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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Lamento actualizar tan tarde, pero aqui esta la conti, espero que la disfruten :D

Después de algunos instantes en que la chica mantuvo el agarre, ambas miradas se cruzaron en silencio hasta que el contacto se fue perdiendo, el castaño relajo los hombros y miro de una forma extraña a la persona frente a él, era la primera vez que veía una determinación tan clara en los ojos de alguien, por un momento dudo bastante que ella y el rey fueran en verdad hermanos, pues se mostraba que eran polos opuestos el uno y el otro.

-Lamento mi comportamiento, no fue la mejor manera de reaccionar sin embargo hablaba muy enserio con eso de que quiero aprender a pelear con la espada- dijo ya más relajada la joven mientras se alejaba un poco del otro.

-De acuerdo, pero quiero que tenga claro que esto no será del agrado de Gunter y Gwendal, por lo que solo podré entrenarla en algunas ocasiones y que el avance que tenga dependerá mayormente de usted- terminó de decir Conrad sabiendo que probablemente no terminaría en nada bueno, pero prefería ser él quien se hiciera cargo de todo, a que la joven buscara ayuda en algún desconocido.

-Te lo agradezco y de cualquier forma, a partir de este momento yo pretendo hacerme cargo de todo lo que pueda suceder, si ellos llegaran a enterarse solo les dirás la verdad, que yo te lo ordene.

-Alteza, pero eso no es lo que pasó.

-Bueno, hubiera pasado si te hubieras seguido negando, lo bueno es que todo finalizó en buenos términos, por ahora me retiro nos vemos en el comedor ¿de acuerdo? Y con respecto a los entrenamientos preferiría que fueran al amanecer ya que normalmente a esas horas los patios de entrenamiento están libres, espero que no tengas algún inconveniente-comentó la pelinegra mientras poco a poco se alejaba de su acompañante, pues para ella, lo mejor era que nadie la viera hablando con el capitán ya que así nadie sospecharía.

-No, me parece perfecto alteza.

-Cierto, te dije que me llamaras Naomi, no lo olvides.

-Sí, Naomi- terminó de decir en un susurro el mayor mientras veía como la chica se iba perdiendo en la profundidad de los enormes pasillos del castillo.

Mientras tanto, cierto general seguía revisando algunos de los papeles del reino. Para el general Voltaire, eso no era más que su trabajo de rutina y con la ayuda extra de la hermana del rey adelantando un poco de los deberes acumulados del pelinegro, ya no quedaban muchas de aquellas inmensas pilas de documentos que normalmente inundaban su escritorio.

Relajo un poco sus hombros y observo por un instante uno de los cajones que estaban en uno de los costados del mueble frente a él, tal vez el relajarse tejiendo no estaría más, además los papeles ya eran pocos sin mencionar que de cualquier forma pronto tendría que retirarse a almorzar en el comedor, decidido a aliviarse de su estrés se acercó de apoco hasta el lugar donde se encontraban las herramientas necesarias para su hobbie, ya con su mano posada cerca del sitio escucho un pequeño golpe proveniente de la ventana que se encontraba tras él.

Giró su cuerpo y notó a una pequeña paloma con una nota en su cuello, abrió la ventana y tomó al pequeño animal entre sus manos hasta poder obtener aquel pequeño trozo de papel, ya con aquel objeto en su poder comenzó a leerlo, por cada palabra que iba leyendo sus ojos se fueron agrandando cada vez más, con la sorpresa aun enmarcada en su rostro, se acercó hasta una hoja blanca en la cual comenzó a escribir y la cual fue nuevamente sujeta en la ave, que fue liberada en cuestión de minutos.

Aquel peli-gris volvió a tomar lugar en donde anteriormente había estado, aun no podía asimilar del todo lo que venía escrito en aquel mensaje, primero desapariciones totalmente inexplicables y ahora eso, si bien había enviado a Yozak, el cual era uno de sus mejores hombre para que encontrara la causa o al menos alguna pista acerca de eso caso, pero lo que recibió no hizo más que confundirlo.

