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Every Story Has A Beginning por RobertPLZ

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Notas del fanfic:

Es el primer Fanfic que escribo sobre Avengers y del comic en general, espero que los personajes no me hayan quedado muy OOC a pesar de que sea un "Universo Alterno"... pero cualquier crítica o duda que tengan no duden en dejarlo en los RW.

Por si acaso no actualizo el día que prometí hacerlo, lo más probable es que lo diré por mi Twitter ---> @_Yooyi así que tienen la completa libertad de seguirme si lo desean.

Los dejo leer~

Notas del capitulo:

Disclaimer: Todos los derechos de los personajes pertenecen a MARVEL, yo solo los utilizo para escribir historias sobre ellos para entrenerlos a ustedes. No lucro absolutamente nada por hacer esto.

Chapter 0.1

Dentro de esta simple secundaria Norteamericana promedio, con sus comunes y corrientes pasillos repletos de casilleros de un triste color gris plata-cuyo brillo fue perdiendo a lo largo de los años- y sus pobres aulas desabridas y sin vida, más allá de los pupitres de caoba con el barnizado casi extinto y las láminas coloridas sobre proyectos de cada materia expuestas en las blancas paredes; se podría decir simplemente que ese era un establecimiento de mierda. De esa forma y con todas las letras detonando desprecio y repulsión. Loki Laufeyson de 17 años de edad se encontraba, como todas las mañanas, observando con los ojos entrecerrados y una mueca desagradable en la boca el, por demás extraño, nombre de la escuela: “S.H.I.E.L.D. HIGH SCHOOL”. Sus verdes ojos observando con parsimoniosa lentitud aquél nombre que llevaba la razón de su infierno personal. Una piedra en su zapato imposible de quitar.

— ¡Eh, Loki! Deja de hacerle el amor al cartel de la escuela y ya camina o vas a llegar tarde— y ahí, como todas las mañanas, su hermano mayor Helblindi se encontraba gritándole como si tuviera el derecho de hacerlo. Loki caminó con prudencia hasta llegar a su costado, ignorando las risas de los idiotas a su alrededor por ver al “Gran Helblindi” regañar a su “pequeño hermanito”. La rutina de todos los días le ponía histérico.

—Espero que algún día te quedes afónico al gritar tanto, créeme, no extrañaré el no oír tu “encantadora” voz alrededor de mi persona—espetó con mordaz veneno observando con odio homicida la satisfactoria sonrisa en su hermano por haberlo puesto en ridículo… otra vez.

—Oh, pero si pierdo la voz Loki, ¿quién podrá traerte de nuevo al mundo real después de que te pierdas en tus pensamientos?— y le palmeó el hombro con más fuerza de la necesaria, casi haciéndolo caer al suelo—. Te apuesto el almuerzo a que estabas pensando en quemar la escuela, mi pequeño pirómano—y una vez ya dentro de la escuela, Helblindi miró a Loki con fingido reproche y se alejó por el pasillo riendo como el idiota que era a encontrarse con, los aún más idiotas, de sus amigos.

—Y por supuesto tú serías el primero en morir quemado— susurró en un siseo como una serpiente cascabel a punto de morder a su presa, con el odio quemándole las entrañas. Loki odiaba que su hermano se burlara de él, odiaba que sus padres no lo tomaran en cuenta por ser el menor y más que todo, odiaba esa escuela. No podía esperar por el día en el que por fin se graduara de esa mierda de establecimiento y pudiera mudarse de Nueva York a Washington… mientras más alejado estuviera de su familia era mejor para él y por eso, más por su enorme inteligencia, se había adelantado un año en la escuela, aunque pudo haber adelantado dos ya estaba por graduarse a los 17 años recién cumplidos y ya veía ese simple hecho como una batalla ganada consigo mismo.

A decir verdad, había muchas más cosas que Loki odiaba a parte de sus padres, su hermano y su escuela, pero por sobre el odio que recorría sus venas cual ácido corrosivo, el aburrimiento era aún peor. Si había algo que Loki Laufeyson no soportaba, no importa qué, era aburrirse. Y lo único que le divertía, que le quitaba el aburrimiento, que le hacía feliz-por decirlo de alguna forma-, era joder a todo aquél que se cruzara por su camino; le gustaba gastar bromas pesadas, de esas que dejan una mancha psicológica que nunca desaparece. Era bueno mintiendo, más que eso, Loki era la mentira misma y se enorgullecía de ser llamado el “Dios de las mentiras”, “lengua de plata”,  aunque su preferido fuera “El Embaucador”.

