Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sin ti no muero, pero tampoco vivo por MissTakarai

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste y disculpen si es un poco largo, pero vi por conveniente ya no alargar mas la historia...

CUANDO SE DESCUBRIERON LAS MENTIRAS

 

Un hombre se le abalanzó, y lo arrojó contra una cama, el rogaba porque lo soltara pero éste no lo oía. Estaba aterrado cuando el hombre le ató una mano a la cama, ¿Por qué? Se repetía una y otra vez y forcejeaba pero el tipo era más fuerte. Terminó por quitarle la ropa y se la quitó también, y entonces…

— ¡NO POR FAVOR! ¡AYÚDENME! 

— ¡HIDETO!

Una vez más salía del trance de un mal sueño con los gritos de Yun.

— ¡¿Otra vez?! ¡¿Qué está pasando?!

—Nada… — se sentó mirando por la ventana, ya era de día.

— ¿Cómo que nada…? — De pronto le dio vuelta sujetándolo de un brazo y estampándolo de espaldas contra el respaldo de la cama.

— ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Déjame!

— ¡¿Qué soñaste?!

— ¡Nada importante!

— ¡DÍMELO!

Hideto lo miraba aterrado, ¿Quién era ese?

—Un hombre… un hombre estaba abusando de mí… — comenzó a sollozar.

Yun lo soltó y se puso de pie sin decir nada. Fue hacia el escritorio y abriendo una caja sacó los tiquetes de avión.

—Hideto… — se paró frente a él, — está claro que esto no puede seguir así, por eso nos iremos de aquí, muy lejos…

— ¡¿Qué?! — se puso de pie tomando los boletos.

—No quiero discutir sobre eso, está decidido…

— ¡¿Y no se te ocurrió preguntarme qué pienso yo?!

—Lo hago por ti…

— ¡No lo haces! ¡Yo ya tengo una vida aquí!

— ¡Pues es momento de que le digas adiós! — Fue hasta el ropero y sacando una maleta la abrió y comenzó a llenarla de ropa, — hoy salimos nosotros, mañana vendrá la mudanza por los muebles.

Hideto se quedó inmóvil, hasta que poniéndose de pie se fue al mismo ropero, sacó algo de su ropa y se cambió.

—No puedes hacerme esto… — tomaba sus llaves dispuesto a irse de ahí dejando todo, ni siquiera cogió el celular.

—Hideto… — lo llamó, se detuvo pero no se dio vuelta, — el vuelo es hoy a las 11 de la noche, así que tienes tiempo para organizar tus cosas y decirle adiós a él también…

No se giró, pero esa declaración lo hizo temblar, Yun ya lo sabía, que se estaba viendo con alguien más. No tenía caso desmentirlo, con su mente hecha un lio salió  de la casa.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Ya casi daban las 12, y era la hora de encarar la tan prolongada reunión con el padre de You. Estaba decidido, ya no podía hacerle esto a un ser tan bueno como You y a su familia. Iba a cancelarlo todo y luego se iría lejos con Hideto. ¿Estaba siendo egoísta? Sí, pero prefería pecar de egoísta que de un maldito mentiroso y embustero, que engaña a una persona mientras ama a otra.

Entonces alguien tocó el timbre. Corrió hacia la ventana y observó a la puerta enrejada a lo lejos, era Hideto. Sonrió cuando su mayordomo se la abría y lo dejaba entrar, ¿Qué habrá pasado? No era la hora, pero debía ir a la reunión con You y su padre… ya no importaba…

   ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Luego de caminar y caminar sin sentido por gran parte de la ciudad, y pensar sin fin acerca de lo que haría, había tomado una decisión. Había ido al Reborn Bank, pero le dijeron que el presidente no había venido hoy. Así fue a su mansión y ahora de pie frente a la puerta enrejada se convencía a sí mismo de que era lo mejor. Después de todo no podía salvar a ambos, debía sacrificar a uno y ya había decidido quien sería.

 

 

— ¡Hideto! Que milagro a esta hora… — ya dentro, Gackt se le acercó y lo abrazó, pero no tuvo reacción, era como si abrazara una estatua — ¿Estás bien?

—Satoru… necesito hablar contigo…

Carraspeando el mayordomo se retiró.

—Vamos a la sala…

Una vez ahí Gackt tomó asiento más Hideto no lo hizo.

—Siéntate… — ofreció amable.

—No gracias, prefiero hacerlo de pie…

— ¿Qué pasa amor?

