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Sin ti no muero, pero tampoco vivo por MissTakarai

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Notas del capitulo:

Actualizando!!!!!

CUANDO VOLVÍ A ENCONTRARTE

 

 

Una semana después, se la pasaba metido en el departamento de You. Trataba de no hacerlo notar, pero sentía horror de salir a la calle.  

Sentado en la cama llenó con agua el vaso que tenía al lado. Cogió un par de pastillas y se las tomó en una sola dosis, una vez terminó de beberse el agua se quedó mirando la pared.

— ¿Gackt…? —You estaba apoyado en el umbral de la puerta.

—…

— ¿Qué tienes Gackt…? ¿Por qué estás haciendo eso? ¿Por qué volviste a las pastillas?

—No sé de qué hablas…

— ¡Vamos Gackt! — caminó hasta la cama y se sentó a su lado mirándolo molesto — No olvides quién soy yo… soy psiquiatra pero también soy tu novio, no puedes engañarme, ¿Qué pasa? Estas muy raro desde que volviste, ¿Pasó algo que no me hayas contado?

—Nada… no pasó nada.

You bajó la cabeza.

— No es cierto…

— ¿Qué?

— ¿Estamos con secretos nuevamente Gackt?

—Pues si dudas de mí, no le veo caso seguir con esto… — se puso de pie dispuesto a irse, pero You lo sujetó de la muñeca suavemente, se dio vuelta y él miraba el piso sin soltarlo.

—La petición de matrimonio… ¿Al menos eso fue verdad…? — Sollozaba — Ya no sé… ¿Qué debo creer? Sé que me amas, pero, que de un momento para el otro me pidas que me case contigo… Es que simplemente no…

— ¿No crees que haya sido sincero?  

 —Así es… — levantó la mirada y se encontró con unos ojos totalmente aterradores, Gackt tenía una expresión amenazante en su rostro.

—Entonces déjame que te lo demuestre, déjame que te demuestre cuanto te amo. — susurró.

Sin más, Gackt lo empujó con violencia contra la cama, se recostó sobre él besándolo con posesión. El acto era rudo, más que sentirse cariñoso, lastimaba.

— Gackt… — invocaba cada vez que podía, hablando entre besos. — ¡Detente! ¡¿Qué crees…que?!

Camui estaba totalmente ido, no lo escuchaba, sólo se concentraba en besarlo, así bajó hasta su cuello y lo mordió con rudeza. You gritó por la acción, rogándole que se detuviera, pero más que hacerlo, ahora su amante le arrancaba prácticamente la prenda superior del pijama. Besó y mordió con violencia cada centímetro de piel ahora descubierta sujetándole las manos sobre la cabeza, pero luego lo soltó y sentándose, se concentro en quitarle la parte inferior, pero You se resistió sujetándola, ambos forcejeaban.

— ¡GACKT BASTA!

Entonces la prenda se rasgó. Ambos se quedaron inmóviles. You lo miraba con dolor hasta que finalmente se recostó por completo en la cama, como si no le importara más lo que Gackt hiciere con él, por su parte el otro salió de su trance, comprendiendo lo grave de sus acciones.

—You… lo… lo siento…

—Ya no importa…

—You… yo…

— ¿Volviste a ver a Hyde-san?

—… — lo miró con los ojos desencajados, ¿Cómo lo sabía? Aun así lo negó. — Claro que no, ¿Por qué crees…?

—No lo ocultes más, por favor no soy tonto… debe ser eso, sino ¿Por qué actúas de esta manera? Además… ayer… — sollozaba nuevamente — ayer mientras dormías… lo nombraste…

Esto lo dejó al descubierto, no podía decirle que no, pero tampoco que sí, ¿Cómo decirle que lo había vuelto a ver y que, por eso de forma egoísta le pedía matrimonio para alejar al fantasma de Hyde? Debía pensar en algo…

—Durante el tratamiento me dijiste que sería imposible olvidarlo tan rápido… no te lo puedo ocultar You, pero yo aún pienso en él, y más ahora que acabo de recorrer mis pasos en Japón… no debía extrañarte que lo mencionara, después de todo acabo de recordar todo lo concerniente a él. Y en cuanto a las pastillas… es cierto, he vuelto a tomarlas ¿Por qué? Pues por lo mismo, lo recordé todo de golpe y me causó un ataque de ansiedad, son sólo ansiolíticos amor… no es nada de lo que debas preocuparte…