No había persona en esa escuela que se haya salvado alguna vez de sus travesuras con tintes de maldad pura. Pero no se podía decir que le temían, no confiaban en él, eso era claro.

—Buenos días Loki, ¿de nuevo declarándole tu amor al cartel de la escuela?—esa era Amora, ella y Sigyn eran las únicas amigas a las que podía llamar con ese tierno calificativo, las únicas con el permiso de hablarle con libertad. Claro, también estaba Darcy, pero ella y Amora no se llevaban bien así que había pocas veces en el día en que podía hablar con ella.

—Helblindi de nuevo no sabe cuándo cerrar la boca—gruñó apretando la mandíbula tan fuerte que bien pudo romperse los dientes con la presión, Amora sólo rió con burla mientras esperaba a que Loki terminara de acomodar sus libros en el casillero y sacara lo que fuera que necesitara para la primer hora de clases.

—Bueno~ si dejaras al pobre cartel en paz…—dejó que el resto de la oración flotara en el aire evitando, por todos los medios, tentarse frente a su amigo y hacerlo enojar. Más de lo que ya estaba.

Loki no le contestó, en su lugar cerró con fuerza el casillero provocando un fuerte estruendo que acabó con el incesante parloteo del pasillo. Eso llevó a que todas las miradas se dirigieran hacia él y se creara un ambiente incómodo con susurros de fondo. Amora, acostumbrada a estos arranques repentinos de furia-al mejor estilo diva-, no le tomó mucha importancia y se fue junto con Loki hacia su primera y torturante clase del día.

Lo que Loki no pudo notar, a pesar de ser muy intuitivo, fueron un par de ojos curiosos flameantes de diversión pura, unos ojos que lo analizan todo y nada al mismo tiempo. Los ojos de Anthony Stark, o Tony, como prefería ser llamado. El único multimillonario-o en realidad heredero de esa fortuna- de toda la escuela. Lo cual sería raro, considerando que esa era una escuela pública y él con tantos millones a su disposición podría fácilmente asistir a la mejor secundaria del lugar secundado por su inteligencia, sino fuera porque era… Tony. El chico que fue expulsado de tantas secundarias que ya había perdido la cuenta al llegar a la número 30 y su padre, harto de soportarlo todo el día en casa-cuando no se encontraba en algún viaje de negocios-, decidió enviarlo a la única opción disponible por el momento, y la razón por la que Tony decidiera quedarse definitivamente-intentando de veras no ser expulsado- fue por conocer a Bruce Banner, un buen chico cuya inteligencia los hacia los perfectos hermanos de ciencia.

Pero claro, Bruce no era la completa razón de su deseo de quedarse y de soportar las aburridas clases que iban muy por debajo de su elevado coeficiente intelectual, había otra pequeña, molesta y a veces graciosa razón. Pero eso ya era un secreto a voces.

—Te veo feliz Tony—le dijo Bruce llegando de repente, de la nada, tan silencioso como siempre—. ¿Ha hecho Loki algo interesante hoy? … aparte de asesinar con la mirada el cartel de la escuela, claro—no era muy común en Bruce ser un bromista, pero simplemente él no lo podía evitar si el tema en cuestión era molestar a Tony.

— ¡Oh Brucie! Qué cosas dices…— y aunque fuera imposible de creer, Tony siempre evitaba a toda costa hablar del tema “Loki”, y era precisamente esa la principal razón que tenían sus amigos de molestarlo, en especial Clint. Y por sobre todo Clint—. Solo estaba recordando unos cálculos que debo revisar más tarde en el laboratorio… estoy trabajando en algo nuevo—y eso, en oídos de Bruce, significaba una posible nueva explosión en la escuela.

—Por favor no explotes nada— suspiró derrotado comenzando a caminar en dirección a su primera clase, Tony no lo siguió, ya que no compartían Literatura en el primer periodo.

