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Saving you por Lemonie

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Notas del capitulo:

Después del capítulo 11 quedé mal, como muchos me imagino y me decidí a pedir el permiso para traducir esto porque todos necesitan ver los tiernos que son ; ; El anime no es suficiente(?).

 

Es una traducción de oneshots acerca de la vida cotidiana que llevan Yuu y Mika así que básicamente cada oneshot tendrá cierta relación con los demás pero no serán más que las anéctodas de su vida ahora que ya no hay más problemas.

 

Espero que les guste ;;

A Mika le gustaba pensar que sus instintos eran precisos. Fuera humano o vampiro, era simplemente una característica natural que se ganaba a través de los años si es que había crecido junto con Yuuichiro Hyakuya. Y fue así como tan pronto tuvo un mal presentimiento provocando cierta molestia en su estómago, se dejó guiar por sus pies  hasta llegar a la cocina sin dudarlo en ningún momento.

 

Simplemente no esperaba encontrarse con la imagen de Yuu llevando un balde con agua mientras estaba de pie enfrente de la mesa que estaba incendiándose.

 

— ¿Y-Yuu-chan? —La voz de Mika se escuchó como un chillido, una octava más alta de lo normal al observar a su querido Yuu moviendo el balde de un lado a otro como si fuera una espada y de hecho, emitió un pequeño grito al momento de echar el agua sobre lo que se estaba quemando.

 

Afortunadamente dios les sonrió ese día y podían estar seguros de ello al ver como le fuego se extinguía. Mika respiró tranquilo nuevamente, o algo así.

 

— ¡Ah! —Yuu se dio la vuelta todavía con el balde entre sus manos. Una sonrisa apareció en su rostro como si no hubiese estado combatiendo con un casi incendio hace dos segundos—. Mika, ¿Qué sucede?

 

Qué sucede— Mika sólo se dedicó a observarle sin encontrar las palabras adecuadas. El pelinegro tan solo golpeteó el piso con sus pies.

 

— Lo siento por la mesa. Creo que aún podemos usarla, pero no de este lado.

 

Mikaela asintió, después de todo, eso era lo único que podía hacer. El vampiro caminó hacia donde estaba su amigo, yendo más lento a cada paso para ver con detenimiento en qué estado había quedado su preciosa cocina. De alguna manera, Yuu se las había arreglado para esparcir harina por todo el piso, manchar las sillas con chocolate, destruir una docena de huevos y por último, pero no menos importante, prenderle fuego a la mesa. Luego de un minuto, Mika pudo hacer uso de su voz.

 

— ¿Estás tratando de cocinar?

 

“Cocinar” parecía ser la palabra adecuada aunque para ser honesto, Mikaela sólo había pensado en el término “Destruir nuestra casa” que se escuchaba mucho más adecuado en su opinión. Pero por obvias razones, no podía decir eso. No a Yuu-chan y menos cuando el rubio se había dado cuenta de que Yuu estaba usando un delantal.

 

Había ciertos beneficios quizás. Finalmente, el pelinegro asintió mientras dejaba el balde en el piso antes de señalar un montón de papeles. El vampiro se acercó hasta ese montón para recoger la primera página y leer el título Pastel de chocolate simple. Y fue en ese momento en donde aquellas letras le intimidaron y para qué decir, el persistente olor a humo no ayudaba mucho.

Sus ojos se escabulleron hasta observar la parte quemada de la mesa y dudó en preguntar, pero para su suerte, el pelinegro se había dado cuenta de la mirada de su amigo mientras sus propias mejillas se teñían de rojo entretanto rascaba su nuca.

 

— No preguntes —Se quejó Yuu. Mikaela no quería saber realmente.

 

— Entonces, Yuu-chan —Empezó luego de haber aclarado su garganta, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. ¿Quieres que… te ayude?

 

El rubio debía admitir —Sólo para él mismo, no enfrente de Yuu—, que él no era un experto en la cocina. Habiendo sido convertido en un vampiro cuando era un niño nunca había necesitado desarrollar sus habilidades en la cocina porque, bueno, él no comía. Tan sólo recordaba cómo hacer curry, quizás.

 

Sin embargo, mientras estuviera con Yuuichiro estaba un poco más seguro de que no habría más mesas quemándose. Eso con los dedos cruzados.

