Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Promesas de alcoba por Haruka Eastwood

[Reviews - 83]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sé que tarde pero, no me gusta publicar cualquier cosa TmT y he de decirles que tenía planeado que el fic terminara en el capítulo 18, al final me fallo y termino en el 17 D: por lo que quiero agradecer infinitamente a aquellas personitas que me apoyaron a lo largo de esta historia, regalandome hermosos rw, mismos  que hicieron posible que finalizara el fic. Hoy les quiero dedicar con mucho amor este capítulo... el final ♥ esperando que les guste y me sigan animando con sus lindas palabras... ¡Los adoro! De mi, para ustedes... ♥ ♥ ♥ 

Promesas de alcoba

Más que promesas

Sabaku No Gaara Pov

Para mí, un beso representaba una muestra de amor puro, tal vez sea absurdo pero desde siempre he creído lo mismo. Porque el cuerpo no miente; las palabras te hieren pero las acciones que demuestras con tu cuerpo en un acto tan simple como lo es un beso, te  transmite muchas cosas. Y pese a mi molestia con Sai fui perfectamente capaz de sentir su dolor y su arrepentimiento en un simple contacto labial: fugaz y efímero. Que me remonto a tantos recuerdos que pretendía enterrar desde hace mucho tiempo.

Dentro de mi sabía que sus palabras de arrepentimientos eran sinceras, y que él no me quiso dejar, pero mi cuerpo temblaba, aunque no sabía si de molestia o frustración. Era un manojo de nervios, porque no espere verlo después de tanto tiempo. Creí que todo con él había terminado, simplemente intente cambiar de página y olvidarlo, más que nada por mí, porque lo necesitaba, y porque a mi lado tengo a un hombre maravilloso al cual amo con locura.

En un principio quise mentalizarme para esta situación, pensé mil y un insultos que le gritaría, ensaye las palabras que tenía clavadas en lo más profundo de mi alma, mismas que me lastimaban y que quería exteriorizar. Sin embargo conforme pasaban los años todo eso quedo en el olvido. No podía seguir aferrándome al enojo con un fantasma del pasado. Claro que internamente rogaba para que no apareciera, pero después de varios años la posibilidad de volver a verlo se iba reduciendo a cero.

Pero hoy, luego de seis largos años aparece como si nada, intentando recuperar algo que nunca tuvo, y el que le haya dicho a Eita que él era su padre me hizo querer golpearlo. Me recordó la frustración que creía olvidada, aquel enojo, aquel miedo, aquel dolor… todo. Y realmente desee lastimarlo, herirlo como él lo hizo conmigo. Puede que no sea la mejor forma, pero era lo único que tenía en mente, porque él no tenía ningún derecho. Tal vez todo hubiera sido diferente si se quedaba con la boca cerrada… ¿por qué rayos no se mantuvo desaparecido, pero en esta ocasión definitivamente? ¿Acaso no entendía que no deseaba verlo?

¡Se largo durante seis malditos años!, me dejo embarazado y completamente solo sin nadie a quien recurrir, ¡él sabía de mi situación y aun así se fue! Estoy consciente de que parte de la culpa también es mía por creer en él, por dejar que sus malditas promesas de alcoba me llenaran la cabeza de falsas esperanzas y absurdas fantasías de un futuro a su lado, un futuro rosa y mágico donde ambos seriamos felices, cuando simplemente encontré la nada.

—Gaara… ¿te encuentras bien?

¡No! No estoy bien, ni siquiera sé que pensar o decir, estaba más desorientado y perdido que nunca. Inexplicablemente también tenía miedo, miedo de perder a mi familia y que la felicidad que con tanto trabajo he forjado en estos cinco años desaparezca de un momento a otro, como si nunca hubiese existido.

—Si… —murmure en un hilo de voz.

Levante la vista encontrándome con los ojos verdes de Sakura, los cuales lucían preocupados por mi persona. Y es que a pesar de que los años pasan nuestra amistad simplemente se fue haciendo más fuerte, actualmente ella está felizmente casada con Hidan y es una medico muy prometedora, tan entregada al trabajo como su esposo, por eso es que aun no tienen hijos… mientras yo, yo retome la universidad y estudie contaduría y administración, graduándome con honores.

