Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Promesas de alcoba por Haruka Eastwood

[Reviews - 83]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Itachi Uchiha Pov


Perfección, palabra con la que me describían algunos y que llegue a odiar en sobremanera en algún determinado momento de la vida. Más que nada por el significado que le adjudicaban. Lo que más detestaba es que me catalogaran en una clase de estereotipo para agradar a los demás, ya ni siquiera era por mí, sino por alguien más… por personas en busca de algún beneficio. Todo se debe a que el apellido Uchiha siempre fue uno de los más renombrados en la alta sociedad, debido al dinero y propiedades que poseemos, así que la mayoría interesados en nuestro capital se decían nuestros amigos, claro que era solo una fachada de hipocresía con la que pretendían acercarse a nosotros.


Solo interés y ambición…


Desde siempre he sido motivado forzosamente para sobresalir en todo, mis notas debían ser las más altas y mi conducta intachable. Mamá siempre decía que debía ser el varón perfecto para cualquier mujer o doncel de la alta sociedad… un caballero en toda regla, aunque para mí se traducía como un maniquí, llegando al punto en que ya no me sentía como alguien, sino como algo. Algo sin sentimientos que es manipulado a conveniencia.


Pese a que no me puedo quejar de todo, ese aspecto en particular de mi vida es lo que más me molesta, aunque todo cambio cuando cumplí los veinte años, ya que mi padre falleció. En ese entonces comencé a hacerme cargo de la empresa mientras seguía mis estudios, llegue a creer que estaba al límite con los deberes, pero no era así, ya que meses después de la muerte de papá, la salud de mamá empeoro y llegue a temer lo peor; nunca fue fácil, pero tampoco es que me pudiera quejar, menos cuando conocí a Deidara. Su actitud explosiva y aquella vitalidad, aunada a la constante competitividad que mantenía por ver quién de nosotros era mejor en las finanzas, lo hacía todo más llevadero.


Se podría decir que Deidara se convirtió en mi medio de escape de aquel mundo que me tenía completamente agobiado, él era una motivación, alguien en quien poder confiar y una de las personas por las que tenía que seguir adelante, más que nada por sus comentarios oportunos que lograban sacarme una que otra sonrisa. En ese momento nunca me plantee el hecho de que solo era un distractor y no atracción, mucho menos amor… tan solo era la persona que me sacaba de una molesta realidad por un periodo corto de tiempo. Sonara como mentira, pero cuando le conocí dije “él es la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida”.


Aquel primer año a su lado sentí que todo mejoro en gran medida debido a que lo tenía a mi lado, claro que eran solo ideas mías, puesto a que todo seguía igual en la empresa y mamá entraba y salía constantemente del hospital, pero al menos ya no sentía que estaba completamente solo, porque había alguien en quien pudiera apoyarme cuando algo pasara. Si bien tengo un hermano, en ese entonces Sasuke recién cumplía los trece años, suficiente tenía con la escuela y con ver a mamá en ese estado como para ir a agobiarlo con mis problemas.


Pero no conforme con eso, ansiaba obtener más atención de aquel rubio orgulloso.


Cuando le declare mis sentimientos a Deidara la primera vez, fui rechazado… no sé si sorprendente o no, pero así fue, el motivo es que le gustaba alguien más y a mí solo me veía como un amigo, pero cuando le toco a él declararse fue rechazado, así que sin proponérmelo me acerque a él para ofrecerle mi apoyo. Gracias a ese pequeño incidente amoroso nos terminamos conociendo aúnñ más y pasando la mayor parte del tiempo juntos hablando de cualquier trivialidad. Al final fue él quien termino diciéndome que yo le gustaba un par de meses después.


Feliz. No hay otra palabra para describir mi estado de ánimo en esos momentos, ya que finalmente sentía que me pasaban cosas buenas. Mi madre estaba mejor que nunca, Sasuke era un hermano encantador, bastante serio y aplicado, que nunca me dio problemas y tenía a la persona perfecta conmigo. Alguien que fue aceptado plenamente por la familia Uchiha, ya que es hijo de un empresario español y el único heredero de la fortuna Kamiruzu, él es todo apariencia… ahora lo sé. Lo curioso es que nunca discutí con Deidara, nos llevábamos más que bien e ingenuamente le pedí matrimonio tras un par de años de noviazgo.


