contento - pero ¿y Lucius? No creo que lo haya dejado sólo en casa ¿verdad?
- Quizás debiéramos ir a acompañar aunque fuera un rato a Sirius - dijo Harry - no creo que a Remus le guste dejarlo solo con Lucius y quien sabe que haría él si se da cuenta por lo que va a tener que pasar al final de su embarazo, no creo que lo tome demasiado bien, sé lo que se siente.
- Bien, iremos con el director y le pediremos autorización para conocer a los nuevos integrantes de la familia de los Merodeadores - sentenció James.
- Quizás a papá no le agrade tener merodeadores - le dijo Draco.
- Pues debió pensar en eso cuando me conoció ¿no crees? - se rió.
-Yo no quiero ser madre de otros merodeadores, los corregiré antes que empiecen a hacer tonterías - le dijo enojado.
- La sangre del fénix es más espesa que la de los veela - se encogió de hombros - mejor te lo digo desde ahora, nadie ha conseguido dominar por completo la personalidad de un Potter jamás ¿Por qué crees que no ha habido prefectos en mi familia por más de un siglo? Somos indomables.
- Pues yo tengo amarrado a Harry a mi dedo meñique - le replicó.
- Bueno yo no diría que tanto - le sonrió este abrazándolo con ternura.
- Sin embargo, creo que ese no es el asunto a tratar ¿verdad? - los interrumpió Jeremy divertido - quizás fuera mejor ir a rescatar a Lucius ¿no creen?

San Mungo estaba convulsionado ya que, pese a ser un hospital especializado en "accidentes" mágicos, un parto múltiple de un embarazo masculino no era algo que se diera todos los días, así que no habían estado preparados aún, después de todo a Remus aún le quedaba un par de semanas para entrar en labores de parto, pero la naturaleza es caprichosa y los nuevos integrantes de la familia Black decidieron adelantarse, lo que tenía a Sirius con un ataque de nervios mientras el médico le explicaba la situación a Harry.
James se había sentado junto a Lucius que estaba pálido y a punto de decir quién sabe que cosas a los médicos, estaba furioso por su ineptitud, se suponía que ellos debían haber previsto aquella situación, que no podía ser que el que se reputaba el mejor hospital del mundo mágico no estuviese listo para atender un simple parto, que no quería atenderse allí cuando sus niñas nacieran y que tampoco Draco debería hacerlo.
- Tranquilo, Lu, piensa que esto hará que para cuando nazcan nuestras niñas estén preparados para cualquier emergencia - le dijo James abrazándolo.
- Si, pero mientras estos idiotas hacen sufrir a Remus lo indecible - replicó.
- Muestras la delicadeza de un hacha mal afilada - le dijo Harry molesto agachándose frente a su padrino - Sirius, no te preocupes tanto, a Remus y a tus hijos no les pasará nada malo, sólo que son unos Black un poco testarudos y quisieron adelantar su llegada a este mundo.
- Es mi culpa - le dijo - si yo no le hubiese insinuado a Remus que lamentaba no haber podido criarte cuando eras pequeño con lo que me gustaban los niños, a él nunca se le hubiese ocurrido embarazarse, sabíamos que a su edad no era bueno, que incluso habiendo pasado recién los veinte era riesgoso, pero de todas maneras tomamos el riesgo ¿se puede ser tan idiota?
- Sirius, no digas tonterías - le dijo James molesto - tu amas a Remus y él te ama a ti, es lógico que quieran tener familia, los hijos son la luz de un Griffindor - agregó - sé que no es fácil por lo que estás pasando, pero ¿recuerdas cuando Harry nació? Él también se nos adelantó unas semanas - suspiró - de no ser así, quizás no estuviéramos aquí ¿sabes?
- Además - le dijo Harry - el medimago señaló que ninguno de los tres corre verdadero peligro, el parto no será más complicado que uno femenino, es que simplemente van a tener que improvisar un poco mientras llega el material especializado - le sonrió - así me das la oportunidad de practicar un poco antes que nazcan mis propios hijos - lo abrazó.
- Pero te digo que el nombre de Lily es mío - le dijo James juguetón recibiendo una mirada asesina de parte de su pareja - ¿qué? Me gusta el nombre.
- Pues a mi no, no quiero que te acuerdes de tu difunta esposa cada vez que veas a mi niña - le replicó molesto - ninguna se llamará así.
- Pues no necesito que una de ellas se llame así para recordarla ¿sabes? - le dijo ofendido - ella vive en Harry, ya que no sólo heredó sus ojos, sino que en él está el sacrificio que hicimos para que viviera y venciera a la oscuridad.
- Nunca te voy a perdonar que me hayas cambiado por ella.
- Pensé que eso ya estaba arreglado - le dijo tratando de calmarse - de una o de otra manera, ambos fuimos engañados y separados de una manera muy cruel por Bellatrix, Lily sólo fue mi apoyo, era mi mejor amiga.
- Era la única que aguantaba a los merodeadores - le dijo Sirius más tranquilo - ella sufría con nosotros el dolor de James ¿por qué no honrarla dándole su nombre a una de tus hijas? Si Lily no hubiese apoyado a James en ese momento, él se habría hundido ¿sabes que intentó suicidarse?
- No me habías dicho nada al respecto - le dijo el rubio asustado apretándolo contra él - ¿por qué ibas a hacer semejante idiotez?
- Bueno, no me sentía muy bien, estaba terriblemente sensible, creo que no pensaba con claridad - se encogió de hombros - además, no era algo que quisiera contarle a mis hijos, hubiese querido que pensaran que era un verdadero valiente, no un pobre diablo que no tenía ganas de vivir sin ti.
- Y un idiota romántico rematado - le dijo Lucius sonriendo - de acuerdo, una de ellas se llamará Lily, pero la otra será Narcisa ¿de acuerdo?
- Está bien, si es lo que quieres, no me voy a enojar por tan poco.
- ¿Y no me vas a preguntar por qué? - le dijo intrigado.
- Si te pregunto voy a terminar poniendo celoso - contestó y se rieron.
En eso apareció una enfermera y se paró frente a ellos preguntando:
- ¿Quién de ustedes es el Señor Sirius Black? - miró a todos.
- Yo - le respondió el animago más calmado - ¿pasa algo malo?
- No, solo que su pareja quiere que lo acompañe en el proceso - le dijo ella y él asintió - bien, sígame, esto puede tomar un poco de tiempo.
Todos miraron a James y este se encogió de hombros, sabía bien que eso era cierto, a él le había tomado cinco largas y dolorosas horas traer al mundo a Jeremy, sólo que él había nacido en su casa en Godric's Hollow bajo los atentos cuidados de Lily, su madre y varios elfos domésticos.