—… ¡No seas cobarde Bruce, te veo más tarde!—le gritó mientras veía como se alejaba—. Bien, este será un día largo—y se marchó sonriente tarareando lo que parecía ser el estribillo de TNT, canción de su amada banda AC/DC.

•••

Y sí que habían sido largos los primeros periodos, 3 evaluaciones sorpresa… ¿es que los profesores se habían levantado con ganas de torturar a sus alumnos? Eso lo parecía. Y Steve no se había levantado de lo más entusiasta ese día, su despertador se había quemado por lo que despertó más tarde de lo normal en él, considerando que madrugaba como un soldado, provocando que llegase tarde a su primera clase del día, Literatura. Materia que compartía con su amigo Bruce… y con Loki.

No es que Loki le cayera mal o algo por el estilo, Steve era de observarlo desde lejos sin que se diera cuenta y dibujar su rostro a la primera oportunidad, él creía que Loki tenía una belleza andrógina merecedora de ser inmortalizada en papel… si tan solo tuviera un lápiz con ese tono de verde esmeralda que eran sus ojos… Pero volviendo al tema: a Steve Loki no le caía mal, ni bien, no le provocaba ni apatía ni antipatía… solo fascinación. Y ese era motivo suficiente como para que Loki se convirtiera en una distracción. Una distracción que le costó-estaba seguro- reprobar ese maldito examen sorpresa. Y luego vino Biología, que compartía con Bruce y Tony, lo cual no significaba que esos dos fueran a ayudarle o algo, pero hacía la clase más llevadera. Esa vez se concentró del todo, aunque no puede asegurar obtener una calificación perfecta como la que seguro obtendrían sus amigos.

Y luego volvió Loki, con historia, en la que también estaba su amigo Thor… y Clint y Natasha también, aunque ellos más alejados que Thor. La evaluación no le fue nada difícil, seguro de haber aprobado, pero aun así Loki estaba ahí, con su porte arrogante, como si supiera alguna verdad del mundo que solo él conociese y eso lo hiciera venerable, con esos ojos tan expresivos, con esa elegancia tan pura que lo hacía ver como de la realeza… entonces las manos de Steve gritaban por dibujarlo, pero no podía. Debía resistirse a la necesidad de hacerlo, a la necesidad de observarle más de lo estrictamente necesario…

Entonces, cuando por fin llegó la hora del almuerzo y se encontró con sus amigos en la cafetería, en la misma mesa de siempre, todos sentados en la misma posición de antaño, discutiendo temas triviales como era lo común, Steve realmente creyó que ese día sería como cualquier otro, realmente creyó que pasaría como la rutina a la que tanto estaba acostumbrado. Pero quizá no fuera como lo tenía planeado.

Y para Loki era igual, aunque la rutina lo matara de aburrimiento-y era malo cuando Loki se aburría- ese día no tenía ganas de idear ninguna broma, ni de elegir nueva presa para molestar, ni de trazar malévolos planes con Amora en contra de su hermano mientras Sigyn, la buena Sigyn, los retaba a ambos por ser malvados compañeros de juerga. No tenía una razón, simplemente estaba cansado, por ese día, de vengarse de nadie en particular… aunque los chistes sobre el cartel ya le tenían jodido desde hace años, se obligó a calmarse y permitirse ese día como una vacación de mentiras, bromas y planes malévolos. Amora no estaba de acuerdo, pero sin Loki, la broma perdía la gracia.

— ¡Eh, Loki!—y justo cuando estaba seguro de que ese día sería tranquilo… su hermano tenía que aparecer a joderle la vida, como siempre.

— ¿Qué mierda quieres Helblindi?—le contestó mirándolo con tanto veneno que si las miradas mataran, Helblindi ya sería carne y huesos chamuscados. Pero no importaba cuán mordaz la mirada de Loki fuera, Helblindi pasaba de ella como si nada. Abrazándolo con un solo brazo lo acercó a su cuerpo para decirle lo que tenía que pedirle sin que oídos curiosos los oyesen.

—Escucha hermanito, sabes bien que este sábado es mi fiesta de cumpleaños y mamá me ha insistido… no, amenazado con que si no te llevo a ella ya no tendré fiestas libre de padres y reglas— dicho todo con una voz moderada y un claro disgusto en sus ojos, aunque con una sonrisa sin emoción en el rostro, Helblindi presionaba a Loki a aceptar… fuera como fuera.

