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Monster por sugar-blood

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Notas del capitulo:

Pues aquí estamos de nuevo. El capítulo ya tenía como una semana completa, pero no encontraba fuerzas para levantarme y subirlo. Pero aquí esta… espero no tardarme para entregar el siguiente, quiero dar los últimos capítulos en la gala del dragón así que tengo que apurarme un poco. Disfruten.

Insensible à

 

—Así que ¿Ronald Weasley y Neville Longbottom? — Susurró Harry.

 

—Así es. Parece que fueron atrapados al mismo tiempo que Draco Malfoy, por la vieja Bellatrix. — Le contestó Blaise.

 

Potter chasqueó su lengua mientras cerraba la carpeta que tenía en sus manos. Tomó un sorbo de su Whisky de fuego y dio una mirada a sus dos acompañantes. Blaise jugaba despreocupadamente con su varita y Theodore revisaba otros documentos. En la esquina de la sala, por lo que pudo observar, un pelirrojo abrazaba fuerte a un castaño. Que enfermizo.

 

—Voldemort quiere que este fuera por un tiempo. El sólo dice que necesito tomar vacaciones…—Hizo una pausa mirando a sus dos compañeros. — Pero no le creo.

 

— Entonces ¿Para qué te quiere fuera realmente? Tal vez planea algo. Nunca te has mantenido lejos de él ¿Recuerdas cuando éramos niños y fuimos a explorar el Bosque Negro solos? Nunca lo había visto tan enojado. — Opinó Blaise con su vista perdida en algún lugar de la pared.

 

—Mi padre me dijo que uno de nosotros dos… — miró a Blaise y luego a Harry. — Tiene que acompañarte. — Al terminar de decir aquello volvió a sus papeles.

 

—Quiero que tú te quedes Blaise…— Miró al susodicho, a quien la cara se le descompuso.

 

Definitivamente no. Él también quería vacaciones. ¿Se llevaría a Theodore “el aburrido” Nott? Si ellos dos se iban, el peso de sus responsabilidades subiría. Claramente iba a replicar, pero la mirada de Harry lo hizo desistir.

 

—Me quedare. Pero quiero que te lleves al chico castaño. Sólo me estorbará y ya será suficiente carga para mi tener todos sus compromisos y al pelirrojo. Además que, me imagino, quieres una investigación del por qué el Lord te quiere lejos por un tiempo. — Pronunció Blaise levantándose de su asiento.

 

—Así es. — Contesto Harry haciendo lo propio. —Prepara tus cosas y al chico, Theodore. Partiremos esta noche. —

 

Theo sólo movió su cabeza de forma positiva, se levantó para levitar a Longbottom y llevarlo a su habitación.

 

— ¡Esperen, no! No se lleven a Neville. —Gritó Ron mientras intentaba, con uñas y dientes, que no lo alejaran del castaño.

 

Neville solo temblaba al sentir unas ondas de magia ajena que intentaba alejarlo de los brazos de su amigo pelirrojo. Estaba tan aterrado. Siempre había sido un cobarde. Sin Draco y ahora sin Ron, ¿Qué sería de él?

 

Cuando por fin el hechizo de Theo pudo separarlos, Blaise tomó a Ron como un costal de papas y se lo llevo en los hombros. Era un poco molesto que le gritaran tan cerca a sus oídos, pero disfrutaba el sufrimiento que estos demostraban más físicamente.

 

Harry caminaba a su cuarto en silencio y con pasos rápidos. Su mente trabajaba sin parar, pensando en qué diablos sucedería ahora. 

 

*/*/*

 

Mientras caminaba por el bosque, una presión le aplastaba el pecho, como casi todos los días al levantarse el sol hasta ocultarse. Se sentía cansado y más viejo de lo que era. Apretó la varita al sentir movimiento aun lado de él, pero no paró su paso. Tenía que llegar al punto de reunión.

 

Su cabeza daba vueltas y sudaba copiosamente, se limpió un poco antes de tomar un respiro recargándose en un árbol cercano.

 

— ¿Ya no puedes más Black? — Una voz se escuchó a su derecha.

 

—Ja… claro que sí, sólo pensé que tenía que darte tiempo para que tu pudieras llegar…— Le dijo limpiándose el sudor con la túnica.

 

Escuchó los pasos del otro personaje. El sólo cerró los ojos y esperó paciente a que llegaran junto a él. Sonrió de manera tonta cuando sintió un peso en su pecho y unas manos lo rodearon.