—Gackt… ¿De verdad? Lo siento, creí que… — lloraba sentándose y poniéndose a la par de él mientras situaba una mano en su mejilla. — no debí pedirte que fuéramos, fue mi culpa…

— ¡Claro que no! No digas eso, si no hubiera sido ahora ¿Cuándo? Él que lo siente soy yo… lamento haberte hecho esto — el también comenzó a llorar — lo siento…

Entonces ambos se besaron dándole paso a las caricias y así, a la expresión máxima del amor, esta vez dulce y cálida.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

 

Pasaron unas semanas, y todo parecía volver a la normalidad, Gackt era de nuevo el mismo, y eso tenía tranquilo a You. Gackt le había contado que pensaba comprarse una casa, y eso de cierta forma lo puso triste, pues eso quería decir que no vivirían más juntos, claro, hasta que se casaran. La noche cuando discutieron, al reconciliarse, él había aceptado su petición, así, dentro de un mes estaría unido a su Gackt, ya ambas familias lo aprobaban, así que un mes viviendo separados no significaba nada, es más, era muy sano antes de pasar el resto de sus vidas juntos. Y en cuanto a sus dudas, decidió confiar en él, es lo que necesitaba, confianza, así lo dejaba hacer sus cosas con total libertad, él se iba a trabajar al hospital psiquiátrico mientras Gackt, se ocupaba en la construcción de la nueva sede del “Crescent Bank” y en la búsqueda de su nuevo hogar.    

Así, una tarde que se encontró con él para almorzar le dijo que le tenía una sorpresa, ambos se subieron al coche nuevo de Gackt y se dirigieron a una zona residencial. Se estacionaron y tapándole los ojos lo guio hacia afuera, se los descubrió y le mostró la amplia y lujosa mansión que había adquirido.

—Este será nuestro cuartel general cuando nos casemos. — le dijo.

Las cosas eran maravillosas, era un sueño del que no quería despertar jamás. Lamentablemente cada sueño siempre tiene su momento para morir.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

 

Sonreía cada vez que podía, haciéndole sentir a su pareja que todo estaba bien. Pero no lo estaba. Ya no tomaba las pastillas, eso sí, pero todo dentro de él era un caos, y a eso se añadía esa sensación de ser basura por lo que le estaba haciendo a You. Iba a casarse, eso era un hecho, pero no lo hacía por estar realmente enamorado, aunque al principio creyó que lo estaba, pero cuando volvió a ver a Hyde… ¿Lo hizo? Ya ni siquiera estaba seguro de eso, pues no lo había vuelto a ver, ni una sola vez, lo que significaba que su plan estaba funcionando, al proponerle matrimonio a You el fantasma de Hyde se había alejado. Pero aún cabía la posibilidad de que no fuera un fantasma, por lo que cada vez que iba a supervisar la construcción del banco, se daba una escapada de al menos tres horas, en las que se paraba en la puerta del aeropuerto con la esperanza de encontrarlo, o al menos al tipo que lo acompañaba aquella vez. Pero nada, absolutamente nada, pasaban los días y no lo veía.

Ese día había adquirido su nueva mansión y se la mostró a You. Él estaba feliz, se fueron y festejaron dándose un gran almuerzo en un restaurant. Luego llevó a You de vuelta a su trabajo, lo dejó allí y pensó en ir de nuevo al aeropuerto. Manejaba por entre las calles bastante distraído, pensando en que si esta vez no encontraba al tipo que se parecía a Hyde, ya dejaría de hacerlo. Entonces doblando por una esquina frenó en seco a punto de atropellar a una persona.

— ¡AHHH! — gritó ésta agazapándose.

Gackt se asustó mucho pero luego mandó al demonio todo susto y se bajó como un loco de su automóvil hacia el tipo que casi atropella, era el travesti del aeropuerto.

— ¡Eres tú! — lo tomó de ambos brazos con total euforia.

— ¡Qué demonios…! ¿Eh? — él también pareció reconocerlo. — ¡¿Tú de nuevo?! ¡Es que acaso siempre que nos encontremos vas a lastimarme!