 

—Hmm… Supongo que puedes pero déjame hacer la mayor parte del trabajo —Dijo luego de haber estado mordiéndose los labios.

 

— ¿Por qué?... — El vampiro frunció el entrecejo y en un instante pudo ver el cambio de expresión en Yuu quien pareció convertirse en la personificación del enojo. El chico agarró su vistoso delantal y un suspiro escapó de los labios de Mika estando bastante inseguro de poder tomarse en serio la situación aunque lo estaba intentado con todo su ser.

 

— El estúpido de Guren dijo que era un inútil que no podía sobrevivir por sí mismo. Ya le demostraré.

 

— ¿Y estás horneando un pastel por eso? —Luego de un gran silencio, preguntó.

 

— Una vez que pruebe lo bueno que estará el pastel va a saber que no soy un inútil.

 

La determinación en los ojos de Yuu era demasiada para Mika como para tratar de detenerle. Se dispuso a alistarse para lo que fuese a ocurrir ese día. De seguro el pelinegro no causaría tanto problema.

 

Pero el flashback de la mesa quemándose apareció en la cabeza del rubio mientras sus instintos gritan para que detuviese a su amigo al tiempo que el susodicho se encargaba de reunir los ingredientes de nueva cuenta con una sonrisa en su rostro y eso fue suficiente para Mikaela como para ignorar sus instintos.

 

* * * * *

 

— Bien, Yuu-chan. Aquí dice que debes calentar el horno a ciento ochenta grados Celsius… —La voz del rubio se fue apagando gradualmente al echarle un vistazo al horno—. Yuu-chan… Esos son ciento veinte grados…

 

— Sí, lo sé. Pensé que podría hornear el pastel más rápido.

 

— No, Yuu-chan, no —Por lo menos ahora sabía cómo el pelinegro le había prendido fuego a la mesa.

 

* * * * *

 

Luego de asegurarse de que ningún otro mueble pudiera incendiarse comenzaron a aplicar un poco de mantequilla en el molde del pastel. No había problemas hasta ese momento. Mika estaba dispuesto a mantener sus esperanzas, pero cuando vio los pasos restantes que les quedaban por seguir pudo saber que lo peor estaba por comenzar.

 

— Deja todos los ingredientes en un bol —El vampiro leyó en voz alta mientras le entregaba el bol a quien estaba cocinando. Observó cómo Yuu mezclaba la mantequilla, el azúcar, la harina, la cocoa y los polvos de hornear. Hasta el momento iban bien, o eso pensaba hasta que el pelinegro tomó los huevos y los quebró tan fuerte contra uno de los bordes del bol que Mika se estremeció—. Ah, Yuu-chan… —Se apresuró a hablar viendo como un poco de la cáscara caía en la mezcla.

 

— Está bien. Guren puede atragantarse.

 

Mikaela no sabe qué decir a eso y sólo se rascó la nuca antes de suspirar y convencerse así mismo que el bienestar del teniente humano no es algo que le importe. Cómo fuese, ¿No había dicho Yuu que quería impresionar a Guren con el pastel?  El vampiro no estaba seguro de cómo sería el atorarse para aquel humano… pero no era algo que le interesara; él simplemente estaba ahí para que Yuuichiro no se matara así mismo mientras horneaba el dichoso pastel. Eso era todo.

 

* * * * *

 

Cuando Mika le dijo a su amigo que debe batir todos los ingredientes dentro del gran bol con la cuchara de palo no pretendía que lo hiciera de una forma tan violenta. Eso no detuvo a Yuu para casi destruir el bol junto con la cuchara. Afortunadamente, las dos cosas lograron sobrevivir.

 

— Bien, Mika, ¿Qué es lo que sigue?

 

— Dice… Espera. Ven aquí —El rubio suspiró.

 

— ¿Huh?

 

El vampiro no esperó. Alzó sus manos enfrente del otro para llegar hasta su rostro y limpiar la harina que de algún modo había quedado ahí, manchando su tez morena. De una forma casi inmediata, Yuuichiro se sonrojó, abriendo los ojos más de lo normal antes de ese contacto tan inesperado. El rubio desvió la mirada, tragando un poco de saliva ante la dolorosa tentación de observar la sangre subiendo hasta el rostro del otro chico.

