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Sin ti no muero, pero tampoco vivo por MissTakarai

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Notas del capitulo:

Actualizando!!!!

CUANDO LA VIDA TE PUSO DE NUEVO EN MI CAMINO.

 

—Hola Hideto… ¿Te acuerdas de mí?

Aquel tipo se ponía frente a él, nuevamente.

— ¿Eh…? ¿Tú de nuevo? ¿Qué haces aquí? Ya te dije que yo no soy… ¿Cómo me llamaste?

— Solo quiero platicar un rato contigo…

— ¿Platicar? No pensarás pasarte de listo de nuevo y toquetearme fingiendo que me conoces ¿Verdad?

—No, sólo quiero platicar, además… no veo porque te moleste que te toque, ¿No es una de las cosas más comunes en tu trabajo?

— ¿Cómo…? ¿Qué estás diciendo?

—Vamos Hideto, dejémonos de juegos, tú aquí a media tarde en una de las plazas más conocidas por la clase de negocios que se ofrecen… ¿O es acaso coincidencia que vengas todas las tardes aquí y luego te vayas con algunos desconocidos? ¿Son acaso tus amigos?

— ¿Has estado siguiéndome?

—Por supuesto, desde que te vi… no he dejado de pensar en ti, así que… No te molestará si te acaricio la mejilla ¿Verdad? — se acercó y le acarició.

—Claro que sí, todo es permitido, si pagas por ello…

Entonces Gackt sacó un par de billetes del saco sin dejar de mirarlo, así Hideto tomó el dinero y se lo guardó sin dejar de verlo tampoco.

—Ok, ¿No piensas desmayarte esta vez?

—Jaja, claro que no.

— Y ¿A dónde vamos?

Hideto caminó por delante cual niño que camina haciendo pequeños pasitos rítmicos. La mente de Gackt se perdía en ese instante en que le acarició la mejilla, convenciéndose de que era su Hyde y que estaba vivo. Recordaba entonces esa noche cuando pareció entender toda esa situación, y aunque había muchas cosas que no sabía y que no le cabían en la cabeza, no importaba, mientras fuera cuidadoso y mantuviera a Ogawa Tetsuya alejado. Recordó cuando luego del shock que le causó ver a Hyde y Tetsuya juntos, volvió a duras penas a su mansión y tuvo que afrontar a su hermana y prometido furiosos. Pero eso ya no importaba, después de todo tuvo que mentir y rogaba al cielo porque no lo notaran. Una semana había pasado desde aquello, y Gackt no dejaba de preguntarse por qué el destino parecía burlarse de él trayendo de vuelta a Hyde quien no parecía tener un ápice de memoria de su vida anterior, pero que había continuado con ese terrible trabajo al que se había dado luego de que él le destruyera la vida. Si, se la había destruido, y aún así era una de las cosas más importantes que él no parecía recordar…

 — La tierra a Marte… ¿Y bien? ¿A dónde vamos…?

— ¿Eh? Lo siento…

—Conozco un hotel cerca de aquí, es lujoso, seguramente a ti te gustan ese tipo de…

—Estaba pensando en una cafetería.

— ¿Una cafetería?

—Sí, ya te dije que quiero hablar.

— ¿Ummm? Eres raro… bueno, ¿Qué te parece esa? — Le señalaba una cruzando la calle.

—Perfecta.

Así, ingresaron a una llamada Loreley, modesta, pero muy sobrecogedora, se sentaron y pidieron un café, y a petición de “Hideto” le compró una rebanada de tarta de limón… la misma que una vez hace años en su auto, le dijo era su favorita…

— ¿Y…?

— ¿Umm? — lo sacó una vez más de sus ensoñaciones.

— ¿Qué pasa? Te me quedas mirando y no haces nada más, ese comportamiento no es común en alguien que contrata a un acompañante.

— Ok, haré algo…

Entonces se puso de pie y agachándose sobre la mesa, lo besó.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

— ¿Doctor Kurosaki…? ¡DOCTOR KUROSAKI!

— ¡Ahhh!

—Lo siento doctor, no era mi intención asustarlo pero desde hace rato que quería que me firmara esta acta… — le decía una enfermera con un expediente en mano.

—Yo lo lamento… bien… — firmó y ella salió.

