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volver a encontrarnos, volver a sentirnos por Samantha0507

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Notas del fanfic:

Los personajes de KNB no me pertenecen y son solos utilizados por diversion sin animos de lucro.

Notas del capitulo:

Bueno este lindo fic esta creaado para el mes MuraAka, espero lo disfruten.

Naho, gracias por ser mi beta!!!!

dedicado a esa personita que llena mi vidita dia a dia.. gracias 

Pudo sentir como su pecho se apretó en cosa de segundos,  solo con ver lo que había delante de sus ojos.

 

El partido había terminado, Akashi había sido derrotado, pero frente a sus ojos estaba nuevamente el Akashi que él conocía, el que podía sentir como su Aka-chin había regresado.

 

Murasakibara se puso de pie sin despegar la vista de la cancha, llamando la atención de sus compañeros,  quienes se preocuparon  al notar la palidez en el rostro del pelilila, su respiración se tornaba errática con el pasar de los minutos.

 

-Atsushi…- La voz de Himuro se sentía lejana, sin ninguna intención de poner atención tomo una decisión, no quería responder preguntas, solo quería alejarse

 

-Debo hacer algo…- se excusó, nada más terminar la frase,  se alejó de sus compañeros dejando sus dulces en el asiento, el moreno miro a la cancha notando que el semblante del pequeño pelirrojo era diferente, algo en él emanaba un aura diferente, Himuro supo en ese minuto que Atsushi quería permanecer lejos, la mirada del pelirrojo se había mantenido fija hacia ellos, algo extraño pasaba.- ¿de qué huyes, Atsushi?- Himuro lo sabía, huía del pasado que no podía enfrentar, quizá esa era la razón por la que se llevaban bien, ambos huían del pasado.

 

El pelilila corría, solo quería alejarse, solo quería irse, esa mirada, la había visto antes, pero había pasado tanto tiempo, de pronto todos sus recuerdos habían vuelto, de pronto sentía todo tan vivo en su ser, todo nuevamente estaba justo frente a él.

 

Cuando llego al departamento no lograba sacar la llave de su bolsillo, sus manos temblaban, su cuerpo se estremecía ante las sensaciones que lo recorrían.

 

Cerro la puerta dejándose caer, le dolía el pecho, la cabeza, su cuerpo en general, sentía las lágrimas bajando por sus mejillas, como podía sentirse así, como podía asustarlo tanto lo que estaba pasando.

 

No supo cuánto tiempo paso antes de sentir un suave golpe en su puerta, todo se veía oscuro, parecía que había anochecido.

 

El sonido lo trajo de vuelta, fue en ese instante que lo supo, la persona que estaba en la puerta de su hogar no podría ser otra, después de todo,  había vuelto, hace solo un par horas el Akashi de siempre había vuelto, su Aka-chin había vuelto.

 

-Atsushi…- la voz  lo hizo estremecer, solo él podía hacer que su piel se erizara al nombrarlo, cada fibra de su cuerpo había reaccionado de la nada, pero como, no entendía como, se había visto ya varias veces con Aka-chin y ya no era lo mismo, pero en ese minuto sabía que el hombre que estaba en la puerta era su Aka-chin.-… Por favor… Atsushi, abre.

 

-tú… volviste…- se levantó dándole entrada a su ex capitán.- estas…- quería llorar, verlo nuevamente era doloroso, tan doloroso.

 

-tarde, pero estoy de vuelta, Atsushi.- una sonrisa tierna, llena de calidez se hizo presente en el rostro del pequeño

 

-No quiero oír eso, Aka-chin… no quiero oírte, no eres tú, te irás… yo estaré aquí… siempre…pero si él vuelve… el volverá y te llevara lejos de mí, Aka-chin… te llevará tan lejos… otra vez…-la necesidad de alejarse era tan grande, las ganas de huir. Antes de poder llegar a la sala el gigante dio con las rodillas contra el suelo, las fuerzas se le habían acabado, Akashi lo había destruido nuevamente.

 

-¡Atsushi! ¿Qué tienes? ¿Te sientes mal?-  el miedo y la preocupación en el rostro del pelirrojo hacía que su cuerpo y su corazón perdieran fuerzas poco a poco, el gigante apretaba su pecho con desesperación mientras las lágrimas bajaban caudalosas, el pelirrojo se arrodilló frente al más alto, no supo cómo, ni cuando, pero los grandes brazos lo rodearon,  apretándolo ferozmente contra su cuerpo.