En el escrito, el peli-naranja le informaba de los pocos o más bien nulos progresos había tenido respecto a la investigación, resaltando la falta extrema de información además de agregar que ya no solo era desapariciones las que se reportaban, si no también muertes, casos de asesinatos en los cuales hallaban el cuerpo sin vida o solo alguna de las extremidades.

Gwendal resopló audiblemente, no podía creer que todo eso estuviera pasando pero lo que más extraño le parecía, era el hecho de que eran dos reinos los que reportaban esos casos, miró por última vez la nota antes de destruirla, el mensaje que había enviado al espía era más que claro, regresar lo antes posible no sin antes, dejar fuentes de información abiertas en el lugar del caso, necesitaba que le explicaran a detalle la situación antes de tomar alguna decisión sobre todo, si se trataba de informarlo a los habitantes del castillo.

-Con que aun estabas aquí, te creí ya en el comedor- dijo Anissina mientras hacía acto de presencia en la oficina del hombre.

Al notar la inesperada presencia de la peli-rosa, un sudor frío recorrió la espalda del general al imaginarse siendo utilizado en uno más de sus inservibles experimentos- Anissina, hoy menos que nunca tengo tiempo para tus inventos, además es hora de ir al comedor.

La mujer miró detalladamente a la persona frente a ella, desde hace unos días lo había notado con más arrugas en su frente, por lo cual podía imaginar que algo concerniente al reino no debía andar bien, pero conociendo a su amigo de la infancia, sabía que era una persona bastante reservada por lo cual no le diría nada, a menos que en verdad fuese necesario.

-Todos los hombres son iguales, se agobian por cualquier problema- dicho eso, la inventora giró su cuerpo en dirección a la salida con sus brazos posados orgullosamente en su cintura.

El hombre miro sorprendido a su acompañante, sin creer que ella haya logrado notar su preocupación, tratando de no perder la compostura se levantó de la silla y se encamino hasta quedar a unos pasos de su amiga- ¿Qué quieres decir, Anissina?

La mencionada observó por uno de sus costados encontrándose con aquella intensa mirada azulina, sonrió de medio lado al ver que su objetivo, de tratar de confundir al otro había resultado- Aunque no lo notes, en ocasiones puedes llegar a ser como un libro abierto, fácil de leer, no es necesario que me lo digas, sé que hay algo que no te deja tranquilo, sin embargo como puedes llamarte general, sino puedes lidiar con los problemas del pueblo, yo no recuerdo esa parte tan débil de ti- finalizó mientras comenzaba a caminar rumbo al comedor.

El peli-gris no supo que contestar, de alguna manera, aquella mujer tenía razón, ¿Cómo pretendía comandar a sus hombres si no era capaz de mantener sus nervios de hacer? Pero fue entonces cuando se dio cuenta de algo, no era el que él no supiera ocultar sus emociones, si no que la peli-rosa realmente lo conocía, con el entrecejo más relajado, siguió los pasos de la inventora.

Al llegar a aquel sitio, el general pudo notar que solo ellos faltaban en la mesa por lo cual se apresuraron a tomar sus lugares correspondientes ante la atenta mirada de los presentes; por algunos minutos, en los cuales los platillos fueron servidos, el silencio invadió la sala, pues tal parecía que nadie tenía ánimos de hablar.

-Oh alteza, Gwendal me informó que a partir de ahora usted se hará cargo de los servicios e ingresos del pueblo- comentó con emoción el consejero real.

-Sí, ese será mi trabajo además de una forma de interactuar con las personas del pueblo.

-Eso quiere decir ¿Qué ese trabajo ya no me corresponde?- preguntó con cierto tono de alivio el rey.

-Así es, a partir de ahora yo te ayudare con eso, por cierto, hace poco escuche acerca de tu compromiso con el joven Wolfram, ¿es eso cierto?- con una mirada suspicaz, la chica observo detalladamente la reacción de la pareja real, pues era mentira el hecho de que desconociera algo como eso, que era de suma importancia o mejor dicho, un tema de entretenimiento para la servidumbre del palacio.

