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Number One *Kaisoo* por Azul Olivia

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Notas del fanfic:

I'm back  bebés! 

Alguien me extrañó? Alguien? Nadie? Okey...

 

Hola bebés! 

Lamento no reportarme en tanto tiempo, los extrañé.

 

pero ya estoy aquí, así que, pasen y lean! 

Gracias por sus lindos comentarios, son lo que me mantienen aquí, a pesar de todo :( 

Buena lectura, bebés!

Notas del capitulo:

Les traigo mi primer Songfic c: 

 

No sé -no creo- que conozcan esta canción, pero, la verdad es que, ha sido mi trauma musical por bastante tiempo. 

 

Es de madrugada por aquí, Feliz lunes! 

Sin más, que decir. Buena lectura! 

 

Ya he dicho que los extrañé?  c: 

-Huye-

 

Number One, Number One, 
ese chico cree que es el primero, 
el piensa que me muero, 
que por el me desespero, 
Number One, Number One, 
de narices va a caer al suelo, 
el cree que voy al cielo por su cara de pilluelo, ¡oooh!, ¡oooh!

 

—Buenos días, Kyungsoo. —

—Carajo. —

Delante de mí está Kim Jongin. Con un nuevo color de cabello, que por cierto, le asienta muy bien. Se ve jodidamente genial. Pero claro, jamás se lo diré, porque me gusta verlo sufrir, y porque también lo odio.

¿Por qué está Kim Jongin aquí?  Porque me está acosando. Por eso.

¿Quiero que este aquí? No. Claro que no. Cada día es igual de abrumador y sofocante por su culpa.

Ya he lidiado con tipos como él antes, no es la primera vez que soy el punto de atención;  en donde algún niño hormonal me persigue, es cuestión de tiempo, pronto el niño bonito Jongin se aburrirá, y él solito se alejará.

—Me gusta saber que te alegras de verme, como siempre. — me contesta. Tuerzo los ojos.

Viéndolo bien, Jongin lleva el cabello despeinado, sobre la frente, se ve bastante joven así, y esa sonrisa suya, la sonrisa de soy irresistible, no te resistas, ven a mí, yo te daré, y daré duro. Esa sonrisa no ayuda nada a que mis hormonas se mantengan en su sitio, es bastante guapo el chico; también alto, muy alto, creo que le llego hasta un poco más del cuello. Me siento un hobbit.

Mi uniforme es exactamente igual al de él. Solo que yo lo llevo correctamente y él… el solo lo tiene puesto. Porque. ¿Qué es esa manera tan horrenda de llevar puesto el uniforme? ¿No sabe lo que significa la palabra uniforme? Jongin tiene la corbata amarrada en la mano derecha, lleva la mochila sobre el hombro izquierdo, su camisa blanca contrasta agradablemente con su piel, besada por el sol. Otra cosa que contrasta conmigo, yo soy bastante pálido. Pero, por ahora eso no es importante, lo importante es, ¿Cómo no se le cae el pantalón a Jongin? Media camisa está dentro del pantalón, y lo demás le sobresale, ¿Quién es? ¿Un maleante?

—Como no tienes idea, Kim. — le susurro. Acomodando mi mochila. Él se me acerca, retrocedo un par de pasos y choco contra la puerta de mi casa. Asustado.

—Bueno, ¿Me das un beso de buenos días?— lo que más me gusta de su cara, son sus ojos. Son como imanes, atrayentes. Jongin es el chico porno de la escuela. (No porque sea un actor porno, oh no. Reconozco que yo también lo pensé, pero no.) Lo inusual en Jongin, es que todo él, te hace desear tener sexo. Jongin es como una película porno en vivo, en movimiento, una que se renueva cada cinco segundos y que te da ganas de ver una y otra y otra vez más. Y sus ojos, son como esa puerta que te lleva al lado oscuro. Y por eso, me alejo.

—No en esta vida. — me escabullo por debajo de él y me alejo. ¿Qué? Ventajas de ser un hobbit.

—Au. —Jongin se acerca a mí tocando su nariz. Se fue de boca contra la puerta. Bueno, que no se queje, hace dos días se fue de cara contra el suelo, gracias a mí. Y a mucha honra.

— ¿Vamos a la escuela?— me pregunta, está haciendo caras raras, seguro porque aún le duele la nariz, pobre de él. Me da tanta pena, que una sonrisa se me escapa involuntaria. Él me mira perplejo. Luego sonríe de lado. Carajo. Otra vez esa sonrisa, esa cara, ¡Esos ojos! Definitivamente, él es el chico más difícil que me ha tocado.  –Me encanta cuando sonríes, precioso. — y; comentarios como esos, son los que me hacen sonrojar. Lo odio por eso.

—No tengo otra opción, vienes todos los días temprano por eso, ¿No?— me acomodo la mochila de nuevo, camino y el me sigue rápidamente, con bastante facilidad, me quita la mochila.

—Yo llevo eso. — me dice, me guiña un ojo. Estoy seguro que, si estuviera enamorado de él, en ese mismo momento soltaría un suspiro. Pero, como no es así. Lo miro con odio. –Te la doy si me das un beso.— me da ganas de quitarle esa encantadora, sensual y juguetona sonrisa de la cara con un puñetazo, pero me abstengo. Hay cosas que no se pueden.

—Igual. Pesaba mucho. Gracias por la ayuda. — me alzo de brazos. ¿Quiere cargar mi mochila? Que lo haga. No me importa. No me importa que la gente que nos ve, piense cosas que no son. No me importa que me miren con odio, celos y envidia, no me importa.

Lo que menos me importa, es que mi mochila atrape su olor, su perfume, su esencia. Esa fragancia tan maravillosa que me encanta. ¿Qué? ¿Nadie duerme abrazando su mochila? Yo sí, y es genial. Por eso mismo. No me importa.


Las chicas lo asfixian, 
tiene una en cada esquina, 
su linda sonrisa hace que todas lo sigan. 
Me mira, me invita, a que caiga enamorada, 
mi pulso palpita, pero yo no le doy nada.