 

-déjame tenerte,  Aka-chin… déjame sentirte… ha pasado tanto, Aka-chin… te espere, te espere, Dios sabe cuánto lo hice, Aka-chin. Pero no puedo, no quiero…-comenzó a suplicar, con lágrimas cayendo por su rostro.

 

-Atsushi…- el dolor, la desesperación, todo se podía distinguir en el gigante, todo era palpable a flor de piel, se sentía en el aire.

 

-Yo quería traerte de vuelta, Aka-chin,  y no pude hacerlo… mi amor no basto para traerte-murmuro con voz temblorosa- … fue alguien más… si ellos no te hubieran vencido, Aka-chin jamás… no soy suficiente, Aka-chin… No lo soy.-continuo susurrando, sumido en la desesperación.

 

-pero volví… estoy aquí… no hables más… yo estoy aquí…- dijo el de ojos rojizos, acercándose al más alto con extrema preocupación brillando en sus dos orbes. Más nunca espero el grito que se le dirigió a continuación.

 

-¡PERO, NO ERES MIO!- la rabia salió de los ojos  del pelilila, este había levantado la vista para fijar su mirada violeta en su excapitán, lo tomó por los hombros con desesperación, con una fuerza sin medida, apretó sus dedos en los delgados brazos.- ¡TE BUSQUE! CON TODAS MIS FUERZAS, BUSQUE QUE VOLVIERAS… PERO NO LO LOGRE, SOY UN INUTIL…UN MALDITO INUTIL.

 

-Atsushi, me haces daño…- forcejeo tratando de soltarse, uno de sus ojos cerrados gracias al dolor causado, un miedo extraño recorrió el cuerpo del pequeño, logró notar que el gigante perdía el control poco a poco, que la desesperación estaba dentro de su corazón y que estaba dejando salir todo ese tiempo de tristeza, todos esos meses de desesperación.

 

-¡NO QUIERO QUE LE PERTENEZCAS A ELLOS!… NO QUIERO QUE ELLOS TE TENGAN… No… ¡NO!-Solo podía negar, pero repentinamente noto que frente a sus ojos era Aka-chin, que les estaba haciendo daño, logro calmarse, soltándole de su agarre, no quería dañar al ser que más amaba.

 

-¿Sabes, Aka-chin?, tus labios son dulces, pero cuando él apareció esto cambio… ya no eres ni dulce, ni cálido, pero me conforme… y ahora estas aquí… ¿que se supone que debo hacer?… ¿cómo debo lidiar con esto?… como… déjame probarlos una vez más…¿si, Aka-chin?- el gigante se levantó tendiéndole una mano a Akashi, para que lo siguiera. Entrelazaron sus dedos, dándose pequeños cariños, eran suaves roces, intermitentes, propios solo de ellos,  buscando entregar compañía al otro.

 

En el cuarto todo parecía normal, era el cuarto de cualquier adolecente, pero había algo más que llenaba el ambiente, algo que llenaba de sensaciones, de pasión.

 

-Estás cansado Aka-chin, fue un partido emocionante, pero las derrotas agotan. Ven, Aka-chin… debes descansar.- Murasakibara sentó al pequeño en su cama, despojándolo de su equipo, las zapatillas, su camiseta, todo aquello que los alejaba.

 

Con delicadeza Akashi hizo lo mismo con el gigante,  quedando ambos desnudos, uno frente al otro, mirándose, reconociéndose.

 

-¿Estas triste Aka-chin?- cuestiono al ver aquel extraño brillo de tristeza en los ojos del más bajo.

 

-Si… Atsushi- asintió Seijuuro, intentando sonreír ligeramente al más alto.

 

-Aka-chin debe ser fuerte, Aka-chin tiene un equipo poderoso es un buen capitán.- intento animar, haciendo que el pelirrojo fijara su mirada en los orbes violetas del jugador de Yosen.

 

-Atsushi…-

 

-ven acuéstate conmigo, Aka-chin… sintámonos, Aka-chin…- con suavidad ambos cuerpos llegaron a las frías sabanas, el gigante rodeo la cintura de su compañero. Para Akashi, no hubo mucho que preguntar, ni menos que decir, sus cuerpos se amoldaron inmediatamente, se reconocieron y reaccionaron por la presencia del otro, no hubo necesidad de acomodar nada, ambos sabían cómo debían estar el uno junto al otro.