—Odio las fiestas, no gracias— fue todo lo que respondió sin más levantándose ruidosamente de la mesa, desde la cual Amora observaba todo con una expresión de pura diversión en su rostro y Sigyn ignorando todo concentrándose en su libro del día. El ruido estrepitoso de la silla al caer cuando Helblindi se levantó, enfadado, a enfrentar a su hermano unos pocos centímetros más bajo que él, provocó que la cafetería quedara en completo silencio y las miradas de todos estuvieran clavadas en Loki. Como siempre, era más creíble pensar que todo era provocado por el “Dios de las mentiras”.

—No seas así—le había suplicado Helblindi a pesar de lucir enfadado. Pero Loki no era alguien a quien pudieras amedrentar.

— ¡No iré a tu estúpida fiesta Helblindi!—y el murmullo no se hizo de esperar entre el “público” que observaba atentamente la pelea que llevaban los hermanos Laufeyson. Y Loki pudo notarlo, como había pasado a la mañana temprano, como pasaba todos los días… la rutina le ponía histérico — ¡Fantástico! Disfruten con este espectáculo seres sin vida propia—les gritó a todos y a la vez a ninguno en particular, observándolos sin observar. Hasta que su mirada se topó con un grupo rarito que lo miraban, a él, como si lo estuvieran taladrando con la mirada… y odió eso. Odió a su hermano aún más, odió a esa escuela y a sus alumnos sin cerebro, a su madre por pensar que necesitaba de fiestas para ser más “normal”, odió la popularidad de su hermano, odió ser siempre el centro de atención por ser el pequeño hermano inútil, el que no servía.

Pero a pesar del odio, una sonrisa traviesa cruzó sus labios, sus verdes ojos cobraron un brillo especial, Amora lo notó y se preparó para lo que vendría, Helblindi sabía lo que significaba eso y temió por lo que su hermano fuera capaz de hacer, quizá sí quemaría la escuela después de todo, Steve adoró esa nueva emoción reflejada y mataría por tener a mano lápiz y papel para inmortalizar ese momento, Tony sintió electricidad recorrer su sistema nervioso y fingió que no había sido nada.

La cafetería, en completo silencio, parecía haber estado detenida en el tiempo, asombrado por lo explosivo que Loki se había mostrado. Pero Loki era una diva, y aunque lo negara, amaba ser el centro de atención, odiaba ser observado con desdén y que comentarios susurrantes sobre él apenas se oyeran a su alrededor mientras caminaba por esa escuela, pero amaba cuando tenía la completa atención de todos, cuando los tenía en sus manos, impacientes, expectantes, amaba cuando tenía el control.

—Bien…— casi pudo saborear la deliciosa sensación de que su voz fuera solemnemente escuchada, dio una rápida mirada por toda la cafetería subiéndose a la silla que antes ocupaba, estaba por darles el show de sus insignificantes vidas. Reparó especial atención a ese grupito que le había recordado su odio hacia todo lo que sentía de ese lugar y luego, observando a su hermano, el cual estaba molesto, siguió hablando: —Está bien, hermano, iré a tu preciada fiesta de cumpleaños... pero me la debes—.

—Lo que sea Loki, con tal de no aguantar a mamá—le contestó Helblindi sospechando sobre las intenciones de Loki, más aun considerando que nunca se refería a él como “hermano”. Pero no le quedaba de otra. O era aceptar, a pesar de lo que eso podría significar viniendo de Loki, o era enfrentarse a su madre, a su furia y a su eliminación del permiso de fiestas sin padres.

—Perfecto, ahora…— extendió su mano derecha hacia Helblindi, con toda la intención de que la tomara y lo asistiera al bajar de la silla. Como toda una diva—. Te veo en casa Helblindi, no me hagas enojar o cambiaré de opinión—y se dispuso a irse con el orgullo por los cielos y una sonrisa malévola brillando en su rostro. Amora y Sigyn se levantaron casi al instante de que Loki se fuera hacia la puerta y lo siguieron, Amora con una expresión de diversión y Sigyn algo preocupada. En cuanto los tres desaparecieron por la puerta, la cafetería de pronto dejó de tener ese ambiente asfixiante y el silencio fue sustituido por el típico griterío del que era habitual. Helblindi regresó a su mesa con sus amigos, y aunque desde afuera se viera desinteresado, acostumbrado a tener a alguien como Loki como hermano menor, en su interior Helblindi estaba nervioso. Había provocado a su hermano y estaba seguro de que eso le traería problemas… solo esperaba que Loki no matara a nadie, o por lo menos, que no lo matara a él.