                             

Cuando llegamos a la escuela, un maremoto. (Exactamente maremoto de chicas) se dirige hacia Jongin. Hace una semana llevo tratando con esto. Yo solo debo esperar a que la campana suene, a que el chico porno despida a todas o como ayer, que me coja de la mano, me lleve a mi salón, y me dé un beso en la frente. Tan cursi.

—Buenos días, hermosas damas. — saluda él, su vos es bonita. Su mirada es bonita, su sonrisa es bonita. El chico porno es guapo. Y lo sabe.

— ¡Jongin Oppa!— las niñas de hormonas alborotadas, lo saludan en coro, le dan minúsculos presentes y muchas cartas, es divertido ver sus caras, unas avergonzadas, unas divertidas, unas tratando de ser “sexy” (Esas me dan más risa, nadie es más sexy que Jongin, perra.) todas llevando el término “Estúpida” a otro nivel. ¿Qué? Las odio. Y no me pregunten porque, porque ni yo lo sé.

—Damas, ustedes están más bonitas que ayer. Y agradezco que me traten así, pero mi corazón ya fue capturado. Estoy enamorado, y me temo, que no es de ninguna de ustedes, bellezas. —

Qué manera tan bonita de mandar a la Friend Zone.

¿Jongin enamorado? JA JA JA JA JA. Eso es tan falso, como que yo soy guapo y tierno. No jodas.

Los ignoro mirando hacia otro lado, ¡Hey! ¿Ese no es Baekhyun? ¿No se había cambiado de escuela? Espera, ¿Está más gordo? ¡Solo le ha engordado la barriga!

Ha dónde vamos a parar.

— ¿Kyungsoo?— una chica se me acerca, ¿Quién es? ¿Qué quiere?  —Te odio. Hoy te odio más que ayer. No sabes cómo te detesto. — me dice. Giro los ojos. Oh, por favor.

— ¿Debo fingir que eso me importa?— le pregunto. Ella zapatea, haciendo una rabieta, ¿Cuántos años tiene? En fin, la ignoro, dándome la vuelta. ¿Por qué todo el mundo me mira?

— ¿Lo ven? ¿No es encantador? Es inteligente, directo. Ah, estoy enamorado. — Jongin y su harén personal me están mirando, todas las chicas me miran con odio. Genial.

—Así que el número uno, ¿Eh?—

—No puedo creer que te haigas fijado en él. —

—Yo creo que es feo. Lo que no tiene en belleza, lo tiene en inteligencia. —

Oh, Cuánta sabiduría.

—Kyungsoo, ven, vamos a tu salón. — Jongin delante de mí, me ofrece su mano, las chicas me miran entre tristes y entre molestas. Me importa nada.

Muy bien, paradojas de la vida. Si tomo la mano de Jongin escapo de aquí enseguida. Pero, me arriesgo asentir esa extraña corriente eléctrica que me produce su contacto. No. No lo haré.

Lo miro arqueando las cejas, él se ríe y se acerca más a mí, me despeina el cabello y me sonríe.

Valla, que bonita sonrisa.

¿Por qué es tan guapo? ¿Por qué es tan difícil alejarme de él? ¿Por qué mi corazón acelera su latir? ¿Por qué me estoy sonrojando? Oh Jongin. ¿Qué estás haciendo conmigo?

¿Desde cuándo me dejo tratar así? A inicios de esta semana, aún lo ignoraba. ¡Él no puede cambiarme en menos de un mes! ¡Eso no es racional! ¡Caramba!

—No gracias, sé caminar solito, y de hecho, me encantaría hacerlo. — le digo, paso delante de él, las chicas hacen comentarios, pero, la gloriosa carcajada de Jongin, contrasta con las demás, y eso es lo único que me importa oír.

—Bueno, ya que quieres caminar solito,  te acompaño a tu salón. Precioso. —

Carajo.

 


¡Hey!, ¡Hey!, ¿Dónde está? Me ha mirado y me gusta. 
¡Hey!, ¡Hey!, ¿Volverá? Se me acerca y me asusta.

La vos de Jongin acaricia mis oídos, la verdad es que me gusta estar junto a él, me gusta mucho. Desde que Kim Jongin decidió un día (aun no sé porque) llevarme a mi casa y recogerme, han dejado de molestarme y mucho. En el colegio, soy el blanco de muchas burlas y críticas, nunca he tenido amigos, y no los tengo hasta ahora; aunque claro, siempre han existido esas personas interesadas que se acercaban a mí con algún tipo de interés (Notas extras, que yo hable con los profesores de alguna cosa, que no le expulsen, y cosas así por el estilo.)

Pero, por más guapo, irresistible y chico porno que sea. Kim Jongin tiene un expediente más largo y grande que la enciclopedia. Él es el casanova, el matador, el chulito. Ha tenido a todas las chicas a su disposición, y, que de un día para otro se haiga fijado en mí, es un poco raro.

Demasiado.

¿Por qué un chico como Kim Jongin se fijaría en alguien como yo?

No es que me esté menospreciando, Oh, no. Si yo me amo.

Lo que digo es qué, Kim Jongin ha estado con tantas mujeres, con tantas, que es casi un insulto que fije los ojos en mí.

 Okey. Reconozco que la primera vez que lo vi no era exactamente un hombre, pero, eso fue solo una vez. ¡Maldición! ¡Estaba en una actuación! Los demás alumnos de quinto me hicieron una jugarreta, me hicieron poner ropa de mujer porque, según ellos, dijeron que, la profesora consideraba mi alto nivel de actor, y quería resaltarlo más interpretando un papel femenino para la audición. Y me presente así, y nadie se dio cuenta de que era hombre, hasta que el idiota de Chen hizo que se me cayera la peluca en un movimiento brusco, fue ahí donde mande a todos a la mierda. Incluyendo Kim Jongin. 

