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Saving you por Lemonie

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Notas del capitulo:

¡Hola! Vi que a muchas les gustó el primero así que traté de apurarme con este ; v ; Bueno, no tengo más que decir que... No puedo esperar hasta octubre por el anime(?).

 

Ahora sí, ¡A leer!

Luego del incidente de la cocina, Mika estaba sorprendido de saber que Guren seguía vivo y de que estaba golpeando su puerta a las siete de la mañana. Cuando abrió la puerta estuvo tentado a cerrarla de inmediato pero la expresión del rostro del mayor le advirtió de que estaba dispuesto a matar a uno de los dos si el rubio le provocaba. Aun así, el vampiro mantuvo la puerta entrecerrada, negándole el paso al coronel.

 

— ¿Dónde está ese mocoso? —Demandó Guren. Y con sólo escuchar la palabra “mocoso” el rubio apretó la mandíbula.

 

— Yuu-chan está durmiendo.

 

— Entonces despiértalo.

 

— No —Guren suspiró pasando una de sus manos por su oscuro cabello mientras balbuceaba algo. El sentido auditivo del menor le había dicho que aquellas no habían sido palabras agradables, pero las ignoró. Noventa por ciento de lo que decía un humano era basura después de todo.

 

— Escúchame bien, vampiro, no tengo tiempo para esto. Tengo prisa y necesito hablar con tu Yuu-chan así que de verdad apreciaría si tú pudieras-

 

— Oi, Mika. ¿Quién está ahí? —Quien obstruía la puerta maldijo antes de mirar por sobre su hombro para encontrarse precisamente con el pelinegro aún algo somnoliento mientras movía su rostro de un lado a otro para ver mejor a la persona que estaba detrás de la puerta. No pasó mucho para que Guren asomara su cabeza antes de que Mikaela pudiese detenerle.

 

— Yuu, necesito hablar contigo.

 

—Ugh, estúpido Guren… —Bostezó el ojiverde al rascar un poco su cabeza antes de mover su mano de un lado a otro—. Mika, déjalo entrar.

 

Lenta y dolorosamente, sin mencionar a regañadientes, Mikaela dejó que el coronel entrara a la casa no sin antes asegurarse de que este se diera cuenta del enojo en sus ojos al caminar cerca de él. El mayor no se dio el tiempo de bajar la mirada para mirarle y en esos momentos fue en donde consideró el deseo de nunca haber bebido de la sangre de Yuuichiro ya que así no tendría que lidiar con esa imagen de adolescente de por vida.

 

— ¿Qué es? ¿Qué quieres? —Preguntó el ojiverde cuando se cruzaba de brazos, haciendo el intento de verse un poco más intimidante. El vampiro sólo pensó que se veía tierno.

 

— ¿Aparte de estrangularte luego de haberme dado ese jodido pastel? —Los ojos del rubio de inmediato se entrecerraron, estando dispuesto a salvar la vida de su preciado Yuu-chan.

 

— ¿Q-Qué? —El moreno se sonrojó—. ¿Tan mal estaba?... ¡P-Pero Mika dijo que estaba bueno!

 

Guren de inmediato miró al vampiro, regañándole con la mirada apenas escuchó su nombre y este sólo fingió no darse cuenta de su atenta mirada.

 

— ¡Por supuesto que diría que estaba bien!, ¡Podrías patear a un cachorro ante su presencia y pensaría que no tienes la culpa! —Yuu se sonrojó de inmediato pero Mika notó cómo apretaba sus puños, como si fuera a golpear algo. No estaba seguro si debería detenerlo o no realmente.

 

— ¡No me digas que sólo viniste para decir eso! —Regañó el soldado.

 

— No, de hecho —Habló luego de haber respirado profundamente y negar con su cabeza—. Vine para decir que habrá un baile el siguiente fin de semana para celebrar que todavía estamos vivos después de la guerra —Yuu tan sólo parpadeó atónito y Mika alzó ambas cejas.

