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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Lo siento mucho, de verdad, bueno aqui un nuevo capitulo, espero sea de su agrado :D

Un inmenso escalofrío recorrió su cuerpo al notar como el agua se tornaba de un color escarlata, de a poco alzó su mirada, tratando de buscar quien era el responsable de que aquel liquido tomara esa tonalidad, pero su vista comenzaba a nublarse, sus fuerzas lo estaban abandonando y el respirar le era cada vez más complicado, pese a eso, posó su mirada en el resto de sus acompañantes, logrando ver como cierto castaño era sujetado por su hermana mientras con una de sus manos, trataba de parar el sangrado de uno de sus costados, la escena le era totalmente aterradora, pues el dolor se reflejaba en el rostro de su padrino, quería ayudarlo, hacer algo más que solo observarlo pero por más que trataba de mover su cuerpo, sus extremidades no respondían y al parecer no era el único sorprendido, pues Murata, quien también sujetaba al soldado, trataba de buscar cualquier cosa que estuviera a su alcance para parar el sangrado.

-Shibuya, ¿Dónde guardan el botiquín de primeros auxilios? Debemos parar el sangrado lo antes posible- dijo tratando de salir de la bañera.

Antes de que el moreno pudiese contestar, un potente grito se apodero de la habitación, ya que, en la entrada, bajo el umbral de la puerta, se encontraba la madre del Maou, la cual se cubría la boca ante el cuadro que tenía frente a sus ojos, la tina llena de agua que se tornaba cada vez más rojiza, Conrad quejándose de dolor mientras era sujetado por una chica y, por último, a su hijo, lleno de tierra y totalmente pálido, mientras era sujetado por su prometido.

-Yu-Yuu-chan, pero ¿Qué les sucedió?- fue lo único que la castaña alcanzó a decir antes de que el mencionado perdiese el conocimiento, a la vez que era interrumpida por el mayor de sus hijos.

-¿Qué sucede? Escuche tus gritos desde la planta de abajo -al terminar de decir eso, observo el rostro de su madre y notó como sus ojos se posaban hacia el interior del baño, giró su mirada en esa dirección, encontrándose con la misma escena- ¿pero qué demonios está sucediendo?- dijo mientras se introducía rápidamente en la habitación y trataba de ayudar a quienes aún se encontraban dentro del agua.

-No hay tiempo para explicaciones, tenemos a un herido y debemos atenderlo lo antes posible- aclaro rápidamente el joven de lentes mientras buscaba en cada parte de la estancia el botiquín de primeros auxilios.

-Tu sabes lo que está sucediendo, no es así, amigo de mi hermano-al decir eso, el mencionado se tensó, sabía que la situación era claramente grave y que conociendo el complejo de hermano mayor con el que contaba Shori, no bastaría con decirle que todo estaba bien- como ya dije, por el momento, lo más importante es atender las heridas de Sir Waller y de Shibuya, él no está mal herido, pero necesita descanso.

- No has contestado lo que pregunte, ¿qué demonios está sucediendo? ¿Por qué mi hermano y todos ustedes están en estas condiciones?

-Lo mejor es que llame a un médico- dijo la castaña mientras le entregaba el pequeño botiquín al gran sabio.

-Deténgase Mamá-san, no creo que sea muy buena idea hacer eso.

-¿qué tratas de decir? Tú mismo lo has dicho, debemos tratar estas heridas o de lo contrario la vida de este hombre correrá peligro-comentó el hermano mayor del Maou, mientras sujetaba al castaño, el cual comenzaba a entrecerrar los ojos, ese joven no era de su total agrado, pero simplemente no podía dejarlo morir en su baño, fue entonces que se percató de la presencia de aquella chica que hasta ese momento se había mantenido en silencio, la miró por un largo lapso de tiempo, tratando de averiguar quién era, pero simplemente no lograba reconocerla, hasta que observo con más detenimiento sus ojos y su boca, por un instante se creyó loco o que la preocupación por su hermano le estaba jugando una mala pasada, pero podía jurar que en aquellos ojos obscuros vio la misma inocencia, ternura y bondad que en la de su pequeño Yuuri y esa sonrisa, reflejaba la misma alegría que veía en él.