Tras muchas noches juntos, en donde en el éxtasis del momento tomaba el control de nuestros cuerpos se atrevió a jurarme el más puro amor, y yo me negué a salir de esa burbuja de engaño en donde todo era perfección con Deidara. Puedo asegurar que todo eso cambio cuando le vi, aquel doncel pelirrojo de apariencia frágil pero carácter indomable, que logró captar toda mi atención en cuestión de segundos, fue capaz de lograr que me perdiera en esos enormes posos azules, que me escudriñaban con recelo dejándome a merced de él.


Pero yo era un hombre comprometido, por lo que estaba mal fijarme en alguien cuando estaba a nada de casarme con la persona que jure amar, aun así me atreví a pedirle la dirección del café al que solía ir constantemente Deidara. Con un gesto amable y despreocupado aquel lindo pelirrojo se ofreció a llevarme, pese a que casi no cruzamos palabra alguna su compañía fue más que gratificante, incluso cuando le mencione mi nombre nunca hizo gestos de asombro, ni intento alagarme por cualquier idiotez como la mayoría de mujeres o donceles.


Sentí la necesidad de preguntarle tantas cosas, pero preferí quedarme callado.


Cuando finalmente llegamos al restaurante mis ojos se abrieron de la impresión al ver a mi prometido devorándose a besos con otro. Sabía que Deidara asistía a ese restaurante casi diario, pero nunca se me hizo extraño, y en un par de ocasiones escuche a Ino –prima de Deidara– decir que el mesero estaba más que guapo. Claro que en ese momento nunca relacione esas efímeras palabras con aquel varón, y es que con el carácter tan especial que poseía Deidara, ¿Quién diablos iba a imaginar que me engañaba con un vil mesero de un restaurante cualquiera?


Como era de esperarse mi madre al enterarse quiso matar a Deidara por preferir a “un cualquiera” –palabras de ella– en lugar de alguien como yo. Por mi parte tan solo me dedique a ignorar toda llamada y mensaje proveniente de él, y en lugar de eso me centre en contactar con Gaara, enterándome que estaba en el hospital. Por alguna razón tenía los nervios a flor de piel con la sola idea de que algo le pasara, pese a que logre hablar con él un par de días después todo lo que me importo es que estuviera bien.


Preferí no tocar el tema de su estadía en el hospital, ya que si él quisiera me lo contaría pero no fue así. Los días antes de nuestra cita en el parque me topé con la ahora molesta presencia de Deidara y aunque quise pasar de largo, me fue imposible, ya que se puso frente a mi pidiendo atención.


—Itachi… por favor escúchame.


—No tengo porque —espete molesto.


—Solo me tomara unos minutos —me miró suplicante a lo que rodé la mirada fastidiado—. Por favor.


—Tsk, bien —le dije entrando a mi oficina, y el siguiéndome.


Una vez solos cerró la puerta y se sentó frete a mí, jugaba con las manos claramente nervioso. Paso saliva y respiro hondo antes de verme a los ojos, su mirada se mostraba arrepentida, pero lo más extraño de todo esto es que yo no estaba enojado, mucho menos dolido… es como si realmente nunca me hubiera importado. Tan solo estaba decepcionado de él.


—Yo quería decírtelo —agachó la mirada cuando una lagrima descendió por su rostro—, pero no podía, cada vez me sentía más atrapado y frustrado al ver que el día de la boda se acercaba… y él, a él lo conocí hace un año cuando me perdí buscándote un regalo —sollozo y relajando mi expresión le puse una caja de pañuelos frente. Tomando uno se limpió el rostro intentando no mirarme… tal vez por vergüenza o arrepentimiento—. Sé que no es excusa, y créeme que no intento dártelas, tan solo paso… nos conocimos y nos enamoramos, pero…


—Pero no encontrabas el momento adecuado para decirme que me botarías… tal vez el mero día de la boda frente al altar —digo neutral—, ese hubiera sido un buen momento.


