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Promesas de alcoba por Haruka Eastwood

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza.

Sabaku No Gaara Pov


Temari me dijo hace poco que todo era cuestión de esperar, porque un día alguien especial entrara en mi vida y se quedara grabado en mi corazón, haciéndome entender por qué la persona que lo ocupaba antes no se quedó. Vaya, para mí fue como un trabalenguas de principio y es que no le entendí del todo, sin embargo sabia porque me lo estaba diciendo.


Necesitaba un poco de apoyo y pese a que Temari está bastante lejos me hace bien hablar con ella, así sea por teléfono, lo que si sabía es que sus palabras se referían a Sai, a que no estaría presente en mi vida de forma definitiva —hablando solo de manera sentimental—, sino que llegaría alguien a quien realmente amara con todo mi ser y claro, que esa persona me correspondiera.


Con pereza abro mis ojos, encontrándome en la obscuridad de una habitación que no es la mía. Pero con todo lo que ha pasado últimamente eso ya no es una novedad, por lo que con calma me levanto, cuidando de no hacerlo tan rápido ya que generalmente me mareo mucho, tal vez tenga algo que ver con el embarazo, afortunadamente las náuseas ya no son tan constantes como antes.


A paso lento camine hasta el baño, tomo una ducha rápida y me arreglo, para al final dejar el pijama perfectamente doblado sobre la cama que acababa de tender, ya que solo estaba esperando a que dieran las ocho de la mañana para salir y despedirme de todos. Realmente Itachi y su familia han sido más que amables conmigo, pese a que soy un completo desconocido, y lo que menos quisiera es causar más problemas de los que ya les di.


Aún quedaba media hora por lo que me senté en el sofá que estaba cerca de la ventana, mirando el blanco techo sin nada más que hacer, y pensar que ya han pasado una eternidad desde que todo ocurrió, —técnicamente van casi cuatro meses—. Desde que le di todo a alguien que no lo merecía, y vaya que me arrepentí en cuanto me entere que se fue, pero no había ni hay nada que pueda hacer, de hecho aún me pregunto si es correcto no decirle nada a la familia de Sai, después de todo tienen el derecho de saber que serán abuelos… aunque me da miedo pensar que me lo puedan quitar cuando sepan que no cuento con un trabajo para mantenerlo…


Deslizo la mano por la pequeña curvatura de mi vientre, pensando en que tal vez esté siendo egoísta, aunque pensándolo bien, mi bebé es todo lo que tengo junto con Sakura, por lo que no me puedo arriesgar a perderlo. Vaya que todo se complicó en tan poco tiempo, un día creía tener al amor de mi vida a mi lado y al otro descubro que era un bastardo de sonrisa falsa y actitud galante.


—¿Gaara? —La suave voz de Itachi me saca de mis pensamientos. Levanto la vista y le observo asomarse con sigilo por la puerta entreabierta, posando sus profundos pozos negros sobre la cama, observando con preocupación que no me encuentro ahí—. Gaara…


—Itachi —le llamo y es en ese momento que noto mi voz quebrada, como si estuviera a punto de llorar.


—¿Estás bien? —Inquiere entrando a la habitación.


Por alguna razón las palabras mueren en mi garganta y solo soy capaz de asentir con la cabeza. Realmente no sé si me siento bien o no, de hecho ni siquiera sabría definir en este preciso momento como es que me siento, tal vez aturdido, perdido o puede que desorientado o solo. Venga que lo último siempre lo he estado, pero ahora es diferente, muy diferente, tanto que hay momentos en que quiero mandar todo a la mierda, salir huyendo y listo, pero nunca nada es tan fácil.


—Perdón por las molestias —susurro en cuanto se ha sentado a mi lado.


Le veo de soslayo y mi olfato es asaltado por la exquisita colonia de Itachi, la cual se intensifica cuando me ha abrazado de improviso. No es que me moleste, tan solo ha sido… demasiado rápido, y empiezo a creer que con él todo es de esta manera. Medito un poco y me sorprendo al creer que hace un mes le conocí, y quince días después comenzamos a tratarnos, a mandarnos mensajes diario y llamarnos constantemente, incluso había momentos en que no decíamos cosas importantes, tan solo a mí me agradaba mantener una charla sin sentido con él, compartiendo tiempo, pese a que solo haya sido por teléfono.


—No te disculpes —me aprieta un poco más—, no hay motivo para hacerlo… simplemente quise ayudar.


—No tenías por qué hacerlo…


—Tienes razón —soltó lacónico—. Tan solo quise hacerlo.


Su tono ha pasado de suave a frio en cuestión de segundos y aquella expresión impasible que mantiene me pone de nervios, por alguna razón me recordó a él, al maldito de Sai, aunque solo fue por una fracción de segundos y no puedo evitar fruncir el ceño, sintiéndome molesto.