Entonces trató de volver a sus quehaceres revisando esos historiales, pero no pudo, una vez más se enfrascaba en esos pensamientos de aquella semana atrás que lo atormentaban. Recordó ese día de la inauguración del banco, cuando sin más Gackt desapareció y luego hizo su aparición dos horas más tarde cuando la mayoría de los invitados ya se habían ido. Tanto él como su hermana lo retaron, pero él, despachando a los que quedaban, los llamó a su despacho y les dijo que la persona con la que estaba era un inversionista japonés muy importante y que por eso fue hasta las instalaciones del banco donde firmaron un convenio de cooperación mutua. You miraba y miraba a ese tipo y no le parecía para nada un inversionista, pero no tenía nada para refutarlo. Pero lo que más extrañado lo tenía, era que además, de un momento para otro decidió cambiar el nombre del banco a “Reborn Bank” y que además mantendría el nombre con el que había sido internado en el sanatorio: Satoru Okabe. ¿Por qué? Fue lo que preguntaron, y él respondió, bebiendo una copa de whisky de forma desesperada, que quería comenzar una nueva vida, desde cero sin tener que vivir a la sombra del apellido Camui ni de los afamados bancos “Crecent”. ¿Sería esa la razón? No, algo dentro de él le decía que no, y que había algo mucho más oscuro detrás. ¿Habría más bien alguien detrás? Eso era lo que más le carcomía el alma. ¿Cuándo se había vuelto celoso? Ni siquiera él mismo conocía esa faceta de su personalidad, y ahí estaba, con ese sentimiento amenazando con destruirle su razonamiento ante el fantasma de alguien que podía como no, ser real.

Suspiró y mirando por la ventana de su consultorio sacó una pastilla de su gaveta y se la tomó, esperando que milagrosamente esta le quitara aquella ansiedad y los nervios.

  ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

—Esto… — Hideto no sabía qué hacer, pues luego del beso, aquel tipo frente a él había comenzado a llorar. Si bien no lo hacía como para que todos los presentes lo notaran, lo hacía en silencio tapándose el rostro. — Por favor no llores…

—Lo siento… es que tú me recuerdas mucho a alguien…

— ¿De verdad?

—Esa persona murió…

—Lo lamento…

—No te preocupes, es más… debes disculparme por reaccionar así… Y bien, háblame de ti.

— ¿Qué te hable de mí?

—Quiero saberlo todo, hace cuanto resides en Estados Unidos, si estudias, con quienes vives…

— ¿Cuál es tu interés?

—Ya te lo dije, sólo quiero platicar. Y si me lo permites, hay algo que quiero proponerte… yo quiero que seas mío, sólo mío…

—Al fin sacaste las garras.

—No es lo que te piensas, mi intención es sacarte de esto…

— ¡¿Qué?! ¡¿Acaso eres policía?! — se levantó asustado.

—No Hideto… — colocó su mano suavemente sobre la suya.

—Debes serlo, hay muchos policías que quisieran sacarme de mi trabajo, según dicen ellos a una “rehabilitación” Ja, como si yo estuviera enfermo.

—No soy policía y no te propongo una “rehabilitación” ¿Quieres sentarte? —Lo hizo — Yo voy a pagarte porque vengas todas las tardes a mi casa y te quedes ahí, hasta que tengas que irte a cumplir algún estudio o responsabilidad.

— ¿Sólo me quedaré ahí? ¿Sin hacer nada?

—Así es, nada más que platicar…

Se tomó unos largos minutos para pensarlo, finalmente respondió.

—Si tu verdadera intención es que nos quedemos así, sólo conversando sin que pase nada más, es tu problema, pero yo te cobraré como si pasara.

—Es justo…

— ¿Tienes tanto dinero para eso? —preguntó con ironía.

—Por supuesto… No me presenté bien, mi nombre es Satoru Okabe, y soy el presidente del nuevo banco “Reborn Bank”

Hideto se quedó con la boca abierta, incluso cuando le dijo que era un trato y cuando amablemente lo ayudó a levantarse y lo dirigió a su muy lujoso auto, continuó en ese estado, y es más, se incrementó cuando vio la semejante mansión en la que vivía. Así pasaron toda la tarde en ese lugar hasta que él tuvo que irse a la universidad, una nueva etapa en su trabajo había comenzado.