 

— No fue mi idea —Se defendió el coronel—. Básicamente, la  compañía quiere que todos dejen de preocuparse por la guerra para poder enfocarse en el futuro. Creen que una estúpida fiesta lujosa ayudará en ese proceso por lo que están obligando a todos a asistir.

 

El vampiro pensó que Guren no era el más adecuado para anunciar la fiesta, de hecho pensaba que no haría un buen trabajo pero de alguna forma logró convencer a Yuu. Pudo notar como sus ojos brillaban con sólo haber escuchado la palabra “fiesta” y el miedo apareció en su interior.

 

Eso no iba a terminar bien.

 

* * * * *

 

Había pasado una hora desde que Guren se había ido y Mika estaba indudablemente sorprendido al notar lo mucho que había cambiado la atmósfera alrededor de Yuuichiro. No le molestaba, pero tenía que admitir que le hacía ponerse a la defensiva; a diferencia del pelinegro, el vampiro no estaba esperando con ansias aquella celebración.

 

¿Un puñado de humanos reunidos en un mismo espacio? Ya estaba pensando en una excusa para no asistir. El vampiro suspiró ya que sabía que la guerra había terminado y los humanos ya no estaban usando a su Yuu-chan, pero los hábitos son difíciles de dejar. No podía dejar atrás esos sentimientos solamente porque todo pareciera estar tranquilo, además, estaba seguro de que los humanos no le querían ver ahí de todas formas. Él era, después de todo, un vampiro y aunque la compañía le mantuviera a salvo, no se necesitaba ser un genio para notar que la mayoría de los soldados no confiaba en él.

 

Y no era como si Mikaela confiara en ellos tampoco.

 

— Pareces bastante feliz por la celebración, Yuu-chan —Miró al susodicho, quien estaba leyendo un libro sobre el suelo sin ninguna preocupación aparente. Mika no podía evitarlo, necesitaba hablar de ello y Yuu parecía dispuesto al haber tomado asiento y haber dejado el libro de lado para mirar a su compañero.

 

— Claro que lo estoy —Sonrió—. Todo está mejorando, Mika. Finalmente podemos mirar al futuro en vez del pasado.

 

Con que el futuro, ¿Huh? —Pensó. La felicidad en el rostro del chico de cabello oscuro no hizo nada parecido a calmarle, lo único que había logrado había sido que su garganta se sintiera más estrecha—.  Ya veo —Dijo forzando una sonrisa.

 

— ¿Qué pasa? —Preguntó luego de haber asentido.

 

— Nada, Yuu-chan. Sólo tenía curiosidad.

 

— Oh, bien —Yuuichiro se encargó de tomar su libro nuevamente, sin darse cuenta de lo que sus palabras habían provocado en la cabeza del rubio.

 

El futuro. EL futuro para Mikaela era Yuu-chan creciendo, volviéndose más viejo con cada año mientras él se quedaba atascado con aquel cuerpo de vampiro.

 

— Yuu-chan —Se acercó al lado del ojiverde antes de siquiera pensar en lo que diría. Lo único que tenía claro era que quería distraerse y Yuu podía ayudarle con eso. Se arrodilló a su lado para dejar una de sus manos sobre su hombro entretanto inclinaba su rostro hasta que tan sólo estuviesen a un respiro de distancia.

 

— ¿M-Mika? — En aquella cercanía el vampiro ya podía ver el rostro del chico sonrojándose, de hecho, podría jurar que escuchaba su acelerado pulso mientras continuaban mirándose.

 

— ¡Si vas a ir a esa celebración, tienes que aprender a bailar! —Anunció el rubio luego de haber tomado al contrario del brazo para dejarle en pie.

 

— ¿E-Eh? ¿Mika? No, ¡No quiero bailar!

 

Era bastante fácil reír al ver cómo el mundo se derrumbaba ante los ojos de Yuu por la simple mención de la palabra bailar. El vampiro no sabía bien qué era lo que le impulsaba a hacer eso, pero fue lo primero en lo había pensado.