—No soy el acto de caridad momentáneo Itachi —le dije. Realmente me exaspero aquel tono, pero su expresión sigue igual, ni siquiera se inmuto ante mis palabras, por lo que hago un esfuerzo para soltarme de sus brazos. Necesito irme—. Suéltame —ordené removiéndome, al tiempo que le miraba directamente a los ojos como pidiendo una explicación por el cambio tan abrupto en su actitud.


 —La filantropía nunca ha sido lo mío, Gaara —me separa de su cuerpo colocando sus manos sobre mis hombros como si fuera a salir huyendo, lo cual no sería mala idea. Sé que si me quedo nada bueno pasara… pero mi cuerpo se niega a obedecer a mi mente, manteniéndome estático entre los brazos de este hombre tan imponente y misterioso—. No te consideres como tal, ya que no lo eres y si estás aquí es simplemente porque quise y porque… ¡Joder! —Se lleva una mano a la cabeza, completamente frustrado, tanto como si no supiera que decir.


—¿Por qué Itachi?


Su expresión vuelve a suavizarse y mi cuerpo se tensa cuando su mano se posa sobre mi mejilla y comienza a acariciarme con el dedo pulgar. Su tacto es tan cálido que logra que me pierda en el… debería sentirme asustado cuando su rostro se aproxima hasta el mío, quedando a pocos centímetros de distancia. Siento su respiración entremezclarse con la mía cuando de improvisto ha juntado nuestras frentes. Estoy en blanco.


—Si quieres salir corriendo después de esto, te prometo que saldré a perseguirte —me dice, estoy a punto de replicar cuando siento sus labios posarse sobre los míos de manera dulce, demasiado, casi como si temiera tocarme. Moviéndolos lentamente, incitándome a corresponderle, lo cual hago a los pocos segundos, separándonos cuando ha faltado el aíre—. Me gustas Gaara… desde aquel primer momento que te vi me gustaste y todo lo que quiero es ayudarte, que estés bien… tienes razón no debí, pero tampoco es como si pudiera quedarme sin hacer nada cuando se trata de ti. Tú logras poner mi mundo de cabeza en cuestión de segundos.


—No debiste —le digo agachando la mirada, pasando de largo todo el demás discurso, porque en lo único que puedo concentrarme ahorita es en el hecho de que me ha besado y yo lo permití.


«¿Pero qué rayos hago?» Mi corazón late tan rápido que estoy seguro y mis latidos se escuchan perfectamente por toda la habitación. Me siento más que confundido y es que solo nos hemos visto un par de veces, claro que hablamos diario, nos entendemos, me escucha, le escucho… al menos quiero creer que es porque le agrada charlar conmigo.


—Mírame —me pide al momento de tomar mi barbilla con sus dedos y verme directamente a los ojos con esos profundos pozos negros, en los cuales estoy seguro me perderé y acabare cediendo, por lo que intento evadirle—. Por favor —me susurro con voz ronca y sé que estoy perdido.


—Deja de jugar conmigo, ¿quieres?


Lo más seguro es que he sonado osco y frio, pero en estos momentos es lo que menos me importa, porque no estoy dispuesto a que vuelvan a lastimarme. Tendría que ser una jodida broma el hecho de que un hombre como Itachi Uchiha se fije en alguien como yo, cuando apenas y nos hemos vistos. No importa cuánto hayamos hablado, cuanto nos hayamos preguntado, la verdad es que sigo sin conocerle, pasa lo mismo con él. Aparto su mano con sutileza de mi rostro en cuanto he visto su intención de apresar nuevamente mis labios, porque en el momento que lo haga sé que caeré como idiota ante él..


—No estoy jugando —aquellos profundos pozos negros siguen fijos en mi persona, haciendo que le rete con la mirada y es que no le creo nada—. Nunca lo haría con algo como esto, mucho menos a ti… Gaara.


—¡Claro que lo haces! —Levanto un poco el tono de mi voz poniéndome de pie—. Tan solo mírame…


—Lo hago —vuelve a tomarme de las manos—. Siempre lo hago, desde que te conozco no puedo hacer otra cosa que no sea mirarte.


—Mentiroso… si lo hicieras no estarías aquí diciéndome que te gusto. Yo no puedo gustarte ni a ti ni a nadie.


—¿Por qué no? —Inquiere molesto.


—Por favor Itachi —intento zafarme de su agarre sin éxito alguno—, no soy un doncel lindo, ni de buena familia como las cientos de chicas y donceles que estoy seguro y te pretenden. No tengo trabajo y lo peor de todo es que espero un hijo…


—Mío —me interrumpe y me paralizo sin saber qué diablos decir. ¿Cómo que suyo? Realmente llegue a un punto en donde me he perdido por completo en esta conversación—. Ese pequeño será mi hijo… claro que si tú estás de acuerdo…


—¿Por qué?