 

Por su parte Gackt, ahora de nuevo “Satoru”, lo miraba alejarse en un taxi desde  una ventana. ¿Qué estaba haciendo? Si tomaba todo y lo ponía sobre una balanza, eran más las cosas malas que las buenas, y una de ellas era el hecho de que Hideto no recordaba nada, ¿Cómo haría para hacerlo recordar? ¿Era lo conveniente? O sería mejor dejarlo todo así. Y You… ¿Qué le estaba haciendo a You? Él ignoraba totalmente todo esto, ¿Por qué permitía entonces que todo siguiera entre ellos como si nada? Y aunque You estaba un poco raro desde el día de la inauguración, todo lo relacionado al matrimonio continuaba su curso. ¿Qué haría? ¿Le diría que había reencontrado al amor de su vida y que adiós? ¿Así nada más? Poco a poco su vida se vio sumergida en un abismo de desesperación.

  ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

—Hola amor — Lo recibía atentamente como siempre.

—Hola… — ambos se besaron.

— ¿Cómo estuvo tu día?

—Bien… gracias Yun.

—Hoy pude llegar a tiempo para preparar la cena. — ambos se sentaron a la mesa.

—Se ve delicioso.

— ¿Te pasa algo? — Notó algo raro en su amado.

— ¿Eh? No nada…

¿Cómo le diría que había conocido a un nuevo cliente en su trabajo y que éste lo contrató para algo tan raro como “sólo conversar”? Si Yun no sabía de su trabajo, no debía saberlo. Y bueno, éste tipo, el tal Satoru, desde el momento en que se besaron tuvo una sensación que no sabía cómo explicar, sintió algo muy raro que jamás había sentido ni siquiera con Yun, y mucho menos con algún cliente. Era algo así como… ¿Amor? No era posible, si antes de esto jamás lo había conocido, ¿Odio? Por lo mismo, ¿Por qué lo odiaría si era apenas la segunda vez que lo veía?

Ya luego de comer, Hideto estaba en el baño mientras que Yun se cambiaba para dormir. Sacó su billetera y antes de guardarla bien la abrió y miró los documentos que había allí adentro. Sacó una especie de carnet con su foto, que decía Yun Sawada, nacido en los Estados Unidos, y entonces, detrás de esta sacó un documento más con su misma foto que rezaba, Tetsuya Ogawa, nacido en Japón… suspiró ante esto y cuando escuchó que Hideto se aproximaba los guardó bien y puso la billetera bajo su almohada. Mañana “Yun” tendría mucho trabajo, así que sin más apagaron las luces, se besaron y durmieron.   

   ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

 

Por un momento sintió un gran dolor ante el sonido de la voz que provenía del otro lado de la línea, era You quien a esa hora lo llamaba.

Esperaba que vinieras hoy a mi apartamento…

—Lo siento, estaba muy cansado, si quieres desayunamos mañana.

No puedo, debo estar temprano mañana, y… ¿Cómo estuvo tu día?

Gackt notó un tono extraño en esa pregunta.

—Bien… ¿Y el tuyo?

Cansado, hoy fui a averiguar el precio del club, donde pensamos celebrar la boda, pensé que iríamos juntos…

Entonces se quedó helado, lo había olvidado.

—Eh… no… esto…

No te preocupes, después de todo sólo era preguntar, además espero contar con tu “amable” asistencia mañana que debemos averiguar el costo y elegir la vajilla para los invitados.

—Por favor You, no te molestes conmigo, es sólo que…

¡No estoy molesto! — Sin querer gritó, pero estaba frustrado — sabes qué, mejor hablamos mañana, ¿Podemos almorzar? 

Pero Gackt ya había quedado de verse con Hideto.

— ¿Almorzar? Pero es que mañana, tendré una reunión y…

Está bien. Nos vemos entonces… — y colgó.

Gackt suspiró y dejó caer el teléfono ¿Qué iba a hacer ahora? Lo estaba haciendo de nuevo, estaba destruyendo a un ser que lo amaba.

  ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

 

De frente, un grupo de gente que se reía de él, eran estudiantes, llevaban uniforme escolar, todos llevaban sonrisas macabras en sus rostros, y era todo, no tenían nada más que bocas, sin ojos, sin narices, sin oídos, tenía miedo, en medio de ese círculo que habían formado a su alrededor era señalado. Entonces corrió y corrió tratando de alejarse lo más que podía, pero justo cuando salió del circulo, todo se tornó oscuro, tanto, que incluso el piso había desaparecido, entonces comenzó caer, y caer y caer sin fin hacia una especie de barranco, de pronto él estaba dentro de un automóvil, precipitándose hacia el piso sin poder hacer nada más que observar como la muerte se aproximaba…

— ¡AHHHHHH!

