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Tell me where it hurts? por NInaBBC

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Notas del fanfic:

La canción que se menciona en la historia, me la ha dicho una amiga y se me ha pasado pedirle el grupo que la intérprete. Hehehe

Notas del capitulo:

Disculpen si encuentran alguna falta de ortografía. 

Espero que sea de su agrado

- ¿Puedes mover el dedo? - Preguntó YoungBae a Seungri cuando, tocándolo suavemente, sonreía. Le mataba. El dolor y la sonrisa que tenía el moreno. Gasas, gasas y más gasas iban y venían mientras, disimuladamente, Bae trataba de robar la atención del menor para que se le olvidara del dolor.

 

- ¿Qué estabas haciendo para que terminaras así? - Insistía el mayor

 

- El peor accidente de mi vida - Le respondió con sarcasmo, al instante Bae devolvió la sonrisa. 

 

Un vaso de vidrio, una tarde aburrida y una hermana demasiado movediza terminaron desembocando en aquella situación. Desde luego, siendo YoungBae el enfermero, sabía que lo que ocurrió era una minucia comparado con todo lo que le tocaba lidiar.

 

- Hay que suturar- . La sonrisa de Ri se oscureció, pero Bae seguía manteniéndola. 

 

Desde ese momento se convirtió en su apoyo. 

 

Llevó su mano hacia el rostro de SeungHyun , y poniendo el dedo índice en su frente, dijo:

 

- "Hoy no hay lugar para el dolor. Aguanta un poco."

 

Y mientras, aún con anestesia Ri veía las estrellas, maldiciendo la dulce mentira de YoungBae, no podía evitar decir para sus adentros: 

 

- "O tal vez este sea el mejor accidente de mi vida".

 

Dos días después, volvió al hospital donde trabajaba el mayor. Esta vez, otro dedo. Misma mano. Misma hora. Pero sabía que todo era tan diferente.

 

- ¿Otra vez? Aún falta para quitarle los puntos del otro dedo y vienes con otro problema - Bae sonrió 

 

Pero la herida no era tan grave como la primera. De hecho solo hubiera bastado con una curación casera. 

 

YoungBae penso que Seungri era más inteligente, porque sospecho que la herida fue causada solo para tener una excusa para verle de nuevo

 

-No quería esperar varios días para quitarme los puntos - Respondió SeungHyun nervioso

 

"Hoy no hay lugar para el dolor", volvió decir. 

 

Esta vez, su dedo, antes de abandonar la frente de Ri, acarició levemente su nariz.

 

Aquella tarde Seung iba a vencer sus miedos. Le iba a decir a su enfermero lo que tanto le aquejaba en su interior, tenía tantas ganas. O iba a tocar el cielo con las yemas de los dedos y por el contrario iba a estamparse contra el suelo del infierno. Sea como fuere, al menos moriría con una sonrisa sabedora de haberlo intentado.

 

Esperó por él. Era la primera vez que se atrevía a confesar aquello.

 

Estuvo un par de horas allí, hacia la entrada, bajo la copa de un árbol de mango, admirando el ir y venir del gentío. 

 

Al verlo venir, aquellas ganas se estaban volviendo contra el. Tenía demasiado miedo de las personas; un montón de siluetas oscuras que parecían odiar todo lo que YoungBae representaba para el, todos los anhelos que él despertó en Seungri.

 

Tenía demasiado miedo de Bae. Del que fuera una sombra más, como ellos, carente de sentimientos y lleno de odio hacia su querer.

 

Días más tarde fue para quitarse los puntos. Esta vez no hubo suturas, y aún así llevó su dedo de nuevo hacia su frente. Casi rozó los labios de Ri al retirarlo. Casi.

 

- Parece que será la última vez que nos veamos. ¿No tendré que preocuparme más por ti? - Bae sonrió. 

 

El mundo de Seung se volvió a estremecer. Sus anhelos volvieron a despertar. No, no podía olvidar, no podía deshacerse de sus pensamientos tan fácil como los puntos que se desprendían de la piel, de su piel.

 

Se enmudeció. No podía sostener la mirada de YoungBae ni mucho menos devolverle la sonrisa. Esa tarde se lo iba a decir. Esa tarde o moría o renacía.

