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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Aquí un nuevo capítulo, espero lo disfruten.

Al final explicare algunas cosa para quien guste leer los anuncios, sin más, espero que les guste.

Solo podía sentir la fuerte presión que ella misma ejercía en sus ojos mientras aquel estruendoso sonido penetraba cada vez más en su cabeza, como taladrando cada uno de sus pensamientos y provocando un escalofrío que le recorrió el cuerpo completo, aquel escalofrío que solo podía advertirle de una cosa, estaba aterrada y no era para menos pues ese chillido solo significaba dos cosas, la primera que nuevamente estaban en la misma situación que tan solo algunos días atrás habían vivido, a pesar de su angustia y el constante ruego a que el moreno se percatara de ello, nuevamente estaban en aquel escenario, aquella misma carnicería y orquesta de llantos que pesaban no solo sobre ella sino también en su hermano y la segunda, que esa bestia de grandes alas estaba cerca y al parecer no venía sola.

-¡Que escolten de regreso al palacio a su majestad, quiero a la mitad de los soldados custodiando la carroza y que el resto vaya a resguardar la ciudad!-ordenó Laila observando en el cielo aquella masa negra con alas que no dejaba de surcar sobre ellos mientras que a lo lejos se lograba apreciar la constante marcha, como si de un ejército se tratase, de cientos y cientos de Sluagh y Faoladh.
-¡Ya escucharon! ¡Todos tomen posiciones, que tres campañas acompañen al capitán Weller y rodeen la ciudad principal, el resto ocúpese de proteger a los civiles!-comenzó a ordenar el general Von Voltaire mientras los soldados empezaban a movilizarse-¡Wolfram! ¡Que tu guardia personal se encarguen de llevar al Maou y a su alteza como al rey Antoni al castillo y no salgan de ahí hasta que mande a una tropa por ellos, debemos sacarlos de aquí lo antes posible!

Sin esperar alguna respuesta por su parte, el rubio solo observó cómo le era entregado un caballo al mayor de sus hermano y este comenzaba a liderar las tropas, nuevamente veía como el peligris marchaba sin dudas ni miedos al campo de batalla.

-Wolfram, dense prisa el carruaje está casi listo, el rey Antoni solo los está esperando a ustedes-escucho decir al castaño- tus soldados ya se han reagrupado con los del rey.

-Muy bien, yo me encargaré de llevar a este enclenque al castillo-dicho eso recibió solo un asentimiento de Conrad para que después este regresara con el resto de las tropas que aún continuaban organizándose y dispersandose por los distintos lugares que les indicaban.

Dirigiendo su atención tanto al carruaje como a ese par de pelinegros que se encontraban tras él, comenzó a caminar de manera apresurada mientras escuchaba el retumbar de los pasos de su prometido siguiendolo y la voz del mismo llamando y jalando a su hermana.

-¡Alto!-se escuchó decir a uno de sus costado- liberenos.

Girando el rostro hacia donde provenía aquella voz pudo por primera vez percatarse de mejor manera del resto de personas que ahí se encontraban, especialmente de ese trío que hasta aquel momento, al igual que la hermana del maou, habían permanecido con las manos envueltas en aquellas cosas pesadas y molestas hechas de metal que les limitaban sus movimientos.

-¿Quién rayos les puso eso?-preguntó de manera sorprendida el ex príncipe mientras se acercaba velozmente a Naomi y finalmente comprendía el por qué de tanto alboroto por parte del moreno.

-Digamos que es una garantía-contestó la chica.

-Garantía o no liberenos, que hay cosas de las cuales debemos hacernos cargo-dijo Adalbert acercándose cada vez más al rubio, estaba consiente que era muy poco probable que el chico tuviera consigo las llaves de aquellos grilletes sin embargo, el contaba con algo con lo que ellos no y eso era una espada, con ella podría cortar por lo menos la parte media de las cadenas, ya ellos se las arreglarían después para salir vivos de esa.

-¿Por qué debería liberar a un traidor como tú? Mi deber es solo cuidar del maou y su hermana-contestó el ojiesmeralda de forma arisca pues a pesar de las incontables veces que el hombre los haya ayudado, para el no dejaba de ser un hombre que le dio la espalda a su nación por un accidente, entendía el hecho de que para él más que para nadie la pérdida de Julia fue algo realmente devastador pese a eso, nada justificaba sus acciones incluso si ahora, gracias al debilucho que estaba con él, actuaba de mejor forma, nada le garantizaba que podría confiar en ese hombre.

-Y el mio el proteger a estas persona-reclamó rápidamente el rubio mayor mostrando el escenario de gritos y llantos que los rodeaban- se que ellos no son de su importancia pero creo que nadie merece una muerte tan trágica como ésta.