Tal como dijo la enfermera, Sirius tardó bastante en volver, pero cuando lo hizo era un padre realmente orgulloso que no quitaba de su cara la sonrisa de idiota complacido cada vez que alguien mencionaba a los gemelos.
- ¿Cómo vas a llamarlos? - le dijo James divertido viendo como la cara de su amigo se transformaba ostensiblemente complacido.
- Ella se llamará Georgette y él se llamará Remus - sonrió - son tan lindos.
- ¿Son la familia de Remus Lupin? - dijo otra enfermera y todos asintieron - pueden ver a los pacientes, pero no hagan ruido, el señor está agotado y no es bueno para él emocionarse demasiado - les advirtió dejándolos solos en la habitación.
- Hola, Rem ¿cómo te sientes? - le dijo James sonriendo sentándose a mirar a los pequeños que descansaban uno a cada lado de su "madre"
- Como alguien a quien desarmaron y lo volvieron a armar - le dijo con voz agotada - pero estoy muy feliz, tengo más de lo que planeaba.
- Ya lo creo - le sonrió - ¿me dejas tomar a uno?
- Deberías ver los pulmones que se gasta - le dijo Sirius divertido al ver que tomaba al niño - creo que gritó más que Harry cuando nació.
- Siendo hijo de quien es, no me extraña - bromeó divertido.
- Si tus hijas van a ser un par de escandalosas, le voy a pedir al médico que nazcan por cesárea - le advirtió Lucius divertido también.
- Mm, podría ser que por ser Malfoy no sean escandalosas - le contestó.
- Uf, si hubieses escuchado a Draco cuando nació, nos dejó medio sordos a todos los que estábamos en la casa por casi una semana - miró a su hijo y vio que este se sonrojaba - creo que por eso Narcisa no quiso tener más hijos.
- ¡No es cierto! - le dijo este enojado - ella me dijo que tú no quisiste más hijos.
- No te enfades - le sonrió - es verdad, yo no quise más familia, mi padre ya tenía al heredero que tanto quería, pero yo quería que fueses niña.
- ¿Para qué? - le dijo mirándolo asombrado, con razón no se molestó cuando le dijo que era gay y le gustaba Harry.
- Bueno, yo sabía que James tendría un hijo, es sabido que en su familia no habían nacido niñas en siglos, así que sería varón y yo quería ofrecerle a mi hija para pareja de su hijo, tenía que haber algo que nos volviera a unir, así lo vería siempre, aunque fuera de lejos, pero no tuve suerte y no pensaba volver a tener relaciones así con ella - suspiró - fue una suerte que se embarazara.
- ¿Qué quieres decir? - le dijo James acunando a su sobrino con ternura.
- Corría el rumor que ambas hermanas Black eran estériles, ya vez que Bella jamás pudo tener hijos, así que temía que iba a estar con ella mucho tiempo antes que mi padre consiguiera su anhelado heredero - suspiró - le dije a Narcisa la verdad luego que nació Draco, que por él seguiríamos unidos, pero que no esperara nada más de mí, que no la veía más que como la madre de mi hijo, que yo aún esperaba recuperar al amor de mi vida.
- ¿Y cómo terminaste metido a Mortifago? - le dijo Harry preocupado.
- Ah, bueno, mi padre lo era y Bella se había casado con uno de sus mejores amigos, así que entre los dos me metieron a la fuerza. Además, ya habían engatusado a Severus para que formara parte del grupo y acepté participar a regañadientes, sin embargo, no era como yo pensaba, el señor oscuro tenía grandes planes para mí, solía decir cosas asquerosas sobre lo que quería hacerme, claro que lo hacía por fastidiarme, hasta que conseguí mantenerme inexpresivo, pero cuando descubrió de mi aventura con James, fue de lo peor, dijo que si lo atrapaba, sería su esclavo sexual, porque era bien sabido que los fénix eran de lo más apasionados al hacer el amor.
- Si sabías eso ¿por qué regresaste a su lado hace tres años? - le dijo Draco.
- Sigo siendo Slytherin y mis instintos de supervivencia son más fuertes que yo, sólo que yo tenía planeado darle la puñalada por la espalda en el momento menos pensado, no tenía por qué haber matado a James, no debió perseguir a su hijo, después de todo ¿cómo podía ser su mayor amenaza un bebé de un año? Y menos si no era sangre pura, como se lo hice notar en su momento.
- Porque él tampoco era de sangre pura como quiso hacerles creer - dijo Harry.
- Bueno, de eso me di cuenta más tarde, después de todo, cuando estábamos en el cementerio hace tres años, noté que había lápidas de muggles y uno de ellos tenía el mismo nombre que él, lo que significaba que era media sangre.
- Menos mal que aquellos días de terror se acabaron - dijo Draco - no me gustaría que mis hijos vivieran lo que hemos tenido que pasar - suspiró.
- Es tarde - dijo Jeremy sorprendido - el director nos dijo que debíamos estar de regreso en el colegio a las siete y faltan solo 5 minutos.
- Cómo se pasa el tiempo cuando uno está entretenido - dijo Harry.
- James, creo que es mejor que te lleves a Lucius, yo me quedaré con Remus y nuestros hijos toda la noche y no quiero que se quede solo en la casa.
- Mm, mejor me voy con él a tu casa y dejamos que los muchachos regresen al colegio, espero que Godric haya conseguido descubrir al o los malvados que les arruinaron la fiesta ayer - les dijo James.
- ¿Qué fue lo que pasó ayer? - dijeron Remus, Sirius y Lucius sorprendidos.
- Ah, les contaré, pero los chicos se van de regreso - ordenó y ellos se miraron entre sí antes de encogerse de hombros y asentir resignadamente.

Los chicos estaban frente a la chimenea en la habitación de Harry y Draco en el castillo, hacía poco rato habían llegado al colegio por medio de la red Floo y el director había mirado su reloj divertido, habían llegado justo a tiempo, les dijo, ya que el profesor Snape estaba buscándolos dispuesto a castigarlos, por lo que los tres corrieron a encerrarse a la habitación antes de la cena.
- Me imagino el enfado de Snape cuando se entere que la felicidad de Sirius está completa al lado de Remus - dijo Harry - y no quiero ni pensar de la manera que se va a vengar de mí, ni que tuviera la culpa que no lo amara.
- Me temo que Severus no es nada razonable en cuanto a los Potter se trata - dijo Draco recostándose en el sofá - y menos ahora, creo que culpa a tu padre por no haber tenido nunca la posibilidad de intentar conquistar a tu padrino.
- Pero sea lo que sea que le haya hecho papá, no debe desquitarse conmigo.
- Draco está un poco pálido - dijo Jeremy que había estado silencioso mientras ellos hablaban - ¿te sientes malito, hermano? - le apartó el cabello del rostro.
- Me duele la espalda - se quejó - y siento que el mundo me da vueltas.
- Puede que sea un alza de presión - le dijo preocupado - iré por madame Pomfrey, de seguro ella sabrá que te pasa y nos dará la solución - le sonrió - y tú cuida a tu esposo ¿quieres? - le dijo a Harry y salió apresuradamente.
- No tenías que hacer eso para quedarnos a solas ¿sabes? - le dijo Harry.
- Pero si es verdad que me siento malito - le dijo haciendo un puchero - venga, háceme un cariñito ¿sí? - le rogó suavemente.
- No te aproveches del pánico - le dijo Harry pero se sentó en el sofá y dejó que Draco se apoyara en sus piernas antes de comenzar a acariciarle el cabello - en realidad pareces enfermo, tienes un poco de fiebre, incluso.
- ¿Ves que no era una trampa mía? - le reclamó - tengo frío.
- Acaccio frazada - dijo apuntando con su varita y ella llegó hasta su mano, cubrió a su rubio esposo - ¿te sientes un poco mejor? - Draco asintió - bueno, trata de dormir mientras Jeremy regresa con Poppy ¿de acuerdo? - el rubio volvió a asentir y cerró los ojos cansado.
Al poco rato llegó Jeremy con la enfermera del colegio y encontraron a Harry tratando de bajarle la fiebre a su esposo mientras este sudaba a mares, cosa que no era buena, les dijo ella preocupada, no era bueno para los bebés que su madre sudara tanto, podía ser síntoma de pérdida.
- ¡No! - gimió Harry asustado.
- Y no podemos moverlo de aquí, sería peligroso para su estado si lo sacamos de la habitación con esa temperatura - dijo pensativa - necesito un febrifugo, pero no tengo esa poción aquí.
- Yo iré a preparársela a Draco si me dice que poción es - dijo Jeremy.
- Claro - se la dijo - pero deberá fabricarla en media hora a más tardar o su estado se volverá verdaderamente crítico - le advirtió.
- La tendré en menos tiempo - le dijo este y ambos salieron dejando a un angustiado Harry tratando de aliviar aunque fuera un poco la fiebre de su esposo que comenzaba a tener tercianas.