 

— Eres un cocinero desastroso, Yuu-Chan.

 

— Cállate —Respondió mirándole teniendo su rostro completamente rojo.

 

* * * * *

 

Quien estaba cocinando se las arregló para vaciar la mezcla dentro del molde sin ningún problema y Mika no pudo evitar sentirse orgulloso. El pastel estuvo dentro del horno por unos cuarenta y cinco minutos y ambos chicos no tenían mucho que hacer aparte de esperar la cocina. El vampiro fue quien pasó la mayor parte del tiempo atento al horno esperando que no estallara en llamas.

 

— Hey, Mika. ¿Todavía te acuerdas de cómo hacer curry?

 

— Creo… Ha pasado tiempo desde la última vez. Akane solía cocinar para nosotros, ¿Recuerdas?

 

— Lo sé, pero quiero intentar cocinar eso la próxima vez. Tú deberías enseñarme.

 

El rubio asintió y sonrió como si nada pero dentro de él podía sentir el nacimiento de otro apocalipsis descender sobre ellos.

 

* * * * *

 

Cuando el pastel por fin estuvo completamente horneado, Mikaela suspiró aliviado. Yuu prácticamente corrió hasta el horno tomando los guantes mientras una gran sonrisa se formaba en sus labios.

 

— Deje el pastel reposar en el molde por cinco minutos y luego pase un cuchillo por los bordes para… —Leyó el vampiro en voz alta una vez que había tomado las instrucciones nuevamente.

 

— ¡Mierda!

 

El olor a sangre llegó hasta Mika antes de que entendiera la situación. Su rostro rápidamente dio con el de su amigo mientras sus ojos buscaban la sangre que fluía  desde uno de sus dedos sin siquiera darse cuenta de que su cuerpo se movió sin su consentimiento. En menos de un segundo ya tenían la mano de Yuu acunada entre las suyas mientras su lengua amenazaba con salir para lamer la sangre, pero antes de hacerlo, Mika notó cómo su amigo respiraba profundo lo cual le hizo mirarle nuevamente, pero esta vez, con sus ojos haciendo contacto con aquellos que era tan grandes y verdes. El vampiro logró controlarse y hacer el esfuerzo por preguntar mentalmente si lo que estaba a punto de hacer estaba bien. El pelinegro no se movió hasta un par de segundos después en donde asintió.

 

Sin esperar por más, Mikaela tomó el dedo entre sus labios para comenzar a succionar suavemente. Estaba al tanto de lo rojo que está el rostro de su amigo al observarle por el rabillo del ojo pero pronto dejó de prestarle atención a eso debido al dulce sabor de la sangre ajena que invadía su boca y envolvía a su lengua. Él no creía que sería capaz de acostumbrarse al sabor de su sangre. Era dulce, pero había algo más en eso, algo que le hacía adictivo, algo que sólo Yuu podía darle. Le encantaba la calidez que le hacía sentir, se sentía como en casa y eso, pensaba, era porque el pelinegro era lo más cercano a un “hogar” que pudiera tener. Luego de que la sangre se detuviera, Mika lamió la herida por una última vez antes de separarse y sonreírle al de ojos verdes, tratando de expresar su silenciosa gratitud. El contrario tan sólo tosió un poco y desvió la mirada, pero el vampiro estaba satisfecho al poderle haber visto sonreír también.

 

* * * * *

 

El glaseado, por suerte, era algo bastante fácil de hacer. El pelinegro no tuvo problemas para derretir un poco de mantequilla junto con el chocolate en una sartén. De alguna forma, lo que realmente sorprende al rubio es el mensaje que escribe el otro chico sobre el pastel, pero claro, se trataba de Yuu-chan después de todo. No demoró en aceptar el hecho de que ahora el pastel tenía las palabras “¡Jódete Guren!” escritas en el centro.

 

Una vez que estuvo completamente listo, Yuu fue corriendo a la casa de Guren para entregarle el pastel. Mika le observó mientras se iba, sonriendo sólo para después tener esa misma sonrisa desvaneciéndose al notar el completo desorden de la cocina. Resignado, no le quedó más que limpiar.