— Etto… —Con la cabeza gacha se estrujaba los dedos — ya no podemos vernos más…

Gackt sintió que se le destrozaba el alma, ¿Qué había dicho?

— ¿Perdón? Jajaja, es broma ¿Cierto? — se puso de pie sonriendo incrédulo.

—No Satoru, de hecho vine a despedirme. Yo ya me voy…

Comenzó a salir, más Gackt fue tras él y sujetándolo de un brazo lo jaló con fuerza hacia él.

— ¡Espera! ¡¿Qué?! ¡¿Así nada más?! ¡Creo que merezco una explicación!

— ¡No tengo por qué hacerlo! ¡Después de todo ya sabes quién soy, a lo que me dedico! Nunca le doy explicaciones a nadie… mucho menos a un cliente.

— ¡Ya te dije que yo no soy un cliente más!

—Es verdad, no eres un cliente más, eres un tipo patético que no puede complacerme… que no llena mis expectativas…

Lo miraba con ira, pero los ojos de Hideto reflejaban dolor, parecía que de un momento para otro lloraría, pero no lo hacía, es más cada vez sus palabras eran más hirientes.

— ¿Es eso entonces? ¿Dinero…? ¡¿ES POSIBLE QUE SEA LO ÚNICO QUE TE IMPORTE?!

— ¡NO ES DINERO! ¡ES ESTO! — y sin más se le abalanzó con tal fuerza que ambos cayeron en uno de los sofás.

Así Hideto comenzó a besarlo con amor y pasión intensa, mientras sus manos acariciaban el rostro y recorrían de a poco el cuerpo amado debajo del suyo. Pronto las cosas comenzaron a descontrolarse, incluyéndolo a Gackt quien completamente sumido en el éxtasis dejaba a Hideto hacer cuanto deseaba. Pero sentía algo raro, cuando él estuvo en el sanatorio, se decía que irradiaba dolor, por lo que muchos no se le acercaban, y ahora lo entendía, tenía esa sensación ahora, sentía el dolor de su pequeño ángel, pero esa forma de actuar, contradecía todo lo sentido. Entonces el pequeño rubio comenzó a deshacer los botones de la camisa de quien él creía se llamaba Satoru, pero un par de manos lo detuvieron y lo hicieron a un lado suavemente.

—No Hideto… no sigas por favor… esto no está bien…

Se quedaron un rato así, en silencio.

—Jajaja… lo sabía, no se trata de dinero… sino de… esto es lo único que yo puedo ofrecerte Satoru, esto y nada más, y si no puedes hacerlo ya no le veo caso continuar esta farsa…

Terminó mirándolo con una mezcla de furia y sufrimiento. Entonces se puso de pie de forma brusca y sin mirar atrás salió de ahí.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Luego de unas horas, nuevamente se hallaba caminando por las calles sin rumbo llorando sin consuelo, el cielo se había nublado y amenazaba de lluvia, sin embargo, no le importaba. Ya había tomado una decisión, y por muy cruel que fuera, estaba bien, pues se lo debía, se lo debía a Yun quien había hecho tanto por él. Una y otra vez el rostro de Yun lo atormentaba, ese mismo gesto cuando le dijo que tenía tiempo para despedirse de “él”. No podía hacerle esto a Yun, pero tampoco a Satoru… una y mil veces estuvo tentado de darse vuelta, volver corriendo a la mansión y decirle “Todo fue broma idiota. ¡Te amo!”. Y sí que lo amaba, rayos, como lo amaba. Se reprochaba una y otra vez la forma que había escogido para decirle que no lo hacía, así fuera mentira. Por otro lado, ¿Estaba dispuesto a irse lejos de ahí? Bueno, debía hacerlo, ni tanto por complacer a Yun, más bien por salud mental; esas pesadillas que había comenzado a tener desde que lo conoció se estaban saliendo de control, incluso ahora tenía alucinaciones como la de anoche. El cielo comenzó a llorar junto a él  de forma torrencial.

Las luces de la calzada se habían encendido, así, caminando observó que una proyectaba la sombra de un individuo, levantó la mirada y observó a esa persona tan familiar para él.

— ¿Cariño? ¿Qué te pasó? Mira nada más como vienes…

—Chachamaru… — lloraba con más fuerza.

Su amigo vestido de mujer y compañero de oficio se le acercó tomándole una mano y cubriéndole con su paraguas.

