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NoIason por Paris Atreides

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Notas del capitulo: Gracias por vuestros reviewsss!!! siempre me animan!!!

Cap 4: Impuro.

 

 

"¿Cómo va un Blondy de Tanagura a desear que un impuro del ghetto sea su mascota?". (Ai no Kusabi. Guy.)

 

 

 

Guy conducía el air-car, le había pedido a Katze que le dejara llevar el vehículo hasta la oficina, de ese modo no tenía que pensar de forma inmediata que la figura rota que estaba recostada en el asiento de atrás correspondía a Kirie, su antiguo compañero en la banda Bison y traidor a la misma, los había vendido a todos a cambio una ilusión de futuro y estatus con que el que le embaucó Iason Mink, pero sobre todo los había vendido porque odiaba a Riki.

 

Guy no estaba del todo seguro al afirmar que era Kirie, dada las circunstancias en que se encontraba apenas podía reconocerlo, su cuerpo estaba marcado por tratos inhumanos y su cordura parecía haberse alejado para siempre de su mente, Kirie había bajado a lo más profundo del dolor, la sumisión y la indignidad que podía sufrir un ser humano a manos de otro, había ido al infierno pero no había logrado regresar.

 

Guy no sabía si el odio que había sentido hacía él era el mismo, ahora que había contemplado su cuerpo en el Darkness, todos aquellos juramentos de venganza que había pronunciado en su momento le parecían que ya se habían cumplidos por sí solos y de pronto se encontraba con un sentimiento de piedad en su interior, de compasión hacía Kirie.

 

 

 

Katze no había pronunciado palabra, se había limitado a acomodar a Kirie y realizar unas llamadas, entre ellas a un médico que conocía y que solía trabajar con él, constatar que las mascotas llegan en buen estado de salud es algo fundamental para la correcta marcha del mercado negro de Tanagura.

Comenzó a llover y el pelirrojo encendió un cigarrillo, sus ojos siguieron el rastro que dejaban las gotas deslizándose por el cristal, volvió un momento la cabeza y recorrió con la mirada el crispado rostro de Kirie, éste no había abierto los ojos y su respiración era muy agitada, Katze extendió una mano y cubrió con su abrigo un hombro desnudo que había asomado debido al movimiento del air car.

 

 

- Resulta asombroso que todavía esté vivo.- comentó suavemente, sin alzar la voz para no perturbar a su inesperado pasajero de atrás.

 

- Debería estar muerto.- Guy sintió que su respuesta no tenía la suficiente fuerza de convicción.- Nos traicionó a todos.- agregó aún más débilmente.

 

 

Katze  debió notar su falta de seguridad porque sonrió ligeramente, se pasó una mano por los ardientes cabellos rojos.- Eso pertenece al pasado, él ya ha sufrido bastante.

 

 

Guy giró hacía la derecha y pararon en un oscuro callejón que hacía de entrada a la guarida de Katze. El pelirrojo abrió la puerta y bajó, para a continuación ir al asiento de atrás y con toda clase de cuidados cogió el cuerpo de Kirie y lo pegó contra su pecho para protegerlo de la lluvia.

 

 

Guy vio como Katze entraba en su oficina, apretó sus manos en el volante y se inclinó hasta que su frente se apoyó en el mismo, muchos sentimientos bullían dentro de su cuerpo.

 

 

- Lo sé, sé que ha sufrido.- su aliento formó una ligera película blanca contra el cristal.

 

 

 

- Hola, Katze.- Leven,  su médico lo saludó desde le centro de su oficina, llevaba una humeante taza de café en su mano derecha.

 

- Hola, Leven.- Katze se dirigió al amplio sofá y dejó a Kirie tendido sobre él, mientras lo llevaba en volandas había sentido como Kirie se agitaba pero el muchacho no había abierto los ojos ni unas sola vez, esta falta de reacción estaba empezando a preocupar a Katze.- Siento haberte hecho venir a una hora tan intempestiva.

 

 

Leven agitó una fina mano sonriendo.- No tiene importancia.- se acercó con paso ligero al sofá.- ¿es el chico que me dijiste?

 

 

- Sí.

 

 

Leven procedió a quitarle con cuidado el abrigo, dejando expuesta la piel desnuda al aire frío de la habitación, Kirie comenzó a temblar.