 

— No, no, Yuu-chan—Mika apretó un poco la mano ajena mientras canturreaba—. Es un evento formal, ¡Vas a bailar con alguien en algún momento!

 

— ¡N-No idiota!, ¡No quiero hacerlo! —Exclamó mientras trataba de zafarse del agarre que mantenía el contrario, fallando en el intento.

 

* * * * *

 

— Mika, no sabes lo mucho que te odio.

 

— ¿Eh, Yuu-chan? Eso no se le dice a tu familia…

 

— Jódete.

 

Diez minutos después y de alguna forma Mikaela se las había arreglado para llevar al pelinegro al centro de la sala de estar mientras una tonada lenta provenía de un vinilo que no sabía exactamente cómo habían conseguido.

 

— Voy a empezar guiándote y después tendrás que copiarme además de guiarme, ¿Bien? —Yuu solamente le observó y el rubio pensó que el verde de sus ojos lucía precioso cuando estaba molesto. Ese mínimo gesto fue tomado como una respuesta afirmativa por quien iba a guiar el baile así que se dispuso a tomar la mano del moreno entretanto la otra rodeaba su cintura. El sonido que logró escapar de los labios de Yuuichiro provocó una pequeña carcajada por parte del vampiro antes de atraer el cuerpo del humano hasta que no hubiese el más mínimo espacio entre ellos.

 

— ¿Q-Qué estás haciendo, estúpido-

 

— Esta es la forma en la que tienes que tomar a tu pareja, Yuu-chan —Su compañero no pudo sostener su mirada y en vez de eso se enfocó en la pared—. ¿Estás listo? Ya voy a empezar.

 

— Lo que sea —Respondió el de cabello oscuro frunciendo sus labios. Esa era probablemente la mejor respuesta que obtendría por lo que Mika dio inicio al baile. No era el mejor bailarín del mundo, pero por lo menos sabía lo básico de un vals. Los vampiros nobles siempre solían tener celebraciones sin sentido y no era como si pudiese negarse a ir, por lo menos no a Krul. Recordó su odio hacia ellos, pero al menos había sacado algo bueno de todo eso.

El cuerpo de Yuuichiro era bastante cálido y el chico pensó que podría acostumbrarse a esa sensación. En primera instancia había perdido la cuenta de cuántas veces el pelinegro había tropezado con sus pies pero se mantuvo en silencio al saber que el soldado era bastante impaciente. Mikaela podía sentir que su amigo estaba al borde de decir algo inapropiado. De todas formas, era bastante difícil guiar a alguien sobre todo cuando era más tieso que un poste de luz.

 

— Yuu-chan, tienes que soltarte y relajarte —Dijo Mika tan amable como pudo ser.

 

Yuu entrecerró los ojos, mirando a su compañero por primera vez, o por lo menos eso intentó ya que tan pronto como sus miradas se encontraron, desvió la mirada mientras balbuceaba algo.

 

— ¿Qué?, ¿Algo anda mal?

 

— N-Nada —Murmuró el pelinegro—. Ya… lo estoy dominando.

 

Estaba mintiendo, pero el rubio lo dejó pasar. Lo intentaron nuevamente y Mika se aseguró de ir mucho más lento, susurrando palabras para animar a su compañero en su oído a cada paso que daban. La música llenaba el hogar entretanto ambos adolescentes bailaban formando círculos, ignorando por completo el ruido de la ciudad. No pasó mucho tiempo para que el ojiverde pudiera controlarlo, siguiendo el ritmo como si nada antes de mirar a Mikaela, quien estuvo a punto de tropezar por esa acción.

 

— Buen trabajo, Yuu-chan —Dijo el rubio sonriendo mientras sentía como el contrario apretaba un poco su mano.