—Ya no es necesario que me lo digas… lo sé… te enamoraste ¿Verdad? — Hideto lo vio atónito — Cariño… en este trabajo, enamorarse es casi un pecado, en nuestros corazones no puede existir alguien más especial que el resto, porque eso terminará destruyéndote a ti y a la persona que amas…

—Lo sé… no debí…

—Shuuuu — siseó calmándolo — ya no hay nada que hacer… vámonos de aquí…

Y desaparecieron bajo la cortina de una lluvia inclemente.

 ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Acababa de renunciar. Su jefe le dijo que era una lástima pero le pidió un solo favor más, antes de que se fuera. Debía llevar unas cajas al depósito de atrás. Y ahora dentro de aquel depósito, se arrepintió de corazón no haberse negado, pues no tendría a este tipo de pie frente a él.

—Buenas tardes Sawada Yun… O mejor dicho… Ogawa Tetsuya-san… — Le había dicho.

—No sé de qué me habla… me está confundiendo…— le dijo tratando de evitar que aquel sujeto notara su nerviosismo y sudor frio, se puso a acomodar unas cajas.

Justo en ese instante se dio vuelta y frente a él, muy pegado, estaba ese tipo, retrocedió un poco asustado, pero él lo tomó de ambas manos y las subió hasta la altura de su pecho mirándolas con atención.

—Son unas lindas manos… de todo un aristócrata, nada que ver con un trabajo como éste.

— ¡¿Qué demonios quiere de mí?! — Con violencia apartó sus manos — ¡Ya le dije que me confunde!

Se disponía a salir de ahí lo más rápido que pudiera.

— ¿Y El nombre de Hyde Takarai no se le hace conocido? ¿O también estoy confundido?

Entonces se paralizó. Se dio vuelta y lo miró por un segundo con terror, pero trató de calmarse, ¿Quién era este tipo? ¿Qué es lo que sabía? Y ¿Cómo? Aun así decidió seguir negando todo.

—No… no me suena para nada.

—Vamos Sawada… digo Ogawa-san… no me he presentado, mi nombre es You Kurosaki y soy psiquiatra.

—Y eso a mí que me importa…

—Pues debería, ya que mi profesión me permite saber con certeza cuando alguien está mintiendo pese, a haber sido descubierto. Hay ciertos patrones, gestos y señales que sigue una persona que lo hace y que debo añadir, usted expresó…

Sin que se lo esperara Tetsu se había quedado inmóvil.

—Entonces… — continuó — fingiendo que usted no conoce a los anteriormente mencionados… supongo que el nombre de Camui Gackt sí le es familiar.

Tetsuya se petrificó abriendo los ojos de par en par.

—Eso lo dice todo…

— ¿Qué… qué es lo que quiere de mí?

—Vine a pedirle un favor…

— ¿Un favor? ¡¿Y a cuenta de qué tengo que hacerle favores a usted?!

—Pues porque también le conviene…

— ¿Qué es lo que quiere? ¡¿Dígalo de una vez?!

You se le acercó una vez más y lo retó sujetándolo de la solapa

— ¡Aleje a ese “aparecido” suyo de Gackt! Mí prometido…

— ¿Có… cómo? — esto no podía estar pasando ¿Acaso oyó bien?

—Ah, ¿No lo sabía? Claro, aunque ahora se camufla bajo el nombre de Satoru Okabe, dueño de los bancos a los que también cambió el nombre a “Reborn”, está saliendo con Hyde, de nuevo, desde hace ya unas semanas…

—No… no puede ser — se sujetaba la cabeza con fuerza ahora que ese tipo lo había soltado.

—Claro que puede, y lo es… al parecer no hizo bien su trabajo, no lo vigiló como debía, por eso  aquel tipo por el que usted arriesgó tanto, se puso a trabajar como sexoservidor mientras usted creía que estaba estudiando… Así fue como Gackt lo encontró, un día, ni yo sé cómo, el hecho es que ahora ambos se burlan de nosotros, y todo gracias a su descuido…

Ya no podía oír una sola palabra más, así que saliendo del lugar se fue a toda prisa a su departamento. Llegó y destrozando prácticamente el piso en una esquina de la habitación, removió el parquet y sacó un revólver, el mismo que le había regalado a Hyde hace ya años y con el cual tanto su padre como su madre habían perdido la vida y con la que él mismo había cegado una vida.

Tomó un taxi y sin más se dirigió a la casa de Camui, la mansión camuflada bajo el nombre “Okabe”. Esto no podía ser posible… siempre supo que su Hyde estaba saliendo con alguien más, pero por qué, porqué maldita sea debía ser Gackt, ¿Por qué pasaba esto de nuevo? ¿Por qué el destino se burlaba de él una y otra vez de esa manera?