La ingenua profesora creyó que yo quería ser “Julieta”, y que buscaba un “Romeo” Adivinen quién era “Romeo”. Exacto. Kim Jongin. Y él solo lo hacía porque le faltaban unos puntos extra. (Sí, jamás dije que Jongin fuera un erudito)

Recuerdo que, con todo el honor que aún tenía, cogí mi vestido y salí a zancadas del teatro, hacia los vestidores, me quite el vestido de golpe y solo me quede con mi bóxer. Me picaban los ojos, pero no iba a llorar. No les iba dar el lujo de que sepan que me vencieron. Oh no.

Y ahí fue cuando el jodido Kim Jongin atravesó la puerta y me vio semi-desnudo. Y no me reconoció. (A pesar de que, minutos antes, casi me daba un beso, y me pedía por lo bajo mi número telefónico) no me reconoció, el buscaba a un chico con vestido. ¿Y adivinen qué? Yo ya me lo había quitado. Estúpido Kim Jongin. Estúpido.

Dos semanas después, Kim Jongin empezó a buscarme a la salida, (él es un año menor que yo, por lo que, no solemos encontrarnos en clase, nunca.) y con eso, empezó a llegar hasta mi casa. Desde ese día hasta hoy, muchas cosas han cambiado.  El que ya no lo mande a la mierda cada cinco segundos, el que me deje tocar un poco, el que le conteste las frases, el que lo mire o le preste más atención, por ejemplo.

Lamentablemente, el jodido Kim Jongin está haciendo que me guste. Carajo.

Miro por el rabillo del ojo, estamos cercanos a mi salón, pero, ahora que lo pienso, ¿Por qué no huele a Jongin? Digo, no es que me sepa su olor de memoria, ni nada de eso. No.

Volteo hacia la derecha, nada. Volteo hacia la izquierda. Nada.

Carajo. ¿Dónde está?

Mi salón esta frente a mis ojos, me doy la  vuela de golpe, ¿Por qué no está caminando junto a mí?

Y ¡bum! Kim Jongin delante de mí a escasos milímetros. ¿No es genial? Carajo.

— ¿Me estabas buscando?— me pregunta, su cara de lado, su sonrisa juguetona, ¡Rayos! ¡Qué guapo es! — ¿Me extrañaste?— la verdad sí, pero nunca lo diré.

—Tú tienes mi mochila, no seas idiota. Dámela. — okey, muy bien Kyungsoo, respira.

—Te la doy si me das un beso. — y ¡Ahí vamos de nuevo!

Suspiro cansado, me acomodo el cabello con una mano y tiro de mi mochila, él sonríe maliciosamente y se me acerca. ¡Rayos! ¿Por qué es más fuerte que yo? ¡Jodido Mariscal!

Casi ignorando mi intento inútil de querer arrancarle la mochila, Jongin avanza más a mí, en un parpadeo me doy cuenta de que me tiene arrinconado a la pared. Esta tan cerca que si respiro lo toco. ¡Caramba!

Él apoya una mano en la pared, a la altura de mi cara, me sonríe juguetonamente, sus ojos  chocolate se ven mejor desde este Angulo, estoy asustado, mis piernas tiemblan y mi respiración irregular me avisa que pronto me desmayaré. No es justo. El chico porno quiere hacer porno conmigo.

Jongin me toma el mentón, mis ojos pronto se saldrán de sus cuencas, se acerca a mí y yo cierro los ojos apretándolos, como si fuera a recibir un golpe. Se oye una risa, luego siento un ligero toque en la frente, abro mis ojos y el cuello de Jongin, más provocativo que nunca, me saluda.

—Jong. — susurro, trato de decir su nombre ¿En quién me he convertido? El Kyungsoo de antes podía romperle las bolas y de paso la cara por hablarme así, mirarme así, tocarme así. Jodido negro. Me has capturado por completo.

—Está bien. — Jongin se aleja de mí, vuelvo a respirar, el me despeina el cabello ligeramente. Me devuelve la mochila, colocando una asa sobre mi mano y ríe. –Me conformaré por ahora con eso. Nos vemos luego. — me dice, me guiña el ojo, se ríe una vez más y se va. Ese hijo de su bendita madre.

 

No soy una chica fácil, que se enamora de la apariencia, 
y más vale, que lo sepa, que conmigo hay que tener paciencia.

                         

Dentro de cinco minutos empezará la clase de algebra,  nada que yo no sepa ya, la verdad. Me siento cerca de la ventana, hoy es uno de esos días, dónde Jongin tiene entrenamiento todo el día.

Me resulta bastante seductor el verlo con su uniforme, con ese pantalón tan pegado, ese polo tan grade y esas hombreras, la primera vez que lo vi, digo, desde que me di cuenta de que existía, con su uniforme de mariscal, debo admitir, que, corrí hacia los baños y me masturbe en su nombre, fui bastante silencioso, y si me oyó alguien, la verdad no me importa, porque,  ¿Por qué, cómo es posible no excitarse con el chico porno? Dese mi salón, hay un buen ángulo hacia el patio, su cancha y su punto de encuentro; la imagen mental más orgásmica que tengo de Jongin, es: donde él se quita el casco, lo coloca debajo del brazo, alborota su cabello rojo, húmedo por el sudor, y toma agua, derramando unas gotas por las comisuras de sus labios, ¡Quién fuera agua para poder acariciar esa piel!

Uy no. Creo que tengo un problema.

Dentro de mis pantalones.

Trato de relajarme, dejar de pensar en el chico porno por un minuto. Pero, es imposible, los gritos del entrenador, los gritos, los golpes de sus cuerpos al chocar, el equipo es bueno, y el mariscal está bueno. Son bastante buenos. Se ven jodidamente masculinos, se ven geniales, se ven efectos, hay tantos hombres ahí, ¿Por qué mis ojos solo se posan sobre el cuerpo perfecto del chico porno? Carajo.

—Profesor, ¿Puedo salir?— el profesor asiente con la cabeza y salgo del salón por la puerta trasera, esquivando con éxito un pie desconocido que quería que toque el suelo con la boca. JA. Ya aprendí a caminar bien, idiota. ¡In Your face!

Corro hacia los servicios higiénicos, abro el caño y meto mi cabeza en el fregadero. El agua corre sobre mi nuca y de cierta manera me siento relajado.