 

Cuatro horas después, con su cabeza a punto de reventar y el cuerpo hirviéndole, Dong salió cargando su mochila. Se sorprendió al ver al menor. 

 

- No me digas que te has lastimado de nuevo

 

- Hoy no. Te he esperado para poder acompañarte. Quiero agradecerte por lo que has hecho - Enserio Lee SeungHyun habia dicho eso?

 

- Ya veo... Pues vamos. Qué demonios. La verdad es que estoy sediento, y odio tomar algo aquí - Sonrió 

 

Pasó la tarde. Corrieron las bebidas, las risas, el leve tacto de sus manos que parecían ser profetas de noches inolvidables. Llegó la noche, las despedidas y los números de teléfono.

 

Y así se hizo costumbre visitarlo casi todos los días. Seungri se sentía feliz, y sabía que Bae también, se notaba cómo se iluminaban sus ojos cada vez que el mayor miraba a Ri esperándole bajo el mango.

 

Pero ambos sabían que había algo más, que faltaba un último paso que tenían que dar. 

 

En la noche del cumpleaños de YoungBae o Taeyang como le dijo que le llamara, fueron a bailar. 

 

Con la hermana de Seungri y su amiga pudieron pasar desapercibidos. Cuando Bae bailaba con su hermana, y Seungri con su amiga, el menor trataba de buscarle los ojos a su compañero para después dedicarle una sonrisa cómplice. 

 

Toda la noche fue así, una maldita tortura encorsetada que debía soportar Ri para estar cerca de Bae sin temer.

 

La noche siguió, las niñas se cansaron y descansaron en uno de los sofás. La hermana de Seung terminó ligando luego, allí mismo. 

 

La música bajó a ritmos más románticos. Entre el humo pesado y las paredes que parecían sudar, Bae se acerco a Hyun para agradecer tan estupenda noche, para después envolverlo en un gran y cálido abrazo.

 

Pero estaba durando más de lo que debía. El mentón de Taeyang reposó en el hombro del menor y sus manos parecían no querer desprenderse de su espalda.

 

¿Es acaso todo esto producto del alcohol en las venas?

 

Un beso rompió el iceberg que se les interpuso el día en que se conocieron. 

 

- ¿Tienes miedo?

 

- No tengo idea de lo que me estás queriendo decir - Respondió Seungri

 

- Sé que tú también tienes miedo, como yo. Tu hermana me lo contó

 

- La voy a matar - Sonrió Lee

 

- Sobre mi cadáver - Bae sonrió 

 

"Miedo...", reclamo Ri para sus adentros.

 

Acerco su boca al oído de Tae.

 

- Miedo a ellos, a lo que piensen. Que nos destruyan

 

- Al diablo con ellos. Todo lo que me importa eres tú, y esa es la verdad... Así que dime dónde duele, que trataré de curar

 

Sin temores, las sombras se desvanecieron a su alrededor. 

 

Si querían fulminarlos, no podrían ni en mil años. Si de alguna forma conseguían herir a Seungri, el sabría que los dedos de Bae le consolarían.

 

Tan solo podían escuchar el sonido de sus bocas, el sonido de la canción romántica... y los aplausos jocosos de la hermana y su amiga.

 

Esa noche, en la casa de Taeyang, reventaron y mandaron a la mierda todos los dogmas.

 

Ri fue el primero en deshacerse de sus prendas de ropa. Las de YoungBae las acompañaron en el suelo poco después. Cayeron abrazados en la cama. Lee encima de Bae. Y exploraron con sus manos y bocas todos sus secretos.

 

El miembro de Ri restregándose contra el vientre de Bae, mezclándose con el sudor y su humedad, mientras que Taeyang azotaba seca y lentamente el trasero del menor.

 

Fue la primera vez que las manos de Seungri encerraron entre sus dedos el sexo de otra persona. De un hombre. Era tan distinto a las fantasías. 

 

Las mariposas en el estómago y el corazón ardiente reventando en la garganta no se pueden imaginar. 

 

YoungBae lo abrazó y lo giro. Ahora Seungri estaba a su merced. A besos fue bajando por el cuerpo de menor hasta llegar a sus piernas. Mientras su lengua serpenteaba en Lee, este último solo se limitaba a morder sus labios y empuñaba las sábanas en medio gemidos.