—Eso fue… interesante—Clint había dicho, trayendo de nuevo la atención del grupo a su mesa, dejando olvidado el camino por el que Loki había hecho su espectáculo y se había ido—Entonces, Tony~ ahora estarás feliz, ya sabes, tu princesita estará en la fiesta… quién sabe quizá consigas darle un beso y despertarlo de su sueño de maldad—se burló, como siempre, disfrutando de cada expresión de indignación en el rostro de Tony.

—No sé de qué hablas Clint, esa fiesta será aburridísima te lo digo. Nadie hace fiestas como las mías y lo único, mi amigo, que será interesante de esa fantochada, será lo que sea que Loki tenga planeado en contra de su hermano… y solo por eso iré, ya sabes, un poco de diversión tampoco hace mal—le quitó importancia acabándose de un solo trago el café que siempre traía a escondidas a la escuela, los demás simplemente le regalaban miradas sospechosas, Clint intentaba por todos los medios de no reírse en su cara por ser tan obvio, Natasha y Bruce fingían que no habían escuchado lo que Tony había dicho, Thor luchaba contra su boca-que parecía nunca estar conectada con su cerebro- para no decir nada de lo que luego se arrepintiera.

Y Steve… él estaba simplemente feliz, no como Tony que se moría de ganas de admitir que la idea de un Loki en una fiesta se le hacía atractiva pero decidía hacerse el desinteresado del asunto. Steve estaba genuinamente entusiasmado. Él no era de ir a fiestas como sus amigos Thor y Tony, él prefería gastar su tiempo en cosas más importantes, pero debía admitir que, por primera vez, tenía ganas de asistir a una de esas fiestas donde la borrachera era el tema principal-y más hablando de las fiestas de Helblindi, que aunque Tony lo negara, eran el evento del año, siempre ocurría algo en esas fiestas que al día siguiente se convertían en la comidilla de la escuela-.

—Tierra a Steve, ¿Estás ahí o qué?—se burló Tony moviendo su mano de arriba abajo frente a la perdida mirada de Steve, haciendo que este reaccionara.

—No, me perdí en el camino Stark—contratacó enarcando una ceja, una ligera sonrisa se elevaba en las comisuras de sus labios cuando Tony hizo un ademán de sorpresa por su respuesta.

— ¡Oh no! El Capi habló con sarcasmo, es el fin del mundo señores… por favor Steve, estabas tan ido que era casi gracioso—y se rió en su cara secundado por Clint, aunque este último riera escandalosamente golpeando con su mano derecha la mesa y con la otra se tapara el estómago.

—No estaba ido… solo pensaba en algo—pateó con fuerza bajo la mesa a Clint para que se callara de una vez y luego, un poco más indignado que divertido, como había estado, se dirigió de nuevo a Tony, el cual ya no le prestaba atención a él-ni a nadie-, solo a la pantalla de su celular—. Y podrías por favor dejar de llamarse así—no se lo preguntaba, se lo exigía. Como siempre.

—Nop—fue toda la respuesta que obtuvo. Pero ya no intentó seguir con la discusión, Thor había comenzado a contar quién sabe qué y parecía ser algo gracioso porque incluso Natasha estaba riendo. Así que borró de su mente lo que hasta ese momento había estado pensando y se metió en la conversación.

Y entonces el resto del almuerzo siguió como de costumbre, escándalo y griterío en la cafetería, grupos de adolescentes dispersados por toda la escuela, cada quién metido en su propio mundo, ya nadie hablaba del tema “Loki” y ya nadie se preocupaba porque ese día alguno sufriera alguna broma por su parte. Más bien, los del Club de ciencia estaban preocupados por el nuevo proyecto de Tony, que obviamente, terminaría explotando y quién sabe, quizá algún día sería el fabuloso Stark el que terminara incendiando la escuela y no Loki.