-¿Qué nos está tratando de decir? que somos unos desconsiderados ¿nosotros? cuando tu no has hecho más que causar problemas a cualquier lugar en el que te alojas, llevandote vidas tanto humanas como de los de tu propia raza solo por no poder entender y aceptar la decisión de Julia.

-Tu maldito niño mimado…-fueron las palabras que salieron de boca de Adalbert mientras apresuraba cada vez más el paso hacia el menor.

Notando las violentas intenciones del mazuko el moreno trató de acercarse y parar las cosas, pues aunque de antemano sabía que la relación entre su prometido y el otro era realmente mala, le había sorprendido que este, a pesar de todo le haya pedido algo al rubio aun siendo consciente de que la negativa fuera su respuesta más segura; ya listo para interferir en lo que seguramente sería una lucha para nada favorable dadas las circunstancias pudo notar como la pelinegra, de manera rápida, alejaba al mayor de un empujón a la vez que tomaba el arma de uno de los soldados que estaba cerca y cortaba las cadenas del otro.

-Es cierto que tengo un pie y la mitad del otro en el más allá, pero no para que se compadezcan de mi, con esto saldo mi deuda, mi llegada al castillo por las vidas de la aldea-dicho eso, Naomi le lanzó la espada dando la orden que tanto a él como a los otros dos de sus acompañante, los cuales se habían mantenido al margen, los dejaran libres y de ser necesario les proporcionar armas y caballos para que partieran hacia su aldea- Nosotros nos vamos.

Aún con la mirada del trio posada sobre ella, tanto el rubio como el maou siguieron los pasos de la chica hasta que finalmente entraron al inmenso carruaje que era tirado por cuatro caballos, los cuales tras la orden partieron lo más rápido que sus patas se lo permitían.

-Fue mi imaginación o ¿esa mocosa acaba de ser amable con nosotros?-soltó al aire Telma mientras recibía una espada y notaba como Adalbert rompía de un solo golpe las cadenas de Keenan.

-¿Importa?-dijo el ex soldado mientras preparaba sus cuchillas- la diversión apenas está comenzando.

***

-¿Por qué?

-¿Qué sucede Wolf?-cuestionó el moreno.

-¿Por qué estan comportandose de esa forma?-finalmente soltó mirando de frente a ambos hermanos, uno sentado del otro, ella aún con los grilletes puestos y él con una sonrisa un tanto nerviosa- ¿Por qué dejaste ir a Adalbert? ¿Qué quisiste decir con un pie y la mitad del otro al más allá? y Yuuri por qué… ¿por qué estas tan tranquilo? ¿Por qué no protestaste como siempre lo haces?

Dicho eso ambos pelinegros se miraron por algunos instantes antes de girar sus rostros hacia las ventanillas que poseía el carruajes a la vez que se sujetaban fuertemente de cualquier sitio dado que el lugar en el que eran transportados parecía querer volar en cualquier momento más que correr por la firma tierra.

-¡Contesten!-gritó de manera eufórica el menor mientras trataba de llamar nuevamente la atención de ambos.

-No creo…-se dejó oír una tenue voz en medio de todo aquel escándalo, como un susurro tembloroso que no quería ser escuchado-No creo que pelear en estos momentos sea bueno, creo que lo mejor  que podemos hacer es calmarnos y tratar de quitar los grilletes de las manos de la señorita-finalizó el rey Antoni.

Silencio fue lo único que acompañó aquella sugerencia no solo por parte de los que se encontraban en el interior de aquel sitio sino también, por aquellos que los acompañaban en la parte externa; con la intriga presente en cada uno de ellos esperaron escuchar la voz de Laila o de alguno de los soldado de la guardia personal de el ex príncipe dando instrucciones al soldado que conducía sin embargo, solo pudieron escuchar el enorme estruendo de una de las ruedas siendo destruida seguida del horrible grito del soldado que los guiaba al igual que el relinchar desesperado de los caballos.

Luchando por mantenerse en un solo lugar y poder abrir la puerta, el rubio se sujeto de una de las ventanillas mientras ordenaba a la chica que tratara de calmar al rey de Francia quien al parecer estaba a punto de sufrir una especie de colapso nervioso, no entendía que era lo que estaba pasando, se suponía que gran parte de los soldados del rey los acompañaban, sin mencionar a su escolta a la cual, les había dado instrucciones directas de que no se alejaran ni un poco del maou más aún, lo que no dejaba de inquietarlo era ese extraño mareo que no paraba de perturbarlo, en un inicio lo había atribuido a sus mareos ya comunes al viajar en barco pero ahora no podía estar del todo seguro ya que por más que trataba de acercarse hasta la puerta, esta parecía bailar de un lugar a otro, en eso estaba hasta que solo pudo sentir un fuerte empujón y el cuerpo de su prometido sobre el suyo, tal parecía que el carruaje finalmente había cedido al exceso de peso y a la falta de una de sus ruedas.