Así estaba de pie frente a dicha casa. No fue difícil llegar, pues Okabe resultó ser uno de los tipos más ricos del país, así, hasta el taxista conocía donde quedaba. Todos excepto él, que estúpido había sido. Entonces el mayordomo salió.

— ¿Dígame?

—Busco a Mr. Okabe…

— ¿Quién lo busca?

—Un amigo…

— ¿Nombre?

—Ken… Ken Kitamura.

— ¿Es usted pariente de Mr. Hideto?

—Si… de hecho…

— Vaya, discúlpeme Mr. Kitamura… pero Mr. Okabe no se encuentra ahora, está en el banco.

—Oh, qué mal, bueno no importa, volveré otro día…

Caminó un poco y tomando otro taxi, tenía un nuevo destino.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Sentado dentro de su despacho no hacía nada más que pensar en Hyde. Había decidido darle una tarde para que esté sólo, ya mañana iría a buscarlo, después de todo sabía dónde estaba. Le hervía la sangre al saber que su pequeño ahora estaría…

 

Mientras afuera un sujeto entraba en las instalaciones. Preguntó y lo derivaron a un policía que resguardaba una puerta al lado izquierdo de los cajeros.

— ¿A qué dice que vino?

—Quiero concertar una cita con Mr. Okabe, en ese sentido me gustaría hablar con su secretaria.

—Déjeme preguntar… — el tipo llamó por teléfono y luego de hablar un rato colgó. — bien, la secretaria dice que puede recibirlo, sus documentos. — Se los dio, el oficial comenzó a escribir, — bien Mr. Ogawa, puede pasar.

Caminó con parsimonia, hasta llegar a la elegante recepción.

—Buenas tar… — la joven mujer enmudeció, se quedó aterrada ante la visión de un arma apuntándose contra su persona.

—No se atreva a gritar o se muere… necesito ver a su jefe.

— ¿Lo… lo llamo?

—No, levántese, y anúncieme como es debido.

 

Su puerta sonó.

—Adelante… — miraba el techo reclinado sobre su fina y confortable silla detrás del escritorio.

—Mr. Okabe… — era su secretaria.

— ¿Si?

—Tiene visita… — Se sentó bien y la miró.

— ¿Una visita? Pero si pedí expresamente que no quería recibir a nadie, yo… ¿Está bien? — notó que la mujer temblaba y miraba intermitentemente a la puerta tras de ella.

— ¿Y eso me incluye a mí? ¿Gackt…? 

Tetsuya Ogawa hacía su ingreso a la oficina con un arma apuntada directamente a la cabeza de la secretaria.

Camui se paralizó de miedo, el momento que tanto temía había llegado.

—Tetsuya…

—jajaja, que honor que aún me recuerdes. Lástima que los recuerdos no le sirvan a los muertos…

—Tetsu… por favor, no hagas esto, no hagas algo de lo que vayas a arrepentirte.

—Que agallas… igual que aquella vez en el hospital ¿Te atreves a amenazarme? — La secretaria lloraba desesperadamente delante del arma.

—No, por favor… no es amenaza, sólo piensa en Hyde…

— ¡Es lo que hago! ¡Lo hago por él y nada más! Lo protejo de ti… no como la primera vez, no dejaré que te aproveches de él nuevamente…

—Por favor… es a mí a quien quieres, deja a la señorita en paz… — caminó hasta ponerse de espaldas al escritorio y de frente a él.

— Y ahora vienes a decirme lo que debo hacer…  

—Tetsu…

—Dime cómo… ¡¿Cómo nos encontraste?!

—Ok, tranquilízate… yo… lo vi un día cuando llegaba al aeropuerto, al principio no lo pude creer porque se supone que estaba muerto… pero estaba vivo y fuiste tú quien tuvo que ver con eso ¿No?

—Así es, fui yo quien lo salvó, quien lo cuidó, quien ha velado por él todos estos años…

—Bajo un engaño…

— ¡¿Cómo te atreves?! — quitó el arma de la cabeza de la secretaria y ahora la apuntaba hacia él. — ¡¿Quién te crees para cuestionarme?! Si esto te favorece ¿no? Ya que él no puede recordar nada, ni siquiera a ti y tus monstruosidades.

—Y lo he estado pagando, créeme, pero Tetsu… es como si la vida me hubiera dado una oportunidad, de redimirme, Testuya, yo lo amo…

—Ajá, ¿Ahora lo amas? — Sonreía con sarcasmo — Cuando le destruiste la vida, y aún lo haces…

— ¡Claro que no! Yo no le hice nada malo ahora…

— ¡¿No?! ¡¿Qué le dijiste?! ¡¿Le contaste algo de su vida pasada?!

