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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Aquí esta el capitulo cuatro.

Espero les guste :)

-Tu hermana- dijo Shinou con una sonrisa en el rosto.

Todas las personas ahí presentes miraron sorprendidos al rey original, ¿la otra parte del maou era una chica? Aun que sonara gracioso, tal parecía que así era.

-¿Es una chica?- preguntó Yuuri sorprendido de que su otro yo, por decirlo de alguna manera, fuera una mujer.

-Así parece majestad, es una joven de su edad, es lo único que sabemos- contesto la sacerdotisa.

-No entiendo, ¿Por qué se consideraría la hermana de su majestad? No comparten relación sanguínea, además de que no se conocen- por una parte, Gwendal tenía razón, ¿Cómo llamar familia a alguien que no conoces? Pero para Yuuri eso no importaba, ya que sabía que existían lazos más fuertes que los de sangre.

-Si lo medita un poco no es tan extraño Lord Von Voltaire, ellos no compartirán eso, pero los une algo más fuerte aún y eso es el que son una misma alma- contradijo Murata.

-Pero por ahora eso no es lo importante, lo que realmente importa es que esa chica regresará al lugar que pertenece, a Shin Makoku, pero necesito de ustedes principalmente de ti, Yuuri- el rey original miro a su elegido, tenía presente que era necesario el que ambos entablaran una buena relación si quería que esa chica le fuera de ayuda para lo que se avecinaba- Dentro de dos días la traeré a estas tierras, cuento con ustedes Lord Von Voltaire, Sir Weller, Lord Von Christ, Lord Von Bielfeld, que aquella chica tome su lugar como parte de los mazoku, por ahora eso es todo, hasta entonces- dicho eso, Shinou camino hacia su altar, hasta que desapareció de la vista de todos.

 Hace unos momentos que llegaron a pacto de sangre y tanto Gunter como el general, se dieron a la tarea de preparar todo para la llegada de aquella joven, por otro lado, Wolfram había notado el semblante que tenía su prometido, desde que había salido del templo no dijo palabra alguna, sin embargo atribuyo su silencio al impacto de aquella noticia que les dieron.

Después de algunos minutos, Yuuri se encontraba en su recámara en compañía del rubio, seguía pensando en el hecho de que tenía una hermana y que pronto la conocería pero esos no eran los únicos pensamientos que tenía ¿y si él no era de su agrado? Bueno tampoco era como que le importase mucho, pues Gwendal tenía razón, ¿cómo querer a alguien que no conoces? Por muy hermana suya que fuera seguían siendo desconocidos los dos, terminó de ponerse su pijama y miro hacia la cama, su acompañante nocturno ya estaba acostado en ella, soltó un suspiro mientras se encaminaba hasta el lecho.

Se introdujo en las sábanas y sin darse cuenta se quedó observando a su prometido que en esos momentos le daba la espalda, aunque sin saber que el otro chico estaba despierto, el oji-verde sintió cuando el moreno ingreso a la cama, quería preguntarle si estaba bien pero no sabía cómo, en un impulso giro su cuerpo encontrándose con aquellas orbes negras que lo miraban fijamente.

-Creí que estabas dormido- dijo Yuuri, por una extraña razón se sentía feliz de solo ver aquellas esmeraldas.

-¿Qué te preocupa?- sería directo, sabía que con lo enclenque que era su prometido, lo mejor era ser lo más claro posible.

Por un momento le moreno no supo cómo reaccionar, pero era cierto que tenía muchas inquietudes, toda esa situación era más de lo que él solo podía manejar- ¿Qué tal si no le agrado? siempre me pregunte como sería tener una hermana pero ¿Qué tal si ella no me ve de esa manera?- sin darse cuenta, había dicho libremente todo lo que cruzaba por su cabeza, se maldijo internamente, tal vez el otro chico se reiría de él, pero en lugar de burlas, una pálida y tibia mano se posó en su mejilla, observo al rubio y se dio cuenta que estaba sonriendo de una manera realmente encantadora.

-No siempre podrás complacer a todos Yuuri, simplemente se tú mismo y aunque no sepamos como sea, ten por seguro que si realmente es la otra parte de ti, también será una persona con lindos sentimientos- al terminar de decir todo eso, Wolfram  cayó en cuenta de que hablo sin pensar, rápidamente aparto su mano del rostro de su prometido, aun con el rubor resaltando en sus blancas mejillas, se giró dándole la espalda al otro chico y cubriendo gran parte de su cuerpo con las sábanas.

Esas palabras fueron suficientes para que el monarca se sintiera más tranquilo, rió un poco al ver lo avergonzado que estaba el joven al darse cuenta de lo que había dicho- Gracias Wolfram- susurro mientras se acercaba a él y pasaba sus brazos por la estrecha cintura del rubio.