•••

—Entonces~… Loki, ¿qué vamos a hacer de divertido en la fiesta?— había dicho Amora rompiendo el silencio que los envolvía a los tres. Sigyn suspiró dándose por vencida de intentar tan siquiera de persuadir a esos dos de hacer algo horrible. Así que se quedó callada mientras analizaba la conversación que Amora y Loki estaban teniendo.

—Te lo contaré todo más tarde, aún debo pensar bien los detalles… créeme Amora, mi hermano se arrepentirá de haberme jodido todos estos años y a mi madre se le quitará de la cabeza que debo ser más unido a Helblindi—todo dicho con arrogancia y una elegancia innata, su tono de voz era calmado pero se notaba a leguas ese ligero toque de diversión en él. Amora estaba impaciente, ella no tenía nada en contra del hermano de Loki, simplemente le gustaba divertirse a costa de los demás como Loki. Esa había sido la principal razón por la que se habían hecho amigos desde el momento en que se conocieron hace tantos años. Y aunque Amora pudo haberse sentido atraída por Loki en algún momento, ese sentimiento ya estaba olvidado. Ella sabía que Loki nunca la miraría con otros ojos y para ella estaba bien.

—Espléndido querido, esa será una noche de nunca olvidar… hablando de eso—y Amora se detuvo de la caminata que estaban teniendo por el pasillo principal de la escuela para darse la vuelta y enfrentar a Sigyn con una suspicacia muy propia suya. Sigyn ni se inmutó—. Mi querida, espero que estés de nuestro lado en esto porque ¿Lo estás, no?—.

—No quiero tener nada que ver con lo que sea que se esté cocinando en tu cabeza Loki—le dijo esquivando el abrazo de Amora, mirándolo de esa forma acusadora que se veía tan graciosa e infantil en ella—. Y Amora, no vas a convencerme de lo contrario—.

Amora estuvo por decirle algo, pero la mirada de advertencia que recibió le hizo cerrar la boca. Bien, de todas formas Sigyn nunca formaba parte de sus bromas, claro que muchas veces ella los había ayudado cuando se metían en algún problema serio o curaba sus heridas cuando alguno de los dos, tan fáciles de provocar como eran, terminaba en alguna pelea. Pero Sigyn nunca se metía en sus planes, quizá intentara persuadirlos de no hacerlo, pero era lo normal que ni Loki ni Amora la escucharan hasta que fuera demasiado tarde.

Y así, terminada la conversación, Amora comenzó a hablar de otro tema para animar las tensiones y sacar alguna que otra risa de parte de Sigyn y de quitar ese ceño fruncido del bello rostro de Loki, no quedaban más que unos pocos minutos para que el almuerzo terminara y tuvieran que regresar a clases, donde Loki tenía educación física-materia que aborrecía con todos sus huesos y articulaciones-, Amora Arte-donde se aburría- y Sigyn filosofía-materia que adoraba-. Pero entonces Loki recordó algo, algo que se le hacía terriblemente familiar, era un algo especial que no había podido quitarse de la cabeza desde el momento en el que el escándalo de la cafetería tuvo lugar…

Recordó a ese grupito raro de la cafetería, los conocía desde hace años. Aunque no muchos lo supieran.

—Me di cuenta de algo—dijo deteniéndose de pronto provocando que la pobre de Sigyn se chocara contra su espalda.

— ¿De qué?—le había dicho algo molesta por la repentina acción. Su nariz dolía levemente por el choque.

—Reconocí esos ojos…—le contestó como si con eso se aclararan los misterios del mundo. Tanto Amora como Sigyn lo miraban como si estuviera loco-que mucho no le faltaba- y Loki había comenzado a murmurar cosas inentendibles: —claro, no entiendo cómo es que no lo había visto antes… sabía que esas miradas se me hacían horriblemente conocidas, son como unos asquerosos acosadores. No lo puedo creer, no lo puedo creer… no lo pued- —.

— ¡Basta!—le interrumpió Amora harta de tanta palabrería sin sentido, y ella odiaba cuando no entendía de lo que se hablara frente a ella—. Deja de balbucear como un idiota y dinos de qué mierda va tu “iluminación” Loki—.