Jeremy trabajaba afanosamente fabricando la poción para Draco cuando Snape entró en la mazmorra y se sorprendió de verlo tan concentrado, se parecía mucho a los Potter, pero sus gestos era muy Malfoy ¿cuántas veces no había visto a Draco con la misma cara preparar una complicada poción o incluso al propio Lucius? Sólo que en su cara había algo más, algo que nunca vio en los ojos del otro rubio, así que le leyó un poco la mente:
- Debo hacerla rápido, no voy a perder a mis sobrinos - se repetía una y otra vez en su mente mientras el listado de los ingredientes iba repasándose en ella como una letanía angustiante - no les va a pasar nada, bebitos, su tío Jeremy los va a salvar a como dé lugar.
- Potter ¿qué diablos está pasando? - conocía bien los ingredientes, eso no podía ser otra cosa que un febrifugo, pero ¿para quién era?
- No me interrumpa - le dijo molesto agregando un nuevo ingrediente a la poción - no quiero que la poción se arruine - le advirtió.
- Eso es un febrifugo ¿a quién se lo estás preparando?
- Ya le dije que no me moleste, esta poción es de vida o muerte - le dijo y siguió con lo suyo, cosa que molestó bastante a Snape, era por eso que odiaba a los Potter ¿por qué no podían admitir un poco de ayuda? Se dijo.
- Yo tengo un poco de esa poción preparada - le dijo.
- ¿Y qué diablos espera para llevársela a Draco? - le gritó molesto - quizás yo consiga fabricarla dentro de media hora, pero podría ser tarde para ellos.
- No entiendo nada, pero si es para Draco - le dijo y se apresuró a ir a la habitación de Harry y entró sin golpear, se asombró al ver a Harry sollozando suavemente mientras abrazaba a Draco tratando de hacer que dejara de temblar - aquí tienes la poción - le dijo y el moreno de apresuró a acercarla a los labios de su amado esposo haciendo que bebiera un sorbo - debe beberla toda si quieres que se calme - le dijo.
- ¿Cree que no lo sé? - le dijo Harry con la voz quebrada y volvió a acercar la botella a la boca de Draco y luego de poner el líquido en su boca, le tapó la nariz y sopló por sus labios obligándolo a tragarse el contenido - no quiero perderlos, a ninguno - y dejó que las lágrimas corrieran libremente por su cara.
Severus podía ser muy duro, pero aún así quería mucho a Draco, así que se acercó a Harry y lo abrazó para tratar de calmarlo, jamás en su vida había abrazado a un Potter y sabía que si su ahijado no estuviera de por medio, jamás lo haría, pero de seguro él comprendería.
- Tranquilo, Draco estará bien, verás que sí - le susurró tratando de calmarlo.
- Lo siento - dijo Harry calmándose al fin apartándose del hombre - no quería llorar, pero es que no sería capaz de vivir sin ellos - se limpió la cara.
- Entonces es cierto que los fénix son fuego puro - intentó bromear - espero que te tranquilices, no le haces bien a Draco cayendo en depresión - lo regañó.
- Lo sé, pero quizás usted no comprenda lo que siento, he visto la muerte frente mis ojos y le diré que no es una perspectiva nada de agradable quedarse sin los seres queridos - se explicó cansado.
- Bueno, de todas maneras tu hermano sigue preparando febrifugo, por si necesitas más, me temo que eso sólo lo calmará por unas horas, pero eso les da tiempo, pero ¿por qué es que está en semejante estado?
- No estoy seguro, quizás no le hizo bien el viaje a Londres - suspiró.
- ¿Y qué diablos hacían en Londres? ¿Acaso el lobo entró en labores? - dijo bastante molesto.
- No llame así a Remus ¿quiere? No es un licántropo por su propio gusto ¿sabe? Y sí, ya dio a luz, Sirius dijo que se llamarían Georgette y Remus.
- Jamás tuve la oportunidad siquiera de intentar conquistarlo - suspiró dolido - era demasiado lejano para mí ¿Sabes que quise ser Slytherin sólo para estar cerca de él? Pero él no fue Slytherin como el resto de los Black ¡Fue griffindor sólo porque su amigo Potter lo era!
- McGonogall nos explicó como era el funcionamiento del sombrero seleccionador - le recordó Harry pensativo.
- Lo sé, pero ellos, al igual que tú, fueron seleccionados primero para Slytherin pero no quisieron ir allí, así que los mando a Griffindor - le contestó.
- Siempre sospeché que usted lo sabía - suspiró Harry - aún antes de saber que existía la manera de leer las mentes y que usted podía usarla.
- Si, ustedes siempre han tenido esa cualidad de los Slytherin.
- No diga eso - sonrió al fin al ver que su esposo se calmaba - prefiero pensar que soy un verdadero Griffindor y no que son cualidades de Voldemort.
- Jamás serías como él - le dijo divertido - tienes en ti algo que jamás te permitirá ser igual a Voldemort, por mucho que él lo haya creído así - se burló.
- Si, lo sé, tengo conciencia, si él no hubiese sido tan malo, creo que aún estaría lamentando el tener que acabar con él - se sentó junto a Draco - espero que no se desquite con nosotros porque Sirius no sea su pareja.
- Dumbledore se enfadó muchísimo - suspiró - me dijo que dejaría a Jeremy como segundo maestro de pociones y que nos repartiríamos los estudiantes, aunque podría ser mejor, él toma a los Griffindor y los Hufflepuf y yo me quedo con los Slytherin y Ravenclaws, así tendríamos más tiempo para preparar los timos - dijo pensativo - creo que se lo voy a proponer.
- Sí, a mi hermano le gustará tener algo que lo amarre al colegio.
- ¿Harry? - lo llamó Draco casi sin voz.
- Aquí estoy, corazón - le dijo con ternura - ¿te sientes mejor?
- Si, me duele la espalda, pero no tengo tanto frío - suspiró.
- Que bueno - suspiró Harry más tranquilo - trata de volver a dormir, yo me quedaré aquí cuidándote mientras repaso un poco de herbología ¿de acuerdo?
- Bueno, pero quiero dormir en tu regazo - le pidió cansado.
- Como quieras - lo ayudo a enderezarse y se sentó en el sofá con él recostado contra sus piernas - descansa, te sentirás mejor por la mañana - Draco asintió y al poco rato estaba bien dormido y sin tiritar - Gracias, profesor, no sé como agradecerle su ayuda.
- Me parece extraño que de repente le suba bruscamente la temperatura a Draco - dijo pensativo y Harry lo miró - no pudo ser el cambio de clima, Malfoy Manor también es distinto del colegio y jamás tuvo esa reacción.
- Pero no estaba embarazado en ese momento - le recordó.
- Tal vez, pero también puede ser efecto de otra cosa - le dijo.
- Madame Pomfrey dijo que podía ser de pérdida - tembló - ojalá y no sea así.
- No creo que sea eso - le dijo - estudié cuando me preparaba para tomar por primera vez las clases en el colegio, los embarazos masculinos, los que sólo en casos muy especiales se dan sin la ayuda de una poción, y si ocurre una pérdida, esta va precedida no sólo por la fiebre, sino también por un profuso sangramiento y fuertes dolores abdominales, pero a Draco sólo le duele la espalda y no hay señales de sangre ¿verdad?
- No - dijo Harry destapando las piernas de su esposo - pero la fiebre...
- Sí, es peligrosa para el embarazo, pero no por ello puede ser mortal.
- Y usted sospecha que pudo haber sido provocada para que trasladáramos a Draco a San Mungo para poder tratar de secuestrarlo ¿no es así?
- Existe esa posibilidad, dado que ya trataron de convertir tu magia en negra - le recordó - Griffindor ha estado investigando a mis muchachos uno a uno, sin embargo, aún no encuentra nada concreto, excepto que Nott y Zabinni se encontraron con Parkinson unos quince minutos antes que ellos se encontraran con el chico Hufflepuf, pero ella no les entregó los paquetes, ellos ni recuerdan haberlos visto - caminó hacia la puerta - así que existe otra posibilidad.
- ¿Y se supo qué contenía el paquete que le enviaron a mi hermano?
- Creemos que un traslador activado con tiempo - le dijo - desapareció.
- Tenga cuidado - le dijo Harry al ver que salía - no sabemos cuanto saben ellos de nosotros y es sabido que les gusta dañar a las personas cercanas a las personas que tienen por objetivo - le recordó.
Snape hizo sólo un gesto y se fue, pero Harry seguía preocupado, de seguro esos malvados sabían que él era el guardián del secreto de la casa de Sirius y de seguro iban a intentar y encontrar la manera de recobrar ese recuerdo.

Tres días más pasaron y Jeremy y Draco se fueron a la casa de Sirius a esperar los resultados de los "terribles" EXTASIS como les decía Harry no exento de sarcasmo, ahora se aburriría montones esperando los resultados mientras veía a los muchachos de quinto rindiendo los TIMOS todos nerviosos. Por supuesto, a más de alguno lo había ayudado a repasar algunas cosas de DCAO y encantamientos, pero igual andaban asustados.
- Nada tan terrible como cuando Hermione se enfrentó al Boggart en tercer año - recordó Ron en voz baja sentado en el comedor junto a Harry a una prudente distancia de la aludida - ¿recuerdas que se le apareció como McGonogall diciéndole que había reprobado? Y después se enojó conmigo.
- Por lo menos era menos terrible que cuando yo los enfrentaba ¡Dementores! - suspiró - aún me hacen temblar, es horrible cuando escucho la voz de mi madre pidiéndole a Voldemort que la mate a ella pero que no me haga daño a mí, pero la última vez escuché su voz lanzándome la maldición asesina.
- Potter - los interrumpió Zabinni - ¿dónde puedo encontrar a tu hermano?
- Se fue con Draco a la casa de Sirius - le dijo - pero no te puedo dar su dirección. Si quieres mandarle algo, tendrás que esperar que nos den los resultados de los exámenes, ese día van a regresar al colegio.
- Yo le tengo un regalo, pero se lo quiero dar personalmente - insistió.
- Bueno, pues vas a tener que esperar unas cuantas semanas - le dijo mirándolo bien, no parecía estar bajo una maldición controladora ni nada parecido - o si quieres se lo puedo dar yo.
- No, quiero ver su cara cuando se lo entregue - se dio media vuelta y se fue.
- Creo que Zabinni babea demasiado por tu hermano - le dijo Ron - si sigue así, lo vas a tener por cuñado - se burló divertido.
- No es que me moleste - le dijo Harry - pero me preocupa mucho su actitud, a últimas fechas no había querido nada con Jeremy y de repente a recuperado todo el interés que tenía por él. Y está el asunto del regalo que le envió por medio de los elfos y que desapareció extrañamente de donde lo dejara.
- Me pregunto que pretenderán esos mortifagos prófugos - le dijo Ginny - sé que quieren revivir a su señor com más poder que antes, pero el tiempo se les agota, y pronto será pasado al infierno ¿no creen? De seguro toman medidas desesperadas.
- Por eso temo por Snape - suspiró Harry - mientras él no recuerde lo que vivió siendo niño y que es el guardián secreto de Sirius, estará a salvo, pero ¿y si ellos consiguen la forma de recobrar ese recuerdo? Sería fatal no sólo para él, sino para todos los que están protegidos bajo ese secreto.
- Me pregunto cómo será que intentarán revivir a ese mago - le dijo Delmeza sentada al lado de Ginny - siempre nos han enseñado que no hay forma alguna en que la magia pueda revivir a un muerto, ni blanca ni negra.
- No lo sé - dijo Harry - le pregunté a mi maestro, pero él me dijo que no conocía conjuro o poción alguna que reviviera a un muerto, pero que podía ser que él estuviera reducido a algo más que un simple espectro y que con eso pretendan regresarlo. Sin embargo, necesitan más magia de la que un mago común puede tener, por eso necesitan a los veela-unicornio o un león-fénix, pero ni mi magia ni la de mi padre les sirve, nuestra magia es totalmente blanca y ella simplemente llevaría el experimento al fracaso total.
- Pero tu hermano es una mezcla de ambos - dijo Ron en voz baja.
- Si, Jeremy es quien más peligro corre ya que no es un brujo blanco - asintió.
- Deberías decirle a Snape - le dijo Ginny - sería más cuidadoso.
- Lo dudo, mi padre dice que si se entera, tratará de averiguar por si mismo lo que pasó mientras tenía cuatro años y exigía que fuera Sirius su padre sustituto cuando vivió en su casa por casi tres meses y dormía con él.
- Pero tratarán de robarle ese recuerdo a la fuerza - dijo Hermione.
- No sé con qué conjuros selló su mente al terminar de ser un niño, sólo sé que sería mucho más fácil encontrarlo si él abre su mente a ello.
Los demás se enderezaron al ver que una sombra se posaba sobre Harry y este se volvió, detrás de él estaba, más rojo que una grana, el mismísimo Snape, al parecer había escuchado toda su explicación, ya que no les dijo nada y se marchó apresuradamente del comedor.