-Buenas noches, debilucho…

La mañana hacía acto de presencia, débiles rayos de sol se colaban entre las cortinas de la habitación real, en el lecho, dos figuras se encontraban descansando, una abrazada de la otra, después de un tiempo, el joven rey comenzó a abrir de a poco sus parpados, un rayo de luz acompañado del sonido de algunos soldados entrenando le quitaron el sueño, abrió de lleno sus ojos y al hacerlo, lo único que pudo hacer fue quedarse en shock, recordó la plática que había tenido con su prometido la noche anterior y al hacerlo, un intenso carmesí inundo sus mejillas, sobre todo, el hecho de que se haya atrevido a acercarse tanto a su acompañante, fue lo que termino por sorprenderlo aún más,  observó detalladamente la escena, aun sus brazos tenían prisionera la cintura del rubio, el cual, por primera vez desde que comenzó a dormir en la misma cama que el moreno, durmió tranquilamente.

Lentamente, el chico retiro sus brazos del cuerpo de su prometido para no despertarlo, pronto Conrad iría por el para acompañarlo en su entrenamiento matutino, se levantó del mullido colchón  al tiempo que se retiraba las sábanas que lo cubrían, al estar de pie comenzó a estirar algunas partes de su cuerpo, se sentía extrañamente feliz, además de estar más tranquilo con lo concerniente al hecho de que había una joven que era su hermana.

Ya listo con su ropa deportiva, Yuuri dirigió una última mirada a la persona que seguía durmiendo, sonrió al escuchar como entre sueños le llamaba debilucho, se acercó hasta el rostro de Wolfram que yacía tranquilamente sobre la almohada, pasó sus dedos entre aquellos rayos de sol que el chico tenía por cabellos, al entrar en contacto con su piel, se dio cuenta de lo suaves que eran y del embriagante aroma que despedía cada hebra,  mientras  el otro se removía de a poco como reaccionando ante la caria.

-No me digas debilucho- susurro con una sonrisa el joven y después se marchó de la habitación.

El sol comenzaba a ponerse y ya gran parte del castillo sabía de la llegada de la supuesta hermana del maou, el cual en esos momentos se encontraba firmando miles de documentos mientras que su prometido paseaba por los jardines junto con la pequeña Greta.

-¿Es cierto que pronto llegara la hermana de Yuuri?- preguntó la pequeña mientras observaba las flores del lugar.

-Sí, por lo que se llegara pasado mañana, estas ansiosa ¿verdad?- dijo el rubio mientras se ponía en cuclillas para estar a la altura de la niña.

-¿De verdad? No pudo creer que pronto la conoceré, la verdad es que no puedo imaginar cómo será, además si es hermana de papá, eso la convierte en mi tía ¿no?

- tal parece que sí.

-Y también la vuelve tu hermana, ¿cierto? Ya que tú y Yuuri están comprometidos- eso tomo por sorpresa al chico, realmente hasta ese momento no lo había considerado, sonrió al recordar lo que sucedió en la mañana cuando el monarca creyó que estaba dormido, tal parecía que por fin se estaba acercando el uno al otro.

-¿Por qué no vamos a ver si ya termino con su trabajo?

-Sí, después vayamos a la cocina por algunas tartas de fruta- tras decir aquello, padre e hija caminaron en dirección a la oficina del rey tomados de la mano.

El tiempo es algo que nunca se detiene, eso era algo que el vigésimo séptimo maou ahora comprendía, pues en esos momentos se encontraba cabalgando rumbo al templo para darle la bienvenida a aquella chica que portaba la otra parte de su alma, mentiría si dijera que no estaba nervioso, pero era inevitable, giró su rostro hacia un costado y se encontró con la reluciente sonrisa de su padrino, el cual notaba el nerviosismo del chico.

-Tranquilo majestad, vera que todo saldrá bien- Conrad recordó por un momento el día en que el moreno había llegado a esas tierras y aunque él no haya sido a quien conoció primero, siempre le resulto gracioso la forma tan peculiar de su ahijado para manejar el hecho de que se encontraba en otro mundo.

El chico ya más relajado respiró hondo, el castaño tenía razón, tenía que confiar en que nada malo ocurriría- es Yuuri- dijo el moreno, aunque honestamente, esos no eran sus verdaderos temores ya que hace algunos días, una brisa extraña  había recorrido el reino, no dijo nada pero la verdad era, que sintió como ese viento congelaba cada parte de su cuerpo, como si una energía extraña estuviera al asecho, pero lo que más le desconcertaba, era que en esos instantes, esa misma presencia se sentía en el ambiente.

Ya frente aquella fuente que el rey usaba para viajar, se encontraban las mismas personas que días antes habían hablado con el rey original, cada uno ansioso por conocer aquella persona que también poseía una parte del alma de la hija de los Wincott, pasados algunos minutos, un remolino comenzó a formarse pero sin que nadie emergiera de él, hasta que una luz cegadora salió de aquel torbellino haciendo que todos apartaran la vista, solo unos momentos duro aquel fulgor, cuando las aguas comenzaron a calmarse y cada uno de los espectadores giro su rostro nuevamente hacia el lugar del cual había salido aquel brillo.

-Bienvenida a casa- dijo Shinou, que también había hecho acto de presencia en el lugar, tras decir aquello camino lentamente, hasta quedar frente aquella persona que se encontraba sentada en medio del agua sin decir nada, extendió su mano mientras le dedicaba una sonrisa- te hemos estado esperando…

Notas finales:

Espero sus lindos comentarios.

Hasta el viernes, Bye Bye :D


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