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Promesas de alcoba por Haruka Eastwood

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Notas del capitulo:

♥ Itachi x Gaara ♥

 

 

Sabaku No Gaara Pov

Dicen que la vida sigue, que si algo pasa que llores, te desahogues y después te laves el rostro para seguir adelante. Justamente eso hice, le llore lo que tenía que llorar, no por él, por mí, porque lo necesitaba para no volverme loco.

—Gaara…

—Sakura —levante el rostro y la vi parada frente a mi pupitre mientras jugueteaba con sus pulseras.

—¿Quieres ir a comer pastel saliendo de la escuela? Escuche que hay una nueva pastelería aquí cerca.

—Claro —acepte con una diminuta sonrisa.

No me sentía muy bien pero hablar con Sakura siempre me tranquilizaba. Al salir de clases fuimos a la pastelería, no soy de comer mucho dulce pero estaban deliciosos; al final entre platicas termine contándole como acabo todo el asunto de Sai, y algo que agradecí silenciosamente fue que no me dijera absolutamente nada, solo me abrazo por un rato, diciéndome que si necesitaba algo no dudara en ir con ella, que para eso estaban los amigos.

Me sentí mal por haberme alejado de ella para darle preferencia a Sai, después de todo y aunque no quería admitirlo, Sakura es mi única amiga, y sé que puedo confiar en ella, por lo que simplemente asentí dándole las gracias por todo. Me propuse olvidar a Sai, y vaya que lo estaba logrando, luego de casi mes y medio creí haberme librado de su recuerdo por completo.

Estábamos en exámenes, así que estaba bastante tenso, y a eso hay que agregar que era fin de curso, solo dos semanas más y saldría de la preparatoria para ingresar a la universidad. Lo mío siempre fueron los números así que me inscribiría  al área de contabilidad, mientras que Sakura pretendía estudiar enfermería, por lo que empezaría a verla con menos frecuencia.

—Te veo muy pálido —me dijo ella colocando una mano en mi frente para comprobar si tenía temperatura—. ¿Seguro que te sientes bien?

—Sí, no es nada… ya se me pasara.

—Has estado así toda la semana Gaara, debes ir al doctor —reprendió con aquel tono autoritario que tanto la caracterizaba.

Nunca le prestaba mucha atención a mi salud, después de todo no era de enfermarme, y son contadas las veces que tome medicamento. Se podría decir que era una persona completamente sana, así que el enfermarme ahora me extraño un poco, aunque lo asocie a lo estresado que había estado últimamente, con tantos trabajos por entregar y exámenes que presentar, era natural. Pero Sakura no dejaba de insistir, así que más que nada por no pelear con ella —ya que era muy terca cuando se trataba de temas de salud— decidí ir al médico.

Claro que solo lo haría cuando acabaran las clases, total, si ya había estado así dos semanas, no me mataría esperar una más. De hecho fue más conveniente ya que ella insistió en acompañarme para que no me diera a la fuga. Sería una consulta rápida, un chequeo general y lo más probable es que me dijeran que tenía parásitos o algo por el estilo y que a eso se debían mis nauseas, el cansancio a mis desveladas y asunto resuelto. Nada del otro mundo, aun así, estar en esa sala de espera me era aún más estresante que todos los exámenes juntos que tuve que hacer.

Pero no me quejo por eso, ya que me gradué con honores, siendo el alumno con la calificación más alta en salir de la preparatoria. Incluso le llame a Temari contándole que me había graduado y me felicito, lamentándose por no poder estar conmigo, ya que ella vive actualmente en Italia con su esposo, mientras que mi otro hermano Kankuro se fue a china a estudiar, al final decidió quedarse ahí ya que encontró al amor de su vida. En cuanto a padre, dijo que era lo mínimo que podría hacer.

Realmente nunca espere nada de él, desde que mamá murió de cáncer cuando yo tenía doce años cambios radicalmente. Buscaba cualquier excusa para insultarme y menospreciarme por mi condición de doncel, en un principio sus palabras dolían, pero con el tiempo simplemente las deje pasar, refugiándome en mi burbuja, donde nada de lo que me diga podría afectarme.