 

Eso era típico de Yuu, siempre escapándose para que el rubio limpiara. Debería haber previsto eso desde el principio.

 

* * * * *

 

Yuuichiro regresó a casa media hora después cuando el vampiro estaba a punto de terminar de limpiar el suelo. Recogió sus mangas mientras veía como el pelinegro tomaba asiento a un lado de la mesa.

 

— ¿Le gustó? —Preguntó Mika, pensando en si Guren seguiría vivo o no.

 

— Dijo que lo comería más tarde. Estaba ocupado ahora y me dijo que me largara.

 

Eso parecía algo bastante factible en la opinión del rubio, aun así, no podía decir que parte de él no estaba del todo aliviada al saber que el teniente seguía vivo, por ahora. Quien estaba limpiando se puso en pie y tomó asiento estando enfrente de Yuu.

 

— Hey, sabes… — Las palabras del soldado se escucharon como un murmullo antes de que su mano comenzara a buscar algo en sus bolsillos para tomar un bulto de… Algo. Estaba envuelto en un pañuelo por lo que el rubio no podía ver qué era, pero podía olerlo. Era el pastel.

 

— Esta parte estaba buena. ¡Me aseguré de que no tuviera cáscaras de huevo o algo por el estilo! Y… ¡Que estuviera bien horneado también! —Dijo Yuu luego de haber desenvuelto aquel bulto, revelando un pequeño trozo cuadrado del pastel de chocolate que habían hecho antes. El chico se había sonrojado nuevamente, pero Mikaela no estaba seguro del porqué—. Lo iba a guardar para ti… Pero luego recordé que los vampiros no comen. Creo que fue una mala idea, ¿Huh? —Continuó hablando, sin dejar que sus ojos se encontraran con los del rubio.

 

Dentro de Mika algo crecía. Observó el pequeño trozo del pastel de chocolate y le pareció extraño que algo tan trivial como eso fuera suficiente para hacerle feliz. Una sonrisa se formó en sus labios, el calor alcanzó sus mejillas y su pecho hasta que pudo jurar que su corazón de vampiro había comenzado a latir nuevamente. Y todo por un maldito pastel.

 

— Está bien, Yuu-chan —Dijo al tomar el trozo de las manos ajenas— Puedo tratar de comerlo.

 

— E-Espera, no quiero que esto te mate —Parpadeó un par de veces, sorprendido.

 

— No moriré, Yuu-chan.

 

O es era lo que creía Mikaela. Realmente lo creía. Antes de que cualquier duda pudiese arruinar el momento, el rubio se echó a la boca el trozo completo, masticando.

Quizás debería haber comenzado con un trozo más pequeño. Atento por tener a Yuu observándole, trató de que su expresión no dejara en claro que el pastel sabía horrible en su boca. No podía recordar la última vez que había comido algo sólido— ¿Siempre había sido así de grumoso? ¿Cómo podían comer los humanos con esa textura en la boca? Masticó tan rápido como pudo mientras se decía así mismo que eso era algo que estaba haciendo por Yuu-chan.

Una vez que había podido comerse aquel trozo, pudo respira tranquilo y hasta ese momento no se había dado cuenta de lo fuerte que estaba agarrando la mesa, tanto que había comenzado a quebrarse y Yuuichiro era quien estaba mirando atentamente las grietas que se habían formado.

 

— ¿Estás seguro que deberías haber hecho eso? —Preguntó el de ojos verdes en un susurro.

 

— Está bien. No fue tan malo. Estoy feliz de que Yuu-chan me haya guardado un poco —El vampiro sonrió débilmente poco antes tomar la mano del chico que estaba al otro lado de la mesa para luego acariciar sus nudillos con su pulgar. Esas palabras salieron de su boca fácilmente pero Mika ya estaba pensando en alguna forma para regurgitar lo que había comido cuando el pelinegro estuviese dormido.

 

* * * * *

 

Al otro día Guren no apareció por ningún lado. El rubio había escuchado de los compañeros del teniente que se había intoxicado por alguna razón desconocida.

Notas finales:

Quedan siete oneshots más hasta el momento pero no sé cada cuánto iré actualizando, pero lo haré cada vez que pueda<3 Espero que lo hayan disfrutado.


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