Era viernes y Harry estaba contento, al fin iría a casa de Sirius a pasar unos días con su esposo, el director lo había autorizado a dejar el colegio por 48 horas dado que Draco estaba desesperado por verlo y a que Lucius no dejaba de fastidiar que quería que James estuviera a su lado también. Claro, Harry no le había dicho nada a Zabinni, que seguía molesto con él por no querer llevarlo con su hermano, pero no podía arriesgar a los gemelos y no podía llevarlo sin la autorización de Snape, quien se había desaparecido en esos días en sus habitaciones haciendo quién sabe qué cosas, pero Harry sospechaba que estaba intentando recordar el tiempo que había sido el "hijo" de Sirius.
- El tipo está loco - dijo James convencido - más le hubiese valido no recordar nada y ahorrarse la vergüenza ¿no crees, Jeremy?
- Papá, ten en cuenta que el tipo está enamorado de Sirius, así que cualquier muestra de afecto de su parte podría ser una señal que este no lo odia, después de todo, tal vez no lo quisiera como hombre, pero el amor de un padre es un buen sustituto en casos desesperados como él.
Harry fue y se sentó junto a su esposo que estaba afanado tratando de bordar el emblema de su familia en una camisita celeste seguramente para sus bebés, pero al parecer no le estaba saliendo como esperaba, ya que cada vez su ceño se hacía más profundo y su enojo más notorio.
- Déjalo, Draco - le dijo abrazándolo contra su pecho - no es necesario que lo hagas tú ¿sabes? Los muggles tienen máquinas que los hacen por ellos, así que se lo vamos a encargar a un elfo, tú dedícate a crear los diseños ¿si?
- Pero hasta un elfo puede hacerlo ¿por qué no iba a poder yo? - reclamó.
- No digo que no puedas - le sonrió besándole la frente - pero es una cosa de práctica, no resulta a la primera, ni siquiera a los Elfos le resulta a la primera.
- Yo quería hacerlo para nuestros hijitos, que tuvieran algo hecho con las manos de su madre, tan bonitos como si se los hubiese encargado a las mejores bordadoras del mundo mágico - lloriqueó.
- Pero de seguro tú tienes mejores aptitudes para otras cosas - le dijo acariciando su cabello con ternura - además, tu hiciste esas camisitas ¿verdad? - y él asintió - entonces, yo me encargaré de los bordados ¿te parece? Así será un presente de ambos para los bebitos.
- Eres tan dulce, Harry - lo abrazó y se acomodó entre sus brazos sonriendo.
- ¿Y qué dulzura me vas a dar tú, James? - le dijo Lucius abrazando a James por el cuello - te he echado mucho, mucho de menos.
- Pues no sé - le sonrió este - creo que estamos demasiados grandes para esas cursilerías - le sonrió - pero admito que yo también te he echado de menos montones, no he pasado una buena noche desde que me fui de aquí.
- Que mentiroso - le dijo Harry a Draco - ha dormido todas las noches sobre mi almohada convertido en fénix y ni cuenta se ha dado cuando me he levantado al baño por las noches.
- ¡Harry! - lo regañó entre molesto y divertido.
- Y dice que yo tengo la delicadeza de un hacha mal afilada - le dijo Lucius.
- Bueno ¿y que hay con los bebés Black? - dijo Harry - ¿y Sirius y Remus?
- Sirius está en el centro comercial y Remus está durmiendo la siesta, los bebés no los dejan dormir por las noches, creo que nacieron con el sueño atravesado - se quejó Lucius - aunque admito que Draco era igual, así que sospecho que las niñas van a ser igual.
- Quizás no - le dijo James - si mal no recuerdo, tanto Jeremy como Harry dormían toda la noche, al menos Harry no molestó hasta después que cumplió los ocho meses, ni porque le estaban saliendo los dientes lloraba - sonrió - aunque cuando comenzaba a hacerlo, no había quién lo detuviera..
- Me pregunto si tú serías así cuando niño - le dijo Jeremy.
- Mamá decía que lo tranquilos no lo heredaron de mí - se rió - si no me quedaba tranquilo más de dos minutos y eso era mucho, mi madre decía que si yo estaba mucho rato callado era porque algo grande estaba planeando.
- Pero en algún momento debiste cambiar ¿o no?
- Recuerdo la primera recomendación que me dio mamá cuando me llegó mi carta de Howgarts luego de cumplir los once años - sonrió con nostalgia...

(Recuerdo)
El pequeño James se encontró frente a una hermosa lechuza parda que traía una carta para él. Sin pensarlo, la cogió y miró el sello que traía al frente, era un escudo hermoso, el mismo que tenían los trofeos de su padre en la sala, eso sólo podía significar una cosa ¡Había sido aceptado en Howgarts! Feliz corrió a la cocina mientras la abría.
- ¡Mamá, me llegó mi carta! - le dijo dando saltos por todos lados agitando la misma en su diestra - ¡voy a ir a Howgarts, como tú y papá! - bailaba alrededor de ella mientras sonreía ampliamente - le voy a escribir a Sirius para contarle, a él le llegó hace unos días ¿Cómo es el colegio?
- Jamie querido, tranquilízate un poco - lo regañó siempre sonriente - es lógico que te hayan admitido en el colegio, eres un Potter.
- Claro que lo es - sonrió su padre alborotándole el cabello - y será un gran mago cuando salga del colegio ¿verdad, mi muchacho?
- ¡Seré el mejor jugador de Quidditch del mundo!
- James, al colegio vas a ir a estudiar magia y hechicería, no sólo a jugar Quidditch o a hacer travesuras - le dijo su madre un tanto molesta - quiero que seas un mago de bien, como tu padre.
- Oh, mamá, si yo voy a estudiar mucho, pero me han dicho que los mejores jugadores de Inglaterra han salido del colegio y de Griffindor, entonces ¿por qué no lo voy a intentar yo también? Es divertido.
- Con lo alocado que eres no me extrañaría que pasases más tiempo en la enfermería que en tu dormitorio - lo regañó ella.
- ¿El colegio tiene su enfermería propia? - dijo asombrado y su padre asintió - ¡Guau! Pero a mí no me gustan los médicos, yo trabajaré de auror cuando termine la escuela y me aburra del Quidditch.
- No quiero que seas auror - le dijo ella asombrada.
- ¿Por qué no? El tío Alfred lo es y es muy divertido investigar cosas.
- ¿Acaso no te has fijado en como está tu tío Alfred lleno de cicatrices y pedazos menos? Mira a Moddy, perdió un ojo, una pierna...
- No vamos a evitar que el chico logre sus ambiciones - le dijo su padre - James será lo que tenga que ser, siempre y cuando sea el mejor siempre ¿me lo prometes, hijo?
- Claro que sí, papá - lo abrazó.
- El espíritu de un Potter no puedes encerrarlo, querida.
- Lo sé, pero tengo miedo de lo que le pueda pasar a este chico antes que termine la escuela.
James solo sonrió y comenzó a escribir la carta para su amigo mientras pensaba en los nuevos amigos que haría cuando ingresara a Griffindor.
(Fin recuerdo)