En cuestión de segundos, una mano atora mi cabeza y otra mano tapa el agujero del lavadero. Me quieren ahogar, mierda. ¡A traición!

— ¿Qué se siente ser tan indefenso, Eh, Do?— ¿Quién es? ¿Cómo es posible que haiga gente enferma? Trato de patearlo pero se aleja. –Fallaste. — me avisa, el agua invade mi nariz, dejo de respirar al instante, no puedo mover mi cabeza, él se aferra a mis cabellos con fuerza y yo ahogo un grito, abro la boca y un poco de agua entra, la vuelvo a cerrar, tragando agua de golpe, ¡Necesito respirar! Siento que me quema el pecho, el arde el cuello, ¡Necesito respirar!

En un par de segundos estoy en el suelo, respirando como asmático.

Kim Jongin le está dando de alma a uno de los amiguitos de Suho, ni idea de quién sea, está en mi salón, me odia, nunca le he hecho nada, pero me odia, quiso matarme, ¡intento matarme! Y por eso, Jongin lo está golpeando, y, solo por eso, no lo defenderé.

Mi cuerpo se tranquiliza un poco, el pecho me ha dejado de doler, mi respiración sigue siendo irregular, pero al menos ya respiro. Entonces me doy cuenta de verdad de lo que está pasando.

— ¡Y cómo vuelvas a acercarte a Kyungsoo, Nadie, Nadie te va a volver a ver con vida! ¿Me entendiste?— un golpe en la costilla, otro en la cara, una patada en el orgullo masculino. Jongin lo trata como trapo. El chico está en el suelo. Jongin se arrodilla junto a él, y lo levanta jalándolo del cabello, hace que lo encare. — ¿Lo entendiste?— le pregunta.

El chico tiene la cara ensangrentada, se ve horrible. Qué horror.

—S-s-s-s-ssí— sisea. Rayos, que mal se ve.

—Jongin. — le llamo. No me reconozco, mi vos suena extraña, me atoro, empiezo a toser con fuerza, Jongin corre hacia mí y me levanta, estilo princesa, me siento demasiado mareado como para quejarme, aprieto los ojos con fuerza.

— ¿A Dónde?— Susurro, ¿Me llevas? Trato de decir. Pero no puedo.

—Tranquilo, te llevo a la enfermería. — me dice, su vos suena distinta.

—No, por favor, odio ese lugar. —

—De acuerdo. — dice, me acurruco en su hombro, se siente bastante duro, oh, es esa cosa que se coloca en los hombros como protección. Siento un balanceo, en cuestión de minutos cesa. –Te traje a mi lugar favorito, el mío, y el de mis amigos, la sala de baile. Al costado está el de canto. Te he oído, eres genial. Jongin se sienta con cuidado en el suelo, aún sigo entre sus brazos, en el suelo. Junto a él. Y se siente bien. — ¿Te encuentras mejor?— su voz suena dulce, y preocupada también.

—Sí, gracias, ¿Cómo sabías que estaba en el baño? Digo, ustedes tienen su baño y duchas personales, ¿No?— le pregunto, mirándole a los ojos, hacia arriba, el mira hacia abajo. Riendo, mirándome con dulzura.

—No te vi en tu salón, así que fui en busca de mi observador favorito, pensé que estarías en el baño. No sé, fue intuición. Me alegra mucho haber estado ahí. — su vos suena triste. –He oído rumores, pero, quiero oírlo de ti. ¿Siempre te tratan así?— me dice, miro mis uñas y me muerdo el labio.

—Sí. — le susurro. –Hace tiempo El delegado, Suho, quiso ser mi novio, y me hostigaba, como tú, pero él era distinto, se notaba forzado, molesto, como si alguien le hubiese dicho que se haga mi novio. Él se cansó de esperar, nunca le di una razón para que piense que me gustaba, el… simplemente se aburrió, y luego, todo el mundo se vino en mi contra. —

Jongin me abraza, besa mi frente y me acaricia, debería ser incomodo que me esté haciendo esas cosas, pero no, la verdad es que me gusta mucho. Debe ser porque casi muero hace unos minutos.

—Bueno, contigo hay que tener mucha paciencia. — susurra, una sonrisa se me escapa de los labios. Le sonrío, y él también me sonríe.

—No soy un chico fácil. — le digo el ríe a carcajada.

—Lo sé. — susurra. – ¿No tengo puntos extra por salvarte la vida?— pregunta, yo rio.

—Ño~— sentencio, con voz de niño, el me mira con adoración.  –Debería regresar a mi salón. Pero primero iré al baño. —

—Bueno, vamos al baño. — dice, me acomoda y se levanta, cargándome.

—Sabes, tengo una par de pies. — le digo. El ríe.

—De acuerdo. — susurra. Y mis pies, tocan el suelo de nuevo.

 


Number One, Number One, 
ese chico cree que es el primero, 
el piensa que me muero, 
que por el me desespero, 
Number One, Number One, 
de narices va a caer al suelo, 
 ¡Él cree que voy al cielo por su cara de pilluelo!

 

—Puedes regresar a tu clase. — le digo. El ríe.

—Eso no pasará, iré al baño contigo. — dice, muy serio, no me gusta mucho verlo serio.

— ¿Y sostendrás mi pene mientras micciono?— le pregunto, el ríe achinando los ojos, luego niega con la cabeza.

—Bueno, esa no sería una mala idea. — yo sonrío. Así está mejor. —Au— se queja despacio, cuando yo le codeo.

— ¿Qué te ocurre?— le pregunto, cuando llegamos al baño, mi cabello sigue mojado, y se mete entre mis ojos, sacudo la cabeza cada cinco minutos.

—Creo que me golpe una costilla. — me dice.

— ¡Jongin! ¡Quítate la ropa! ¡Ahora!—

—Primero quieres que sostenga tu pene y ahora quieres que me quite la ropa. Desde que te salve la vida, estás muy juguetón Kyungsoo. — me dice. Yo rio. Y me sonrojo. Luego lo miro molesto. El ríe. Me despeina el cabello y asiente. –Está bien, sabes, me gusta tu cabello así, alborotado. Te ves lindo. —

Y me sonrojo más.

