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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Lamento mucho la demora pero ya esta aquí el nuevo capitulo, un poco más largo de lo normal pero espero les guste :D

Tras decir aquel nombre, el chico observo con satisfacción el rostro del gran sabio notando el desconcierto en cada una de sus facciones, como no dando crédito a lo que acababa de decir.

Murata desvío su vista hasta encontrar la de cierto peli-lila el cual al darse cuenta de la mirada que le daba su santidad, pudo percatarse de que nadie le había informado acerca de la llegada del nuevo representante de la familia Granz, imaginando que no solo el joven de anteojos sería el único confundido, Gunter aclaro su garganta llamando la atención de la mayoría, observó de reojo al chico que anteriormente se había presentado y con un gesto simple le indico que tomara nuevamente asiento.

-Al parecer tanto su santidad como su majestad no han sido totalmente informados de todos y cada uno de los hechos que recientemente han sucedió en el reino, así que de antemano pido disculpas, fue error mío como consejero real no haberles proporcionado esta clase de información de tanta importancia- dijo el hombre a la vez que proporcionaba una ligera reverencia- pero así es su santidad,  el joven Elián Von Granz es el siguiente heredero en la línea de sucesión de la familia Granz, ocupando así el lugar de Adalbert quien renuncio a su título noble.

Ante lo dicho, Murata observó nuevamente al joven que se encontraba a uno de los costados del hermano de Anissina, sabía que debido al problema que la familia Granz enfrentaba con su heredero, el hecho de que otra persona ocupara el lugar como líder de la familia no era del todo una sorpresa mucho menos viniendo de una de las familias pertenecientes a las diez casas nobles más importantes del reino, sin embargo no la agradaba la insolencia que el chico había mostrado hacia el rey, entendía que la situación de Shibuya no era la mejor de todas pero pese a eso, seguía siendo el maou y merecía por lo tanto el respeto por parte de su gente.

-De ser así, la mente mi comportamiento anterior ya que no era de mi conocimiento el que usted fuera el nuevo integrante de la mesa redonda, espero me disculpe-terminó de decir el joven a la vez que acomodaba sus anteojos, no era de su total agrado el disculparse con una persona tan arrogante como lo era aquel hombre, sin embargo conociendo  la situación en la que se encontraban no creía que lo más conveniente fuera crear una disputa entre el consejo por un mal entendido.

-Creo que lo correcto fuera que usted también se disculpara con su majestad, pues las palabras que le dirigió no fueron las más apropiadas su excelencia- se escuchó decir.

Los presentes observaron atentamente a la chica que había dicho aquellas palabras, pues eran una clara muestra de inconformidad hacia uno de los nobles, Naomi, sin importar la atención que había captado continuó esperando la respuesta de aquel chico, tenía presente que lo que estaba haciendo no era correcto pero simplemente no podía permitir que se quedara de esa manera, había juzgado la manera de actuar de Yuuri sin miramiento alguno tachándolo de herrado sin conocer las circunstancias que lo llevaron a eso, sin mencionar su cara de satisfacción al verse victorioso en cuanto al ultimátum que había recibido de Murata.

-Señorita, sabiendo ya quien soy ¿cree que sea correcto hablarme de esa manera?-dijo el chico con una sonrisa burlona.

-Ser un noble no implica faltarle el respeto a la corona y es lo que usted está haciendo, sea buena o no la forma de actuar del rey, usted no tiene ningún derecho a poner en tela de juicio a su regente-dijo la pelinegra mostrando cada vez más su molestia, se odiaba a ella misma por no ser capaz de guardar silencio y esperar a que Gwendal, Gunter o Murata se hicieran cargo, pero simplemente las palabras salían solas de su boca, sabía que al terminar esta reunión el general la reprendería ya que su presencia era más apoyo moral hacia el moreno que otra cosa.

Tras algunos instantes de silencio el joven noble se levantó nuevamente de su asiento. La chica lo miró detalladamente analizando cada parte de él, era de piel blanca la cual resaltaba más a la vista debido al color de su traje, su cabello era un poco largo, alborotado y de un color azul combinado con un tono verde bastante peculiar, pues era obscuro y daba la sensación de que era sedoso al tacto, mientras que sus ojos eran la representación exacta del océano mismo, a pesar de su altura no aparentaba tener más de dieciocho años humanos.

-Lamento si mis palabras no fueron del agrado de su majestad esa no era mi intención, al igual que todos los presentes solo busco el bienestar de este reino por lo que si en algún momento le falte el respeto majestad, le ruego me perdone- terminó de decir Elián mientras se inclinaba en forma de disculpa.

Yuuri aún se encontraba sorprendido pero especialmente preocupado, temía que la discusión que había tenido su hermana con uno de los nobles, aunque no fuera del todo grave, empeorara la situación, observó nuevamente al chico que se encontraba aún inclinado en su lugar esperando alguna respuesta por parte suya, realmente él no estaba del todo molesto con el comentario de aquel noble pues sabía que su decisión no fue del todo la más adecuada, pues a pesar de que no se arrepintiera de ella debía admitir que no fue la mejor y tenía en cuenta que la principal razón por la cual estuvieran molestó con él era solo por que buscaban lo mejor para su nación.