Lucius sonrió divertido mientras veía entrar a la sala al pálido Sirius que venía con una cara, claro que no podía decir que él estuviera mucho mejor que el moreno, pese a que él sí había podido dormir la mayor parte de la noche, pero los gritos de la niña (esperaba que fuera ella) despertaban a todos los habitantes de la casa, menos mal que la magia evitaba que se sintieran afuera o los vecinos ya habrían reclamado.
- Te ves pálido, Canuto - le dijo a su amigo preocupado separándose de Lucius - ¿te sientes bien?
- Es sólo la falta de sueño - dijo cansado - A Georgette le gusta dormir en los brazos de Remus y cuando la colocamos en su cuna es que comienza a gritar y despierta a su hermano, al que tengo que pasear yo - suspiró - supongo que es el precio que se debe pagar por ser padre ¿no?
- Bueno, quizás debas llevarla al médico para que la examinen.
- El médico ya la revisó ayer, dice que no tiene nada, pero la pediatrimaga cree que, por el hecho de ser lunático licántropo, ella le tiene miedo a la oscuridad.
- Dejen una luz suave encendida - le dijo Harry.
- Pero ese no es todo el problema - suspiró - la nena no deja que yo la tome, y tampoco deja que Remus tome a su hermano, por lo que él ahora grita cada vez que él se le acerca ¿por qué será?
- Puede que sea algo psicológico - le dijo James pensativo - quizás esos tres meses que estuviste cuidando a Snape afectaron a Remus más de lo que pensábamos y este no quiso decírtelo para no preocuparte - miró la vitrina en donde estaban los dibujos que el pequeño Severus le había dado a Sirius - quizás ella inconscientemente piensa que tú no la quieres.
- ¿Cómo no voy a querer a mi hija si es todo lo que he deseado tener en mi vida? - le dijo exaltado - desde siempre quise tener una familia de verdad, alguien a quien amar, cuidar y respetar siempre.
- Eso yo lo sé - le dijo James poniéndose de pie y abrazando a su amigo - pero ella es apenas una recién nacida, ten paciencia, ya entenderá que le amas más que a tu vida.
- Supongo que es verdad - volvió a suspirar y le sonrió a su ahijado - y que cuentas ¿algo nuevo en el colegio?
- No, sólo que Snape se enteró de algunas cosas y suponemos que está tratando de recordar esos meses que tiene perdidos en su memoria.
- Nosotros hemos estado bastante tranquilos aquí pese a mi escandalosa hija - sonrió al fin - lamentablemente es herencia de los Black, todas las mujeres de mi familia lo han sido, ya sea por nacimiento o por matrimonio.
- Que bueno que las mías van a ser Potter o me volvería loco - dijo Lucius.
- Según recuerdo - le dijo James - no han nacido mujeres en tu familia en muchos años ¿verdad? - él asintió - entonces, no puedes saber sí las mujeres con herencia Malfoy no son escandalosas.
- No seas pesado - le reclamó molesto.
- Es que tampoco sé como serían las mujeres de mi familia ya que hace siglos que no nace una en la familia - le sonrió - ¿te imaginas que sea todo lo contrario a lo que fueron los muchachos? Sí que las vamos a pasar feas.
- Al menos yo voy a tener dos varones y no van a ser escandalosos - intervino Draco tranquilamente.
- Parece que no escuchaste que tú eras un escandaloso de bebé - sonrió Jeremy divertido.
- La sangre del fénix es más fuerte - le dijo Harry defendiendo a sus hijos.
- Es verdad - le dijo James divertido - tú eres la prueba, quizás me saliste rubio, pero eres casi calcado a Harry.
- Y los dos somos idénticos a ti - suspiró - incluso gran parte de nuestras actitudes las heredamos de ti, por eso salimos tan inquietos.
- ¿Recuerdas como nos llamaba tu padre, James?
- Expertos rompedores de reglas - se rió - recuerdo cuando regresamos a casa luego del sexto curso, caminó hacia nosotros moviendo la cabeza y nos dijo: "Aquí tenemos de regreso a los cuatro expertos rompedores de reglas" y me revolvió el cabello antes de acompañarnos a la salida. Para esa época ya vivías con nosotros, Sirius.
- Sí, los veranos los pasábamos en grande poniendo tu casa de cabeza, tu madre nos regañaba, pero tu padre se reía y le decía que nos dejara, que cuando termináramos la escuela no íbamos a poder divertirnos así - miró a Harry y luego a Jeremy - siempre sospeché que tu padre sabía muchas cosas que no nos quería decir, cosas que se quedaron guardadas en tu casa en Godric's Hollow.
- Quizás cuando todo esto termine las podamos recobrar - le dijo James con tristeza - pero volver allí será doloroso para mí.
- ¿Por qué, Papá? - le dijo Jeremy preocupado.
- Mi familia tenía una enorme mansión en la cima de una colina cerca del pueblo, nosotros vivíamos tranquilos, mi padre era un gran hombre de negocios y tenía la mejor pastelería que surtía a los Muggles, ellos nos prefería por la buena atención y los excelentes pasteles de mamá, claro que estos tenían un toque especial que nadie podía imitar - se sentó junto a Lucius - pero llegaron dos tipos a buscar a papá, ellos sabían que éramos magos y quería que papá se uniera a Voldemort, mi padre se enojó mucho y los hizo irse con viento fresco, pero después llegó el propio Voldemort a intentar persuadirme, yo era joven, recién casado, estaba depresivo todavía, pero fui lo bastante loco como para enfrentarme a él, protegiendo a Lily - vio que Lucius apretaba los labios pero no decía nada - y conseguimos repelerlo. Sin embargo, él era muy vengativo y atacó la pastelería, la destruyó por completo. Le dijimos a los muggles que había estallado el gas en la cocina y reconstruimos el lugar. Sin embargo, Voldemort no se daba por vencido y tuvimos que enfrentarlo en dos ocasiones más, incluso aquella última vez, antes de la profecía, Lily estaba embarazada de Harry. Él nació allí, igual que Jeremy, pero nos tuvimos que ir, mi familia estaba siendo atacada, muchos murieron sin darle a Voldemort noticias de nosotros, otros fueron ultimados sin compasión, y mis padres... - se le quebró la voz - mis padres murieron calcinados, tuve que ir a recoger sus cenizas de los restos de mi casa, pero ellos no nos entregaron.
- Entonces, de tu casa no ha de quedar nada - dijo Lucius abrazándolo hacia su pecho - lo siento tanto, James, pero ellos fueron valientes hasta el final.
- Lo sé, sólo que hubiese querido que vieran a sus nietos grandes.
- Pero ellos aún viven con nosotros, mientras los recordemos - le dijo Harry - y yo los he visto, en el espejo de Oesed en mi primer año - miró a Draco - no me has contado que viste al final de la prueba de DCAO.
- Me paré frente al espejo y... - se puso rojo y ocultó el rostro entre sus manos - bueno, no quieres saberlo ¿verdad?
- Yo me vi rodeado de hijos que me abrazaban, contigo a mi lado - le dijo Harry - el espejo muestra nuestros más anhelados deseos ¿Qué viste que no me quieres contar, Draco?
- Me da vergüenza - le dijo al fin y escuchó la risita de Jeremy - te vi... desnudo... haciendo cosas... malas... a mi cuerpo - lo miró.
- Ah, mi pervertido esposo - dijo riéndose - te mostró una fantasía sexual ¿es eso? - Draco asintió - no me extraña.
- ¿Cómo que no te extraña? - le dijo un tanto molesto.
- Bueno, recuerda nuestra noche de bodas y las noches posteriores, me cansaba en los entrenamientos pero la poca energía que me quedaba me a quitabas tú haciendo "perversidades" - se rió y recibió un coscorrón de su parte - Oye - le reclamó sobándose el golpe.
- Esas cosas son privadas - le respondió Draco.
Los demás se rieron y se dedicaron a ayudar a Sirius a guardar las cosas que había comprado, ya pronto será la hora de cenar y debían tener todo listo.

"Los mortifagos, todos con sus máscaras puestas, estaban sentados en círculos alrededor del inconsciente Severus Snape. Por supuesto, había sido todo un logro llevarlo hasta allí, en especial porque habían tenido que secuestrarlo del mismo colegio, pero el aprendiz marcado había sido muy astuto y lo había arrastrado a una trampa.
- Deberíamos matar a este traidor - dijo uno de los jóvenes mortifagos.
- No, aún no conseguimos lo que queremos de él - dijo Bellatrix - dejaremos que mi señor se haga cargo de él luego, tal como lo hará con Potter.
- Señora - le dijo el joven aprendiz marcado - él es el guardián de Black, así que sin su autorización no podremos encontrar su casa - miró al oscuro profesor - se resistió bastante, pero he encontrado el lugar en sus recuerdos, pero el conjuro que le pusieron indica que él debe darnos su autorización por escrito, de otra manera no nos sirve de nada la información.
- Bien, será tu trabajo hacer que nos dé la autorización - le dijo ella - y tendrás lo que quieras - le prometió.
- Muy bien, señora, me haré cargo, pero preferiría hacerlo a solas - sonrió maliciosamente - será mucho más fácil engañarlo.
- Eres muy bueno con éso, pequeño - le dijo acariciándole la barbilla - salgan, debemos dejarlos solos - ordenó y se quedó a solas con Snape - que lo disfrutes, querido - le deseó.
El joven Mortifago bajó su máscara y se sentó a planear la forma, Snape tenía una gran debilidad, Sirius Black, quizás fuera muy fácil convencerlo de darle la dirección haciéndole creer que él corría peligro y que quería ayudarlo, aunque sabía que era demasiado desconfiado como para creerse el cuento ¿cómo le sacaba la autorización para robarse los bebés? No podía echarle un imperius, sabía que siendo él un legimens experto, esa maldición no le valía, pero si él creyera que si trataba de ayudarlo... Bien, por allí iba el asunto, convencerlo de hacer lo que él quería y muy pronto tendría aquello que tanto anhelaba".