-Si llamamos a un médico preguntara como fue que sucedió esto, así que deberemos hacernos cargo nosotros mismos- dijo el pelinegro atrayendo la atención del mayor.

-Está bien, madre, preparare la habitación de huéspedes y todo lo necesario para tratar sus heridas, amigo de mi hermano, ayúdame a llevarlo hasta ahí, Wolfram, ustedes encárguense de llevar a Yuuri hasta su habitación.

Rápidamente cada uno hizo lo que se les indicó, por su parte, tanto Naomi como Wolfram aún se encontraban con algunas heridas hechas en batalla, pero su preocupación era más que su dolor, ya que a pesar de todo aún no lograban comprender que era precisamente lo que había pasado hace tan solo uno momentos.

-Es la siguiente puerta- dijo Wolfram mientras se acomodaba mejor el brazo de Yuuri que cruzaba por sobre sus hombros.

-¿Cómo están tus heridas?- preguntó la chica mientras observaba de reojo al chico.

-No son graves, nada de qué preocuparse, lo que realmente me inquieta es el estado de este debilucho, no fue capaz de usar sus poderes para defender el castillo, ¿entonces como fue capaz de traernos hasta aquí? Eso es lo que no me explico.-Tras decir eso, la chica guardo silencio, pese a todo lo que había logrado investigar en Pacto de Sangre, aún no lograba entender todo por completo.

-Es aquí- dicho eso, el oji-verde tomó la perilla de la puerta y se abrió paso al interior de la habitación, ambos chicos entraron en la estancia y recostaron al joven maou en el mullido colchón.

-Serás enclenque, mira que transportarnos aquí solo con tal de protegernos, primero aprende a usar correctamente la espada debilucho- dijo el rubio, el cual se encontraba sentado a uno de sus costados sujetando una de sus manos, estaban frías y pálidas, tenía miedo, mucho miedo de que no despertara, sabía que le debió ser muy difícil el usar su maryoku en esas condiciones, pero sobre todo, se culpaba por no haber sido capaz de protegerlo.

-No creo que solo haya sido culpa tuya el que él este en este estado- comentó la pelinegra mientras lo traída devuelta a la realidad.

-¿De qué hablas?

-De lo culpable que te sientes  por verlo de esta manera, sé que querías protegerlo y que estuviera bien, pero nosotros no controlamos el destino, además, creo que esta vez fue el quien quería asegurarse de protegerte- al terminar de decir aquello, la chica le acerco dos mudas de ropa-Cámbiate, no ayudara de mucho el que te enfermes, es ropa de Yuuri pero dudo que le moleste que su prometido la use, la otra muda es para él, tampoco es bueno que se quede así, solo que esta vez te lo dejo a ti, yo iré a ver a Conrad, quiero saber cómo esta- dicho eso, la chica se retiró del lugar dejando a un pensativo rubio al cuidado de su prometido.

Fuera de la alcoba, Naomi se encontraba recargada junto a uno de los muros del lugar, estaba cansa, confundida y preocupada, ¿Cómo era posible que su vida cambiara de un momento a otro? No lo entendía y no sabía si realmente quería entenderlo, observó el pasillo, logrando ver una habitación en el fondo con la puerta abierta, supuso que ahí se debían encontrar los demás, con paso lento se fue acercando poco a poco, pues el cansancio le estaba pasando factura a su cuerpo, pese a los entrenamientos que el castaño le había dado, era la primera vez que estaba  en batalla y al parecer su cuerpo aún no se acostumbraba a ello, llegó hasta el umbral de la puerta de aquella habitación, en ella se encontraba Conrad recostado sobre una cama, con el torso descubierto y siendo atendido por aquel joven de anteojos en compañía de aquella mujer castaña.

Al parecer el dolor que sentía el soldado era inmenso, pues sus quejidos  inundaban parte de la habitación, se sentía mal, sabía que no era su culpa, pero no podía dejar de pensar que pudo haber hecho algo más, se suponía que por eso se había dado a la tarea de entrenar arduamente, para cumplir la promesa que había hecho de proteger a todos aquellos a quien alguna vez quiso aquella mujer.