Dio un suspiro y observó a su alrededor notando como no solo aquel joven esperaba una respuesta, sino también el resto de los ahí presentes-No tienes nada por que disculparte, pues tienes razón en parte de lo que dijiste aunque preferiría que si tienes alguna clase de molestia la exteriorizaras de la manera adecuada, pues el principal deber de este consejo es buscar lo mejor para Shin Makoku no crear conflictos entre nosotros- terminó de decir el moreno mostrando una sonrisa, quizá haya cometido errores y tal vez aún le faltaba mucho por aprender para poder gobernar el reino de la mejor manera, sin embargo quería confiar en cada una de las personas que se encontraban a su lado en ese momento, mostrarles que él los respetaba y se apoyaba en ellos como él esperaba que ellos se apoyaran en el por el bien de su gente.

Tras aquellas respuesta el oji- azul levantó la mirada y relajó sus facciones, tal vez haya juzgado mal a su rey, sin embargo mantendría un ojo sobre él pues a pesar de su respuesta no terminaba de agradarle sus acción, recobró su postura y le dirigió una última mirada a la hermana del rey, le parecía una chica bastante insolente pero no podía negar que a la vez le era interesante y atrayente, continuó observándola por unos instantes más hasta que la joven notó la mirada que estaba sobre ella, giró el rostro haciendo que ambos pares de ojos se encontrasen, el chico sonrió en forma de disculpa por lo anteriormente acontecido a lo que la chica solo rodó los ojos y aparto la vista dejando un mal sabor de boca en aquel noble.

-Ya aclarado el mal entendido, díganos majestad ¿Qué pretende hacer con la situación actual del reino?-preguntó Waltrana, quien aún se encontraba un poco molesto sin embargo debía darle el beneficio de la duda al joven maou.

Ante lo dicho el mencionado volvió a guardar silencio, tenía en cuenta que era una pregunta que tarde o temprano tendría que contestar pero ¿cómo? Seguía sin comprender la situación en la que se encontraban, entonces ¿Cómo darles la respuesta de una pregunta que ni el mismo ha podido contestarse? Se sentía confundido pero sobretodo temeroso, no quería dar una contestación que solo terminara empeorando las cosas, ya suficiente era que los nobles hayan tenido que proteger el palacio en su lugar, mientras él estaba en la tierra.

Fue entonces cuando cayó en cuenta de algo, ¿cómo era posible que los ahí presentes fueran capaces de defender el castillo de lo que se suponía era un ataque sorpresa? Ya antes había hablado de eso con el general Voltaire y al igual que él, no tenía conocimiento alguno del cómo aquellas personas habían logrado enterarse de eso, con aquella duda en su mente nuevamente Yuuri tomo la palabra, no pretendía dar evasivas a algo tan evidente como lo era el tomar cartas en el asunto para resolver la situación actual del reino, pero si le era necesario el saber por qué aquellos nobles fueron capaces de saber sobre el atentado que sufrió Pacto de Sangre.

-Entiendo que tan importantes es el bienestar de Shin Makoku y el hecho de que no hay tiempo que perder pero antes de eso quisiera hacer una pregunta, ¿por qué ustedes están aquí? No me refiero a que sea algo malo al contrario, sino a ¿cómo fue que se enteraron de que el castillo estaba sufriendo un ataque?-preguntó un tanto confuso el moreno.

Ante la interrogante cada uno de los nobles comenzó a mirarse entre ellos, como esperando a que cualquiera hablara pero al parecer ninguno era capaz de emitir palabra alguna, el nerviosismo y la tensión era notoria por parte del rey y del resto de sus acompañantes, los cuales igualmente permanecían en la ignorancia.

-Su majestad Shinou-dijo en un susurro Lord Von Karbelnikoff

-¿Qué tiene que ver su majestad el rey original en todo esto?-preguntó consternado el gran sabio, no comprendía que trataba de decir el hermano de Anissina, pero era más que claro que podría ser una pista para saber qué era lo que estaba sucediendo en el templo y con la supuesta desaparición del rubio.

-Más de lo que usted cree su santidad-termino de decir Lady Von Rochefort, que al igual que el resto mantenía un rostro inexpresivo- pues fue el mismo Shinou quien nos dio el aviso sobre el ataque que recibiría Shin Makoku, especialmente el palacio.

Con la mente aún confusa, el estratega se levantó de su asiento y se dirigió hasta el inmenso ventanal que se encontraba en la habitación, graciosamente la vista que mostraba era la del templo del rey original, siguió observando por algunos minutos más el paisaje tratando de despejar su mente pues no era momento para dudar sino para actuar, con pesar dio un enorme suspiro y posó su mirada nuevamente en sus acompañantes.

-Eso es imposible, pues una noche antes del ataque, su majestad Shinou desapareció del templo, al día siguiente se me notificó pero antes de que yo pudiese hacer algo se presentó el atentado y bueno, el resto de la historia ya la conocen-terminó de decir el peli-negro dirigiéndose nuevamente al lugar en el que había estado.