Incluso fui considerado un genio pero, ¿de qué sirve eso ahora si mi vida es un caos? ¡Todo en cuestión de minutos! Podría parecer una nimiedad, sin embargo desde mi punto de vista era más que eso. No sabía si sentirme agobiado, confundido o qué, pero extrañamente me sentía un poco triste y en lo único que pensaba era en un abrazo de Itachi. Desde siempre es lo que me ha tranquilizado cuando me sentía nervioso o asustado.

—¡No puedo creer que después de seis años haya aparecido como si nada! —Farfullo Sakura, entrecerrando los ojos con enfado—. Pero donde se le ocurra querer reclamar algún derecho, ¡yo lo mato!

En sus brazos sostenía a Eita, que parecía haberse quedado dormido de tanto llorar, mientras Hidan conducía en completo silencio, mirando el espejo retrovisor a cada momento para comprobar que todo estuviera bien… pero no lo estaba. ¡Nada está bien en estos momentos! Y dudo que la situación cambie en las horas siguientes. Incluso creo que le estoy dando demasiada importancia a todo…

—No lo creo —comente—. Solo espero no volver a verlo.

—Por mi puede desaparecer otro siglo, mira que nadie lo va a extrañar.

—Ojalá fuera tan fácil.

—Vamos Gaara, ya verás que todo estará bien —Sakura me tomo de la mano con fuerza para reconfortarme, a lo que esboce una mueca similar a una sonrisa.

—Les agradecería si me dijeran, ¿quién rayos era ese sujeto? —Cuestiono Hidan sin apartar la vista del camino, por lo que delicadamente tome a Eita de los brazos de Sakura, acunándolo para que no despertara.

—El padre de Eita —respondí jugueteando con los negros cabellos de mi bebé.

Se formo un silencio incomodo que nadie quería romper, pues bien. Hidan sabía que mi hijo no era de Itachi, sin embargo nunca pregunto nada, supongo que no fue necesario, tampoco es como si debiera saberlo, por lo que debe estar un poco sorprendido. Tal vez molesto, pero no por mí, sino por el hecho de que Sai ha ofendido a Sakura, claro que ahora que lo pienso, siempre fue malditamente sincero con todo lo que decía, y tenía una delicadeza nula… aunque en estos años todo pudo haber cambiado, probablemente ahora es un gran mentiroso.

Sorprendentemente el trayecto a casa se me hizo muy corto, al llegar fuimos recibidos por una alegre Mikoto, que nada más verme puso una expresión seria, lo más seguro es que su instinto de madre le haya dicho que las cosas no andaban bien, por lo que me mando a recostarme y curiosamente obedecí sin rechistar, llevando a Eita entre mis brazos.

Pase a su cuarto y lo recosté con delicadeza sobre la cama, cubriéndolo con una suave manta antes de depositar un beso sobre su frente. Necesitaba acostarme y relajarme pero era lo último que podría hacer hoy, por lo que regrese a la estancia, ya que no quería que hubiera malos entendidos.

Mikoto me vio con preocupación, abrazándome fuertemente. Ahora recuerdo que antes de salir de casa le mencione que iría al hospital porque me había estado sintiendo un poco mal, lo más seguro es que crea que son malas noticias… y el hecho de que Sakura y Hidan estén aquí no es nada alentador. Justo cuando estaba por explicarle, visualice a Itachi parado en el alfeizar de la puerta, observándonos con sorpresa.

—¿Paso algo? —Inquirió caminando hacia mí.

—Nosotros nos vamos, con permiso, Mikoto-san.

De soslayo observe a Sakura, mientras tomaba de la mano a Hidan y salían de la casa como si los persiguieran. Seguramente pensaron que sería lo mejor, por lo que más tarde la llamaría para agradecerlo ahoque ahora no tenía ni idea de cómo explicar todo esto, más que nada porque mi cabeza es un lio, pero lo único que espero es que a Sai no se le ocurra aparecer para reclamar derechos sobre Eita.

Extrañamente las palabras fluyeron con más facilidad de lo que imagine, mientras me acurrucaba en el enorme sofá, siendo abrazo por Itachi, que nunca dejo de repartir mimos sobre mi cabeza, mientras Mikoto, me preparaba un té. Al final creo que me empezaba a ahogar en un vaso de agua. Puede que sea a causa de las hormonas o de que todo fue tan inesperado, aun así me calmo ver la expresión serena de Itachi, mientras decía que todo iba a estar bien.

