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Historias de bares por Javi bribriblibli

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Notas del fanfic:

Hola de nuevo!

Esta vez les traigo mi compilado Historias de bares. Les cuento más menos de qué va la cosa.

Hace unos años ya empecé a escribir cuentos para una clase de Composición Literaria que tenía en la universidad. Allí nació "Harry", la historia de un obrero que conoce a una chica en un bar y... no les digo más porque les estaría contando el primer capítulo jajaja. Así que este fanfic es la adaptación de esa serie de cuentos que empecé a crear a partir de "Harry" y que formarían mi primer compilado titulado de la misma forma que este fanfic. 

Para fines de esta historia y que las cosas calcen, muchos elementos fueron modificados. Veamos en que resulta todo esto :p

Notas del capitulo:

Thorki - universo alternativo

El bar estaba al límite de su capacidad, el estruendo de la música tenía a todos gritando para poder escucharse, el humo de los cigarros era una cortina gris y Thor, en su ya familiar rincón, no paraba de toser.  ¿Qué te sirvo, Thor? – Preguntó el mesero – Lo de siempre – Respondió el aludido prendiendo otro cigarro. Y es que era tan común verle los viernes por las noches en ese bar que ya todos lo conocían, incluyendo al dueño.
 
El mesero volvió a su mesa con una botella  y un vaso. Si tuviera un puto trabajo decente, podría beber algo mejor -  refunfuñó por lo bajo y abrió a regañadientes la cerveza barata. Su pelo rubio desordenado caía desde su cabeza hasta sus hombros, al menos aún no era un viejo pelón y era lo que más agradecía, el resto poco le importaba. El calor del local hizo que se quitara su chaqueta, su chaleco viejo y sus jeans gastados olían a cigarrillo, sus bototos de obrero salpicaban barro hacia todos lados mientras movía sus pies al son del rock que sonaba en el wurlitzer. Tomó un sorbo de la cerveza y al levantar su mirada se topó con un abrigo verde y una larga melena negra mojada  por la lluvia del exterior.
 
Era un chiquillo que se notaba bastante jóven, de tes pálida y sonrisa reluciente con un llamativo prendedor de gato en su chaqueta, dejando embobado a Thor que, como viejo verde, siguió con su mirada ese movimiento de caderas hasta que se sentó del otro lado del bar. Junto a él había un chico de su edad que se sentó a su lado y le dio un beso en los labios. El pololito debe ser ese – bufó y se quedó pensando en que buen culo tenía el muchacho.
 
Pasadas las horas Thor ya estaba bastante entonado y se divertía coreando las canciones de los Ramones en un inglés incomprensible. En algún rincón de su mente medianamente consciente escuchó el nombre del chiquillo. ¡Loki se llamaba el condenado de culo vistoso! Y el viejo verde gozaba con sus recuerdos claramente exacerbados por el alcohol.
 
En un momento entre canción y canción del wurlitzer, se hizo el silencio y Thor cruzó su mirada ya un tanto bizca de lo ebrio que estaba, con la dulce de Loki. Sintió que fueron siglos en los que no apartaron sus ojos uno del otro, luego se envalentonó y le hizo un gesto para que se acercara. Él le sonrió seductoramente y le apuntó con un dedo en dirección a los baños y se puso de pie para caminar hacia ellos. Thor tragó saliva, parecía un sueño, un estúpido sueño del que no se iba a sentar  a reparar y poniéndose de pie con el corazón acelerado, camino lento, pero seguro hacia los baños.
 
Una vez dentro, abrió cada puerta hasta que encontró en uno de los cubículos al muchacho. Tenía puesto el abrigo y al verlo comenzó a abrirse botón a botón de este. El rubio cerró tras de sí la puerta mirando embobado como el chico frente a él se desabrochaba la larga prenda y, para su sorpresa, solo traía un pantalón puesto. Loki seguía sonriendo y ya medio desnudo bailaba una candente melodía que solo ellos dos oían. Thor se acercó más aún a él y cuando estaba a punto de tocarlo, él se cerró el abrigo y salió del baño riendo a carcajadas y llamándolo con una señal de su mano. Con el inesperado movimiento, se cayó su prendedor de gato, él lo tomó y la siguió obediente como un perro verde, tomando su abrigo y siguiéndolo a la calle.
 
Cruzaron corriendo la Avenida con un par de bocinazos tras sus espaldas, siguieron corriendo entre las calles de la ciudad las cuales, con su borrachera, el rubio no pudo distinguir. Llegaron a un departamento, Loki sacó unas llaves de su bolsillo, caminaron de la mano y dando tropezones en la oscuridad con algunos objetos tirados en el pasillo. Entraron en una habitación y Loki prendió una luz tenue, se sacó el abrigo y se lanzó a la cama frente  a ellos, siempre sonriendo. ¡Por fin mío! – pensó Thor y sacándose los bototos y el resto de la ropa subió a la cama junto a al chiquillo, acercó su mano a su pecho y antes de poder tocarlo, todo se volvió negro.
 
¡Thor, despierta! Estamos cerrando. ¡Que hombre más pegote! – dijo el mismo mesero de toda la noche. Como pudo abrió los ojos, la habitación entera se le movía, parecía que estaba arriba de un carrusel. Decepcionado y notando que la aventura de esa noche había sido un sueño de borracho, tomó su chaqueta y salió del bar arrastrando los pies. Tras él y tirado bajo el asiento que antes ocupó, un prendedor con forma de gato brillaba bajo los primeros rayos de sol de la mañana.

Notas finales:

Esta historia me despeja un poco la cabeza para poder seguir con La primavera no tiene jardín que ya me estaba sacando canas verdes jajajja.

 

 

Nos estamos leyendo!

 

 


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