—No, no lo hice, porque eso es algo que tú debes hacer, de a poco, porque si no puede afectar seriamente su estabilidad mental.

— ¿Estabilidad mental? — Estalló en risa — ¿Quién te dijo eso? ¿Fue acaso tu noviecito el psiquiatra? — Gackt abrió los ojos como platos — seguramente fue él, porque tal parece que le cuesta mucho quedarse callado ¿No? Así que… no le hiciste nada malo, esta vez…

—No, te lo juro.

— ¡¿Y qué hay de sus pesadillas?!

— ¿Q…qué?

— ¿No te lo dijo? Hace unas semanas que no puede dormir tranquilo, tiene una y otra pesadilla, todas relacionadas con su pasado… cuando lo mataste…

La secretaria se dio cuenta de que ese tipo ya no la veía, que se había olvidado de ella, así que aprovechando la oportunidad comenzó a acercarse a la puerta de a poco.

—Pero afortunadamente eso tiene solución… esa pesadillas se detendrán y todo volverá a ser como antes cuando tú ya no estés… — cargó el arma.

—No Tetsu… por favor… no lo hagas.

—Ya manche una vez mis manos con sangre por él… ¿Por qué no lo haría de nuevo? Adiós… Camui…

Estuvo a punto de jalar el gatillo cuando oyó los pequeños tacones de la secretaria resonar en el piso al momento que salía corriendo por la puerta, se dio vuelta y al verla huir disparó, la mujer gritó pero la bala le había dado al marco de la puerta. Gackt aprovechó esto, así se le arrojó encima y cayendo ambos, el arma se le escapó de las manos a Tetsuya. Forcejeaban por el control y retomarla, pero justo entonces la policía ingresó luego que la secretaria los llamara.

Redujeron al sujeto y ayudaron al presidente a ponerse de pie mientras le preguntaban si estaba bien. Pronto lo esposaron y lo sacaron de ahí, lloraba inconsolable.

—Esperen… — suplicaba Gackt.

—Tranquilo Mr. Okabe, ese tipo se pudrirá en la cárcel por lo que hizo.

Y todos salieron menos la secretaria.

—Señorita…

— ¿Mr. Okabe? 

—Necesito que haga una llamada.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Ya casi daban las nueve. Y sentado en una banca del aeropuerto esperaba el arribo de la persona a la que con tanta urgencia había hecho llamar. Entonces lo vio, acercándose con esa típica forma de caminar que no había perdido desde que lo vio la última vez hacía ya muchos años. Al reconocerse ambos se abrazaron fuertemente.

—Muchas gracias por haber venido cuando te lo pedí…

—Bueno, de no haber sido por tu jet privado… no era necesario que lo enviaras por mí…

—Claro que sí, de no ser así, hubieras llegado mañana, y esto necesita de toda la rapidez posible y de tus conocimientos obviamente.

—De acuerdo, cuéntame que pasó…

Así ambos se sentaron y hablaron.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

— ¡Hideto! ¡HIDETO! — venía Chachamaru gritando como un loco hacia el sofá de ese bar donde se encontraba descansando un rato mientras fumaba y se bebía una cerveza.

— ¿Qué pasa?

—Es Yun…

Hideto se puso de pie y corriendo tras de su amigo llegaron hasta donde estaba el televisor del lugar. Así se quedó anonadado por lo que veía, a su novio siendo arrastrado por algunos policías quienes lo metían a un coche policial con las cámaras de los periodistas iluminándolo con sus flashes. El titular de la noticia rezaba: “Testuya Ogawa, uno de los magnates más apoderados del Japón trató de asesinar al presidente del Reborn Bank, se presume desfalco…

— ¿Tetsuya Ogawa? — decía Chachamaru, pero ¿No es tu Yun? 

Sin decir una sola palabra salió corriendo del lugar con el corazón a punto de salírsele por la boca, definitivamente era Yun, pero ¿Tetsuya Ogawa? ¿Qué rayos estaba pasando? Y lo más importante, había tratado de asesinar a Satoru. ¿Qué había hecho? Esto claramente era su culpa.  

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

— ¡Oye tú! Tienes visita. — le dijo un policía.