-No te guíes por lo que vez, a pesar de todo, ya está fuera de peligro, logramos parar el sangrado- dijo Murata mientras posaba su mano en uno de los hombros de la chica.

-Ya veo, menos mal que todo salió bien,co- no alcanzó a completar la frase, cuando un chillido sobresalto a cada uno de los presentes.

-¡Pero que linda chica! ¿Eres amiga de Yuu-chan?- dijo Miko-san mientras se acercaba lo más rápido posible a la pelinegra- ¡Por dios! ¿Pero qué le paso a tu ropa? ¡No te preocupes, yo me are cargo!- dicho eso, la madre del maou salió del lugar sin decir nada más.

-Creo que estoy confundida.                  

-No te preocupes, ella siempre es así de alegre- comentó el gran sabio.

-Se ha quedado dormido- dijo Shori mientras salía de la alcoba y tras de sí, cerraba la puerta.

-Mira, aquí hay cientos de atuendos, siéntete libre de usar el que más te guste, los compre con la esperanza de que Yuu-chan algún día los modelara para mí, pero ese niño ya no le hace caso a su madre, no sé si todos sean de tu talla, pero no importa- mientras decía eso, la joven madre arrastro hasta el cuarto de baño a la chica, lugar donde la encerró junto con los miles de atuendos que le había dado.

-No crees que ya es hora de que digas lo que está sucediendo, amigo de mi hermano- dijo Shori mientras encaraba al pelinegro.

-Es cierto Ken-chan, estoy realmente preocupada por la condiciendo en la que llegaron todos ustedes- comento Miko.

-No creo que…- antes de que el joven terminara de hablar, un golpe proveniente del baño se escuchó por toda la casa, ante el sonido, los presentes se apresuraron a entrar a la habitación de la cual provenía aquel ruido, el primero en entrar fue el mayor de los jóvenes, el cual se encontró con cierta pelinegra tumbada sobre los gélidos azulejos que adornaban el baño, se acercó a ella tomándola entre sus brazos y verificando que se encontrara en buen estado.

-¡Ya basta de juego y excusas! ¡Quiero saber que rayos esta sucediendo en este instante! ¿Por qué llegaron heridos? ¿Qué le provoco semejante herida a ese hombre? Y sobre todo ¿quién es esta chica y por qué se parece tanto a mi hermano?- termino de decir el hermano mayor del maou, se notaba su enojo y desesperación ante la situación, pero era simplemente que no soportaba el quedarse ahí sin hacer nada.

-¿Qué paso?- dijo Naomi mientras de a poco  recobraba el conocimiento.

-Te desmayaste, tal vez sea por el cansancio, deberías descansar un poco-comentó la mamá de Yuuri mientras la ayudaba a ponerse de pie.

-Sigo esperando tu respuesta- recalcó Shori.

-¡Ya estoy devuelta familia!- se escuchó una vos proveniente desde la planta baja.

-Supongo que no tengo otra opción- terminó por decir el gran sabio.

Mientras tanto, cierto rubio terminaba de cambiar de ropa a su prometido, ya estaba un poco más tranquilo, pero no dejaba de pensar en todo lo sucedido, ¿cómo fue que  sucedió todo aquello? ¿Quién se atrevería a hacer la gran locura de atacar Pacto de Sangre? No podía dejar de pensar en la gente del castillo, en la pequeña Greta, en su madre, en su hermano Gwendal, en lo que pudo haberles pasado.

Aún con la mente confundida se acercó nuevamente hasta el pelinegro, quería observar su rostro, admirar cada uno de sus rasgos tan extraños pero encantadores, seguía sin entender en qué momento se había enamorado de aquel debilucho, en que momento le había robado de esa manera el corazón, posó su mano sobre las hebras obscuras de su prometido, aquellos cabellos que le encantaban, sobre todo su color, poco a poco bajo su mano hasta el resto de su rostro, fue entonces cuando notó como su temperatura estaba un tanto alta, no sabía qué hacer, quería llamar madre pero suponía que tal vez aún estuviera ayudando en la recuperación de su hermano, giró su rostro por toda la habitación pero no encontraba nada que le ayudara a bajar la temperatura.

