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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Aquí un nuevo capítulo, espero lo disfruten :3

Con la misma delicadeza con la que se toca un copo de nieve, con el mismo miedo de causarle daño y romperlo, con ese mismo sentimiento ahora se encontraba acariciando el pequeño rostro que se encontraba descansando sobre la gran cama cubierta de cálidas sábanas; se sentía patético, culpable, se sentía incapaz de  mirar a los ojos a la niña que estaba frente a él; si tan solo no la hubiera dejado irse esa noche, si tan solo le hubiese insistido en dormir con ellos como siempre lo hacían, quizá eso no hubiese sucedido jamás.

-Excelencia, Gisela llegará en unos minutos más para la revisión-dijo en voz baja una de las doncellas del palacio.

-Está bien, gracias Doria-Fue lo único que alcanzó a decir antes de escuchar el sonido de la puerta cerrándose, no quería que nadie lo viese de esa forma, no le interesaba otra cosa que no fuese estar con su pequeña; con pesadez retiro su mano del moreno rostro a la vez que dejaba escapar un sonoro suspiro que resonó por las gélidas paredes de la habitación, tan sola, tan grande que se sentía la cosa más insignificante del mundo.

Todo era tan confuso que no sabía ni con quien podía sentirse enfadado, con alguien que no fuera si mismo pues, quince días habían transcurrido desde entonces y su hija solo había despertado una vez en la cual, por algunos minutos estuvo lo suficientemente bien como para hablar un poco con él y su prometido para después, comenzar a manifestar una clase de convulsiones que no podían detener y que incluso él en su desesperación, había tratado de aplicarle una técnica de curación bastante fuerte que de no haber sido por la peli-verde quizá solo hubiese empeorado las cosas dado que, no importaba cuantas veces Yuuri le dijera que todo había sido debido a que fue presa del pánico y que era de su hija de quien hablaban, jamás se perdonaría el haberse dejado llevar por sus emociones de esa manera.

Con esa ideas rondando por su mente, tomó nuevamente aquella pequeña extremidad entre sus manos como lo había estado haciendo durante todo ese tiempo, esperando en el fondo de su corazón que todo mejorara y que Greta despertara en cualquier instante; tan mal se sentía que por un momento había olvidado al moreno, imaginando que si él se encontraba de esa manera no se podía imaginar cómo se sentiría su rey, no sólo era su hija de quien se trataba sino también de su hermana, la cual no había presentado ningún signo de recuperación, simplemente había permanecido dormida después de haberle dicho algo al heredero de los Grantz, el cual no tomo mucha importancia de ello alegando que seguramente se trataban de alucinaciones debido a la situación.

Escuchando el sonido de la puerta siendo débilmente golpeada, Wolfram se acercó nuevamente hasta el rostro de su hija depositando un beso sobre su frente, no quería irse, quería permanecer todo el tiempo a su lado como lo había hecho hasta ese momento pero simplemente no podía, sabía que algo estaba sucediendo, las expresiones que veía en sus hermanos cada vez que hablaba con ellos se lo decían, además de que su prometido había sido llamado para una especie de junta mientras él se encargaba de cuidar a la pequeña.

-Tranquila, pronto estaré de regreso, solo iré a asegurarme de que el enclenque de tu padre no haga tonterías mientras tanto pórtate bien en lo que Gisela te revisa- tras aquellas palabras el rubio se alejó de la cama y se dirigió hasta la inmensa puerta de madera a la vez que dejaba entrar a la chica de ojos verdes que lo esperaba del otro lado.

-Buen día excelencia- atinó a decir la chica mientras mostraba una reverencia.

Con los ojos perdidos en alguna parte del suelo, el mazoku se hizo a un lado para dejar que la joven pasara mientras respondía a su reverencia con un simple asentimiento de cabeza-Cuídala mucho Gisela, la dejo en tus manos.

-No se preocupe excelencia, con la información que he recabado, estoy segura de que hoy conseguiré un diagnóstico concreto sobre la condición de la princesa- terminó de decir la chica mientras acomodaba docenas de recipientes en la cómoda que se encontraba a uno de los costados de la cama y sacaba de una especie de morral otros cientos de frascos con extraños líquidos, instrumentos médicos y hierbas.

-Eso espero- fue lo único que la chica escuchó antes de que la habitación fuera inundada por un penétrate silencio.

 

***

 

-¿Por qué?

-¿A qué se refiere majestad?-preguntó el castaño mientras veía el inexpresivo rostro de su ahijado; llevaban alrededor de dos horas hablando en la oficina del rey y esas eran las primeras palabras que el moreno decía, entendía que fuera difícil pero jamás creyó que todo se tornara de esa manera, tan sombría y confusa.

-¿A qué me refiero? Conrad, han pasado quince días desde el incidente con a Greta y Naomi, ha llegado carta de Caloria por parte de Flurin-san pidiendo desesperadamente ayuda hace dos días y Cheri-sama está desaparecida y yo apenas me estoy enterando,  ¿por qué no me dijeron nada?- terminó de decir el joven rey con una semblante totalmente decaído, como si su alma y mente se encontraran en cualquier otro lado menos en aquella habitación.