-¿Te encuentras bien?-preguntó el maou aun con sus brazos envueltos sobre su prometido, aspirando el olor de su cabello y sintiendo la respiración agitada y nervios del otro.

-Si, pero hay que salir de aquí, no sabemos que este pasando no solo en el pueblo sino también aquí.

-¡Altezas! ¿se encuentran bien?-fue la pregunta que se escuchó del soldado que anteriormente conducía aquel vehículo y el cual ahora asomaba su cabeza por la ventana del carruaje que estaba por encima de ellos.

-Ayudanos a salir-dijo Naomi extendiendo sus manos y sintiendo la fuerza del soldado por sus brazos, en esos momentos era cuando agradecía estar llevando la misma ropa de campesina que le había dado Telma pues de lo contrario, estaría luchando con uno de los apomponados e incómodos vestidos que al parecer a las mujeres de ese lugar les encantaba usar aunque les costara la misma vida el moverse.

Finalmente fuera de aquel sitio y notando como el resto de sus acompañantes trataban de salir del carruaje, pudo observar finalmente el lugar en el que se encontraban, no parecía más que un simple camino de alguna villa no muy lejana, con algunas pocas casas esparcidas a los alrededores así como algunos animales paseandose por el lugar, todo parecía estar en calma como si no muy lejos de ahí, en esos momentos, se estuviera llevando a cabo una batalla que podría ser decisiva para el destino de esa nación aunque, si lo pensaba de mejor manera era demasiada tranquilidad incluso para un sitio como ese pues, podía ver a los animales alimentarse, el humo salir de la chimenea de una de las casas, la ropa tendida en algunas sogas siendo agitada por el viento pero solo eso, no había nadie más, nadie quien cuidara del ganado, alguien que lavara o pusiera a secar aquellas prendas o se encargara de cortar la madera que mantuviera viva la llama de la chimenea, sin duda alguna esa era demasiada calma.

-¡Majestad!-escuchó un grito que cada vez parecía acercarse más-¿se encuentra bien?

-¡Laila! estaba muy preocupado de que algo te haya pasado, este hombre-dijo el rey Antoni acercándose hasta la mencionada la cual, al ver a su rey había bajado rápidamente del caballo para envolverlo entre sus brazos, mientras el otro señalaba al muchacho que en esos momentos ayudaba a Wolfram a sacar al maou de aquel montón de madera que no hasta hace mucho los transportaba-Nos ayudo a salir y nos ha estado cuidando pero ¿dónde está el resto? ¿dónde está la guardia real?

-Así es, ¿dónde están mis hombres? los conozco muy bien pues yo mismo los he entrenado y sé, que ellos no desobedecieron mis órdenes, no al menos que quieran seguir vivos-dijo el ex príncipe acercándose finalmente a la escena acompañado de ambos hermanos y aquel soldado que hasta hace poco había ayudado a sacar a su enclenque de aquel lugar, claro no porque él solo no pudiera hacerlo, claro que no, sino que el muy debilucho de su prometido al parecer no sabía reconocer muy bien lo que era derecha o izquierda pues cada vez que le decía que pusiera su pie derecho en aquel u otro lugar no hacía más que poner el contrario, tan mal estaba la situación que incluso en algún momento llego a poner una de sus manos en lugar de su pie, sin duda de verdad tenía que amar a ese hombre, pero amarlo demasiado como para no haber hecho nada agresivo en aquel momento.

-No han desobedecido ninguna de tus órdenes, al contrario-comenzó a decir la chica mientras soltaba al rey y se posaba frente al resto-has hecho un buen trabajo soldado sin embargo, tu tarea aún no ha concluido, al parecer de todos los caballos solo uno ha permanecido atado al carruaje, tómalo y ve en busca del resto, no deben estar muy lejos de aquí así que ve por ellos y regresa, mantente alerta pues al parecer las cosas son más complicadas de lo que creímos.

-¡Sí, mi señora!- fue la contestación del hombre antes de acatar las órdenes de la mujer y perderse entre en camino de tierra y árboles que los rodeaban.

-¿Qué quisiste decir con todo eso Laila? ¿dónde están sus hombres y los de Wolfram?- preguntó de manera pausada el moreno mientras observaba el semblante serio y un tanto decaído de la chica.

-Sus hombre…-comenzó a decir de manera lenta, como tratando de evitar lo inevitable, como si callando pudiera cambiar las cosas que hasta hace unos minutos había vivido- sus hombres no han desobedecido ninguna orden, al contrario, de no ser por ellos yo no estaría aquí.

-Ve al grano-dijo Naomi desesperada ante tanto drama- creí que te gustaba la franqueza, así que no me decepciones.