La carta de Dumbledore había sorprendido a Harry, Snape había desaparecido del colegio y no había rastros de él por ninguna parte. Godric Griffindor estaba seguro que no había sido atacado con magia negra, pero lo cierto era que había salido del castillo pocas horas antes que ellos se fueran y nadie sabía de su paradero hasta el momento. Dumbledore no se habría preocupado tanto si este le hubiese avisado o se hubiese llevado sus cosas, pero sospechaban de un secuestro porque había dejado en sus mazmorras una poción a medio hacer y eso no era algo común en él.
Por el momento Harry no podía hacer mucho, estaba demasiado lejos y ni siquiera tenía una pista de dónde podía estar el profesor, sospechaba que había caído en una trampa de los mortifagos, pero de allí en más, nada. Les había encargado a Ron y a Hermione que investigaran si faltaba algún alumno de Slytherin, pero al parecer no faltaba nadie de esa casa.
- Bueno, si algo le pasó a Snape, es en parte su culpa - dijo Lucius - no debió tratar de recordar esos meses.
- Pero también es culpa nuestra por convertirlo en nuestro guardián - le dijo Sirius - ya decía yo que no era buena idea hacerlo.
- Nunca pensé escucharte preocupado por él - le dijo James alzando las cejas.
- No estoy preocupado por él, pero conozco muy bien a Bellatrix y de seguro va a conseguir sacarle el secreto a Snape, en especial si él recuerda todo.
- Ni con un imperius van a conseguir sacarle nada - dijo Lucius muy seguro - ni Voldemort conseguía leerle la mente - agregó.
- Siempre hay otras formas de persuadir a la gente - le dijo Harry - y de seguro van a intentar por su punto débil, ellos ya saben que él anda medio enamorado de Sirius y de seguro lo van a usar en su contra.
- Quizás con un Griffindor sirva aquello, pero los Slytherin somos más duros.
- Yo no sé como piense un Slytherin - dijo James molesto - pero lo que sí sé es que ellos utilizan a cualquier persona cercanas a las personas que atacan para destruirlas moralmente antes de realizar el ataque final ¿por qué crees que Voldemort mató a toda mi familia antes de ir por nosotros? Porque quería que yo me rindiera, temiera por mi vida y le entregara a mi hijo ¿se te ocurre algo más ridículo para un Griffindor?
- Si, ya entendí - le dijo - sólo que yo lo veo desde el otro lado - se defendió.
- Está bien, no es tu culpa - suspiró - no le hace bien a las niñas hacerte pasar rabias - lo besó en la mejilla con ternura - es mejor que vayamos a dar una vuelta para que estires las piernas ¿de acuerdo?
- Los acompaño, Jeremy y Draco deben estar por llegar del centro comercial - les dijo Harry y salieron de la casa dejando a un preocupado Sirius que miraba por la ventana y algo llamó su atención, pero no se dejó llevar por la curiosidad, debía ir a ver a Remus y a los bebés por si necesitaban algo.

Harry y compañía llegaron al centro comercial y vieron a Jeremy y a Draco muy tranquilos comiendo helado, así que se unieron a ellos sonriendo. Ambos rubios tenían a su alrededor montones de paquetes de todas formas y colores, de seguro se habían comprado medio centro comercial.
- ¿Qué compraron? - les dijo James divertido señalando los paquetes.
- Encontramos una tienda especializada en cosas para bebés - le dijo Draco acercándose a Harry - tienen de todo allí, desde los pañales hasta los biberones, pasando por la ropita para toda época del año hasta los juguetes más lindos que yo haya visto jamás.
- Así que se entusiasmaron comprando - dijo Harry divertido.
- Algo así - dijo Jeremy sonriendo - es extraña la gran cantidad de cosas que inventan los muggles para aliviarse la vida y entretener a los pequeños, vi una muñeca que decía algunas frases, pero sólo las repite y funciona a pilas, me dijo el vendedor, casi como si la hubiesen hechizado.
- Te lo dije, para un mago que ha vivido siempre en el mundo mágico, todo aquello es sorprendente, en cambio para mí es sorprendente todo lo que puedes lograr con magia - sonrió Harry abrazando a su esposo.
- Bueno, quizás debamos regresar, Sirius se quedó sólo en casa y teniendo en cuenta cómo son sus hijos, de seguro el pobre Canuto se vuelve loquito.
- Pagaré la cuenta - dijo Harry y se acercó a la caja, luego ayudó a Draco con sus paquetes y se pusieron en marcha - creo, corazón, que la habitación de los bebés va a tener que se más grande que la nuestra si quieres que todo esto quepa en ella - le sonrió- creo que te entusiasmaste de más.
- No todo es para los bebés - le sonrió pícaro - compre algunas cosas para nosotros porque creo que deberíamos ir pensando en armar nuestra propia casa ¿qué opinas?
- Es posible, yo tengo algunas propiedades de papá que quizás te gustaría visitar más adelante, quizás alguna nos guste para criar a nuestros hijos.
- Claro que sí, esa sería su herencia ¿Verdad? - Vio que Harry palidecía - ¿pasa algo malo, amor mío? - Dijo siguiendo su mirada - ¡por Merlín!
Harry dejo caer los paquetes al ver que de la casa de su padrino salía humo, pero era un humo extraño, ya de más cerca pudo identificarlo, en su vida la había visto dos veces, en cuarto año después del campeonato mundial y el año pasado, cuando trataron de atacar el colegio, era la marca tenebrosa. Dejó caer los paquetes y se echó a correr seguido por su padre co la misma cara de terror pintada en sus rostros.
- Lo que nos temíamos, un ataque de mortifagos - dijo Jeremy recogiendo los paquetes mientras los curiosos se amontonaban a mirar.
James entró en la casa y de inmediato se transformó en fénix, de esa forma podía remover con facilidad los escombros, sin embargo, los estragos causados en la casa eran enormes, a cada paso que daban, debían retroceder dos para evitar matarse.
Harry estaba desesperado, pero consiguió llegar a las escaleras hacia el segundo piso, allí, frente a la puerta, estaba su querido padrino. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia él y lo giró con cuidado, tenía el rostro lleno de cortes, pero respiraba. En eso llegó su padre que con la fuerza del fénix derribó la puerta y entró, Remus estaba en el suelo en las mismas condiciones que su pareja, con un feo corte en la frente y su varita del otro lado de la habitación.
De repente, se escuchó un ruido espantoso desde abajo de la casa, James volteó la mirada a su hijo y levantó a su amigo con cuidado.
- Debemos salir de inmediato, estos malvados mortifagos pretenden destruir la casa - le dijo a Harry que asintió y levantó a Sirius con cuidado - se han llevado a los bebés - le dijo viendo como Harry miraba la habitación.
- No debimos dejarlos solos - dijo este comenzando a bajar la escalera cargando a duras penas a su padrino - no debimos darle la oportunidad.
- Harry, habrían esperado a que regresáramos al colegio para atacar a Lucius, a Draco y Jeremy también, y eso sí que hubiese sido fatal.
Consiguieron llegar a la puerta y salieron rápidamente hacia donde estaba una ambulancia que a Harry se le hizo sospechosa, a simple vista se veía muy muggle, pero luego notó que era de San Mungo.
Apenas ponían a los heridos en la ambulancia cuando se escuchó un ruido violento, un fuerte temblor y un humo verdoso salió de la casa que al poco rato cayó sobre sus cimientos levantando una polvareda que ocultó a los ojos de los muggles la marca tenebrosa, pero que estremeció a todos los magos.