—¿Eh? —Me mira sin entender.


«¿Por qué quieres hacerte cargo de un hijo que no es tuyo?» Venga, que si esto es una broma debe terminar ya. No habría manera para que un hombre como él, que lo tiene prácticamente todo se quiera hacer con una responsabilidad que de principio no es suya. Cierro los ojos y respiro profundamente abriendo y cerrando los labios sin saber que decir, ¿Cómo responderle? No sé cómo decirle que tengo miedo de creer en sus palabras por temor a ser lastimado de nuevo, a que jueguen conmigo.


Al parecer ve la duda en mis ojos, por lo que con sutileza me atrae hacia su cuerpo posicionándome frente a él, suelta mi mano izquierda que había tomado y la posa con delicadeza sobre mi vientre para después depositar un beso sobre ella, logrando que me sonrojo por su precipitada e inesperada acción.


—Desde el primer momento en que te vi quede fascinado —me atrajo hacia él, hasta que quede sentado sobre su regazo, mientras rodeaba mi cintura con sus fuertes brazos—, y no necesito de meses o años para saber que eres la persona que ha robado algo más que mi atención en cuestión de segundos, solo… solo necesite de un momento para saber que eres tú la persona que quiero a mi lado el resto de mi vida…


No pude decir nada más, tan solo quería creer, por lo que cuando su rostro se aproximó al mío para poder besarme nuevamente simplemente me deje hacer, sintiendo su cálido contacto que me reconfortaba. Era la primera vez que me sentía así al ser besado, era una sensación completamente diferente a la que había experimentado con antelación. No era un beso pasional, mucho menos lascivo y lleno de lujuria, no, más bien era dulce y amoroso, haciéndome sentir querido pero a la vez cuidado…


—Itachi —ronronee entre sus labios, por lo que se separó un poco de mí, observándome con aquella sonrisa ladina tan seductora que tanto me gustaba.


***


«Un paso a la vez» Repetí en mi fuero interno las palabras que me acababa de decir Itachi, y es que esa misma mañana pretendía decirle a su familia que éramos oficialmente una pareja. El estómago me dolía de los nervios, pero era una sensación extrañamente agradable, porque finalmente podría decir que tenía a alguien a mi lado, sin la necesidad de tener que ocultarme y fingir indiferencia cada que le veía a lo lejos. Al menos estaba seguro que le importaba lo suficiente como para decirle a su familia de lo nuestro.


—Tranquilo —susurró con una media sonrisa, un poco socarrona he de decir, mientras bajábamos las escaleras con dirección al comedor.


Según Itachi, su mamá y Sasuke ya estarían ahí para desayunar. Claro que esto no sabría si considerarlo precisamente un tema apto para el desayuno, por lo que aun con cierta timidez entre al comedor observando cómo charlaban animadamente.


—Hola querido —comentó Mikoto mientras me observaba con ese aíre tan maternal que se me hacía tan nostálgico—, espero que hayas podido dormir bien.


—Gaara, espero que el idiota de mi hermano no se haya ido a meter a tu cuarto mientras dormías —soltó un chasquido mirando mal a Itachi—. Pervertido.


—Dormí muy bien, muchas gracias señora Mikoto —le dije sonriendo levemente antes de mirar a Sasuke—. Y no te preocupes, ya estaba despierto.


—Mamá, llámame mamá —me dijo ella yendo hasta mí, comenzando a revolverme los cabellos—, de todas formas estoy segura que pronto seremos familia —me susurró al oído guiñándome un ojo, por lo que me sonroje al momento de asentir con torpeza.


Gire un poco el rostro sintiéndome un tanto avergonzado, observando como Itachi discutía con Sasuke, que no paraba de llamarlo pervertido por haberse metido al cuarto, mientras el contesto: pronto lo entenderás hermanito. Aunque era yo el que no entendía de todo esta extraña escena, pero cuando le vi aproximarse hasta mí, quedando de frente me sonrió amablemente antes de golpearme levemente la frente con dos de sus dedos, para después girar hacia su mamá y Sasuke que nos observaban atentos y con una enorme sonrisa de oreja a oreja.


—Felicidades hijo —chilló Mikoto emocionada—, hacen una linda pareja.


—Hasta que finalmente haces algo bien, Itachi —le dice Sasuke ampliando aún más su sonrisa.


Y yo no puedo hacer más que sentirme feliz al ser aceptado por la familia de Itachi, quien prácticamente se ha convertido de la noche a la mañana en mi persona especial, aquel con quien logre creer un lazo más allá de la amistad en tan poco tiempo, y es cuando comienzo a entender a qué se refería Temari aquel día que hablamos por teléfono…


Continuará…

Notas finales:

Gracias por leer~♥

Haruka Eastwood 

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