Jongin se saca el polo/camiseta/uniforme despacio. Preocupantemente despacio, le veo las hombreras, lo formado de su cuerpo y mierda. No me puedo estar excitando por esto. ¡Jongin está herido! ¡Carajo!

— ¿Dónde te duele?— le pregunto, él se da la vuelta, se apoya en el lavadero del baño y señala su costilla falsa derecha. Uh, esas costillas duelen mucho, espero que solo sea un mal golpe. — Le toco despacio, palpando con mis manos, su herida parece inflamada, rayos, creo que si es algo grave.

Su espalda bronceada me pide agritos tocarla, acariciarla, morderla, lamerla. Demonios. No puede estar pasándome esto.

—Sabes, tienes una cara de orgasmo, que no jodas. — me dice, me muerdo el labio.

—No debiste haberme cargado, creo que has hecho más fuera de la debida. Deberías ver este golpe Jongin, parece inflamado. — le digo, mi vos suena distinta, ligeramente más ronca. Jongin se gira hacia mí y se ríe maliciosamente.

—Me duele un poco, nada que un poco de hielo no ayude, no es por nada Kyungsoo, pero, tú no pesas nada. ¿Te estas alimentando bien? Eres delgado. Muy guapo, sí, pero delgado. — dice, hago un puchero.

—El problema no soy yo, eres tú, estas enfermito. ¿Sabes que hacen cuando los caballos se tuercen una pata?— le pregunto, habla de animales, Kyungsoo, del día, de la noche, de tu abuelita, si quieres, deja de mirar su firme torso, sus ojos están arriba, respeta.

—No, no sé, dime que les hacen. — me dice, se apoya en una pierna y me mira, su mirada lascivia me recorre el cuerpo.

—Los matan. Para que no sufran. Si no te curas, te mataré, además, haces esfuerzos físicos, ¿Quieres que te golpee?— le pregunto. Él se ríe.

—Pobres caballos, y repito. Kyungsoo, tu no pesas nada, te lo de muestro. — afirma, me coge de la cintura y con una gran facilidad, me eleva, hasta dejarme sentado en el lavadero, mis pies no tocan el suelo, valla, soy muy bajito, sí Kyungsoo, mira el suelo, porque si le miras el abdomen, torso o cuello, lo violas.

—Deja de cargarme. — le digo, y más parece un ruego que una orden. En ríe.

— ¿Me deseas Kyungsoo?— me pregunta, me mira a los ojos y sonríe más. —Me deseas. — me dice, oh vamos, cómo si yo no lo supiera.

—N-n-n-n-no— tartamudeo. ¿Tartamudeo? ¿Por qué tartamudeo? Ni puta idea. Jongin me pone así. Todo idiota.

 

 


////Narinarinarinanana, Number One, Number One////

 

— ¿Quieres tocarme?— me pregunta. Mierda sí.

—N-n-n-n-no—  el ríe, coge una de mis manos y la coloca sobre su abdomen. Siento corrientes eléctricas, como cada vez que lo toco.

Alguien entra al baño. Jongin lo nota y lo hecha. Yo me congelo. Me vio, tocando a Jongin, con ¿Cómo dijo? Ah, sí, Cara de orgasmo.

Jongin abre mis piernas y se coloca entre ellas, Oh, No. ¡Miren quién ha empezado a despertar! ¡Mini-Kyungsoo, no me delates ahora! ¡Carajo!

Mi cuerpo esta tan cerca de él que siento su calor, y es raro, ya que él está sin polo, pero está caliente, sus ojos tienen otro brillo, sus labios, oh, sus labios, ¿Por qué se me han antojado justo ahora?

Jongin me toma de la nuca, sus labios se colocan sobre los míos. Y ¡Madre mía! ¡Estoy tocando el puto cielo!

Mis brazos se enroscan en su cuello, pegándome por completo a él, su lengua pide permiso para entrar en mi boca, y yo gustoso, le doy acceso, nunca me he besado así con alguien, Jongin es el puto amo, sabe lo que hace, y lo hace muy bien, espero estar a su nivel, pero este no es momento para pensar en eso, ahora solo debo pensar en que, Jongin me esta arrinconando contra el espejo, y ahora está mordiendo mi cuello, oh, sí, Jongin muerde un punto exacto en mi cuello, mi cuerpo da un brinquito, mis piernas se enrollan en su cintura, y el gime. De dolor. Y placer, pero más dolor.

—Uh. — accidentalmente le toque la costilla, ¿Cómo lo hice? Ni puta idea, pero eso sirve para detenerme,  me alejo de él usando mis brazos, mis labios están mojados, sus manos están en mis caderas, sus labios están morados, jadeo al verlo. –Te ves tan, uh. — susurra, y esa es la diferencia entre gemido erótico, y gemido de dolor.

—Lo siento, esto no debería pasar, tu golpe, yo no. —

—Olvídate de mí, acéptame Kyungsoo. —

—Yo no… Jongin, esto está mal. — lo alejo un poco, logro zafarme de él, salto al suelo y huyo, como el cobarde que soy.



Se acerca, me tienta, siento que me pone a prueba. 
Sonríe, se sienta, yo lo miro y me doy vuelta. 
Me cierra el paso, quiere no me echar el lazo. 
El piensa que caigo y de nuevo lo rechazo.

 

                                                                                                                                                                                                   

No voy  a entrar a mi salón en este estado, no tengo idea de qué hora es, así que, voy hacia la cafetería, está totalmente desértica como me la imaginé, me siento en una de las bancas y respiro. ¡Madre mía! ¡Me he besado a Jongin! ¡Y ha sido maravilloso!

Cierro los ojos, aun siento la cara arder y supongo que sigo violentamente sonrojado, inhalo y exhalo con fuerza, ¡Caramba! Jongin es… un… mierda.