San Mungo estaba presta a tender a los heridos mientras Harry se comunicaba con Dumbledore, no comprendía que había pasado, pero sabía que esos desgraciados se habían robado a los hijos se su padrino.
Al poco rato, Godric estaba con Dumbledore en el hospital averiguando sobre el estado de Remus y Sirius, al parecer ambos habían dado una dura batalla defendiendo a los bebés, pero seguramente los mortifagos eran demasiados como para repelerlos a todos y por ello estaban inconscientes.
- No debí dejarlos solos - se lamentaba Harry sentado en una silla en la sala de espera - si yo no hubiese ido por los demás...
- Harry, no sabemos si ellos estaban persiguiendo a Jeremy y a Draco también, recuerda que la magia de ellos es la que necesitan para regresar a su señor - le dijo Godric tratando de calmarlo - y si no hubiese sido ahora, habría sido más tarde, pero de todas maneras se los habrían robado ¿entiendes?
- Si algo les llega a pasar a los bebés, no voy a poder estar en paz.
- Nosotros tampoco, Harry, pero debes ser fuerte, no te preocupen tanto, no les harán daño, de seguro es mujer los quiere para convertirlos en los siguientes Señores OOOOSOOOOOhhhhahfOscuros - dijo pensativo - creo que se han puesto en el caso que no consigan revivir a su señor.
En eso se les acercó una enfermera.
- ¿Son parientes de los Señores Black y Lupin?
- Son mis padrinos - le dijo Harry preocupado - van a estar bien ¿verdad?
- El Señor Lupin ha recobrado la conciencia, pero, lamentablemente, el señor Black ha entrado en coma, creemos que fue golpeado por dos o más maldiciones a la vez, así que ahora sólo nos queda esperar que el grupo antimaldiciones pueda revertirlas.
- Esos mortifagos - dijo James acercándose a la enfermera - ¿podemos ver a Remus? - le preguntó.
- Sí, pero sólo unos momentos, se encuentra bastante delicado y deprimido por el robo de sus hijos - los guió hacia la habitación y los dejó solos con el licántropo que se miraba las manos como aturdido.
- Remus - le dijo James acercándose a su amigo de infancia y este se abrazó a él con fuerza mientras ocultaba sus lágrimas contra su pecho - ya, verás que los recuperaremos sanos y salvos - le susurró.
- No pude hacer nada por ellos, eran demasiados, desarmaron a Sirius y entre tres le lanzaron diferentes maldiciones que lo hicieron desmayarse, yo traté de evitar que tomaran a los niños, pero Bellatrix me lanzó un aveda que apenas esquivé y otro de ellos me desarmó golpeándome por detrás.
- ¿Podrías identificar a alguien más, aparte de Bella?
- No, sólo ella actuaba a rostro descubierto - movió la cabeza - sin embargo, a tres de ellos los conozco, sus aromas me son familiares.
- Quizás los mortifagos que están ocultos en Howgarts - dijo Harry - quizás los recuerdas de cuando fuiste profesor.
- Pero investigamos si faltaba algún alumno en el colegio y estaban todos - le recordó Godric pensativo.
- Pero los de séptimo aprendimos con Jeremy una poción que nos permitía hacer un duplicado de nosotros mismos, me temo que yo encontré la formula para que aquella fuera perfecta por pura coincidencia.
- Y aquel muchacho dijo que uno de ellos pertenecía al círculo de tu esposo - recordó James - lo que quiere decir que puede ser uno de los amigos de séptimo ¿verdad?
- Tengo una ligera sospecha de quien puede ser - dijo Harry molesto - alguien que es capaz de crear recuerdos falsos incluso en su propia mente cuando se use sobre ellos el legimens.
- Una cualidad muy Slytherin - concordó Godric.
- Lo que significa que, o Nott o Zabinni, puede ser el aprendiz marcado.
- O pueden ser ambos - le dijo James aún abrazando a Remus.
- Pero Zabinni dice estar enamorado de Jeremy, no creo que le quiera hacer daño y ellos quieren matar a mi hermano.
- Puede ser - dijo Remus respirando profundo - que el muchacho esté actuando engañado, quizás le ofrecieron que se podría quedar con Jeremy si los ayudaba a obtener lo que querían.
- Como hicieron con el otro chico - le recordó James.
- Entonces, Lucius, Jeremy y Draco corren peligro en este mismo instante - dijo y salió corriendo de la habitación.
- Por cierto, James, creo que es mejor que hagamos algo por los embarazados o les van a hacer daño a los bebés.
- ¿Y qué se supone que vas a hacer?

Harry lo encontró en la cafetería conversando con un curador muy anciano, así que respiró profundo y se acercó a ellos en silencio. Pero se asombró al escuchar la voz de aquel hombre ¿era su idea o les estaba mandando un mensaje subliminal a la sangre de veela de los tres? Se sobó la sien y puso su mano en el hombro de Draco, su esposo estaba helado y se fijó que tenía la mirada vacía, como si su cuerpo estuviera allí pero su mente en cualquier otro lugar. Miró a su hermano y a su suegro, era lo mismo con ellos, así que se decidió enfrentar al supuesto curador, pero este ya había desaparecido. Remeció a su hermano y se asustó ¡no reaccionaba! Como tampoco lo hacían los Malfoy y comenzó a desesperarse ¿qué clase de magia era esa que dejaba a los que atacaba como catatónicos?
- ¡Un medimago! - gritó y varias enfermeras se acercaron a él - ninguno reacciona - les dijo y vio que los examinaban minuciosamente.
- Avisa a los de accidentes mágicos, están con las mentes bloqueadas - dijo la enfermera mayor - sus signos están muy débiles.
- Estaban aquí hablando con un anciano que parecía ser un curador cuando llegué, sus mentes están como idas, pero ninguno va a morir ¿verdad?
- Bueno, podríamos despertarlos, pero dos de ellos están embarazados ¿verdad? - Harry asintió - sería peligroso para los bebés si les damos el antídoto, tendremos que esperar un poco.
- Pero a mi hermano sí se lo pueden dar ¿verdad?
- Si, lo haremos de inmediato - le dijo y le dieron una poción verdosa a su hermano y este pestañeó confundido ante de recobrarse.
- ¿Qué diantre pasó? - dijo moviendo la cabeza confundido.
- Te hechizaron - atrajo a Draco hacia su pecho - pero sólo a ti te pudieron suministrar el antídoto, Draco y Lucius están embarazados y es peligroso para los bebés si se los dan.
- Deberemos internarlos - dijo el medimago que revisaba a Lucius.
- ¿Está loco? - dijo Harry - si en una casa protegida por la más poderosas de las magias consiguieron atacarnos, si los dejo aquí, donde cualquiera puede atacarlos, sería mucho peor - negó con la cabeza - me los llevaré a Howgarts.
- Estás poniendo en peligro a los bebés - le dijo este molesto.
- De todas maneras corren peligro - le dijo - Draco es mi esposo y debo evitar que obtengan su magia a como dé lugar.
- Sí, es tu esposo, pero el otro...
- Es mi padrastro - le dijo - y tengo todo el derecho del mundo a decidir por su bienestar. Además, mi padre estará de acuerdo con lo que decida.
- Muy bien, prepararemos el traslado - le dijo de mala gana.
- Me pregunto cómo es que encuentran tantos trucos sucios - dijo Jeremy muy molesto - atacaron nuestra herencia Veela ¿verdad?
- Podría haber estado hablando de cualquier tontería con ustedes, pero le prestaban tanta atención como si fuera lo más entretenido del mundo ya que a su sangre les llegaba otro mensaje que les embotó el cerebro.
- Como pille al desgraciado que está haciendo esto, lo voy a despedazar y lo voy a freír en aceite de castor - dijo furioso.
- Jeremy, quisiera preguntarte algo ¿es posible descubrir cuando una copia está ocupando el lugar de una persona?
- Bueno, sí, con la poción es fácil descubrir cuando una copia ocupa el lugar de esa persona, se supone que el efecto se pasa al momento que esta ha cumplido con la orden dada, pero con tu descubrimiento, tendríamos que suministrar un antídoto para descubrirlo, ya que la copia no tiene necesidades biológicas como aquel al que copia, es magia pura.
- Godric sospecha que uno de los alumnos de pociones de séptimo año puede ser uno de los aprendices de mortifago.
- Quizás tenga razón, regresemos al colegio y averiguaremos todo.
- Bien, creo que deber ir tú a avisarle a papá y a Godric del nuevo ataque, yo me quedaré con ellos, pero ten cuidado.
- ¿En donde están?
- Deben seguir con Remus, creo que el pobre se siente muy mal porque no lo vencieron con magia, sino con fuerza bruta.
- ¿Y Sirius? ¿Qué pasó con él? Se veía muy mal cuando lo trajeron.
- Recibió varios ataques a la vez, por eso sigue inconsciente - suspiró - mira que llevar a toda una tropa de mortifagos para robar a dos bebés.
- Son unos cobardes - dijo furioso y se fue a buscar a su padre.