Ante lo dicho, pocos fueron los sorprendidos pues al parecer para los representantes de cada uno de los territorios no fue del todo impresionante lo que aquel joven había dicho-Siendo así ¿Por qué no nos informó de esto su santidad?-preguntó un tanto molesto el mayor de los hijos de la ex maou.

-Lo acabo de decir Lord Von Voltaire, antes de que pudiese hacer o decir algo Pacto de Sangre recibió el ataque, pero más importante aún, no parece sorprenderles a todos la noticia o ¿me equivoco?-dijo con tono suspicaz el gran sabio al notar el semblante serio de los integrantes de la mesa redonda.

-No, no se equivoca su santidad, ya era de nuestro conocimiento la desaparición de su majestad Shinou aunque si bien es cierto, no conocemos todos los detalles del cómo sucedió-contesto Waltrana tratando de aclarar la situación pues aunque fuera de su conocimiento el que el rey original ya no podía regresar a su santuario, no conocían concretamente las razones y al parecer no eran los únicos en esa situación.

-Entonces ¿cómo? Se supone que su majestad está desaparecido ¿cómo podría contactarse con ustedes?-comentó Naomi aún sin entender muy bien lo que los nobles trataban de decir.

-Una visión…

 

***

Continuaba caminando por los inmensos pasillos del lugar sin encontrar a la persona que buscaba, ya llevaba algunos minutos indagando por todos lados sin éxito alguno pero sobre todo no era de su total agrado los nuevos paisajes del castillo, los escombros, muebles quemados y demás eran gran parte de la nueva visión que mostraba Pacto de Sangre.

Siguió su caminó hasta que llegó a un pequeño y escondido jardín del palacio el cual también había sido arrasado por el fuego, creyó inútil buscar en aquel sitio, de hecho tal vez era tonto buscar a Greta en aquella parte del castillo ya que era uno de los lugares que fueron afectados en batalla, estaba dispuesto a irse y buscar en otro sitio, tal vez estaría con Anissina, con su madre o con alguna de las sirvientas preparando postres para la hora del almuerzo.

Estaba a punto de irse hasta que escucho el sonido de la tierra siendo removida, tal vez eran soldados reconstruyendo el lugar como el resto del edificio o eso pensaba hasta que escucho un ligero y débil tarareo el cual reconoció al instante, rápidamente se acercó hasta aquel lugar y frente a un pedazo de tierra se encontraba una pequeña castaña removiendo el resto de las hierbas marchitas o quemadas.

Lentamente se fue acercando sin hacer ruido alguno notando como la niña estaba tan concentrada deshaciéndose de la maleza que no notó como el rubio se paró detrás de ella, observo por unos instantes más a su querida hija, estaba tan aliviado de que se encontrara a salvo que lo único que quería en esos momentos era permanecer a su lado, mirando aquella sonrisa, su dulce rostro cubierto con algunas manchas negras debido a las cenizas y su traje lleno de tierra y plantas.

-Greta-llamó gentilmente sobresaltando a la pequeña, la cual ante el llamado giró velozmente su rostro encontrándose con el del oji-esmeralda y saltando inmediatamente hacia sus brazos.

-Wolfram, sabía que estabas bien, te extrañe mucho ¿Dónde está Yuuri? ¿También está bien?-preguntó de manera atropellada la niña mientras pequeñas gotas cristalinas recorrían sus mejillas.

Con delicadeza el ex príncipe deposito un beso en su frente y limpio aquellas lagrimas que la niña derramaba, imagino cuan preocupada y asustada debió estar su pequeña hija en el momento del ataque  pero sobre todo cuando tanto él como Yuuri  se fueron de Shin Makoku, se sentía realmente mal ya que no quería abandonar a Greta pero todo había sido tan rápido que no tuvo tiempo alguno para ir a asegurarse que estuviera a salvo, pero confiaba plenamente en que lo estaría pues como hija del rey debían protegerla.

-No te preocupes, Yuuri está bien, pero en estos momentos está atendiendo algunos asuntos del reino pero más tarde estará con nosotros-dijo de manera afable mientras acariciaba el cabello de la niña- pero dime  ¿Qué haces aquí? Puede ser peligroso estar sola en este lugar pues aún no ha sido reparado-comento mientras observaba como algunos escombros se tambaleaban desde lo alto de lo que un día fueron habitaciones.

-Este jardín era pequeño pero muy lindo y ya no queda nada de él, de vez en cuando venía a este lugar a jugar con Yuuri, además una vez también estuve pintando aquí contigo, por eso quería repararlo y darte la sorpresa a ti y a Yuuri para que cuando regresaran vieran este lugar bien y no todo vuelto cenizas- terminó de decir la castaña mientras bajaba la mirada y apretaba fuertemente la pequeña pala que traía en una de sus manos.