—Te equivocas —alza un poco la voz mirándome a los ojos, jamás vi esa expresión en su rostro por lo que me fuerzo a guardar silencio—. Itachi, yo a ti te quiero como no tienes idea, pero no te amo… fueron cuatro años juntos, cuatro maravillosos años, pero prefiero que lo sepas ahora y no cuando sea demasiado tarde, cuando no tengas más opción que quedarte a mi lado. Sé que tal vez me odias.


—No —le interrumpo—, tan solo me has decepcionado. Eso es todo… —le miro por unos instantes antes de recargarme en el respaldo de la silla y cerrar los ojos—. Solo dime una cosa. ¿Le amas?


—Mucho —responde bajo. Su voz se escuchó entrecortada, sé que le cuesta decirme esta clase de cosas, más porque conozco lo orgulloso y explosivo que es al hablar.


Internamente agradezco de cierta forma el que todo esto haya pasado, puesto a que ese lindo pelirrojo no deja de aparecer en mi mente. ¿Destino? ¿Coincidencia? Tal vez fueron ambas en ese momento, dicen que todo pasa por algo y pese a que no hago caso de esas cosas, creo que retomare la idea y comenzare a creer.


***


Tras pasar una semana algo agitada en la oficina acabe notando que no me volví a encontrar con Deidara, pero esta vez no era por mí, más bien por él, creo que de cierta forma se sigue sintiendo culpable por no habérmelo dicho antes, aun así intente ignorar ese hecho y me concentre en Gaara. No soy de hablar de mi vida ni nada por el estilo, pero creo que a la mayoría de personas con las que me relaciono les conté que conocí al doncel perfecto, incluso Hidan se estuvo burlando al asegurar que me había enamorado como colegiala de él.


En cuanto a mi familia… Sasuke solo dijo que era demasiado rápido el hecho de que yo me involucrara con alguien si no había pasado ni una semana desde que termine una relación de cuatro años. Era cierto, pero no pretendía enamorar a Gaara, tan solo me gusta charlar con él, convivir y pasar tiempo juntos, esperando que él también disfrute con mi compañía. A mi madre no le pareció nada el hecho de que me relacionara con un doncel que no pertenecía a nuestro entorno.


Ridiculeces, quise decirle, pero me limite a quedarme callado, sobre todo cuando ha creído que su intención es seducirme para sacarme dinero, pero estoy más que seguro que Gaara no tiene ni la más mínima idea de que lo poseo.


Suspiro y sigo preparando los bocadillos, sé que hubiera sido más fácil ir a comprar algo, pero al final quise ser yo quien cocinara, y a pesar de que todo era muy sencillo demore más tiempo del esperado debido a que Sasuke se comió varios en un pequeño descuido y Hidan le ayudo, ya que llegó a mi casa una hora antes de lo previsto.


—Itachi, solo estoy corroborando que tengan buen sabor —me dijo Sasuke con una linda sonrisa ladina, por lo que no pude hacer nada más que suspirar derrotado y regresar a la cocina a preparar más.


—Deberías ser más agradecido comadreja —molesta Hidan, mientras se mete un pastelillo a la boca y le pasa otro a Sasuke, que encantado se lo come.


Una hora después termino, justo a tiempo, por lo que salí de casa en compañía de mi molesto amigo que insistió en acompañarme. Aun me pregunto cómo es que somos amigos, ya que él está estudiando la especialidad de médico cirujano, lo cual incluso a mí me sorprendió, ya que hace como diez años le molestaba diciendo que terminaría siendo sacerdote, debido a que pasaba mucho tiempo en la iglesia, mientras yo estaba en la biblioteca. Muy por el contrario yo estudie administración, nada que ver con medicina, lo cual agradezco, no sé cómo puede pasar tanto tiempo en un hospital. 