Ganandose una mirada por demás molesta por parte de la esposa del rey de Francia, esta decidió ignorar aquel comentario y centrarse en el pelinegro y su prometido quienes a sus ojos, eran quienes debían recibir las explicaciones- Tras partir del muelle el camino se mantuvo en relativa calma, como los enemigos habían atacado por mar y sus alrededores creí conveniente enviar a la mayoría de los soldados a que custodiarán la parte posterior del carruaje y yo mantenerme al frente con ustedes, sin embargo uno de sus soldados me dio aviso de que algunos se estaban quedando atrás y que cada vez que enviaban a algún hombre a verificar que era lo que sucedía este no volvía; dí la orden de que un pequeño grupo se quedara y me lleve a sus hombres ya que eran los que más rápido había analizado la situación, al principio se habían negado pero al final accedieron, cuando finalmente llegamos algunos metros atrás nos dimos cuenta de que no quedaba nada de la guardia real, solo sangre y algunas partes de sus cuerpos, quisimos regresar pero esas cosas comenzaron a salir de la nada, como plagas que con cada segundo que pasaba no hacían más que incrementarse, los soldados que se habían quedado a resguardarlos lograron vernos pero fueron atacados por uno de esos teratons, fue cuando la rueda se rompió, de ahí no supe nada más hasta que sus hombre lograron darme una salida pidiéndome que los pusiera a salvo-finalizó la chica mientras observaba la dirección que el soldado había tomado.

-¿Cómo es que no fuimos capaces de escuchar lo que estaba sucediendo?-preguntó al aire el rubio.

-Creo que es lo que menos importa ahora, después de todo no conocemos a ciencia cierta qué clase de magia es la que usan, así que lo único que podemos hacer es resguardarnos y pensar en algo-comentó la pelinegra mientras observaba a su hermano, el cual parecía analizar la situación, cosa que a sus ojos era demasiado extraña.

-Es probable que usaran algo que nos mantuviera en un tiempo y espacio diferente, como cuando viajamos de Shin Makoku a la tierra, eso habría silenciado cualquier ruido externo-exclamó el maou sin prestar en las caras de sorpresa que tanto su hermana como su prometido tenían.

-Yuuri, ¿te encuentras bien? ¿acaso te golpeaste durante el choque en el carruaje?-preguntó el rubio a la vez que ponía una de sus manos sobre la frente de su prometido el cual no había hecho otra cosa más que reír de manera nerviosa y rascar la parte trasera de su cabeza.

-Bueno solo era una teoría Wolf, no es para tanto.

-¡Mi señora!-se escucho decir a una voz no muy lejana del lugar- ¡logré encontrarlos, estaban comiendo el heno de una carreta que estaba abandonada a la mitad del camino!

-Muy bien, majestad suba conmigo, alteza-dijo Laila mientras ayudaba al rey Antoni a subir a su caballo- tomen esos caballos y vayamos lo antes posible al castillo, ahí podremos estar seguros.

-Vamos Yuuri sube conmigo, Naomi podría viajar con aquel soldado-sugirió de manera apresurada el ojiesmeralda mientras preparaba al corcel.

-No te preocupes por mi Wolfy, en estos últimos días lo que mejor se me da es el cabalgar.

-No creo que debamos ir por ese camino.

-¿A qué te refieres Yuuri? no pensaras en regresar, mis hombre estan dado lo mejor de si por retener a esas bestias para lograr ponerte a salvo, lo menos que podemos hacer es continuar el camino-declaró de forma molesta el rubio pues aunque entendía de ante mano la preocupación del maou, no creía conveniente el que este decidiera regresar, no solo por su seguridad sino porque en verdad, estaba preocupado por el bienestar de su escuadrón y de ser el caso de que las cosas se tornaran peores, quería que su esfuerzo no fuese en vano, así que cumpliría con ese propósito aunque tuviera que someter a aquel debilucho.

-No me refiero a eso Wolf si no aque, según Laila, esas criaturas salieron de la nada la pregunta es ¿realmente aparecieron así porque sí? pues creo que ustedes al igual que yo ya debieron haber notada la inexistente presencia de los aldeanos, por muy rápidos que Gwendal y Conrad pudieran haber sido en evacuar a los pobladores esta zona aún debería mantener algunos.

-Entonces esto no es solo un ataque-acompleto Naomi entendiendo de antemano y quizá un poco más lo que su hermano estaba tratando de decir- No es una coincidencia que tanto tú como yo estemos en este lugar, Wolfram ¿cómo va el asunto de las desapariciones?

-No han cesado, siguen siendo los mismos lugares y no han dejado ninguna clase de pista fuera de las que ya conocíamos después del ataque a Pacto de Sangre pero no entiendo ¿ a qué te refieres?

-Antes que nada, Laila ¿existe algún camino que lleve al palacio fuera del que normalmente se usa?

-Existe uno, será difícil debido al terreno y a la maleza pero nos dejaría en una de las torres de vigilancia del castillo, podríamos entrar desde ahí.

-Guíanos por favor, nosotros te seguiremos de cerca-dijo el maou montando finalmente junto a su prometido y siguiendo el rápido andar del rey y su acompañante-¿a qué conclusión llegaste Naomi?