-Por favor majestad trate de comprender, su alteza y Greta están muy mal y sabemos que eso le afecta, lo hicimos sólo para no preocuparlo más-dijo el peli-lila mientras trataba de convencer al joven que se encontraba sentado frente al escritorio de aquel cuarto.

Sin intenciones de prestar la más mínima atención de lo que el consejero le estaba diciendo, dejó que su mente divagara por cualquier sitio, cualquier lugar que lo llenara de esa paz interna que en esos momentos tanto necesitaba y sin esperarlo, el delicado y fino rostro de un joven rubio apareció en su mente, el rostro de aquel chico que tan importante era para él; poder recordar sus caricias, su mirada posada sobre él, sus besos, a él mismo poseyéndolo y escuchar como lo llamaba mientras lo hacía, todo eso lo hacía sentir tan bien, tan lleno como si nada más importara, hasta que otra imagen apareció ante él, aquel mismo rostro siendo invadido por la tristeza, por la angustia, por la desesperación, viendo como el resplandor de aquella sonrisa que en cientos de ocasiones le había mostrado poco a poco iba desapareciendo, fue entonces que lo sintió, aquel dolor tan agudo que lo atravesaba al imaginar al rubio triste y no poder hacer nada más que observar y callar.

-¿Majestad?- escuchó como el sonido de una voz lo llamaba, tan lejana, tan poco entendible.

-¿Majestad se encuentra bien?- Volvió a escuchar y fue entonces que recordó donde y con quién se encontraba.

-Wolfram…

Confundido al escuchar al rey llamando a su hermano, el general se acercó hasta el chico notando la falta de aquel brillo en sus ojos, viéndolo tan débil y frágil, como a punto de romperse y fue entonces que una pregunta se hizo automáticamente en su cabeza ¿Ese chico realmente estaría listo para asumir del todo el papel como rey? Dadas las circunstancias, puede que ese fuera tan solo el comienzo.

-¿Majestad?- preguntó esta vez el consejero al notar como el general solo observaba al rey, analizándolo desde uno de los costados del escritorio en el cual el moreno se encontraba sentado.

Regresando nuevamente su atención a los presentes, el maou notó las miradas que se dirigían hacia él, percatándose hasta entonces de que no había estado prestando atención a la conversación que hace algunos instantes había estado teniendo con el resto de las personas que lo acompañaban, sin embargo, no podía dejar de sentirse angustiado ante aquel pensamiento que se le había venido a la cabeza atormentándolo aún más de lo que ya se encontraba, pues si bien, no podía culparlos del todo por guardar silencio a la situación que estaban viviendo, pese a eso, lo que más le preocupaba era la reacción de su prometido el cual, aún se encontraba afectado no solo por lo acontecido con su hija y hermana, sino también a la situación de hace algunos días cuando la pequeña recién abría desde aquel fatídico día los ojos y había sufrido aquel ataque, llevando por primera vez al rubio a una desesperación tal, que estuvo a punto de poner en riesgo la vida de la pequeña en busca de salvarla.

-Él no lo sabe ¿cierto?- dicho eso, el rey recorrió con la mirada a cada uno de sus acompañantes, notando al instante como cada uno de ellos se tensaba sin emitir palabra alguna.

-No creemos que sea el momento adecuado para que Wolfram lo sepa- dijo Conrad  deduciendo, como el resto, a que el rey se refería al menor de los hijos de la ex maou.

-Sin mencionar majestad, que considerando la situación y el temperamento que posee, puede que incluso la situación empeore- terminó por decir Gunter.

Sin terminar de disipar totalmente sus dudas acerca de su regente, el peli-gris regreso nuevamente a su postura sería y firme, quería entender que era lo que estaba sucediendo; comprendía que mantener un secreto tan importante como la desaparición de su madre al menor de sus hermanos, tarde o temprano terminaría por traer problemas, pese a eso, tampoco podía simplemente pasar por alto las circunstancias que el rubio estaba viviendo ¿Cómo enfrentar la desaparición de una madre, el daño a una hija y el ataque a su nación?

-Es su madre, tiene que saberlo, además no creo que Wolfram tome muy bien que sus hermanos le escondan algo tan importante como lo es la desaparición de Cheri-sama.

Con la intención de prolongar un poco más el momento en que tuvieran que hablar con el prometido del rey, el general tomó entre sus manos la carta que hace algunos días había llegado desde Caloria, dejándola frente al moreno ya que, antes de tomar decisiones precipitadas, quería recabar toda la información necesaria acerca de lo que acontecía en aquel lugar y si todo ello tenía alguna clase de conexión o patrón con la desaparición de su progenitora.

-Majestad, entiendo lo que trata de decir pero aún hay muchas cosas que debemos solucionar, la situación en Caloria aún está lo suficientemente grave como para pensar que pueda llegar a Gran Shimaron, mi intención no es mantener en secreto lo acontecido con mi madre, pero si lo es el cuidar de mi familia y no creo poder hacerlo con Wolfram fuera de control.