 

— Hey, podría bailar sólo contigo en la fiesta, ¿Verdad? Si es de esta forma, no es tan malo— Y la sonrisa del rubio flaqueó al recordar que no había mencionado un gran detalle—. ¿Mika? ¿Qué pasa? —Yuu se apartó, estudiando el rostro de su pareja de baile—, ¿Estás bien?

 

— No es nada Yuu-chan —Negó con la cabeza, atrayendo nuevamente al pelinegro.

 

— No. No —El soldado apartó su mano y se alejó. Suspirando, el vampiro bajó sus manos mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para la respuesta que pronto tendría que revelar—. Has estado actuando extraño desde que Guren vino. ¿Qué pasa? —Preguntó con una mirada que provocó que Mikaela se odiara así mismo. No debería haber sido tan obvio. Nuevamente estuvo a punto de decir que no era nada, pero se detuvo antes de cometer ese error.

 

El rubio suspiró por segunda y tercera vez y de no ser porque cierto pelinegro tosió, hubiesen sido cuatro veces.

 

— Yo… Creo que no iré a la fiesta, Yuu-chan —Se atrevió a decir, rogando porque la respuesta a ellas no fuera excesivamente mala.

 

— Espera, ¿Por qué?

 

— Es que… —Mika se quedó en silencio, preguntándose porqué se sentía de esa forma. Todo estaba bien en esos momentos, ¿No? Yuu ya no estaba en peligro y finalmente se había reunido. Estaban viviendo juntos y, ¡Por el amor de dios ya eran una familia de nuevo! Pero todavía estaba asustado… De algo. Le gustaba pensar que no sabía el porqué de ese miedo, pero la imagen de Yuuichiro creciendo y avanzando en su vida sin él apareció en su mente. Él caminando lejos; él sin necesitarle; él olvidándole; él, siendo feliz sin el vampiro, reemplazándole con nuevos amigos, familia y un futuro.

No podía negarlo. Estaba atascado y tarde o temprano Yuu avanzaría tanto como para dejarle atrás.

 

— Sólo no estoy listo, Yuu. Lo siento — Le miró a los ojos, sin tener las fuerzas para continuar fingiendo una sonrisa. Desvió la mirada antes de poder ver la expresión de su amigo y como si eso fuera poco, su cuerpo se movió por su cuenta hasta que se dio cuenta que estaba alejándose y encerrándose en su habitación.

 

* * * * *

 

Pasaron dos días y Yuu no habló sobre el tema en ningún momento y de hecho, no lo hizo solamente porque cada vez que ambos se topaban no podían siquiera mirarse debido a la atmósfera tan incómoda que se formaba. Mikaela sabía que no era justo ya que el pelinegro no podía saber lo que pasaba por su cabeza y por ello trataba de olvidar y pretender que nada había pasado, pero cuando trataba, recordaba las  palabras de Yuuichiro.

 

“Finalmente podemos mirar al futuro en vez del pasado”.

 

Y era por eso que el vampiro daba un paso al lado y retrocedía. Estaba evitando a su familia, quedándose encerrado en su habitación. Trataba de no escuchar al otro mientras se paseaba de un lado a otro tras la puerta, esperando a que por fin saliera de ahí.

Mikaela definitivamente se odiaba así mismo.

 

* * * * *

 

Cuatro días después del incidente el vampiro se despertó al escuchar la voz de Yuu hablando con alguien. Se podía escuchar una melodía, la misma que habían bailado juntos. Por un momento, Mika se preguntó si el moreno estaba bailando por su cuenta por lo que decidió salir y bajar por la escalera, paralizándose al momento de escuchar una voz bastante familiar.

 

— ¡Yuu, eso duele! ¡Eres inútil guiándome!

 

— Shinoa, recién empezamos. ¡Dame un poco de tiempo!

 

La música se desvaneció en sus orejas mientras el rubio se mantenía estático en el mismo lugar con los ojos abiertos de par en par y sus manos temblando. Podía escuchar a la humana riendo y a Yuu farfullando algo, sonrojándose seguramente. El vampiro se dejó caer, abrazando sus piernas al momento de estar en el suelo mientras les escuchaba bailar. No podía moverse y cada segundo que pasaba en ese lugar le hacía sentir peor al punto de sentir sus ojos arder.