 

 

- Voy a encender la calefacción.- Katze se alejó hacía el otro lado de la habitación para buscar el botón del termostato. Oyó como Leven emitía un suave silbido de sorpresa.

 

 

Katze se acercó presuroso, justo para empezar a ver como Leven sacaba medicinas, algodones y venda de su enorme maletín negro.

 

 

- Está muy mal.- Leven comenzó a desinfectar con toda clase de cuidados las heridas más superficiales.- Necesito que me dejes tu habitación, voy a operar.

 

 

- ¿Operar?

 

 

- Sí.- Leven sacó una jeringuilla y un pequeño bote, clavó en el tapón y comenzó a extraerle todo el líquido.- Voy a anestesiarlo, su zona anal está destrozada y sangra mucho, necesita puntos.

 

 

Leven le cogió el brazo derecho a Kirie, éste no opuso resistencia alguna y clavó la aguja en una palpitante vena azul.

 

 

- ¿Puedes llevarlo arriba?

 

 

Katze no contestó se limitó a volver a levantar a Kirie entre sus brazos, apenas sentía el peso del cuerpo del muchacho, era como si todo el dolor que había sufrido le hubieran quitado entidad física. Se dirigió a una escalera que subía en espiral al destartalado piso de arriba, cuando llegó se dirigió a una puerta y pulsó con el pie la placa que estaba a su lado, la puerta de abrió con desgana dejando entrever un enorme cuarto dónde había una gran cama revuelta casi a ras de suelo y un motón de ropa dispersa por el suelo, un gran ventanal mostraba una vista de Ceres bajo la cortina de lluvia, de vez en cuando un relámpago iluminaba la habitación.

 

 

Leven entró de el y apenas prestó atención a desorden de la habitación, llegó a la cama y desplazó la colcha negra con un movimiento.

 

 

- Aquí.- señaló.

 

 

Cuando Katze depositó a Kirie este ya se había dormido por efecto de la anestesia.

 

 

- Espera fuera, por favor. Yo te avisaré cuando termine.

 

 

Katze asintió, lo último que deseaba era entorpecer la labor de Leven, salió y cerró la puerta. Cuando bajo se encontró a Guy sentando en el sofá, se había servido otra taza de café y en sus ojos había una sombra de recelo.

 

 

- ¿Quién te pidió que lo rescataras?- Guy clavó sus ojos en el rostro impasible de Katze, su voz estaba ronca por la humedad.

 

 

Katze no respondió inmediatamente, se sirvió otra taza y tomo asiento en su sillón, se giró para hacer frente a Guy.

 

 

- ¿Desde cuando te tengo que dar cuentas de que lo que hago?- y bebió un sorbo del amargo brebaje.

 

 

- ¿Quién, Katze?- insistió Guy.

 

 

- Nadie Guy, lo rescaté porque quise.

 

 

- Mientes.

 

 

- Claro que miento.- Katze se levantó y dejó la taza sobre la mesa.- Eso no es asunto tuyo.

 

 

- Sí, lo es. Conocía Kirie.

 

 

- ¿Y?- Katze levantó las cejas.

 

 

- Y…..- Guy dudó, de pronto la línea de razonamiento que tenía marcada en su mente se había evaporado.

 

 

- No era tu amante, no era tu amigo y, en el fondo, ni siquiera era tu compañero.- la voz de Katze era fría y calmada.- Nunca lo respetaste.  No es nadie para ti, jamás tuvo importancia hasta que os traicionó y ha pagado por esa traición. Para ti es, ahora, un desconocido que yo he rescatado y, por cierto, se va quedar a aquí un tiempo. Acostúmbrate.

 

 

Katze fue hasta la entrada del cuarto de baño.- Voy a darme una ducha.

 

 

 

Guy observó como Katze desaparecía de su vista, todo lo dicho por el pelirrojo le parecía innegable, pero se sentía molesto por el hecho de que Katze tuviera razón, el quería seguir dolido, odiar a Kirie pero…..¿qué razones le quedaba para hacerlo?, ¿debía imputarle  la muerte de Riki, cuando sabía en el fondo que él era el culpable?. Se mordió los labios para retener unas inesperadas y traicioneras lágrimas, Riki había elegido morir con Iason, aquel acto de sacrificio había sido también un acto de amor, Riki, finalmente, se había enamorado de Iason.