Miró una vez más a su prometido, el cual parecía dormir plácidamente a pesar de su condición, se disponía a levantarse de la cama hasta que sintió como algo o alguien lo jalaba de su camisa, volteó, encontrándose con la intensa mirada del maou.

-Hola- dijo en un hilo de voz.

-Yuuri, ¿Cómo te sientes?- preguntó realmente sorprendido el oji-verde.

-¿Eso realmente importa?, me da gusto saber que pude protegerte, sé que me has estado cuidando hasta ahora, pero ahora soy yo, quien quiere mantenerte a salvo, por favor Wolfram, no te apartes de mí lado, quédate conmigo- dicho eso el moreno volvió a perder el conocimiento.

El rubio estaba en shock, no cabía en sí mismo de la sorpresa, ni en todas sus fantasías creyó algún día escuchar aquellas palabras salir de la boca de Yuuri, pese a su gran asombro, volvió rápidamente a la realidad, se acercó nuevamente hasta su prometido y notó como la fiebre iba cada vez más en aumento, tal parecía que ya no podría hacerse cargo el solo.

Por su parte, Murata acababa de terminar el relato de todo lo acontecido en Shin Makoku,claro que omitiendo ciertos detalles, por suerte el padre de su amigo había llegado justo a tiempo, así no tendría que preocuparse tanto por cómo se lo tomara el hijo mayor de los Shibuya.

-Vaya, así que fue un ataque sorpresa, tal vez deberíamos informar a Bob de esto- dijo en tono preocupado el padre de Yuuri.

-Entonces, esta chica, ¿es la hermana de Yuu-cha?- preguntó aun un poco confundida Miko-san.

-Bueno, se podría decir que si, ellos comparten la misma alma, por eso también el que tenga algunos rasgos parecidos a los de Shibuya-aclaro el gran sabio, realmente quería evitar revelar la identidad de la chica, pero debido al parecido que Shori había encontrado en ella con su hermano, creyó imposible hacer que creyera que era simple coincidencia.

-¡KYA! Sho-chan, papá, tenemos una nueva integrante en la familia, así que recuerden ser amables con ella- comentó alegremente la castaña.

-Vaya, nunca había tenido una hija, esto será nuevo para mí- dijo Shoma.

Naomi por su parte, estaba confundida, entendía el punto por el cual dijeran que de alguna manera, ella formaba parte de su familia, pero nunca creyó que lo tomaran tan a la ligera y sobre todo, que la aceptaran tan rápidamente, sin conocerla.

-No creo que sea necesario que se fuercen a aceptarme, después de todo el ser su hija es solo un decir- trato de decir la chica.

-Pero que cosas estas diciendo, claro que eres parte de esta familia, a partir de ahora, eres Naomi Shibuya- dijo la mujer mientras abrazaba fuertemente a la chica, hasta que se escucharon unos pasos que velozmente se acercaban hasta el salón, dejando ver a un rubio agitado y aun lleno de heridas.

-Wolf-chan, ¿Pero es que tú también estas herido?- dijo la castaña mientras se acercaba a él.

-No es nada grave madre, el importante aquí es Yuuri, hace unos momentos recobro el conocimiento, pero casi al instante se volvió a desmallar y al parecer su temperatura se está elevando gravemente- al terminar de decir eso, cada uno de los presentes corrió hasta la habitación del pelinegro, encontrándolo recostado en su cama, con el rostro totalmente rojo y con su respiración agitada.

-Tienes razón, iré por fomentos de agua para bajarle la fiebre y por algunos medicamentos- dijo Miko mientras salía de la habitación.

Murata aprovecho para acercarse hasta su amigo, pues había algo que aún no lograba entender y era el cómo sin poder utilizar sus poderes había logrado transportarlos, posó su mano sobre su frente y cerró los ojos, concentrando el poco poder que aún le quedaba.

-¿Qué sucede su santidad?- preguntó Wolfram ante el comportamiento un tanto extraño del pelinegro.

-Ya veo, así que eso era.

-¿Qué sucede?- preguntó la pelinegra, quien también se había acercado hasta ellos.