 

* * * * *

 

Esa noche, Mika bajó al primer piso encontrándose con una nota sobre la mesa.

 

Salí con Shinoa y los demás. Volveré más tarde.

Yuu.

 

No supo cuánto fue el tiempo que pasó mirando la letra del pelinegro, pero se quedó en el mismo lugar para luego tomar asiento y dejar la nota enfrente de él, trazando las mismas líneas con sus dedos, sintiendo las hendiduras dejadas sobre el papel. Tiempo después tampoco supo cuánto estuvo pensando en lo que estaría haciendo con sus amigos.

 

Ellos envejecerán con él, ¿Verdad? Pueden avanzar juntos —Mikaela tragó un poco de saliva antes de guardar la nota en sus bolsillos para luego esconder su rostro entre sus brazos.

 

* * * * *

 

Alguien tocó la puerta y el rubio desvió la mirada del libro que estaba leyendo para distraerse un poco.

 

— ¿Si? —Alzó la voz, sorprendiéndose de sí mismo al notar que su voz no se quebró. Lentamente, el soldado se asomó por la puerta, dejando al vampiro tenso y la atmósfera más densa que antes.

 

— Estoy a punto de irme a la fiesta —Anunció el moreno, mirando a todos los lugares posibles, menos a Mikaela.

 

—… Bien.

 

— Bien, sólo pensé… Bueno, pensé… Que quizás habías cambiado de opinión —Era difícil respirar. El vampiro se sintió estúpido por ello —El vampiro se quedó en silencio—. ¡V-Volveré más tarde! Voy a ver si es que puedo traerte algo de la fiesta. Quizás algo de comida…Espera, no, tú no comes. Err, no lo sé. Te raeré algo—

 

— Está bien, Yuu-chan —Aseguró Mika—. Sólo diviértete por mí —Yuuichiro se volteó para mirarle; parecía querer decir algo, pero se limitó a asentir y a sonreírle al rubio.

 

— Volveré más tarde.

 

— Te estaré esperando.

 

* * * * *

 

La casa se sintió vacía una vez que Yuu se fue, mucho más vacía de lo habitual porque Mika sabía que él estaba por ahí, divirtiéndose al poder avanzar mientras él simplemente se quedaba atrás, atascado. Siempre lo iba a estar.

Nuevamente, Mikaela se odiaba así mismo por no acompañar a Yuu; se odiaba así mismo por no ser capaz de envejecer junto a Yuu; se odiaba así mismo por tener que sobrevivir de la sangre de Yuu; simplemente, se odiaba.

 

Suspiró y movió su cabeza de un lado a otro; también se odiaba por regañar demasiado. Quién pensaría que haber sido convertido en vampiro le haría tan débil. Mientras estaba sumergido en sus pensamientos, la puerta se abrió de golpe y Yuu entró con una expresión llena de determinación. El vampiro se sobresaltó, casi cayéndose.

 

— ¿Y-Yuu-chan? —Dijo en su asombro—. ¿Qué estás haciendo aquí?

 

— ¡Ah, maldita sea! —El moreno se dejó caer sobre la cama junto al rubio—. ¡No voy a ir!

 

— ¿Qué? ¡No! —Mika intentó empujarlo para sacarle de la cama—. ¡No voy a dejar que te quedes aquí sólo por mí!

 

— ¡No! —El pelinegro tomó al otro por los hombros con una intensa mirada en sus ojos—. ¡No tiene sentido si no estás ahí! —Esas palabras resonaron en los oídos del vampiro—. ¿Cuál es el punto en celebrar cosas como “avanzar” si no estás conmigo? ¡Somos una familia! —Yuu sacudió los hombros ajenos—. No avanzaré si no es contigo. De ahora en adelante haremos las cosas juntos.