Lo sacó de su celda en la delegación a otra donde estaría su visita. Su corazón palpitaba de felicidad, pues ese debía ser su ángel, pero ¿Cómo le explicaría lo que acababa de hacer? Durante el recorrido estuvo tentado de decirles a los policías que no quería ver a nadie, pero lo necesitaba, necesitaba ver el dulce rostro de su Hyde así estuviera enojado.

Se sentó en una de las sillas de la mesa en medio de esa celda, esperando a Hideto. Las rejas se abrieron, dándole paso a una persona a la que jamás había esperado ver en todo lo que le restara de vida.

— ¿Qué… demonios…?

— ¿Es la forma en que me saludas luego de tanto tiempo? Eso significa que aún me guardas rencor ¿Ne? Jejejeje, Pues entonces comencemos de nuevo ¿Quieres? Mi nombre es Ken Kitamura y desde ahora soy tu abogado…

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Entró furioso en el departamento, y como era de esperarse You estaba en su sala bebiendo como lo hacía últimamente.

— ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me hiciste esto You?!

Siguió con su copa sin siquiera mirarlo.

— ¿Por qué? Es lo que debería preguntarte yo a ti ¿No? Mi querido Gackt, después de todo hoy no te presentaste a la reunión con mi padre… — Se giró a mirarlo — ¿Eh? ¿Pero qué es esa cara? Deberías estar feliz, al final ya el fantasma de Hyde Takarai no se interpondrá más entre nosotros.

Gackt lo miraba con asombro desmedido, temblando.

— ¿Hace cuánto lo sabes?

— ¡¿HACE CÚANTO?! — Se puso de pie — ¡ES TODO LO QUE SE TE OCURRE DECIR! ¡¿Después de todo lo que me hiciste?! ¡¿Cuánto tiempo pensabas burlarte más de mí?! ¡¿Ibas a casarte conmigo aun teniéndolo a él?! — explotó en histeria.

—No You… no sería capaz de hacerte eso… — bajó la cabeza — hoy… iba a cancelar el matrimonio…

Se paralizó, por unos segundos no habló.

—Claro… ibas a cancelarlo… después de… después de todo… — lloraba temblando de ira.

—You… — trataba de acercarse.

—Después de todo lo que hice por ti, todo lo que sacrifiqué… ibas a cancelar MI matrimonio… eres un ser despreciable… ¡ERES DESPRECIABLE! — Se descontroló y tomó en una mano una botella de whisky — ¡¿CÓMO PUDISTE HACERME ESTO?! ¡OJALÁ TETSUYA OGAWA TE HUBIERA MATADO!

Y sin medir nada, mucho menos las consecuencias le arrojó la botella, pero afortunadamente debido a su embriaguez, no acertó, así la botella se estrelló contra la pared tras de Gackt volando en mil pedazos. Una de las astillas voló contra Gackt pasando velozmente por su mejilla la que ante el paso del residuo vidrioso sangró.

Respirando con agitación You comenzaba a darse cuenta de lo que había hecho. Toda su ira se había ido, tomando su lugar un gran remordimiento al ver herido a Gackt.

—Gackt…

—Es verdad, yo debería estar muerto… — llorando miraba el piso nuevamente — hace años destruí a un ser que me amaba, y ahora lo hago de nuevo… yo no tengo perdón… pero si de algo sirve, quiero que sepas que yo aún te amo… no de la forma que se espera de alguien con el que vas a casarte, pero si lo hago… tú fuiste siempre tan bueno conmigo… que terminó cautivándome tu sensibilidad, tu entrega… y créeme que no ha pasado un solo día en que no me sienta un infeliz malnacido por lo que te hice, y me tortura una frase que me dijiste hace tiempo… que te fundirías conmigo, que llorarías si yo lo hacía, y reirías también… y cumpliste con ello… cumpliste…

—Gackt…

—Quien falló fui yo… y lo siento… la vida no me alcanzará para pagar todo lo que hice… de eso debes estar seguro… Yo… lo lamento… perdóname por favor…

—Gackt… no…

Dio vuelta y tomando el mango de la puerta salió del departamento alejándose de su vida también.

—No… no te vayas… por favor…

Las lágrimas comenzaron a agolparse con más fuerza ahora que se acordaba de lo que había dicho también una vez, cuando indefenso en ese sanatorio, Gackt era presa de su consciencia culpable: “Nadie que ame, le desea mal al ser querido… sin importar lo que le hubieras hecho

Y ahora el hacía todo lo contrario. Entonces se desplomó cayendo de rodillas y encogiéndose hasta que su cabeza tocó el piso, se tapaba la cara llorando con desesperación lo hizo por largos minutos hasta que de pronto dejó de llorar recordando que al momento de planear su venganza juró que sería él quien se encargaría del mismo Hyde Takarai.