Por un momento el rubio sintió que su corazón se detenía, la primera razón era porque no imagino que, la chica no estuviera enterada de su relación con el maou siendo que era el tema de conversación diaria de las doncellas y la segunda, era por que recordaba los acercamientos que había tenido estos últimos días con Yuuri, por lo cual estaba emocionado al imaginar que por primera vez lo presentaría como lo que era, su prometido.

-Sí, pero todo fue a causa de un mal entendido, Wolfram y yo solo somos amigos- terminó por contestar el moreno mientras reía nerviosamente, no entendía por qué, pero en esa ocasión sintió como si algo dentro de él se removiera al decir aquellas palabras, causándole un desagrado en su estómago.

-Así es, quien podría fijase en un debilucho e infiel como él- esa respuesta había sorprendido a más de uno, pues normalmente el menor de los hermanos, terminaba gritándole y reclamándole al pelinegro por negar el compromiso, pero nunca se había visto que incluso el, lo negara.

-Ya veo- fue lo único que Naomi contesto mientras proseguía a ingerir sus alimentos con una sonrisa enmarcada en su rostro, tal parecía que todo lo que había escuchado era cierto, aunque en un principio lo había dudado,  tras aquellas palabras, el sitio volvió a estar en silencio.

Después de un agotador y atareado día, la noche por fin se presentaba en el cielo de Shin Makoku, mientras el rey de aquellas tierras caminaba en dirección a sus aposentos, pues después de la reunión con los integrantes del castillo en el comedor, paso el resto del día trabajando y estudiando, además de que incluso tuvo que saltarse la cena, solo para que al día siguiente pudiera tener un poco de tiempo libre.

Al llegar a su habitación y abrir la enorme puesta de madera, pudo distinguir una delicada silueta que fue reconociendo con forme se acercaba cada vez más a ella.

-¿qué haces Wolf?- dijo dudoso el pelinegro al notar como su prometido sostenía una pequeña maleta entre sus manos.

-Vuelvo a mi habitación, con permiso- contestó de manera cortante el oji-verde, pues estaba bastante dolido por lo acontecido aquella tarde, no solo por las palabras dichas, sino por los actos, ¿acaso Yuuri creía que podía jugar con él? Si era así le demostraría que estaba equivocado, aunque la verdad era que necesitaba aclarar su mente pues tal vez aquellas acciones que el otro le mostro, el rubio las había mal interpretado.

-¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué hice?

-Nada, solo que necesito arreglar algunos asuntos y no quiero molestarte, así que ahora me retiro, buenas noches Yuuri.

-Que descanses… Wolfram- pronuncio en un débil susurro el joven rey, mientras observaba como el otro desaparecía a través  de aquella puerta la cual él mismo había atravesado, por primera vez desde que había llegado a ese lugar, Yuuri sintió que aquella alcoba era demasiado inmensa y fría.

Al día siguiente, como todos los días ante los primeros rayos del sol, miles de soldados comenzaron con sus deberes diarios y el general Voltaire no era la excepción, pues desde muy temprano ya se encontraba en su oficina trabajando, si mal no recordaba, ese día debía llegar Yozak a tierras mazoku para informarle acerca de los recientes acontecimientos en tierras vecinas, con ese pensamiento rondando en su mente, se mantuvo algunos minutos arreglando los documentos que el maou necesitaría aprobar, como el papeleo correspondiente a su alteza, tan metido estaba en sus deberes que no notó cuando cierto castaño entro a la habitación.

-Vaya, creí que no te encontrabas aquí, pues llevo un buen rato llamando a la puerta- dijo extrañado Conrad al notar la falta de atención del mayor.

-Lo lamento, estaba arreglando algunos documentos para su majestad, pero dime que se te ofrece.

-Sólo vengo a entregarte la lista de patrullaje para este mes, la mayor parte será cubierta por mi escuadrón, claro si no te  molesta.

-No hay problema.

-¿Todo está bien?- preguntó algo intrigado el soldado, pues desde ya hace unos días había notado preocupación en el rostro de su hermano, cosa que no era muy común en él.

-¿Por qué lo preguntas?

- Te he notado más ocupado de lo normal.