Wolfram observó hacia uno de los costados de la niña encontrándose con una pequeña caja llena de diferentes tipos de flores, tal parecía que todo aquello les había afectado a cada uno de los habitantes del reino a su manera, a unos más que otros sin embargo ese no era el fin, con una sonrisa en el rostro el rubio abrazo fuertemente a la niña, sin importar lo que pasar no permitiría que le borraran la sonrisa del rostro a su hija y la de Yuuri, se separó de ella, dobló cada una de sus mangas por encima de sus codos y comenzó a arrancar el resto de plantas que aún se encontraban en aquel pequeño jardín.

-Tal vez debamos pedir que nos traigan más flores y tierra, hay que llenar todo para que cuando llegue Yuuri se lleve una gran sorpresa-dijo el joven soldado.

-¡Si!-contesto con entusiasmo la pequeña, estaba realmente contenta de que sus padres hayan regresado, no había podido evitar preocuparse por ellos en todo ese tiempo, en la posibilidad de no volverlos a ver jamás, agito su cabeza tratando de desechar todas aquellas horribles ideas y continúo escarbando feliz de estar acompañada de su padre.

***

La tarde había pasado rápidamente y la mayor parte del tiempo lo dedico a traer de vuelta aquel pequeño jardín que era tan importante para su hija, estaba cansado pues no había podido tener un solo descanso desde que había retornado al reino, entre los asuntos políticos, el tiempo con Greta y demás asuntos lo estaban dejando totalmente exhausto pero más que nada estaba molesto, no por haber estado trabajando en el jardín bajo el fuerte sol ni que casi fueran aplastado tanto el como la pequeña por algunos escombros, sino porque durante todas esas horas el maou no fue a buscarlos como lo había prometido, entendía que habían muchos asuntos que tratar, sobretodo de suma importancia incluso el mismo se había hecho a la idea que era muy probable que la junta con los nobles se alargara más de la cuenta, pero ya estaba anocheciendo y tenía entendido que debido a un dictamen hecho por su madre, las reuniones de la mesa redonda debían concluir antes del crepúsculo.

Ya arto de tanto esperar se levantó del suelo donde había  pasado la mayoría del tiempo y dio una última mirada al lugar, poco quedaba de aquel sitio con el que se encontró hace algunas horas, todo estaba lleno de flores de diversos colores y aromas que le daban al lugar un toque más alegre, dirigió su mirada a su hija notando la alegría en su rostro, imaginaba cuan feliz debía estar por lo que habían hecho y sin duda alguna, le daba un aspecto menos sombrío al castillo pero sobretodo, después del susto con aquella pared que casi los aplasta, tuvieron que llamar a algunos soldados para que aseguran el jardín, ya no solo volvería a ser ese lugar pacífico y radiante que la castaña recordaba, sino que también seguro.

-Excelencia, la cena se servirá pronto- se escuchó decir a una peli-verde de anteojos, que los observaba desde el pasillo.

-Vamos en un momento, gracias Sangria-contesto Wolfram mientras observaba como la chica hacia una pequeña reverencia y se marchaba del lugar-Tal vez debamos tomar un baño primero-comentó el chico mientras observaba la ropa de ambos.

-Tienes razón, pero ya tengo mucha hambre, faltamos al almuerzo y no sé si pueda aguantar más sin comer-dijo la pequeña mientras sonreía y frotaba su estómago.

Ante lo dicho el rubio sonrió, era cierto, por estar ocupados arreglando el lugar y esperando al moreno no se habían presentado en el comedor aquella tarde, al menos debía agradecer que algunas chicas de la servidumbre les habían llevado algunos aperitivos pues de lo contrario tal vez ya hubieran sucumbido ante la falta de alimentos y el cansancio.

-Quizá por esta vez, no importe mucho el ir tan presentables como siempre ¿No lo crees Greta?-preguntó el chico con un tono juguetón a lo que la niña solo atino a sonreír.

Caminaron por un rato por aquellos pasillos en silencio, por su parte el oji-verde aún estaba un poco molesto ya que seguí sin creer que Yuuri los haya olvidado, entendía que ese no era el momento para ponerse de aquella manera pero ¿Qué más podía hacer? Sus sentimientos estaban al límite ya que su relación había dado un giro total, no se quejaba, por supuesto que no pero simplemente no podía reprimirlos, quería estar con su prometido pasar todo el tiempo a su lado, recuperar todo el tiempo perdido pero sabía que debido a la situación eso no podría ser, entonces recordó el besó en la tierra.

Recordó como en aquel momento se había quedado en shock sin poder creer lo que estaba sucediendo, como le era imposible creer  que aquellos labios que tanto había anhelado que lo besaran en ese instante lo estaban haciendo, fue entonces cuando las imágenes de aquella mañana en la alcoba golpearon su mente, sus labios siendo aprisionados por los del pelinegro, aquellas manos que recorrieron y sujetaron firmemente sus caderas, aquellos hebras de cabellos que jamás se cansaba de acariciar. Sin duda alguna quería más, quería amar a aquel debilucho de una manera que jamás se imaginó, besarlo, acariciarlo y sentirlo junto a él.