-A que nosotros de verdad somos los causantes de todas estas muertes.

***

Desde el fondo de su corazón rogaba, a cualquier deidad que estuviera dispuesto a escucharlo, ya no solo a Shinou sino a cualquiera que tuviera el poder, que los ayudara, ya no podía seguir fingiendo valentía en estas batallas, ya no, primero la nación que lo vió crecer, aquella en la cual había crecido junto a sus hermanos, luego su madre, luego su hermano, toda la gente que se había visto involucrada en esto, ni siquiera podía compararse el sentimiento con lo sucedido en Rutemberg, pues por lo menos en aquel lugar su vida era lo único que podía correr peligro pero ahora, la de todos y cada uno de sus seres amados era la que podía sufrir.

Realmente sentía que esta guerra no tenía fin y no sabía como se sentiría el mayor de sus hermanos siendo que él se encontraba de esa manera; no sabía ya cuantas veces había alzado su espada en los últimos minutos, ni siquiera sabía en qué lugar había terminado su caballo pues tras caer de él solo había atinado a levantarse y seguir luchando, después de todo no podría ver a su madre a los ojos nunca más si “Conrad no resistía en la tierra”.

Uno, dos, realmente no sabía cuantas de esas cosas se encontraban ya a su alrededor, tal parecía que estar perdido en sus pensamientos durante una batalla no era muy buena idea, sonrió, al final no le quedaba nada más y si iba a morir lo haría luchando y defendiendo a su rey y a su gente y esa, no era para nada una mala forma de morir, levantó su espada esperando el primer golpe el cual no tardo mucho en llegar así como el segundo el cual estaba seguro no podría parar dado que provenía de su punto ciego.

-No es propio de ti descuidar uno de tus costados- escucho decir a una gruesa voz a sus espaldas.

-¡Adalbert!

-Vamos Weller, eso no es lo mejor que tienes-dijo el rubio mostrando una gran sonrisa.

-Jamás nos imagine luchando juntos después de todo que lo que paso.

-Ya somos dos.

Tras aquellas palabras solo el fuerte sonido de algo realmente pesado cayendo pudo escucharse, tal parecía que una de aquellas cosas de negro pelaje junto a su jinete habían sido degollados, de manera limpia y precisa, todo ello de forma silenciosa como si de un asesino profesional se tratase.

-Y conmigo somos tres, debo admitir que tampoco pienso dejarles toda la diversión a ustedes, después de todo yo he estado ocupándome de esto desde hace ya un buen tiempo- dijo un hombre de melena naranja posandose junto al castaño y al rubio.

-Yozak, te creí lejos de la ciudad principal-cuestionó Conrad a la vez que trataba de derribar a uno de los jinetes esqueléticos que al parecer había olvidado a su monstruo negro en algún sitio.

-Es que me cuesta trabajo mantenerme mucho tiempo lejos de usted capitán, sobretodo cuando se queda con la mejor parte-contestó el otro de manera burlona.

Tratando de mantenerse al margen de aquella conversación, Adalberto continuó cubriendo las espaldas de ese par, pues si bien no era de su agrado debía admitir que ciertas palabras no dejaban de rondar por su cabeza y lo más cómico de todo ello era que se trataban de las mismas palabras que tiempo atrás le había dicho a la hermana del maou, sin duda alguna no se había equivocado en todo lo que dijo pese a eso el saco le quedaba muy bien y era algo que realmente no le agrada del todo, en eso estaba cuando solo pudo sentir una filosa hoja de metal pasar por una de sus mejillas tan cerca que incluso pudo oler el tenue aroma metálico de ésta.

-Señor, no creo que deba distraerse en medio de una batalla, lo pueden matar-comentó Keenan de forma tranquila mientras se acercaba a la bestia que le había lanzado su cuchilla y matado de un solo golpe.

-¿Qué hacen ustedes aquí? creí haberles ordenado que regresaran a la aldea, yo podía hacerme cargo de esto solo.

-Tranquilo-musitó Telma ayudando al rubio a ponerse de pie pues al parecer el cansancio ya comenzaba a pasarle factura- lo que el hombre naranja dice es verdad, al parecer se hizo amigo de muchas personas, incluida gente de la aldea, se han unido con otras para proteger el territorio, al menos es lo que él y otros soldados dicen.

-¿Y ustedes les creyeron?

-En medio de la guerra no hay diferencias, cuando el hambre y la desesperación tocan a la puerta no importa nada más que el sobrevivir, sin importar la condición de tu compañero o la raza de la cual provenga, no es cuestión de si creemos o no, sino de luchar, en este momento y en este lugar pues esa es la verdadera forma de asegurar un mañana no solo para nosotros, sino para aquellos que recien comienzan a vivir-fue lo último que dijo la mujer antes de tomar su arma y perderse entre los cuerpos, tanto vivos como muertos de quienes luchaban ahí.