 

Los ojos del rubio se abrieron más de lo normal y los recuerdos de esa semana comenzaron a aparecer en su cabeza pero tan pronto observó el rostro ajeno, los olvidó. Ni siquiera se había esperado que Yuu se quedara con él, ni siquiera había tenido esperanzas en ello.

La palabra “juntos” continuaba haciendo eco en su mente entretanto su vista se volvía borrosa. Contuvo esas lágrimas que estuvo ocultando por una semana mientras tomaba la camisa del pelinegro con ambas manos. Era sólo una palabra, pero Mika sintió que fue suficiente para olvidar todo lo que le preocupó durante esa semana.

 

— Sí… Juntos —Dijo el vampiro con una pequeña carcajada. Sus brazos ya estaban alrededor del chico de cabello oscuro antes de siquiera finalizar sus palabras. Yuuichiro titubeó por un segundo, pero no pasó mucho para que correspondiera ese abrazo y rodeara la cintura del rubio.  Los dos estaban abrazándose sin la necesidad de decir más o pedir disculpas por lo que había pasado durante esa semana, pero Mika de todas formas no pudo contener un par de lágrimas que cayeron sobre la camisa ajena. Cuando se apartaron, ambos se sonrieron.

 

— ¿Quieres bailar? —Preguntó Yuu con los ojos más brillantes que antes.

 

— ¿Ahora?, ¿De verdad quieres bailar? —Mika definitivamente no podía creer lo que había escuchado.

 

— Sí, ¿Por qué no? Podemos celebrar a nuestra manera —Sin dudarlo tomó la mano que Yuu le ofrecía y se dirigieron al centro de la habitación del vampiro.

 

— Oh, rayos. No tenemos música.

 

— No la necesitamos —Mika enredó sus brazos en la cintura del moreno y le sonrió.

 

Y luego de haber dicho eso comenzaron a bailar. Los pasos del pelinegro ya no era tiesos ni torpes por lo que seguía al otro chico con facilidad y una sonrisa que convencía al vampiro de que su corazón podía latir otra vez. La falta de música sólo le ayudó en enfocarse aún más en Yuu; en cómo eran sus pestañas, en cómo era el pulso de sus manos, la delgadez de su cintura y lo bien que se sentía estar tan cerca.

 

Mika se dio cuenta que no podía dejar de sonreír.

 

— Lo siento por la semana —Dijo repentinamente el de cabello oscuro—. D-Debería haberte hablado antes.

 

— Está bien, Yuu-chan. Todo está bien.

 

El moreno no dijo nada más pero se encargó de inclinar un poco su rostro de modo que sus frentes quedaran una junta a la otra. Eso era un gesto que solían hacer cuando eran más pequeños y Mika se sorprendió de la paz que le hacía sentir y también de lo mucho que le hacía sentir en su hogar. El vampiro cerró sus ojos y suspiró deseando que ese momento fuera eterno.

 

No supo cuándo pararon o quién lo hizo primero, pero lentamente caminaron hasta quedar sentados uno al lado del otro sobre la cama. El silencio se instaló sobre ellos  pero de una forma totalmente cómoda. El rubio no sabía cuánto duraría ese sentimiento y no es tan ingenuo como para creer que ese baile solucionó todos sus problemas porque Yuu continuaba siendo un humano y él un vampiro. El tiempo corría en distintas direcciones para ambos. Por el momento lo ignoraría.

 

— Yuu-chan es un buen aprendiz —Dijo luego de haber tomado la mano del susodicho y haberle dado un suave codazo, tentado a sonreír—. Te tomó solamente una semana bailar como toda una princesa.

 

— Cállate —El rostro del moreno se tornó rojo en menos de un segundo pero antes de que el vampiro pudiera evitarlo, una almohada le llegó en el rostro. El soldado esperó un poco y luego continuó golpeando sin compasión a Mikaela.

Notas finales:

Gracias por leer~~<3


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