—Lo lamento, ¿estás lastimado? ¡Ay pero eso no importa ahora, necesito hacerte una pregunta!

— ¡¿Cómo que no importa?! ¡Casi me matas!

— ¿Qué está pasando aquí…?

Ante el sonido de aquella voz resonando en los recovecos más profundos de su ser, se paralizó. Aquella hermosa melodía, que él reconocía tan bien, provenía de sus espaldas, así el tiempo pareció detenerse, pues nada se movía alrededor, incluso él, no podía, no quería darse vuelta pero tenía que hacerlo, era necesario. Como si se tratase de una película a la que se la reproduce por escenas soltó al tipo al que casi atropella, se giró por completo y entonces lo vio. Ahí, frente a él estaba Hyde Takarai.

— ¡Chachamaru! — gritó de pronto, entonces corriendo se le acercó y rebasándolo se aproximó al hombre vestido de mujer y lo sujetó de los brazos, examinándolo con preocupación. — ¡¿Estás bien?!

—Me golpeó la rodilla — se quejó este.

— ¡Ey tú! ¡¿No puedes ser más cuidadoso?! ¡¿Crees que por tener un auto tan…?!

Y hablaba y hablaba, pero Gackt ya no razonaba, simplemente se mantenía totalmente perdido en esa voz. Entonces las lágrimas comenzaron a brotar por sus ojos, no podía impedirlo, así como tampoco nada podía hacer para evitar los espasmos de su cuerpo que ahora temblaba descontrolado.

— ¿Estás bien…? — le preguntó el tal Chachamaru al notar que no apartaba la mirada de su pequeño amigo.

Sin embargo antes de que pudiera darse cuenta, ya había empujado a este hombre, apartándolo con algo de violencia de aquel ser y sin más se plantó frente a éste sujetándolo de los hombros. Se asustó y retrocedió un poco pero no pudo alejarse, ya Gackt lo tenía bien sujeto. Las lágrimas caían de forma más copiosa ahora que sentía ese cuerpo, ahora que sentía ese calor que sólo los seres vivos y no los fantasmas poseen, ¿Cómo era eso posible? Debía asegurarse, así que elevó sus brazos y acarició su rostro con premura, su cabello, su rostro de nuevo, necesitaba palparlo y convencerse de que no estaba soñando. Aquel joven delante de él se quedó paralizado, así ya convencido de que esa persona era de carne y hueso, lo abrazó. Lo abrazó con tanta fuerza pretendiendo que nunca más se alejara de él. Esto era simplemente increíble, era como si la vida le diera una oportunidad más para redimirse con el ser al que nunca dejó de amar.

—Hyde… Dios mío, Hyde… — lloraba como nunca antes — ¿Por qué? ¿Por qué me hiciste esto? ¿Por qué…?

— ¡¿Qué crees que haces?! — era Chachamaru, esta vez fue él quien lo empujó alejándolo del pequeño. — Este tipo da miedo, vámonos…

— ¡¿Qué te pasa?!— Gritó Gackt — ¡Lárgate de aquí y déjanos solos!

— ¡No lo trates así! ¡¿Quién te has creído?! — lo defendió.

—Está loco, vámonos Hideto…

De pronto Gackt cambió su expresión, se había quedado atónito.

— ¿Cómo… cómo lo llamaste?

—Por mi nombre. — contestó su adorado ángel tajantemente. — no entiendo porque me llama Hyde, ese no es mi nombre, mi nombre es Hideto.

—No… no, no, no, no… — negaba sonriendo incrédulo. — ¿Qué estás diciendo Hyde? No bromees…

—No lo hago, es obvio que usted me confunde con alguien más, está usted muy alterado, será mejor que se vaya a su casa y deje de conducir como un loco, es una amenaza.

— ¡Deja de jugar conmigo Hyde! ¡¿Acaso no me reconoces?! Soy yo, Gackt…

— Escúcheme bien señor, yo no lo conozco, y si esta es una broma, créame que no es gracioso, o si es una forma de acercarse y tratar de robarnos, ni lo intente que sabemos defendernos.

—Hyde… por favor… — se le acercó nuevamente tomándolo de ambos brazos, pero se éste se quitó el agarre con brusquedad.