No solo se ve bueno, lo está, besa genial, huele delicioso, es guapo, tiene una sonrisa maravillosa y ¡Esos ojos! Todo él es perfecto, y eso es lo que temo. No existe la perfección, ¿Qué pasa si esto es una broma? ¿Qué pasa si todos sus amigos con los que él anda luego quieren golpearme y hacerme la vida de cuadritos? Puedo soportarlo hasta ahora, pero, ¿Lo soportare después? ¡Aun me falta un año para acabar! ¡No quiero que mi vida secundaria siga siendo un infierno! ¡No tengo amigos! ¡Nadie me trata bien! Y de un día para otro, el chico porno se da cuenta de que existo.

—Kyungsoo. —

—Carajo. —

—Un gusto verme, como siempre. — me dice, me sonríe y se acerca peligrosamente a mí, ¿Quiere besarme? Maldición. –Me gusta cuando te sonrojas. — dice.

¿Me está tentando? ¿Por qué sigue sin polo? Su piel sigue pidiéndome cosas, y yo soy muy débil como para no acceder. Rayos. Malvado seas, Kim Jongin.

—Okey. — le digo, paso saliva con fuerza, el ríe. – ¿Podrías ponerte la ropa?— el ríe, se sienta junto a mí, dejando sus hombreras sobre la mesa, me asiente y se pone el uniforme. ¡Sus músculos contrayéndose son un regalo de ver!

No aguanto, soy, débil, le doy la espalda.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Oh, no. contar no ayuda.

Me levanto y camino, ¿A dónde voy? Ni idea. Pero me estoy alejando. Y eso es lo que importa.

Jongin se colca delante de mí, acorralándome, miro hacia arriba, él me sonríe.

—Oh, Kyungsoo, quieres esto tanto como yo. — me coge de la cintura, me acerca a él y reboto con su cuerpo, sus labios me atropellan y jadeo, O sí, yo quería eso. Desde que probé sus labios por primera vez, me declaro adicto. Mis manos van hacia sus hombros, el me levanta un poco y yo me pongo de puntitas, me olvido de respirar, de razonar, oh, su lengua. Su lengua hace maravillas dentro de mi boca. Soy el primero en romper el beso, cuando necesito respirar.

El mantiene su frente apoyada sobre la mía y su respiración irregular hace que su aliento choque de una manera deliciosa sobre mi boca, abro los ojos. ¿Cuándo los había cerrado?

—Jongin, esto…no…—

—Cree en mí, te lo he dicho muchas veces, por favor. —

—Tengo miedo. No. —

—Por favor Kyungsoo, por favor. —

—Déjame pensarlo. —

—Tengo bastante paciencia, de eso se trata contigo, Number One. —

—Hey, Chico Porno. Tranquilo. —

Le sonrió, y él me sonríe, y se ve, jodidamente hermoso.

 


¡Hey!, ¡Hey!, ¿Dónde está? Me ha mirado y me gusta. 
¡Hey!, ¡Hey!, ¿Volverá? Se me acerca y me asusta.

 

—Te acompaño a tu salón. — me dice, yo asiento.

Empiezo a caminar, ¿Decirle sí o no?  Rayos, esto o está bien.

Me encanta. Kim Jongin me encanta.

Maldición. Lo admito.

Todo este tiempo siendo presa de Kim Jongin ha dado fruto. Me gusta Kim Jongin. Me gusta.

¿Qué me espera al lado de Kim? ¿Seré feliz? Si me seguirá dando esos besos, mierda, sí, lo seré. Pero, ¿y si no? ¿Y si pasa algo y todo se va a la mierda? ¿Qué pasará entonces? ¿Qué sucederá conmigo? ¿Sus amigos me odiaran? No creo soportar eso. No más.

Miro hacia la derecha, ¿Dónde esa Jongin? Miro hacia la izquierda. ¿Dónde?

Volteo, Jongin viene corriendo ¿A dónde se ha ido?

Lo miro confundido.

—Perdón, me olvide las hombreras sobre la mesa, te iba a decir, pero te vi perdido en tus pensamientos  no quise interrumpirte. — se disculpa, le sonrío.

—Está bien. — le digo asintiendo.

— ¿Puedo llevarte de la mano?— me pregunta. Yo asiento. El entrelaza sus dedos con los míos y sonríe. De nuevo, esas corrientes eléctricas me invaden, sonrío. — ¿Por qué no me crees?— me pregunta, me tomo un tiempo para pensar.

Camínanos hasta mi salón, él se me acerca y me da un beso en la frente. Me sonríe.

—Porque tengo miedo. — le susurro, el asiente, yo vuelvo a mi salón.

 


Pero chico a quien yo quiero tiene que abrirme la puerta. 
Ser galante tierno y sincero, pues conmigo nadie juega.

 

Cuando la hora del break llega, me regaño mentalmente por no haber desayunado en la mañana y tener la necesidad de ir a la cafetería y encontrarme con Kim Jongin, sentado junto a su grupo de amigos, no es mi culpa. Cada día me levanto y me alisto más temprano con la esperanza de no verlo parado junto a mi puerta esperándome. Pero parece que esas cosas no me suceden a mí.

Muy bien, con bastante sigilo y sutileza camino, tratando de llamar lo más mínimo la atención, pero, es inevitable, toda la escuela me conoce, toda la escuela habla de mí. Todos me odian, pero, no es como si me importara.

Lleno mi bandeja rápido, nada me gusta, pero tengo hambre, cuando termino de llenarla, un chico alto, (bastante alto, más que Jongin) de cabello negro me mira feo. Lo miro imitando su gesto, el esconde los labios en una línea, luego me habla. Parece que me odia.

— ¿Eres Number One?— me pregunta, y sí, un ligero dato, en la escuela me conocen con ese nombre. ¿Algún problema? Yo no tengo la culpa de ser el mejor promedio de todos los tiempos. Aunque la verdad, sí, pienso que, cualquier persona con mucho esfuerzo y dedicación puede conseguir cualquier cosa que se proponga. Yo soy el número uno. El mejor. Intelectualmente, porque en, atletismo y esas cosas… soy un asco.

—Sí, ¿Alguna petición?— le digo, el aprieta los labios y levanta los pómulos.

