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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Bueno, aquí esta el nuevo capítulo.

Solo quiero avisar que los capitulos después de este comenzaran a ser un poco más largos, bueno sin más comencemos :D

-Llegará el día en que no estarás solas, ya no te esconderás más en tinieblas- dijo una chica de cabellos azules tan claros como el cielo, vestida de blanco.

-¿cuándo llegará ese día? ¿Quién eres? ¿Por qué todas las noches me visitas?-preguntó la chica bastante intrigada.

-Sólo recuerda, Ulrike te encontrara y Shinou te guiara, hasta entonces, no dejes de ser fuerte, cuídate mucho.

-Espera, no te vayas, ¡Julia!

Llena de sudor y con el pecho agitado, aquella chica abrió los ojos, nuevamente soñó con aquella mujer, ya llevaba un tiempo con aquellos sueños tan extraños, no sabía quién era esa mujer, solo sabía que su nombre era Suzana Julia, al principio no le tomaba gran importancia, ya que esa clase se fantasías, como las llamaba, solo sucedían de vez en cuando, pero desde el incidente con sus padres y su decisión de vivir con su hermana, aquellas visiones comenzaban a ser más constantes.

Aquella chica siempre trataba de hacerla sentir mejor cuando tenía problemas, pero había algo que la confundía y era el hecho de que le decía que casi era hora de partir, pero  ¿partir a dónde? Además en una ocasión le mostró la imagen de un hombre rubio y de ojos azules, al igual que la de una niña de cabellos plateados y orbes color púrpura, recurrentemente ella trata siempre de saber quiénes eran, a lo cual Julia le contestaba que el rey original y la doncella del templo, refiriéndose siempre a ellos como su majestad Shinou y Ulrike.

La joven miro el reloj a un costado de su cama, al ver la hora comenzó a alistarse para ir al instituto, era viernes así que solo iría a dos clases y si tenía suerte, pasaría un tiempo en el parque, tras algunos minutos, la muchacha se encontraba sentada frente a un televisor en la sala de su casa mientras tomaba un café, vestía unos leggins obscuro, tenis, camisa de mezclilla y un abrigo, el día estaba bastante frio por lo que decidió también ponerse un bufanda blanca, tomo su bolsa junto con sus llaves y salió de su casa.

-Buenos días señorita Naomi- dijo un hombre vestido de policía.

-Buenos días señor Eduardo- contesto la chica siguiendo su camino.

Naomi Dankworth era una chica de dieciséis años, de cabellos negros, largos y lacios, sus ojos eran de una tonalidad azabache como la noche, tez blanca, delgada y mediana, vivía sola desde hace más de un año, debido a que su hermana contrajo matrimonio, desde entonces ella residía sola en  aquella casa que un día ocupo con la única persona que la comprendía ya que el resto de su familia viví en Boston, hace cuatro años que ella había decidido mudarse a Londres con su hermana mayor Denisse, debido a los problemas que tenía con sus padres.

Ya habían pasado algunos minutos desde que la joven había salido de su casa y en esos momentos se encontraba en la entrada de su colegio, giro su rostro en ambas direcciones y al no ver a ninguna de sus amigas decidió entrar, llegó a su salón, tomo asiento y esperó a que la clase comenzara, dirigió su mirada hacía la ventana aunque realmente no estaba viendo nada en específico, ya que seguía pensando en el sueño que había tenido esa mañana, no sabía porque pero, sentía que de alguna forma no volvería a ver a aquella mujer, pero ¿Qué quería decir con todo eso del tal Shinou? Suspiró recobrando la compostura, no podía creer que un sueño la tuviese de esa manera.

-Hola Naomi- dijo una chica frente a  la pelinegra.

-Hola Eimi- aquella joven era una de las amigas que la muchacha tenía y de las pocas que conocía su situación familiar.

-Escuche de tu hermana que pronto sería el cumpleaños de tu padre y que partirían hoy a Boston.

-Viajara ella, yo tengo mejores cosas que hacer- contesto Naomi de manera indiferente, aquella chica quería seguir hablando con ella y tal vez convencerla de que viajara, pero el profesor entró interrumpiendo su plática.

Ya era más de medio día y las clases de la chica habían terminado, sus amigas la habían invitado a comer, pero la pelinegra sabía que tratarían de hacerla viajara a América, sin ánimos de soportar sermones por parte de un montón de adolescentes, las cuales en su mayoría solo se hacían pasar por sus amigas, les mintió diciendo que tenía una reunión con su hermana, ya lejos de la vista de aquellas chicas, cambio el rumbo de su camino hacia el parque.