-Si fueron los poderes de Shibuya quien nos trajeron hasta aquí, pero recibieron ayuda de alguien.

-¿A qué te refieres, amigo de mi hermano?

-A que al parecer alguien amplifico sus poderes, alguien con la misma cantidad de maryoku, como para que a pesar del bloqueo pudiese utilizarlo y solo hay una persona que cumple con esos requisitos- al decir eso, su mirada se dirigió hacia Naomi, pues sabía que a pesar de todo, ella era la única capaz de albergar semejante poder.

-Yo no pude haber sido,  yo no tengo maryoku- aclaro rápidamente ella.

-Una cosa es que aún no lo hayas manifestado y otra muy distinta el que no lo tengas, por el momento lo mejor será que todos descansemos, tendremos que esperar por lo menos un par de días para poder regresar a Shin Makoku.

-Pero que tonterías estas diciendo, ¿crees que dejare que te lleves a mis hermanos de regreso a ese lugar?- exclamó con enojo Shori.

-No te alteres Shori, te guste o no, su deber esta junto a su pueblo- dijo Shoma tratando de calmar al mayor de sus hijos, el cual terminó saliendo de la estancia.

La noche pasó en un abrir y cerrar de ojos, nadie estaba seguro de lo que pasaría, pero todos tenían presente que nada bueno se avecinaba, sobre todo, al saber que no lograban comunicarse con el maou de la tierra. De poco el sol comenzaba a salir por el horizonte, anunciando el inicio de un nuevo día, especialmente para cierto rubio que aún se encontraba durmiendo a un costado de su prometido.

El sol golpeaba directamente en su rostro, pues había olvidado cerrar las cortinas la noche anterior, con pereza pero ya con más energía se levantó de la cama, por un instante no reconoció el lugar en el cual se encontraba, hasta que de golpe, todas las imágenes del día anterior se agruparon en su mente, se sintió un poco triste pero aun así se alisto para comenzar el día.

Se acercó hasta el pelinegro y tomo su temperatura, tal parecía que los fomentos del día anterior habían dado resultado, pues ya su fiebre había desaparecido por completo, observo la habitación y notó que era más pequeña de lo que recordaba, camino por todos lados, buscando algo con que entretenerse, hasta que encontró algo que llamó su atención, sobre uno de los muebles, se encontraba una foto de un niño vestido con un uniforme de baseball, al cual reconoció como Yuuri, le daba gracia verlo tan alegre y tierno en aquella imagen, hasta que una idea extraña cruzó por su mente, si tuviera un hijo con Yuuri, ¿se parecería al moreno? Sin duda alguna eso lo haría totalmente feliz, no solo el hecho de tener un hijo que fuera la representación del amor que sentía por su prometido, sino que fuera tan apuesto como el maou.

En eso estaba, hasta que el olor a comida lo saco de sus pensamientos, estaba hambriento no había probado bocado desde hace un buen tiempo, miró nuevamente a su prometido y creyó que debido a su estado en cualquier momento despertaría, así que no estaba de más dejarle algo de comer en caso de que recobrara el conocimiento y el no estuviera, se dirigió a la planta baja y entró al comedor, en la mesa se encontraban Shori,Shoma y Murata, mientras que en la cocina se encontraba Naomi ayudando a Miko.

-Buenos días- saludo cordialmente.

-Buenos días Wolf-cha, enseguida te sirvo el desayuno- dijo la castaña.

-Gracias, pero me gustaría llevarle algo de comer a Yuuri.

-¿Ya despertó Shibuya?- preguntó Muarata.

-No realmente, pero ya se encuentra mejor, así que no dudaría  que en cualquier momento despertara, por cierto ¿cómo se encuentra Conrad?

-Está mejor, solo necesita reposo, de hecho estoy a punto de llevarle el desayuno- comentó la pelinegra mientras se encaminaba con una charola llena de comida hacia las escaleras.

Tras algunos minutos, el oji-verde volvió hacia la habitación de su prometido, planeaba dejarle la comida a un lado y bajar nuevamente a desayunar con el resto, pero grande fue su sorpresa al entrar en la habitación y ver al moreno sentado sobre la cama observándolo.