 

— ¿Qué vamos a hacer ahora Sirius? Esto se nos está saliendo de las manos…—

 

—Todo saldrá bien Severus. —Le dijo mientras le acariciaba la cabeza.

 

Cuando se separaron, sus miradas lucían cansadas. Por alguna razón, era como si en el momento que se miraban, su juventud volviera a sus rostros.

 

—Bien, entre más rápido saquemos a Draco de ahí, más rápido se terminara esto. Aun nos faltan varias cosas por hacer antes de dar el golpe final. No nos desviemos de eso, Sev. —

 

Snape asintió convencido y se dio la vuelta para poder ir a su escondite, Sirius lo siguió de cerca.

 

Cuando entraron a la capilla semidestruida, Severus se sintió cohibido. Aquella capilla había sido donde hace algunos años se había unido a Sirius Black de contrabando. Todo era una locura en aquel entonces, los Potter habían muerto y no encontraban el cuerpo o indicios de Harry. Sirius y Severus estaban desesperados por encontrar al hijo de sus dos mejores amigos respectivamente y se volvieron demasiado unidos. Dumbledore había aceptado casarlos cuatro años después del caso Potter, pero a pesar de eso el paradero incierto de Harry les preocupaba.

 

Cuando Lord Voldemort volvió con un Harry Potter mayor y con sed de sangre, Severus se sacrificó sin pensarlo dos veces y a escondidas de su marido. Pasaron dos años antes de que Sirius aceptara volver a hablar con él.

 

Después de verificar que las protecciones del lugar estuvieran levantadas, miro más detenidamente a Severus. Pálido y calmado, pero él sabía lo que esos ojos ónix escondían.

 

—¿Cómo esta Draco? ¿Qué planean hacer con él?

 

—Yo… —Severus suspiro. —Él fue mancillado Sirius ¡Ultrajado! Debimos ser más cuidadosos. Yo debí saber lo que planeaba Él. Nunca pensé que…—El pocionista despotricaba dando vueltas nerviosas.

 

—Severus. —Trato de calmarlo el heredero Black. —Todo estará bien no te preocupes, encontraremos una forma de traerlos de vuelta…—

 

Traerlos de vuelta, eso era lo que más deseaba, traer de regreso a Draco y a Harry. Pero de este último comenzaba a dudar un poco. Al estar unos años a merced del Lord había encontrado desproporciones en el comportamiento del niño que crio Voldemort. El chico sólo era una herramienta de la guerra sin sentido, una víctima más. Y eso era lo que creía antes de que Draco desapareciera. Pero lo que Hermione le dijo, todo el abuso que le hizo a su ahijado Draco… eso le hacía temblar de ira hacia el morocho. O tal vez no con la suficiente fuerza.

 

—Harry ha hecho tanto daño…— Susurro Severus, con el corazón en la mano.

 

Sirius levanto su mirada hacia su esposo.

 

—Tu más que nadie sabes que él no tiene la culpa. — Le respondió dolido.

 

—Tu sabes que puede ser demasiado tarde. Tantas muertes carga él ahora… tanta desdicha lo acompaña. Nosotros podemos perdonarlo, ¿pero el podrá perdonarse así mismo? —

 

—El podrá, le ayudaremos…—

 

Black abrazó, como si quisiera pasarle toda la esperanza a Severus. Sabía que el se daba cuenta y correspondió el abrazo. Se tomó tan fuerte de la espalda de Sirius, como si fuera su ancla en ese mar de emociones y tristeza que rodeaba su vida.

 

—Es hora de trabajar Severus…—

 

*/*/*

 

—Ese estúpido de Zabini. Es un idiota engreído. —Rabiaba una pelinegra mientras caminaba con fuerza por el corredor de aquel lugar.

 

Pansy Parkinson. La bruja destinada a servir al Lord Voldemort y a Harry Potter. Entregada por su padre hace unos pocos años atrás, cuatro para ser exactos. La primera vez que llego a la mansión Ryddle había tenido mucho miedo, el lugar era frio y había un aire asfixiante. Ella era una niña caprichosa y siempre esperaba tener todo lo que quisiera, y así fue. Si quería un puesto lo tenía, como la vez que sirvió de teniente en la tercera invasión de Hogwarts; si quería al mejor sastre de la Inglaterra Mágica la tenía, Madam Malkin estaba cerca de su habitación, lista para cualquier pedido suyo; si quería a Blaise Zabini, bueno, eso está por verse.