Harry consiguió que también trasladaran a Sirius a la enfermería del colegio, allí estarían todos a salvo, pero Godric tenía otros planes para los Malfoy, ellos no salían del extraño estado en el que los habían puesto y estaban más vulnerables a que les robaran la magia, pero la única forma de traerlos de regreso era dándoles aquella poción que sería un veneno para los bebés, así que le pidió a Harry que los llevara al lugar del tiempo no-tiempo. Asombrado, Harry los transportó a ese lugar y se dio cuenta que ellos salían de aquel estado, por lo que mandó a su padre a informarle a Godric al respecto.
Cuando James regresó el estado de embarazo de ambos Malfoy estaba bastante avanzado y Harry se las había visto negras para calmarlos a ambos, en especia cuando se les antojaba algo, porque salir de allí significaba perder tiempo valioso.
- Godric dice que es efecto de este lugar, ya que anula la magia negra, pero que no está muy seguro si el encantamiento está roto, por lo que cree es mejor que se queden aquí hasta el final de su embarazo.
- Tremenda gracia - dijo Draco sarcástico - ¡aquí no hay nada! Y si Harry sale a buscarme algo, se tarda tanto que cuando regresa ya no lo quiero.
- Pues deben tener paciencia, así los niños y ustedes estarán tranquilos - trató de calmarlo James abrazando a Lucius que no decía nada pero que se aferraba a él como una lapa - ¿pasa algo malo, corazón?
- Me duele la pancita - le dijo en voz baja haciendo que se sentara en un sofá que apareció para ellos - hazme cariñito ¿si?
-Quien diría que mi altivo Lucius iba a estar en un estado tan dulce si se embarazaba - le sonrió acomodándolo sobre él y comenzó a acariciarlo - ¿te sientes mejor?
- Mm. Creo que las nenas no aguantan más estar encerradas.
- Posiblemente, después de todo, son Potter ¿no? - Le besó la sien.
- ¡Harry! - se quejó Draco y este tuvo que hacerle los mismos mimos - te quiero ¿sabes? Mucho.
- Pues si sigo así me voy a convencer de lo contrario - le sonrió divertido y miró a su padre - ¿han sabido algo de los hijos de Remus o de mi padrino?
- Bueno, afuera sólo han pasad algunas horas - le dijo este - pero Jeremy ha descubierto que realmente están usando la poción de la que me hablaste para pasar inadvertidos y está muy dolido.
- ¿En realidad se trata de...?
- Y Snape apareció - lo interrumpió - lo dejaron bastante mal trecho, pero casi se murió cuando se enteró que Sirius está inconsciente, y ha llorado bastante, dice que es su culpa por recordarlo todo.
- Para ser un Slytherin que fue mortifago, es muy idiota - asentó Lucius.

Era la hora de cenar cuando Harry y James se regresaron al colegio, Harry había estado probando con activar la magia blanca de los bebés para protegerlos y lo había conseguido, ya que tan pronto regresaron al colegio ambos embarazados empezaron con labores de parto por lo que debieron trasladarlos a San Mungo de inmediato. Y si los curadores a cargo estaban sorprendidos por el tan veloz avance de sus estados, no dijeron nada y continuaron con su trabajo.
Harry estaba sentado en la cabecera de Draco, que se quejaba de los dolores, tratando de calmarlo mientras no estuviera listo. Miró la puerta, poco rato antes se habían llevado a Lucius y James lo había acompañado porque el rubio estaba muy pálido y no soltaba su mano.
- ¿Crees que se tarden demasiado? - le dijo señalando su barriga.
- Bueno, teniendo en cuenta que los bebés de Sirius se tardaron casi cinco horas en nacer desde que entró en labores... - observó a Draco que lo miró horrorizado - pero puede que sea menos tiempo, después de todo, su parto se retrasó por su edad - agregó tranquilizador.
- Harry, tú estarás conmigo cuando nazcan ¿verdad? - le rogó.
- Claro que sí, Draquito - le acarició el cabello.
- Quiero ir al baño - se enderezó y Harry lo ayudó a llegar y ambos escucharon como cuando se revienta un globo de agua - ¡Ah!
- Se te rompió la fuente - dijo Harry preocupado sujetándolo - voy a llamar a la enfermera, creo que estás listo - le dijo ayudándolo a recostarse de nuevo en la camilla. Casi de inmediato apareció una enfermera y lo llevaron a pabellón mientras Harry se colocaba un delantal verde, un gorrito y una mascarilla mágica, sería testigo del nacimiento de sus hijos.
- Señor Potter, sujete bien a su esposo de los hombros - le dijo la partera - Señor Malfoy, respire profundo y puje con fuerzas.
Draco miró a Harry y siguió las instrucciones de la mujer con mucho cuidado, el sudor corría por su frente, pero no se detendría hasta escuchar el llanto de sus dos hijos. Primero se asomó una cabecita morena, así que empujó con todas sus fuerzas y el pequeño emitió un chillido ante la fría bienvenida de la vida, se relajó un poco y comenzó de nuevo mientras Harry le besaba la frente mirando fijamente a su primer hijo. Después se asomó una segunda cabecita, ahora rubia, por lo que tuvo que empujar de nuevo, pero ahora el camino estaba más amplio y el pequeño gritó aún más fuerte que su hermano al sentir el frío fuera de las entrañas de su madre.
- Son bellísimos - le dijo Harry con el rostro bañado de lágrimas - haz hecho muy buen trabajo, amor mío - lo felicitó.
- ¡Quiero verlos! - exigió exhausto y la enfermera colocó uno en cada brazo de la orgullosa madre - ¿uno rubio y otro moreno? - le dijo a Harry asombrado
- Parece que combinamos nuestros colores, Draco - dijo Harry limpiándose la cara con la manga del delantal tratando de componer el gesto - te quiero.
- Yo a ti - le ofreció la boca y se desmayó del cansancio.
- Estará bien - le dijo la curadora a un Harry que la miró alarmado - sólo está agotado por el trabajo, no se alarme, terminaremos de atenderlos a los tres y los enviaremos de regreso a su habitación.
Harry asintió más tranquilo, pero dejó sobre su familia un hechizo indetectable que le permitiría saber a ciencia cierta dónde estaba cada uno de ellos por si ocurría alguna desgracia cuando estuviera con la guardia baja.

James estaba sentado en la sala de espera con una taza de café en la mano mirando ansioso el pasillo que venía del pabellón de neonatos, tanto sus hijas como sus nietos estaban por pasar y quería conocer a estos últimos, sin embargo, notó algo muy extraño, una de las enfermeras parecía tener la mirada perdida, como si estuviera bajo un hechizo de control, quizás hasta el imperius. Se levantó y avanzó hacia ella mirando a los bebés que traía, sus hijas eran muy bellas, ya las había visto, pero sus nietos ¿por qué uno rubio y el otro moreno? Tendría que preguntarle a Godric más tarde..
- Solo llevó a los niños a control - le dijo ella antes que preguntara y James se dio cuenta que realmente estaba bajo un imperius.
- No lo creo - le dijo este empuñando su varita pero no apuntando a la mujer - aparece mortifago del infierno - dijo.
- Eres muy listo, Potter - dijo una voz que James reconoció muy bien - no sé como fue que sobreviviste a la maldición de mi señor, pero habría sido mejor que te quedaras muerto o te unieras a él.
- Bellatrix - le dijo molesto - debí suponer que serías tú - agregó con sarcasmo - pero yo jamás me habría unido a tu señor, nunca sería su esclavo sexual.
- Sólo habrías sido su servidor - lo corrigió molesta.
- ¿Bromeas, verdad? - se rió sin alegría levantando un poco más su varita - quería el fuego de un fénix para hacerse más poderoso, pero necesitaba que este fuera por cuenta propia y de forma voluntaria y no a la fuerza para que el hechizo funcionara ¿no lo sabías, acaso? - se burló sarcástico - se nota que verdaderamente no eras una de las más cercanas a tu señor, eso me lo dijo Lucius hace un tiempo, el mismo Snape lo sabía
- No sé que idioteces hablas, Potter, pero ahora que regrese mi señor, yo seré la mujer del mago más poderoso del mundo.
- ¿El mago más poderoso del mundo? - repitió con sarcasmo - Harry tiene 50 años menos que él y fue capaz de vencerlo - le recordó - y además no creo que si llegase a buscar a una mujer, te eligiese a ti ¿sabes? Eres estéril y él necesitaría una que le dé un heredero.
- ¡Cállate! - le dijo y le lanzó una maldición, pero James se transformó en fénix y la atacó haciéndola perder el equilibrio y el conocimiento, la desarmó y la amarró firmemente. Se transformó en humano nuevamente y desmayó a la enfermera antes de poner en alerta a los aurores que esperaban abajo, de seguro el ministerio estaría feliz de tener al fin entre sus manos a la más peligrosa seguidora de Voldemort. Sólo les faltaba localizar a los pequeños Black. Solo que al fin el muchacho que era el aprendiz de Mortifago dentro del círculo de Draco había metido la pata y pronto sería descubierta toda la trama...

Continuará...

Hola, gracias por leer hasta aquí, hubiese querido actualizar antes pero no he tenido tiempo para escribir tanto como quería, pero intentaré no demorarme tanto para el siguiente, ya que creo que sólo me queda un capítulo más.
Por cierto, lamento el error del capítulo anterior, era Griffindor el ganador y a quienes felicitaba Luna, no me di cuenta del error hasta que lo había publicado.
Saludos a todos aquellos que me dejaron sus comentarios, espero que les siga gustando la historia y que alguien reconozca al aprendiz que pertenece al círculo de Draco y lo que le han prometido si consigue su objetivo.
Shio Chang. (Al borde de la locura)

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