Cuando hemos llegado al parque solo tuvimos que esperar un poco, y me alegre al saber que Sakura, la amiga de Gaara era la compañía perfecta para el idiota de Hidan. Fue una tarde de lo más agradable, tanto que quería que durara un poco más, al final terminamos por acompañarlos a casa, pero nunca me espere ver como ese hombre tomaba a Gaara del cabello dispuesto a golpearlo, si yo estaba hecho una fiera, Hidan estaba cien veces más al ver el estado de la pobre de Sakura que permanecía inconsciente en el piso.


Mi cuerpo reacciono solo y me abalance a golpear al infeliz.


—¡Alto!


Escuche gritar desesperadamente a Gaara, por lo que detuve todo movimiento, observando como el maldito salía corriendo, lo sorprendente y molesto es que parecía como si nada, estuve a punto de salir corriendo tras él, cuando voltee a ver a mi pequeño doncel, preocupándome su estado.


—Gaara ¿estás bien? —pregunto suavemente caminando hacia él en cuanto lo he visto de pie temblando y con la mirada perdida.


—Sakura —balbuceó y veo a Hidan correr hacia ella, rápidamente le toma el pulso y por su expresión sé que nada está bien, noto la enorme herida de su cabeza y aprieto aún más contra mi cuerpo a Gaara.


—¡Llama a una ambulancia! —Grita a lo que saco mi teléfono.


Les toma aproximadamente diez minutos llegar, minutos que parecen eternos y que Hidan aprovecha para darle los primeros auxilios, mientras intento tranquilizar a Gaara que no ha dejado de temblar. En cuanto veo como se llevan a la chica tomo la pequeña manita de él y le conduzco hasta mi carro, el cual estacione a un par de calles de aquí. Manejo en silencio hasta el hospital, mismo donde trabaja Hidan y en cuanto hemos llegado pregunto por Sakura y amablemente la enfermera nos conduce a la sala de espera.


—Espere —le llamo y ella se voltea a verme curiosa—, ¿podría hacerle un chequeo a él? —Señalo a Gaara—, esta embarazado y con todo esto no ha dejado de temblar.


—No es necesario —dice rápidamente.


—Por supuesto, por favor síganme.


No le dejo replicar y avanzamos hasta un consultorio donde una mujer pelirroja nos atiende, le hace un par de preguntas, toma su presión y su rostro parece tranquilo cuando nos dice que no hay de qué preocuparse.


—¿Pero mi bebé está bien? —Inquiere alarmado.


—Claro, pero le haremos unas pruebas para estar seguros.


Al final terminan haciéndole una ecografía, sé que lo mejor hubiera sido esperar afuera, pero no podía dejarlo solo, mucho menos al verlo en ese estado.


—Veo que serán padres primerizos —dice la doctora con una sonrisa. Me ruborizo al pensar que me ha confundido con el padre del bebé—. Deben estar muy felices.


—Sí —respondo sin pensarlo y de soslayo miro como el rostro de Gaara adquiere un rubor aún más extenso.


Después de eso salimos del consultorio y nos dirigimos a la sala de espera justo cuando vemos salir a Hidan de ella.


—¿Cómo está Sakura? —Murmura preocupado.


—Ya se encuentra estable —le dice con una sonrisa—. Quieres pasar a verla.


Asiente enérgicamente y le dejo solo para que vaya a verla, quedándome con Hidan, quien me comenta que realmente se preocupó por ella. Muy independientemente de este incidente es la primera vez que veo a mi molesto amigo interesarse tanto por una chica, sobre todo que logre llevarse bien.


Todo indica que ese par ha atrapado más que nuestro interés… lo único de lo que puedo estar seguro es que Gaara es una de las pocas personas que me gustaría cuidar siempre y verlo sonreír se ha convertido en una meta.


Continuará…

Notas finales:

Mil gracias por leer ♥ 

Prometo que pronto respondere sus rw, los cuales me hicieron sumente feliz, tan solo por eso me apure en actualizar xD y espero que les haya gustado el capítulo ^^ al menos ya se aclaro lo de Deidara y lamento si no era lo que esperaban ._. otra cosa, la mayor parte del fic sera narrado por Gaara, pero de vez en cuando aparecera otro personaje xD 

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).