—Jongin te espera allá, hoy comerás con nosotros. — me dice, de lo más normal señalando su espalda, como si yo fuera a acceder.

— ¿Jongin es tu amigo?— le pregunto, parece, parece que una sonrisa se le escapa de los labios.

—Sí. — me dice, arrugo la nariz.

—Bien, dile a tu amiguito que se puede meter su oferta por el lugar donde más le guste. Y que no me moleste. No estoy de humor para él. — le miro molesto. Espera. ¿Se está riendo? ¿Él puede reír?

—Eres exactamente como te describió, ahora entiendo porque lo tienes así. — él niega con la cabeza y hace un sonido extraño con la lengua. — ¿Vienes por las buenas o te llevo cargando? No importa lo que hagas, Jongin me dijo que te lleve, y te voy a llevar. —

—Carajo. Tengo pies. Gracias. — camino molesto. Es en estos momentos dónde te enfadas por no tener amigos que te defiendan, no es como si ese chico alto me intimide, pero, el director me ha dicho que, por favor, no golpee más alumnos.

Camino hacia Jongin, bueno, hacia su grupo de amigos, son seis, y con el alto, siete. Todos son bastantes guapos. No puede ser. Ahora tengo que soportar sus burlas por no ser suficientemente guapo como ellos, seguro.

—Kyungsoo, siéntate junto a mí, ven. — Jongin levanta la cabeza y me saluda, voy hacia él y le veo, está copiando, bueno, al menos hace su tarea. O la copia. Aunque eso no importa. Me siento junto a él y todos me miran, me siento extraño. Los miro a todos, ¿Por qué estoy aquí? No puedo creerlo, ¡Cómo eh cambiado! –Sí, ellos son mis amigos, no pude ir a verte hoy, así que mande a que te trajeran, ¿No te molesta, no?—

—No, claro que no. Solo me sentí como un paquete, gracias. — le contesto, mirándolo serio, él, y algunos de sus amigos se ríen, miro a sus amigos serio. — ¿Y ustedes qué? ¿Son el grupo arcoíris o algo así? – les pregunto burlándome del color de sus cabellos. Jongin se remueve en su sitio buscando entre su mochila, se vuelven a oír risas. Todos ríen, hasta el chico alto de hace un segundo.

—Ellos se presentarán contigo, ponte esto. — me dice, me da un gorro rojo, me lo pongo con cuidado, él me mira risueño. Me gustan sus ojos. –Lo vi y lo compre porque me acordé de ti. Te queda perfecto. —  creo que me sonrojo, pero solo le giro los ojos.

—Me veo genial con todo. — le digo, una vez más, las risas se oyen.

—Eres hermoso. — deja de mirarme y mira a los demás. —Preséntense, estoy a punto de acabar. — les dice a los demás chicos. El primero en hablar, es el chico alto, de cabello negro.

—Soy carisma. Me llamo Sehun, Oh Sehun. — aquí es bastante normal un nombre de pila, por eso, todas las personas “importantes” tienen uno, yo soy “Number One” por ejemplo. –Un gusto. —

—Soy Style, Dime Kris, Mi nombre es personal. — dice un chico, tiene extrañas cejas, una línea rapadas, son raras, pero, de alguna extraña forma, se ve genial. Su cabello es casi naranja. O ¿es rubio?

—Wu Fan, se llama Wu fan. — un chico de ojeras, de cabello verde, habla, parece que tiene sueño. –Soy Panda, Me llamo Tao, Zi Tao. Puedes contar conmigo cuando quieras. — me sonríe, oye, el chico es lindo, le sonrío de vuelta.

—Soy Orejas locas, Chanyeol, eres muy guapo. Pero no puedo estar contigo, mi novio esta embarazado, y Jongin me golpearía. — demasiada sinceridad para mi gusto. Gracias. Ese chico es raro, su cabello es… ¿Morado?

—Soy Ciervo, Me llamo Luhan, eres bastante lindo y guapo, al fin Jongin ha escogido una buena pareja, no como esas chicas estúpidas, espero que seas un buen novio, ese chico lindo de allá, Carisma, es mi novio.— dice, yo rio. Demasiada sinceridad de nuevo. ¿Su cabello es rosado? Iugh. Una cosa es ser gay, y otra cosa actuar como una jodida loca.

—No soy su novio. — Sehun Habla, yo rio. Esto es divertido.

—Soy  Dorito, me llamo Taemin, soy el hermano de Jongin. — es cierto, se le parece mucho, solo que, más delgado, rubio, y no tan negro… y no, negro. — luego ríe, hay un chico más, del que no me había dado cuenta, está dormido, tiene el cabello naranja. –Sí, él es. — una sonrisita se le escapa. –Lo sabrás luego, se llama Lay, y cuando no está dormido, es un buen chico. — dice riendo.

Todos ríen. Jongin bota un suspiro  cierra el cuaderno, su ara de satisfacción me hacen dar ganas de darle una palmadita en la cabeza, de esas de: “Bueno chico, Lo haces bien.” Pero no. Eso no pasará.

—A ti. — señalo a Sehun, sé que es de mala educación señalar a la gente, pero no me importa. –Entiendo que se siente el tener que negar siempre lo mismo, igual, el que me haigas hecho sentir como un paquete, no me permite ser tu amigo aún. — me encojo de hombros, Jongin me mira riendo, se ve lindo cuando achina sus ojos de esa manera. –A ti. — señalo a... ¿Kris? –Me encantan tus cejas. — Kris mueve las cejas y yo rio aplaudiendo como foca. Miro a Jongin, ¿Han visto esas caras de los chicos, cuando se enamoran? Sí, Stupid face mode on. –A ti. — señalo a Tao. –Eres muy lindo, Gracias por el apoyo. — le sonrío y él me sonríe de vuelta. –A ti. — señalo a Orejas Locas, Oh, es cierto, es orejón el chico. Su cabello no es lo único que llama la atención de su cabeza. –No quiero que me vuelvas a dirigir la palabra en lo que te queda de vida. — todos explotan en risas, el chico raro hace un ademán de hablar. Pero yo lo cayó. –Ah. Ah. Ni una sola palabra… A ti. — Señalo al chico de cabello rosado. –Jongin. No. Es. Mi. Novio. — suspiro, de nuevo risas, Jongin sigue con Stupid face. Lo ignoro. –A ti, hermano de Jongin, Taemin. — Taemin me mira riendo. –No sabía que Jongin tenía hermanos, eres muy parecido a él, solo que, rubio y no negro. — una vez más, todo explotan en risas, esta vez les da un ataque global, todos empiezan a aplaudir la mesa y cogerse su barriga. Jongin me mira dolido.