—No tienes nada de qué preocuparte hijo —me dijo Mikoto mientras me entregaba una tasa con té—. Ese hombre desapareció y no tiene ningún derecho sobre Eita, además necesita el permiso de los padres para poder verlo.

—Lo mejor sería hablar con él.

Abrí mis ojos y observe a Itachi con sorpresa, la verdad es que no me esperaba eso, aunque pensándolo bien es lo mejor, sin embargo eso no me tranquilizaba ya que lo último que quería era volver a verlo. Pero pese a todo, teníamos que arreglar las cosas, porque quisiera o no, teníamos un hijo en común.

Aunque por hoy ya habían sido demasiadas cosas, así que me levante con la intención de irme a acostar, ya que realmente lo necesitaba, pero un fuerte mareo hizo que estuviera a punto de caerme, y de no ser por Itachi, hubiera caído de lleno en el suelo.

—Lo siento —dije aun entre sus brazos—. Con todo esto por poco olvido algo muy importante —tanto Mikoto como Itachi me miraron sin entender, por lo que tome la mano de mi esposo y la coloque sobre mi vientre, esbozando una linda sonrisa.

Sus ojos se abrieron, segundos antes de que me apresara con fuerza entre sus brazos, levantándome con facilidad, mientras me agradecía por darle otro hijo… ¿otro? Malditas hormonas, porque con solo esa pequeña frase sentí como mis ojos se cristalizaban y un nudo en la garganta me impedía decir algo coherente o acorde al momento, tan solo me deje llenar de besos y mimos por Itachi.

Itachi siempre ha sido muy protector conmigo, sin embargo lo era aun más desde que se entero que volvería a ser papá, me consentía y mimaba a más no poder, aunque nuestro pequeño Eita se comportaba como él, lo cual era curioso, ya que decía que él me cuidaba mientras papá estuviera trabajando para que a su hermanito no le pasara nada.

Afortunadamente había olvidado por completo el asunto de Sai, o eso quiero creer ya que no lo volvió a mencionar. Por otro lado no fue necesario contactar con él, ya que el muy sinvergüenza se apareció en la casa un mes después del incidente en el centro comercial, aunque para mi sorpresa no venia solo, ya que lo acompañaba una mujer, bastante guapa he de decir y por alguna razón se me hacía demasiado familiar, aunque seguía sin recordar donde la había visto.

Lo bueno es que Mikoto se había llevado a Eita para visitar a Sasuke, quien tenía cinco meses de embarazo. Se caso un año atrás con Shikamaru en una boda bastante sencilla, y conociendo a los novios no me sorprendió en absoluto, ya que ambos son bastante apáticos para convivir mucho tiempo con la gente. Al parecer regresarían en la tarde, por lo que cuando la empleada de la casa nos dijo a Itachi y a mí que teníamos visita nos sorprendió bastante, ya que no esperábamos a alguien, mucho menos a Sai.

—Gaara —murmuro en cuanto me vio entrar a la estancia.

—¿Qué es lo que quieres? —Espete.

—Solo vengo a hablar y a dejar las cosas en claro… y a ofrecerte una disculpa —menciono mientras veía a Itachi entrar, clavando su mirada con la de mi esposo en una batalla silenciosa, en la que ninguno cedía—. Como debía ser en un principio.

—No eres bienvenido en mi casa, Shimura —hablo Itachi con tranquilidad, a la vez que me hacia sentar a su lado, tomando mi mano entre las suyas—. Sin embargo por esta vez are una excepción. Oh, y disculpe mi descortesía, señorita Hyūga —le miro con intriga, logrando que la chica bajara la mirada.

¿Hyūga? Ahora recuerdo, ella es la prometida de Sai, a quien vi un par de veces cuando he acompañado a Itachi a una que otra comida organizada por socios de diferentes empresas. Ella era la última persona que espere ver, pero el hecho de que acompañe a Sai me desconcierta.

—N-No se preocupe, Uchiha-san.

—Como han de saber ella es mi prometida —y como siempre, Sai siendo fatal con sus palabras, al parecer esa abrumadora honestidad no se le ha ido—. Y si esta aquí es porque por primera vez hare bien las cosas.

Vale, eso es nuevo. No me apetecía en nada tener que escucharlo, sin embargo lo creí necesario, por lo que me obligue a callar, agradeciendo que esto fuera una charla decente y civilizada, porque si salía con otra tontería como la del centro comercial, juro que ya le hubiera saltado encima para golpearlo. Y había momentos en que me daban unas inmensas ganas de sepultarlo bajo arena.