***

-¿Qué quieres decir con que ustedes son los causantes?-preguntó el rubio acelerando cada vez más su andar y observando de reojo no solo a los pelinegros, sino al soldado encargado de cuidar la retaguardia.

-Los lugares no son una coincidencia, al inicio no pude darme cuenta pues está más enfocado todo a Yuuri quien lleva más tiempo en este lugar pero si nos ponemos a analizar la situación, todos y cada uno de los sitios que sufren ataques son aquellos que el maou más frecuenta, la nación que ayuda a gobernar Hristo Cruyff o el señor calvicie, como lo llames, Caloria y tú amistad con Flurin-san…-Trató de continuar la chica hasta que fue interrumpida por su hermano.

-Y esta vez Francia debido a mi amistad con el rey Antoni-finalizó Yuuri.

-Además si mal no recuerdo, por lo que dijo Gisela la sustancia que me pusieron era para matarme y no solo eso, si lo pensamos mejor, es probable que el enemigo haya confundido el maryoku que Greta absorbió con el tuyo y el ataque no haya sido solo para mi, y si lo vemos por el otro lado en que debido a mi llegada, mi obligación es ser presentada ante los altos rangos de las diferentes naciones, especialmente las que frecuentas no sería raro que en ellas hubieran emboscadas-terminó de decir la chica mientras observaba el semblante serio del moreno.

-Hemos llegado-exclamó Laila deteniendo su caballo-Debemos dejar aquí a los animales, de lo contrario podemos llamar la atención, no sólo de los soldados.

Dicho eso todos obedecieron y bajaron de los corceles, caminando de forma rápida y sigilosa hasta la entrada de la torre donde la esposa del rey ordeno la apertura del recinto, sin embargo el ex príncipe se encontraba demasiado inquieto, no solo por el mareo que nuevamente parecía hacer de las suyas sino por la gran desorganización que los hombres del reino presentaban, como si poco les importara que su nación se encontrara en guerra con algo totalmente desconocido.

-¡Laila cuidado!-se escuchó el grito del rey el cual solo había logrado ver como su esposa, en medio del intento de esquivar una enorme roca tirada por una de esas enormes cosas negras que volaban por el cielo, perdía el conocimiento.

-No hay tiempo majestad, tómela y entremos-dijo Naomi observando como se sumaba a la escena otro teraton.

-Entren y busquen una manera de parar esto-exclamó Yuuri retrocediendo unos pasos y rodeandose de un aura azulada que cubría a totalidad su cuerpo- estas personas son nuestra responsabilidad.

-Yuuri esto no…-trató de decir la pelinegra hasta que el potente grito del maou la silencio y le pidió nuevamente que entraran al lugar.

Tratando de no empeorar las cosas tanto la chica como el resto siguieron las órdenes del rey demonio quien de a poco empezaba a formar sus ya características serpientes de agua sin embargo frente a ellos, uno de aquellos esqueléticos sujetos se apareció tratando de atacar al rey Antoni.

-Wolfram-llamó Naomi-Yuuri tiene razón, ya no podemos cargar con más muertes y te conozco, se que encontraras algo mejor que hacer al respecto, más que nosotros dos juntos-dicho eso la chica se abalanzo sobre la criatura, ayudándose de la cadena que sus grilletes poseían, por primera vez agradecía el no habérselos quitado.

Tras dicha acción por parte de la chica el rubio no pudo hacer más que entrar junto con el rey quien aún mantenía en brazos a su esposa y ordenandole al soldado que reorganizará a las tropas pues no estaba tan seguro de que tanto su prometido como la hermana de este aguantaran mucho en combate, especialmente con las heridas tanto físicas como emocionales que habían sufrido recientemente.

Buscando la mejor forma de ayudar en el combate, decidió subir hasta la parte más alta de la torre y tratar de reformar la manera de ataque de los arqueros, ya que si lograba ayudar al pelinegro este podría socorrer a su hermana y quizás al resto del pueblo, pues tenía muy presente que Yuuri pese a todo lo que le dijera, estaba aterrado de sus poderes, como si fueran a salirse de control, como si todo lo que había construido no hubiese servido de nada.

Finalmente con un plan en mente y habiéndose asegurado que tanto el rey como Laila se encontraran seguros, comenzó a subir de manera apresurada los inmensos escalones de la torre, sintiéndolos uno a uno cada vez más pesado, como si no tuvieran fin, tratando de ignorar ya no solo el malestar que sufría sino también el cansansio que al parecer comenzaba a hacerse presente siguió su camino, lanzando maldiciones y prácticamente ordenándole a sus piernas y a su estómago que resistieran un poco más pues juraba que la poca comida que había ingerido amenazaba con salir disparada de su boca en cualquier instante.

-Señor ¿se encuentra bien?