 

 

Cuando Katze salió, llevaba un ceñido pantalón negro y una camisa igualmente apretada, vio que Guy seguía en le mismo sitio en el que lo había dejado. Él se puso delante de su terminal y comenzó a poner al día todo el trabajo que llevaba atrasado.

 

 

Durante dos horas no se dirigieron la palabra, hasta que el ruido de unos pasos bajando la escalera les hizo levantar la cabeza, era Leven con cara de agotamiento. Katze se levantó y le sirvió un poco de agua.

 

 

- Gracias.- Leven aceptó el vaso.- He hecho lo que he podido, está durmiendo. Lo que me preocupa más es su mente, por lo que me dijiste ha logrado superar parcialmente la programación pero sigue estando ausente. De todas formas esa no es mi área, deberías buscar a un experto en la materia y esa área es de los Blondies.

 

 

Katze asintió.- ¿Es por eso que no abre los ojos?.

 

 

Leven meneó la cabeza y le devolvió el vaso vacío.- No, no abre los ojos porque……- frunció el ceño.- ..porque está ciego.

 

 

Katze apretó un poco más fuerte el vaso, y Guy dejó escapar un jadeo ahogado, ambos sabían que en Ceres no había ciegos, los incapacitados tenían una vida muy corta en Guetto y, desde luego, entre le élite no podía darse ningún tipo de deficiencias o enfermedades congénitas, sobre todo teniendo en cuenta que eran diseñados en un laboratorio, no se dejaba nada al azar.

 

 

 

- Usaron un láser, las pupilas conservan su color pero el nervio está muerto.

 

 

Katze recordó lo que le había dicho Raoul en su conversación, éste le había comentado que Hazall había castigado a Kirie por atacarle.

 

 

- Bueno, me voy. Me pasaré dentro de unos días para ver como evoluciona. Katze, busca a alguien que está familiarizado con los lavados de cerebro.

 

 

- Sí, gracias por tu ayuda.- Leven y Katze se estrecharon las manos.- Buenas noches.

 

 

Katze esperó a oír que la puerta de la entrada se cerraba, se volvió a su ordenador y lo apagó.

 

 

- Sube conmigo al dormitorio.- ordenó a Guy.

 

 

Katze entró silenciosamente en la habitación que ahora olía como una la de un hospital, Guy se paró en le umbral sus ojos no se separaron de la figura vendada y desnuda que dormía en la cama.

El pelirrojo cogió otras de sus largas chaquetas negras y caminó hasta ponerse en frente de Guy.

 

 

- Voy a salir, quédate con él.

 

 

Guy no podía responder, la noticia de la ceguera de Kirie lo había impactado, asintió con la cabeza como un autómata. Entonces, Katze, hizo un gesto que lo cogió totalmente desprevenido, su mano derecha se posó sobre le hombro izquierdo de Guy, éste notó como un suave calor de desprendía de la palma del pelirrojo y penetraba en su helada piel, la mano estrechó suavemente el hombro, en un gesto de confianza y…. ¿aprecio? Sus ojos se encontraron momentáneamente, los de ámbar de Katze brillaban como los de un gato en la oscuridad y eran, inesperadamente, cálidos. Antes de que Guy pudiera reaccionar, Katze se había apartado de él y había salido.

 

 

Guy se quedó unos minutos de pie en la oscuridad, aquel gesto de confianza de Katze había sido muy agradable, teniendo en cuenta que le pelirrojo nunca dejaba traslucir ninguna emoción, era la primera vez en todo el año que llevaban trabajando juntos, que Katze tenía para con él un gesto más íntimo, más cercano. Guy se sentía, en cierto modo, privilegiado.

 

 

Se acercó a la cama y recorrió el cuerpo de Kirie con la mirada, la ingle estaba vendada, las muñecas y los tobillos, Guy cogió la colcha y la subió para cubrirlo. No supo que le impulsó a hacerlo, quizás fue el temblor de aquel indefenso cuerpo o un ligero gemido de dolor que dejó escapar Kirie en si inconciencia, el hecho fue que Guy tomo asiento al lado de él y antes de darse cuenta había largado una mano para acariciar los suaves cabellos, le muchacho se tranquilizó bajo su toque y Guy siguió calmándolo hasta que el sueño también lo venció a él.