 

Esa noche no pudieron probar el placer carnal más deseado. 

 

Realmente no estaban listos, así que los dedos humedecidos con los fluidos que su bocas guardaban hicieron lo que pudieron para calmar sus ansias. Solo por esa noche.

 

Piel contra piel, con el ardiente fuego que se acomodaba entre ambos, se guardaron unas sorpresas más para el final.

 

Pasaron los días. 

 

SeungHyun siempre esperaba bajo el mango, escuchando aquella canción romántica que despertó su aventura. Aquella que sonó durante aquel primer beso. Siempre allí, esperando su sonrisa y luego el consuelo de sus dedos que sanaban cualquier herida que provocaban las sombras. Siempre curando allá donde la carne no existe.

 

Lo que habia entre ellos nunca fue por morbo, por sexo puro. Lo suyo fue porque se necesitaban, el uno al otro, para poder existir entre ellos, para no caer destrozados en el suelo.

 

Tomados de la mano, sin miedos, sin tabúes y sin sombras a su alrededor. ¿Eran ya tres meses juntos? Al menos estában cerca de ello.

 

Siempre estando en su refugio, su mundo.

 

Recuerdos y recuerdos suturados en mi piel.

 

Todo cambió aquella tarde en la casa de Seungri, con su hermana espiándolos sonriente, pasando y ojeando cada vez que podía. 

 

Dong YoungBae estaba a punto de casarse y Seungri apenas sabía de ello. Estaba a nada de alejarse, su relación estaba culminando.

 

Nunca entendió el menor por qué se lo oculto por tanto tiempo. ¿Era porque Taeyang veía a Seung como el débil, el que necesitaba recibir fuerzas? Siempre fue él el que más lo necesitaba. Tras su sonrisa se escondía el dolor, tras esos pequeños ojos brillantes se escondía la tristeza. 

 

Ri lloró desconsoladamente. Pero aún con todo el mundo viniéndole encima, Bae llevó su dedo a la frente de su amor, bajando hasta los labios, susurrando "Hoy no hay lugar para el dolor". Y se besaron y aún con su separación encima, hicieron el amor.

 

Seungri cerró los ojos. Abrazado a su novio, a sus manos consoladoras, a su sexo húmedo y palpitante, y al dulce sonido de su voz. 

 

Desde aquella vez juro y le prometió al mismo Bae hacerse fuerte. Solo por él. 

 

No. "Hoy" no hay dolor.

 

Entonces caen los sueños. Se rompen los anhelos.

 

Lee sentía que se resquebrajaba su piel. Sentía que no había puntos suficientes en el mundo para cerrar su herida que se desangraba día con día. 

 

Sentía despertar en el mundo de los vivos e hipócritas. Sentía morir en la tierra de los dulces recuerdos. Había lágrimas recorriendo sus mejillas. 

 

Hoy no estaba Bae aquí. Ni lo estaría mañana, ni pasado, ni cuando fuera a escuchar "Tell me where it hurts", en las sombras del árbol de mango.

 

Sentía que las sombras ganarían la batalla pues ya no había manos que puedan curar las heridas que hacen.

 

Se sentía el hombre más miserable del mundo. Pero no debia dejarse vencer, habia hecho una promesa.

 

Le era inevitable no hablarle a aquella fotografía que siempre sostenía entre sus manos, le era inevitable no decirle lo siguiente:

 

" Toma de mi mano, desde allá donde estés, y llévame donde no teman vernos ni escucharnos. Cúrame. Que nuestro amor, hoy huérfano de lazos, aún resucita en mi memoria. Llévame allá donde el mundo desaparezca"

 

Si tan solo se lo hubiera dicho antes de que se marchara. Pero ya era tarde, el no regresaría aunque por dentro se muriera de ganas.

 

A veces, durante las noches, soñaba que Bae regresaba. Y de alguna manera, aunque sea por un instante, sus dedos volvían a curarle las heridas.

Notas finales:

En lo personal creo que hubiera quedado mejor, si lo hubiera hecho con tiempo... (Lo hace unas horas antes del festival xD) 

Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo que lo disfrute escribiendo. Gracias por leer!


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