-Creí que habías ido con el rey-cuestionó el mazoku de fuego al soldado que minutos atrás había dejado cuidando del rey y que en esos momentos lo ayudaba a mantenerse en dos pies.

-Su majestad me pidio que lo ayudara a guiar las tropas.

-Si ese es el caso reune a la mayor cantidad posible de hombres y que se encargen de resistir y proteger el perímetro, también den entrada libre a los aldeanos, no podemos dejarlos fuera.

-¡Sí, señor!

-Bien, ahora lo importante…- susurro llegando finalmente hasta el lugar y notando cómo solo algunos de los soldados se encargaban de derribar a la inmensa masa que sobrevolaba el castillo mientras el resto, no hacían más que discutir acerca de su rey y de lo miedoso que no solo era ante sus ojos sino ante la del resto de las naciones.- miedoso o no su rey su deber es obedecerlo y defender a su pueblo.

-¿Y tú quién te has creído niño bonito para venir a decirnos lo que debemos o no hacer?-comentó uno de los soldados más corpulentos y de grande barba que se encontraba en el lugar.

-No tengo tiempo para esto-dicho eso solo dejo salir una tenue llama que envolvió el cuerpo de aquel sujeto el cual, ante aquel acto no hacía más que soltar fuertes alaridos exclamando obscenidades y maldiciones-bien, reagrupence, el objetivo principal es quitarle de encima  esas cosas al maou.

No estaba seguro de que todo ello funcionara si bien Naomi le había dicho que confiaba en él, que conocía sus capacidades y demás, él no estaba seguro de lo mismo; sí, era un soldado y no era la primera vez que comandaba a un grupo extenso de hombres sin embargo si era la primera vez que estaba en medio de una guerra, no un conflicto que podía mantener a raya con un poco de fuerza y determinación, sino un sitio en el cual cada segundo contaba al máximo pues en él se podían perder o proteger tantas vidas.

Continuó así, observando, analizando y tratando de definir la situación pues aunque los soldado ya se notaban mucho más comprometidos que en un inicio, sin contar claro al que tuvo que calmar y que al parecer seguía temblando y mostraba algo húmedo en su ropa, no dejaban de mostrar cierta inexperiencia en combate y no los culpaba después de todo, por lo que  tenía entendido, desde el gobierno del rey Antoni las guerras habían cesado y el país prácticamente se mantenía en un estado neutro cuando el conflicto era a nivel nacional, a diferencia de Shin Makoku quien en los últimos años no sólo había mantenido conflictos con otros países volviendose una nación autosuficiente sino también llena de guerras civiles que aunque habían costado muchas vidas, no podía desacreditar la eficacia de sus hombres debido a ellas y que sin lugar a dudas en estas situaciones representaban una gran ventaja.

Sin embargo otra de las cosas que no dejaban de preocuparse era la ineficacia de los ataques pues más que flechas, parecían simples trozos de paja que rozaban la piel de aquellos teratons, sin duda alguna su plan no estaba saliendo para nada bien y de seguir así la vida de alguien se perdería, ya fuera la de Yuuri debido a sus inseguridades o las de Naomi debido a su condición física y la falta de una verdadera arma.

-¡Se acercan más por el este!-gritó uno de los soldados que se encontraba en la torre continua.

-Que el tercer batallón auxilie a los hombres de la torre inferior, el resto siga atacando-exclamó Wolfram percatandose de como ya no solo su prometido se enfrentaba a dos de esas cosas sino a una docena más de Faoladh y Sluagh que comenzaban a aparecer de todos lados.

-Señor debemos hacer algo, uno de los soldados encargados de la entrada del castillo dice que están comenzando a atacar la puerta y los ataques que lanzamos no sirven de nada-dicho eso, el soldado comenzó a recibir señas de algunos otros hombre que venian por las escaleras-el primer grupo fue derrotado señor y el segundo no resistirá por mucho tiempo.

Tras aquellas palabras solo podía escuchar los murmullos de algunos soldados que al parecer comenzaban a ser presa del pánico, no los culpaba después de todo, si el castillo caía junto con su rey todo estaría perdido, para ellos, para Francia y eso, era algo que sin importar lo que le costara no estaba dispuesto a permitir.

-Tercer batallón, haga lo que le ordene,que el segundo vaya de apoyo en la parte inferior del castillo, organicen un grupo para que vaya en busca de mis hombres nosotros nos encargaremos de abrirles paso y deshacernos de los que hay en la entrada junto con los que se están reagrupando con el maou.

-Pero señor, nuestras armas no…-trato de decir el soldado antes de notar como el rubio se acercaba a la parte delantera de los arqueros y comenzaba a murmurar algo mientras sus manos se llenaban cada vez más de un fulgor bastante cálido y rojizo.