Mirando de reojo al mayor, el japonés tomó entre sus manos aquella hoja que había leído hace tan solo unos minutos atrás, comprendía, de alguna forma, lo que Gwendal trataba de decirle y que las intenciones del mismo eran las mejores aunque él no estuviera totalmente de acuerdo, pero no podía dejar de lado el hecho de  que ambos buscaban la misma cosa, proteger a una de las personas que más amaban.

-Muy bien, esperaremos para hablarle sobre el tema, solo quiero saber una cosa, ¿Quién se lo dirá a Wolfra?
-¿Decirme sobre que enclenque?

***

 

Sin poder abrir aún los ojos, lograba escuchar susurros a lo lejos, voces distorsionadas que no comprendía, quería saber dónde estaba, que había sucedido, pero sus párpados pesaban tanto que se sentía exhausta con cada intento que hacía por poder vislumbrar lo que había a su alrededor.

-No logro ver ninguna clase de mejora majestad- logro identificar la voz de una mujer al igual que su piel siendo tocada por alguien más-Como sabe, su alteza hasta ahora no ha presentado alguna clase de maryoku, por lo tanto he tenido que aplicarle distintos tratamientos, lamentablemente no ha respondido exitosamente a alguno de ellos.

Tras aquellas palabras, escuchó el sonido de una voz rogándole hacer algo, después de eso, ningún sonido volvió a llegar hasta ella, podía sentir el viento sobre su piel, la irritación en su garganta y la debilidad en cada una de sus extremidades pero aun así, no era capaz de ver algo.

En un último esfuerzo por lograr despertar completamente de aquel estado que no hacía más que  frustrarla, reunió todas las fuerzas que aún permanecían guardadas en su pobre cuerpo y trato nuevamente de levantar sus párpados dejando ver sus pupilas, sintiendo el dolor invadiendo cada parte de ella hasta que lo logró; desorientada y con un resplandor dañándole los ojos continuó esforzándose por ver algo más allá de ese fulgor que la cegaba.

Ya más acostumbrada al ambiente del lugar, pudo identificar el sitio en el cual se encontraba, las pesadas cortinas que cubrían los ventanales, las delicadas cortinas que caían suavemente por encima del dosel, aun recorriendo la habitación con la mirada pudo notar que se encontraba en alguna de las habitaciones de Pacto de Sangre, en una de las tantas que había pero que claramente, no era la suya, intuía el porqué de aquel cambio, aun y a pesar de no recordar mucho de lo que había sucedido la noche en que dormía en compañía de Greta, dado que, a pesar de verse sumergida en un estado en el cual solo podía sentir y en muy pocas ocasiones llegar a escuchar algo, algunos rostros, escenarios, palabras y sensaciones extrañas la seguían perturbando.

Aun con todo aquello rondando por su mente, logró escuchar el sonido de un par de voces que conversaban tranquilamente no muy lejos de ella, sintiendo el cansancio regresar a su cuerpo, entrecerró los ojos y trató de soportar nuevamente las ganas de sumergirse a aquel estado de inconsciencia absoluta mientras buscaba de dónde provenía el ruido, observó por cada rincón tratando de encontrar a las personas que se encontraban en la misma estancia que ella, hasta que posó su mirada en un inmenso armario que se encontraba a los pies de la cama, alejado en una de las esquinas de la alcoba y frente a él, aun par de doncellas que guardaban y sacaban ropa del mismo.

Con las vista nublándosele cada vez más, logró identificar el rostro de una de las sirvientas del castillo, la cual al parecer, no reparaba en su presencia al igual que su acompañante; así permaneció por algunos minutos, en una lucha constante por mantenerse cuerda y no dejarse vencer por el dolor y el cansancio que no dejaban de asechar su cuerpo, logrando escuchar gran parte de la conversación que ambas personas mantenían pudo saber acerca de su estado, del de la princesa del castillo, pero sobretodo, enterarse acerca de una carta llegada desde una de las naciones que mantenía acuerdos con el reino y que al parecer, tenía serios problemas, por lo cual pedían la presencia del maou.

-¿Estas segura de lo que dice?- escuchó a una de las doncellas preguntar mientras cargaba una canasta llena de telas.

-Logré escuchar al capitán Weller cuando hablaba con su excelencia Von Voltaire acerca de eso y de que tenía que informar a su majestad.

-Pero no creo que su majestad Yuuri se atreva a partir a Caloria, la princesa no ha despertado, sin mencionar que el estado de su alteza es muy grave-terminó por decir la chica.

Atenta a lo que las chicas decían, Naomi comenzó a mover suavemente cada parte de su cuerpo, quería levantarse, luchar, ser algo más que la carga de su hermano, no permitiría que sucediera algún problema por culpa suya; sintiendo el dolor en cada una de sus articulaciones, logró retirar parte de las telas que cubrían su cuerpo, siguió tirando de ellas, hasta que las palabras de una de las mujeres que se encontraban en su habitación la congelaron por completo.