 

Su ambición por el morocho había empezado hace un mes, la primera vez que se acostaron. Desde ese momento sabía que tenía que quedarse con él.  Siempre se sintió solitaria y con todo el derecho de recibir lo que quisiera. Sabía que Zabini la quería, lo sabía, lo sabía, lo sabía. Esa vez que hicieron el amor, él fue delicado y la trato con tanta delicadeza como si fuera una joya (¡y claro que lo era!).

 

Estaba a punto de olvidar que estaba enojado con el mago de ascendencia italiana, hasta que lo vio cruzar como un rayo frente a ella.

 

—¡Zabini, detente ahí! —

 

Su grito no sirvió de nada. El moreno seguía avanzando y cuando Pansy se puso acercar lo suficiente, vio el cuerpo que su amado llevaba a cuestas.

 

Sólo eso le faltaba. Que Blaise la cambiara por alguna-o alguno- rehén cualquiera que hayan traído de afuera. Porque sabía (pues no era tan tonta como muchas la creían) que Zabini tenía una personalidad de coqueto empedernido y notaba las conquistas antes que ella. Pero ella lo amaba y lo aceptaba como era. Si tan sólo Blaise le diera una pequeña oportunidad, el terminaría buscando en ella lo que busca en otros.

 

Pero lo que ella no sabía es que en ese momento Blaise ya había notado los pesados pasos de Pansy Parkinson e intentaba acelerar para llega a su habitación. Pero diablos, que el pelirrojo no paraba de moverse (y esperaba que en la cama fuera igual de inquieto) y no lo dejaba viajar a sus anchas, para poder evitar a la bruja que se acercaba a ellos.

 

Estaba a punto de doblar en una esquina, pero la mano de la susodicha lo atrapo, y le parecía inevitable aquella platica bochornosa.

 

—¡Pansy! ¿Qué tal? — Dijo como si de verdad estuviera curioso de saber, lo cual era falso.

 

—Nada de “¿qué tal?”. —Le regaño. — Pensé que me mandarías una lechuza pronto, lo prometiste. —

 

—Sí, lo sé. Pero he estado ocupado en esto…— Trató de explicarse.

 

—Pero no lo hiciste. ¿Desde cuándo nos volvimos unos incivilizados? Tu y yo sabemos lo que quiero, y espero tenerlo pronto Blaise, yo no soy otra de tus estúpidas…— Comenzó a recriminar la morocha, pero fue interrumpida por el enfadado mago.

 

—Oye, oye, oye. Relájate Parkinson. — La máscara de amabilidad se perdió en él. —No eres mi madre. Por Merlín, ¡sólo lo hicimos una vez! No te lo tomes tan enserio. Mira a tu alrededor Pansy, no estamos en un cuento de hadas, ningún príncipe vendrá por ti y menos a este lugar. — Le dijo mientras se daba la vuelta para seguir su camino a su cuarto. — Deja de preocuparte por tener a un hombre en tus faldas y preocúpate por sobrevivir. — Pronuncio, por último.

 

Pansy sólo se quedó un momento parada ahí. Tal parecía que había entendido. Pero eso era una mentira, Pansy Parkinson siempre obtenía lo que quería. Y tener a Zabini no sería la excepción.

 

*/*/*

 

A diferencia de Blaise, Thedore había llegado a su cuarto más rápido, sin interrupciones. Pero eso era normal, nadie lo molestaba realmente.

 

Después de Harry Potter, Theodore Nott era el segundo mago al cual nadie se acercaría a menos que fuera necesario. Y realmente no había hecho nada para que fuera de esa forma. Nunca fue cruel a la hora de cumplir con su servicio, más bien era eficiente, sólo haciendo lo estrictamente necesario. Nada de extravagancias como su amigo italiano o agresivo como Potter.

 

Cuando abrió la puerta de su cuarto, deposito el cuerpo del rehén en su cama, la cual raramente utilizaba. Mientras él se servía un poco de alcohol en su pequeña mesita. Se quitó la capa y movió un poco sus hombros en muestra de cansancio.

 

Gruño al recordar que tenía que preparase para salir, eso significaba entregar papeleo a Blaise y tal vez a algunos subordinados a su cuidado.

 

Ineptos.