Saliendo de mis pensamientos suspire y mire con fastidio todo a mi alrededor.

—¿En qué piensas? —inquirió Sakura con una amplia sonrisa.

—En que estás loca por querer trabajar en un lugar de estos.

—¿Yo loca? Eso me corresponde decírtelo a ti, mira que querer trabajar como contador —se encogió de hombros haciendo una mueca de asco.

—No es tan malo —comente observando como la puerta del consultorio se habría y la doctora decía mi nombre.

Con lentitud me levante junto a Sakura, entrando al consultorio, la doctora era una rubia bastante exuberante de aproximadamente cincuenta años con cara sería y voz de mando, aun así muy amable. Me hizo las clásicas preguntas de rutina, checo mi peso, temperatura y medidas mientras hacía anotaciones en una papeleta.

—Joven Sabaku, le mandare a hacer unas pruebas para estar plenamente segura —me dijo la doctora, que si mal no recuerdo era Tsunade.

Asentí un poco desconcertado, observando la cara de preocupación en mi amiga por que pudiera ser algo grave, a lo que solo solté aíre por la boca y mire el papel que me dio, en donde ponía el consultorio al que me mando a hacerme el otro análisis.

—Consultorio 9-B —leí en voz alta, sintiendo como esos ojos jade me miraban atentamente—. Me mando a hacer…

—¿Gaara?

—Olvídalo, esa mujer está loca, así que me voy.

Me di la vuelta con la clara intención de irme cuando me detuvo de la muñeca arrebatándome la receta, comenzando a leerla, solo observe con enfado como sus enormes ojos se abrían completamente del asombro. Simplemente no era cierto, yo no podía estar embarazado, mucho menos de ese hombre. Maldición, que solo tuve sexo una vez en mi vida con alguien a quien actualmente odio y me tenía que pasar esto, justamente a mí. No niego que la idea de tener un hijo la llegue a considerar.

Claro que lo hice, me propuse ser padre después de los veintiséis, ya que haya terminado mi carrera y la haya ejercido al menos un par de años. Evidentemente primero tendría una casa, un carro y claro que un esposo con quien apoyarme, a quien molestar cuando me dieran antojos de media noche, ¿pero ahorita?

No tenía ni carrera, ni casa, vaya, ni siquiera contaba con un trabajo para poder mantenerlo. Sentí mi mundo derrumbarse, que yo no podría ser padre… no ahora.

—Solo es una posibilidad —me dijo Sakura mientras me abrazaba fuertemente—. Tal vez solo sean parásitos.

—¿Y si no lo son? No sé qué voy a hacer Sakura.

—Todo va a estar bien —murmuro con determinación sin deshacer el abrazo—. Sabes que yo siempre te voy a apoyar, así que vamos.

Con miedo me dirigí al consultorio a hacerme el ultrasonido. Creo que la doctora lo noto por lo que me sonrió con tranquilidad. Shizune es una mujer muy amable y con una sonrisa tan linda que al final acabe correspondiendo.

Una hora después salía del hospital con los resultados en la mano, estaba más que pálido y temblando, ya que realmente estaba embarazado. Para mi desgracia esperaba un hijo de Sai Shimura. No voy a mentir, y es que la verdad no deseaba a ese bebé, sé que no tenía la culpa de nada, pero traerlo al mundo en estas circunstancias tampoco me parecía lo correcto, solo era alguien de diecisiete años, quien se creyó adulto, quien ingenuamente creyó en un “Te amo” en aquellas palabras bonitas.

Me sentía un ser detestable por haber pensado siquiera en la posibilidad de abortar a mi bebé, o de darlo en adopción. Sé que si hubiese escogido cualquiera de esas dos opciones me habría arrepentido toda mi vida, por lo que temerosamente abrazo mi aun vientre plano, sintiéndome desorientado y completamente perdido.

—Todo va a estar bien Gaara —murmuró Sakura sonriéndome.