-Probablemente el joven Élian aún se encuentre descansando, no creo que sea bueno para su salud el haber permanecido cuatro días seguidos en esta habitación cuidando de su alteza, mucho menos, aplicando grandes cantidades de maryoku para ayudar en la recuperación de sus heridas.

Con la confusión invadiéndola, giró levemente su rostro hasta el lugar de donde provenían las voces, encontrándose con las chicas hablando felizmente acerca de lo romántico que esa situación les resultaba y antes de que pudieran decir cualquier otra cosa, el sonido de la puerta siendo acompañada de un soldado, les dio el mensaje de que una chica, al parecer la encargada de atenderla a ella, las llamaba.

Por fin sola en la habitación, retiró completamente las sábanas que la cubrían mientras intentaba levantarse, consiguiendo en cada movimiento un dolor tan intenso que la hacía sentir que sus huesos estaba hechos de cristal y que con el mínimo golpe terminarían en mil pedazos; tomando impulso, trató de salir de la cama, cayendo pesadamente contra el suelo, no se rendiría, quería ser fuerte, sabía que algo andaba mal, no solo con ella, sino con todo ese lugar.

Estaba descompuesta, pues aún lograba ver parte de lo que aquella noche la había estado persiguiendo, aquellas criaturas que acababan con todo a su paso, aquel paisaje sólo e infértil, el sonido de cientos de voces agonizando, pero sobretodo, el rostro de aquel hombre, aquel individuo que le sonreía con arrogancia, como si el mundo estuviera en su mano.

Logrando sostenerse de una de las columnas de la cama se puso de pie, por la posición del sol imaginaba que era poco más de medio día; caminó por la alcoba, observándola, analizándola, sintiendo los fríos azulejos descansando debajo de sus pies hasta que logró visualizar un inmenso espejo; se acercó a él, permaneció en ese lugar admirando su propio reflejo, su penoso y demacrado reflejo, pues poco quedaba de lo que ella recordaba que era, sus ojos tan sumidos acompañados de unas grande ojeras que resaltaban por su color obscuro, su piel pálida que parecía que se rompería con el más mínimo contacto con ella, su pelo opaco y totalmente alborotado, aquel camisón de color blanco que cubría gran parte de su cuerpo y que sin duda, era muchas tallas más grande que ella, pero lo que más llamó su atención y en lo cual no había reparado, eran en las líneas rojas que adornaban gran parte de su cara, como débiles rasguños, sin mencionar los vendajes que llevaba, su cuello cubierto por esas telas blancas, al igual que parte de sus brazos y manos.

Tratando de tomar la menor importancia posible se acercó hasta el armario, encontrándolo mayormente vacío a excepción de algunas cobijas, una delgada bata y un par de zapatos para dormir; tomando estas dos últimas prendas se acercó hasta la puerta, quizá debería quedarse en la habitación, quizá haya guardias vigilándola del otro lado de la puerta, pero simplemente no permanecería en cama un segundo más. Sorprendida al ver el corredor solo, caminó lo más rápido que sus débiles y delgadas piernas le permitían hasta verse lejos del lugar en el cual había permanecido todo ese tiempo.

Evitando ser vista por cualquier persona continuó su camino, si bien, quería saber el estado de la pequeña Greta ya que, de alguna forma, se sentía culpable de su condición y no dudaría que tanto el rey como el menor de los hijos de la ex maou la incriminaran por ello, de hecho se sentía preparada para asumir esa responsabilidad pero, dadas las circunstancias, su principal objetivo era hallar a su hermano y hablar con él, saber lo que estaba sucediendo en Shin Makoku y en aquel lugar llamado Caloria.

 

***

-Te hice una pregunta Yuuri ¿qué es lo que tienen que decirme?- volvió a recalcar el rubio al notar el silencio de los presentes.

Tratando de evitar la pregunta, el moreno aparto la mirada de su prometido, pues si hasta hace algunos momentos se había reusado en mantener el secreto a Wolfram, ahora comprendía porque tanto empeño por parte de los hermano del mismo, incluso del consejero por no decir nada, ya que, el temperamento del oji-esmeralda era completamente impredecible y jamás lograrían anticipar la clase de reacción que tendría ante semejante noticia.

Con la paciencia al límite, dirigió su mirada a la única persona que aún permanecía firme ante su pregunta, odiaba que le mintieran pero detestaba aún más que lo trataran como un niño al cual tenían que proteger- hermano ¿es que tú tampoco piensas responderme?-preguntó dirigiéndose al general.

Con el semblante serio el mayor continuó callado, creía que aún y a pesar de la situación, no era el momento adecuado, sin embargo, también comprendía que con el menor de sus hermanos no se jugaba y que, aún si lograba persuadirlo, el rubio no terminaría satisfecho; resignado al inminente problema y listo para hablar, Gwendal fue interrumpido por el sonido de la puerta seguido por la entrada de una peli-verde completamente agitada.