—En la cafetería, vi frente a nuestra mesa ese grupito raro, no parecen ser el tipo de personas que se llevarían bien en una secundaria con tanta jerarquía popular pero… ellos siempre se llevaron bien y odio la forma en la que me miran. Pero luego…—y se detuvo por un instante recalculando lo que estaba por decir, era una ridiculez pero debía sacárselo de la mente. Además, él siempre les contaba a esas dos chicas lo que se le pasara por la cabeza, en especial a Amora, ella era como una versión femenina suya.

—“Pero luego” ¿qué? No me dejes con la duda idiota. Apúrate, antes de que se acabe el almuerzo— le había gritado Amora.

—Pero luego recordé que comparto algunas materias con ellos. Lo cual no sería algo raro pero… lo he notado, que me miran demasiado fijamente. En especial ese idiota de Stark y el capitán del equipo de Judo, Rogers—lo último lo dijo dudando un poco, claro que había notado esas dos incesantes miradas, sería un estúpido si no lo hiciera pero al mismo tiempo sonaba muy ridículo. Rogers era popular por pertenecer a un club donde el físico lo era todo, prácticamente tenía a la mitad de las féminas de la escuela babeando por él, y luego estaba Stark, que era popular por tener millones en su cuenta bancaria y por ser un casanova empedernido. Era ridículo, estúpido, sin sentido el pensar que esos dos le prestaran atención. A menos claro, que como toda la escuela, lo hicieran para hablar mal de él a sus espaldas.

Porque claro, nadie-y cuando digo nadie, es nadie- de esa escuela se había salvado de sus bromas, eso dejaba muy en claro que a esos dos también los había jodido. Muchas veces en realidad.

—Oh~ Amora y yo también lo hemos notado Loki, no son muy discretos que digamos. Me sorprende en realidad que te dieras cuenta hasta ahora de eso, digo, los conoces hace años. No finjas que acabas de conocerlos— le había dicho desinteresada Sigyn.

—Es verdad, incluso oí a Natasha decirle a Pepper que se divertían molestando a Stark contigo… ya sabes, creen que le gustas. Pero nadie repara en Steve y él es el que más te mira… incluso una vez lo vi dibujando tu rostro~—la voz de Amora era melodiosa, y eso solo podía significar problemas—Ay cariño, creo que tienes dos admiradores que van tras tu culo— y la cara de Loki se desencajó, eso no podía ser creíble. Era una simple estupidez.

—No, olvídenlo. Es un delirio… esta mañana no desperté bien, debo de estar aún algo dormido—y esquivando toda represalia de sus amigas, Loki prácticamente se fue corriendo hacia ningún lugar, lejos de ellas y de sus chismes. No podía meterse cosas raras a la cabeza mientras aún debía pulir los detalles de su plan y tan solo le quedaba un día. Mañana sería viernes y para ese entonces ya tendría que tener todo listo.

Amora y Sigyn se quedaron heladas en medio del pasillo, sorprendidas con la reacción de Loki ya que nunca solía actuar de forma tan espontánea. A decir verdad, todo Loki daba la sensación de ser planeado con antelación, incluso sus rabietas o arranques de ira parecían haber sido premeditadas en su cabeza mucho antes de ser llevadas a cabo. Pero pasada la sorpresa, Amora estaba algo entusiasmada con esa nueva información y Sigyn supo, nada más verla, que su cerebro maquinaba algo que no haría muy feliz a Loki; y si su intuición no fallaba, lo que Amora planeaba era algo en lo que ella estaba dispuesta, por primera vez desde que la conoció, a participar. Y Amora lo supo nada más verla, entonces el timbre que dictaba el fin del almuerzo se oyó estruendoso en toda la escuela y ambas con desgana se fueron a por sus libros, ensimismadas como estaban, habían olvidado ir hacia sus casilleros. Lugar al que seguro Loki había salido corriendo-más bien huyendo-.

El día seguía su curso normal y aunque Educación Física era la materia que más odiaba Loki, la iba a aprovechar para vengarse de sus “admiradores” por pincharle la nuca con la mirada. Se las tenía jurada y en cuanto lo que tenía planeado para la fiesta de Helblindi tuviera lugar, se iba a asegurar de que ese grupito también sufriera especialmente.