—¡Tú no lo entiendes! —Le grite descargando toda mi frustración contra ella a pesar de que no tenía la culpa de absolutamente nada—. Sai se fue… me dejo y con un maldito hijo suyo, ¡Lo odio! ¡No lo quiero! ¡No lo quiero! ¡Odio a Sai a este hijo s…!

Las lágrimas corrían sin control por mi rostro cuando Sakura me abofeteo tan fuerte que mi rostro quedo volteado y un leve ardor invadió mi mejilla, cesando así mis gritos de histeria. Todo lo que sentí después fue como me abrazaba protectoramente atrayéndome hacia su cuerpo mientras hundía la cabeza en la curvatura de su cuello. Había veces que no sabía si ella era muy alta o yo muy bajito, tal vez ambas pero ahora eso no importaba.

—Tengo miedo —confesé en susurro.

—Lo sé —respondió sin apartarse de mí—. Por eso es que aquí voy a estar si me necesitas, no te dejare solo Gaara.

Asentí con lentitud sintiéndome un poco mejor, aunque la verdad no sabría cómo reaccionaría mi padre cuando se enterara, si ya de por si me odia profundamente no quiero saber qué hará cuando se entere que su hijo doncel se metió con un malnacido y quedo embarazado. Por lo que decidí esperar un poco, al menos mientras se me ocurría algo que hacer, ya que un embarazo no es algo que se pueda ocultar fácilmente.

Estuve un buen rato con Sakura, al final decidí ir a casa, pero por más que lo intentará no se me ocurría que hacer, incluso pensé en ir y hablar con el padre de Sai, era una doncel bastante amable y seguro me escucharía, pero que tal si no me creía, por lo que descarte la idea y me metí a mi cuarto cerrando la puerta, tome el sobre con mis estudios y los deje en el cajón de mi escritorio, mientras me acostaba quedándome profundamente dormido. Ya después pensaría que hacer.

***

Han pasado dos semanas desde que me dieron los resultados de mi embarazo y lo único que agradezco es que no tenga que ir a clases, ya que los mareos y las náuseas matutinas son insoportables. De hecho ni siquiera asistí al examen de ingreso a la universidad el día de hoy, no le veía caso, no con un bebé en camino y yo sin trabajo, intente buscar uno pero Sakura me advirtió que tenía que ser un trabajo donde no realizara un gran esfuerzo físico ni me estresara mucho ya que eso afectaría al bebe.

Suspiro frustrado mientras camino directo a casa de Sakura, pero tome un camino distinto ya que fui a buscar trabajo, pero para mi desgracia la mayoría requerían de un esfuerzo físico. Voy tan entretenido en mis pensamientos que no me percate de la persona que venía frente a mí por lo que termine chocando con ella… mejor dicho él. Por poco y caigo de sentón de no ser porque me ha sujetado de la cintura.

—Lo siento. ¿Te encuentras bien? —Inquiere con preocupación, embobándome con su aterciopelada y sensual voz.

—¿Eh?... Ah, si… —balbucee sin moverme ni un ápice, menos cuando he levantado el rostro para verlo, decir que me quede sin palabras ya que era atractivo es poco.

—Me alegro —sonrió ladinamente—. Creí haberte hecho daño.

Negué como respuesta sonriéndole un poco, a lo que él hizo lo mismo mientras se separaba de mí, después de disculparme por mi patético comportamiento me di la vuelta dispuesto a marcharme.

—Oye…

Le escuche a lo lejos, ya que sin proponérmelo comencé a caminar rápido, aunque me detuve en seco al oír su voz, girándome sobre los talones para verlo. Se veía más que bien corriendo hacia mí en ese perfecto traje gris.

—¿Se te ofrece algo? —Pregunte extrañado, aunque creo que me escuche un poco grosero cuando no era mi intención, aun así sonrió.

—Estoy buscando el café Akatsuki ¿podrías decirme en qué dirección se encuentra?

—Voy a pasar por ahí, ¿si gustas puedes venir conmigo? —Dije de lo más normal, pero después me arrepentí, por lo que sentí mis mejillas arder.

—Me arias un gran favor.

 Continuará…

Notas finales:

Gracias por leer `~♥~´

Haruka Eastwood


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