Por lo visto Hinata ya sabía toda la historia, y siendo honesto, admiro su amor por Sai, porque a pesar de todo el engaño y aquella sarta de mentiras que le dijo durante años sigue firme en su decisión de permanecer a su lado, lo cual es digno de admirar, porque a la primera yo ya le habría matado. Estaba muy enamorada o era demasiado estúpida… aunque eso ya no era de mi incumbencia.

En cuanto a Sai, termino por relatarnos parte de su infancia y los motivos por lo que se había ido aquella vez… sorprendentemente todo eso fue por mí. Era una historia demasiado surrealista, en donde su padre resulto ser el malo del cuento, quien al final acabo preso por fraude. Aun así creí cada una de sus palabras, porque le conocí y bien o mal aprendí a saber cuándo es que mentía y por más que quisiera negarlo estaba siendo brutalmente honesto. Tanto que hasta me sentí mal por él.

Tuvo una vida bastante difícil, incluso más que la mía, puede que exagere pero así lo sentí, por lo que cuando acabo su relato todo aquel enojo acumulado por seis años se había esfumado casi en su totalidad. Era estúpido seguir resentido, y con una actitud a la defensiva por alguien que no valía la pena.

—Realmente siento haberte hecho tanto daño —reverencio—. Y entiendo si me prohíbes acercarme a Eita… merezco no volver a verlo.

Extrañamente Hinata lucia demasiado afligida y unas cristalinas lágrimas rodaron por sus pálidas mejillas, era como si estuviera expresando todo lo que Sai no podía e inconscientemente pensé que realmente eran el uno para el otro. Así que tras un largo suspiro y un cruce de miradas con Itachi tenía todo claro.

—Sigues siendo su padre —dije, ganando su atención—. No te prohibiré verlo, lo único que no puedes hacer es decirle que eres su padre, al menos no por ahora… entiende que sigue siendo un niño de cinco años —solté lacónico.

Aquella fue la primera y última vez que vi a Sai llorar, no sé si de alegría pero, era igual, porque por más que quisiera ser malo y cruel con él; en plan sádico y decirle que se largara lo más lejos que pudiera de mí y mi hijo, tan solo no podía. No soy tan malo, y a pesar de que odie admitirlo me ha dado un hijo maravilloso.

Desde aquel día, Sai iba a casa todos los domingos durante una hora para charlar con Eita, quien a pesar de ser muy callado logro llevarse de maravilla con él, al fin y al cabo era su padre, así que supongo que era lógico. Pero eso no evito la situación incómoda, ya que mi pequeño bebé realmente recordaba lo que le dijo el idiota de Sai, y después de un par de meses recibiendo su visita, entro a nuestro cuarto y pregunto si ese señor amable que le llevaba juguetes era también su papá. He de decir que se me helo la sangre.

Afortunadamente Itachi estaba ahí. Trago saliva con nerviosismo y palmeando la cama ensancho una hermosa sonrisa, a lo que Eita no dudo en arrojarse a su lado y abrazarlo como siempre. Sus ojitos aqua se clavaron en los de mi esposo en espera de una respuesta, y es que no es fácil explicarle a un niño de cinco años que su verdadero padre es un bastardo, y que la persona que lo crio no era en realidad su  padre, al menos no biológicamente, porque bien sabemos que Itachi será su papá siempre. Todo era tan malditamente confuso de explicar.

¡Estúpido Sai, que no puede mantener su boca cerrada!

—Pon mucha atención —murmuro Itachi, con expresión sería, levantando su dedo índice a la altura de su rostro—. ¿Sabías que eres un niño muy especial? —Eita asintió enérgicamente, mostrando una expresión encantada—. A bueno, es por ese motivo que tienes dos papás.

Abrí mis ojos impresionado, porque esa respuesta ni yo me la espere pero la carita de Eita era de sorpresa, asombro y al mismo tiempo incredulidad. Sé que es un niño, y tampoco es tan fácil engañarlo con algo así, a pesar de todo, esta situación es muy difícil de explicar.

—¿Entonces mi hermanito también tendrá dos papás?

—¡No! —Exclamamos a coro Itachi y yo.

—Pero él también será muy especial —protesto entre mohines—. ¿Por qué no puede tener dos papás?