—Dios mío… que he hecho…

Sin más, se puso de pie y tomando su saco y su celular salió corriendo como loco hacia la calle. Ahí marcaba y marcaba tratando de llamar a esos delincuentes que había contratado y que ahora tenían la misión de encargarse de Hyde, pero el celular del jefe de ellos estaba apagado. Condujo como demente hasta llegar al lugar donde golpearon al detective, pero al llegar allí, estaba vacío, no estaban. Cayó de rodillas nuevamente, mirando esa oscuridad desolada, ¿Qué había hecho?

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

— Vamos, dime algo…

—Lárgate, no te necesito.

—Tetsuya…

— ¡Que te vayas ¿No entiendes?! No quiero a mi lado nada que tenga que ver con ese malnacido de Camui, porque seguramente fue él quien te llamó ¿Verdad? ¿Te contó llorando cómo lo mantuve alejado de Hyde todo este tiempo?

—Esa era la parte a la que quería llegar… Mira Tet-chan… es verdad, Gackt me llamó y me contó a grandes rasgos lo que pasó, pero hay algo que no me cabe en la cabeza… ¿Cómo? Y ¿Por qué? ¿Cómo es que Hyde aún está con vida? ¿Por qué estás tú involucrado en eso?

—Es todo, me voy… — se puso de pie haciendo una seña a los policías de que quería retirarse.

— ¡Tetsuya por favor! ¡No tienes por qué actuar así, Gackt me llamó pero ahora está al margen, no volveré a reunirme con él! Cuando desapareciste, yo estudié Derecho, tengo maestría en defensa civil y…

— ¡Me vale un comino los cartones que puedas tener! Aún luego de tanto tiempo sigues traicionándome…

Los policías lo sacaron de ahí.

—Espera… sólo una cosa más… — sacó una tarjeta de su saco y la puso en uno de sus bolsillos — por si cambias de opinión…

  ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Caminaba afligido por entre los pasillos de la delegación policial, la verdad estaba muy preocupado por su amigo, pero todo lo que acababa de enterarse era simplemente increíble. Levantó la mirada y he aquí aparecía en su campo visual la prueba viviente de un milagro.

—Hy… Hyde… — le dijo mirándolo totalmente pasmado.

— ¿Perdón?

—No puede ser, era verdad… tú… tú… — entonces reaccionó casi igual a Gackt pues comenzó a tocarle el rostro como si no creyera que estuviera ahí.

— ¡¿Qué le pasa?! — hizo las manos de aquel melenudo a un lado con violencia.

Ante el grito algunos policías se acercaron.

—Nada…nada… — y salió de ahí.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Estaba furioso ante la jugada tramposa de Camui, ¿Cómo se atrevía a mandarle a Ken? Era seguro que más que tratar de ayudarlo, necesitaba estar informado de lo que le pasaba en la cárcel.

Ya casi llegaba de nuevo a su celda cuando le dijeron que tenía otra visita, lo volvían a llevar. Y cuando volvió, esta vez sí era Hideto quien estaba sentado en la mesa. Por un segundo estuvo a punto de correr y abrazarlo, pero se detuvo. No debía olvidar que ese pequeño frente a él, era el causante de todo eso, que era él quien lo había traicionado.

— ¿Qué haces aquí? — le preguntó con desprecio mientras se sentaba también.

— ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste hacerme esto?

—Ja… y ¿Ahora eres tú la victima? Claro, no debería extrañarme, ya que ese tipo de estrategias melodramáticas son usadas por los tipos como tú, es decir, por los que trabajan en las calles…

Hideto abrió los ojos de sobremanera, Yun ya sabía incluso aquello.

— ¿Y ahora te atreves a preguntarme por qué? Cuando debería ser yo quien haga esa pregunta… — mascullaba con furia.

—Yo… — bajó la cabeza — Necesitaba el dinero… no podía soportar como te matabas trabajando para que yo estudiara…

— ¡¿Y tenía que ser precisamente ese trabajo?!

—Yo… algo me decía que era lo correcto… además… — levantó la mirada desafiante — no lo hubiera hecho de saber que eras un rico magnate japonés…

El momento de aclarar muchas cosas había llegado, pero no podía hacerlo… no debía, si no quería perder a su amado. Guardó silencio.

—Y ahora te callas… ¿Qué está pasando? ¿Quién eres en realidad?