-Ya llegamos-dijo Greta trayendo de vuelta a la realidad al joven.

Ante el llamado Wolfram notó como él y la pequeña se encontraban frente a la inmensa puerta de madera que llevaba al comedor, paso una de sus manos entre sus dorados y delicados cabellos, tratando de calmar aquellas ansias de ver al maou y tomó la perilla. Al abrir la puerta se encontró con aquella inmensa mesa que bien conocía, siendo ocupada por una sola persona.

-Wolfram, me informaron acerca de tu regreso así como el del resto pero no te había visto en todo el día-dijo cierta peli-rosa, la cual era la única sentada en el comedor, al verlo llegar junto con la castaña noto el aspecto que ambos tenían, llenos de lodo y cenizas-Lindo atuendo.

-Hola Anissina, lamento no habernos presentado esta tarde, estuvimos trabajando en uno de los jardines, solo espero que madre no se moleste al vernos así-terminó de decir el chico tomando lugar a uno de los costados de la silla del rey, realmente se moría de hambre y aunque sabía que el aspecto era importante, tomó poca importancia al comentario de la chica concentrándose más en inspeccionar aquel sitio, estaría vacío sino fuera por ellos tres, comprendía la ausencia de los integrantes del consejo pero ¿Dónde estaba el resto?

-¿Dónde están los demás?-preguntó un tanto intrigado.

-Bueno, dado que no estuviste en el almuerzo no te enteraste de todo- contesto la científica tomando una pose más relajada- la reunión con los nobles fue prolongada, no salieron a probar bocado alguno ni ellos ni su majestad Yuuri, nadie ha salido de la sala de juntas así que no hay hora exacta en la que pueda terminar y al parecer Conrad sigue descansando, la herida fue más grave de lo que parecía pero lograron tratarla gracias a la intervención que recibió con anterioridad.

-¿Y madre?- dijo el rubio un tanto extrañado, si bien ya sabía la razón por la cual su prometido no había ido a encontrarse con ellos así como por qué el lugar estaba tan solo, por un instante se sintió mal ya que si todo eso se informó aquella tarde, quería decir que la amiga de su hermano había estado sola comiendo lo cual no debí de ser del todo placentero, pero lo que más le intrigaba era no ver a su madre pues temía que algo malo le hubiese paso durante el atentado.

-¿Sabes cuánto tiempo ha transcurrido desde que Pacto de Sangre fue atacado?-preguntó la chica.

-No

Al escuchar aquella contestación la oji-azul soltó un suspiro y miró firmemente al chico pues no entendía como el rubio, siendo como era, no se había dado a la tarea de informarse de todo como era costumbre fue entonces cuando dirigió su vista a la niña que jugaba con uno de los cubiertos, tal parecía que el ex príncipe se tomaba cada vez más enserio el papel de padre.

-Estos hombres que no se encargan de lo que deben-dijo de forma orgullosa- han pasado dos semanas, tras el atentado gran parte del consejo optó por poner nuevamente al mando a Cheri-sama hasta que dieran con el paradero de su majestad Yuuri, pero tu madre declino la oferta.

-Suena a algo que haría mi madre, después de todo no ha tenido gratas experiencias estando en el poder-terminó de decir Wolfram mientras observaba a la mujer que se encontraba frente a él, ambos sabían de lo que hablaban, de aquella guerra que tanto había marcado a su nación.

-Así es, no han sido muy buenas, sin embargo ante la falta de un representante tanto Gwendal como Gunter decidieron hacerse cargo de la situación con ayuda de los nobles pero al pasar una semana Cheri-sama decidió regresar a sus aventuras en busca del amor, al principio tu hermano quiso detenerla ya que la circunstancias no eran precisamente las mejores, pese a eso ella decidió irse argumentando que poca falta hacía en el reino pues quien realmente debía estar en este lugar era el maou, desde entonces se fue aunque ha estado mandando cartas de manera constantes informando su paradero.

-Ya veo- respondió en un susurro, estaba aliviado de saber que su progenitora estaba a salvo aunque no dejaba de sentir un mal presentimiento, no creía que haya sido buena idea que la rubia abandonase Shin Makoku en aquellos momentos, pues aunque el peligro ya hubiese pasado, seguían sin tener alguna idea de quién era el causante de todo aquello y si volvería atacar, observo nuevamente su entorno, notando aquel silencio al que no estaba acostumbrado, ya no escuchaba los comentarios de los soldados ni los chismes de las empleadas le era increíble como todo había cambiado de un momento, como aquellos días de  esplendor se veían en esos momentos tan inalcanzables.

***

Estaba cansado, no se imaginó en ningún momento pasar tantas horas encerrado en una habitación, agradeció al cielo cuando escucho decir a Gunter que la reunión había concluido, en ese mismo instante estaba preparado para salir corriendo y buscar a su prometido el cual, seguramente, estaría molesto por no haber pasado la tarde con él y su hija como lo había prometido pero antes de por lo menos tocar la perilla de la puerta fue detenido por una potente voz que le ordenaba, volviera a su lugar ya que la junta había terminado pero solo para los nobles, ya que el resto del consejo real tendría otra junta para tratar más concretamente los asuntos del reino y las acciones que se llevarían a cabo, es pocas palabras tanto él, como Gunter ,Gwendal y Naomi tendrían que seguir esperando pues incluso Murata se había apresurado en salir de la sala y dirigirse lo antes posible al templo.