-Perdonen la intromisión, pero por fin tengo un diagnóstico para la princesa-ante aquellas palabras, cada uno de los presentes guardo silencio en la espera de una explicación, a lo cual la galena comenzó a esparcir cientos de papeles en el escritorio del rey, los cuales, al parecer, contenían diferentes esquemas y anotaciones.

-Como recordara majestad, en la habitación de su alteza fue encontrado un líquido extraño, el cual al principio se creyó, era sangre pero su consistencia e incluso el color eran distintos, no era mucha la diferencia, pero tenía detalles levemente extraño, tras algunos días de análisis logré averiguar que se trataba de una clase bastante extraña de horyoku-dijo Gisela mientras sacaba un pequeño frasco con aquel líquido y lo posaba en uno de los costados del escritorio.

-¿Horyoku? ¿Estas segura Gisela? De ser así no tendría por qué afectar a la princesa dado que ella es humana-cuestionó el consejero real mientras analizaba un par de hojas que les había mostrado la galena.

-Lo mismo pensé yo, pero como recordaran, en una ocasión pudimos reafirmar que al pasar tanto tiempo en compañía de mazokus, puede transmitirle un poco de poder a un humano, como lo fue la ocasión que la madre de Greta se manifestó por el palacio, si bien es cierto, este no es cualquier clase de horyoku ya que causa no solo un debilitamiento en el cuerpo de un mazoku que posea grandes poderes, sino que también causa daños físico, debilita el sistema inmunológico en aquellos seres que posean maryoku y puede llegar a causar alucinaciones, en caso de que el individuo que sea afectado tenga alguna clase de enfermedad, este líquido es capaz de agravarla-termino de decir Gisela mientras esperaba alguna clase de respuesta por parte de sus locutores.

-Gisela sigo sin entender, tu misma me dijiste hace más de una semana que no era probable que Naomi tuviera alguna clase de poder, además, aún si Greta haya tomado parte de nuestro poder no creo que debiera afectarla de esa manera- dijo el rey mientras observaba detenidamente el frasco que estaba sobre su escritorio.

No desconfiaba de las capacidades de la chica, pero era claro que todo se había vuelto demasiado confuso desde la aparición de su hermana, de hecho, el simple hecho de tener una ya era demasiado para él, las cosas estaban fuera de control y por primera vez en su vida, deseo poder irse de aquel lugar y de tantos problemas, un pensamiento lo suficientemente egoísta como para alejarlo lo antes posible de su mente.

-Como ya le mencioné majestad, esa teoría de su alteza no era del todo segura, puede que tenga más poder del que creemos dado que los daños en su cuerpo son demasiado graves y en cuanto a la princesa, tanto la cantidad exagerada de este líquido en el lugar, como las heridas que tenía del día del ataque solo empeoraron su condición.

-¿Hay algo que puedas hacer Gisela?-preguntó directamente el rubio al ver la seguridad que presentaba la chica.

-Creo poder intentar algo excelencia, pero aún si mis métodos llegasen a funcionar especialmente con la princesa, tardaría algunos días más en despertar y en cuanto lo hiciese deberá partir a otro lugar, alguno que esté libre de cualquier clase de magia para su completa recuperación.

-¿Qué sucederá con su alteza?-cuentionó Conrad mientras observaba como la peli-verde comenzaba a recoger el resto de sus papeles y se los entregaba a su padre; ante la pregunta pudo notar como la mujer agachaba la mirada, como tratando de encontrar las palabras correctas con las cual poder decirles lo siguiente.

-Ella es quien más me preocupa-termino de decir la galena soltando un pesado suspiro.

-¿A qué te refieras Gisela? ¿Qué sucede con la hermana de su majestad?

-Nada bueno padre, antes mencione que la habitación estaba repleta de esa sustancia y al inicio creí que quizá, era la necesaria para poder debilitarla por completo pero conforme avanzaba en mis investigaciones pude notar que no buscaban hacer vulnerable a su alteza, con la gran cantidad que había en su alcoba el verdadero objetivo de quien haya hecho eso era matarla. Al igual que con la hija de su majestad, aplicare los métodos que he encontrado, pero con ella, simplemente no puedo asegurar su recuperación- ante esas últimas palabras la chica hizo una reverencia y se retiró del lugar sin recibir alguna clase de respuesta.

Dentro de la oficina del maou, todos los presentes se mantenían a la expectativa de una respuesta por parte de su regente ya que, tras la plática que habían mantenido con la doctora del lugar, el rey parecía haber perdido todo rastro de vida de su cuerpo, como si la esperanza y todo aquello que lo motivaba a seguir adelante le hubiera sido arrebatando de un solo golpe.

-Yuri ¿te encuentras bien?-pregunto Wolfram mientras se acercaba hasta su prometido y lo tomaba de uno de sus hombros en busca de llamar su atención.

-Sí Wolf, estoy bien es solo que, no puedo creer que Naomi este al borde de la muerte además, tener que llevar a Greta a otro lugar en esta situación.