— ¡¿QUE PASÓ?!  — Yun se sobresaltó terriblemente al oír el grito y sentir al pequeño al lado suyo levantarse como un loco.

Prendió la luz y observó a Hideto temblando mientras miraba al vacio.

—Hideto… ¿Qué tienes…? — Se sentó más cerca y le tocó la frente, estaba sudando frio.

— ¡Fue algo horrible!

—Tranquilo… ya… no pasa nada, fue sólo una pesadilla…

— ¿Si?

—Claro, mírame, estoy aquí a tu lado, ya pasó…

—Pero parecía tan real…

— ¿Qué viste?

—Estaba dentro de un coche…

Entonces Yun se asustó. No podía ser, soñó con un automóvil.

— ¿Y…?

— Y me precipitaba dentro de él, hacia un precipicio… pensé que moriría ahí…

— ¡No digas tonterías eso nunca pasó y nunca pasará!

Hideto lo miraba asustado, ¿Por qué gritaba?

—Lo siento… es que, no debes pensar en cosas tan fatalistas.

— ¿Pensar?

—Claro, los sueños no son más que representaciones de aquello que más anhelamos o lo que más tememos, no pienses en cosas así, porque sabes que si te pasara algo yo… me moriría… — y lo besó en la frente. — Vamos, vuelve a dormir. 

Apagó nuevamente la luz mientras se acostaban, ambos de espaldas el uno al otro. Hideto pensó un momento más en su sueño, si él nunca hubiera pensado en algo así, pero si Yun lo decía, debía ser así, pero ¿Por qué se molestó? Luego de un rato se volvió a dormir. Quien no pudo conciliar el sueño nuevamente fue Yun, eso nunca había pasado, el Hideto que había creado jamás había tenido ese tipo de pesadillas, esas que se relacionaban tanto con la realidad así fuera pasada, eso era peligroso, ¿Estaría él…? ¡No! No podía recordar nada, no luego de tanto tiempo…

        ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Como si nada, pasó una semana, y Hideto llamaba a su puerta nuevamente. Su nuevo mayordomo fue a abrir y al verlo entrar, la vida volvía a él, como por arte de magia se olvidaba de todos sus remordimientos. En esos días había conseguido sacarle mucha información. Por ejemplo, de su carrera, de sus padres que habían muerto en un accidente. Hoy trataría de sacarle algo realmente vital para entenderlo todo.

— ¡Hola Hideto! Me alegra verte... — lo abrazó.

—Aquí estoy, como siempre. — sonreía.

—Hoy tengo una actividad muy interesante… — le mostró un sartén — haremos panqueques…

Ambos estaban en la cocina. Preparando, riendo, cantando… Gackt amaba cuando lo hacían, le recordaba los buenos tiempos.

—Tu madre debía hacer esto como toda una experta ¿Cierto? Todas las mamás lo son.

— ¿Mi mamá? Ummm, no lo recuerdo…

— ¿No recuerdas a tu madre?

—La verdad no puedo recordar muchas cosas, jeje.

— ¿Cómo? ¿Tienes algún tipo de amnesia?

—La verdad sí.

—Pero… no fuiste a algún médico, si quieres yo te pongo al mío, estará a tu disposición.

—No, gracias, no es necesario… ya me vio un médico y me dijo que no hay tratamientos para eso, después de todo perdí mis recuerdos cuando me caí, así que al golpearme la cabeza todo se perdió.

— ¿Te caíste? ¿Te golpeaste? ¿Cómo pasó eso?

—Bueno… Yun me dijo que…

— ¿Yun? ¿Quién es él?

—Vivo con él…

— ¿Desde cuándo?

— ¿Qué está pasando? Esto parece más un interrogatorio. — comenzaba a fastidiarse.

—Lo lamento… — se acercó a él y lo abrazó, — es sólo que me preocupo mucho por ti, y me preocupa saber que no recuerdas mucho por a un golpe en la cabeza. Eso podría ser peligroso.

—No lo creo, después de todo estoy aquí ¿No? Aunque aquella vez estaba muy mal, tenía muchas fracturas sin mencionar las heridas…

— ¿Cómo te caíste?

—La verdad no lo recuerdo, pero Yun me dijo que me embriagué y que luego caminé cerca de un barranco, me caí y me golpee repetidamente la cabeza. Cuando desperté lo único que recuerdo es la cara de Yun, que lloraba, de principio tampoco lo reconocí a él, pero al final el me lo aclaro todo, había vivido con él desde que había salido del orfanato, es el único que se preocupa por mi…

Gackt se quedó atónito por esa explicación, estaba claro, Ogawa lo tenía engañado, le había creado recuerdos falsos ante la falta de los verdaderos… ese tipo…

Luego de eso, estaban en la sala comiendo los panqueques.