Al salir de aquel lugar después de algunas horas más, pudo notar como la luna se posaba en lo más alto del cielo posiblemente estaría a punto de ser la medianoche y no había probado bocado alguno, bueno debía admitir que tampoco tenía hambre pues a lo largo de la junta les estuvieron llevando pequeños aperitivos aunque eso no justificaba la falta de una buena comida. Continuo caminando por los inmensos corredores del lugar observando todo a su entorno ya que en aquella zona del palacio todo estaba exactamente igual a como lo recordaba, los cuadros, jarrones y armaduras estaban en el mismo sitio, como si nada de lo que había acontecido días a tras fuera real, soltó un inmenso suspiro, quería ver a su prometido y realmente se había molestado por no haber podido pasar la tarde con él pero ¿Qué podía hacer? Con los nobles encima suyo y el reino envuelto en caos tenía suerte de que por lo menos lo dejasen salir a hacer sus necesidades, a lo que, por cierto debía agradecer  Murata y Gunter, pues de no haber sido por ellos quizá no tendría vejiga en esos instantes.

Ya frente a la alcoba real detuvo sus pasos, no estaba seguro de querer entrar pues no sabía si su prometido se encontraba dentro de aquella habitación y no es como si eso le molestara, pero de no estarlo era clara señal de que estaría molesto con él, decidido a entrar abrió la puerta de golpe encontrando como un pequeño rayo de luz alumbraba gran parte del lugar.

-¿Yuuri?-se escuchó decir a una voz proveniente del interior.

Ante el llamado el mencionado reconoció la voz, se introdujo de lleno al lugar cerrando tras de sí la inmensa puerta de madera y pudo notar como una silueta se iba acercando cada vez más a él, con forme el individuo caminaba la figura poco a poco era más reconocible, sonrió al notar el conjunto que la persona llevaba puesto, ya que jamás se cansaría de ver aquel camisón rosado que tanto lo hacía delirar.

-¿Por qué llegas tan tarde enclenque? Seguramente estabas en algún lugar lejano siéndome infiel ¿verdad?-dijo el rubio con el ceño fruncido y las manos en sus cintura.

-Claro que no Wolfram-dijo mientras sonreía, le parecía gracioso cuanta imaginación podía tener aquel chico para transformar todas aquellas horas de encierro y discusión política, en aventuras prohibidas-por cierto ¿Dónde está Greta? ¿No dormirá con nosotros?

-Estaba muy cansada y se quedó dormida en el comedor en cuanto había terminado su comida, pensaba traerla a nuestra alcoba pero en cuanto la tuve en brazos me pidió dormir con Anissina-termino de decir el oji-verde mientras observaba como el moreno se quitaba su saco obscuro y lo acomodaba en una de las sillas que había en el lugar.

-Con que era eso, terminé gran parte de mi trabajo hoy así que mañana tratare de pasar el día con ella-comentó el chico mientras desabotonaba algunos de los botones de su camiseta hasta que recordó algo, importándole poco la presencia de su prometido comenzó a buscar por la habitación las maletas que habían traído de la tierra, pues en la que él cargaba se encontraba algo de suma importancia-Wolf, no has visto el bolso que traía cuando llegamos al castillo.

-Sí, está dentro de una de las puertas de la cómoda, justo del lado donde duermes-dijo el ex príncipe extrañado por el comportamiento del pelinegro, el cual ante la respuesta rápidamente buscó donde le habían indicado, encontrando lo que buscaba y abrazando fuertemente aquel morral- ¿Qué tienes ahí adentro?

En cuanto escuchó la voz de su acompañante un sudor frío comenzó a recorrer su cuerpo, no era como si tuviese algo malo dentro de aquella mochila, pero si era algo que no podía mostrarle al chico-Nada, ¿Por qué lo dices?-contesto de manera nerviosa mientras ponía nuevamente el objeto en el lugar en el que había estado.

Notando el semblante nervioso del maou, el rubio se acercó velozmente a donde se encontraba el joven japonés, era claro que algo le estaba ocultando y talvez algo no tan buen ya que no quería mostrárselo.

-¡No!- gritó Yuuri interponiéndose entre el oji-verde y la cómoda.

-Muévete Yuuri-dijo el rubio en un tono amenazante dejando ver su descontento.

Al ver la mirada del chico, el moreno dudo por unos instantes ya que aquellos ojos le decían sin palabras que de no moverse terminaría calcinado, aun con el miedo invadiendo su cuerpo, volvió a negar con la cabeza, no permitiría que Wolfram viera lo que se encontraba dentro de aquel bolso.