-Majestad, entiendo que esto sea demasiado difícil para usted, pero aún hay muchos asuntos por tratar, como la situación de Caloria, debemos hacer algo antes de que la situación empore-dijo el general mientras captaba la atención de todos los presentes.

 

***

Ya fuera de la oficina de su hermano, estaba dispuesta a entrar, había logrado llegar hasta aquel lugar sin ser vista pero sobretodo, sin dejarse vencer por el agotamiento; finalmente frente la inmensa puerta de madera, decidió pedir permiso para entrar pero antes de por lo menos ser capaz de tocar el material de aquel objeto inanimado, logró escuchar aquella voz que, aunque para ella fuese tan solo algunos instantes, había logrado percibir mientras estaba sumergida en aquel extraño estado de inconsciencia.

Decidida a averiguar más de lo que estaba sucediendo, guardo silencio y se mantuvo al margen de la situación en la espera de lograr escuchar algo que le fuera de utilidad o por lo menos, una ancla que la mantuviera centrada en ese intempestivo mar de  confusiones que no le permitían mantenerse cuerda.

Escucho sobre aquel líquido que tanto daño le hacía a los de su especie, la gravedad de la pequeña Greta, su supuesto estado de peligro inminente y la preocupación de los ahí presentes al igual que su desconcierto; con cientos de dudas rondando es su mente, pudo percibir el sonido de pasos acercándose a la puerta en la cual se encontraba levemente recargada y como acto reflejo, buscó el lugar más cercano en el cual ocultarse.

Más tranquila, con la seguridad que le proporcionaba la inmensa columna que cubría su cuerpo, alcanzó a visualizar la figura de una mujer joven que se alejaba por el pasillo, ya antes había reparado en su presencia por el palacio y por lo que sabía, era alguna clase de sanadora, probablemente quien la estuvo atendiendo todo ese tiempo.

Cuidando no ser vista por alguna persona, regresó al lugar en el que había estado, pretendía encarar a todos demostrándoles su vitalidad aunque, tal vez no lo pareciera pero tampoco se permitiría ser tratada como una mártir.

-Entiendo Gwendal, enviaremos refuerzos a Caloria hoy mismo y yo iré con ellos- logró escuchar la voz de su hermano del otro lado, tal parecía, la conversación de las doncellas no era del todo errónea.

-Debilucho no puedes abandonar de esa manera el reino, ya suficiente ha sido con el viaje a tu mundo para armar un gran alboroto-dijo de manera seria el menor de los hijos de la ex maou.

-Wolfram tiene razón majestad, no creo que sea buena idea que abandone Shin Makoku, yo mismo iré en su lugar si es necesario.

-Ya te lo he dicho Conrad, es Yuuri y la respuesta es no, Flurin-san ha pedido mi ayuda y pretendo dársela.

-Si esa es su descición, debo suponer que tanto Conrad como Wolfram irán con usted, en ese caso prepararé todo lo necesario para que partan esta misma noche con algunos navíos mazokus- dijo finalmente el general Voltaire mientras masajeaba una de sus sienes.

-Yo también me embarcaré con ustedes- se escucharon esas débiles y roncas palabras provenientes desde la puerta siendo acompañadas de una pálida y delgada chica.

Con el desconcierto en su rostro, el castaño se acercó hasta la recién llegada ayudándola a tomar asiento frente al escritorio del rey, le era imposible creer que esa pequeña chica se encontrara frente a ellos cuando hace tan solo algunos minutos les habían dicho que corría el riesgo de no despertar de aquel sueño tan profundo.

-¡Oh alteza! ¡Por Shinou! Esto es un milagro- exclamo Gunter mientras se lanzaba sobre la chica.

Ante la inminente muestra de afecto por parte del mayor, la pelinegra se retiró del lugar y se posó a uno de los costados de su hermano, había mucho de qué hablar, pero su principal objetivo era ser capaz de enlistarse a la misión que se llevaría a cabo esa misma noche.

-¡Naomi! Me da gusto saber que estas bien-dijo el moreno mientras se levantaba de su lugar con la intención de poder hablar cara a cara con la chica.

-Partiré con ustedes esta noche a Caloria.

-Alteza, no se encuentra en condiciones de viajar ni siquiera debería encontrarse de pie- dijo el peli-gris al notar el tambaleo en las piernas de la menor.

-¿Y Conrad si? Si no mal recuerdo tuvo una herida de gravedad y sin embargo se encuentra listo para viajar, ¿por qué yo no he de poder?- contesto de manera firme la joven a la vez que trataba de calmar sus tambaleos.

-Naomi, creo que Gwendal tiene razón esta vez, puede que sea peligro y tengas miedo además, no estás en condiciones para…- y antes de que Yuuri pudiera terminar aquella frase, la chica había dado vuelta sobre sus pasos dispuesta a retirarse.