— Esto es raro…

— ¿Están mal los panqueques?

—No, esto… esta relación, eres totalmente distinto a todos mis clientes…

—Por favor no me compares con ellos, yo no busco en ti lo mismo que ellos…

—Pero me pagas ¿Cierto? Eso te hace un cliente.

Gackt odiaba cuando él hablaba de esa forma, descarado como cualquier otra persona que trabajaba en esa área, aún así no dejaba notar su malestar. Dos podían jugar el mismo juego.

— Pero a ti te gusta ¿Cierto? Estar conmigo.

—La verdad, tengo miedo…

— ¿De qué? ¿De que llegues a enamorarte de mí?

—Jajajaja, yo no creo en el amor…

— ¿A no? ¿Y la persona con la que vives?

— ¿Yun? Yo… no podría decir que lo ame, — Gackt sentía su corazón palpitar fuerte — Yo no puedo amar verdaderamente a alguien, no lo sé, cada vez que tengo esa sensación, es cubierta por otra de dolor, es como si antes hubiera sentido lo mismo… pero no lo recuerdo.

Era claro, su subconsciente trataba de protegerlo. Su subconsciente lo recordaba todo.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

 

Luego de esa discusión telefónica hacia una semana, ambos habían cambiado mucho. Gackt era más distante, y eso lo lastimaba. Pero quien más cambiado estaba, era él mismo, con frecuencia tenía ataques nerviosos, y no sabía cómo lidiar con ellos. Si, él era un afamado psiquiatra, conocido por ser amable y tranquilo, pero ahora pocas veces se lo veía, se la pasaba encerrado en su consultorio, y cuando no, estaba en algún otro lugar, haciendo los preparativos para su matrimonio. ¿Tenía caso? Ya no sabía qué hacer, parecía como si fuera a casarse solo.

Era claro que Gackt se estaba viendo con alguien más, pero no tenía pruebas. Estaba tan cansado de sus desplantes, tan cansado de su lejanía, de ese sentimiento que le decía que estaba siendo traicionado. Entonces salió de su consultorio, aún con su bata, fue hasta la calle, subió a su auto y  se fue. Manejó por entre algunas calles. Era temprano aún, faltaban un par de horas para que el banco cerrara. Llegó al lugar y al reconocerlo nadie le puso objeción. Llegando hasta la oficina de Gackt, la secretaria lo recibió con una sonrisa, pero luego se le borró cuando le dijo que Gackt no estaba, que por lo general no se lo encontraba en las tardes. Muy amablemente él le pidió que no le dijera a Gackt que había venido a buscarlo pues era una sorpresa, hoy era su aniversario.

Casi como un alma en pena, salió del lugar. Su Gackt lo estaba engañando, de eso no le cabía duda, él le decía que estaba todo el día en el banco y ahora resultaba no ser verdad. Volvió a su coche y arrancando se fue directo a la mansión “Okabe”. Al no encontrar un lugar apropiado, se estacionó a unos metros lejos de la puerta, ahí observó que había un taxi estacionado en frente, se quitó el cinturón de seguridad dispuesto a entrar y esperarlo dentro, pero justo cuando estaba a punto de bajarse...     

 

—Gracias por haber venido, me la pasé muy bien… — le decía su amado a un tipo de estatura baja y rubio,

—yo también… — le contestaba éste sonriendo con total cinismo.

Así sintió algo que jamás antes había sentido, cuando su corazón se partió en dos, o en miles de pedazos, no importaba, el hecho era que estaba roto ahora que los había visto besarse, antes de que el tipo rubio se subiera al taxi y se fuera. Gackt entonces se subió a su coche y sin más, se fue también, seguramente al banco para hacerle creer que estaba ahí todo el día.

Entonces se deshizo en llanto, lloró desesperadamente sobre el volante de su auto sin ningún consuelo. Sin embargo, súbitamente dejó de llorar. Sí, Gackt ya había desaparecido en su auto, ya se había ido, llevándose consigo su corazón y su razón…

—Bien, mi querido Gackt… tú lo quisiste así, ahora sabrás bien quien es en realidad Kurosaki You…

Continuará… 

Notas finales:

Gracias por leer.... comentarios??


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