Ante la negativa, el rubio optó por usar la fuerza para abrirse paso a lo que el moreno correspondió de la misma forma, así estuvieron por un largo rato uno tratando de abrir aquel mueble y el otro, tratando de alejar a su compañero de él, hasta que en un mal movimiento ambos terminaron cayendo al suelo, uno encima del otro.

-Demonios enclenque, eso dolió-dijo el ex príncipe mientras sobaba parte de su cabeza, aunque el golpe no había sido tan grave no dejaba de doler, fue entonces cuando notó como era observado por cierto pelinegro, el cual no apartaba sus ojos de él y de a poco comenzaba a acercar.

Por su parte Yuuri no dejaba de contemplar al chico que se encontraba debajo de él, le parecía tan hermoso que no podía apartar sus ojos, miraba sus mejillas, su cuello, su nariz, sus labios, todo lo que conformaba aquel perfecto rostro, hasta que lo hizo, atrapo aquella boca en un beso, primero suave, recorriendo y analizando cada parte de ella hasta que comenzó a abrirse paso, sintió como el cuerpo bajo suyo se tensaba para después dejarse llevar, alzó una de sus manos y acarició el sedoso cabellos del chico, bajando y recorriendo cada parte de la anatomía del mazoku hasta detenerse donde acababa el rosado camisón del rubio, quería más y más de aquel ser de ojos color esmeralda, quería sentirlo, amarlo, que las caricias que le proporcionaba se gravaran como fuego en su piel.

Jugo un rato con la tela que le impedía tocar directamente aquella tersa piel mientras seguía besando al rubio, como un niño travieso empezó a subir aquella prenda, acariciando las torneadas piernas del aquel demonio, aparto su boca de la contraria y observó a su prometido el cual respiraba agitadamente, probablemente aquella mañana se haya controlado pero en ese momento, no estaba seguro de poder hacer lo mismo, miró una vez más al rubio notando el sonrojo en sus mejillas, le parecía tierno y excitante, talvez demasiado hasta que decidió cambiar de objetivo pues no podía dejar de contemplar aquel delicado cuello que silenciosamente lo llamaba, se acercó hasta él, respirando su aroma para después comenzar a besarlo y morderlo, dejando notables marcar en aquel sitio.

-Yu-…Yuuri-dijo en un gemido el oji-verde captando la atención del otro.

Fue entonces cuando el moreno notó donde se encontraban, quizá el no tuviera ningún problema estando en ese lugar, pero no creyó que su prometido pensara de la mima manera, ya que él se encontraba recostado completamente en el piso, con pesar se separó del chico, el cual ante el acto solo aparto la mirada, probablemente creyendo que las cosas terminarían de esa manera hasta que sintió como unos brazos levantaba su cuerpo y lo recostaban en el colchón.

-Lo… lo siento, olvide que estábamos en el suelo-dijo el maou en tono nervioso.

Tras aquellas palabras un pesado silencio inundo la habitación, para Wolfram aquel momento significaba mucho tal vez más de lo que el pelinegro imaginaba pero también entendía que no solo era su primera vez, sino también la del moreno.

-No…No importan, después de todo eres un debilucho- terminó de decir el rubio antes de atrapar nuevamente los labios de su prometido.

Siguió besándolo hasta que sintió como una mano comenzaba a subir por su muslo, estaba nervioso, realmente quería hacerlo con Yuuri pero no sabía que hacer precisamente, en eso pensaba cuando notó como el besó se rompía poco a poco y la boca del maou volvía recorrer su cuello, mordiendo cada parte de él.

-Wolf-susurro el rey separándose del oji-verde y quitando lentamente su camiseta para volver a lo que hacía.

Continuo deleitándose hasta que comenzó a sentir que sus pantalones cada vez le apretaban más, especialmente en cierta zona, notando también el bulto que resaltaba entre las piernas de su prometido, al parecer no era el único afectado por aquella situación, fue entonces cuando cayó en cuanta de algo y trago en seco deteniéndose por completo ¿realmente estaba preparado para eso? amaba a Wolfram de eso no tenía duda alguna  pero ¿y si no era bueno? Estaba claro que esa era su primera vez en todos los sentidos, además tenía un problema ¿Cómo hacerlo con un hombre? Si bien, ya no era un inconveniente el que su prometido fuera un chico pero simplemente no sabía qué hacer, jamás se interesó en saber cómo complacer a una persona del mismo sexo, ni siquiera después de comprometerse.

Vaciló  algunos instantes, tal vez lo mejor era dejarlo hasta ahí pero simplemente no quería, respiro hondo y decidió continuar, no ganaría nada pensando todas esas cosas en esos momentos se dejaría llevar por todo lo que estaba sintiendo sin preocupación alguna.

-No tienes que hacerlo si no quieres-comentó el ex príncipe notando la duda en el rostro de su prometido, el cual se vio sorprendido ante aquellas palabras.

-No es eso Wolf, eso solo que… es mi… primera vez-dijo el moreno mientras apartaba la mirada del rubio.