-No es nada, solo algunos arreglos que debo hacer debido a la llegada de su alteza, ahora si no te importa necesito terminar algunos reportes- tras decir aquello, el mayor devolvía su mirada a los papeles que tenía en sus manos, mientras su acompañante se retiraba del lugar, el peli gris al escuchar el sonido de la puerta al cerrarse soltó un inmenso suspiro, tal parecía que su preocupación se notaba más de lo que deseaba, pero ¿qué podía hacer? Aun no tenía todo claro hasta que el peli naranja llegara.

Pasados algunos minutos, nuevamente los golpes sobre la madera se hicieron presentes junto a una de las doncellas que trabajaban en el castillo, ya con la aprobación para entrar, Sangría se introdujo en aquel sitio hasta quedar frente al escritorio que la separaba del general al cual le dio una respetuosa reverencia antes de comenzar a hablar.

-Lamento la molestia, pero han llegado algunos soldados pidiendo una audiencia con usted su excelencia.

-Dele el aviso a Gunter para que se haga cargo, ahora estoy muy ocupado.

-Pero… lamento la intromisión su excelencia, pero uno de los hombres no lo he visto jamás entre los miembros de la guardia real y fue precisamente el que me dio un mensaje para usted diciendo que él podía ayudarlo con lo de las desapariciones.

Al escuchar aquellas palabras, el mayor asintió ante la petición de la mujer la cual lo guió hasta el lugar en donde aquellos hombres lo esperaban, al estar frente a una de las salas principales, la doncella hizo una reverencia y se marchó dejando solo al oji-azul, el cual, al ver como la mujer se retiraba, tomo el pomo de la puerta y poco a poco la fue abriendo, al terminar de abrirla pudo ver a dos hombres, al cual a uno de ellos pudo reconocer como parte de su guardia personal.

-Su excelencia, lamento molestarlo pero este hombre ha insistido demasiado en hablar con usted- se apresuró a decir el soldado de cabellos largos y azulados con el uniforme de la guardia Voltaire.

-Déjame a solas con él, soldado- contestó el general sin apartar la mirada del otro hombre que portaba una de las armaduras del castillo.

-Sí señor.

Tras la salida del subordinado, ambas personas dentro de aquella habitación se quedaron en un silencio profundo, observándose detalladamente, para el Gwendal, la presencia de aquel individuo no debía ser nada bueno, principalmente por el hecho de que sabía información acerca de las desapariciones recientes, ¿pero cómo? Esa era la pregunta que rondaba por su cabeza, como ese sujeto sabía todo eso si era concerniente a otras naciones.

-Se preguntara por qué se acerca de las desapariciones y es, por que a uno de los reinos en los cuales está sucediendo, vive mi familia desde hace poco y uno de los extraviados, es mi padre.

El peli-gris se mantuvo callado mientras la persona frente a él hablaba, se trataba de un joven alto, cabellos rojizos, ojos color marrón y piel blanca, pero lo que más llamaba su atención, era una pequeña marca en color negro que resaltaba disimuladamente por su cuello, formando espirales que se ocultaban en el uniforme, pero ahora que el general lo pensaba detalladamente, no recordaba a ese muchacho, no lo había visto jamás cerca del castillo, pero supuso que ya fuera Gunter o Conrad, debieron haberlo traído.

-Lamento la perdida, pero por el momento se está trabajando en ello y agradecería que no comentaras nada de esto a nadie más.

-Sí señor, no le diré a nadie más pero quisiera pedirle algo.

Con una ceja enarcada y la expresión seria reflejada en su rostro, el mayor espero la petición de su acompañante aunque ya tenía una leve idea de que se trataba.

-Quisiera formar parte de los soldados que se harán cargo de la situación quiero encontrar a mi padre- dijo el muchacho con la preocupación enmarcada en sus facciones, el general observó por algunos instantes al joven frente a él hasta que algo cruzó por su mente.

-¿Cuál es tu nombre soldado?

-Kilian Bythesea, su excelencia.

