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En mi vida, te amo mas. por SkyBlue7

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Notas del capitulo:

Este es el segundo OneShot que escribo, la pareja de apoco me comenzaba a gustar y ahora simplemente los amo.

Es un pequeño OneShot que cuenta a grandes razgos como comenzo su pareja, espero que disfruten leerlo como yo al escribirlo. 

 

Pero todos estos amigos y amores

Ninguno se compara contigo

Y estos recuerdos pierden su significado

Cuando pienso en el amor como algo nuevo

 

Ambos recordaban perfectamente la primera vez que se vieron, Himuro como era ya costumbre al menos una vez al mes fue a casa de su hermano a pasar el fin de semana, ambos de apoco se estaban encargando de reconstruir esa hermandad que tanto valor tenían para ellos y no quería que se perdiera, fue una sorpresa el hecho de que esa noche de viernes todo el equipo de baloncesto a la cual el peli rojo pertenecía fuera a pasar el rato y fue ahí donde ambos se conocieron, la primera impresión que Himuro tuvo acerca de Izuki fue que era una persona agradable, sencilla y fácil de leer, alguien con humor y quien buscaba la diversión de sus compañeros, sin obviar su natural belleza. Más para el base de Seirin la perspectiva que tuvo sobre el hermano del As de su equipo fue un tanto diferente, era un joven tranquilo, cortes y un tanto misterioso, su personalidad en si junto con su apariencia hicieron que una curiosidad la cual nunca antes había sentido floreciera en sí.

 

El segundo encuentro de ambos fueron semanas después, Izuki se encontraba divagando por las calles del centro y Himuro había terminado de realizar unos trasmites pendientes, solo basto un café y un buen momento entre ambos para que las ganas de volver a verse y reproducir una tarde igual surgiera en ellos. Los meses pasaban y traían consigo nuevos sentimientos, primero comenzaron los pequeños mensajes de textos, saludos y demás trivialidades, luego ligeras llamadas para informarse en qué lugar seria su próximo encuentro, ambos alegaban que para ellos no eran más que simples reuniones de amigos, les era fácil entablar una conversación, el poder expresar sus opiniones y gustos libremente, pero luego cuando las palabras ya no salían de su boca disfrutar de la simple compañía, del silencio que los embolia y de cómo el tiempo que pasaban junto no era pedido.

 

Quien fue el primero en caer que el sentimiento que sentía por el otro iba más de haya de una simple amistad fue Izuki, se había encontrada a si mismo esperando cada día un mensaje de este, no necesitaba entablar grandes conversaciones ni mucho menos, solo un simple “Buenos días” y ya era suficiente para él, el hecho de que el más grande se acordara y se tomara las molestias de saludarlo bastaba. De apoco con cada encuentro que se efectuaba entre ambos un nerviosismo que antes no sentía se hacía presente en su cuerpo, ahora se había vuelto mucho más cuidadoso, seleccionaba con anterioridad cual podría ser la mejor prenda para verlo, pensaba más de una vez en sus respuestas antes de darlas y hasta utilizaba sus mejores chistes esperando hacerlo reír, cosa que siempre funcionaba y que cada vez que lo lograba de apoco una extraña calidez se incrementaba en su pecho y lo absorbiera por completo, él estaba completamente seguro que sus sentimientos habían cambiado, más su timidez y falta de experiencia en todo lo que tenga que ver con el romance lo acobardaban, haciendo que lo ocultara tanto como podía.

 

Himuro tardo un poco más en darse cuenta o al menos el lo creía así, estaba acostumbrado a estar con las personas por mera atracción física y si el tuviera que haber tenido algo con el miembro de Seirin solo por la belleza que este portaba lo hubiera hecho hace tiempo, pero esa pequeña relación de amistad impidieron hacerlo avanzar. Más de apoco sus sentimientos comenzaban a florecer sin que él pudiera retenerlos, él era consiente sobre sí mismo y su forma de pensar, tenía una única visión a todo y por lo general todas las personas que se encontraban a su alrededor tenían el mismo significado para él, nadie a quien él podía catalogar importante. Hasta que comenzaba a darse cuenta que saber de Izuki todos los días era algo parecido a una necesidad, que cada semana debían verse sin importar el día o la hora, que la simple idea de no poder hacerlo podía llenarlo de furia.