 

 

 

 

 

 

Raoul estaba solo en la enorme sala estar de su ático, en la penumbra observaba por los enormes cristales las luces de Tanagura, desde que había salido de la casa de Iason se había sentido intranquilo y turbado, el estuche de terciopelo que contenía uno de los bolsillos que estaba cerca de su pecho parecía arder con vida propia. Le había pedido a Nior que le trajera una botella de Rozh Liena Vultain y lo dejara solo.

Raoul se había quitado la chaqueta y parte de su túnica, y se había recostado en le enorme sofá, al principio casi no había tomado nada de su copa pero a medida que iba pensando más en los acontecimientos recientes, más rápido iba bebiendo y cuando miró la botella esta ya estaba completamente vacía. Llamó a Nior por un intercomunicador y le pidió otra botella, a los pocos minutos Nior apreció y no venia solo.

 

 

- Katze.- murmuró Raoul.

 

 

Nior dejó la botella sobre una pequeña mesa redonda, hacía tiempo que Raoul le había dado instrucciones respecto a Katze, le pelirrojo tenía acceso a su amo sin concertar cita previa como debían de hacer el resto de los mortales y además, era evidente que jefe del mercado negro de Tanagura no se dejaría ver por la residencia del Blondy si no era para tratar de algún asunto importante.

Nior se retiró discretamente, Katze se acercó hasta los grandes ventanales y se quedó mirando la maravillosa vista que solo era turbada por la lluvia, mientras Raoul se sirvió otra copa.

 

 

- ¿Quieres?- a Raoul le asombró lo pastosa que le sonaba su propia voz.

 

 

Katze se giró y se apoyó contra los cristales para estudiar al Blondy, era la primera vez que lo veía en ese estado, cuando estaba en la presencia de Raoul éste siempre tenía un aspecto frío, bello y sereno, ahora con su larga cabellera ligeramente revuelta y los ojos lago nublados tenía un aspecto más humano, pero aún así seguí emitiendo esa aura imperceptible que separaba a los Blondies del resto de los humanos, y desde luego era un abismo entre los Blondies y los impuros como él.

 

- No, gracias.- Katze estaba empapado, su cabellos se pegaban en torno a su rostro y su ropa se adhería a su piel, la lluvia no había tenido piedad de él.- Cumplí el favor que me pediste.

 

Raoul dejó de beber y lo miró.- Ah, ¿y como está Kirie?

 

A Katze no le asombró que Raoul se recordara de su nombre, los Blondies tienen una memoria excelente, más propia de un ordenador que de un ser humano.

 

- Mal, su estado físico es penoso, casi no lo saqué con vida del Darkness. Además, su estado mental es inestable.

 

- Resultado de la reversión de la programación.

 

- Sí, pero eso no es todo.

 

- ¿Qué mas hay?

 

- Está ciego.

 

Raoul se irguió lentamente, sus ojos verde azulados refulgieron brevemente.- Hazall.- faltó poco para que escupiera su nombre.

 

Katze se acercó hasta le sofá, no sentó para no mojarlo.- Me gustaría que me pagaras con por ese favor.

 

Raoul inclinó la cabeza sorprendido y, en cierta manera, divertido- ¿Qué pago quieres?

 

 

Katze se sentó en el suelo frente a Raoul, no le gustaba mantener una conversación con el Blondy estando más alto que él, sabía que era una reminiscencia de su conducta como furniture, que cuando menos lo esperaba hacia su aparición, “sólo adopto estos comportamiento cuando estoy con Raoul. Es evidente que no puedo olvidar que fui el furniture de un Blondy”.

 

Katze sonrió.- Satisface mi curiosidad. ¿Por qué me pediste que lo rescatara?

 

Raoul terminó su copa y la dejó a un lado, se inclinó hacia  delatante hasta que su cara quedó a unos centímetros de la de Katze, no sabía si era la bebida o el hecho de que confiaba en aquel peligroso hombre que estaba sentado en frente de él con las piernas cruzadas, pero no tenía ganas de esquivar la pregunta ni de mentir, estaba descubriendo que con Katze tenía el impulso de ser sincero, sin disimulos ni artificios, sólo él.

 

- No lo sé realmente, pero cuando Hazall comentó entre risas que le había castigado y que lo había vendido a Darkness, sentí odio y desprecio. Creí, en ese momento, que si era capaz de invertir sus actos me aportaría una secreta satisfacción, saber que no ha obtenido lo que quería.- Raoul  se pasó la mano por la frente.