— ¡¿Qué parte de “No me llamo Hyde” no entiende?! ¡Yo me llamo Hideto! ¡Hideto Kitamura!

¿Qué? ¿Acaso dijo “Kitamura”? ¿Qué estaba pasando aquí?

—No… no puede ser… tú… tú eres Hyde… Hyde Takarai… — de pronto la vista empezaba a nublársele, tal vez serían las lágrimas que comenzaban a emanar nuevamente.

—Jamás oí ese nombre, ya se lo dije, usted me confunde… vámonos Chacha…

Así ambos se fueron, murmurando mientras lo miraban de rato en rato. Más Gackt sentía algo raro, era como si todas sus fuerzas lo hubieran abandonado, su vista estaba cada vez más nublada, la cabeza le daba vueltas y sudaba frio, además su corazón le dolía terriblemente. Estiró una mano, como si a la distancia quisiera sujetar a su ángel, no podía, no podía darse el lujo de perderlo nuevamente.

—No te vayas… — susurró apenas, y fue oído, tanto él como su amigo se dieron vuelta — No me dejes de nuevo… por favor…

Entonces un dolor insoportable se hizo presente en su pecho y sin más se desplomó.   

 ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

 

—Gackt… Gackt… — una voz lo llamaba en una mezcla de dulzura y tristeza. — Gackt…

Entonces abrió los ojos. Una luz lo encegueció pero poco a poco pudo ver el rostro preocupado frente a él. Era You.

— ¿You?

— ¡Gackt! Gracias al cielo ¿Qué te paso?

—no lo sé… ¿Dónde estoy?

—En el hospital…

— ¿Qué? ¿Cómo llegué hasta aquí?

—Tú dime… me dijeron que un par de vagabundos llamaron al 911, y que les preguntaron pero ellos no sabían porque estabas así, simplemente te encontraron en el suelo ¿Qué hacías en ese barrio?

— ¿Vagabundos?

—Así es. Es un milagro que no se robaran tu auto, pero no respondiste a mi pregunta.

— ¡¿Están ellos aquí?! — se sentó precipitadamente pero las fuerzas lo abandonaron. — ahh…

— ¡Gackt por favor! No te levantes… — lo recostó.

— Lo siento… no recuerdo muy bien porqué estaba en ese lugar, creo que quería tomar un atajo para llegar al banco… dime, ellos están aquí.

— ¿Quiénes?

—Los “vagabundos”. 

—No, ¿Por qué te preocupan tanto?

— ¿Eh…? — que tonto, había sido muy descuidado, ¿Qué le diría? Que había encontrado a Hyde? En una misión casi imposible trató de tranquilizarse y no hacerle notar a su pareja su desesperación por salir de ahí y buscar a Hyde de nuevo — Por nada en especial… es sólo que me gustaría agradecerles…

Entró el médico.

— buenas noches… vaya, ya despertó Mr. Camui.

—Doctor, ¿Qué pasó? ¿Qué es lo que tiene? — intervino You.

—Pues según los análisis, Mr. Camui sufrió un infarto.

— ¡¿Cómo?! Pero, pero si él es muy joven…

—Últimamente no es muy raro, créame. Mr. Camui, ¿Ha estado sometido a mucho estrés en las últimas semanas?

—La verdad, sí. Por lo de mi nueva vida, la construcción del banco… creo que todo se me vino encima.

—Además, ¿Estuvo tomando ansiolíticos?

—Si…

—Debe ser cuidadoso, no se deben tomar esos medicamentos tan a la ligera, estos pueden sedimentarse en el cuerpo y tapar las venas si lo hace sin una prescripción.

—Lo siento…

—De acuerdo, Mr. Camui está ya estable, pero me gustaría que se quedara esta noche para observación, le dejaré un instructivo para las medicaciones y los cuidados ¿Si?

—Muchas gracias doctor…

Y éste salió. Ellos se quedaron conversando un rato más hasta que You tuvo que irse porque la hora de visita había llegado a su fin. Gackt no pudo concebir el sueño esa noche. Su pensamiento estaba inmerso en aquella persona a la que él llamaba Hyde, pero que el mismo negaba llamarse así. ¿Qué era esto? ¿Qué estaba pasando? ¿Hideto? No dejaba de pensar en eso. Si, ahora era rubio, pero estaba cien por ciento seguro de que era él, ¿Lo estaba? Ya no sabía que pensar, pues de ser el verdadero Takarai, lo habría reconocido, y lo habría mandado al diablo por todo lo que pasó entre ellos, pero no, realmente no lo reconocía. Y ese apellido… ¿Kitamura? Esa no podía ser coincidencia, ¿Estaría su amigo Ken detrás de todo esto?