 

Fue una de esos encuentros casuales en donde se besaron por primera vez, Izuki hablaba sin parar, contando todo lo que le había pasado hace unos días, comentando del clima y de algunos artículos que leía de la revista semanal de básquet, sus manos jugaban de vez en cuando con sus prendas y sonreía cada 5 segundo. Himuro solo lo observaba, intentaba escucharlo más su atención solo estaba en sus labios, había pasado unos días desde que acepto que la persona que se encontraba sentado frente suyo era particular para él. En un arrebato su diestra se posó en la nuca ajena sin previo aviso, el base de Seirin detuvo su hablar y lo miro curioso, pensaba preguntar si le sucedía algo pero sus palabras nunca pudieron ser formuladas, el miembro de Yosen se encontraba besándolo, era uno tranquilo y suave, su labios se acoplaban entre ellos hasta que sus lenguas se volvieron curiosas, explorando la cavidad ajena, enrollándose entre ellas y comenzando una ligera danza que los hacían deleitarse con cada pequeño movimiento, parecía que ambas se conocían desde siempre moviéndose rítmicamente con la otra, más la falta de oxígeno hicieron que tuvieran que separarse, las mejillas sonrojadas de Izuki, su mirada apenada quien apenas correspondía a la mirada analizadora de Himuro fueran las primeras de las muchas que se dedicarían entre ambos.

 

Paso un mes y medio desde ese primer beso para que ambos formalizaran su relación, durante todo ese tiempo no dejaban de ser un ida y vuelta entre ambos, cada que se veían pequeñas caricias eran dadas, nuevas oleadas de besos y charlas sobre ellos, sobre que esperaban del otro y si lo que estaban haciendo era lo correcto, si sus sentimientos no eran más que simples confusiones y si se tomarían lo que implicaba una relación con seriedad. Luego de que informaran de su relación a sus amigos más cercanos las sorpresas y felicitaciones no tardaban en llegar, sus buenos deseos eran agradecidos junto con la aceptación de ellos como parejas los aliviaban.  

Llevaban tres meses de relación cuando pudieron estar juntos sexualmente. Todo se había complicado cuando Himuro se enteró que Izuki era virgen en todos los sentidos de la palabra, este último se encontraba lleno de miedos y dudas cada que vez el tema era tocado y sus largos besos y caricias querían ir mas allá de simples roces de piel. Para Himuro era difícil tal situación, él estaba acostumbrado a esas famosas relaciones de una noche, donde las cosas eran claras y sin rodeos, donde lo único que importaba era el simple placer carnal y nada más, tener que esperar todo eso fue particularmente un desafío. Mas él se esmeró para que su primer vez fuera especial para el otro, fue un noche lluviosa en casa de Himuro, todo comenzó luego de que ambos se encontraran acostados charlando y compartiendo leves risas, leves toqueteos y pequeños besos robados, de apoco la mano del miembro de Yosen quitaba las prendas, besaba y acariciaba la blanquecina piel de su pareja, cada caricia sobre el desnudo cuerpo eran dadas con seguridad y confianza, su mirada en todo momentos buscaba trasmitirle ese sentimiento de que era correcto lo que hacían, de que hacia bien en entregarle su primera vez a él. Pero Izuki estaba nervioso y tenía miedo, miedo de salir lastimado, miedo de no ser lo suficientemente atractivo, miedo de su falta de experiencia y por sobre todo miedo de que luego de que una vez que terminaran Himuro se aleje de su lado. Todas esas inseguridades fueron abandonándolo en lo que avanzaban, a paso lento y tranquilo Himuro se había encargado de prepararlo lo suficientemente bien, se había encargado de llenar su piel de besos y algunas marcas, en el momento de poder unirse sus cuerpos finalmente lo había hecho con cuidado y con paciencia, dejando que se acostumbre a él y consolándolo cuando traicioneras lagrimas abandonaban sus ojos, una vez que este se había acostumbrado arremetía en su cuerpo con fuerza, lo sostenía entre sus brazos y se deleitaba con los jadeos que Izuki dejaba salir, los sonidos que sus cuerpos emitían, la lluvia quien hacían un contraste perfecto con los gemidos que retumbaban en la sala producto del placer que experimentaban, en todo momento fue un acto de entrega, de confianza en el otro y del cariño que ambos se tenían, esa noche no hubo arrepentimiento en Izuki, esa noche Himuro había sentido la increíble sensación de no solo poder disfrutar del placer carnal, si no de ese placer que uno solo sentía cuando lo hacía con esa persona especial.

 

Izuki se encontraba recostado entre las piernas de Himuro, la película había llegado a su fin más ninguno de los dos quería moverse, el invierno tras la comodidad de las mantas y sus cuerpos aferrados unos de otros era demasiado intenso, por lo que prefirieron permanecer un poco más así. Ninguno de los dos decía nada, solo simples caricias del parte del miembro de Yosen al contrario, habían pasado 5 meses desde que comenzaron a salir que fue en ese mismo instante en el cual el base de Serin, con sus ojos cerrados y su cabeza echada sobre el pecho de su novio había dicho que lo amaba, fue un momento tan simple, tan íntimo y tan cotidiano que a la vez lo hizo tan hermoso, un Yo también te amo fue la respuesta que obtenida, unas ligeras sonrisas y pequeños besos.