 

- ¿Y lo ha hecho, te sientes satisfecho?

 

Raoul embozó una suave sonrisa que hizo que su rostro fuera más atractivo.- Sí, por lo menos ha sido un buen final para esta noche.- Raoul se llevó la mano a uno de sus bolsillos y sacó un estuche de terciopelo y se lo tendió a Katze. Éste lo cogió sin rozar la mano del rubio.

 

- ¿Qué es?

 

- Ábrelo.

 

Katze levantó la tapa y una pequeña luz iluminó el rostro de ambos.

 

 

- Eso era un regalo que Iason tenía guardado para Riki.- Raoul apartó la cara de luminosidad para que Katze no pudiera ver su rostro, las emociones estaban de haciéndole estremecer de nuevo.- Es un regalo de amor.

 

Fue una suerte que Raoul apartara la mirada, porque el propio Katze le estaba resultando difícil no dejar traslucir sus sentimientos, sus manos temblaron ligeramente y sus ojos le ardían, cerró la tapa con cuidado y oyó su propia respiración agitada.

 

 Levantó los ojos, y constató que Raoul tenía la cabeza inclinada, la cortina dorada cubría su rostro. Katze levantó una mano, sus dedos querían tocar aquellos resplandecientes cabellos para consolar a Raoul, “¡¿qué diablos estoy haciendo?!, ¡Para Katze, para!”, pero era demasiado tarde su propio cuerpo siguió con la inercia del moviendo iniciado.  Las yemas de los dedos acariciaron levemente las finas hebras, Raoul sintió la caricia y levantó bruscamente la cabeza, asombrado por la intimidad de aquella caricia, Katze retiró velozmente le brazo y se uso de pie, se alegró de que el cuarto estuviera sombrío para que Raoul no viera como sus mejillas enrojecían por la vergüenza, ¿Qué hacía un impuro como él poniéndole la mano encima a un Blondy de Tanagura?, ¿cómo se había atrevido?

 

 

- Me tengo que ir.- Katze de sentía la urgente necesidad de escapar de allí, de Raoul y de su propia estupidez.- Toma.- le tendió el estuche.

 

Raoul se había levantado a la misma rapidez, extendió la mano, pero para sorpresa de Katze no cogió el estuche sino que agarró la muñeca de la mano que lo sostenía y con una fuerza inhumana tiró del pelirrojo hacia él, el otro brazo del Blondy rodeó la estrecha cintura de Katze.

 

 

- ¿Qué ha sido eso?- el rubio media unos centímetros más que Katze, se inclinó sobre él.

 

 

Katze sintió como su corazón comenzaba a latir con más fuerza, se sentía desvalido, emocionalmente desnudo ante el Blondy que lo tenía atrapado, como en aquella ocasión en que Iason lo había descubierto intentado acceder a sus archivos.

 

- Nada.- Katze intentó que sus ojos no se encontraran con los Raoul.- Una estupidez debida a mi cansancio.

 

- Eres un impuro.- Raoul no sabía por qué de pronto decía esto, se sentía turbado, la caricia del pelirrojo había sido cálida y vibrante, ahora era plenamente consciente del aroma que emitía Katze, del cuerpo finamente musculoso, de los cabellos que enmarcaban el rostro que podía ser la envidia de cualquier mascota de la élite, pero sobre todo era cociente de excitante que resultaba tener al orgulloso e impasible jefe del mercado negro atrapado entre sus brazos. Pero Raoul, también, tenía muy presente a que podía llevar si seguía aquellos inesperados impulsos, sabia cómo podía acabar, Riki y Iason se lo habían enseñado con sus vidas y él no podía permitirse perder su estatus,..¿Verdad?.- Eres un impuro.- repitió con voz más fría.- No olvides cuál es tu posición. No vuelvas a hacerlo.

 

Soltó a Katze, el pelirrojo dio unos pasos atrás sin levantar el rostro, cuando llegó a la puerta parecía que había reunido fuerzas, irguió la cabeza – Es cierto, soy un impuro.- sonrió de forma forzada.- Acepta mis disculpas. Buenas noches.

 

Salió silenciosamente y Raoul sintió como un sabor amargo le inundaba toda la boca, y por primera vez en su vida, se sintió despreciable.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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