Esta es la historia de un demonio vestido de ángel.
El demonio que sólo deseaba ver dolor y sufrimiento por doquier.
Él escogía a sus víctimas aleatoriamente, se hacía pasar por alguien bueno para ganarse la confianza de su víctima y después destruirla de la forma más cruel posible. Dejando una mancha imborrable de dolor en su alma.
Un día buscaba a otra víctima, veía a todos aquellos que paseaban felices bajo su mirada, sentía la ira crecer en su interior al observar tal despreocupaciones en las personas. Y cuando estaba a punto de escoger de entre todos ellos a su siguiente víctima, se encontró con un muchacho de mirada triste y sonrisa decaída.
El demonio sonrió.
Aquel era su tipo. El alma dolida en proceso de recuperación era la mejor para destruir completamente.
La suerte parecía estar de su lado.
Ambos iban a la misma universidad, diferentes años, carreras similares.
Él estudiaba artes y el demonio música.
Llegó el momento en que entablaron una conversación.
El demonio era un perfecto engatusador, con aquella sonrisa alegre y pura conseguía engañar a cualquiera. Con aquella mirada falsamente llena de inocencia y bondad no había quién se atreviera a dudar de él.
Aún cuando todo el mundo hablaba de lo mala persona que era.
—¿Por qué todos dicen que eres un asco como persona?
La inocente víctima tuvo el valor de preguntar el porqué de tantos rumores que corrían sobre Kai, aquel bello demonio.
Una risa nerviosa escapó de los labios mentirosos.
¿Qué inventaría esta vez? Las posibilidades eran ilimitadas.
—Eso es… verás, esto es alguien que no se lo digo a muchos, pero creo poder confiar en ti, Ruki. Hace tiempo estuve en una relación con un chico, él era bastante agresivo, en todo sentido, tanto verbal como físico, un día me cansé y lo dejé… él dijo que yo cometía todo tipo de atrocidades contra su persona, que lo engañaba durante nuestra relación, que era yo quien lo maltrataba y esos comentarios se esparcieron con rapidez.
Ruki se creyó toda esa palabrería ¿Y cómo no? Si en aquellos oscuros ojos se refleja tanto dolor guardado que era imposible no creerle.
Ruki pensó que las personas estaban muy mal.
¿Cómo podían creer todo lo que por ahí se decía de alguien tan bueno como Kai?
Pero Ruki no tenía idea que en realidad aquel demonio era mucho peor que como lo describían los rumores de pasillo. Oh, no tenía ni la menor idea.
Kai sufrió de un ataque de risa cuando estuvo por fin solo. Quizás hubiese sido mejor estudiar actuación.
En todas sus historias él siempre quedaba como la víctima.
Con el tiempo se hicieron grandes amigos, o eso pensaba Ruki. El demonio sólo estaba intentando llevar a cabo su plan, nada más, o eso insistía en pensar cada vez que el tema volvía a su mente.
Un poco más de tiempo y ya eran pareja.
El plan del demonio jamás contempló ser la pareja de aquel muchacho de ojos tristes.
Pero ya que estaba en eso, ¿Por qué no seguir? Así el golpe final sería más doloroso.
Ruki le enseñó a Kai cosas que no habría podido aprender por sí mismo.
Por ejemplo, lo que significa tener los cuidados y atenciones de otro sobre ti.
Toda su vida aquel demonio había estado solo.
El cambio era enorme y algo crecía en su interior.
Pasó un año.
La feliz pareja continuaba junta.
El demonio se justificaba diciéndose que necesitaba más tiempo.
“Mientras más tiempo pase, mayor será el daño.”
En su interior ese algo continuaba creciendo.
Pasó otro año.
La pareja llevaba dos años juntos y vivían en el mismo lugar.
Todo parecía ir estupendamente, con pequeños altibajos, como todas las parejas.
Pero el demonio estaba preocupado.
Su plan se había modificado totalmente. El que antes tuviera como objetivo quebrantar una pobre alma ya era cosa totalmente olvidada.
El demonio se enamoró del muchacho de ojos tristes.
Su plan no consistía en otro que hacer feliz al muchacho.
¿Pero quién podría ser feliz al lado de un demonio?
Ni si quiera él se sentía bien consigo mismo.
Pasó otro año.
Las cosas parecían ir igual de estupendas.
El demonio estaba asustado. Sentía que pronto echaría todo a perder.
Porque él era un demonio que se disfrazada de ángel para romper todo lo que estuviese a su alcance.
Sin embargo, ya no quería ser más ese demonio que se había obligado a ser. Deseaba con todo su ser convertirse en alguien brillante y amable como quien fingía ser.
Pero lo que él no sabía, es que ya era aquello.
Ruki había vuelto su deseo realidad, él se encargó de convertirlo en lo que verdaderamente era, porque ese era su trabajo. Él era un verdadero ángel.
El problema es que había fallado en cumplir su misión. No debía enamorarse de su protegido, pero sucedió.
Y el castigo sería severo.
Aún así, ya nada importaba.
Kai se había fallado a sí mismo, pero poco le importaba si podía tener a su ángel a su lado.
Ruki había roto las reglas, nada le importaba si podía permanecer con aquel ángel disfrazado de demonio.
Pero el final para un ángel y un demonio que se enamoran es trágico.
El castigo eterno que ambos recibieron…
Seguirán encontrándose en sus otras vidas, seguirán enamorándose en las siguientes vidas, pero jamás podrán vivir juntos, en ninguna vida.
Su final siempre será desastroso sin importar cuánto luchen por ello.
Esas son las consecuencias de romper las reglas.
Un ángel y un demonio nunca podrán estar juntos, no es natural, no puede suceder.
Está prohibido por todas las leyes que los humanos desconocen.
Esta es la historia de demonio que deseó volverse un ángel.
Y es la historia de un ángel que se enamoró de un demonio.