 

Y aunque se amaban y sabían que siempre querían estar juntos las discusiones eran inevitables, y lamentablemente siempre comenzaban de la misma forma. Siempre las inseguridades y miedos que parecían ya no estar latentes en la cabeza Izuki volvían, eran minúsculas pero a la vez lo suficientemente significativas como para hacerlo dudar de fidelidad de Himuro, hacer que de sus labios brotaran reproches, acusaciones y enojos. Y siempre todo empeoraba cuando Himuro llegaba a su limites, cuando su semblante tranquilo se transformaba en una mueca de disgusto y cuando sus serenas palabras eran remplazadas por gritos de frustración, cuando su figura se imponía sobre la de su novio y lo hacía acallar de una buena vez, cuando quitaba todo su enojo en golpear y hacer añicos lo más próximo a su alcance para luego marcharse y dejar a un asustadizo Izuki sin saber nada de el por días. Y de la misma forma ambos se buscaban, se pendían perdón y se juraban ya no volver a cometer los mismos errores, aunque sabían que luego volverían hacerlo, aunque no importaba, porque se amaban y ese amor era lo suficientemente fuerte como para poder superar cualquier cosa.

 

Y el tiempo parecía concurrir cada vez más rápido, y pronto el primer año de noviazgo había pasado, ambos se encontraban en su último año de secundaria trayendo así nuevas emociones, seguían siendo miembros cada uno de sus respectivos equipos de básquet, seguían participando en las competiciones que se realizaban y como si fuera inevitable tuvieron que competir uno con otro, alegrándose por sus victorias y acompañándose en las derrotas, afianzando aún más su amor. Llenándose de paciencia en la época de exámenes, aceptando los tiempos del otro, respetándolos y esperando con paciencia esos pequeños minutos en los cuales podían hablar en el día, sintiéndose dichosos de esas horas semanales que podían compartir, en las cuales podían abrazarse, besarse, mimarse y fundirse en una pasión que solo ellos conocían.

                                                                                    Y pronto todo termino, la graduación había llegado para ellos y tuvieron que dejar atrás unas de las etapas más gratas de su vida, despidiéndose de sus amigos,  prometiéndose estar en contactos y verse tanto como pudieran.

 

La ultima caja había sido desempacada, el  florero el cual era un regalo de Taiga y Kuroko adornaba ahora al estante cerca de los sillones de lo que era su pequeño living, o más debían decir su pequeño apartamento en el cual ambos convivían, el cual habían alquilado con las ganancias que le dejaba su empleo de medio de tiempo, el lugar quedaba a solo dos cuadras de la universidad en la cual ambos estudiaban y a solo 5 cuadras de donde trabaja Izuki y a 10 cuadras de donde lo hacia Himuro. Su departamento era pequeño, un simple balcón, una cocina comedor, un cuarto de baño y una recamara donde ambos dormían. Era tan ordinario que hacía que fuera simplemente perfecto.

 

—  Hay que hacer nuestra primera comida juntos en nuestro nuevo hogar Himuro — Dijo Izuki cuando vio cómo el contrario se dejaba caer en el sillón y cerraba sus ojos, demostrando así el cansancio que tenía por haber trabajado todo el día en la mudanza. Comenzando a moverse hacia el mismo, dejando ahora que su cuerpo caiga sobre su novio igual de exhausto, dejando su rostro su cuello y sus manos sobre su pecho, imitando su misma acción y cerrando los ojos también.

 

—  Vamos hacerlo, pero antes descansemos solo unos minutos — Fue todo lo que dijo antes de que su diestra descansara en la cintura ajena, y su zurda acariciara esos sedosos cabellos.

 

Se permitieron disfrutar de su presencia como hace tiempo no lo hacían, se permitieron regocijarse de su calidez, de su compañía y de ese amor que inundaba sus corazones desde el primer día. Jurándose en ese silencio el cual los envolvía que se amarían hasta el final de sus días, que se amarían en la eternidad y mucho después de ella, sabiendo que aún les quedaba mucho que recorrer, mucho que vivir, y que la única certeza en su vida era que se amaban. 

 

Notas finales:

Al inicio aparece un fragmento de la cancion In my life - The Beatles la cual es 100% Recomendable.

Muchos saludossss. 


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