—No tengo por qué responder a tus preguntas, además ya deberías de saber la respuesta a ciertas preguntas, no me digas que esperabas que hiciera menos cuando me enterara de con quién me engañabas…

—Ajá, ¡Entonces soy YO quien te engañaba! ¡Cuando ni siquiera conocía tu verdadero nombre! ¿Qué más hay? ¿Qué más ignoro? Tú sabes algo más de mi pasado que yo no puedo recordar ¿Verdad? ¡Dímelo!

—No Hideto, no hay nada más, yo… tuve que cambiar mi nombre por algunos problemas en Japón, es todo, nada más es mentira…

— ¿A no? — Empezaba a sollozar — entonces ¿Qué demonios está pasando? ¡¿Quién es Hyde?! — se puso de pie.

Tetsuya se puso de pie en ese instante también y según le permitían las esposas se acercó y le acarició el rostro.

—No es nadie… ¿De dónde sacas eso?

—Acabo de toparme con un tipo que me llamó así — mascullaba con odio — y no es el primero.

—No debes preocuparte por eso amor, ya no más… fue para protegerte…

— ¿Qué? ¿Acaso…? ¿Acaso fuiste tú…? ¿Tú me cambiaste el nombre…?

Tetsuya sintió como si le cayera un balde de agua helada encima. No tenía caso seguir negando lo innegable.

— Por Dios… No… no es posible, ¿Qué más has cambiado…? ¿Por qué…? — Negaba y retrocedía aterrado — No, ya no puedo estar más aquí…

Entonces salió corriendo. Tetsu trató de seguirlo.

—No… no Hideto, escucha… — Lo seguía pero los policías cerraron la celda cuando la visita salió frenando su carrera.

Así chocando contra los barrotes estiró las manos tratando de alcanzarlo.

— ¡Hideto! ¡HIDETO! ¡HYDEEEEE!

Pero ya se había ido. Algunos policías lo jalaban para que se retirara de las rejas y fuera de nuevo a su celda. Entonces llorando desolado, sacó una tarjeta de su bolsillo.

—Disculpen… ¿Me permitirían una llamada? Por favor… 

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Salió de la delegación totalmente destruido. No sabía que pensar, en qué más creer. Lloraba desconsolado caminando sin rumbo, ¿Quién era él? ¿Por qué diablos no podía recordar nada?

Giraba por una esquina cuando de pronto, luego de un dolor intenso en la cabeza, todo se oscureció.

 

Abrió los ojos y con terror creciente observó que estaba en un lugar completamente desconocido y lóbrego. Estaba sobre una cama de mala muerte.

—Hasta que por fin despiertas… — dijo un hombre de pie frente a la cama cuando un montón de tipos aparecieron detrás del mismo.

— ¿Dónde estoy? ¡¿Quiénes son ustedes?!

Así uno de ellos sin darle tiempo a reaccionar, se le abalanzó y sin más lo sujetó de ambos brazos, los que a su vez otros amarraron al respaldo.

—Esto es para que aprendas a no meterte con hombres comprometidos…

— ¡SUÉLTENME! ¡NOOOO!

Comenzaron a desvestirlo, pero el daba fiera lucha, entonces el tipo que tenía encima, cansado de que se moviera lo tomó de la cabeza y la chocó bruscamente contra el respaldo. Entonces él se quedó quieto. Tanto que parecía que lo había matado.

— ¡¿Qué hiciste?! ¡Lo mataste!

—No… no yo… espera… mira…

Hideto estaba quieto, sí, pero con los ojos abiertos de par en par y la respiración agitada.

Esta situación… era terrible, pero de alguna forma sentía que ya la había vivido. Era semejante a un déjà vu, una cama, un amarre… un tipo sobre él, al que no le importaba lo que le pasara mientras calmara sus ansias… la pesadilla de anoche…

Y de pronto como si el espíritu de Hyde Takarai tomara posesión de su cuerpo, un sinfín de imágenes comenzó a proyectarse en su mente al igual que flashes fotográficos.

La escuela, sus profesores, su casa, su madre, su padrastro, un automóvil, unas rosas, Ken, Tetsuya, dolor, un rio, un hospital, un médico auxiliar, un closet, una calle, unos tipos, un bar, una tarde lluviosa, una cama, un amarre, desesperación, un disparo, otro disparo, sangre, soledad, un taxi, un camino, una baranda, un barranco y la muerte. El banco, la mansión, Satoru… No, Gackt… Gackt Camui…

— ¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!

Un grito desesperado se hizo presente en el lugar.

Continuará…     

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer!!! Comentarios??


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).