 

Todo era una pérdida de tiempo total, él tenía que estar aquí. No es que dudara de su amigo morocho para descubrir lo que tramaba el Lord, pero sabía que él podía hacerlo de forma un poco más rápida. Podría también idear un contraataque y poder salir de este infierno en el que lo tenían desde antes del comienzo de su vida. A pesar de que parecía el mago más indiferente respecto al tema de ser sólo una pieza más en el juego de Voldemort, no era así. Era una de las personas más desesperadas por salir de ese hoyo, lleno de mierda y desesperanza.

 

Estaba tan ocupado pensando de forma tan pesimista que no se dio cuenta que su vaso estaba vacío y que el muchacho en su cama sollozaba de forma más calmada. Tenía que concentrarse.

 

Se dirigió afuera para hablar con las brujas del servicio que siempre estaban en la entrada de su cuarto, pidió que prepararan el baño y la cena para el cautivo. Mientras esperaba que terminaran con la orden fue al pequeño despacho que estaba en su habitación.

 

*/*/*

 

Neville temblaba sin poder evitarlo, le costaba respirar, su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento y sentía que se desmallaría. Quería que todo eso terminara y pudieran regresar con la orden. Se aferró fuertemente a sus piernas cuando sintió que unos pasos se acercaban a su ubicación donde lo habían dejado.

 

—Tranquilo, todo estará bien. —Una voz femenina le dijo mientras lo levitaban hacia otra habitación.

 

Aunque estaba más calmado ahora después de las primeras horas de haberles atrapado, su llanto volvió cuando le quitaron la ropa y lo metieron a una bañera. Lo tallaron copiosamente y las sales de baño lo adormecieron. Cuando lo dejaron en la cama de nuevo, estaba con un pijama y su cara se reflejaba el cansancio. Pero, aun así, comió la sopa que la muchacha le ofrecía de forma sumisa.

 

¿Cuándo terminaría todo esto? ¿Por qué los estaban protegiendo?

 

Después de terminar de comer, lo recostaron y se fueron por la puerta principal. Lagrimas surcaban por sus mejillas y mojaban la almohada, pero no emitía ningún ruido. Quería ser fuerte como Ron o inteligente como Draco, que estaba seguro, los dos planeaban como salir de este lugar. En cambio, el sólo se lamentaba.

 

—Así que ya estás listo…—Una voz calmado lo hizo tensarse.

 

Theodore salía en ese momento de su oficina, con unos papeles en la mano y unos lentes de marco grueso en su rostro. Leía mientras caminaba y observaba de reojo a su rehén.

—Mi nombre es Theodore Nott, sé que eres Neville Longbottom, las presentaciones no tienen importancia en esta… particular situación. —Invocó una silla para poder sentarse delante de su enorme lecho. —Mira, podemos trabajar por las buenas, o podemos no hacerlo. Estas en una situación privilegiada y creo que lo sabes. —Le dio una mirada profunda que dejo estupefacto a Neville. — Así que estos días trabajaremos en algunas preguntas, no quisiera tener que usar la fuerza…—

 

—¿Dónde están Draco y Ron? —Interrumpió bruscamente el castaño.

 

Por un momento, cuando el otro mago estaba hablando, algo en aquella voz le dio una extraña sensación de tranquilidad y lo aprovecho en aquella pregunta.

 

Theo suspiro brevemente antes de desaparecer sus papeles y quitarse los anteojos. Se relajó en su asiento y miró al sujeto que se encontraba en su cama, como un psicomago mira a su paciente. El espécimen se veía frágil, mental y físicamente, nada extraño por los estragos que han tenido que vivir los del otro bando. Su mente trabajo con los temblores y la respiración irregular, con el recuerdo del otro rehén pelirrojo. Longbottom debería ser la figura inocente, débil y mentalmente inestable cuando sus amigos no están cerca. Bien, podía manejar eso, fácil. La manipulación era su mejor amiga…

 

—Yo puedo concederte un reencuentro con tus amigos, Neville…—Su cara ahora demostraba vulnerabilidad, porque así lo quería. —Pero tienes que ayudarme primer a mi… ¿de acuerdo?

 

Neville tembló y se enredó más en la sabana que lo cubría. Paso saliva pesadamente y miro sus manos un momento. No podía hacer otra cosa que confiar en el otro… si aún lo los mataban era por algo. Tenía que hacerlo, no había otra opción.

 

—De acuerdo, ¿qué necesitas? — Le dijo decidido.

 

La sonrisa de Theodore Nott no podía ser más grande.


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