                                                                                                                         

— ¿Me dijiste negro?— me pregunta bajito. Yo le sonrío, contagiándome de las demás sonrisas. El ríe.

—Solo un poquito, Jongin. — le hago el signo con mi mano, él se me ríe completamente y me coge la mano, me acerco a él, y susurro. — ¿Por qué eh tenido que conocerlos?— le pregunto.

—Ellos son mi familia, estoy siendo sincero contigo, eres importante para mí. — me susurra. –No estoy jugando contigo. —

 


Number One, Number One, 
ese chico cree que es el primero, 
el piensa que me muero, 
que por el me desespero, 
Number One, Number One, 
de narices va a caer al suelo, 
 ¡Él cree que voy al cielo por su cara de pilluelo!

 

 

Resulta que me llevo bien con el resto de los chicos, nos pasamos hablando y platicando de algunas cosas, todos son muy divertidos y tienen muchas cosas en común, sobre todo, el baile, por eso Jongin me llevo a la sala de baile, llena de espejos, la verdad es que sí. Creo que Jongin merece una oportunidad.

El timbre suena y yo hago un puchero, valla, me estaba divirtiendo.

Jongin me sonríe, me coge de la mano y me lleva a mi salón, Jongin es muy tierno. ¿No tendrá vida propia?

Todos nos observan caminar de la mano, y por primera vez, no tiemblo, no tengo miedo, no hay temor, es más, me siento seguro, me siento feliz.

Cuando voy a entrar a mi salón, lo encaro, el me mira confundido.

—Jongin, pregúntame. — le digo, el me mira extrañado.

— ¿Qué hora es?—

—No. —

— ¿Te hiciste un nuevo peinado?—

—No. — no espera. –Sí, tengo un gorrito rojo. Pero no. —

— ¿Tienes sueño?—

—No. —

— ¿Hiciste tu tarea?—

—No. — eso es mentira, pero ver su cara de frustración con cada “No” que le contesto me encanta.

— ¿Estas en tus días?— ¿Qué carajos? Una sonrisa se le escapa de los labios.

—Mierda. No. —

— ¿Quieres ser mi novio?—

—No. — espera, lo dijo. –Sí. —

Su sonrisa se agiganta en segundos, me acerca, me abrasa, me da un beso.

Oh, los besos de Jongin~

—Te mueres por mí. — me dice. –Te dije. —

Su sonrisa es tan bonita, que solo por eso no se la voy a borrar de un golpe.

—Sí. — le digo, el ríe. –Si piensas que me muero por ti, de narices te vas a ir al suelo. —

—En la mañana bese tu puerta, y la vez pasada, bese el suelo. Un golpe más, creo que estoy acostumbrado. — susurra. Que guapo es con esa mirada risueña~ —Entra ya, nos veremos en la salida. — un beso más, luego me empuja. Yo solo puedo sonreír.

 

¡Hey!, ¡Hey!, ¿Dónde está? Me ha mirado y me gusta. 
¡Hey!, ¡Hey!, ¿Volverá? Se me acerca y me asusta. 
¡Hey!, ¡Hey! ¿Dónde está? Me ha mirado y me gusta. 
¡Hey!, ¡Hey!, ¿Volverá? Se me acerca y me asusta.

 

 

 

Le espero fuera de mi salón, pero no está, voy al baño, y no le encuentro, ¿Le pasó algo malo?

—Number One. — una voz conocida me llama, me giro y veo a Kris. Mieeeerda. Es todo un titán. A su lado soy un Mini — Hobbit.

—Style. — le digo, el asiente, se ve serio.

—Jongin pide que te lleve a casa, está en enfermería, parece que se fracturo un brazo, y si a eso le sumamos la costilla de ayer, y la pierna. Esta bastante jodido. — me dice.

Qué. ¿Qué? ¡¿Qué?!

—Llévame con él. — le digo, el me arruga la cara.

—Number…—

—Mira, Wu Fan, Si no me llevas con él, en este mismo momento te partiré las bolas, y no te dejes engañar por mi tamaño. —

—Do Kyungsoo, nadie me llama por mi nombre y me amenaza en una sola oración.— me mira feo pero me mantengo firme. Ese Wu no me va a ganar. –Me gustas. — y luego sonríe.

¿Es bipolar?

 

Pronto estamos en la enfermería, jamás en mi vida he corrido tan rápido.

Cuando entramos Jongin está en la camilla, con cara de dolor y con una bolsa de hielo sobre el hombro, cuando me ve sonríe.

—Te dije que iba a venir, me debes seis dólares Yeol; Hola, Kyungsoo. — mierda, está sin polo. –Intenta no violarme con los ojos. — sonríe. Me sonrojo.

— ¿Por qué no sabía de tus otras lesiones?—  pregunto fingiendo enfado.

— ¿Perdón?— me dice, agachando la cabeza. Me acerco a él, y le doy un beso.

—Quién diría. El Number One, y el mariscal, el mejor bailarín. El otro; Number One. Juntos. —  se oye.

Es cierto. Quién diría.



Narinarinarinanana, Number One, Number One. 
Narinarinarinanana, Number One, Number One. 
Narinarinarinanana, Number One, Number One. 
Narinarinarinanana, Number One, Number One.

 

Pau – Pau.

Notas finales:

¿Qué tal? 

¿Me dan amor o me lo quitan? 

Estoy preparando un pedido~ c: 

¡Pronto tendrán noticias mías, bebés!

 

Ewe.

¡Nos leemos pronto! 


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