-Por el momento tendrás que esperar, pero en cuanto las cosas se movilicen te tendré muy en cuenta, por ahora puedes retirarte- el mencionado hizo una reverencia y con una sonrisa en su rostro se marchó del lugar, por su parte el mayor de los hijos de la ex maou, no estaba totalmente seguro de haber hecho lo correcto, pero al ver aquella expresión decidida en aquel jovial rostro, no pudo negarse, además de que esa conversación lo hizo recordar aquellas épocas en las cuales aún vivía su padre, en cuanto hubiera deseado poder ayudarlo en aquella batalla en la cual lo llevó a su muerte.

-Veo que los rumores están corriendo más rápido de lo que creí- comentó una voz bastante divertida proveniente del umbral de la puerta.

El mayor observo el sitio del cual provenía la voz, encontrándose con la entretenida mirada de cierto peli naranja-Así parece, pero por ahora eso no es lo importante, necesitamos hablar.

Tras aquellas palabras, el espía entendió a que se refería por lo cual, cerro tras de si la puerta y comenzó a adentrarse al lugar, mientras observaba como el general tomaba asiento en una de las sillas que había en la mesa de aquel sitio y con un además lo invitaba a hacer lo mismo.

-Una de las sirvientas me comentó acerca del soldado que acaba de salir, parece que el conoce más de lo necesario.

-Al parecer su familia es una de las afectadas y quiere formar parte de la investigación- terminó de decir el Gwendal mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho y se dejaba caer en el respaldo de la silla.

-No creo que sea bueno involucrar a cualquier soldado en esto, la situación es más complicada de lo que parece-dijo Yozak cambiando su semblante a uno más serio.

-¿Qué averiguaste?

-La verdad su excelencia, es que no he logrado averiguar mucho más de lo que he visto.

-¿Qué quieres decir?- preguntó un tanto desconcertado el general antes aquellas palabras.

El peli naranja respiró hondamente antes de comenzar a relatar todo lo que había visto a lo largo de su investigación, pues no todo era demasiado bueno, de hecho no tenía siquiera idea de que estaba pasando aun si el mismo había presenciado la mayor parte de los escenarios de los hechos.

-Como usted ordenó, yo me presente al pueblo donde comenzaron la mayor parte de los incidentes, al llegar a ese lugar, no había nada fuera de lo común, incluso llegué a pensar que tal vez todo se trataba de un mal entendido, pero conforme los días pasaban y los rumores se hacían más frecuentes, me di a la tarea de investigar a las familias pero por más que trataba de buscar algún orden, relación o algo no había absolutamente nada, hasta que todo empeoro, ya no solo eran personas extraviadas, sino que en diversas ocasiones los hogareños empezaron a encontrar extremidades cerca de los sitios donde se les vio a las víctimas por última vez y al parecer, esas partes correspondía a los desaparecidos.

Tras decir todo aquello, el espía guardo silencio esperando a que el general dijera otra cosa más, pero lo que obtuvo fue una mirada llena de confusión y la verdad era que no lo culpaba, pues si no fuera por el hecho de que él mismo había presenciado aquellas atroces escenas, tal vez tampoco las creería, por su parte, el peli gris no cabía en sí mismo de la impresión, suponía que la situación era delicada y hasta cierto punto complicada, pero jamás espero enfrentarse con algo así, tal parecía que era algo que no podría enfrentar por sí solo.

-Sé que es una noticia difícil de asimilar y que preferiría mantener a su majestad fuera de esto, pero honestamente no es algo que podamos tomar a la ligera, además me encargue de averiguar al resto de los territorios que reportaban situaciones similares y todo coincide que se trata de lo mismo.

-Entiendo lo que quieres decir y pretendo informar al rey lo antes posible, solo espero que no quiera hacer algo fuera de lugar.

-Conociendo al chavalín, lo más seguro es que no se esté quieto.

Ambos hombres se acercaron hasta la inmensa ventana que estaba en la estancia, contemplando a todos los soldados y doncellas que servían en el palacio, corriendo de un lado a otro por los inmensos patios del castillo, pudiendo reconocer entre la multitud, una peculiar cabellera negra que resaltaba de entre los demás y como siempre, ese era joven maou, que se encontraba jugando con un guante y una pelota de baseball en compañía de su padrino.

-Creo que no soy el único que quiere conservar la sonrisa del bochan…

Notas finales:

Espero sus lindos comentarios, hasta la próxima :)


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