-A todos los seres que componen el elemento fuego, obedeced a este valiente mazoku que os invoca-dicho eso una inmensa burbuja de fuego comenzó a rodear la torre, un fuego tenue, cálido y calmado, nada parecido al que momentos atrás había usado- sigan disparando, yo los ayudaré un poco hasta que la ayuda llegue.

Sabía de antemano que su poder, aunque crearía una gran diferencia, no ayudaría de mucho dado que el tampoco se encontraba en las mejores condiciones, el mareo era cada vez más intenso, su vista comenzaba a nublarse de tal forma que rogaba a shinou no perder en esos momentos el conocimiento pese a eso, parecía que el uso de su maryoku había animado bastante a los soldados, pues cada vez que una de las flechas era lanzada a través de aquella burbuja, está salía cubierta con parte de su poder, el cual parecía estar creando realmente una diferencia, por muy mínima que esta fuera, aunque tampoco podía pasar de largo el hecho del robo de almas que anteriormente su hermano les había dicho, mentira o no, debía tener cuidado con sus poderes o de lo contrario todo lo que estaban haciendo no serviría de nada.

Continuó luchando por mantener sus poderes lo más que su cuerpo le permitía, sin embargo cada segundo le parecía eterno hasta que nuevamente aquel chillido se volvió hacer presente, tan claro y cercano que recorrió todo su cuerpo; giró su rostro y de alguna manera deseó no haberlo hecho jamás pues aquel inmenso teraton se dirigía hacia ellos, moviendo de manera violenta y veloz su cola hasta que finalmente los alcanzó. Solo pudo sentir como el piso bajo sus pies comenzaba a desaparecer, pensó en hacer lo mismo que en Caloría, dejar a sus poderes tomar el control y protegerlo como habían hecho hasta ese momento.

    “Se que ellos no son de su importancia pero creo que nadie merece una muerte tan trágica como ésta.”

Fueron las palabras que retumbaron en su mente tras comenzar a escuchar los lamentos y sollozos de los soldados que razón de sobra tenían de estar asustados, sin duda odia el recordar aquellas palabras, especialmente por quien se las dijo sin embargo, no podía negar que estaban llenas de razón, nadie merecía morir menos, cuando todo eso era culpa de ellos solo esperaba que Yuuri no lo juzgara por lo que pensaba hacer.

No sabía cuanto tiempo llevaba luchando, solo podía sentir su cuerpo como peso muerto sin moverse ni actuar, solo era capaz de ver como esas cosas se iban acercando cada vez más y rogaba al cielo que de verdad solo fueran a él y no al castillo pues de alguna u otra forma el los retendría y dejaría que tanto Wolfram como su hermana se encargaran de hacer algo al respecto o al menos eso pensaba hasta que logró ver las flechas, esas mismas que trataban de ayudarlo, envueltas en llamas que él reconocería en este y en cualquier otro lugar.

Giró su rostro con la esperanza de ver aquel ceño fruncido, aquellas esmeraldas enfocándolo junto con aquellos gritos insistente de que era un enclenque y que pusiera atención a lo que hacía y sin embargo lo que vió jamás se lo esperó.

A lo lejos, solo podía ver el cuerpo de su prometido perderse entre la lluvia de ladrillos causada por el choque de la cola de aquel ser contra la torre y observar como este regresaba nuevamente como para terminar con su trabajo, mientras el resto de soldados eran envueltos en por cientos de llamaradas.

-Solo no quiero que te separes de mí en todo el viaje.

-Nunca

Fue la escena que casi al instante llegó a su mente como un relámpago, al igual que aquella promesa de protegerlo; si le preguntaran acerca de si existía algo a lo que pudiera volverse adicto, sin duda el nombre de Wolfram Von Bielefeld saldría de sus labios y si de igual manera le preguntaran cuál sería la peor forma en que podría perder su vida, con dolor contestaría que era de la forma que ahora veía porque sin duda su prometido...era su vida.

 

Notas finales:

Bien antes que nada, espero que hayan pasado una hermosa naviad y se esten preparando para recibir de mejor manera el año nuevo y claro, que coman mucho.

Sé que dije muchas cosas en el último capítulo acerca de estar más activa sin embargo, no creí que el entrar a la universidad conllevara a demasiadas cosas que hacer incluso antes de entrar, que si documentos, exámenes y demás.

Realmente tenía la intención de subir varios caps, de hecho este estaba casi listo junto con otros que aun debo completar y cambiar ciertas cosas, pese a eso la historia no pausara.

Este mes y el que viene procuraré escirbir, tal vez no lo suba pero si estaré escribiendo para que durante la escula solo deba actualizar aun así mil gracias por el apoyo de todos y cada uno de ustedes pues les repito, aunque no actualize sigo pendiente de la historia y creanme que atesoro demasiado cada leida y comentario, planeo cosas grandes para esta historia y otras y espero seguir contando con su apoyo.

Sin más que decir ¡Felices fiestas! y sin duda lo mejor de este año y el pasodo fueron ustedes, gracias


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