La chica casi siempre se sentía sola, pero era incapaz de decirlo y la verdad era que cada vez que Suzana Julia la visitaba en sus fantasías, la soledad se alejaba de ella y la llevaba al lugar cálido y armonioso que la mujer siempre le describía, regresó de sus pensamiento y se dio cuenta que estaba frente a su lugar favorito, las canchas de baloncesto, sonrió internamente, tal vez una pequeña práctica le ayudaría a relajarse un poco, miro el pequeño local que rentaba los balones, camino hacia él y pidió uno.

La joven regreso de nueva cuenta a una de las canastas, dejó su bolso y su bufanda a un lado, desabrochó algunos botones de su abrigo y comenzó a lanzar la pelota, cada anotación la hacía sentir mejor, hasta que algo extraño comenzó a suceder, cada vez que encestaba, imágenes raras invadían su mente, de lugares y personas que ella no conocía, continuo jugando sin prestarle demasiada atención, continuó con su juego aun y a pesar de que pequeñas gotas de lluvia comenzaban a caer en el piso, hasta que en la última canasta un dolor invadió cabeza.

El balón callo de lleno en un enorme charco de agua, mientras aquella chica tirada en el suelo de rodillas tomaba con ambas manos su rostro, personas, lugares, nombres y armas aparecían en su mente, después de unos momentos todo se calmó, el dolor poco a poco comenzó a desaparecer al igual que la lluvia.

Naomi, lentamente alzó su mirada, tal parecía que todo estaba tranquilo, sin gente por los alrededores y solo aquellas lagunas invadían el sitio como una huella de la pequeña tormenta que ya había pasado, miro por unos momentos sus manos, las cuales tenían algunas heridas debido a que la chica, debido al malestar, había comenzado a enterrarse la uñas.

-Mazokus, Shin Makoku, Maryoku, el Maou…- dijo débilmente, eso era lo único que recordaba de toda la información que se había agrupado de golpe en su cabeza, pero aunque lo haya logrado memorizar, no sabía que eran todas esas cosas, solo tenía claro que Shin Makoku, era la tierra de los demonios.

La joven meneo su cabeza tratando de despejarse un poco, volvió a mirar a su alrededor y aun el lugar estaba desolado, se puso de pie y busco la pelota, no logró ver en qué lugar había caído, su mirada recorrió todo el sitio, hasta que la visualizó a un costado del enorme poste que sostenía la canasta.

Camino lentamente hasta donde se encontraba, pues aún se sentía algo mareada, ya a punto de tomar el balón se dio cuenta que el objeto estaba sobre un enorme charco de agua, no tenía claro por qué, pero dudo mucho en tomarlo, ya desesperada ante su propia indecisión

tomó la pelota entre sus manos y cuando estaba a punto de retirarse sintió como era jalada de su tobillo, dirigió sus ojos al sitio del que había tomado el objeto y grande fue su sorpresa al ver como un remolino se formaba en aquella laguna, giro su rostro en todas las direcciones como buscando algo o alguien, pero lo único que vio fue su bolso que estaba cerca, lo tomó y busco algo que la ayudara, entonces encontró una pequeña navaja que usaba para una de sus clase pero cuando volvió a posar su mirada en aquel sitio se dio cuenta que el torbellino se había hecho más grande, asustada, abrazó fuertemente el balón y sostuvo su bolsa, hasta que fue absorbida totalmente por el agua.

Abrió sus ojos y se vio rodeada totalmente por aquel líquido, en todo momento la corriente la jalaba de un lugar a otro, Naomi no sabía que estaba sucediendo así que se aferró a la pequeña arma que llevaba consigo, cerró los ojos y espero a que todo terminara, después de un rato, escucho diversas voces y el aire azotó de lleno en su cara, abrió sus párpados, la joven quedo sorprendida al verse en un lugar distinto del que estaba, su mirada se dirigió hacia enfrente, sabía que habían personas, pero un poco de aquella sustancia había entrado en sus ojos nublando su visión,así que los talló.

Al terminar de sacar el agua de sus parpados, vio una figura frente a ella, tardo en reconocerla debido a la luz del sol, hasta que por fin todo se aclaró.

 -Bienvenida a casa- dijo un rubio que reconoció como Shinou, tras decir aquello camino lentamente, hasta quedar frente a ella, que se encontraba sentada en medio del agua sin decir nada, extendió su mano mientras le dedicaba una sonrisa- te hemos estado esperando…

-Yo sé quién eres, su majestad el rey original- comentó la chica al ver al oji-azul, el cual, al igual que sus acompañantes, no pudo más que impresionarse.

Notas finales:

Espero sus comentarios (°0°)/


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