Y como si ese día los dioses estuvieran en su contra, al maldito del entrenador se le había ocurrido armar cuatro equipos y jugar al quemado. Como si los deportes de por sí no le agradaran demasiado era el colmo tener que jugar algo que no había visto desde que era un niño en primaria, ese juego estúpido que pareciera que a los profesores de esa materia amaran ya que constaba de que los alumnos se golpearan entre ellos con una pelota para nada ligera. Y claro, si él fuera un profesor de esa materia y tuviera que aguantarse todos los días un grupo de infradotados como lo eran los adolescentes y un grupo de criaturas del demonio como lo eran los niños, él también impartiría-por lo menos una vez a la semana- ese juego para regodearse con el sufrimiento ajeno.

Pero ese no era el caso, porque él no era el profesor de turno, era el alumno que tendría que esquivar los pelotazos de esos cavernícolas. Porque lo peor de todo es que esa maldita escuela era muy partidaria de los deportes, tenía muchos Clubes extracurriculares que entrenaban y asistían a torneos, mientras él, que no pertenecía a ningún Club y que odiaba todo lo que tuviera que ver con ejercicio, se llevaría la peor parte. Estaba seguro que al acabar el día su excesivamente blanca piel quedaría marcada de moretones por culpa de los pelotazos recibidos.

— ¡Vaya, vaya! Miren a quién tenemos aquí, Loki, estamos del mismo bando—y ese era Clint Barton, estaba en el club de arquería y era de los pocos que se reían de las bromas de Loki. A menos claro, que esa broma fuera para él, entonces estaba dispuesto a perseguirlo por toda la escuela con arco y flecha en mano.

—No me siento muy entusiasmado por eso—había murmurado Loki dándose cuenta de que en el grupo que le había tocado no solo estaba Clint, sino que también el bicho raro de Víctor Von Doom y otros tantos sin importancia. Mientras que en el equipo rival estaban Steve, Thor, Tony y el enojón de Erik Lehnsherr. En conclusión, era hombre muerto y aunque al iniciar toda esa mierda de materia estaba un poquito entusiasmado de poder darle un pelotazo a alguno de esos idiotas, ahora no veía la posibilidad.

— ¡Qué dices! No seas gallina Loki, solo no dejes que te den un pelotazo, yo me encargo del resto. Tengo muy buena puntería ¿sabes?— y mientras decía toda esa sarta de idioteces, se había atrevido a pasar un brazo por sus hombros y atraerlo en un abrazo amistoso a su cuerpo mientras le sonreía con coquetería. Y Loki estaba seguro de no haberse drogado nunca como para que en ese momento su cerebro le jugara una mala pasada al siquiera pensar que Clint había coqueteado con él.

—No veo el por qué querrías ahorrarme los moretones que seguro voy a ganarme luego de que toda esta mierda acabe— y de un brusco tirón se había librado del pesado brazo para alejarse y hablar con Víctor, ese chico por alguna razón que no comprendía lo idolatraba. Así que lo iba a aprovechar, lo iba a convencer de cubrirlo para así no recibir muchos daños.

Mientras tanto, Clint reía por lo bajo al notar como su pequeña bromita había funcionado, Loki no se había dado cuenta de que Tony estaba viendo todo con un ojo crítico y un poco crispado. Clint se la había jugado y estaba dispuesto a comerse los insultos de Loki con tal de ver la furiosa mirada del joven multimillonario crispando su normalmente relajado rostro. Pero Clint no se había dado cuenta-nunca lo hacía en realidad- de que Tony no era el único con el entrecejo fruncido y la boca hecha una mueca forzada, Steve había observado todo desde una distancia un poco más alejada preparándose para el juego, sus músculos estaban tensos y su quijada dura.

Pero entonces, y por primera vez, Thor fue el único en darse cuenta de esa reacción en Steve. No quería pensar en cosas extrañas ya que era divertido molestar a Tony, porque sus reacciones eran graciosas y esquivas, aunque ni él mismo estaba seguro si era realmente verdad que Tony sentía algo por el menor de los Laufeyson. Pero por esa vez lo dejó pasar. Quizá luego se lo preguntaría, pero ahora era hora de jugar. Y él quería vengarse de Loki, porque esa mañana se había despertado con una rata de goma en su pecho y sabía que era obra de su vecino.

Y en ese momento, el juego empezó…

Notas finales:

Gracias por leer, trataré de actualizar el martes de la semana que viene~

Nos vemos.


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