-Buenos días Wolf-dijo el maou con una sonrisa.

Reteniendo las lágrimas que amenazaban con salir, el mencionado dejo la comida a un costado de la cama y abrazo al pelinegro- maldito enclenque, no sabes lo preocupado que estaba de que no despertaras- no le importaba lo vergonzoso que pudiese ser lo que estaba haciendo, solo quería sentir cerca a Yuuri, su Yuuri.

-Lamento haberte preocupado tanto- dijo el otro correspondiendo al abrazo, cosa que sorprendió al rubio.

Así se mantuvieron algunos minutos, abrazándose uno al otro, sintiéndose cerca, hasta que el rugir del estómago del maou los interrumpió.

-Lo lamento- dijo de manera nerviosa mientras se rascaba la parte trasera de su cabeza.

-Tenías que ser un debilucho, tienes suerte de tenerme-terminó de decir el oji-verde mientras le acercaba la comida.

-Tienes razón, tengo mucha suerte de tenerte- ante el comentario, el ex príncipe comenzó a sentir como sus mejillas ardían, pues no sabía porque su prometido se comportaba de esa forma.

-Bueno, come tranquilamente, ya hablaremos con los demás  para ver que aremos.

-¿Y tú?

-Iré a almorzar- antes de que el rubio pudiera salir de la habitación, el maou lo tomo del brazo sentándolo nuevamente a su lado y acercándolo un poco más a él.

-Sabes, esto es mucha comida para mí, come conmigo, además no quiero estar solo- dijo sin apartar la mirada del otro.

-Mu-Muy bien- contesto de manera nerviosa Wolfram.

Estaba confundido, de alguna manera, su prometido lo estaba tratando como siempre soñó, aunque no sabía si eso estaba totalmente bien, lo ponía cada vez más nervioso el hecho de que de a poco el moreno se fuera acercando cada vez más a él.

-Ten, a ti te gusta más los postres que a mí- dijo el moreno mientras le entregaba un pedazo de pastel a su prometido.

-Lo traje para ti, puedo ir a la cocina y pedirle a madre otro- estaba a punto de levantarse, pero nuevamente fue detenido por una mano que lo sujetaba de sus cintura- ¿qu- que sucede?

No recibió contestación alguna, observo como el pelinegro dejaba sobre un mueble el trozo de pastel y con una sonrisa, lo jalaba hasta dejarlo acostado en la cama, no entendía que estaba pasando, sobre todo, no entendía en que estaba pensado el joven maou.

-Gracias por estar siempre a mi lado Wolf- dijo en un susurro el moreno cerca del rostro de su acompañante.

-Claro que siempre estaré a tu lado debilucho, si no comenzaras a serme infiel con la primera persona que se te ponga en frente.

Con la mirada clavada en aquellas orbes color esmeralda, Yuuri comenzó a acercase cada vez más hacia el rostro del rubio, quería sentirlo, tocarlo, amarlo de una manera tan desesperada que creía que incluso estaba perdiendo el control, sabía que el chico le estaba hablando, por que observaba como sus carnosos labios se movían, pero simplemente no escuchaba nada, siempre pasaba, cada vez que se trataba de su prometido, perdía toda cordura y lo único que ocupaba su mente era ese mimado y tierno rubio.

-Wolf- susurro aquel sobrenombre con tanto cariño que creyó morir, siguió mirando al chico, notó como su rostro cada vez más se tornaba rojo, le parecía tierno, el ser más hermoso que haya visto jamás, quería probar el sabor de sus labios y embriagarse de ellos, los miró por largo rato, hasta que lo hizo, atrapo sus labios en un beso, tierno e inocente, pero en el cual quería transmitir todos esos sentimientos que a través de palabras, le era casi imposible.

Notas finales:

En verdad lo lamento mucho, se que esta vez tarde más de lo normal, pero la escuela me mantiene muy ocupada, pero ya son vacaciones!!!!

Asi que ya seran actualizaciones una o dos veces a la semana, una vez más gracias por su apoyo y por seguir esta historia, espero sus lindisimos comentarios y hasta pronto (muy pronto)

Bye Bye :3


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