-También la mía, pero… me alegra de que sea contigo… yo tampoco sé que hacer y estoy nervioso pero…-su objetivo era hacer sentir mejor a su prometido, pero ni el mismo sabía que era lo que trataba de decirle, se golpeó mentalmente por abrir la boca sin pensar, seguramente en esos momento el pelinegro se estaría riendo de él por parecer un enclenque.

Mientras tanto el pelinegro miró el nerviosismo en  la cara del rubio al notar lo que había dicho, probablemente no era un experto en esas cosas pero ¿Cuántas personas podían decir que habían hecho realmente el amor con la persona más importante de sus vidas? Pocas realmente pues para él, no era lo mismo hacer el amor y tener sexo, ya que la primera, era entregarse completamente a una persona y la otra, solo eran situaciones de una o dos noches y él, esa noche le entregaría todo lo que era a la persona que más amaba, sin reservas ni miedos.

-Te amo-dijo antes deshacerse completamente de las ropas del otro.

Escucho aquellas palabras y podría jurar que algo dentro de él estaba creciendo y se apoderaba de su ser, sentía que el mundo podría venirse abajo pero no importaría, con sus esmeraldas cristalizadas por las lágrimas, rodeo con sus brazos el cuello del moreno y lo acerco nuevamente a sus labios, si había algo que pudiese describir a la felicidad, era lo que estaba sintiendo en esos momentos.

Poco a poco comenzó a mover sus caderas conforme se besaban, tratando de incitar a su prometido, no soportaría un minuto más estar en aquella situación y sabía que no era el único, tras aquella clara invitación sintió como cuidadosamente las manos contrarias comenzaban a retirar aquella pequeña prenda que aprisionaba su miembro, tratando de no quedarse atrás,  con manos temblorosas bajó sus manos del cuello a aquel pantalón negro que permanecía cubriendo la parte baja del rey, quería quitarlo y poder contemplar aquel cuerpo que tanto deseaba pero simplemente no podía, hasta que en un acto desesperado, terminó casi arrancándolos junto con la ropa interior.

Ante lo sucedido, notó como el maou sonreía burlonamente, le parecía graciosa la desesperación de Wolfram al querer retirar aquella prenda, por su parte Yuuri continuo repartiendo besos en cada parte de la anatomía de su prometido hasta llegar a aquellos botoncitos rosas que desde hace algunos momento habían llamado su atención, deseoso por probarlos acerco su boca hasta uno de ellos y comenzó a lamerlo, mientras observaba como el rubio llevaba una de sus manos hasta su boca tratando de reprimir su voz.

Sonrió al notar lo apenado del chico, sin embargo le era tan excitante escuchar aquellos gemidos que no se contuvo a hacerlo de nuevo, así continuo por un rato, divirtiéndose en aquella zona hasta que un dolor punzante se hizo presente entre sus pierna, miró de reojo al chico el cual asintió entendiendo claramente la situación y abriendo sus piernas para que el maou se acomodara entre ellas.

Al estar entre ellas, el moreno logro ver la entrada de su prometido, le parecía tan estrecha que por un momento tuvo miedo de lastimarlo, sin embargo su deseo por unirse a él era más grande que con un poco de duda acerco su boca y comenzó a lamer aquel pequeño orificio, escuchando como los gemidos y alaridos del rubio diciendo su nombre eran cada vez más fuertes.

Se retiró de aquel lugar creyendo totalmente preparado al otro, sujeto su miembro posicionándolo en el orificio del rubio dispuesto a entrar-Si te duele mucho, por favor dime, no quiero hacerte daño.

Dicho eso, de a poco comenzó a introducir su pene mientras sentía como las uñas del oji-esmeralda desgarraban su espalda, ya completamente dentro de él espero algunos instantes hasta que el otro se acostumbrara, conforme pasaba el tiempo el ex príncipe comenzó a mover sus caderas en señal de que el otro podía continuar.

Sus movimientos eran lentos y pausados en un inicio hasta que de a poco comenzaron a tornarse salvajes y desesperados, Wolfram envolvió con sus piernas las caderas del maou buscando que las estocadas fueran cada vez más profundas y certeras, en cuanto Yuuri dio con aquel punto sensible que lo hacía perder la cordura olvido completamente el tratar de reprimir su voz, la cual aumentaba conforme las embestidas se tornaban cada vez más rápidas.

Así continuaron, entregándose mutuamente hasta que el rubio comenzó a tensarse, haciendo que sus paredes envolvieran cada vez más el miembro de su prometido, ambos sintiendo el final cerca buscaron desesperadamente sus bocas, uniéndolas en un intento de callar aquellos sonidos provocados por ellos mismos,mientras la esencia del rey era derramada en el interior del doncel y el otro, llenaba su abdomen de su propia naturaleza.

 

Notas finales:

Esta es la primera vez que escribo un capitulo como este, de verdad espero les guste.

Como siempre gracias por leer esta historia y espero sus lindos comentarios, también si tienen alguna clase de duda acerca del fic no duden en hacermela saber, yo tratare de aclararla en los comentarios o de ser necesario en el resto de los capitulos.

Hasta la próxima Bye Bye :3


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