Entonces tomó una decisión.   

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

 

Gracias a que no fue nada grave, salió al día siguiente y toda la semana a continuación se dedicó a amoblar su casa, incluso la nueva sede del “Crecent Bank” ya iba a inaugurarse. Tanto él como You corrían como locos esa noche alistándose para la cena que se daría en honor del nuevo presidente y las nuevas instalaciones del banco. Incluso su hermana había llegado del Japón. Toda la mansión era un caos con los sirvientes preparando todo para la llegada de los invitados. Entonces Gackt fue a recibir a los primeros que arribaron, así pudo reconocer a una persona entre la multitud, se acercó a él y este le dijo:

—Camui-sama… — el hombre era japonés — necesitamos hablar.

Él le hizo un gesto y sin que nadie los notara, ambos se fueron al despacho de Gackt.

— ¿Qué me tienes?

—Se sentirá satisfecho con lo que averigüé para usted… no por nada soy el mejor detective privado de todo el Japón…

Así, este hombre sacó un sobre, se lo entregó y Gackt abriéndolo observo un grupo de fotos. Mientras el hombre rezaba su informe.

—Esta persona responde al nombre de Hideto Kitamura, de eso no hay duda… —Gackt miraba con gran delicadeza una a una las fotos, ahí estaba su ahora rubio Hyde, todas las fotos fueron tomadas sin que él lo notara — pude investigar que según los registros de constitución, él nació en Japón pero a los seis meses de edad vino a vivir a Estados Unidos con sus padres. Los padres murieron dos años después e ingresó a un orfanato — Gackt sonreía, ¿Qué era toda esa basura? — ahora es estudiante en la universidad de New York  y cursa el segundo año de diseño y remodelación de interiores, así como un taller de pintura artística… además… gran parte de la tarde la dedica a su trabajo, él es un sexoservidor…

Gackt dejó caer las fotos, se puso de pie y miró incrédulo a su detective.

—Debes estar equivocado…

—No señor.

— ¡VUELVE ALLÁ Y CONFÍRMALO! — se salió de sus casillas.

—Si señor… — tomó su saco dispuesto a retirarse.

—Espera…

— ¿Señor?

Gackt estaba agachado recogiendo las fotos hasta que tomó una en particular.

— ¿Quién es éste?

El detective se aproximó nuevamente y mirando la foto le informó.

—Esta persona es el hombre con el que vive, y según pude averiguar vivió con él desde que salió del orfanato, su nombre es Yun Sawada.

Gackt se petrificó, oía su corazón y el flujo de su sangre en los oídos, entonces tomó su saco también.

—Llévame contigo…

Así ambos salieron, algunos invitados vieron al flamante presidente irse con destino desconocido. Afortunadamente You no lo vio, pero no tardaría en enterarse de su ausencia. No le importó, y conduciendo a toda velocidad fue al lugar donde decía el detective “Hideto” vivía. Se pararon durante casi una hora en la esquina de enfrente mirando escondidos detrás de un muro a la puerta del condominio ese. Pronto un taxi arribó, Gackt sentía su pulso a mil. De éste salió Hideto riendo, estaba acompañado, entonces detrás de él salió esta persona.

— ¿Te divertiste Hideto?

—Claro, la película estaba muy interesante, aunque no la miré tan atentamente.

— ¿A no?

—No, porque te veía a ti… Yun… — y ambos se besaron. Pronto se internaron en ese complejo de apartamentos.

 

Gackt se había pegado a la pared, de espaldas a esta respiraba de forma agitada con los ojos bien abiertos y clavados en la nada. El  detective le preguntaba si estaba bien, estaba asustado ante la reacción de su cliente. Entonces un par de palabras se hicieron presentes en los labios del millonario:

—Tetsuya Ogawa…

Continuará…

  

 

 

Notas finales:

Espero sus comentarios y les agradeceria mucho que lehagan propaganda :3


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