-No estoy para sermones de nadie además, a nadie le pregunte si podía ir, fue una afirmación, esta noche partiré con o sin su consentimiento y otra cosa Yuuri- dijo la chica mientras posaba sus oscuras orbes sobre las del japonés- deja de tratarme como si tú y yo fuéramos iguales, porque simplemente no lo somos-dicho eso abandonó la estancia.

 

***

Se encontraba firmando algunos papeles correspondientes a la hermana del rey dado que, debido a los últimos problemas, tanto el maou como su alteza no habían estado en condiciones para continuar con sus deberes; a pesar de que mantenía su cabeza distraída con la organización de las tropas que serían enviadas a Caloria y la insistencia constante para que Gisela revisara a la peli-negra, la misma duda que lo asechó horas atrás había vuelto a su cabeza, ¿realmente su rey sería capaz de lidiar con lo que estaba sucediendo?

Era difícil la situación por la cual el moreno estaba pasando, eso lo entendía pero como rey, a veces se tiene que anteponer las prioridades de la mayoría antes que las personales, algo que el entendía y quizá no solo él, pues todo noble al servicio de la corona comprendía el concepto de honor, gloria y sacrificio, sin embargo dudaba que su regente comprendiera del todo la responsabilidades que llevaba sobre sus hombros, aun así, tampoco podía dejar de pensar en aquella chica que hasta hace algunos días jamás imaginó ver de esa manera, si bien podía notar el carácter fuerte y decidido de la joven pero teniendo en cuenta que era hermana del joven rey, nunca creyó usar su posición para conseguir sus propósitos, cosa muy diferente a lo que hacía el maou, quien en muy pocas ocasiones llegó a dar alguna orden.

-Veo que aún se niega a dejar las costumbres ¿no es así? Lord Von Voltaire- escuchó una voz llamándolo y fue entonces que notó la presencia de otra persona en su oficina.

-Tiempo sin verle, su santidad.

Aún con la mirada sobre el general, el joven de lentes comenzó a caminar por la habitación llamando la atención de su acompañante, al parecer el mayor estaba completamente atareado, sin mencionar las arrugas que se acumulaban cada vez más sobre su frente.

-Supongo que ha venido por algo, así que hágame el favor de ser claro y directo- aclaro el mayor mientras dejaba de lado los montones de papeles en los cuales se había sumergido por algunas horas.

-Muy bien, vengo aquí para pedirle que al igual que Shibuya, tanto usted como Lord Von Christ partan a Caloria.

-Me temo que eso es imposible, necesitamos que alguien se haga cargo del reino en nuestra ausencia y Anissina no es una opción, sobretodo como están las cosas.

-Sin embargo hay alguien más, seré breve, quiero que deje  a Lord Von Grantz a cargo de Pacto de Sangre-fue lo que el chico dijo ante la expresión de sorpresa por parte del oji-azul.

Sin comprender del todo la petición que el gran sabio le estaba haciendo, el general trató de persuadirlo ya que, aún si se trataba de uno de los diez nobles no dejaba de ver a un niño jugando a los soldado, probablemente estaba juzgándolo antes de tiempo pero simplemente no podía darse el lujo de saber si era de confianza o no dejándole la vida de cientos de personas en sus manos.

-Lo lamento su santidad pero no puedo hacer eso, además ¿Por qué tanto interés en el heredero de los Grantz?

-¿Me dirá Von Voltaire que usted no está confundido por la manera de actuar de aquel joven el día del incidente con la señorita Naomi?-comentó con picardía el chico de lentes.

-Su santidad me gustaría que dejara de jugar, aún no he olvidado aquel diario y sé que tiene mucho que ver con lo que está sucediendo ahora, así que le suplico que se ahorre los discursos y sea franco conmigo.

Ante la contestación el gran sabio tomo asiento frente al general, dudaba si sería prudente comentarle sobre su descubrimiento y la relación que tenía con la desaparición del rey original, sin mencionar las dudas que tenía acerca de ese chico; contemplando todos los posibles escenario que se podrían llegar a desatar, optó finalmente por hablar de manera clara dado que, de igual forma, podría conseguir que el peli-gris se volviera sus ojos en aquel viaje.

-Hace mucho años, en las épocas más remotas de este mundo, existieron miles de criaturas que incluso hoy en nuestros días perduran, más que nada como leyendas, entre esas raras especies se encontraban los cazadores de sueños; seres con grandes capacidades, excelentes soldados, estrategas pero sobretodo, eran expertos en conseguir información, fueron una comunidad que nunca se preocupó en seguir a alguien en específico, siempre sirvieron a cualquier ser que fuera capaz de pagar por sus servicio, claramente no hablamos de dinero, su forma de cobro depende de lo que ellos deseen, la vida de alguien, una mujer, riqueza, alguna clase de poder obtenido mayormente a costa de alguna vida.

-¿Eso que tiene que ver con lo que está sucediendo?