 

-Atsushi… quiero llorar, me duele aquí.- tomo la mano del gigante llevándola a su pecho, justo sobre su corazón.- duele… ¿puedo llorar?- cuestiono entrelazando sus dedos con los del más grande.

 

-Puedes hacer lo que quieras… Sei-chin…  lo que quieras, yo te cuidaré, ahora que estas aquí nadie te hará daño, Sei-chin.- murmuro el de cabellos purpuras, logrando así, desatar el mal de lágrimas que el pelirrojo había estado conteniendo durante mucho tiempo.

 

El pelirrojo lloro por horas, ninguno dijo  nada, no había más palabras que decir, no había frases posibles ahora. Cerca de las 3 la mañana, el teléfono del pelilila comenzó a sonar, trayéndolo de vuelta a la realidad.

 

-¿Quién es Atsushi?- cuestiono Akashi en voz baja, mirando el teléfono del otro, que ahora yacía en sus manos, mientras este revisaba sus llamadas perdidas.

 

-Muro-chin… ha llamado muchas veces, seguro estará molesto, se molesta cuando no le contesto las llamadas.- respondió el de orbes violetas, sin quitar la mirada de la pantalla del aparato.

 

-Es…tú… ¿pareja?…- el pelirrojo no miraba al gigante, no quería escuchar como alguien había usado su lugar.

 

-No, Aka-chin- contesto con simpleza- … Muro-chin es mi amigo, el me cuida como Aka-chin, pero no me besa, ni me toca como Aka-chin, Muro-chin está enamorado de Zuki-chin, pero Zuki-chin cree que es un idiota o eso le grita cuando lo ve-se encogió de hombros algo confundido al pensar en ello.

 

-Debe quererle mucho, por eso le grita, cree que tú y Himuro Tatsuya son pareja y que él es solo un juego.- respondió el de orbes rojizos, sonriendo levemente.

 

-¿Cómo sabes eso, Aka-chin?- cuestiono confuso el de cabellos purpuras, dirigiendo su mirada del teléfono al pelirrojo.

 

-El ojo de emperador, digamos que ahora lo controlo.- contesto Akashi con suma tranquilidad.

 

-Aka-chin, tengo miedo…- el gigante de abrazo al pequeño, escondiendo su rostro en el cuello del otro.- si él vuelve… si te aleja de mi… yo no quiero sufrir, Aka-chin, no quiero que vuelva a doler, Aka-chin, ya no puedo luchar por recuperarte, Aka-chin, ya no podría esperar a que él se fuera, a que tú volvieras Aka-chin. – murmuro contra su cuello, intentando alejar esa sensación de que de un momento al otro, aquel tipo volvería, y se llevaría a su pelirrojo adorado.

 

-No pasará, Atsushi, sostenme fuerte… sostenme - sujeto los brazos del otro que lo rodeaba.- si me sostienes así nunca me iré, nunca volverá, nunca estará aquí, nunca más, no nos dañara nunca, ya no puede hacerlo, Atsushi, pero tú debes sostenerme muy fuerte, apretarme contra tú cuerpo, mientras estemos cerca y él no podrá volver.- tranquilizo el más bajo, haciendo círculos reconfortantes con un mano en la espalda de Murasakibara.

 

-Es una promesa, Aka-chin, serás solo mío, para siempre, te casaras conmigo y tendremos una gran familia, tomaré tu cintura y te abrazare fuerte para que nadie pueda despegarte de mi lado nunca más.- dijo con decisión, aferrándose al pelirrojo como si su vida dependiera de ello.

 

-Nos casaremos, tendremos muchos niños y jamás me iré de tú lado… quiero que me hagas el amor, Atsushi….quiero ser tuyo nuevamente-pidió el pelirrojo, siendo detenido por el más alto en su intento de beso.

 

-Hoy no, Aka-chin, hoy solo quiero descansar a tu lado, hoy solo quiero volverte a sentir, hoy solo quiero saber que no volverás a irte de mí lado …- murmuro contra el cabello del más bajo, cerrando sus ojos para disfrutar más aun el momento que estaban pasado, rezando para que no volviera a perderlos…

 

Esa noche no se besaron, no hicieron el amor, solo durmieron juntos, solo tocaron la piel del otro con cariño,  de vez en cuando se miraban, se acariciaban reconociendo el calor del otro, esa noche el miedo y las heridas se curaron en silencio, sin palabras, sin acciones, solo por la presencia del otro, esa noche la vida les volvió a sonreír.

Notas finales:

comentarios, gritos, consultas !!!


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