Todo esto se estaba saliendo de control, al final optamos por decirle: «Cuando seas más grande lo entenderás», no era la mejor respuesta pero, si la única que se nos ocurrió en esos momentos. Afortunadamente Eita dejo de preguntar, y el verdadero problema sería cuando fuera grande y quisiera saber la verdad, aunque no era momento de preocuparse por eso.

Por otro lado, tras seis meses de continuas visitas por parte de Sai, incluso Hinata comenzó a acompañarlo. Varias veces termine charlando con ella, es una chica patosa y rara, aun así bastante agradable. Me conto que desde la primera vez que vio a Sai se enamoro de él perdidamente y que en estos últimos meses era más expresivo, incluso lucia feliz —yo le seguía viendo exactamente igual, es decir con esa expresión monótona—, pero termine alegrándome por ella.

Claro que en un principio le sentó fatal saber que Sai tenía un vinculo conmigo. El hecho de que tu prometido te engañe es algo imperdonable, y saber que tiene un hijo con alguien más es doloroso. Para mi sorpresa —una muy grande—, me dijo que lo verdaderamente importante era el futuro que estaba creando con él, que debía perdonar y seguir adelante. Incluso nos invito a Itachi y a mí a su boda, por lo que gustosos asistimos, si bien no era nada de Sai, al menos podía decir que era amigo de la novia, y la ceremonia fue muy dulce a mi parecer.

Me sentía demasiado cansado, no recordaba que con Eita hubiera sido igual pero, me alegraba que ya todo hubiera terminado, por lo que esboce una amplia sonrisa al ver entrar a Sakura con mi bebito en brazos, al cual tome delicadamente para poder mirarlo… simplemente era perfecto.

Su cabello era negro, aunque tenía un mechoncito rojo; de piel blanca e idéntico a Itachi. Era un hermoso varoncito al que habíamos decidido nombrar Tatsuya, lo cual es curioso, ya que fue lo primero que pensé en cuanto lo vi, no podía dejar de contemplar a nuestro pequeño bebé, por lo que me sorprendí un poco cuando sentí como Itachi depositaba un beso sobre mi cabeza, acomodándose a mi lado para mirar a Tatsuya, esbozando una amplia sonrisa.

—Es perfecto —musito abrazándome—. Realmente gracias…

—No tienes porque agradecerme.

—Quiero hacerlo —me beso con suavidad—. Sé que hace años, cuando nos casamos te prometí estar siempre a tu lado, hoy lo vuelvo a hacer. Yo, Itachi Uchiha prometo estar siempre contigo, amándote hasta la eternidad… mi Gaara.

—Te amo tanto… —Me quede sin palabras, con un nudo en la garganta y con tantas emociones que no sabía por dónde empezar, tan solo lo bese, lo bese deseando permanecer así por siempre.

Por su parte, Eita permanecía maravillado con su hermanito, temeroso de tocarlo como si se fuera a romper, antes de dirigirme una mirada, a lo cual asentí viendo como depositaba un pequeño besito en su sonrosada mejilla, mientras Itachi hacia lo mismo conmigo.

Al ver a mis tres amores, no pude evitar que una pequeña lágrima amenazara con salir de mis ojos, pensé en todo lo que había tenido que pasar para poder llegar aquí, a este momento. Y cada una de esas situaciones valió la pena, actualmente era feliz con mi hermosa familia; había obtenido una explicación que nunca pedí por parte de Sai… quien al final sé que será un buen padre, al cual Eita adora…

Hoy es un nuevo comienzo en nuestras vidas, porque aún queda mucho por recorrer. Tal vez siempre existirán problemas —claro que unos más pequeños que otros—, sin embargo sabremos afrontarlo, porque ahora y desde hace cinco años, tengo a Itachi conmigo, junto a nuestros hijos… y pensar que todo esto comenzó con una promesa de alcoba.

El fin ♥

Notas finales:

Creo que nunca lo mensione D: pero nunca es tarde:

Eita: Cristalino, joya, transparente.

Tatsuya: Aquel que es perfecto

No sé ustedes, yo casi lloro con lo último :3 realmente espero que les haya gustado ♥ y mil gracias por leer ^w^ ¡Los adoro! Y les deseo lo mejor de lo mejor este 2016... cielos, que rápido se pasa el tiempo. Ojalá pasen felices fiestas al lado de su familia y seres queridos. Por el momento me despido y que pasen un excelente día/tarde/noche.

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).