-¿Sabe cómo recolectan información Lord Von Voltaire? Se alimenta de las células madre del cerebro, ellos poseen afilados colmillos los cuales utilizan para esa tarea, son capaces de mezclarse en cualquier lugar y nadie los notaria, sin embargo sus marca no desaparecen tanto en su cuerpo como en el de sus víctimas, ellos tienen muchas reglas o más bien mitos, uno de ellos es que su cuerpo es consumido por las cadenas del pecado que cometan y los hayan llevado a una vida casi inmortal, esas marcas nunca desaparecerán y a menos que quieran ser descubiertos las ocultan, como en el caso del joven Kilian, quien aún no hemos confirmado del todo que sea un buscador, pese a eso y a su conexión con el ataque al castillo es muy probable.

-Su santidad acaso esta insinuando que el joven Élian…- alcanzo a decir el peli-gris en un susurro.

-De lo único que estoy totalmente seguro Lord Von Voltaire, es que no es coincidencia que ese chico haya sabido que hacer ante la situación que se presentó con la hermana del maou y tampoco pretendo esperar otro ataque a alguno de los dos, tanto a Shibuya como a la señorita Dankworth algo los está asechando y usted lo sabe muy bien, sin mencionar que tal parece, el hacer regresar a Shinou será más difícil de lo que creímos

 

***

Con el viento de la noche golpeando contra su cara, continuo alistando al caballo que estaba frente a ella, tan solo hace dos horas que la noche había caído sobre el inmenso cielo del reino, aún estaba débil sin embargo la aplicación de varias técnicas de curación la habían ayudado, su voz ya no era tan ronca y el dolor en su garganta había disminuido notablemente sin mencionar la recuperación de las heridas que habían estado en su rostro.

-¡Todos alístense! ¡Partimos en veinte minutos!-escuchó decir a uno de los soldados que comandaba a las tropas.

-Veo que nadie pudo convencerte- escuchó una voz que se encontraba tras de ella.

-No había nada de que convencerme, como lo dije antes, era una afirmación no una pregunta, mi deber en este lugar es ayudar a protegerlo no permanecer postrada en una cama recibiendo la lástima de todos.

Ante lo dicho, el joven rey sonrió, le parecía bastante noble la forma de pensar de la chica, pero aun así, no dejaba de preocuparle su estado ya que, a pesar del tratamiento que recibió antes del viaje y las recomendaciones dadas por Gisela, el semblante de su hermana seguía siendo decaído.

-Naomi, sé que no hemos tenido la mejor de las relaciones y entiendo que no me veas del todo como parte de tu familia-comenzó a decir Yuuri, tenía la intención no de hacerla retractarse, pero sí de conseguir su confianza, dejarle claro que ahí estaban todos ellos para ayudarla, que no tenía que estar la mayoría del tiempo a la defensiva- pero debes entender que todo es por tu bien, ¿sabes? Te comprendo y sé que quieres ayudar pero no lo lograras de esa manera, aunque no lo creas, tú y yo nos parecemos más de lo que crees.

Ante lo dicho, la chica encaro a la persona que la acompañaba dejando salir una risa vacía y burlona- parecernos ¿tú y yo?, creo que estas muy equivocado Yuuri.

-Yo no creo que…

-Yo no flaqueo en mis decisiones, yo no dependo de que los demás me salven, yo no espero a que mi “modo maou” salga para poder proteger a los demás, te equivocas Yuuri, nosotros no nos parecemos en nada.

-No sabes por todo lo que hemos tenido que pasar Naomi-dijo de manera firme el moreno tratando de no tomar importancia a lo antes dicho.

-Tienes razón, no sé por todo lo que han pasado, pero sí sé que no eres capaz de proteger a nadie y nunca podrás hacerlo ¿cómo lo sé? Solo es cuestión de verte, siempre esperando que Conrad o alguno de los demás te proteja, dudando de tus responsabilidades como rey, esperando a que alguien más lo haga por ti, creyendo tontamente que aún en esta situación eres capaz de salvarlos y mantener a todos con vida, esto es una guerra y tarde o temprano tendrás que empuñar tu espada, pero todo dependerá porque o quien la levantes, por tu gente y tu reino, por el honor, la gloria, el respeto, la justicia o solo por protegerte a ti mismo esperando a que tu “modo maou” haga tu trabajo, no basta solo con llegar al corazón de las personas Yuuri, no es suficiente si no eres capaz de sacrificarte y lo único que espero es que comprendas lo que te estoy diciendo, que lo entiendas antes de que tus dudas, tus miedos e indecisiones nos terminen matando a todos.

-Somos hermanos y aun a pesar deceso yo…

-Te equivocas, porque incluso en eso creo que nos han mentido, nosotros simplemente no podemos ser hermanos…

Notas finales:

Se que en esta ocasión tarde más de lo normal, pido una disculpa.

Esta semana tendremos doble capítulo en compensación por los dos meses, lo subiré entre viernes y sábado.

Espero les haya gustado, como verán este capítulo si fue más largo, pero espero haber aclarado la mayoría de los puntos que creo haber dejado sueltos el capítulo pasado.

Espero sus comentarios y nos leemos pronto :D


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